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mayo 2016

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Jugando con fuego

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El artículo siguiente, escrito en noviembre de 2015 por Welt Revolution, publicación de la CCI en Alemania, es una contribución sobre el problema de los refugiados que hoy se plantea en ese país. Hay algunos de los aspectos de este análisis que no se pueden transponer fácilmente a otros países de Europa. Por ejemplo el problema demográfico tratado en este artículo se presenta de otro modo en España o en Italia donde existe una alta tasa de paro entre los jóvenes a pesar de un bajo índice de natalidad. Debido al peso económico y político de Alemania en la Unión Europea y en el mundo, este artículo tiene su importancia fuera de sus fronteras nacionales. Agradecemos a un compañero muy próximo la traducción realizada.

Cuando, a principios de septiembre, la canciller Merkel abrió de par en par, de modo tan sorprendente como repentino, las puertas de la tierra prometida alemana (que desde entonces se han ido cerrando poco a poco) a los miles de refugiados que acampaban en unas condiciones indignantes en la estación central de Budapest y sus alrededores, cuando Merkel defendió con palabras llenas de emoción la apertura de las fronteras para los refugiados sirios frente a las críticas que se levantaron en su propio campo y cuando declaró que, a pesar de las protestas cada vez más explícitas por parte de unos ayuntamientos literalmente desbordados, no existía un límite máximo para la acogida de los refugiados políticos, el mundo entero se preguntaba por qué Merkel, conocida más bien por “reflexionar pensando en las consecuencias”, sopesándolas antes de actuar, se empeñaba en tal “aventura”. Pues, de hecho, es una ecuación con bastantes incógnitas la que se le presenta a la Gran Coalición[1] que dirige Alemania. Se plantea así el problema de cómo detener el flujo de refugiados: hace poco eran 800 000 refugiados los que iban a llegar a Alemania este año [2015]; había pronósticos que avanzaban incluso que serían por lo menos un millón y medio. Merkel pareció, lo que no es habitual, haber calculado mal el efecto de la política de mano tendida sobre la población local; por primera vez desde hace mucho tiempo, su apoyo ha retrocedido en los sondeos electorales e incluso ha sido superada por un socialdemócrata (el ministro de Asuntos Exteriores, Steinmeier). Además está suponiendo una mala estrategia para frenar el populismo de extrema derecha; el flujo sin fin de refugiados, mayoritariamente musulmanes, es echar leña al fuego de la Alternative für Deutschland (AfD)[2] que está alcanzando, según los sondeos, al SPD, por lo menos en Turingia, convirtiéndose en la tercera fuerza política.

¿Por qué el gobierno de coalición bajo la dirección de Merkel y Gabriel[3] se ha empeñado en un juego tan peligroso? ¿No se tratará de una respuesta a los ataques contra Merkel[4] tras la crisis griega para mejorar su imagen ¿O es por puro sentimentalismo? O tal vez sea que el enternecimiento de Merkel en su último mitin municipal, sobre el destino de la niña palestina amenazada de expulsión, o la desbordante emoción de Gabriel, a propósito de la suerte no menos cruel de una familia siria en el campo de refugiados que visitó en Jordania, eran sinceros. Incluso los políticos burgueses, bien se sabe, tienen su corazoncito.

Desde nuestro punto de vista la política de las puertas abiertas tiene, de modo preponderante, causas más vulgarmente materiales. Tiene motivos no tan altruistas ni desinteresados como los que incitan al compromiso a los numerosos voluntarios en la población, sin los cuales el caos que reina en los centros de acogida para los demandantes de asilo sería, sin duda, incomparablemente mayor. Sus motivos tienen una importancia que supera ampliamente los riesgos y los efectos inducidos de ese tipo de política. Examinemos en detalle los objetivos secretamente perseguidos por la “política de apertura de las fronteras”.

Las ventajas económicas

Desde hace ya unos años, el "problema demográfico" obsesiona a los medios de comunicación. Según el Instituto Federal de Estadísticas, la República Federal se encuentra amenazada por el envejecimiento y la disminución de la población nacional, que disminuirá en 7 millones de personas, hasta caer a los 75 millones en 2050. Ya desde la reunificación de 1989, la población global alemana se ha reducido en tres millones, en particular por la caída dramática de las tasas de natalidad en el Este de Alemania. Como lo muestra una abundante literatura de estos últimos años, parece claro para la burguesía alemana que ese proceso no se detiene, y que si continuase desembocará a largo plazo en una considerable pérdida de influencia y prestigio del capitalismo alemán, ya sea en lo económico como en lo militar o político.

Ya hoy, la ausencia de mano de obra bien formada es un freno para el vigor de la economía alemana. En cerca de una sexta parte de las ramas profesionales, falta personal cualificado, lo que adquiere una proporción de tales dimensiones que dificulta la competitividad en un buen número de empresas, según declaraciones de sus ejecutivos. Según un estudio de Prognos AG (Arbeitslandschaft 2030): "en 2015 falta cerca de un millón de licenciados -180 000 más que el número esperado por los economistas para este mismo año, antes de la llegada de los refugiados. En cuanto a la mano de obra cualificada profesionalmente, la carencia se calcula también en un millón tres cientos mil. Y faltarán incluso en las empresas cerca de 550 000 obreros sin cualificación en 2015”[5]. En la Alemania oriental, la ausencia de personal cualificado lleva a un círculo vicioso: la huida de mano de obra joven hacia la Alemania occidental, en tasas superiores a la de los que llegan, provoca el cierre de pequeñas y medianas empresas, lo que a su vez acelera aún más el proceso de partida.

En esta situación, el numeroso flujo de refugiados de guerra de estas últimas semanas es un auténtico maná caído del cielo para la economía alemana. Y ésta se muestra muy agradecida: Telekom ofrece su ayuda para el alojamiento y la comida de los refugiados, e incluso ayuda personalizada ante las instancias oficiales. Audi ha gastado cerca de un millón de euros en iniciativas a favor de los refugiados. Daimler y Porsche están pensando crear plazas de aprendiz para jóvenes refugiados. Bayer apoya iniciativas de sus empleados a favor de los refugiados. Obviamente la “responsabilidad social” de la que se enorgullecen las empresas, sirve en realidad sus intereses. Se trata simplemente de beneficiarse del potencial de explotación que contienen los refugiados.

Los refugiados sirios, en especial, son una fuente interesante de capital humano del que las empresas alemanas tienen una necesidad acuciante. En primer lugar son en su gran mayoría jóvenes, podrían contribuir así a rejuvenecer la pirámide de población en las empresas y, en general, hacer bajar la edad media de la sociedad. En segundo lugar, los refugiados sirios están claramente mejor formados que otros refugiados, como lo muestran las encuestas de la BAMF (Bundesamt für Migration und Flüchtlinge: Oficina Federal para Migraciones y Refugiados) [1]. Más de una cuarta parte posee una formación universitaria y representa una fuente especialmente lucrativa de mano de obra, ya que cualificaciones profesionales como ingenieros, técnicos, médicos, personal sanitario, entre otras, son ampliamente buscadas. Las empresas alemanas se benefician de estos refugiados desde un doble enfoque: primero, les permite afrontar los déficits en mano de obra; además el capital alemán se beneficia del efecto (estudiado en los años 70 bajo la expresión “fuga de cerebros”) de la absorción de la mano de obra altamente cualificada del tercer mundo ahorrándose una parte considerable de sus costes de reproducción (es decir los costes de educación, escuela, universidad…) en detrimento de sus países de origen.

Vayamos a la tercera ventaja que suponen los refugiados sirios, lo que les hace tan atractivos para la economía alemana. Se trata de la motivación extraordinaria de estos seres humanos que tanto fascina a los jefes de la economía, como el presidente de Daimier, Dieter Zetsche. La mentalidad de estos seres humanos completamente impotentes, sometidos durante años al terror de las bombas incendiaras de El Asad o al horror del Estado Islámico, que lo han perdido todo de su vida anterior y han vivido la terrible experiencia de la huida hacia Europa, se encuentran presos de su agradecimiento al sistema de explotación capitalista. Huidos del infierno, están listos para trabajar duramente por pequeños salarios, pensando que, para ellos, su vida no puede sino mejorar. Es exactamente la misma mentalidad que la de las Trümmerfrauen ("las mujeres de los escombros")[6]  que en lugar de someterse a la fatalidad y quedarse de brazos cruzados, sólo con sus manos limpiaron de ruinas las ciudades alemanas devastadas, siendo una parte decisiva de la reconstrucción y del Wirtschaftswunder “milagro económico” alemán de la posguerra[7], algo que los economistas burgueses olvidan y no por descuido.

Esa energía, ese estado de ánimo, de una increíble iniciativa que testimonian también los refugiados sirios, ofrecen para la burguesía alemana una prometedora fuente de capital humano y de ganancias. Además, como en el caso de los inmigrantes de los años 60 y 70, corren el riesgo, a corto plazo, de servir de mano de obra barata a disposición del capital para mantener cuando no aumentar su presión sobre los salarios.

Los beneficios imperialistas

Los refugiados sirios, además, son una masa de maniobra para el imperialismo alemán, como por otra parte se ha comprobado durante los días y las semanas pasadas, en el contexto de la agravación de la guerra civil en Siria. Y eso desde varios enfoques: el gobierno federal, por ejemplo, instrumentaliza la cuestión de los refugiados, no sólo en un plano moral, sino también en la dimensión política, poniendo en la picota a otros países, incluidos los países tradicionales de inmigración, especialmente Estados Unidos, por su reticencia a acoger refugiados. Estos últimos días, hemos podido ver claros indicios de que Alemania está dando una nueva orientación a su política hacia Siria. Relacionando de un modo inteligente el drama de los refugiados con una pretendida solución del conflicto sirio, los principales representantes de la política exterior alemana (Steinmeier y Genscher entre otros) han argumentado la necesidad de integrar a Rusia, Irán e incluso (temporalmente) al verdugo El Asad en el proceso de paz en Siria. Aún más, Berlín y el Kremlin están totalmente de acuerdo para limitar la guerra en Ucrania, de modo que todas las fuerzas se concentren en la gestión de la situación en Siria. Incluso el paso de las palabras a los hechos por parte de Rusia al desplegar fuerzas militares suplementarias en la ciudad siria de Latakia, no ha sido un motivo de especial enfado para el gobierno federal de Alemania. El ministro de Economía, Sigmar Gabriel, ha reclamado el final de las sanciones económicas hacia Rusia, afirmando que “no se pueden mantener a largo plazo las sanciones y reclamar por otra parte (…) la colaboración”.

Con esta reorientación, la política alemana se acerca, por primera vez desde la guerra en Irak, a un nuevo enfrentamiento con Estados Unidos. Este país, por medio del Departamento de Estado (Asuntos Exteriores) ha alzado, en los últimos tiempos, el tono frente a El Asad, ni tampoco les ha gustado mucho la última ofensiva diplomática de Putin en la última Asamblea General de la ONU. La actitud de EE.UU hacia el Estado Islámico es, por el contrario, muy ambivalente; su papel en el avance del Estado Islámico como movimiento de masas ha sido de lo más dudoso, y la tibieza con la que los Estados Unidos los ataca, plantea toda una serie de cuestiones en cuanto a las verdaderas intenciones del imperialismo americano frente a esa organización terrorista.

El cambio de curso habido en la política exterior alemana parece, en parte, ser el resultado de las intervenciones y de la presión de la industria alemana. En el seno de ésta, las críticas hacia las sanciones tomadas contra Rusia se acrecientan en la medida en que es la economía alemana la que soporta los daños más importantes, mientras que las grandes empresas americanas como Bell y Boeing continúan realizando negocios muy importantes con Rusia a pesar de las sanciones. Mientras que el volumen de las transacciones de la economía alemana en el comercio con Rusia se ha hundido un 30%, en el mismo período el volumen de los negocios entre Estados Unidos y Rusia subió un 6%. Además de estas razones económicas, los argumentos políticos entran igualmente en los cálculos del capitalismo alemán contra el mantenimiento del embargo económico hacia Rusia. Al no disponer de un potencial militar de amenaza y disuasión comparable al de EE.UU, el imperialismo alemán tiene que utilizar otros medios para hacer valer su influencia a nivel mundial. Uno de esos medios es su potencia económica e industrial que la política alemana utiliza para forzar el desarrollo de relaciones comerciales. Un aspecto que muestra la amalgama entre política y negocios así como la instrumentalización política de los proyectos económicos, se puede apreciar en las visitas oficiales a países como China, India, Brasil o Rusia donde la canciller está siempre acompañada por todo un séquito de altos dirigentes de las grandes empresas alemanas, e incluso de representantes de la pequeña y mediana industria de máquinas-herramienta. Por eso, la política de sanciones priva a la burguesía alemana de más de un contrato, lo cual, en fin de cuentas, va en contra de sus intereses imperialistas.

La masa de refugiados sirios acogida por Alemania tiene que ser considerada también como otro medio de compensar su debilidad militar, de modo que así se cierra el círculo. En este contexto, no hay que subestimar el efecto político, a largo plazo, de la pulsión profundamente humana de reconocimiento y gratitud en las relaciones entre países. La evidente simpatía manifestada por los refugiados, profundamente impresionados por la actitud de socorro de una buena parte de la población local, es un aspecto del que la burguesía alemana podrá beneficiarse. Esa gratitud hacia Alemania por parte de muchos recién llegados, puede, a largo plazo, convertirse en una puerta abierta para los intereses del imperialismo alemán en Próximo y Medio Oriente; pueden hacer surgir fracciones pro-alemanas que podrían convertirse en grupos de presión favorables a los intereses alemanes en sus países de origen.

La explotación ideológica

Lo que salta inmediatamente a la vista, es el cambio en la vitrina del nacionalismo alemán. Hasta hace muy poco tiempo (en la crisis griega), calificada en el extranjero como “IV Reich” y sus representantes caricaturizados como nazis, presentados como unos desalmados, Alemania, ahora, se nutre de la gloria adquirida como salvadora de los parias de la Tierra. Los alemanes aparecen ahora como los “buenos”. Nunca desde su fundación, la fama de la República Federal Alemana ha sido tan buena como hoy. Además de su efecto hacia el exterior, este lifting ejerce su influencia también puertas adentro, con la forma del “democratismo”. El Estado alemán presume ahora de cercanía al ciudadano, de apertura al mundo y de tolerancia, poniendo en marcha, de este modo, un proceso funesto para la clase obrera: la disolución de las clases sociales en la unidad nacional. Y la canciller Merkel, la fría doctora en Física, encuentra un placer cada vez mayor en su nuevo papel de Santa Madre, protectora de los solicitantes de asilo. ¿Qué decía? “Si ahora tuviéramos que pedir perdón porque mostramos un rostro amigable en situaciones de urgencia, entonces, éste no es mi país”.

No se puede decir de un modo más pertinente. En los hechos, se trata de mostrar exclusivamente un rostro más simpático. Y detrás del rostro amigo se sigue dividiendo y persiguiendo. Así al mismo tiempo que la “cultura de la bienvenida”, se lleva a cabo una división cínica entre los refugiados de guerra y los “falsos solicitantes de asilo”, una selección despiadada de los “refugiados económicos”, en su mayoría jóvenes de los Balcanes sin otra perspectiva que la pauperización.

Rápidamente, el Estado Federal y los Länder se han puesto de acuerdo para declarar de forma deliberada que Kosovo, Serbia, y Montenegro son países seguros para suprimir de este modo los fundamentos de las demandas de asilo por parte de las personas originarias de esas regiones. Sin embargo, tampoco los “auténticos” peticionarios de asilo evitan los ataques venenosos del mundo político o de los medios de comunicación, como lo mostró el Ministro Federal de Interior, De Maizière, en sus declaraciones contra refugiados recalcitrantes.

Además, algunos medios de comunicación, a pesar de toda la retórica de la canciller de ir hasta el final (“¡Lo vamos a conseguir!”) se muestran incansables para provocar el pánico y las angustias dentro de la población nacional. Se nos habla de pueblos enteros que se dirigen hacia Europa, se denuncia el peligro de ataques terroristas fomentados por los “topos” islamistas que llegan con el ejército de refugiados y se preguntan cuándo “cambiará” la atmósfera en la población. Pero, sobre todo, está incrementándose el coro de quienes nos advierten de modo histérico contra el “desbordamiento” de Alemania por las masas de refugiados, vociferando que el barco está lleno.

No es muy difícil apreciar cuál de las dos vías, la apertura o el cierre de las fronteras, acabará por imponerse. La política de las “fronteras abiertas” no ha sido, se puede partir de este principio, sino un intermedio excepcional, único en el tiempo; el próximo futuro se verá marcado por un nuevo cierre de fronteras, tanto a nivel nacional como en la Unión Europea. En el futuro, como prevén esos planes, la selección de los solicitantes de asilo “útiles” para Alemania se tiene que elegir directamente en sus lugares, en los países de origen. La campaña contra los contrabandistas es especialmente pérfida; no va sólo contra las bandas mafiosas, sino también contra todos aquellos que ayuden a los refugiados a huir sin pedir nada a cambio. “La Unión Europea, que quiere ser un espacio de libertad, de seguridad y de derecho, y sus Estados miembros, han creado un sistema que hace casi imposible, para las personas perseguidas, torturadas y oprimidas que tienen una necesidad urgente de asistencia, encontrar protección en Europa sin recurrir a los pasadores profesionales. Llevar a aquéllos ante los tribunales y meterles en prisión, es hipócrita, contradictorio y profundamente inhumano” escribe a este respecto el Republikanische Anwältinnen und Anwälteverein (RAV) en su Carta de Información "Elogio a los pasadores".

Es incontestable que el mundo vive, con la oleada actual de los refugiados, un drama de unas dimensiones desconocidas hasta ahora. En 2013 había 51,2 millones de personas desplazadas, en 2014 su número alcanzó 59,5 millones, el mayor incremento en un solo año y récord absoluto registrado por la ACNUR (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados) a nivel mundial. Es innegable que poco a poco las cosas escapan a todo control. Tras Siria, Libia amenaza también con deslizarse hacia una guerra civil total, lo que conllevará las mismas consecuencias que en Siria. En los campos de refugiados en Líbano, Jordania y Turquía, donde la gran mayoría de los refugiados de guerra sirios han encontrado asilo, se perfila una migración de masas en dirección a Europa, tras las reducciones drásticas de las ayudas de la ONU y el hambre se añade ahora a la ausencia desesperada de toda perspectiva.

Sin embargo los medios de comunicación se han dedicado a ultra-dramatizar las condiciones ya de por sí dramáticas, añadiendo una nueva capa. Así desde hace ya tiempo, el espectro de una migración de pueblos enteros amenaza al gran público, la televisión difunde el escenario espantoso de millones de africanos que esperan, con sus maletas listas, a aprovecharse de la menor oportunidad para intentar llegar en oleada a Europa. Esas aserciones no sirven sino para fomentar angustia y miedo entre la población europea, y lo mínimo que se puede decir es que no se corresponden, en absoluto, con los hechos. Si examinamos más de cerca los movimientos de refugiados podemos constatar que la mayor parte de ellos en el mundo busca un refugio en los países vecinos a su país de origen; no es sino cuando desaparece la esperanza de retornar que los refugiados que tienen los medios financieros para poder permitírselo, toman la larga y peligrosa ruta hacia Europa, América del Norte o Australia. El rumor de éxodos masivos procedentes de África no tiene ningún tipo de fundamento; las migraciones, en el continente negro, son mucho menos caóticas de lo que nos hacen creer los espantosos anuncios de los medios de comunicación. Con frecuencia, comunidades rurales enteras venden todos sus bienes y enseres para financiar el viaje hacia Europa de un solo joven elegido por el conjunto de la comunidad, que tiene de este modo la responsabilidad de apoyar después a todos los habitantes del lugar. Ese es el modelo de migración por razones laborales practicado desde hace décadas.

Sin embargo, asustado por el número creciente de refugiados, el gobierno federal afirma que se ve obligado a actuar sobre las causas profundas del drama de los refugiados. Pero eso es como la montaña que alumbró un ratón. Lo único que les pasa por la mente a gentes como Merkel y compañía en cuanto a las soluciones profundas para este problema global, no son sino palabras bonitas y algunos cientos de millones de euros para financiar los campos de refugiados en Turquía y Líbano. Ninguna palabra acerca de la responsabilidad de las principales naciones industriales en la destrucción de las bases de existencia de la humanidad en el Tercer Mundo. Demos una vez más la palabra al RAV que se acerca a las auténticas causas de la miseria de presuntos países en desarrollo (Por cierto, cuando hablan de “los europeos” ¿se refieren a “nosotros”?): “Europa ha creado, por muchas razones, las causas y continúa creándolas hoy. Las relaciones políticas que las potencias coloniales han dejado tras ellas después de su retirada, incluyendo los trazados de fronteras abstractas, no son sino una parte. Desde el siglo XVI al siglo XVIII, los europeos han invadido América del Sur, a sangre y fuego, robando oro y plata con barcos repletos que sirvieron de génesis del capital para el florecimiento de la economía. Los europeos han convertido a cerca de 20 millones de africanos en esclavos para venderlos en todo el mundo. Mediante el saqueo de sus materias primas, con la muerte viajando en sus barcos, la explotación de su mano de obra para producir a un menor coste y la exportación de productos alimenticios, que además están altamente subvencionados, lo que acaba con la agricultura de estos países, todavía hoy tenemos atrapada a la población de la mayor parte de los países de emigración”. (Ídem).

Populismo y pogromismo

La formación de los Estados nacionales en los países industrializados durante el siglo XIX tiene dos fundamentos. El primero de ellos, la centralización económica, era algo muy racional; por el contrario el otro fundamento es de naturaleza completamente irracional. La constitución de naciones durante los siglos XVIII y XIX se basó en mitos fundadores con todo tipo de relatos pero con una idea fundamental, un mito común ficticio unificador: la fábula de una gran comunidad nacional, una misma familia, que se definía por un origen común (el “parentesco de sangre”), la cultura y la lengua. Ese rasgo característico de la nación burguesa de volverse hacia dentro, de replegarse en sí frente al exterior, por un lado, y, por otro, la tendencia hacia el exterior de cualquier capitalista que aspira a la conquista del mundo, es una de las principales contradicciones que atenazan de modo insoluble al capitalismo.

La crisis actual de los refugiados muestra hasta qué punto es delicado conciliar esos dos principios. Si dependiese sólo de los dirigentes económicos, el flujo de refugiados en edad de trabajar no debería, si fuese posible, pararse. No les supondría ningún problema que llegase un millón de refugiados anualmente. Sin embargo lo que tiene sentido desde el punto de vista económico, puede tener consecuencias funestas desde el político. Ya que, en el capitalismo, los refugiados no son sólo pobre gente harapienta sino al mismo tiempo competidores en la lucha por viviendas, la asistencia social, los empleos. Eso no es un motivo de aprensión para los capitalistas pero sí para los beneficiarios de Hartz IV[8], los empleados con bajos salarios, los desarraigados autóctonos.

Sin duda no es la primera vez que una ola de refugiados se extiende por Alemania. Durante los cinco años de la posguerra (1945-1950) más de doce millones de expulsados de las antiguas provincias del Este y de Bohemia-Moravia se dirigieron hacia una Alemania en ruinas, donde la población sufría numerosas privaciones. Es evidente que en aquella época no se planteó la cuestión de la “cultura de la bienvenida”. Muy al contrario, los expulsados se enfrentaron al rencor, el odio y a un rechazo masivo por parte de la población local. Finalmente la integración social, y no sólo profesional de los expulsados, se consiguió con muchas menos dificultades de lo que se temió, debido a dos condiciones: en primer lugar, al hecho de que los expulsados procedían del mismo espacio lingüístico y cultural, en segundo lugar al contexto de la reconstrucción que se inició (por lo menos en la Alemania Occidental) con la creación de la unión monetaria que aspiró toda la mano de obra disponible, hasta el punto de que los empresarios se hacían la competencia mutuamente para lograr mano de obra, convertida en mercancía escasa. Hoy, por el contrario, las masas de los refugiados proceden, sin excepciones, de una zona cultural y lingüística extranjera y se enfrentan a una sociedad que, desde hace varios años, se encuentra en un movimiento constantemente agravado de crisis general donde la guerra por el trabajo, las viviendas, la formación, están tomando unas dimensiones insospechadas, arrastrando a fracciones de la población cada vez más importantes hacia la pauperización.

Además a la crisis general se añade la ausencia de perspectiva, la falta de un contra-proyecto social a la miseria capitalista, de modo que el populismo político se encuentra en su salsa, alimentándose de un fenómeno que Marx llamó “la religión de la vida cotidiana”. Se trata de la mentalidad de la “gente sencilla” que se niega a reconocer que el capitalismo, a diferencia de las formas sociales del pasado, es un sistema despersonalizado, cosificado, dentro del cual el capitalista particular no es un actor soberano en el mercado, sino que, por el contrario, se encuentra movido por éste o, como lo dijo Engels, está dominado por su propio producto, y en el que la clase política se ve empujada por las “necesidades” y no por sus propias predilecciones. Se trata del estado de ánimo pequeño-burgués filisteo, ultrajado, que se rebela airado contra la clase dominante, vituperando a “sus” representantes pero que acaba por arrojarse en brazos de aquéllos a los que hasta hace un rato calificaba, poco menos, que de “traidores al pueblo” con la esperanza de encontrar, de ellos, una protección contra los “extranjeros”. Se trata de una mentalidad totalmente reaccionaria que celebra el conformismo como el ideal supremo, deseosa de desencadenar pogromos contra los que piensan de otro modo, tienen otro color de piel, contra todo lo que es diferente.

El movimiento Pegida[9], establecido principalmente en la Alemania del Este, es todo un ejemplo de esta mentalidad abyecta, obtusa, intolerante e hipócrita. Su grito de guerra “Nosotros somos el pueblo” ignora completamente que la clase obrera, el “pueblo” nunca (usando su vocabulario), ni en Alemania ni en otros lugares (y hoy menos aún), ha presentado la composición homogénea de la que hablan sus fantasías. Su boicot a la “prensa de la mentira” y sus furiosos ladridos contra los partidos establecidos (llegando incluso a las amenazas de muerte hacia los hombres políticos) no ilustran sino su decepción por la “traición” de la política y de los medios de comunicación, como si el fin de estas instituciones profundamente burguesas fuese la de restituir o representar la “voluntad del pueblo”. En realidad, su odio desenfrenado no está dirigido contra la clase dominante sino contra los más débiles de la sociedad, como lo prueban día a día sus concentraciones delante de las residencias de los refugiados, los cobardes ataques contra los albergues de refugiados y extranjeros. Lo que es completamente típico de la mentalidad pogromista es que son justamente los sectores de la población que menos pueden defenderse los que sirven de chivos expiatorios y que encima tienen que pagar los costes de las vidas descompuestas de quienes viven en esa mentalidad (Baste con mencionar el pasado de un criminal de medio pelo como el tal Lutz Bachmann)[10].

El problema del populismo y de la mentalidad pogromista obliga a los partidos establecidos, en particular los partidos de gobierno, a jugar con fuego. Recuerdan, en su acción, al célebre aprendiz de brujo que deja escapar de la botella el (mal) genio del pánico y del odio a los extranjeros, corriendo el riesgo de perder su control. Hasta ahora, al contrario que en la mayor parte de otros Estados europeos, la burguesía alemana había logrado impedir la emergencia de un partido populista, de izquierda como de derecha, lo cual, debido a su pasado funesto, es una preocupación muy importante. Dependerá de cómo se afronte la crisis de los refugiados para que la situación siga así. Todo parece indicar que son los medios populistas de derechas los que, en especial, se beneficiarán de la política de Merkel. Además de AfD que, como hemos mencionado en la introducción, progresa actualmente en los sondeos de opinión, el movimiento Pegida citado más arriba parece navegar con el viento de popa. En las “manifestaciones de los lunes”[11] en Dresde, participan más de 10 000 personas, su potencial agresivo no hace sino aumentar, no sólo de palabra sino también de hechos.

¿Cómo afronta este problema la burguesía alemana? En primer lugar hay que constatar que una parte la clase política no se oponía ya, sustancialmente, a los atentados de la extrema derecha, minimizando su gravedad. Sin embargo, ahora, a los que protagonizan esos ataques se les está calificando de “terroristas”. Esto es importante, ya que, en Alemania, el término de “terrorismo” provoca una serie de reflejos y de asociaciones de ideas con la II Guerra Mundial, donde se procedió masivamente a la pura y simple ejecución de pretendidos saboteadores, o bien despierta el recuerdo del “otoño alemán” de 1977[12] donde los terroristas de la RAF fueron elevados al rango de “enemigo público nº1” del Estado. Además usando la acusación de terrorismo, el Estado emplea grandes medios para impedir que el acoso no supere ciertos límites. Al mismo tiempo, la AfD se encuentra dividida. Finalmente se puede observar cómo los políticos y los medios de comunicación se esfuerzan por ubicar al movimiento Pegida en las proximidades del neonazismo, lo que se ha demostrado siempre como un mecanismo eficaz para aislar en Alemania a los movimientos de protesta, de cualquier color.

Por otra parte, los partidos establecidos hacen todo lo posible para dar la impresión de que ellos comprenden las preocupaciones y angustias de la población. Así el gobierno federal intenta, a golpe de promesas financieras y de presión moral, obligar a otros países de la Unión Europea a acoger una parte de los refugiados sirios –por ahora sin éxito-. La Gran Coalición ha urdido con gran rapidez una ley que permita la expulsión inmediata de los refugiados ("beschleunigtes Abschiebeverfahren") y hasta la ha llegado a aplicar, incluso antes de que entrase en vigor, sólo para poder asegurarle al electorado que le protege frente a la « supercolonización extranjera » (Überfremdung[13]). En el seno del gobierno, se está planteando ya una tasa de expulsión del 50% de los refugiados que han llegado a Alemania. Es esencialmente el presidente de la CSU, Seehofer, y su secretario general, Söder, quienes, asumiendo una división del trabajo, asumen el papel de « policías malos », reclamando con vehemencia el cierre de las fronteras así como la limitación del derecho de asilo reconocido por la Constitución.

Las consecuencias para la situación de la clase obrera

En cierto sentido, esas diferentes concepciones en el seno de la Coalición reflejan el espíritu difuso que existe entre la población, es decir entre los asalariados y los desempleados de este país. Existe una creciente y muy ruidosa minoría en el seno de la población en general y de la clase obrera en particular, sobre todo en su componente menos cualificada, con frecuencia socializada en el contexto de la ex RDA y/o que vive en viviendas estatales, que es un medio sensible para las campañas antimusulmanas llevadas a cabo por algunos representantes del mundo de la política o de la cultura (Sarrazin, Broder, Pirinçci, Buschkowsky, etc.) y cuyos portavoces son la CSU y algunos sectores de la CDU[14]. Existe una mayoría silenciosa que, había sido dejada hasta ahora a la iniciativa de jóvenes activistas, procedentes en su mayoría del medio antifascista y que han respondido al acoso racista por medido de bloqueos de calle y manifestaciones, sintiéndose obligados, al ver las imágenes de miseria de los Balcanes, a expresar una dura protesta contra la inacción de los Estados europeos, mostrando su indignación contra los abusos sufridos por los extranjeros en Dresde, Heidenau y Freital, aplaudiendo de modo ostensible a los refugiados y dándoles la bienvenida a su llegada a las estaciones de Múnich, Fráncfort, etc. Son los que han participado como voluntarios en la gestión de las masas de refugiados y enviando a los centros de acogida de todo tipo de donaciones.

La solidaridad espontánea de amplias partes de la población ha sorprendido, obviamente, a la clase dominante y la ha cogido a contrapié. Esta no estaba predispuesta a promover la simpatía hacia los refugiados de guerra sino más bien quería crear una atmósfera de pánico y aislamiento. Sin embargo, Merkel vuelve a revelar nuevamente su olfato infalible para captar el ambiente y el estado de ánimo en el seno de la sociedad. Del mismo modo que ante el gravísimo accidente nuclear de Fukushima (evocado en Alemania con las siglas GAU: Grösster anzunehmender Unfall), donde prácticamente, de un día para otro, se deshizo de las reglas intocables de los conservadores en materia de energía nuclear, Merkel ha vuelto a protagonizar un nuevo giro brusco en materia de política de asilo para poner fin al Acuerdo de Dublín, que hasta ahora había permitido a la burguesía alemana lavarse las manos, elegantemente, de cualquier responsabilidad sobre los refugiados concentrados en Italia o en el resto de las “fronteras exteriores” de la Unión Europea.

Ya hemos mencionado algunos de los motivos que han podido impulsar a Merkel a adoptar su “política de fronteras abiertas”. Es posible, sin embargo, que otro motivo haya contado también para optar por esta política arriesgada. Desde las elecciones al Bundestag de 2005, donde una victoria que le parecía segura se le escapó, porque el entonces Canciller Schröder logró instrumentalizar, contra ella, el giro liberal que ella misma había iniciado en el Congreso de Leizpig de la CDU en 2003. Aprendió, entonces, algunas de las consecuencias que pueden tomar la tendencia de los representantes políticos a no tener en cuenta el espíritu “de la base”. Imaginemos el impacto que podían haber causado las imágenes de cientos de miles de refugiados abandonados a su suerte en la frontera húngara, los grandes titulares que, llegados a esta situación, se habrían propagado durante meses, o cuál habría sido el comportamiento electoral de aquellos que dan hoy la bienvenida a los refugiados de la guerra siria.

Aparentemente existen dos grupos en la población que están muy implicados en la solidaridad con los refugiados. Por una parte los jóvenes que, en otros momentos y en otros lugares habrían participado en movimientos como el anti-CPE (en Francia) o en el de los Indignados. Por otra parte, personas mayores que o bien por propia experiencia o porque recibieron esa tradición transmitida por sus padres de cuando las expulsiones a finales de la II Guerra Mundial, conocen lo que están viviendo los refugiados y no pueden permanecer indiferentes a los campos, las alambradas y las deportaciones. Al haber crecido en aquellas sombrías décadas del siglo XX, esa generación se ha visto impulsada a actuar de modo diferente hoy. La participación importante de los jubilados confirma algo más: el profundo deseo de rejuvenecimiento de la sociedad, de presencia de niños y adolescentes en casa de numerosas personas mayores. Este deseo de rejuvenecimiento es diferente a la petición de más mano de obra joven y barata por parte de la economía alemana. El envejecimiento de la sociedad es un problema central no sólo para el capitalismo, sino simplemente para la humanidad, pues la ausencia de juventud no significa sólo una privación de una fuente de alegría de vivir y de vitalidad para los viejos, sino que además obstaculiza una de las funciones más importantes en la evolución de la humanidad: la transmisión del tesoro de experiencias a la generación de los nietos.

Finalmente se plantea la cuestión de si esta oleada de solidaridad es un movimiento de clase. Nosotros pensamos que no posee ninguna de sus características. Lo primero que salta a la vista es su carácter completamente apolítico; y, por el contrario, la solidaridad que se manifiesta posee un carácter completamente caritativo. No existe prácticamente ningún tipo de discusión, ningún intercambio de experiencias entre jóvenes y mayores, entre autóctonos y refugiados (en última instancia también por la barrera del idioma). Falta un punto de partida cualquiera para una autoorganización de estructuras autónomas, extraestatales. En lugar de eso, los cientos de miles de voluntarios están trabajando para un Estado que, a pesar de los gestos para la galería de Merkel, carece de todo y cuyos representantes después de llevar a los voluntarios hasta el agotamiento debido a la propia inacción del Estado, ahora echan discursos y más discursos sobre los “límites de las capacidades”.

Repitámoslo, la ola de solidaridad que ha cruzado Alemania durante las últimas semanas no se ha desplegado en un terreno de clase. La población trabajadora, sujeto principal de la solidaridad, se ha disuelto sin dejar huellas en el “pueblo”. Fue también el caso del movimiento mundial de solidaridad a favor de las víctimas del tsunami de 2004. Entonces, como hoy, la solidaridad estuvo desprovista de todo tipo de carácter de clase y se expresó en el marco de una campaña interclasista. Sin embargo, a diferencia del tsunami, que ocurrió muy lejos, en Asia, la miseria de los refugiados se despliega ante nuestros ojos, a nuestras puertas, por lo que la solidaridad y todo lo que tiene que ver con ella toman una dimensión muy diferente.

De hecho, la crisis de los refugiados no ha hecho sino comenzar y puede convertirse en una cuestión fundamental para la clase obrera. No está todavía claro cómo reaccionará la clase obrera, o más bien sus sectores preponderantes a nivel nacional e internacional ente tal reto: ¿desarrollando la solidaridad o separando y excluyendo? Si nuestra clase llega a reencontrar su identidad de clase, la solidaridad puede ser un importante medio de unificación en la lucha. Si, por el contrario, no ve en los refugiados sino competidores y una amenaza, si no llega a formular una alternativa a la miseria capitalista, un sistema que obliga a millones de personas a huir, obligados por la amenaza de la guerra o el hambre, entonces nos veremos abocados a una extensión masiva de la mentalidad de pogromo, en la que el proletariado perdería su alma. 

FT, 7 de noviembre 2015


[1] La formada por la derecha democristiana y el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD)

[2] Alternativa por Alemania es un partido euroescéptico creado en 2013, como reacción frente a las políticas, presentadas como si no hubiese alternativas, llevadas a cabo en el momento de la crisis de la deuda de la zona euro. Se le apoda como el “partido de los profesores” pues cuentan entre sus miembros con numerosos profesores de economía, finanzas públicas y derecho. Presentándose como anti-euro pero no como antieuropeos, su propuesta estrella consiste en la progresiva disolución de la zona euro. Los miembros del partido (que se reivindica como “ni de derechas ni de izquierdas”) se unen a partir del sentimiento de que Alemania ha pagado demasiado por los demás, especialmente mediante los fondos de ayuda para la zona euro, reclamando la vuelta al marco. No es que reivindiquen la salida de Alemania de la zona euro, sino más bien que lo hagan quienes no respeten la disciplina presupuestaria.

En las recientes elecciones regionales de algunos Estados alemanes ha logrado resultados muy significativos: el 24´4% de los votos, segunda fuerza política, en Sajonia-Anhalt, 12´5% de los votos, tercera fuerza, en Renania-Palatinado y un 15´1% en Baden-Württemberg, superando al SPD (véase Wikipedia) (NdT).

[3] Ministro de Economía (SPD

[4] Angela Merkel era entonces uno de los blancos favoritos para toda clase de críticas. (NdT)

[5] Handelsblatt, 9/10/2015.

[6] “Las mujeres de los escombros”: así se nombró a las alemanas y austriacas, muchas de ellas viudas o cuyos maridos ausentes (soldados prisioneros, desaparecidos o inválidos) que, tras la II Guerra Mundial, se pusieron manos a la obra en las c ciudades e iniciaron la reconstrucción del país. (NdT)

[7] Así designa en la historia económica de Alemania, el rápido crecimiento económico en la Alemania Occidental (RFA) y Austria tras la II Guerra Mundial. (NdT).

[8] Las reformas Hartz (debido al nombre de su inspirador) lo fueron del mercado de trabajo para presuntamente “luchar contra el paro y permitir la vuelta a la actividad de los beneficiarios de subsidios” adoptadas entre 2003 y 2005 bajo el mandato del canciller G. Schröeder e instauradas mediante cuatro leyes, siendo la más importante de ellas la ley Hartz IV (NdT).

[9] Siglas de los Patriotische Europäer gegen die Islamisierung des Abendlandes (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente), movimiento de extrema derecha antiinmigración en Alemania. El movimiento fue creado el 20 de octubre de 2014 por Lutz Bachmann y unos cuantos más (NdT)

[10] Organizador del movimiento Pegida en 2014-2015. Antiguo ladrón, fue condenado a tres años y medio de prisión por 16 robos perpetrados en los años 90. Huyó a Sudáfrica con una falsa identidad antes de ser extraditado. Después fue condenado por narcotráfico.

[11] Desde el mes de octubre de 2014, el movimiento Pegida se manifiesta cada lunes a las 18h30 en un parque de la ciudad de Dresde contra la política de asilo del gobierno y contra la “islamización de Alemania”.

[12] El otoño alemán fue un conjunto de acontecimientos acaecidos a finales de 1977, asociados al secuestro, por parte del grupo terrorista Fracción del Ejército Rojo (RAF), del industrial y jefe de la patronal alemana Hans Martin Schleyer y al secuestro y desvío del Boeing de la Lufthansa « Landshut » por parte del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). El otoño alemán acabó el 18 de octubre con el asalto por parte de un comando de élite de las fuerzas especiales alemanas del “Landshut” en el aeropuerto de Mogadiscio, la muerte de Schleyer y las principales figuras de la primera generación de la RAF en la prisión de Stammheim. El canciller socialdemócrata Helmut Schmidt declaró que “los secuestradores (eran) como los nazis”

[13] Este término alemán de difícil traducción en castellano se menciona a veces sin traducirlo. En el lenguaje político burgués, ha adquirido desde los años 70 toda una gama de significados. Actualmente se utiliza para indicar una “proporción excesiva de extranjeros”, con lo que adquiere una clara coloración xenófoba (NdT)

[14] La CDU/CSU es la fuerza política formada en Alemania, a nivel federal, por los dos « partidos hermanos » de la derecha democristiana y conservadora, la Unión Cristianodemócrata de Alemania (CDU), presente en todos los Länder, excepto en Baviera, y la Unión Socialcristiana (CSU) presente sólo en Baviera.

 

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La política alemana y el problema de los refugiados

La solidaridad no es una cuestión de “todos”

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En éste país atravesado por la línea del Ecuador con su gente acostumbrada a mirar desde lejos desastres naturales o desastres provocados por el modo de vida capitalista, acontecimientos que se han vuelto cotidianos, alimentados por el morbo del show  como si fueran películas de horror acaecidos en otras latitudes de la tierra, nadie esperaba algo semejante en este país, cuyos gobernantes no se diferencian de ningún otro sobre la faz de la tierra, con las mismas promesas, con los mismo ataques, con el mismo Estado y con el mismo cinismo, no hace mucho se decía que bajo el socialismo del siglo XXI se tenía uno de los mejores mundos posibles. Claro está que esos mundos posibles al cual permanentemente aludía el régimen actual, se refería, ciertamente a dos caras de la misma moneda, por un lado a las infinitas satisfacciones de la burguesía local y por otro, a la situación de la clase obrera  de éste país, que igual que sus hermanos de clase, padecen los mismos sufrimientos y ataques en todos los países del mundo.

En este mundo enajenado por los principios de la ganancia, la competencia, la vanidad, la falsa moral, los hombres se han procurado una distorsión con el entendimiento, asumiendo una serie de comportamientos ajenos a la verdad, entre ellos la falsa concepción de la naturaleza, por un lado, sobrestimando que nunca pasará nada porque siempre habrá la protección de las acciones divinas y por otro, más terrible que lo primero, es creer que la naturaleza sólo debe servir para extraer de manera irracional todo lo que se quiera y como se pueda, ésta última visión propia de la sociedad capitalista, viene teniendo graves consecuencias con la alteración del medio ambiente, espacio único en que vive y se desenvuelve  el conjunto de las especies, incluyendo, por supuesta, la humana, y no contentos con esto, la incesante avalancha de la alteración de la propia naturaleza humana en que el reino de la propiedad privada, la ganancia, la competencia intenta implantarse de una vez y para siempre con comportamientos ajenos a la cooperación humana. Pese a machacarse con insistencia desde que amanece hasta que anochece, que el hombre es así y no tiene otro modo que ser así, el conjunto de la burguesía, termina sorprendida, cuando la parsimonia, el juego macabro del cada cual a lo suyo, se ve desbordado por otras manifestaciones ajenas a ésta clase, acostumbrada a la perpetuidad egoísta de sus propios intereses, reculando de manera hipócrita y a regañadientes aceptando que la “gente” ha sido “solidaria”.

Es así que, ante el fatídico terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter ocurrido en Ecuador el 16 de abril del año 2016, a las 18:58, provocaba de inmediato cortes de energía eléctrica, suspensión de todo tipo de comunicaciones, gente aterrorizada en las calles sin conocer dónde mismo estaba ubicado el epicentro. Con el restablecimiento de las comunicaciones bien entrada la madrugada, se tenía las primeras noticias de los efectos que había provocado ligeramente en ciudades como Guayaquil y Quito, y según los meteorólogos locales, el epicentro se localizaba en la ciudad de Esmeraldas, a los pocos minutos este dato era desmentido por el Servicio Geológico de los EEUU, comunicando que el epicentro se localizaba en la provincia de Manabí, en el balneario de Pedernales. Según avanzaron las horas, el desastre resultaba de dimensiones dantescas, a la par, el Estado restringía la información con filtros que debían ser aprobados por la Secretaria de Comunicaciones, y que no se haga caso a las redes sociales, que eso, no era información oficial. ¿Qué es lo que el Estado no quiere que se sepa hasta ahora? Simplemente que un Estado al servicio de una clase, se había descuidado de la prevención. Para ningún meteorólogo es desconocido que Ecuador, Perú, Chile, Colombia se asientan sobre la capa tectónica Sudamericana que está en constante contacto con la conocida falla de Nazca, que es igual de peligrosa que la falla de San Andrés en California. Si hiciéramos una comparación entre estas dos partes geográficas, veríamos que la infraestructura de California está mejor diseñada que las ciudades Sudamericanas, pero ojo, el que haya mejor infraestructura en California, no es porque en esos lugares haya una burguesía mejor dotada de espíritu preventivo y humanitario, sino, porque están obligados a implementar las mejores técnicas de construcción que les garantice la producción, sobre todo industrial al servicio de la ganancia. Igual ocurría en estos sectores que han terminado devastados, ¿De qué vivían? Del turismo tropical, del cual por cierto, se ufanaba el Sr. Presidente Correa que era el tercer rubro significativo de ingresos a favor del Estado, pero para ello no se necesitaba de torres de marfil, simplemente, chabolas mal hechas, con tal que entre plata, la infraestructura valía un carajo, en otras palabras, con una burguesía práctica con la ganancia y sin importarle para nada la vida de los hombres, en última instancia, el fin justificaba los medios; pero esa forma de pensar y construir un mundo a imagen y semejanza de la burguesía, ha provocado, según los datos oficiales un promedio de 700 muertos certificados, 1700 desaparecidos (muertos que quedarán sepultados en los escombros), unos 8000 heridos; más de 30 000 damnificados; 70% de destrucción de la ciudad de Portoviejo, un tanto parecido en la ciudad de Manta, y un 90% de destrucción en poblaciones como Pedernales, Canoa, San Vicente, Jama, etc.

Éste mismo modo de pensar propio de la sociedad burguesa, sólo para hablar de los últimos cinco años, podríamos constatar que los muertos, heridos, desaparecidos, en Irak, Afganistán, Siria, Ucrania, y para no ir tan lejos, México y Centro América, resultan de dimensiones dantescas, también. La diferencia es que, en el primer caso, son los estragos de la naturaleza provocando tanta desolación y destrucción, y en el otro caso, es el modo de vida capitalista que constantemente lo provoca, por lo tanto, a pesar de ser impredecible la naturaleza, al menos la ciencia y la tecnología tienen la capacidad de preverlos, y anticiparse de algún modo a las consecuencias que pudieran haber; y en el caso de la sociedad capitalista, resulta más grave todavía, es que la humanidad y en especial el proletariado mundial vive a diario los desastres del desmoronamiento de la sociedad burguesa que son más peligrosos que los terremotos, como los últimos atentados terroristas en Paris y en Bruselas, con una constante amenaza volviendo el miedo, la sospecha y la zozobra como forma “normal” a la cual los hombres debieran adaptarse. Tanto, en un caso como en el otro, las manifestaciones colectivas, diríamos que son parecidas, en un primer momento, el miedo y a reglón seguido, la solidaridad. A la vez que se han dado estos dos hechos propios del instinto social como expresión de precautelar la propia especie, también el Estado burgués no se queda atrás, y a renglón seguido viene la avalancha del veneno de la unidad nacional, que “todos” somos “todos”, que se tomará venganza contra el enemigo o que es la venganza de dios contra los mortales hombres, etc. Este discurso, evidentemente, está cargado de intencionalidades, porque para eso, la burguesía, en cambio sí tiene lucidez para prever, es que sabe que en los momentos críticos en que pende de un hilo la vida, el proletariado es susceptible de despertar y juntarse para dar respuestas independientemente del Estado, por lo tanto tiene que recurrir a estas maniobras para no verse desbordada por aquello que es el terror de la burguesía: el proletariado organizado en todos los países.                

Reacción general

Ni bien la gente se enteraba de la gravedad del terremoto, en ciudades como Quito, Guayaquil, Cuenca, y otras, salía en grandes cantidades llevando agua, colchones, enlatados, concentrándose en parques, colegio o escuelas; el problema era a quién entregar para que lleven esas ayudas, por lo que en los primeros días, la propia gente, en sus propios vehículos iban a dejar a los sobrevivientes la solidaridad, y al volver, regresaban con la noticia de que la destrucción y la muerte era casi total; los medios de comunicación a la par iban dando a conocer, efectivamente la magnitud del desastre. La solidaridad que es un comportamiento propio de la voluntad humana, contrastaba con el comportamiento timorato de la alta y pequeña burguesía, llamando “donación” sus contribuciones. No se puede decir que la expresión de solidaridad hubiera sido solo de una clase, se ha expresado en todos los sectores de la sociedad, sin embargo, si se puede distinguir entre el acto altruista de quienes saben lo que es el trabajo, de quienes ocultan intereses burgués entreverándose con “todos”. Había gente que quería ayudar, no sabía porque, pero quería ayudar desinteresadamente, en cambio otros a la usanza de Robín Hood, con una teatralidad espantosa, que no importaba de dónde provenían las ayudas, que “todos” eran “todos”, que todos eran hermanos; se trataba del espíritu pequeñoburgués que como buenos samaritanos se desgarraban las vestiduras con ese falso sentimiento que les permitiese sacar una tajada en las elecciones burguesas del próximo año. A la vez que se veía estos nobles sentimientos, también se constataba la otra cara de la medalla: vandalismo, robos, incluso se han reportado violaciones, es como si en este terremoto y en los terremotos capitalistas, de pronto hicieran despertar al sector lumpenizado que sin ningún espíritu de nada, semejan depredadores al asecho de cualquier víctima. Indudablemente, esas manifestaciones son los efectos, y una alerta al proletariado, de la descomposición capitalista. Pero no sólo éste sector hubo de dejar entrever el nivel tan bajo al que han caído, sino, la propia burguesía; ante el lamentable hecho de desolación, sin ningún escrúpulo, la cadena de supermercados TÍA, filial de la mega empresa Supermaxi del Ecuador, tenía el descaro de aprovecharse de la grave situación tratando de pescar a río revuelto promocionando un kit de “solidaridad” por el valor de 10 dólares; el reclamo moral de miles de hombres por redes sociales y en las propias dependencias de esta propiedad burguesa, hizo que salieran a desmentir que había sido un mal entendido y que fue un “error sin mala intención”.  

Evidentemente los muertos se cuentan por cientos, la destrucción, al menos por estos lados, no tiene precedentes. De algún modo se puede ver el espíritu del proletariado y por lo cual, podemos aseverar que aún no está derrotado, son manifestaciones propias de nuestra clase, pero también se puede ver el nivel de enajenación por el cual atraviesa, como si esto hubiera sido un castigo divino, se ha invocado oraciones, cadenas, súplicas a Dios, Marx ya lo había dicho que la religión resultaba ser una especie de narcótico envileciendo la conciencia de la clase obrera, eso resulta impresionante; por lo tanto advierte el peligro que eso representa para el proletariado, si perdiera por completo el espíritu de indignación y asumiera la resignación como única alternativa a su dura situación histórica como clase explotada, la humanidad, estaría perdida.

Los primeros ataques

Al tercer día, el ejército, supuestamente tenía todo bajo control. La gente y las instituciones de ayuda social que no han descansado en receptar toneladas de ayuda, estaban impedidos de ingresar a la denominada “zona Cero”, y el ejército como entidad intermediaria, se encargó los primeros días en receptar la ayuda nacional y extranjera para los damnificados, dejando esta tarea en los posteriores días al Ministerio de Inclusión Económica Social develando la inoperancia de éste y de todos los organismos estatales que son entidades que por todos los medios deben sostener al Estado moribundo a como dé lugar, sin importarles los traumas psicológicos del desastre, pérdidas humanas, pérdidas materiales, volviéndose un sainete sólo de cifras que el estado supuestamente está entregando; cuando en realidad, son los aportes solidarios de miles de trabajadores que pese a sus reducidos salarios, no han tenido empacho en aportar sin que nadie les pida comportarse de esa manera. Éste hecho, ha provocado una crítica moral al régimen burgués actual,  efectivamente, mientras se sostiene con ingentes cantidades de dinero a entidades prostituidas del Estado, el Sr. Correa gritar a voz en cuello que el Estado no tiene dinero para la restauración de las zonas afectadas y que la ciudadanía (detrás de ese discurso se esconde el ataque a los trabajadores) no tiene de otra que ajustarse el cinturón.   

Ciertamente, la solidaridad se ha expresado como un acto voluntario sin restricción en las entrañas de muchos trabajadores, sin ningún tipo de tacañería cosa que en la burguesía si ha ocurrido, y para que se sepa que han donado unos cuantos cartones de atún, el marketing no puede quedar de lado. Y, con esa misma palabra de “solidaridad”, el Sr. Correa ha dictaminado el primer ataque a los trabajadores, con el alza del IVA al 14% y una serie de medidas a la reducción de las utilidades salariales. Junto a las víctimas del terremoto, a reglón seguido se ha señalado a la siguiente víctima: la clase obrera obligada a la sobreexplotación con más horas de trabajo, reducciones salariales y una presión angustiante por parte del Estado de que “si no quieren trabajar, hay otros que si lo quieren hacer”; mientras el ataque es evidente al proletariado, también es evidente que la clase burguesa no será afectada ni un solo milímetro, porque según el propio régimen, serán los encargado de la reactivación económica, lo que no ha dicho el Sr. Correa es que esa reactivación, debe pasar inexorablemente explotando a los trabajadores. Con estos ataques, los actos de solidaridad se han transformado en un ataque cínico y sin escrúpulos a los trabajadores, además de manipular el acto de solidaridad del proletariado. Y, para que quede claro lo que le espera a la clase obrera de éste país, el Sr. Correa anunciado el endeudamiento del Estado para la reconstrucción, que según él, son de por lo menos 3 mil millones de dólares. Por lo tanto, para los trabajadores, el futuro bajo el reino de la burguesía se ve demasiado oscuro para que pueda soportarlo. Entonces ¿Qué hacer? 

Perspectivas para la clase obrera

Este hecho natural ocurrido en el Ecuador con repercusiones sociales y que en apariencia no tendría nada que aportar a la lucha del proletariado, precisamente, deja varias lecciones al respecto:

  1. La solidaridad, es algo que los revolucionarios deberíamos profundizar, en primer lugar ¿De qué se trata? ¿Acaso todo acto de buena voluntad es un acto de solidaridad? ¿La solidaridad proletaria es lo mismo que el sentido cristiano del buen samaritano? De todas maneras, en los últimos años que hemos asistido a una serie de manifestaciones sociales y también naturales, hemos visto ríos multitudinarios de gentes que se solidarizan, que entregan algo de manera voluntaria, pero algo parece que faltara en ese noble acto, porque al poco tiempo, es como si la gente se olvidara de esos hechos y vuelven al ritmo normal que la sociedad burguesa les impone, es decir, la solidaridad, da la sensación que está muy íntima a la consciencia aunque en un primer momento, sólo se expresa como una reacción, algo así como un acto instintivo, con ciertos chispazos que al poco tiempo desaparecen.  
  2. La burguesía por todos los medios nunca pagará los platos rotos, ni de los desastres naturales, ni de los desastres que ella provoca con las guerras y sus crisis económicas. Por lo tanto, el proletariado, no tiene de otra que reactivar sus propios mecanismos de auto organización, sin embargo, no podemos desconocer las enormes dificultades por las cuales atraviesa.
  3. Frente a los desastre naturales, como los desastres de las guerras, el efecto de la migración resulta inapelable. Éste es otro fenómeno que se debe profundizar, los efectos de la migración, ¿Cómo serán aprovechados por la burguesía, alimentando ferozmente el nacionalismo, aprovechando la fuerza laboral de los migrantes y creando hostilidad entre unos y otros trabajadores?
  4. La descomposición capitalista pone en evidencia que la sociedad humana no tiene futuro, sólo el proletariado podría ser capaz de dar perspectivas a la humanidad, pese a sus dificultades de consciencia, las manifestaciones de solidaridad, el reclamo moral, cada vez se extienden al conjunto del Estado que se ha vuelto un sainete  prostituido que a mucha gente le provoca asco. Demostrando que en el seno del proletariado cohabita una resistencia y probablemente en otros sectores no explotadores como productos de las áreas extracapitalistas que el capitalismo no ha podido aún incidir y es, éste factor que los revolucionarios deberíamos tomar en cuenta para la maduración de la conciencia proletaria. Evidentemente, la solidaridad es una antítesis de la sociedad burguesa y por lo tanto, en el capitalismo no es de “todos”, es una manifestación que aparece con el proletariado y que podría ser de la humanidad en una sociedad Comunista.      
  5. ¿Qué hacer? En ésta etapa compleja que ha entrado la sociedad burguesa, la CCI está obligada a profundizar los entendimientos, comprender sus propias dificultades, identificar coherentemente las perspectivas del proletariado mundial, el papel de los revolucionarios en una etapa que dista mucho a los momentos históricos de nuestras anteriores generaciones de revolucionarios.  

Internacionalismo, sección de la CCI en Ecuador.  

23 de abril del 2016. 

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Ecuador

Los anarquistas y el imperialismo kurdo

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Publicamos un artículo redactado por dos compañeros simpatizantes de la CCI. Se trata de una denuncia muy documentada tanto de la fracción imperialista kurda alrededor del “Tío Ocalan” como de los grupos anarquistas que apoyan con entusiasmo su participación en la sanguinaria barbarie que tiene lugar en Oriente Medio, alucinando para ello con una pretendida “revolución social” en Rojava (Kurdistán Sirio). Diversos medios “alternativos” como los partidarios de la “comunistización” se han sumado entusiasmados a este cínico engaño, alegando que allí se está produciendo “una revolución en la vida cotidiana”[1]. También anarquistas europeos han participado en esta empresa de reclutamiento para la guerra imperialista pues no olvidemos que, de la misma forma que ISIS recluta en Europa carne de cañón para su barbarie, también “revolucionarios alemanes, franceses y españoles” hicieron un llamamiento a sumarse a los campos de la muerte en Oriente Medio, esta vez, bajo las banderas kurdas[2]. La lucha del proletariado mundial contra la barbarie mundial del capitalismo y sus guerras es la única que puede acabar con tanta destrucción y sufrimiento.

Es realmente emblemático el sostén y apoyo que está encontrando el PKK kurdo en amplios sectores anarquistas de todo el mundo. Apoyo, como vamos a argumentar en estas notas, a un proyecto nacionalista, burgués e imperialista que se inserta en los conflictos y guerras imperialistas que se están produciendo en Oriente Próximo. El apoyo a algunos de los bandos de una guerra imperialista ha sido un criterio claro y decisivo para determinar cuándo una organización proletaria ha pasado a ser parte del aparato político de la burguesía. Fue el caso de la socialdemocracia durante la Iª Guerra Mundial, del “anarquismo oficial” (la CNT) durante la guerra civil española o del trotskismo durante la IIª Guerra Mundial[3]. El anarquismo se caracteriza por la existencia de muchos grupos informales que se reclaman de sus posiciones generales, muchas veces se constituyen a partir de unas posiciones políticas vagas y generales que por ello les hacen vulnerables a la ideología burguesa. Con esto no queremos decir que estos grupos no puedan tener evoluciones positivas o incluso tener posiciones internacionalistas (es el caso del KRAS ruso por ejemplo en relación a la guerra entre Rusia y Ucrania[4]), lo que queremos decir es que las posiciones en torno a guerras imperialistas son muy importantes para cualificar el carácter de clase de un agrupamiento.

En este sentido es muy sintomático la abducción y fascinación que muchos sectores anarquistas sienten por “la revolución social en Rojava” y la práctica ausencia de críticas al PKK en los medios anarquistas. David Graeber (antropólogo y activista de Occupy Wall Street que se reclama anarquista) escribió un artículo reivindicando “la revolución social en Rojava” (Kurdistán sirio) en The Guardian (“¿Por qué el mundo está ignorando a los kurdos revolucionarios sirios?”). Dónde Graeber alude a su padre que en 1937 defendió en las Brigadas Internacionales a la República española, es decir al Estado burgués español que entre otras cosas reprimió a sangre y fuego el alzamiento proletario de mayo de 1937 con el apoyo de los ministros anarquistas (como Federica Montseny o García Oliver)[5]. Brigadas Internacionales que además fueron puestas en marchar por la Komintern estalinista de Moscú. Pues bien Graeber alude a que (como en España) en el Kurdistán sirio se está viviendo también una revolución social. En realidad en España como indicó Bilan (el órgano de la Izquierda Comunista Italiana en el exterior) lo que se dio fue una guerra civil entre dos fracciones de la burguesía (lo que encauzó al campo burgués la inicial reacción obrera de julio de 1936). Y el anarquismo oficial de la CNT fue fundamental en el proceso de consolidación del Estado burgués republicano de cara a la guerra civil. Puestos a ver analogías entre estos dos hechos históricos parece  aquí una muy clara: en ambas el proletariado es arrastrado al terreno burgués perdiendo su fuerza y su potencial revolucionario por la lógica de elegir el mal menor. Pero el mito de “la revolución social española” es un imán irresistible para la inmensa mayoría de los anarquistas. Y en este caso su fuerza irresistible les ha conducido al Kurdistán y al PKK kurdo. El artículo de Graeber fue publicado en decenas de páginas y periódicos libertarios, desde la CGT española al Tierra y Libertad de la FAI de la Federación de Estudiantes Libertarios a Regeneración Libertaria.

¿Qué es el PKK?

El PKK es una organización de origen estalinista en los años 70´, que al modo de otros numerosos movimientos de liberación nacional pretendía construir un Estado nación y burgués en Oriente Próximo. Es en realidad el principal representante de la burguesía kurda[6]. En los años 90, tras el fin del capitalismo de Estado organizado en torno al bloque imperialista ruso, Ocalan (Apo como es conocido en el PKK, en kurdo significa tío) se da cuenta que la ideología estalinista no le es más útil, y a partir de ahí va a realizar una indigesta mixtura entre democracia burguesa, nacionalismo y municipalismo libertario. Todo a partir de su figura carismática, para ello como es típico de la política burguesa no le temblará el pulso para eliminar físicamente a sus opositores como ya lo hizo en los años 80 con los disidentes a su línea (que huyeron o fueron eliminados físicamente). A partir del VII Congreso del PKK (que establece la nueva línea oficial del PKK, sobre la Civilización democrática y el Confederalismo democrático) se establece la “conversión de Apo” y de todo el partido. Desde entonces como es típico de estos aparatos contrarrevolucionarios ya se sabe “la suerte que se impone a los provocadores será la de siempre (…). La pena más severa en tiempos de guerra”.

¿Qué es el Confederalismo democrático?

A esta concepción de Ocalan, tomada del ecologista libertario y norteamericano Murray Bookchin, es a la que aluden los anarquistas para defender la conversión libertaria del PKK. De hecho, han surgido grupos de apoyo a la “revolución de Rojava” en los medios anarquistas, que son muy activos en la defensa de la ideología contrarrevolucionaria y reaccionaria del PKK[7]. Para ello han editado en castellano numerosos textos de Ocalan. Veamos que nos dice este Apo (Tío).

En folletos como Confederalismo Democrático o Guerra y paz en el Kurdistán, Ocalan dice sostener un proyecto no nacionalista y antiestatalista ya que se ha dado cuenta que la solución no pasa por la creación de un Estado kurdo y que el nacionalismo es una ideología nociva e inseparable de la modernidad burguesa. Son estas palabras las que encandilan a muchos anarquistas pero veamos más de cerca lo que en realidad dice Ocalan.

  1. A pesar de la negación de la palabra nacionalismo, en realidad, lleva a cabo una defensa a ultranza del nacionalismo, a pesar de su aparente negación de palabra. De hecho en su cosmovisión burguesa sólo existen las naciones y, sobre todo, una entre todas la kurda. Pueblo milenario que prácticamente ya existía como nación con cohesión étnica desde la época de los sumerios hace más de 5000 años. Realiza para ello una genealogía imaginaria por 5000 años de historia donde diferentes pueblos, Estados e imperios han pretendido acabar con esta pureza benefactora de la cohesión étnica kurda, desde el Imperio Asirio y Escita hace 3000 años a Alejandro Magno, continuando por el Islam (en realidad una ideología de conquista utilizada “por la nación árabe” según Ocala, es decir, ya existían los árabes como nación hace 1400 años) al Imperio Otomano o el colonialismo europeo. Para Ocalan la nación surge en el principio de los tiempos de la civilización y desde entonces tiene un recorrido independiente de las relaciones sociales, es la verdadera constante que mueve todo. Por eso su negación del nacionalismo que encandila a sus seguidores anarquistas es puro nominalismo. En realidad, como dice en su texto sobre El confederalismo democrático, es negativo desatender el aspecto nacional. De hecho toda su perspectiva es nacionalista y, por lo tanto, burguesa. Es una propuesta política que se enmarca en los conflictos imperialistas en Oriente Próximo y para ello busca una solución nacional, que pasa por reconocer las cuatro grandes naciones (“inmemoriables”) de la zona: árabes, turcos, persas y kurdos. Para Ocalan, y sus discípulos anarquistas, parecen no existir las clases. Sobre todo en Kurdistán, un pueblo homogéneo, donde no existen las clases sociales. ¿Es posible realmente un lugar, Rojava, dónde se haya vivido una revolución social sin necesidad de enfrentarse a ninguna burguesía autóctona? La absurda respuesta de los libertarios que apoyan a Ocalan es que sí. De hecho, Ocalan ya sostuvo a principios de los años 90 que en el Kurdistán no hay clases sociales. Como en los mejores cuentos mitológicos, propios del nacionalismo, el enemigo es sólo exterior: turcos, persas, árabes… O interior, los malos kurdos que se venden al nacionalismo extranjero. En realidad, y como decíamos al inicio, el PKK y sus adláteres no son sino la principal fracción de la burguesía kurda.
  2. Ocalan y sus amigos anarquistas aluden de boquilla a su oposición al Estado y a la necesidad de superar el Estado nación. Sin embargo cuando leemos más atentamente a que se refiere en realidad y como defiende en sus Nuevas posiciones estratégicas, filosóficas y políticas del movimiento de liberación kurdo (comprendidas en castellano en el folleto Guerra y paz en el Kurdistán) defiende (con neoestalinista memoria) la coexistencia pacífica con el Estado. Lo que hay que hacer es “democratizar el Estado” pues la abolición inmediata del Estado no es posible hay que realizar “profundas reformas democráticas”. El Estado democrático debe someterse voluntariamente a cambios democráticos para construir una nueva nación democrática (kurda, turca, armenia, persa, árabe…). Toda solución para Apo es siempre nacional y dentro de los marcos del Estado burgués (ergo burguesa 100%). Por supuesto, Apo tranquiliza a sus competidores burgueses, no piensa “poner en cuestión las fronteras políticas ya existentes”. Simplemente solicita algo de autonomía política (siguiendo los ejemplos de Cataluña, Escocia…). De hecho los modelos que defiende para la solución del “conflicto Kurdo” son Sudáfrica, Palestina, Gales, Irlanda del Norte, Escocia, Córcega… Ejemplos de nación democrática que ejemplifican los parabienes de la “civilización democrática” que le enseñó el sociólogo norteamericano Leslie Lipson con su teoría democrático-burguesa. Apo es un auténtico admirador de la democracia parlamentaria burguesa, es decir del Estado burgués y sus crímenes (de los que él mismo es un importante hacedor). Ese es el modelo para Turquía: “El sistema democrático occidental –que fue establecido con inmensos sacrificios- contiene todo lo necesario para resolver los problemas sociales” (Declaration on the Democratic Solution of the kurdish Question, Ócalan). “El sistema democrático ha demostrado ya sus ventajas en relación a otros sistemas –comprendiendo el socialismo real- y es ahora el único sistema aceptable en el mundo entero”. No se puede hablar más claro, el PKK es un aparato conscientemente burgués que no se opone a la unidad de los Estados burgueses existentes, simplemente quiere que sus competidores le reconozcan como un aparato burgués más, con sus usufructos y sus dosis de mistificación y engaño. Con él el tan cacareado rechazo al Estado de sus discípulos anarquistas se convierte en una adoración de la estatolatría. Con ello el PKK viene a demostrar nuevamente que en esta fase actual todo movimiento étnico, como el kurdo, es reaccionario.
  3. Obviamente sus posiciones económicas no pretenden superar el capitalismo, o poner en cuestión la mercancía y su lógica. Como buen izquierdista reformista que es lo que pretende Apo es “un principio de redistribución en lugar de basarse exclusivamente en la acumulación de riquezas y la sobreproducción” para evitar, como no, “los efectos nocivos de los mercados financieros”. Logrando “una política económica alternativa que no aspire sólo al beneficio por el beneficio”. En fin mandamientos dignos de Podemos o de Le Monde Diplomatique. Por supuesto para nuestro insigne neo libertario los mercados financieros son malos, no la acumulación de capital en sí misma. Está es positiva pero no podemos basarnos sólo en ella hay que combinar la lógica del beneficio de la acumulación del capital con aspectos algo más humanos. La cantinela de siempre de todo reformismo desde hace más de cien años. Como si fuese posible alterar la lógica de la reproducción ampliada del capital convirtiéndola en algo diferente a su ADN. Los capitalistas son meras personificaciones del capital como relación social, no pueden renunciar a “su sed vampiresca de sangre viva de trabajo” si no quieren perecer renunciando a su máscara capitalista. No puede existir un capitalismo que no sea capitalista, que no haga de la lógica del beneficio y de la apropiación de plusvalor el alfa y el omega de la vida social bajo la férula del capital. Y de eso no se escapa el Kurdistán, como ninguna otra nación.
  4. Además hay dos aspectos fundamentales para comprender el atractivo tan curioso de los grupos anarquistas hacia el PKK y no son otros que las formas autogestionarias y supuestamente a favor de las mujeres. En lo que se refiere a la situación de la mujer y a la “liberación sexual”,  lo primero que cabe decir es que en el PKK existe una largo historial de abusos de mujeres. A este respecto ex compañeros de Ocalam como Mehmet Cahit Şener o Selim Çürükkaya (ambos cofundadores  del PKK) han declarado los numerosos abusos de Ocalan a compañeras militantes o los castigos y torturas realizados a parejas cogidos teniendo relaciones sexuales por parte de la organización. En este sentido, se ha dado mucha publicidad a las imágenes de las milicianas kurdas con armas  como símbolo  del protagonismo de las mujeres en el conflicto, pero dado el carácter enormemente burgués y patriarcal del PKK ¿no cabría esperar que este giro tenga que ver con reclutar más carne de cañón?

El imperialismo kurdo en la descomposición de las relaciones imperialistas

El carácter reaccionario de todo movimiento nacionalista y étnico en la fase de decadencia del capitalismo interactúa en la descomposición actual del capitalismo[8] acentuando a modo de boomerang las contradicciones y la disolución delicuescente del entramado de relaciones sociales, políticas, etc. Es en este contexto que interactúa el PKK y sus ramas sirias (el PYD sirio, Partido de la Unión Democrática) siendo protagonista de la lógica burguesa y criminal propia de todos los imperialismos en conflicto. Y es que el imperialismo no es una política que se puede elegir (como los platos de un menú) sino una condición inexorable de las relaciones entre los Estados y los movimientos políticos nacionalistas en esta fase de evolución del capitalismo. Los izquierdistas de diferentes ramas (no sólo libertarios sino también trotskistas o estalinistas) están defendiendo diferentes tipologías de la ideología antifascista. Haciendo en muchos casos del PKK el “mejor ejemplo de la lucha contra el fascismo del ISIS”. El PKK es un camaleón de múltiples caras según el interlocutor con el que se relacionen. Anarquista para unos, democrático para los Estados europeos o para Estados Unidos, o estalinista para los brigadistas que han ido a combatir en el avispero imperialista sirio e iraquí[9]. En realidad aparece con muchas caras pero tiene sólo una, la de ser un aparato político burgués. Igual que todos los que le apoyan.

En este sentido es ejemplar su participación en las guerras imperialistas en curso en Oriente Próximo. Para dar sólo un ejemplo, Amnistía Internacional (nada sospechosa de defender el islamismo sunnita) acusó en octubre de 2015 de crímenes de guerra a las milicias kurdas del PYD y a su brazo armado las YPG (Unidades de Protección Popular). Ambas ligadas al PKK de Ocalan. En la aldea árabe de Husseiniya fueron destruidas por las milicias kurdas el 93% de los edificios de la aldea. En la reciente toma de la colina de Sinyar, gracias al apoyo de los bombardeos norteamericanos, los comandantes kurdos del semi-Estado kurdo iraquí han reiterado el inevitable carácter kurdo de esa zona (independientemente, por supuesto, de lo que opinen sus habitantes yazidíes)[10].

Cómo no recordar al respecto que en el momento en que uno de los fans libertarios de Rojava, David Graeber junto a Janet Biehl, se encontraba de visita en el Kurdistán sirio, el dirigente oficial del PKK / PYD Salih Muslim estaba discutiendo la colaboración militar con el “neocon” norteamericano Zalmay Khalilzad (como embajador norteamericano en Afganistán e Irak, Khalilzad dirigió la ocupación de ambos países).

Esta ideología “antifascista”, de la búsqueda del mal menor frente al mal absoluto, que renace en los conflictos de Oriente Próximo tiene que ser combatida por los comunistas y los revolucionarios proletarios. La ideología del DAESH puede cualificarse de islamo-fascismo[11] pero “Lo que en realidad está en la raíz de todos los males es el sistema capitalista entero, un sistema sin porvenir, sin perspectiva, que se está descomponiendo poco a poco, arrastrando tras él a toda la humanidad en su engranaje mortífero”. Si no luchamos por acabar con el capitalismo será su descomposición la que acabe con la humanidad en su conjunto. Por eso es fundamental denunciar hoy como ayer la ideología antifascista[12], que disolviendo al proletariado en alguno de los campos burgueses en conflicto, el PKK contra el DAESH, Estados Unidos contra El Assad… amenaza con sepultar a la humanidad bajo los escombros de las bombas económicas, sociales y bélicas que está desplegando el capitalismo en su barbarie presente. Sólo el proletariado como clase revolucionaria puede abrir un camino de esperanza y liberación para el conjunto de la humanidad. Para ello es fundamental que reencuentre su identidad de clase y despliegue una conciencia de sí y de sus fines. Para ello es esencial la clarificación teórica y principista del presente que tiene en la autonomía e independencia de clase uno de sus principales eslabones. Esta tarea se tiene que realizar poco a poco y de manera paciente , es un camino largo en el que se cometerán errores, pero ello no implica que no se pueda evitar dar pasos en falso, apoyando a cualquier grupo porque se proclame de palabra una pretendida revolución social ni pedir armas a los Estados burgueses occidentales asesinos,  como han hecho (demostrando su naturaleza de clase, burguesa) muchos de los grupos anarquistas de los que se ha hecho mención, sin, además, la menor sensibilidad hacia los cientos de hombres y mujeres masacrados por esta barbarie imperialista en la que muchos han decidido implicarse. En este avispero no se puede tomar partido por ningún bando, “todos son peores”.

Andrei - Olmo


[1] Ver www.peaceinkurdistancampaign.com/2014/12/22/a-revolution-in-daily-life [4].

[2] Ver https://rojavaazadimadrid.wordpress.com/2016/01/15/combatientes-internacionalistas-de-rojava-hacen-un-llamamiento-a-la-juventud-para-que-se-unan-a-la-resistencia-en-bakur-video/ [5]

[3] Véase al respecto la resolución del II Congreso de la CCI Resolución sobre los grupos político proletario en https://es.internationalism.org/revolucionmundial/201510/4120/resolucion... [6]

[4] Ver por ejemplo la declaración de este grupo en https://es.internationalism.org/ccionline/201404/4015/declaracion-intern... [7]

[5] Ver el libro de la CCI España 1936: Franco y la República masacran al proletariado.

[6] Véase el artículo de la CCI El internacionalismo como respuesta a la problemática kurda https://es.internationalism.org/ccionline/201305/3727/el-internacionalis... [8]

[7] Véase por ejemplo en Comité Rojava Azadi de Madrid https://rojavaazadimadrid.wordpress.com/ [9] Realizando charlas permanentes como la de la XIII Feria del Libro Anarquista de Madrid el 6 de diciembre de 2015

[8] Véanse al respecto las Tesis de la CCI sobre la descomposición: fase última de la decadencia del capitalismo /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [10]

[9] El PKK ha continuado sus relaciones con partidos “marxistas leninistas” estalinistas de todo Europa. De este modo el Partido Comunista Marxista Leninista turco ha organizado unas “brigadas internacionales” al modo de la guerra civil española para defender el frente kurdo de la guerra. Por ejemplo, en España el grupo estalinista Reconstrucción Comunista ha mandado “dos brigadistas”, lo que fue ampliamente publicitado (positivamente) por televisiones y periódicos españoles

[10] Las diferentes milicias kurdas (del PYD-PKK, del PDK de Barzani o del UPK de Talabami, estas dos últimas de la autonomía kurdo iraquí, cuentan con el apoyo coordinado de los bombardeos de la Alianza militar capitaneada por Estados Unidos. Lo que no es óbice para sus amigos libertarios. En efecto el blog libertario Rojava Azadi defiende múltiples formas y maneras de apoyar militarmente a las fuerzas de tierra kurdas, incluso con tropas terrestres francesas o norteamericanas. A estos libertarios no se les puede negar la terrible coherencia de haberse entregado con armas y bagajes a la lógica putrefacta de la guerra imperialista que se está desencadenando en Oriente Próximo

[11] Véase al respecto Atentados en París - ¡Abajo el terrorismo! ¡Abajo la guerra! ¡Abajo el capitalismo!

/cci-online/201511/4126/atentados-en-paris-abajo-el-terrorismo-abajo-la-guerra-abajo-el-capitalismo [11]

[12] A propósito de los bombardeos sobre Irak y Siria y de aquellos que apoyan a algunos de los bandos en conflicto, Estados Unidos contra el ISIS, Rusia contra Estados Unidos… Dichos bombardeos han asesinado a más de 4000 civiles según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos a fecha de 2015 https://www.syriahr.com/en/2015/12/anti-daesh-strikes-killed-4000-civilians-in-iraq-syria/ [12] No se trata precisamente de una fuente beligerante contra Estados Unidos o la UE

 

Geografía: 

  • Turquía [13]

Corrientes políticas y referencias: 

  • Anarquismo internacionalista [14]
  • Anarquismo "Oficial" [15]

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Anarquismo

Saber qué es lo mejor para el capitalismo es algo que no concierne a la clase obrera

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Campañas ideológicas

Los argumentos por parte de ambos bandos en el referéndum británico sobre la pertenencia a la Unión Europea son una sarta de simplezas. Ambos hacen declaraciones extravagantes sobre los beneficios de abandonar la Unión o permanecer en ella, mientras advierten de lo peligroso de la política de sus oponentes en una inacabable pantomima de “¡No, no es así!” ¡Sí, sí que lo es!”

Sin embargo, está claro desde el principio que habrá un único ganador: la clase capitalista británica. Se nos pide examinar cada problema con un sólo pensamiento en nuestras mentes: “¿Qué es lo mejor para Gran Bretaña?”, y que consideremos los efectos en los puestos de trabajo, los precios, los beneficios, las pensiones, los ingresos familiares, las perspectivas para las empresas grandes y pequeñas, la seguridad, la inmigración, la soberanía, el terrorismo, todo lo imaginable y por imaginar, medidos todos por el rasero de la pertenencia de Gran Bretaña a la Unión Europea. Y “qué es lo mejor para el capitalismo británico”, considerado en el contexto internacional, no significa otra cosa sino “qué es lo mejor para el imperialismo británico”.

Los trabajadores son explotados por la clase capitalista y eso significa, sencillamente, que sus intereses no son los mismos. Muchos grupos y partidos que pretenden hablar en nombre de la clase obrera ofrecen consejos sobre cómo votar. El Partido Laborista afirma que quedarse en la UE garantiza puestos de trabajo, inversión y ''protección social''. Y muchos izquierdistas, en cambio, están haciendo campaña contra la pertenencia a la UE so pretexto de que los ''jefes'' de la UE están en contra de las nacionalizaciones, exigen la austeridad y atacan los derechos de los trabajadores. En realidad, uno de los principales ataques a la clase obrera en Gran Bretaña, hoy, es la propia propaganda en torno al referéndum y todas las ilusiones en el proceso democrático y en la UE que todos los candidatos mentirosos de la burguesía están intentando fomentar.

Divisiones en la burguesía británica

De este modo, lo que comparten tanto la campaña por la permanencia como la aboga por el abandono de la UE (¿qué beneficiaría a los negocios británicos?, ¿qué es lo mejor para el Estado capitalista británico?) son las bases compartidas de una campaña ideológica que podría tener un efecto desorientador en la clase obrera, ya confundida sobre la naturaleza de sus intereses y su capacidad para transformar la sociedad. Sin embargo, las diferencias entre las campañas por el In y por el Out no sólo son aspavientos teatrales (aunque haya mucho de eso en ellas), pues han sido durante décadas divergencias reales en la clase dominante británica sobre la pertenencia a la UE.

La fracción dominante de la burguesía británica ve ganancias en la permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea en lo económico, lo imperialista y lo social. Los grandes negocios del indicador de la Bolsa de Londres (FTSE 100), la gran mayoría de la industria manufacturera, los grandes bancos y otras instituciones financieras, las corporaciones multinacionales, la mayoría de los gobiernos locales, de las organizaciones de abogados y científicos... todos reconocen la importancia del acceso de Gran Bretaña a un mercado de 500 millones de personas y a los acuerdos que la UE es capaz de alcanzar, por el hecho de que el comercio de la UE con el resto del mundo supone el 20% de las importaciones y exportaciones globales, de las inversiones que los países de la UE atraen y de la necesidad de Gran Bretaña de formar parte de la UE como parte de su estrategia imperialista. Fuera de Gran Bretaña, las principales fracciones de varios de los países capitalistas más importantes del mundo también apuntan la importancia de que Gran Bretaña siga siendo miembro de la UE. En la propia Europa, dirigentes de Alemania, Francia, España, Holanda y Suecia se han pronunciado a favor de la permanencia de Gran Bretaña.

Más allá de Europa, es significativo que el Presidente estadounidense Obama apoye también la permanencia de Gran Bretaña en Europa. La cuestión de las relaciones de Gran Bretaña con Estados Unidos no es sencilla. Durante el periodo de los dos grandes bloques imperialistas liderados por EEUU y la URSS, Gran Bretaña estaba plenamente integrada en el bloque occidental, como el aliado más leal de Estados Unidos. Fue durante este periodo cuando se fundaron los predecesores de la Unión Europea, la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, y su sucesora, la CEE (Comunidad Económica Europea), también como parte del bloque liderado por EE.UU. Pero con el colapso del bloque oriental, y la correspondiente descomposición del bloque occidental, el imperialismo capitalista británico y sus intereses económicos tuvieron que dar un tono diferente a su política. En el plano imperialista, Gran Bretaña siempre ha intentado darse una orientación independiente, a la vez que mantenía alianzas con otras potencias cuando le convenía. En lo económico, casi la mitad del comercio británico se realiza con la UE, mientras el 20% de las exportaciones de Gran Bretaña van a Estados Unidos. En un artículo que publicamos en 2012 (Why British capitalism needs the EU: “Por qué el capitalismo británico necesita a la UE”) decíamos que “el examen del comercio internacional británico revela que sus intereses se centran sobre todo en Europa y Estados Unidos. Esto ayuda a explicar las acciones de la clase dominante británica en los últimos años […] Mientras que sería un error ver una relación mecánica entre los intereses económicos e imperialistas de Gran Bretaña, también sería un error negar todo tipo de conexiones en este sentido. El análisis de la dimensión económica revela algunos de los fundamentos de la estrategia de Gran Bretaña de mantener una posición intermedia entre Europa y Estados Unidos”. Para Estados Unidos, Gran Bretaña sigue siendo un caballo de Troya en Europa, un medio potencial para debilitar un posible reforzamiento de Alemania como rival de Estados Unidos. Para Gran Bretaña, Alemania es parte de una importante asociación económica, pero también un adversario imperialista potencial.

Pero, ¿qué ocurre con los que hacen campaña en favor de que Gran Bretaña abandone la UE? ¿Quiénes son? ¿Qué representan? En el plano económico, hemos oído a gerentes de fondos especulativos (hedge funds) hablar a favor del Brexit [1], junto a los típicos emprendedores individuales y dueños de pequeños negocios. Si no hubiera que tener en cuenta más cosas, esto sería sencillo de explicar. Los fondos especulativos, al mismo tiempo que se aprovechan de la ley tal como es hoy, tienden, y es comprensible, a pretender poner trabas a toda forma de regulación que obstruya su búsqueda de beneficios. En cuanto a los pequeños negocios, su tamaño quizá sea resultado de su falta de competitividad, pero eso no les impide culpar a la UE, al gobierno británico, a las administraciones locales o a las prácticas de las grandes empresas. Todo les sirve de blanco a su frustración, cuando, en realidad, lo que más les hace sufrir son, sencillamente,… las “leyes del mercado”.

Políticamente, las fracciones burguesas que apoyan el Brexit destacan por su variedad, y no están claramente ligadas a ningún grupo o estrato social particular. Están los partidos de extrema derecha, UKIP y BNP, los euroescépticos del Partido Conservador y, por la izquierda, un diverso abanico de estalinistas y trotskistas. Si se tuviera que buscar lo que tienen en común, sería sin duda la adhesión de todas ellas al Estado y/o a políticas capitalistas de Estado. El hecho de que Michael Gove y Iain Duncan Smith, que han pertenecido al corazón del gobierno desde 2010, puedan adherirse a consignas como ''Recuperemos el control'' (Let's Take Back Control) es un buen ejemplo del doble discurso de estos funcionarios veteranos del aparato político del capital. Sin embargo, hay algo más que tienen en común esas fracciones favorables a dejar la UE, y es su adhesión a la retórica populista, a la pose de estar en contra del ''establishment'' y el anhelante lamento por míticos pasados. En un periodo de creciente descomposición social, el populismo es un fenómeno también creciente. En Estados Unidos está el Tea Party y Donald Trump, en Alemania el AfD y Pegida, en Francia el Frente Nacional, y desde la izquierda, Podemos en España y Syriza en Grecia. Más cerca de aquí, en las elecciones generales británicas de 2015, la campaña populista del Partido Nacional Escocés fue la causa de la derrota de casi todos los diputados laboristas escoceses.

Tenemos un buen ejemplo de la alianza entre dos políticos populistas en el mitin antieuropeo en la que Nigel Farage del UKIP (extrema derecha) hizo las presentaciones al discurso de George Galloway, del Respect Party' [Partido del Respeto]. Farage dijo de éste que era “uno de los mejores oradores del país” y “una figura imponente de la izquierda de la política británica”). Galloway explicaba: “no somos colegas. Somos aliados en una causa común, como Stalin y Churchill...” Esta comparación habla por sí misma. Galloway ve el enlace de izquierda y derecha como la alianza imperialista de una guerra que supuso la muerte y la destrucción a escala industrial. Y no se equivoca. Farage y Galloway representan a fuerzas de la guerra imperialista y la destrucción, al igual que las demás fracciones de la clase dominante. Sin embargo, el problema más inmediato planteado por el auge del populismo es el siguiente : aun cuando es evidente que es un fenómeno que sirve a la burguesía, existe el peligro de que se les vaya de las manos a los partidos políticos principales y acabe siendo un obstáculo para las maniobras políticas habituales de la burguesía.

Los intereses de la clase obrera

No queremos especular sobre el resultado del próximo referéndum. Es difícil averiguar qué facciones de la burguesía se beneficiarían de una victoria del abandono de la UE, que seguramente supondría una gran cantidad de dificultades para el capitalismo británico. Pero la burguesía británica es la más experimentada del mundo y sería perfectamente capaz de asumir la victoria de la permanencia, pero también adaptarse al resultado contrario.

Lo importante para la clase obrera es ver que la campaña en torno al referéndum está completamente en el terreno de la clase dominante. No hay nada que elegir entre las alternativas ofrecidas ya que ambas empiezan y terminan en el capitalismo británico y en las necesidades de sus impulsos imperialistas.

Para la clase obrera, las posibilidades de cambio social no residen en los procesos democráticos del capitalismo. Para que la lucha de la clase obrera sea efectiva necesita ser consciente. En el panorama actual, en el que los trabajadores tienen muy poca conciencia de su identidad de clase, necesitan ser capaces de resistir las campañas propagandísticas de todas las diferentes fracciones de la burguesía. Hace cuarenta años, en 1975, hubo un referéndum sobre la pertenencia a la UE. Al igual que hoy, hubo acuerdo entre las principales facciones de los partidos más importantes, pero también, en el campo del “No”, se podía ver el acercamiento mutuo entre el ultraderechista Enoch Powell y el representante del ala más izquierdista del Partido Laborista, Tony Benn. En aquella época la campaña fue parte del esfuerzo del Partido Laborista en el poder para convencer a los trabajadores de que abandonaran sus luchas y depositaran su fe en un partido de izquierdas. Hoy, la clase obrera no lucha al mismo nivel que en los 70 y los 80, pero, con la perspectiva de una sociedad futura basada en relaciones de solidaridad y no de explotación, todavía posee el potencial de ser una fuerza de transformación social.


[1] “Brexit” es la contracción de British exit, “salida de Gran Bretaña” (de la Unión Europea), que será sometida a referéndum en junio. 

 

Geografía: 

  • Gran Bretaña [16]
  • Union Europea [17]

Rubric: 

Brexit

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Links
[1] https://fr.internationalism.org/revolution-internationale/201602/9308/politique-allemande-et-probleme-des-refugies-jeu-dangereux-feu#sdfootnote5sym [2] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/alemania [3] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/ecuador [4] http://www.peaceinkurdistancampaign.com/2014/12/22/a-revolution-in-daily-life [5] https://rojavaazadimadrid.wordpress.com/2016/01/15/combatientes-internacionalistas-de-rojava-hacen-un-llamamiento-a-la-juventud-para-que-se-unan-a-la-resistencia-en-bakur-video/ [6] https://es.internationalism.org/revolucionmundial/201510/4120/resolucion-sobre-los-grupos-politicos-proletarios-1977 [7] https://es.internationalism.org/ccionline/201404/4015/declaracion-internacionalista-de-rusia [8] https://es.internationalism.org/ccionline/201305/3727/el-internacionalismo-como-respuesta-a-la-problematica-kurda [9] https://rojavaazadimadrid.wordpress.com/ [10] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [11] https://es.internationalism.org/cci-online/201511/4126/atentados-en-paris-abajo-el-terrorismo-abajo-la-guerra-abajo-el-capitalismo [12] https://www.syriahr.com/en/2015/12/anti-daesh-strikes-killed-4000-civilians-in-iraq-syria/ [13] https://es.internationalism.org/en/tag/4/559/turquia [14] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/anarquismo-internacionalista [15] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/anarquismo-oficial [16] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/gran-bretana [17] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/union-europea