El 7 de mayo, aparentemente en respuesta a un atentado que había causado 28 muertos en Cachemira unas semanas antes, el ejército indio lanzó un primer ataque contra territorio pakistaní con la excusa de destruir las bases de las organizaciones acusadas de haber cometido el atentado. Durante los tres días siguientes se sucedieron contraataques y nuevas oleadas de bombardeos entre la India y Pakistán, en lo que significó el enfrentamiento más intenso entre ambos países en décadas.