País vasco ¿Qué hay detrás de la ilegalización de Batasuna?

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No pretenden acabar con el terrorismo sino meter en cintura al PNV

El Frente Nacional Español que forman con disciplina de hierro el PP y el PSOE presentan la nueva Ley de Partidos Políticos y la subsiguiente ilegalización de Batasuna como un medio para "acabar con la lacra del terrorismo". Sin embargo, como ha sucedido en otras muchas ocasiones con la política de la burguesía, existe un abismo entre el objetivo que se proclama cara a la galería y lo que verdaderamente se persigue.

En Acción Proletaria nº 156 dijimos que "el verdadero conflicto en el País Vasco es la pugna, durante muchos años soterrada y bajo mano, entre el PNV y el poder central español". En ese mismo artículo señalamos que "ETA-HB representan una fracción minoritaria dentro del conjunto de la burguesía. No gozan de los medios que tienen sus rivales más poderosos ya cómodamente instalados. Por ello, su estrategia de atentados y de terrorismo callejero está indefectible condenada a ser manipulada e instrumentalizada por padrinos de mayor rango". ETA-HB están cada vez más debilitadas por diferentes razones: los golpes policiales; la actitud francesa cada vez menos permisiva; la ofensiva del PNV-EA para arrancarle crecientes porciones de su clientela tradicional ... Por ello no tienen capacidad para actuar con una política propia y los distintos bandos en liza (españolistas, PNV, imperialismos extranjeros) se disputan el control de lo único que saber: la presión gangsteril a través de atentados y gamberrismo callejero. Completamente acorralados y en el marco de una situación general del capitalismo que hemos caracterizado por la tendencia a la descomposición que impulsa fracciones minoritarias de la burguesía a adoptar actitudes cada vez más irresponsables y suicidas, hoy ETA-HB dirigen el grueso de sus golpes contra sus aliados naturales del PNV. ETA rompió la tregua como presión al PNV, el zarpazo que éste le dio con las elecciones del 2001 quitándole la mitad del electorado, enconó todavía más su ofensiva. En los últimos días, los parlamentarios de HB en la cámara vasca frustraron la tentativa de PNV-EA-IU de presentar un recurso contra la Ley de Partidos y, por otra parte, mientras HB no opuso ninguna resistencia al cierre de sus sedes en Navarra a manos de la Guardia Civil, armó las mayores trifulcas posibles contra los cierres en el País Vasco que corrían a cargo de la Ertzaina, la policía que el PNV considera "su propiedad privada".

PP-PSOE dan una prueba más de la hipocresía que caracteriza a todas las fracciones burguesas, al presentar como "lucha contra el terrorismo" lo que es en realidad un nuevo ataque en toda la regla contra el PNV. Es puro cinismo utilizar el sentimiento de repudio y rabia que suscita la barbarie terrorista para emplear esos réditos político-ideológicos en una empresa que pretende en realidad responder al gol que se apuntó el PNV con su resistencia victoriosa en los comicios del 2001 contra la tentativa del Frente Españolista PP-PSOE por echarle del poder. Porque lo que hemos asistido desde hace 5 años es a un toma y daca continuo, a una espiral cada vez más violenta e irracional de golpes y contragolpes de unos y de otros. En 1997, PP-PSOE utilizaron las manifestaciones por el asesinato de Miguel Ángel Blanco para meter en cintura al PNV. Este respondió un año después con el Pacto de Lizarra y su famosa tregua. El bando españolista no paró hasta conseguir echarlo por tierra moviendo todos los resortes para que ETA matara y rompiera la tregua. El PNV respondió radicalizándose en su deriva "soberanista" a lo que el poder central español respondió con el famoso Pacto anti-terrorista con el objetivo declarado de desalojar al PNV del gobierno vasco en las elecciones del 2001. El éxito del PNV en estas le envalentonó en sus continuos desafíos al poder central. Este finalmente ha dado un nuevo puñetazo sobre la mesa con las dos medidas encadenadas de la Ley de Partidos y la ilegalización de Batasuna realizada desde todos los frentes: el político y el judicial con la presencia del inevitable Garzón que se apunta a todo lo que le pueda colocar en primera fila.

El encargado de hacer cumplir las medidas de ilegalización (cierre de sedes, represión de manifestaciones abertzales etc.) es precisamente el gobierno vasco pues ¡para eso se le han dado generosas transferencias en cuanto a orden público y policía!. De esta manera se le mete en una ratonera de difícil salida: si cumplen las obligaciones legales tienen que enfrentarse violentamente con los sectores abertzales que aspira, siguiendo la estrategia de las elecciones del 2001, a llevárselos a su redil. Si, por el contrario, quieren evitar el choque con sus aliados naturales (lo que Ibarreche llama eufemísticamente "evitar que los vascos se partan la cara entre ellos") tienen que lanzar un desafío frontal al Estado español, que es precisamente lo que éste espera para tomar las medidas más severas contra ellos.

Para salir del paso intentan un equilibrio en la cuerda floja. Sabotean todo lo posible el cumplimiento del aluvión de providencias del juez Garzón, hacen como que reprimen y pactan al final con los manifestantes batasunos, tras unos cuantos cierres de sedes dejan poco a poco las cosas como estaban, defienden indirectamente a los cargos electos batasunos ...

Pero con esta política de medias tintas lo único que hacen es echarse encima a tirios y troyanos. Por un lado, el PP -y con más "moderación" el PSOE- no se cansa de denunciarlos como "cómplices de los violentos" o, como vocifera Iturgaiz, "abogados de ETA". Pero, desde la trinchera opuesta, las hordas batasunas están cada vez más polarizadas contra el PNV y, en éste mismo, surgen voces discrepantes como la muy peligrosa del sindicato ELA-STV que ha lanzado una violenta requisitoria contra el gobierno Ibarretche por haber reprimido la manifestación abertzale de Bilbao.

El contragolpe del PNV no se hará esperar

Lo que se perfila no es una aminoración progresiva de las tensiones sino justo lo contrario: una nueva agravación que hará que el interminable contencioso alcance un nuevo nivel de enfrentamiento mucho más peligroso. Si hemos visto que la situación desde hace más de 5 años se ha caracterizado por una espiral creciente de golpes y contragolpes, si a una andanada del bando españolista ha sucedido un cañonazo de sus rivales, todas las condiciones están dadas para que el PNV lance su contraofensiva.

Ninguno de los dos contendientes puede retroceder. Cualquier retroceso sería fatal para sus intereses pues no haría sino enardecer al contrario. No pueden retroceder en primer lugar por el contexto de aceleración de la crisis económica que hace que haya cada vez menos pastel que repartir y los rivales traten de agrandar su parte a costa de los otros. En segundo lugar, porque la descomposición que preside hoy la evolución imperialista, política e ideológica del capitalismo, hace que fracciones como el PNV se lancen a un juego cada vez más peligroso.

El PNV, al hundir sus raíces en arcaísmos forales de signo feudal, ha tenido siempre una política esquizofrénica de "doble personalidad" jugando simultáneamente la carta "autonomista" de "convivencia en el marco del Estado español" y la carta "soberanista" de "romper la baraja e ir hacia la independencia". Esta esquizofrenia no puede sino agravarse catapultándole a un juego tan irracional como peligroso de constantes amagos de "soberanismo", "superar el Estatuto", "convocar un referéndum" etc. Y justamente las tarascadas que le lanzan sus rivales españolistas- combinadas con la presión desde el otro lado de HB y ETA- le obligan a no quedarse en sus habituales amenazas e intentar hacerlas realidad lo que no puede sino tensar más y más la cuerda hasta acabar rompiéndola. A esa deriva de un enfrentamiento fuera de control contribuyen -y no poco- los imperialismos alemán y americano que de forma unas veces descarada y otras más discreta no han ocultado jamás su apoyo al PNV. Para ellos es muy importante utilizar los peligrosos malabarismos del PNV como un instrumento de presión sobre el capital español.

Evidentemente, éste último no puede ceder lo más mínimo y tiene que intentar todas las maniobras para acabar con el absceso vasco. En un mundo donde se agudizan tanto la concurrencia económica como las rivalidades y tensiones imperialistas, cualquier signo de debilidad puede ser fatal para los intereses de un capital nacional. El capital español no goza precisamente de una posición particularmente aventajada y últimamente hemos podido ver como se multiplican las provocaciones de sus rivales. Así vemos el frente abierto con Marruecos -descaradamente alentado por el Gran Padrino americano- que dio lugar a la grotesca exhibición de la isla del Perejil. Estados Unidos, Alemania, Francia, son cada vez más exigentes y hasta el vecino portugués ha tenido el atrevimiento de criticar la "invasión económica del capital español". Al mismo tiempo, en el frente interior, pese a no tener las mismas aspiraciones que sus colegas vascos, los hombres de Pujol siempre andan con su escopeta cargada. El margen de maniobra es cada vez más estrecho y por ello solo hay una respuesta posible que es la mano de hierro contra el PNV.

El proletariado debe rechazar tanto la lucha contra el "fascismo español" como la "defensa de la España de las autonomías"

De todas las clases e instituciones de la presente sociedad únicamente el proletariado tiene la capacidad histórica de resolver la situación destruyendo el capitalismo e instaurando una sociedad, donde al abolir Estados y las clases, se cree progresivamente la humanidad unificada, una comunidad de hombres libres e iguales.

Si es evidente que esa perspectiva es hoy todavía lejana también es cierto que hemos de dar todos los pasos que la vayan acercando rechazando aquellos que la alejan o que pueden acabar destruyéndola definitivamente. La autonomía política del proletariado negándose a escoger plato en este menú envenenado es la orientación que permite a éste avanzar en su propia perspectiva histórica. Concretamente hay que rechazar con toda firmeza el nacionalismo gran español encabezado por el dúo PP-PSOE, el nacionalismo vasco del PNV y el vasco-radicalismo de ETA y sus cachorros. Todos son peor, todos son enemigos del proletariado y de toda la humanidad.

Actualmente, el gobierno PP y todo el capital español han dado un paso que puede tener importantes consecuencias con la Ley de Partidos y la ilegalización de Batasuna. Las puertas están abiertas para lanzar la represión contra grupos que "justifiquen la violencia" incluyendo ahí rivales considerados peligrosos y, a término, a los propios grupos revolucionarios. Por ello, en el País Vasco pero también en el resto de España, se han levantado voces que piden una movilización contra el "fascismo español" supuestamente encarnado en el PP a través de sus medidas contra Batasuna o, las más recientes contra los emigrantes o los pequeños delincuentes.

Hay que dejar claro que calificar como "fascismo" esas medidas supone ocultar que son el producto del conjunto del capitalismo. Es este sistema social y, en primer lugar, su representante -el Estado llamado "democrático"- el responsable de la represión y la xenofobia. Atribuir el problema al "fascismo" supone lavarle la cara al capitalismo y al Estado "democrático", supone crear un espantapájaros para desviar sobre él las iras y las preocupaciones del proletariado y de la gran mayoría de la población.

En primer lugar conviene recordar que la tendencia a un aumento de la represión y de la brutalidad contra los emigrantes, las minorías raciales etc., se ha acelerado a partir del Estado oficialmente considerado como "el más democrático del mundo", Estados Unidos con su "guerra contra el terrorismo" . En segundo lugar, tanto la Ley de Partidos Políticos como las medidas contra la "inseguridad ciudadana" han sido decididamente impulsados por el PSOE que ha sido el primero en plantear estas acciones, superando incluso las reticencias y vacilaciones del PP. No podía ser de otra manera pues el PSOE, como partido de izquierda capitalista que es, tiene una visión más global de lo que necesita el Capital Español en cada momento y es menos propenso que la derecha a dejarse llevar por intereses particulares centrífugos.

En realidad no solo hay una perfecta concordancia entre la Derechona con "proclividad fascista" de Aznar y la "Izquierda" de las "buenas maneras" del supuestamente melifluo Zapatero, sino que más bien éste último lleva una política de "lanzar la piedra y esconder la mano". En un primer momento, empuja todo lo posible al PP a adoptar las medidas más duras para después, una vez llevadas a cabo por éste, "lamentarse" y "echarse las manos a la cabeza" por los aspectos demasiado exagerados o poco presentables de su aplicación.

La más clara conciencia tiene que desarrollarse en las filas proletarias sobre la realidad de que no se puede elegir entre los dos indigestos platos ideológicos que le sirven para desviarlo del camino de la lucha de clases: de un lado, abertzales, izquierdistas y de forma más "moderada" PNV e IU agitan el fantasma del "fascismo español". Desde la otra acera, PP, PSOE, apoyados por intelectuales orgánicos como el nefasto Savater, presentan la defensa de la "democracia" que sería "inexistente" en Euskadi y del Estado de las autonomías como el objetivo frente al cual hay que renunciar a "intereses egoístas".

Smolni 17-09-2002

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