Crisis alimentaria: El capitalismo nos va a matar de hambre

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El artículo que publicamos a continuación ha sido elaborado por los compañeros del grupo Internasyonalismo de Filipinas. Este documento nos muestra el cinismo con el que la clase dominante en Filipinas, ya sea en el Gobierno o en la oposición, trata los sufrimientos de la población debidos a las crisis alimentarías. Estas crisis no son el resultado de las malas cosechas sino el resultado del deseo insaciable de beneficios de la economía capitalista. Las víctimas de toda esta situación son la clase obrera y las masas de desheredados golpeados de lleno por el aumento desmesurado de los precios de los alimentos. Esta terrible situación va a desarrollarse a peor, porque la clase capitalista destruye progresivamente el sistema ecológico del que depende la producción de alimentos del conjunto de la humanidad.

A lo largo de este documento se puede observar el nefasto papel que juegan en la crisis alimentaría la producción de biocarburantes y la degradación de las zonas productoras de arroz. En ese contexto, debemos tener en cuenta, el papel que juegan los intereses del capital especulativo. Según Jean Ziegler, comisionado especial de la ONU sobre los derechos alimentarios, al menos el 30% del aumento de los precios esta directamente ligado a la especulación. Los capitales especulativos de los mercados inmobiliarios de Estados Unidos y Europa se ha orientado vorazmente hacía los mercados de bienes de consumo y, en especial, hacía los productos alimentarios.

 

La crisis alimentaría mundial

 

Este fenómeno ha sido recientemente "descubierto" por los medios de comunicación, pero no ha dejado de desarrollarse de forma sistemática desde hace décadas. Las revueltas del hambre en Haití, Bangla Desh de Pakistán o de Egipto han llevado al primer plano de la actualidad este fenómeno de las consecuencias del incremento vertiginoso del precio de las materias primas, pero el hecho es que es el resultado directo de décadas de estragos del capitalismo. En Filipinas, durante un tiempo, los Gobiernos nacionales, como el de Arroyo, intentaron ignorar los signos de una crisis en gestación, incluso cuando los precios del arroz aumentaban de forma vertiginosa (hasta un 34 % por año)[1]. La presidenta de Filipinas en aquella época ironizaba diciendo que estos hechos nada tenían que ver con una crisis alimentaría porque, decía,  " ...esto es un fenómeno físico cuando se ve a mucha gente haciendo cola en las calles para comprar arroz. ¿Veis hoy colas en las calles?[2] ..". Actualmente vivimos, a escala mundial, una inflación de los precios de los productos alimenticios, que afecta particularmente a los más básicos como el maíz, el arroz o el trigo. Según la FAO (Organización de la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas) entre Marzo de 2.007 y Marzo de 2.008, ha habido una aumento de un 88% de los cereales, un 106% de los aceites y las grasas y un 48% de los productos lácteos. Un informe del Banco Mundial señala que 36 meses antes de Febrero de 2.008, el precio global de los productos alimenticios había aumentado un 83% y que, esperaba que este aumento de precios se siguiera produciendo hasta el año 2.015 muy por encima de los altos niveles del 2.004[3]. En Tailandia, la variedad de arroz más popular, que se vendía hace cinco  años a 198 dólares la tonelada, alcanzó el precio récord de 1.000 dólares la tonelada el 24 de Abril de 2.008[4]. El mismo fenómeno se repite en el mundo entero. En Filipinas, el precio del arroz al pormenor ha pasado de 60 céntimos de dólar por kilo hace un año a 72 céntimos el kilo hoy en día. En un país donde 68 millones de personas (sobre un total de 98 millones) tienen para vivir dos dólares al día o menos[5], esta situación se ha convertido en una terrible pesadilla.

La crisis alimentaría  es el resultado de la crisis permanente del capitalismo desde finales de los años 60. Las diferentes economías nacionales luchan por mantenerse a flote en un mundo en el que la competencia es intensa en un mercado mundial saturado. En consecuencia, los gobiernos adoptan políticas destinadas a favorecer el crecimiento de las industrias o sectores que van a reportarles mayores beneficios más que partir de aquellas que podrían cubrir las necesidades de la población. La combinación de la utilización sin limites de los recursos naturales y la opción de la producción industrial por el beneficio, que aumenta los niveles de polución y las emisiones de gases invernadero a escala mundial, hacen que el capitalismo haya elegido la receta explosiva que contiene los ingredientes de su propia destrucción. En el terreno de la producción agrícola, la utilización de productos nitrogenados y la sobreexplotación del suelo para aumentar la producción avícola han destruido la productividad de centros agrícolas anteriormente fértiles. Si bien es cierto que la aplicación de métodos de cultivo más elaborados al comienzo de las revoluciones verdes condujo al mundo entero a un aumento de la productividad, no es menos cierto que hemos visto permanentemente una caída de la producción agrícola en todo el mundo. Según un informe del Instituto de las Ciencias de la Sociedad, con sede en Londres: ".....En India, el rendimiento en cereales por unidad de grano utilizado ha disminuido en dos terceras partes en los años de la Revolución Verde. La misma situación se da en todas partes. Entre 1.970 y 2.000, el aumento anual de empleo de granos de arroz ha pasado de ser de 3 a 40 veces superior al rendimiento conseguido posteriormente. Sin embargo, se constata, que en todas partes ha habido una caída absoluta de la productividad a pesar de la inyección masiva de granos, lo que ha hecho finalmente hacer explotar la burbuja de la revolución Verde. En los años 1.990, tras aumentos espectaculares en los primeros momentos de la Revolución Verde, los rendimientos comenzaron a bajar. En Luzón Central (Filipinas), la productividad de los cultivos aumento regularmente durante los años 1.970, se estanco en los años 1.980 y, desde entonces no ha dejado de caer. Situaciones similares se pueden observar en los sistema del cultivo del arroz y del trigo en la India y también en Nepal (...) Desde el 2.000, la productividad no ha dejado de caer, hasta el punto de que en los últimos 6 o 7 años la producción de trigo ha caído por debajo de los necesarios niveles de consumo..."[6].

La búsqueda del beneficio a cualquier precio en un sistema decadente ha generado tal nivel de contradicciones que ha conducido a la destrucción de la fertilidad natural del suelo. Están, de hecho, prácticamente agotados. Si bien es cierto que la economía mundial produce más comida que la que se necesita, una enorme cantidad de lo que se produce y distribuye por el comercio capitalista mundial se deteriora antes de llegar a los mercados, y cuando llega, millones de personas no tienen dinero para poder comprarlo. En última instancia, el punto final de esta crisis lleva a la pauperización de la clase obrera y al hundimiento de la mayor parte de la humanidad en la pobreza más absoluta, es decir a la indigencia y la miseria. A pesar de ello, la primera preocupación del capitalismo siempre es la misma, acumular plusvalía y jamás partir de la satisfacción de las necesidades de la sociedad.

 

La "crisis del arroz" en Filipinas

 

Según Arturo Yap, Secretario del departamento de Agricultura de Filipinas "...no estamos ante una crisis alimentaría, vivimos una crisis del precio del arroz. Cada uno buscamos soluciones innovadoras en nuestros países, es decir, como resolver no sólo la cuestión del aprovisionamiento sino también abordar los problemas del precio para saber como hacer para que las familias pobres puedan comer...". Este funcionario burgués señala que hay cinco problemas esenciales en la "crisis del arroz" actual en Filipinas que el Gobierno quiere resolver: en primer lugar un incremento de la demanda por el aumento de la población; en segundo lugar, los efectos del cambio climático sobre la producción; tercero, la explosión de la demanda de biocarburantes; cuarto, la conversión permanente de tierras agrícolas en tierras para otros usos y, finalmente, el mal mantenimiento de los sistemas de riego. A primera vista, parecen razones que pueden explicar adecuadamente las pretendidas causas de la "crisis del arroz" en Filipinas. Pero, el hecho esencial, es que: el cuadro real de todos estos elementos es, en última instancia, el sistema capitalista mundial de producción. Elemento sin el cual no pueden entenderse las raíces de los problemas alimentarios que se viven hoy en día.

La realidad es muy diferente a la que nos dibuja el Sr. Yap. Veamos. En primer lugar, el "aumento desmesurado de la demanda por el aumento de la población", no es más que una mala excusa para ocultar que todo lo que produce la economía capitalista esta orientado hacia la extracción de plusvalía y no a la satisfacción de las necesidades humanas. En segundo lugar, los efectos del cambio climático sobre la producción agrícola son también el resultado directo del sistema de producción capitalista. Por ejemplo, la industrialización por sí misma no es la responsable de los cambios climáticos, sin embargo sí que lo es la "...búsqueda del máximo beneficio y la indiferencia que ello provoca respecto de las necesidad ecológicas y humanas..."[7]. Todos los Estados capitalistas, incluyendo al filipino, que reconocen que la degradación del medio ambiente tiene un peso cada vez mayor, sabotean sistemáticamente la búsqueda de energías alternativas, más favorables para el medio ambiente. En tercer lugar, la creciente demanda de biocarburantes en detrimento de la producción agrícola  es en sí misma el resultado de una política deliberada de los Estados, incluido el Gobierno de Arroyo, que busca librarse del peso de la dependencia de su producción industrial respecto de las necesidades de petróleo que dependen del exterior. En todos los casos, intentar rebajar las necesidades de dependencia respecto del petróleo arguyendo "motivos sociales" no hace más que debilitar la capacidad que tiene cada Estado en invertir en medios para la producción militar y de guerra. Por tanto, no es una preocupación por el medio  ambiente lo que mueve a desarrollar a los Estados una política de aumento de los biocarburantes , sino la necesidad de cada Estado de ser lo menos dependiente posible del petróleo. Hay que subrayar el hecho de que ya durante la Segunda Guerra mundial y los esfuerzos de guerra que supuso para los llamados Aliados y para los países del Eje , fueron utilizados tanto por los Estados Unidos como Alemania los biocarburantes aparentemente descubiertos en la actualidad. En Filipinas, la transformación de la producción agrícola en producción de biocarburantes  responde a los esfuerzos del Gobiernos filipino por conseguir la mayor parte posible de ingresos en dólares. En cuarto lugar, la transformación sistemática de tierras cultivables en pequeñas parcelas, en terrenos de golf, complejos industriales, etc., es también el resultado de una política premeditada y deliberada de los Gobiernos de todo el mundo. Las décadas de política del viejo CARP (Programa Comprensivo de Reforma Agraria) han sido un fracaso y un desastre al mismo tiempo. En un contexto de intensa competencia en el marco del mercado mundial, destruir la pequeña producción agrícola a causa de los elevados costes de inversión y del endeudamiento creciente, ha obligado a los agricultores, bien a abandonar las tierras, o bien a plegarse a las condiciones leoninas de los grandes propietarios para arrendar de forma precaria sus tierras, práctica dominante en la región de Mindanao en particular y, en el conjunto de Filipinas[8]. Por lo que respecta al problema recurrente de la desidia y mala gestión de los sistemas de regadío en Filipinas, la mala gestión y la corrupción del Gobierno, son una expresión de las formas ideológicas de la decadencia del capitalismo, período en el que el "cada uno para sí" reina como primer criterio en todas las decisiones.

Como no podía ser de otra forma la respuesta de cualquier Estado sometido a una crisis de gran amplitud en el marco de la decadencia del capitalismo, el Estado filipino, con el régimen de Arroyo, ha respondido a los problemas con una creciente intervención del Estado, política que ha sido apoyada por todas las formaciones de izquierda en este país. Tanto la Derecha como la Izquierda se han unido para decir que solo el Estado puede salvar a los obreros y a los desheredados de los sufrimientos del hambre y la miseria. Todos intentan ocultar que es el Estado el principal responsable en mantener las reglas de la esclavitud asalariada e imponer todos los sufrimientos que exige el capitalismo en descomposición. Con la excusa de ser "más radicales", en sus palabras y en el contenido de su discurso, las diferentes corrientes izquierdistas hacen presión para que el control del Estado sobre la sociedad sea absoluto y agresivo. La crítica "izquierdista" según la cual la intervención del Estado no es "suficiente" y debería "aumentar" el presupuesto de agricultura, dar más "subsidios para el arroz" a los más "pobres de entre los pobres", y poner "limites" a los comerciantes privados que se lucran con la compra y distribución del arroz, demuestra que los izquierdistas quieren un control absoluto del Estado en la situación. Hasta tal punto llega su "radicalismo" que defienden el ideario de la necesidad  de una dictadura de partido y del totalitarismo - de hecho la antigua política de los llamados países "socialitas" con control completo del Estado sobre la sociedad. Quieren hacernos creer que serían los vestigios y las "soluciones" de la Revolución de Octubre de 1.917.

 

El capitalismo no tiene ninguna solución a la crisis de su sistema

 

 La Izquierda y la Derecha del capital van a presentar programas mistificadores que ocultan que no hay soluciones a la crisis en el marco del sistema capitalista. Las contradicciones entre las fuerzas y las relaciones de producción han llegado a su punto más elevado. No puede haber ningún tipo de intervención "reformista" o "parcial" del Estado que pueda dar una solución al problema de fondo: el capitalismo y sus leyes económicas no puede llevar más que a una crisis de destrucción cada vez más intensa del medio ambiente. Cualquier solución que nos propongan en el marco de las leyes capitalistas conducirá a un deterioro mayor de las condiciones de vida de la clase obrera y de las masas desheredadas. Aunque el Estado pudiera ejercer un control absoluto sobre la vida económica  de la sociedad, la crisis continuaría intensificándose por el hecho de la saturación del mercado mundial y la incapacidad de las masas obreras y desheredadas para adquirir lo bienes de consumo que existen en el mercado mundial sobresaturado. La historia ya ha demostrado, con creces, que el capitalismo de estado y el totalitarismo son respuestas fallidas del capital ante una crisis que cada día se intensifica. La caída del "imperio soviético" en los años 1.990 es una prueba irrefutable de lo que afirmamos.

La solución de la crisis no se puede encontrar en un sistema agonizante, sino fuera y al margen de él. Solo puede darla la clase que detenta los gérmenes de la futura sociedad. Solo esta en manos de la clase obrera. La solución no puede venir, como nos demuestra la historia, ni por la vía de las reformas, ni por la transformación pacifica del capitalismo al socialismo. La solución no se encuentra en el control absoluto del Estado sobre la vida de la sociedad, sino en la destrucción del capitalismo y del Estado que le sirve como aparato de dominación. En otros términos, la solución a la crisis alimentaría, pasa por  destruir el sistema basado en el beneficio para sustituirlo por un sistema basado en la satisfacción de las necesidades humanas.

La primera etapa en esta dirección de la transformación revolucionaria de la sociedad no puede llegar de la actitud reformista de las organizaciones izquierdistas del capital, porque como hemos demostrado representan la intervención absoluta del Estado Burgués. No hay posibilidades de realizar un cambio revolucionario basado en la vía política pacifista y "legalista" de los "lakbayan" (marchas de protesta) popularizadas por las formaciones izquierdistas en Filipinas. No puede venir tampoco por la vía del sindicalismo. Únicamente está en manos de la clase obrera[9], que tiene que enfrentarse a los ataques del capital en su propio terreno de clase, con sus propios órganos unitarios de lucha, las asambleas obreras, el embrión de los Consejos Obreros.

 

¡ Trabajadores del mundo, uníos ¡. Solo el camino de la unidad de clase a nivel mundial puede llevarnos al momento más importante de la lucha del movimiento proletario: la revolución proletaria mundial.

 

                                                                                    Internasyonalismo ( 07/05/2008)

 

 

 

 


 

[1] Ver "Environment News Service" para encontrar en inglés el informe, o buscar en la Web de Naciones Unidas para encontrarlo en francés

[2] Gil C. Cabacungan Jr. " Mise en garde d´Arroyo sur la crise du riz », Philipines Daily Inquirer (24/03/2008).

[3] Rising Food Prices: Opciones políticas y Banco Mundial, pagina 2 (subrayado por nosotros).

 

[4] "Bangkok, 24 Abril, los precios del arroz thäi benchmark han sufrido un aumento del 5% con un récord de más de 1000 dólares la tonelada el jueves. Los exportadores esperan conseguir beneficios superiores si los compradores de Irán e Indonesia buscan estos productos en el mercado..." (retomado de la agencia Reuters, citado por Flex Mews).

[5] Oficina Nacional de Estadistica, "Los ingresos familiares y los gastos". Publicado el 11/01/2008.

[6] Beware the News " Doubly Green Revolution", ISIS Press Release, 14/01/2008

[7] " Caos imperialista, desastre ecológico, el capitalismo en perdición". Revista Internacional (CCI) nº 129.

 

[8] "La guerra de la banana en Filipinas" , 08/07/1998. Melissa Moore (ver en www.foodfirst.org).

 

[9] "...la emancipación de los trabajadores será obra de la clase obrera.." AIT, Estatutos Generales, Octubre de 1864.

 

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