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Una aclaración inicial: ¿Por qué eluden el debate con insultos y amenazas?
En la pagina web del grupo U.H.P. (¡Unión hermanos proletarios¡)[1] se ha publicado “Ciencia y arte del zoquete”, una respuesta a nuestro artículo de Acción Proletaria nº 178 donde denunciábamos la identificación como “lucha de clases” de la bárbara confrontación imperialista que actualmente tiene lugar en Irak.
Como vamos a ver, esta respuesta no responde prácticamente a nada, no ofrece nuevos datos que avalen su valoración de la situación en Irak, ni más argumentación que engordar caprichosamente el repertorio de manipulaciones, insultos y amenazas. Resulta muy significativo que, de entrada, pretendan descalificar la crítica que les hacemos arguyendo que ésta obedecería al despecho de una “relación” no correspondida: «no nos cabe duda que estos “buenos revolucionarios” han tenido como principal motivación para dedicarnos tan lindas palabras nuestro rechazo, frontal y rotundo, a mantener ningún tipo de relación con ellos» (Ciencia y Arte,...).
Para evitar cualquier confusión ponemos a disposición de cualquier lector interesado la correspondencia intercambiada, que consiste en una primera carta nuestra el 3-3-04, una respuesta de “UHP-Asturies”[2] el 24-3-04 y una tercera respuesta nuestra fechada el 11-4. En nuestra primera carta decíamos: «Hemos leído con atención diversos textos vuestros publicados en folletos contra la guerra que nos han hecho llegar diversos grupos (Otra guerra es posible, Guerra a la Guerra) y hemos podido constatar con simpatía una coincidencia con lo que nosotros también defendemos», precisando, sin embargo, que «No sabemos las posiciones de las que os reclamáis aunque nos parece muy alentador que os hayáis dado el nombre de una experiencia del proletariado –Uníos Hermanos Proletarios-. De todas formas, pensamos que aunque las tradiciones políticas en las cuales asentemos nuestra actividad no sean coincidentes ello no debe impedir el poder discutir, conocerse mejor y actuar en común contra los problemas que, en cantidad y calidad cada vez más grandes, provoca el sistema social capitalista: guerras imperialistas, desempleo y miseria crecientes, destrucción sistemática del planeta, barbarie, degradación moral».
Sí intentamos una toma de contacto fue por que los documentos firmados “UHP”[3] denunciaban claramente la guerra imperialista de Irak (marzo 2003), denunciaban sin paliativos a los dos bandos (el pro-americano y el germano-francés de “oposición”), combatía igualmente el pacifismo y señalaba que la única alternativa a la masacre imperialista era la lucha por la revolución proletaria mundial. En ese sentido esos textos tendían a converger con la posición que siempre ha defendido la CCI y era de lo más natural que intentáramos tomar contacto.
Esta apertura a la discusión - lógicamente cauta, pues hay muchos grupos que dicen una cosa pero luego son y hacen otra completamente opuesta- venía reforzada por haber recibido en nuestro mail un llamamiento firmado por UHP a la “coordinación y acción común de los revolucionarios” que nos envió una persona que, luego lo aclaró, no estaba relacionada directamente con dicho grupo.
La respuesta que “UHP-Asturies” nos dirigió el 24-3-04 fue un brutal portazo en las narices: «Señores: no les hemos hecho llegar ningún llamamiento y nos extraña muy mucho que alguien con dos dedos de frente lo haya hecho. En cualquier caso, y si hablamos de lo mismo, ese "llamamiento" no está dirigido a ustedes; sin duda no les disgustará en exceso esto que les aclaramos, pues ya cuentan con su alucinado "medio político proletario" para pasar el rato».
De esta respuesta se pueden decir muchas cosas pero hay una que destaca sobre todas: el escaso respeto que manifiesta “UHP-Asturies” hacia un compañero que se tomó en serio su manifiesto y nos lo envió: el pobre “no tendría dos dedos de frente”[4]. Por eso nuestra respuesta del 11-4-04 aclaraba que «En cuanto a lo de atribuir poca inteligencia a quien nos lo ha remitido, pensamos sinceramente que se trata de una más de las descalificaciones gratuitas que aparecen en vuestro correo del 24/03. A nosotros en cambio, la actitud de quién nos reenvía un documento que plantea un posible marco común de discusiones, debates, críticas entre aquellos que se reivindican de la revolución proletaria mundial como única alternativa posible a la perspectiva de miseria, guerras y barbarie que supone el capitalismo actual, nos parece una expresión de conciencia de la necesidad de un debate y clarificación del proletariado y de sus minorías más conscientes».
También pusimos de relieve una contradicción entre un Llamamiento, en teoría “abierto” a todos los que se sentían revolucionarios, y que en realidad excluía a la CCI y al “alucinado” medio político proletario: « Si tomamos la iniciativa de escribiros un correo para tomar contacto, fue porque tras una lectura atenta de la “Propuesta” vimos que encajaba en lo que es la CCI y el medio político proletario. Por ejemplo, de toda discusión o relación se debe excluir “a nuestros naturales enemigos, los socialdemócratas, estalinistas e izquierdistas de todos los colores”. Lo que tiene en común el actual Medio Político Proletario es precisamente que se reivindica del combate y la denuncia de los partidos “socialistas” (desde 1914), de los PC´s y del trotskysmo desde que franquearan la frontera de clase al llamar al proletariado a participar en la IIª Guerra Mundial. Tampoco veíamos en los “siete discriminantes prácticos” que se enuncian en dicha “Propuesta” razón alguna para impedir una discusión a fondo, incluso para precisar mejor los propios “discriminantes” necesidad ésta que se reconoce en la propia “Propuesta”. Entonces ¿por qué se excluye a la CCI? ¿Existe acaso un 8º discriminante no escrito y que por tanto es desconocido por nosotros y por cualquiera que lea la “Propuesta” para eliminar de las discusiones a ciertas organizaciones?».
Volvamos ahora a la “ciencia y arte del zoquete”, respuesta a « la más importantísima organización interestelar del alucinógeno ‘medio político proletario’, la repugnante cci». Estas ironías iniciales no son sino un pequeño aperitivo de la ristra de insultos, descalificaciones y provocaciones que salpican en resto del texto. No perderemos el tiempo con ellos, nos concentraremos en responder con argumentos a lo poco que tiene de argumentado.
Sin embargo, el texto contiene un llamamiento apenas velado que no queremos pasar por alto. Empieza por insinuar que seríamos unos “zoquetes”, después da a entender, sin decirlo abiertamente, que estaríamos defendiendo la política de la burguesía[5], más adelante se nos acusa abiertamente de “racistas” recurriendo a hábiles sofismas, después somos calificados de “tontos del culo”, llegándose a la conclusión de que « la cci se compone, además de imbéciles, de manipuladores experimentados» y todo ello se remata con el siguiente llamamiento final: «CONTRA LAS CAMPAÑAS BURGUESAS DE FALSIFICACIÓN Y REPRESIÓN DE NUESTRAS LUCHAS! MUERTE A LOS IMBÉCILES».
El autor, a través de una cadena de silogismos deja caer un llamamiento a la “muerte de los imbéciles”, o sea, de los militantes de la CCI. Hemos entendido su mensaje “oculto” y denunciamos antes que nada su retorcimiento y cobardía. ¿Por qué no llama abiertamente a nuestro asesinato? ¿Por qué se molesta en hacerlo a través de la insinuación y la hipocresía?
Tiene desde luego un maestro en el llamado G”CI” (Grupo “Comunista Internacionalista”) una banda que en 1996 lanzó un llamamiento al asesinato de nuestros militantes en México[6].
Queremos decirle que no vamos a adoptar la actitud cristiana de poner la otra mejilla. Como no somos pacifistas tomaremos las medidas necesarias para defender a nuestros militantes[7]. Entretanto pedimos –como hicimos cuando la amenaza a nuestros camaradas en México- la solidaridad de todos los compañeros que quieren erradicar de las filas del proletariado los métodos propios de gángsteres consistentes en llamar al asesinato. Es posible que haya elementos que se reclamen de UHP quienes, aunque tengan serios desacuerdos con nuestras posiciones y se planteen contra nosotros críticas muy severas, no compartan sin embargo esos métodos. Les animamos a que expresen claramente su rechazo contra tales procedimientos y a que nos dirijan sin tapujos sus críticas.
¿Dónde está la lucha de clases en Irak?
El redactor o redactores se empeñan con una tozudez digna de mejores empresas, en que «la batalla principal que se desarrolla en Irak desde el principio de la guerra no es contra ‘la resistencia pro-Saddam’, ni la de los ‘chiítas’, ni la de los ‘sunnitas’, la batalla principal es mayoritariamente enfrentamiento entre dos clases: el proletariado y la burguesía (...) Hoy el proletariado iraquí, con todo en contra, con Irak convertido en el campo de batalla de las rivalidades imperialistas, con los locales de las organizaciones obreras asaltados, y los ‘dirigentes’ encarcelados, torturados, asesinados, está pese a todo resistiendo al encuadramiento, luchando a la vez contra el imperialismo extranjero y la burguesía local (islámica o laica, de cualquier color)...» (Arde nº 6: “Irak: contra la guerra de los ricos, guerra a los ricos”).
En su “Ciencia y Arte del zoquete” vuelven a emperrarse en lo mismo, aunque ya no les queda más remedio que constatar que lo que salta a la vista de la situación de Irak es el lodazal de peleas imperialistas entre fracciones de la clase explotadora (religiosas, nacionales, tribales, las fuerzas de ocupación, etc): «Nosotros, que rechazamos como reaccionarias las luchas raciales, religiosas, nacionalistas, hemos tratado de poner de relieve algunos elementos que indican que lo que hoy está teniendo lugar en Irak no puede reducirse a lo que los mass media nos venden sino que, por el contrario, el proletariado está actuando como clase. Podemos no conocer exactamente el grado de autonomía desarrollado por el proletariado, podemos desconocer el potencial de encuadramiento real desarrollada en Irak por el islamismo... pero lo que afirmamos sustancialmente es que en Irak está en marcha una guerra de clases entre explotados y explotadores, lo dijimos, lo decimos, y lo seguiremos diciendo mientras que consideremos que esto es así. Huelgas y manifestaciones de parados lo prueban. Y nos ceñimos a estas expresiones del conflicto clasista porque estas son las únicas que los “verdaderos revolucionarios” de la cci consideran “lucha de clases” (…) Lo demás, los sabotajes, los ataques armados contra personas y estructuras del poder capitalista, los saqueos, la destrucción de edificios estatales y símbolos del poder, para esta buena gente, no pueden ser sino obra del lúmpen o de “cualquier ridícula fracción burguesa que ni siquiera puede aspirar a formar su propio Estado”; y esto, por supuesto, no podemos compartirlo. Podemos admitir que parte de las acciones llevadas a cabo sean obra de alguna de las facciones burguesas en conflicto, pero afirmar que la totalidad de ellas llevan el sello burgués es una estupidez que no se sostiene».
De estas largas citas podemos deducir en qué consiste la “verdadera ciencia” con la que estos espabilados quieren fustigar la “ciencia del zoquete”: en primer lugar, afirmaciones de autoridad que hay que tragarse por artículo de fe (“en Irak está en marcha una guerra de clases entre explotados y explotadores, lo dijimos, lo decimos, y lo seguiremos diciendo mientras consideremos que esto es así” ), y, en segundo lugar, un juego de sofismas destinado a darle apariencia de realidad a lo que no es más que una invención (1ª premisa: Los medios de comunicación mienten y ocultan la lucha de clases. 2ª premisa: Los media dicen que lo que hay en Irak es una pelea de todos contra todos. Conclusión: Lo que existe en Irak no es tal pelea sino una lucha de clases).
Para evitar equívocos malintencionados queremos dejar claro que la CCI no ha negado jamás la existencia de expresiones de auténtica lucha de clases en Irak. Lo que decimos, ¡y salta a la vista!, es que lo que domina en Irak no es la lucha de clases sino de manera abrumadora la confrontación imperialista caótica entre las fuerzas de ocupación y las multiformes fracciones de la llamada “resistencia”, apoyadas cada cual por diversos rivales imperialistas de USA.
Ante ese alud de barbarie imperialista lo que defendemos los revolucionarios frente al proletariado de Irak y el del mundo entero es la necesidad de preservar su autonomía de clase contra ambos bandos en conflicto negándose a convertirse en carne de cañón de su sanguinario enfrentamiento.
Esa posición de autonomía de clase es la que defendían los primeros textos de UHP y lo que motivó nuestra toma de contacto. Lo que denunciamos en Acción Proletaria nº 178 es la traición de esa posición y su transformación en toma de partido por uno de los dos bandos en conflicto a través del expediente de convertir en “lucha de clases” el combinado de acciones de la resistencia, movimientos de masas dominados claramente por el chiísmo y otras fuerzas burguesas, todo ello embellecido con algunas luchas producto genuino de la resistencia de los explotados.
El redactor de “Ciencia del zoquete” tiene que reconocer en la práctica que muy pocos argumentos avalan su tesis de “la lucha de clases en Irak” pues “no conoce exactamente el grado de autonomía desarrollado por el proletariado”, tampoco sabe “el potencial de encuadramiento real desarrollado en Irak por el islamismo”. De hecho cuando trata de justificarse diciendo que “parte de las acciones llevadas a cabo sean obra de alguna de las facciones burguesas en conflicto”, elude expresamente referirse, en concreto, a cuáles de las que presentó como lucha de clases en el Arde nº 6, o de las que han sucedido desde entonces, no tienen nada que ver con la lucha de la clase obrera.
Una toma de partido por uno de los bandos imperialistas disfrazada como “lucha de clases”
2005 va a ser el año de Don Quijote, si nuestro hidalgo del siglo XXI, campando alegremente por el territorio iraquí en lugar de hacerlo por La Mancha, se empeña en transformar los molinos de viento burgueses en gigantes proletarios, poco podemos hacer para impedírselo. Lo que sí le vamos a impedir mediante el combate político es que trate de colar como “apoyo a la lucha de clases en Irak” lo que en realidad es una toma de partido apenas disimulada por el campo imperialista de la “insurgencia”.
La estratagema para hacer pasar el frente imperialista como “frente de la lucha de clases” consiste en dar el apelativo de “proletario” a movimientos controlados y dirigidos por fuerzas de la burguesía tales como el chiísmo, el islamismo, los post-sadamistas reconvertidos etc. ¿Cómo se justifica esta acrobacia? Se empieza por un dogma apriorístico: habría que «reconocer la acción del proletariado –por muy instintiva, débil o mistificada que pueda ser- ante los ataques del capital» (Arde nº 6)[8]. En una palabra, las acciones, masivas o militares, de la insurgencia iraquí y demás movimientos “contra el ocupante”, serían “proletarias” pese a que «en tal o cual acción pueda estar detrás una dirección burguesa».
No podemos sino darle la razón a nuestro autor cuando afirma “rotundamente” «las fuerzas ideológicas que, especialmente diseñadas para enredar y embaucar al proletariado presentándose como obreras y revolucionarias, conocemos como extrema izquierda realizan esta labor con particular eficacia». ¿Y cómo ejecuta con “eficacia” la “extrema izquierda” esa labor? Pues presentando tal o cual guerra en un país –en Palestina, antes en Vietnam y algunos trotskistas respecto a Irak- como un “movimiento de masas” proletario que lamentablemente tendría una “dirección burguesa”. ¡El mismo método para “enredar y embaucar” que emplea nuestro autor!
¿Cómo se ha justificado a lo largo del siglo XX, especialmente por parte de la “extrema izquierda”, el apoyo a guerras imperialistas? Pues presentándolas como “movimientos de masas” o resultado de la presión de “movimientos de masas” que lucharían “contra el fascismo”, “por la democracia”, “por la liberación nacional”. Desde luego esos “movimientos de masas” tendrían siempre el mismo “defecto”: estarían encuadrados por “direcciones burguesas”.
Desde luego a los autores de Arde no ha debido “arderles” demasiado la cabeza para descubrir su innovadora teoría de la “lucha de clases en Irak”. Toda la extrema izquierda (desde el trotskismo hasta el anarquismo oficial) es una consumada especialista en vender como “movimiento de masas” con “dirección burguesa” las causas imperialistas de la burguesía. Pero, Arde tiene otro maestro experto en esa “arte y ciencia”, no del zoquete sino del enredo y el embaucamiento: el llamado G”CI”. Su especialidad, aparte de llamar al asesinato de militantes comunistas, es «apoyar mediante hábiles subterfugios al Bloque Popular Revolucionario de El Salvador, el Zapatismo en México o Sendero Luminoso en Perú. Estos subterfugios han consistido en presentar las acciones encuadradas por esas fuerzas burguesas como “movimientos de proletarios en armas” (en el caso de Sendero Luminoso como “defensa de proletarios prisioneros”) haciendo creer que serían ellos quienes llevarían la iniciativa independientemente de la “dirección formal” que sería, por supuesto, “burguesa” y que el G”CI” “no apoyaría en absoluto”»[9]
Arde argumenta de la misma forma: en Irak esa «dirección burguesa [de los movimientos proletarios] no es más que la actuación de la burguesía para dirigir hacia su dirección la lucha y derrotarla» (Arde nº 6). ¡Nada nuevo arde bajo el sol! La única aportación de estos expertos en la sofística es una perogrullada de difícil digestión: ¡una “dirección burguesa” que no sería más que la “actuación de la burguesía” para “dirigir hacia su dirección”!
El “arte” de los autores de la “Ciencia del zoquete” es la prestidigitación: se hace desaparecer aparentemente la posición izquierdista clásica de toma de partido por uno de los bandos imperialistas en conflicto, se escriben incluso encendidas soflamas contra aquella para embaucar al público, para hacerla reaparecer al final disfrazada como “lucha de clases”, es decir, “movimiento de masas con dirección burguesa”. Eso más que arte son “malas artes”.
La violencia, el saqueo y la venganza no forman parte del programa del proletariado
Lo que distingue a Arde del izquierdismo clásico es que mientras éste justifica su apoyo a las causas imperialistas con tópicos como el “mal menor”, la “independencia nacional”, la “lucha por la democracia”, Arde utiliza el argumento de que estas luchas serían verdaderamente revolucionarias por el simple hecho de ser violentas, o por atacar a la propiedad privada, o, como en el caso de los sabotajes, porque les fastidiarían el negocio a los capitalistas.
La sociedad capitalista supura violencia y destrucción por todos sus poros. El abanico de formas de violencia que cotidianamente surge de sus entrañas en terriblemente variado: el terror del Estado burgués, la guerra imperialista, el terrorismo de bandas armadas del capital de los más variados pelajes (nacionalistas de “liberación”, nacionalistas xenófobos, nacionalistas fascistas etc.).
Junto a esas formas de violencia que son expresión de la clase dominante, existe la violencia de las clases explotadas y oprimidas. Pero esta violencia toma a su vez diferentes formas: la violencia de la pequeña burguesía, la del lumpen, la del campesinado y la violencia de clase del proletariado que es la única que es liberadora y representa el porvenir.
Nosotros siempre hemos defendido la necesidad de no hacer una amalgama entre este maremagno de violencias estableciendo distinciones claras entre ellas:
· La violencia de la burguesía consistente en la guerra, el terror del Estado (democrático o dictatorial) junto con la mayoría de acciones terroristas
· La violencia de la pequeña burguesía que en ciertos sectores de la misma toma formas de terrorismo
· La violencia del lumpen que toma formas caóticas de saqueo y destrucción nihilista
· La violencia de clase del proletariado basada en formas específicas de establecimiento de relaciones de fuerza contra el capital y su Estado: huelgas, manifestaciones, defensa de sus medios de lucha, la insurrección para la toma del poder y la defensa armada de la dictadura mundial de los Consejos Obreros.
Nosotros condenamos y denunciamos la violencia de la burguesía: el terror, el terrorismo (en la enorme mayoría de sus expresiones) y la guerra. La violencia de la pequeña burguesía y del lumpen la vemos ajena al proletariado[10], pero no la ponemos en el mismo saco que la violencia de la burguesía. Lo que condenamos con la máxima firmeza es la tentativa de presentar esa violencia desesperada, impotente y caótica, como arma del proletariado o, peor aún, como es el caso de UHP-Arde, como expresión de su lucha de clase.
La posición política de UHP-Arde consiste justamente en defender como expresión y arma del proletariado la violencia lumpen: “Pero la cci, expresión de un revolucionarismo bienpensante propio de ciertos “estratos acomodados” de la clase explotada y de la socialdemocracia, no puede sino indignarse por el “pillaje” (tomar lo que es nuestro), la “venganza” (el linchamiento y ejecución de exponentes de la clase enemiga), la “destrucción de fuerzas productivas” (edificios estatales, por ejemplo, u oleoductos y refinerías, estropeando el negocio de los ocupantes). Y se indigna porque definamos la cólera desatada del proletariado, su obra de destrucción, como “fiesta”. ¡Qué macabro!, se horrorizan. Naturalmente la insatisfacción de las necesidades, tras años de guerras, embargo, represión, que lleva al saqueo, no les parece tan macabro. Tampoco son macabros los edificios ministeriales desde los que se administraba, y se administra, la explotación, la represión y la muerte…lo macabro es destruirlo; son cosas del cristianismo marxista”.
Es decir, para UHP hay que reivindicarse del pillaje, de la venganza, de la destrucción de fuerzas productivas, todo eso sería una “fiesta”. Su campo es pues el lumpen. Eso no hace de UHP-Arde una fuerza burguesa, sin embargo, lo hace portador de una peligrosa amalgama: confundir el terreno del lumpen con el terreno del proletariado.
Y para defender ese terreno el redactor de la respuesta actúa con mala fe:
- nos acusa de revolucionarismo bienpensante, expresión de “estratos acomodados” de la clase explotada[11] y de la socialdemocracia.
- nos acusa de “cristianismo marxista”
No vamos a molestarnos en rebatir tan ingeniosas amalgamas. Un análisis somero de nuestras posiciones y nuestra práctica podrán convencer a cualquiera que no nos haya condenado de antemano o que no sea un “zoquete” (por emplear el término tan repetido por nuestro autor) de su ausencia de fundamento. Queremos ir a lo fundamental: no toda forma de violencia es coherente con la lucha del proletariado y, particularmente, la violencia lumpen que defiende nuestro autor es especialmente negativa y aniquiladora para su combate de clase.
¿El saqueo como forma de lucha? Pillaje ha habido en todas la épocas de la historia. Ha sido la práctica preferida de los ejércitos vencedores, también ha constituido la acción cobarde del lumpen en momentos de crisis social en el que la autoridad del Estado se debilita de forma más o menos momentánea. Cuando el proletariado tomó el poder en Rusia reprimió con energía los actos de pillaje y bandolerismo pues nada de eso sirve a los intereses de liberación de la humanidad.
De lo que se trata es de cambiar las relaciones sociales de producción y no de tomarse cada cual unas cuantas mercancías para su propio consumo. La visión lumpen del autor le impide comprender que el proletariado no aspira a repartirse las riquezas sociales de la misma forma que una cofradía de piratas se reparten el cargamento del barco saqueado, su objetivo es abolir la propiedad privada de los medios de producción como primer paso para garantizar la plena satisfacción de las necesidades de toda la humanidad. Tras el gritito radicaloide de “tomar lo que es nuestro” y el aspaviento no menos radical de “atacar la propiedad privada” lo que subyace es sustituir una propiedad privada por otra. Que esa propiedad privada se conquiste de forma ilegal y sin títulos oficiales no cambia un ápice su naturaleza totalmente reaccionaria. ¡No ha salido ni un centímetro del perímetro cerrado de la propiedad privada!
Nuestro redactor reclama el valor “revolucionario” de la venganza. Sí seguimos su razonamiento encontraremos que nadie más “revolucionario” que las clases dominantes que practican abundantemente la virtud de la venganza. Se vengaron con bárbaro salvajismo de la Comuna de París hasta el extremo de levantar el mastodóntico monumento de Monmartre como recordatorio permanente de dicha venganza. Se vengaron con el Nazismo contra el atrevimiento revolucionario del proletariado alemán, se vengaron con el sadismo del GULAG en Rusia contra una revolución momentáneamente triunfante. La justicia burguesa, como antes lo fue la justicia feudal, está basada en la venganza más atroz contra el proletario o el oprimido. Nuestro redactor, en su ofuscación, cree que el antídoto a la venganza es el pacifismo, la mansedumbre, el cristiano poner la otra mejilla. No entiende que sigue dando vueltas a la noria de la ideología burguesa que no admite más que esos dos polos aparentemente opuestos pero en realidad simétricamente complementarios. Es cierto que la explotación y la opresión producen sufrimientos sin límite pero ante esos sufrimientos un estrato social sin futuro solo sueña con la furia estéril de la venganza mientras que el proletariado, que representa el porvenir de la humanidad, a lo que aspira no es a vengar sus sufrimientos sino a abolirlos para todo el género humano. ¿Será capaz nuestro redactor de superar su ceguera para comprender esta diferencia?
El que nosotros alertemos al proletariado contra una peligrosa espiral de destrucción de fuerzas productivas engendrada por las contradicciones insostenibles del propio capitalismo, indigna a nuestro autor: «Es llamativo que la cci llegue al colmo de la indignación cuando constata que se destruye el “resultado del trabajo de millones de trabajadores de generaciones pasadas y presentes”. Bien, señores de la cci: todo lo que hoy vemos bajo el sol es el resultado del trabajo de millones de trabajadores de generaciones pasadas y presentes, luego todo debe ser respetado, nada destruido. Respetémoslo todo, alabemos y ensalcemos el resultado de siglos de acumulación capitalista. Al fin y al cabo, la revolución será un simple cambio de manos; tomaremos las centrales nucleares, las fábricas de misiles y cazabombarderos, las minas de diamantes, y las gestionaremos en beneficio de todos. Ese debe ser, entonces, el “proyecto revolucionario” de la cci».
Es posible que los cortos horizontes en los que se mueve el autor le impidan comprender de qué estamos hablando y se sienta obligado a hacer ironías a nuestra costa (pretenderíamos que la revolución mantendrá centrales nucleares etc.). Sencillamente, el problema que hoy se plantea al proletariado y al conjunto de la humanidad es el peligro de que el capitalismo nos hunda en una espiral de destrucción por la guerra, por la anarquía medioambiental, por la descomposición general del tejido social, de tal forma, que desemboque en una destrucción de las bases materiales del comunismo. El comunismo se basa en la abundancia, en partir del carácter social y mundial de la producción, legado histórico del capitalismo, del fantástico desarrollo de las fuerzas productivas que ello permite, para acabar con el carácter privado y nacional de su forma de explotación: trabajo asalariado y mercancía. El comunismo no es ni el reparto ni tampoco la destrucción de las riquezas existentes.
¡El capitalismo no necesita emuladores en el arte del terror y la violencia irracional, en la práctica del saqueo y la expropiación de la población mundial y el planeta entero, en la sed insaciable de venganza! Todo eso que nuestro redactor presenta como “radical” y “revolucionario” es en realidad la práctica cotidiana del capitalismo en descomposición!
Que los trabajadores se dejen influenciar por esa pulsión hacia la destrucción, que faltos de confianza en las posibilidades revolucionarias de la clase obrera se dejen llevar a una especie de aquelarre de violencia individualista y antisocial, es una tendencia que, además, en el actual período de descomposición capitalista, puede tomar un mayor peso sobre todo en sectores obreros que por su inexperiencia o por su situación desesperada, sufren más el peso de la pérdida de confianza en la clase obrera. Por ello el papel de los verdaderos revolucionarios es combatir esas tendencias y no, en cambio, alentarlas, dándole además la criminal apariencia de “liberación”.
Todo eso exige someter a discusión las experiencias pasadas y presentes de la lucha de clases, nos llama a entender en profundidad el período histórico actual, el de la descomposición terminal de este sistema. Esa claridad no puede ser sustituida con “frasecillas” ingeniosas, con silogismos chapuceros y malintencionados, con insultos y amenazas, sino con un debate franco. Nosotros, por nuestra parte, vamos a seguir contribuyendo a este proceso respondiendo a dos cuestiones que “Ciencia y arte del zoquete” embarulla con sus deformaciones:
* ¿Que significa la actual etapa de descomposición del capitalismo para la lucha del proletariado y el futuro de la humanidad[12]?
* ¿Cual es la verdadera lucha obrera, tal y como se ha manifestado históricamente[13]?
Acción Proletaria (CCI)).
[2] ¿Por qué de Asturies? ¿Habla en nombre de todos los grupos que se reclaman de las siglas UHP?
[3] En la respuesta del 27-3-04 se nos decía respecto a esos textos que « si bien han sido redactados y difundidos por compañeros nuestros y los asumimos en general, no son nuestros».
[4] Puede apreciarse la fruición con la que los redactores de estos documentos se dedican, cual mal profesor, a ponerle orejas de burro a todo aquel que no está a la altura de su “arte y ciencia”. Si alguien cree de buena fe su llamamiento a la discusión y se lo remite a la CCI es que “no tiene dos dedos de frente”, la CCI sería una caterva de “zoquetes”,... Según el diccionario, zoquete en sentido figurado es una persona “torpe, de pocas luces”. No vemos que eso sea un insulto, pues cada uno da lo mejor de si mismo y si ha nacido con “pocas luces” o la vida no le ha permitido alcanzarlas no es su falta. Desde ese punto de vista no entendemos por qué para el redactor o los redactores de la “Ciencia y Arte del zoquete” semejante vocablo tendría un sentido peyorativo. ¿O es que acaso consideran que existe una “raza inferior”, la de los zoquetes, que, al dictado de su macabra consigna: ¡“Muerte a los imbéciles”!, merecería desaparecer?
[5] Sí su convicción es que nuestro grupo defiende la burguesía que lo diga abiertamente y que lo demuestre.
[6] Ver Acción Proletaria nº 131 “Los parásitos del GCI llaman al asesinato de nuestros camaradas en México”. Allí mostrábamos el método igualmente retorcido y manipulador de los individuos del llamado G”CI”. Veamos con qué “método” llamaban al asesinato de nuestros camaradas: empezaba por decir que porque habíamos denunciado a Sendero Luminoso nos habríamos hecho cómplices de la masacre de prisioneros proletarios. De ahí hacía la siguiente deducción “lógica”: «para la CCI, como para el Estado y la policía peruana, situarse del lado de los oprimidos es sostener a Sendero Luminoso». El siguiente silogismo decía: «en el campo obrero, se ha considerado como policía o soplón aquel contribuye a ese tipo de amalgama policial». Un nuevo eslabón en la cadena de silogismos es recordar que «son los mismos argumentos socialdemócratas que utilizaron los Domingo Arango y Abad de Santillán frente a las acciones violentas de los militantes revolucionarios». ¿Y cual es la conclusión de ese entramado de sofismas? «Y por este tipo de calumnia, cuya utilidad para el Estado es bien real, Domingo Arango recibió una bala en la cabeza y no podemos más que deplorar que Abad de Santillán no haya sufrido la misma suerte» (del nº 43 de Communisme, órgano del G”CI”)
[7] Ni el GCI ni el redactor (o redactores) que hablan en nombre de UHP son los primeros en lanzarnos tales amenazas. Nos reclamamos de una corriente política –la Izquierda Comunista- que en una de sus expresiones, el grupo BILAN, años 30, era perseguido por fascistas, demócratas y estalinistas y se veía obligado a ir a repartir sus hojas a las puertas de las fábricas con la pistola al cinto.
[8] El redactor recurre a la demagogia más rastrera: «En el mismo número de AP en el que estos necios tienen a bien “criticarnos”, reseñan un ejemplo, para ellos, de “reacción obrera” en Alemania. ¿En qué consiste esta “reacción”? En una huelga, convocada y controlada absolutamente por el sindicato-empresa IGMetall (…) si la lucha de los proletarios iraquíes está parcialmente controlada por el islamismo, el panarabismo o la extrema izquierda, no hay siquiera “revuelta interclasista” sino descomposición capitalista. Ciertamente, un razonamiento exquisitamente…racista». Cuando la clase obrera lucha, la burguesía no le deja el terreno libre, despliega inmediatamente sus sindicatos, sus partidos de “izquierda” y “extrema izquierda”. Ahora bien, el terreno de la lucha es, al menos en su arranque, el terreno de la defensa de las reivindicaciones de clase. En cambio, el terreno que prevalece en Irak no es un terreno de clase sino un terreno imperialista de luchas por intereses burgueses (nacionalismo, étnicos, religiosos…). Como en otras muchas partes de su texto, nuestro autor reduce su “ciencia y arte” a la sofística: 1º) “Las luchas obreras están mistificadas”; 2º) “Los obreros están mistificados por fuerzas burguesas en Irak”; Conclusión: “Lo que pasa en Irak es lucha de clases”…
[9] Artículo antes citado de Acción Proletaria nº 131
[10] Para impedir que Arde juegue con su arte y ciencia de las amalgamas queremos aclarar que nosotros no condenamos las revueltas sociales ni en Argentina ni en ningún otro punto del planeta, como tampoco adoptamos la misma actitud ante la violencia de la burguesía que frente a las expresiones de rabia desesperada que muestran sectores y capas sociales no explotadoras. Lo que si denunciamos es que grupos como Arde o el G “C”I quieran presentar las revueltas interclasistas o esa violencia sin futuro como expresión, e incluso la expresión más avanzada, de la lucha de la clase revolucionaria, el proletariado mundial.
[11] ¿A los que habría que “eliminar”?
[12] Esto lo haremos en respuesta a las torpes ironías que el redactor de la “ciencia y arte del zoquete” se permite sobre la teoría de la descomposición del capitalismo, supuesta “invención” de la CCI.
[13] Aquí responderemos al ataque sucio y calumnioso que el autor de Arde lanza contra el proletariado mundial.