Reunión pública de la CCI en Bélgica: ¿ Que actitud mantener ante la guerra imperialista?

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¿Qué actitud debe adoptarse ante la guerra? En multitud de artículos, discusiones en foros de Internet, en círculos de discusión y en otros muchos ámbitos, circulan explicaciones diferentes y muy diferentes criterios y opiniones ante este tema, lo que demuestra que muchas personas se plantean esta importante cuestión de forma muy heterogénea y que están buscando una respuesta adecuada. En esa búsqueda también podemos observar que se intenta comprender la relación que hay entre el hecho de la guerra y las causas de la misma, para poder denunciar adecuadamente a los responsables de tales atrocidades. En ese contexto hay una pregunta que, en nuestra opinión, es muy importante: ¿Cómo llamar a la lucha contra la histeria guerrera, con quién y contra quien?

La CCI afirma, al igual que un número cada vez mayor de grupos proletarios, que ante todo hay que denunciar la guerra desde un punto de vista internacionalista: no hay que elegir entre la peste o el cólera, no hay que tomar partido por ninguna de las partes beligerantes. Todos los países, por pequeños que sean, defienden intereses imperialistas, todos son peones activos en el tablero imperialista mundial del capitalismo moribundo. Sólo si somos capaces de destruir el capitalismo podremos acabar de una vez por todas con la guerra imperialista.

  En este artículo resumimos algunas de las principales cuestiones que se debatieron a raíz de una declaración que expuso uno de los jóvenes asistentes, así como otros temas que tuvieron cabida en esta extensa y muy provechosa reunión. 

 

La Declaración ante la guerra

El próximo domingo se celebrará una manifestación pacifista clásica (una especie de conmemoración ritual contra la invasión “ilegal” de Irak por parte de los EE.UU, aunque de entrada habría que preguntarse si una invasión tiene algo de legal). En mi opinión podríamos decir que esta manifestación no sirve para nada. Probablemente muchos estarán de acuerdo con este punto de vista, pero por un simple deber democrático debemos manifestarnos en la calle contra este tipo de barbaridades que se dan en el mundo... Han sido las luchas de emancipación y las manifestaciones a favor de ésta (...) las que han permitido cambiar positivamente el mundo (y, en modo alguno, lo han sido las invasiones de Irak, Afganistán o Somalia). El Líbano hoy en día está destruido e, incluso, sabiendo que Israel no ha ganado la batalla, debemos denunciar que ha sido la población civil de ese país y la del mismo Israel la que ha pagado los platos rotos de apetitos imperialistas (...). La situación en Afganistán no ha mejorado en nada desde la invasión americana. Los talibanes han sido, de momento, expulsados, pero Osama Bin Laden no ha sido detenido y, de hecho, grandes partes del país están actualmente bajo el control de los talibanes, y una vez más lo que hace que el país siga un tanto en pie es la cultura y el negocio del opio. Es fácil comprender que la población tenga una notable tendencia a virar hacia el extremismo político y religioso (...).

Nuestra tarea, como jóvenes, es no limitarse a una nostalgia estéril respecto a Mayo del 68, sino la de ofrecer una resistencia mundial contra la violencia guerrera que está hundiendo al mundo en una crisis social y ecológica. Ya seas ideológicamente ecologista, socialdemócrata, liberal, socialista, comunista, anarquista o sólo tú mismo, el mundo te necesita (...) ¡Otro mundo es posible!.

Estoy a abierto a debatir cualquier contribución a propósito de mis correos electrónicos, o de lo que discutimos en la manifestación.

 

Una reacción ante la Declaración

Este Llamamiento para protestar conjuntamente contra la guerra en Oriente Medio es sincero, honesto y serio. Lo apoyo y evidentemente voy a participar en la manifestación.

Quería señalar, no obstante, dos cosas:

En primer lugar, es cierto que debemos ser muy críticos respecto de los partidos y las organizaciones políticas que van a participar en la manifestación, porque aunque quizás no estén a favor de la guerra y luchen contra la miseria social en su región, eso no quiere decir que no defiendan sistemáticamente sus propios intereses económicos, imperialistas, militares, políticos y estratégicos. Hay una cuestión muy precisa a responder ¿quiénes son los que muy a menudo financian, ayudan a armarse a las organizaciones terroristas en sus países y, quien mantiene a organizaciones que son muy pequeñas comparadas con el Ejército norteamericano? Otro asunto muy concreto ¿Quién sabe que fueron los USA quienes formaron y prepararon a los talibanes para combatir al bloque ruso en la época de la Guerra Fría? ¿ Quién sabe que Francia y Bélgica jugaron un papel muy importante en el armamento que enfrento a las milicias de Ruanda que ocasionaron centenares de miles de muertos? ¿Quién sabe que potencias hay detrás de todos estos rivales y de donde sacan los terroristas su fuerza actual?. Los que, de una u otra forma, defienden a las organizaciones terroristas (no siempre de forma abierta) porque en algún modo serían “combatientes por la libertad”, o porque son los “débiles” ante potencias como los Estados Unidos de América, participan de hecho en el desarrollo de la guerra. Los terroristas son y siempre serán asesinos a gran escala porque alimentan el caos y la destrucción que hoy reina en Oriente Medio por objetivos tan imperialistas como los de sus rivales. Yo pregunto ¿Qué campo defienden estos abogados defensores de los terroristas?

En segundo lugar, la Guerra del Golfo en 1.991 fue aprobada por la ONU y, por tanto, era una guerra “legal”, pero eso no detuvo y no puede justificar los miles de muertos que hubo. Suponiendo que la actual guerra en Irak fuera “legal”, incluso suponiendo que Irak poseyera armas nucleares (como las tienen USA, Israel, India, China, Pakistán, Corea del Norte, el Reino Unido,...) no veo las razones por las que deberíamos apoyar esta guerra.

En mi opinión estos son los asuntos que hay que debatir.

¡Contra la guerra!, ¡Contra el terrorismo!, ¡Contra todo tipo de nacionalismo!

¡Por la paz!, ¡Por el internacionalismo!

 

La Discusión en la Reunión 

Tras la presentación de estas contribuciones de los compañeros y una introducción de las principales cuestiones a debatir, entramos en ellas

 

 

¿Es la guerra producto de la mala fe de los dirigentes políticos? El capitalismo es un sistema inhumano, y no puede producir más que dirigentes inhumanos que defenderán sus intereses a expensas de todo el mundo. Este sistema está basado esencialmente en la búsqueda del beneficio y la explotación de la clase obrera. La defensa de sanguinarios intereses imperialistas entre naciones que compiten por intereses económicos y estratégicos es la consecuencia inevitable que condiciona a todos los que detentan el poder.

¿Cuáles con las verdaderas causas de las guerras actuales? Esta cuestión está  directamente relacionada con la precedente, ya que las guerras capitalistas se desarrollan sobre la base de un terreno de rivalidad comercial sin tregua en un mercado mundial saturado. Desde el inicio del período de decadencia del capitalismo en 1914, todos los países, grandes o pequeños, son imperialistas, ya que el planeta esta dominado por un único sistema que quiere conquistar mercados y materias primas sin cesar. El resultado de la crisis económica, con todos los dramas humanos y la miseria que conlleva y que no cesan, se ve agravado y desarrollado por las guerras que aquí o allá estallan sin cesar. En el actual período histórico, estas guerras degeneran cada vez más, y ésta es su naturaleza esencial hoy en día, en confrontaciones puramente estratégicas entre Estados imperialistas.

¿Porqué ha sido invadido Irak por Estados Unidos, por el petróleo o por intereses estratégicos? La invasión de Irak, así como la guerra de los Balcanes o la de Afganistán, muestran concreta y claramente lo que debatimos, es decir que en el período actual todas las guerras han perdido su “racionalidad”. ¿Qué beneficio han sacado los países que han participado en ellas? En el período actual de decadencia del capitalismo y en la fase de su descomposición, el único beneficio posible es el de desarrollar posiciones estratégicas que sieguen la hierba bajo los pies al resto de rivales, aún a costa de no poder sacar ningún beneficio inmediato.

¿Por qué no existen actualmente bloques imperialistas, como en la época de la Primera y la Segunda Guerra Mundial y durante el período de la Guerra Fría? Es cierto que actualmente no hay una amenaza directa de guerra mundial que obligue a la formación de bloques imperialistas. Pero este hecho es la consecuencia directa de que vivimos en un período en el que ni la burguesía (con la guerra mundial) ni la clase obrera (con la revolución mundial) han podido imponer su respuesta a los problemas históricos de la sociedad capitalista. Estamos es una especie de “impasse” histórico, que la CCI hemos descrito como la fase de descomposición del capitalismo. En este período histórico, la perspectiva de la revolución puede desaparecer si la clase obrera no desarrolla una lucha consciente por su propia perspectiva de la emancipación.

 

¿Cómo luchar contra la guerra? 

En una segunda parte de la discusión que giro entorno a los medios para poner fin a la espiral guerrera del capital, y que, también son cuestiones que preocupan a muchos compañeros. La discusión abordó:

¿Puede el pacifismo poner fin a la guerra? La historia ha demostrado claramente que ninguna acción o manifestación pacifista contribuye a prevenir o a detener la guerra. Ni las deserciones, ni los actos de sabotaje, ni los tres millones de manifestantes congregados en Gran Bretaña han impedido al Gobierno laborista de Tony Blair atacar a Irak en compañía de los Estados Unidos. Los ejemplos de manifestaciones sin resultado ninguno antes de la Primera Guerra Mundial, y las toneladas de peticiones para frenarla en el caso de la Segunda, están ahí para atestiguarlo. Al contrario de lo que se cree, solo cuando la clase obrera se puso en movimiento se paró realmente la Primera Guerra Mundial. De hecho fue la oleada revolucionaria internacional que se desarrollo desde 1.917 a 1.923, la que la puso fin. Si la clase obrera no aparece como una alternativa real, la guerra se desarrolla hasta sus últimas y nefastas consecuencias, como pudo verse terriblemente en la Segunda Guerra Mundial con la destrucción total de Alemania y Japón, o como se ve hoy en día en Irak y Afganistán.

¿Por qué no se rebela mucha más gente cuando lo que está en juego es el futuro de la Humanidad? ¿Son tan diferentes los intereses de la burguesía y de la clase obrera ante la guerra? Estas cuestiones son claves para acabar de comprender que no existe ningún sector “humanitario” o bien intencionado en la burguesía por mucho que ésta lo proclame. En el “mejor” de los casos no expresan más que una cínica “compasión” ante las víctimas de la guerra. Cada fracción capitalista defiende con uñas, dientes, y el armamento más potente del que pueda disponer, sus intereses particulares y nacionales, se aferra a muerte al beneficio y la pervivencia del capitalismo y eso significa mantener, a toda costa, la competencia y organizarse para competir siempre con sus rivales, es decir, con las otras naciones. La clase obrera, por otra parte, no es sólo una víctima pasiva de las guerras y sus consecuencias. Por su naturaleza colectiva como clase que no tiene ningún interés especifico en mantener la supervivencia de este sistema, su resistencia al mismo en todos los terrenos comporta la posibilidad de ofrecer una alternativa a esta sociedad, una nueva sociedad basada en la defensa de las necesidades humanas. Solo la lucha internacional e internacionalista de la clase obrera,  puede poner fin a las amenazas de guerra de todas las potencias imperialistas que pesan sobre la humanidad. ¡La guerra imperialista no puede detenerse ni acabarse hasta que no se destruya el sistema capitalista!.

Sobre estas cuestiones el debate dista mucho de haberse agotado e invitamos a los participantes, como hacemos ahora a nuestros lectores, a continuarlo a nivel internacional.

 

Traducido del nº 332 (julio 2007) de Internationalisme publicación en Bélgica de la Corriente Comunista Internacional.

 

 

 

 

 

 

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