Published on Corriente Comunista Internacional (https://es.internationalism.org)

Home > Acción Proletaria - 2000s > Acción Proletaria 2004 > Acción Proletaria nº 177, 15 Julio - 15 Septiembre

Acción Proletaria nº 177, 15 Julio - 15 Septiembre

  • 3516 reads

15 años después del hundimiento del bloque del Este

  • 3328 reads

El hundimiento del estalinismo debía significar, supuestamente, el fin de la barbarie. La evolución sangrienta de la realidad demostró muy rápidamente lo contrario. Desde comienzo de los años 1990 la barbarie se instaló como realidad permanente en la vida de la sociedad, generalizándose al conjunto del planeta, golpeando de manera cada vez más ciega y extendiéndose progresivamente a las grandes metrópolis capitalistas. Esta realidad nos situó en la entrada del capitalismo en la fase última de su decadencia: la de su descomposición acelerada. En lugar de un enfrentamiento imperialista encerrado en el corsé de hierro de los bloques imperialistas soviético y americano, se comenzó a instalar una lógica guerrera radicalmente diferente, una lógica donde cada país capitalista defendía sus propios intereses al margen de cualquier alianza estable con un Estado imperialista dominante. Caos, pérdida de control, anarquía en aumento y aceleración de la descomposición son su dramática concretización.

El capitalismo confrontado a su fase de descomposición

En 1991 la guerra del Golfo concretizó por vez primera vez la apertura a lo grande de las puertas del nuevo desorden mundial, aunque este conflicto permitió momentáneamente a los Estados Unidos reafirmar su papel de primera potencia. Entonces fue el propio gobierno americano quién provocó esta guerra, cuando su embajadora April Glaspie hizo creer a Saddam Hussein que un eventual conflicto entre Irak y Kuwait sería considerado un problema “interno del mundo árabe”, fingiendo que los USA se desentenderían de la cuestión. Induciendo a Saddam Hussein a que invadiera militarmente Kuwait, los Estados Unidos obtenían el pretexto para una intervención militar masiva. Para el imperialismo americano, esta guerra fue el instrumento de la reafirmación brutal de su autoridad sobre las principales potencias rivales como Alemania, Francia y Japón que, después de 1989 y del hundimiento del bloque soviético, tendían cada vez más claramente a defender sus intereses imperialistas desarrollando una política creciente de contestación del liderazgo americano. Es indudable que en esta época la potencia americana consiguió una victoria de dimensión mundial. Se permitieron el lujo de dejar a Saddam Hussein como señor de Bagdad con el fin de que Irak no cayera en un caos total como ocurre en la actualidad. Pero esta victoria no podía ser más que de corta duración. Lo mismo que ningún apaciguamiento duradero puede darse en el plano de la competencia económica, las tendencias centrífugas del “cada uno para sí” de cada potencia imperialista ganan en amplitud, obligando de nuevo inexorablemente a los Estados Unidos a utilizar su supremacía militar, con el fin de tratar de frenar la contestación creciente a su autoridad. Así anuciamos en 1991: “... sobre el plano político y militar o sobre el plano económico, la perspectiva no es la paz y el orden sino la guerra y el caos entre naciones...” (Revista Internacional nº 66, artículo “El caos”). Esta tendencia a la descomposición del capitalismo y al debilitamiento del liderazgo americano han proseguido y se han confirmado a lo largo de los años 1990. Sólo algunos meses después de la primera guerra del Golfo, se desencadeno de nuevo la barbarie que llevaría en 1992 al incendio total de la región de los Balcanes. Fué Alemania la que, animando a Eslovenia y Croacia a proclamar su independencia frente a la antigua confederación yugoslava, hizo saltar por los aires a este país y jugó un papel primordial en el desencadenamiento de la guerra en 1991. Frente al empuje del imperialismo alemán, las cuatro grandes potencias (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia) sostuvieron y alentaron al gobierno de Belgrado a llevar una contraofensiva particularmente mortífera. Sin embargo, el debilitamiento histórico de Estados Unidos ya en marcha en 1991 le condujo a cambios de alianzas sucesivos traduciéndose por su apoyo a Serbia en 1991, a Bosnia en 1992 y a Croacia en 1994. Los Balcanes se transformaron entonces irremediablemente, como Afganistán algún tiempo más tarde, en un verdadero lodazal hecho a base de guerras civiles permanentes. Actualmente en Afganistán, ninguna autoridad local o americana, puede ejercer fuera de la capital Kabul. Los años 1990 conocieron una generalización progresiva del caos, expresión de la evolución de la descomposición de la sociedad capitalista, descomposición que conoció una violenta aceleración a comienzos de los años 2000.

Un mundo que se hunde en la anarquía y la barbarie

Es imposible describir la situación actual de Irak. El semanario francés Courrier International del 14 de Junio titula: “Irak: la violencia constante”. La jornada del jueves 24 de Junio es un ejemplo dramático del estado de guerra civil en el cual se encuentra enfangado Irak. Este día, hubo más de siete atentados únicamente en la ciudad de Mosul, ocasionando oficialmente al menos 100 muertos. Al mismo tiempo, los enfrentamientos armados proseguían en numerosas ciudades iraquíes como Bakuba o Nayaf. Tras transferir el poder al nuevo gobierno iraquí, el país sigue hundido en un caos total, una anarquía generalizada donde las fuerzas políticas y militares no pueden más que controlar zonas geográficamente limitadas. El primer ministro iraquí Ayad Alaui se esfuerza en anunciar, con un gran esfuerzo publicitario, que tomará personalmente en su mano la lucha contra la violencia, y esto después del aumento de los enfrentamientos militares, atentados y otros sabotajes de oleoductos, pasando por las capturas de rehenes finalizando muy a menudo con los asesinatos sangrientos. La decapitación de los prisioneros, filmadas y proyectadas en todas las pantallas del mundo, se han convertido actualmente en una práctica corriente. Tortura y terrorismo han formado siempre parte de los conflictos armados de la historia, pero quedaban como fenómenos secundarios. Esta degradación de las reglas de los enfrentamientos es sin ninguna duda una de las expresiones mayores de la aceleración de la descomposición del sistema capitalista.

La perspectiva en este país no puede ser más que una desestabilización creciente. El debilitamiento, y la pérdida de control de Estados Unidos son patentes. El New York Times declara: “...Las fuerzas de la coalición no solamente no pueden asegurar la seguridad de la población iraquí, sino igualmente realizar otro objetivo designado como prioritario por la administración provisional: el restablecimiento total de la electricidad antes del comienzo de los calores del verano...”. En Irak actualmente, falta de todo, hasta el agua potable, a una población enfrentada a unas condiciones de supervivencia espantosas. Cada vez con mayor claridad, kurdos, chiitas, sunnitas expresan sus intereses propios y divergentes. Además, un fenómeno nuevo está generalizándose: la aparición de bandas armadas, fanatizadas, pasando a la ofensiva armada contra los intereses de Estados Unidos fuera de todo control asumido por las organizaciones étnicas o religiosas nacionales. Antes mismo de que esté en marcha, el gobierno provisional aparece totalmente impotente y desacreditado.

El Washington Post afirma: “...Aunque la administración Bus ha prometido muchas veces que los iraquíes recuperarían su soberanía completa, está claro que son los oficiales americanos los que se reservan el dominio completo sobre la cuestión esencial de la seguridad”. La perspectiva es la de un hundimiento creciente de la potencia americana en el lodazal iraquí, su incapacidad para dominar militarmente la situación en Irak es manifiesta. Este debilitamiento acelerado se ha evidenciado por la obligación para los Estados Unidos de pasar por la ONU, un proyecto de resolución americano-británico propuesto a fines de mayo al Consejo de Seguridad proponiendo, entre otras cosas, el envío de fuerzas multinacionales bajo mando americano. Este recurso obligado a la ONU por la administración americana es la manifestación directa de su incapacidad para asegurar el dominio por las armas de un país tan débil como Irak. Detrás de las primeras declaraciones de fachada se percibe el apetito de las otras grandes potencias que quieren aprovechar rápidamente cada retroceso de Estados Unidos para defender sus propios interéses imperialistas. El 27 de mayo, China difundió un documento apoyado por Rusia, Francia y Alemania declarando objeciones y proponiendo cambios importantes a esta resolución. Sobre todo que el gobierno interino debía gozar de la “plena soberanía sobre las cuestiones económicas, de seguridad, de justicia y diplomáticas”. También, estas potencias han propuesto que el mandato de la fuerza multinacional en Irak se acabe a finales de enero de 2005 y que el gobierno provisional sea consultado para las operaciones militares con la exclusión de las medidas de autodefensa. De hecho, este documento, directamente dirigido contra Estados Unidos, demuestra que la única preocupación de las grandes potencias es hundir y debilitar tanto como sea posible a la primera potencia mundial sin preocuparse lo más mínimo por las consecuencias que tal enfrentamiento puede traer para la población iraquí y para toda la región.

Asistimos actualmente a una desestabilización del conjunto de Asia del Sudoeste. En Arabia Saudita, los atentados atribuidos a Al-Qaeda se multiplican, manifiestan el enorme aumento de las tensiones entre el régimen de Ryad y los elementos Wahabitas cada vez más numerosos y fanatizados. La virulencia de los dirigentes chiitas iraquíes pueden tener repercusiones en la estabilidad de Irán. En cuanto a Turquía, la tensión es particularmente fuerte. A principios de junio, el PKK (partido de los trabajadores kurdos) ha anunciado que pone unilateralmente fin al “cese del fuego” en la guerra contra el estado turco. La Neue Zueriche Zeitung del 3 de junio informa que “círculos del ejército turco piensan que centenares de rebeldes armados del PKK se han infiltrado en Turquía desde el norte de Irak”. El mismo diario señala que “un nuevo desencadenamiento de la guerra puede ser devastador para el conjunto de la región”.

Por otro lado, después de la llegada de la administración Sharon al poder en Israel, la situación en Oriente Medio no ha hecho más que hundirse en una guerra permanente y aumentar las masacres de la población. Detrás del proyecto de un gran Oriente Medio, de una hipotética retirada de los israelíes de la banda de Gaza y de una ocupación militar creciente de Cisjordania, se materializa al igual que ocurre con Estados Unidos una política de huida hacia delante por parte del gobierno israelí. Es patente que la lógica guerrera toma de forma absoluta la iniciativa a otras modalidades de defensa de los intereses nacionales israelíes. Esta política, suicida en el tiempo, provoca un aumento de las tensiones entre Israel y Egipto, el único aliado, después del estado hebreo, que queda a Estados Unidos en la región. De hecho, la administración americana influye cada vez menos en la orientación de la política guerrera israelí. Esto traduce la incapacidad actual de Estados Unidos para jugar su antiguo papel de gendarme mundial. Esta realidad no hace más que expresar al más alto nivel la pérdida de control de todas las otras grandes potencias en las zonas que tratan de mantener bajo su influencia.

Las incursiones militares desencadenadas en Ingushetia en la noche del 21 al 22 de Junio que han causado al menos 48 muertos, entre ellos el ministro Kostoiev, nos indica que el conjunto de repúblicas del sur de la URSS, y no sólamente Chechenia, tienden a hundirse en la anarquía y la guerra civil. En cuanto a Francia, y esto después de su participación activa hace diez años en las masacres de más de un millón de personas en Ruanda, tiene que constatar actualmente su propia impotencia. Los Tutsis están en esta mitad de junio de nuevo en el centro de un conflicto que golpea de lleno a la república del Congo. Le Soir (diario belga) del 4 de junio afirma: “Los incidentes al este del país hacen pensar lo peor a numerosos observadores: el resurgimiento de la guerra en una región martirizada por los conflictos fronterizos, políticos y étnicos sangrientos”.

La descomposición del capitalismo: una realidad en plena aceleración

Los atentados terrorista del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York habían llevado a Estados Unidos a afirmar que perseguirían el terrorismo hasta en los últimos rincones del planeta, llevando la democracia y la paz. El resultado actualmente se inscribe con letras de sangre por todo el mundo. La anarquía total que vemos en Irak y que se extiende progresivamente a todo el Sudoeste de Asia manifiesta la pérdida de control en aumento por las grandes potencias de este mundo de la marcha general de la sociedad. La dinámica de la guerra en Irak no es más que un ejemplo dramático y bárbaro de lo que espera a toda la humanidad si la clase obrera deja al capitalismo realizar su única perspectiva. El engranaje al que están encadenadas todas las potencias capitalistas, incluso las más fuertes, no puede más que producir cada vez más dramáticamente guerras como la que se está desarrollando en Irak. Esta barbarie en plena evolución ha alcanzado al corazón de Europa, con los atentados terroristas del 11 de marzo en Madrid donde el objetivo era la mayor masacre posible de la población obrera. Es importante que el proletariado comprenda que, contrariamente a lo que tantas veces nos hace creer la burguesía, esta evolución guerrera, totalmente irracional y bárbara, no es debida a la locura de algunos dirigentes del mundo. Es por ejemplo de notoriedad pública que J.Kerry, el candidato demócrata a las próximas elecciones presidenciales americanas, no tiene ninguna alternativa que proponer a la actual orientación en política exterior de la administración Bush. Cualquiera que sea el resultado de estas elecciones, el fondo de la lógica imperialista americana no será modificado en nada. La huida hacia adelante militar por parte de Estados Unidos para rechazar su debilitamiento histórico y su pérdida de control sobre el mundo es un hecho totalmente irreversible. El desorden mundial actual no es debido, como afirma la propaganda de la burguesía a un fanático religioso llamado Bin Laden o a una administración americana compuesta de otros fanáticos de la guerra a ultranza como Rumsfeld o Wolfowitz. Bien al contrario, es la quiebra en curso del capitalismo mundial, la que lo pone en una lógica de guerra totalmente irracional, la que determina la evolución de los hábitos de la burguesía y los equipos gobernantes de los Estados. En este sentido, el capitalismo tendrá cada vez más en el porvenir que llevar al poder a las fracciones de la burguesía más fanatizadas, incluso dentro de las grandes potencias de este mundo. Como los marxistas han afirmado siempre, sólo el proletariado porta con él la fuerza capaz de destruir el capitalismo y de impedir que el mundo se hunda en la peor de las barbaries. La clase obrera debe guardar en su memoria que la revolución proletaria en Rusia en octubre de 1917 fue la que puso fin a la primera carnicería mundial.

Tino

Artículo traducido de Revolution Internationale, Julio 2004, publicación en Francia de la CCI.

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • El estalinismo, el bloque del Este [1]

A propósito de algunas discusiones sobre el 11-M

  • 2896 reads

En ese esfuerzo por comprender estos terribles acontecimientos, tanto en las Reuniones Públicas en la que hemos abordado este asunto, como en algunas de la cartas que hemos recibido, algunos compañeros nos han expresado sus matices o desacuerdos con los artículos que hemos publicado recientemente. En particular, algunos compañeros han insistido en la necesidad de precisar que queremos decir cuando denunciamos el terrorismo y la brutal explosión de violencia que vivimos, ya que la burguesía aprovecha estos acontecimiento para “rechazar” todo tipo de violencia, venga de donde venga, por lo que la denuncia del terrorismo podría hacernos parecer cómplices de las campañas antiterroristas organizadas por el Estado. Ante todo queremos saludar esas contribuciones y animar a otros compañeros a que participen en esta discusión. Por nuestra parte, queremos seguir aportando otros elementos para comprender históricamente estos problemas y por ello, queremos precisar más concretamente el marco en el que los situamos para comprenderlos desde la perspectiva de la clase obrera.

La mentira de la violencia genérica y la realidad del terror capitalista, el terrorismo y la violencia de clase del proletariado

Desde hace décadas nuestra Corriente ha desarrollado un esfuerzo teórico y político para restablecer la visión marxista sobre el problema de la violencia en el enfrentamiento entre las clases a lo largo de la historia y concretamente en el capitalismo ya que “...las relaciones sociales entre las clases lo son obligatoriamente de oposición y antagónicas, o sea de lucha...”. De hecho, en Octubre de 1.978, adoptamos una Resolución sobre Terror, Terrorismo y Violencia de Clase que se planteaba como objetivo “...establecer un marco, una visión de conjunto que permita abordar estos problemas desde un punto de vista proletario y no por medio de afirmaciones simplistas como que la ´violencia es violencia` , ´la violencia es el terror`, ´decir que la violencia no es terror es pacifismo`, etc...o sea las afirmaciones de la casuística de que ´el fin justifica los medios`...” (Revista Internacional nº 15, pag.19). Y tanto ayer, como hoy la primera cuestión a señalar para responder a las trampas de la ideología burguesa sobre los fenómenos de violencia entre clases en la sociedad es señalar que “..hablar de violencia en general, en términos generales sin hacer referencia a las condiciones concretas, a los períodos históricos, a las clases que los ejercen, significa no entender absolutamente nada de su contenido real, de lo que la transforma en cualidad diferente y específica en las sociedades de explotación y el porque hay una diferencia cualitativa entre violencia y terror....” (Revista Internacional nº 14,pag 8). Por esta razón, nosotros siempre hemos denunciado las campañas ideológicas de la burguesía sobre el terrorismo-antiterrorismo y hemos diferenciado siempre la naturaleza de la violencia de clase del proletariado del terror del Estado burgués y del terrorismo de la pequeña burguesía en sus diferentes expresiones. Hablar de violencia en general, de violencia en sí misma y no distinguir radicalmente que clase la ejerce, con que medios y con que objetivos históricos supone “....ocultar todo lo que distingue y opone a ambas clases, no en las nubes especulativas, sino en la mismísima realidad de sus prácticas respectivas. A fuerza de identificarlas en sus prácticas, acaba por imponerse de hecho una identidad de los sujetos mismos, entre la burguesía y el proletariado para llevarnos a la aberrante conclusión de que por un lado nos encontramos ante dos clases cuya esencia es diametralmente opuesta y sostener, por otro lado que esas dos clases tienen en realidad una práctica idéntica....” (id, op. cit). En ese sentido siempre hemos afirmado y afirmaremos que “...el terror no es tal o cual acto de violencia episódico y circunstancial. El terror es un modo particular de la violencia, inherente a las clases explotadoras. Es una violencia concentrada, organizada, permanente y especializada, mantenida en constante desarrollo y perfeccionamiento para así perpetuar la explotación....es la violencia de una clase minoritaria contra la gran mayoría de la sociedad,.....violencia que se perpetua y perfecciona hasta el punto de encontrar su razón de ser en si misma y,....necesita un cuerpo cada vez más especializado, más separado de la sociedad y encerrado en si mismo, para imponer con la mayor brutalidad posible su férula sobre el conjunto de la sociedad....”. Tal es la realidad y la práctica que se esconde tras los ropajes del llamado “Estado democrático” que permanentemente nos invitan a defender, y al que los obreros tendríamos que confiar nuestra seguridad como “ciudadanos libres”. Y ante la realidad y la práctica del Terror del Estado siempre hemos defendido que “...la fuerza invencible de la clase obrera no residirá tanto en la fuerza física y militar, y menos aún en la represión. Su capacidad para movilizar a las más amplias masas, para asociar a la mayoría de las capas y clases trabajadoras no proletarias a la lucha contra la barbarie capitalista. Su fuerza reside en su toma de conciencia y en su capacidad para organizarse de manera autónoma y unitaria, en la firmeza de sus convicciones y en el vigor de sus decisiones. Estas son las armas fundamentales de la práctica y de la violencia de clase....” (id, op. Cit.).

Pero en la sociedad existen más manifestaciones del enfrentamiento entre clases porque “...el proletariado ya no es la única clase que soporta los rigores del terror del Estado sobre la sociedad. El terror se ejerce igualmente sobre todas las clases y capas pequeño burguesas.....Esas capas y clases al no ofrecer alternativa histórica alguna al capitalismo, excitadas y exasperadas por la barbarie del sistema y de su terror, lo único que pueden oponerle son actos desesperados: el terrorismo. Aunque puede ser usado por ciertos sectores de la burguesía el terrorismo es esencialmente el modo de acción político, la práctica de capas y clases desesperadas y sin porvenir. De ahí que esa práctica que se pretende “heroica y ejemplar” no es más que una acción suicida. No ofrece ninguna salida y no tiene ningún efecto positivo sobre la lucha de clases y sólo sirve para entorpecer la lucha....”· (id, op. Cit). Por ello siempre hemos afirmado que “.. el terrorismo como práctica es perfecto reflejo de su contenido: las clases pequeño burguesas de las que emana. Es la práctica estéril de clases impotentes y sin porvenir...” . Esta práctica del terrorismo tiene una historia que conviene no olvidar :

  • En el siglo XIX expresaba fundamentalmente la impaciencia de sectores de la pequeña burguesía inadaptada a la evolución capitalista, por ejemplo, los narodnikis en Rusia o los anarquistas, que atentaban contra los simbolos del sistema y no masivamente contra la población.

  • A partir de la 2ª Guerra Mundial, el terrorismo va cobrando amplitud a partir de la tentativa de combatir militarmente con “movimientos de resistencia” organizados por la burguesía “democrática” contra la ocuapación nazi en Francia, Grecia o Yugoslavia. El fenómeno de la utilización de la lucha armada de minorías en los enfrentamientos imperialistas se desarrolla vigorosamente. Tras el fin de la citada guerra, continua desarrollandose a través de los llamados “movimientos de liberación nacional”, encabezados generalmente por terroristas que, con el triunfo a nivel regional de uno u otro bloque imperialista pasan de ser “apestados” a convertirse en “respetables hombres de Estado”. Tal es el caso de la OLP, el Irgún israelí, ETA, IRA. Más recientemente debemos recordar que los propios USA financiaron a Bin Laden para combatir la ocupación rusa de Afganistan. El fenómeno del terrorismo, en esa época, se inscribe en la lógica criminal de los enfrentamientos imperialistas que son los que los financian, apoyan y en ciertos casos los organizan.

  • Los atentados de 1986 en París, ponen de manifiesto el empleo directo por parte de un Estado, en este caso Irán, de atentados indiscriminados contra la población civil. Tras esto hay la tentativa de defender sus propios intereses contra la presión de las grandes potencias, como vimos más tarde en el caso de Siria o Libia. Ese fenómeno se acentúa a partir del hundimiento del bloque del Esta y la tendencia del “cada uno para si” que caracteriza la vida del capitalismo en la época de la descomposición, y lo podemos ver con la proliferación de grupos terroristas armados alimentados por el desarrollo de la descomposición. Cada vez más difícil distinguir entre guerras convencionales y terrorismo; los ejércitos regulares atacan cada vez más objetivos civiles sin valor militar, con el objeto de aterrorizar a la población (ver los bombardeos de la 2ª Guerra Mundial, o los “efectos colaterales” de los bombardeos en los Balcanes o en Irak); al mismo tiempo asistimos a un uso creciente de armas de destrucción masiva por los grupos terroristas , y a atentados que son verdaderas masacres.

En definitiva, nuestro rechazo a hablar de la violencia en general, de aceptar siquiera ese terreno vago y ambiguo de “violencia si, violencia no” que no nos permite comprender el problema en términos de clase, de práctica, de proyecto histórico nos ha permitido afirmar siempre que “...La lucha del proletariado, como cualquier lucha social, es necesariamente violenta pero la práctica de su violencia es tan diferente de la violencia de las demás clases como diferentes son sus proyectos y sus metas. Su práctica incluida la de la violencia, es acción de amplias masas y no de minorías; es liberadora, es el parto de una sociedad nueva y armoniosa, y no la perpetuación de un estado de guerra permanente e uno contra todos y todos contra uno. Su práctica no intenta perfeccionar y perpetuar la violencia, sino proscribir de la sociedad los actos criminales de la clase capitalista. Es por esto por lo que la violencia revolucionaria del proletariado no podrá tener jamás la monstruosa forma del terror típica de la dominación capitalista, o la forma del terrorismo impotente de la pequeña burguesía.....” (id. Op. Cit). En este contexto general e histórico debemos situar la reflexión sobre el significado de los recientes atentados del 11 M en España, para comprender lo que realmente representa esta nueva y brutal etapa que vivimos de “normalización del horror” .

¿Que representa el auge actual del terrorismo?

La siniestra “normalidad” con la que los ataques terroristas están convirtiéndose en moneda corriente en los últimos años y, la brutal expresión que están tomando en los últimos meses nos obliga a comprender que estamos ante la realidad de una nueva forma de guerra jamás vista hasta ahora.

“...Con la entrada del capitalismo en su fase de descomposición, hemos identificado varias tendencias que hoy aparecen enredadas en los atentados terroristas:

  • El aumento del terrorismo, de las capturas de los rehenes como medio de guerra entre Estados, en detrimento de las ´leyes` que el capitalismo se había dado en el pasado para ´reglamentar` los conflictos entre fracciones de la clase dirigente.

  • El aumento del nihilismo, del suicidio de los jóvenes, de la desesperanza....

  • ...la profusión de sectas y el resurgir del espíritu religioso, incluso en algunos países avanzados, el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente, construido....

Estas tesis que fueron publicadas en 1990, se han visto modificadas por la aparición de un fenómeno nuevo que emerge con el terrorismo llamado “islamista”: la disgregación de los propios Estados, la aparición de “señores de la guerra” que utilizan a jóvenes kamikazes, cuya única perspectiva es la muerte, para avanzar sus intereses en el tablero internacional....Ya no estamos aquí en presencia de una guerra imperialista “clásica” sino de una disgregación general de la sociedad en bandas armadas....La descomposición capitalista cobra aspectos mucho más terribles que en el pasado.” (Atentados en Madrid: el capitalismo siembra la muerte, Revista Internacional 117).

El fenómeno del terrorismo en el marco del cada uno para si que preside la descomposición del capitalismo, ha tomado una nueva y brutal forma: la de los atentados terroristas indiscriminados que amenazan permanentemente al conjunto de la población mundial y que se acerca de forma ineluctable hacia las principales concentraciones obreras del plantea. Los atentados de Madrid han sido el primer, y no el último capitulo, de esa permanentización del horror. “ ...Contrariamente a lo que nos quieren hacer creer, el Estado capitalista se va a blindar cada vez más frente a las tendencias bélicas exteriores y las tendencias centrífugas interiores, y las potencias imperialistas- sean de primer, segundo o cualquier orden – no vacilarán nunca en usar en beneficio propio a los señores de la guerra o las bandas armadas terroristas...En realidad los principales responsables de todos estos acontecimientos son las principales potencias capitalistas...” (Idem, Revista Internacional 117).

Cuando desde nuestras publicaciones denunciamos sin tregua el terrorismo y todas sus nuevas manifestaciones, lo que queremos dejar bien claro son dos cosas. De un lado, la falsedad criminal que nos ofrecen los Estados como “alternativa” al desarrollo de la barbarie, es decir, abandonar la lucha como clase ante la barbarie capitalista, es decir, abandonar la lucha por acabar con la raíz de los problemas, el capitalismo en descomposición. Y, por otro lado, no dejar la menor ambigüedad acerca de que si la clase obrera no logra desarrollar su lucha histórica por la abolición del sistema, el fenómeno de este nuevo terrorismo, de esta nueva forma de la guerra del todos contra todos de los Estados capitalistas se desarrollará de forma dramática y brutal.

La clase obrera debe comprender que en sus manos, en su proyecto histórico, en la lucha por su futuro esta la única solución a la barbarie capitalista y que para ello debe avanzar en su lucha revolucionaria, incluyendo y desarrollando su violencia de clase, para ir a la raíz de los problemas de la violencia de clases que desgarra a esta sociedad.

Vyborg

Situación nacional: 

  • 11-M [2]

Vida de la CCI: 

  • Reuniones públicas [3]

DESDE ARGENTINA: Contribución sobre la naturaleza de clase del movimiento piquetero (I)

  • 4187 reads

Luego de lo acontecido en Argentina el 19 y 20 de diciembre ([1] [2]), ha ocurrido un fenómeno que podemos denominarlo de “moda”, que ha sido impuesto por los medios masivos de comunicación, sea radio TV, diarios, etc., con relación a los piqueteros, o sea a los trabajadores desocupados.

Este hecho tampoco pasó desapercibido para las corrientes izquierdistas, sean de corte estalinista, trotskista, guevarista, etc., tanto en el plano nacional e internacional, como tampoco para grupos o tendencias del Medio Político Proletario, como los camaradas del Buró Internacional para un Partido Revolucionario (BIPR).

Los primeros se dedicaron a engañar al proletariado con falsas expectativas haciéndole creer que los objetivos y los métodos de lucha del movimiento “piquetero” contribuyen a hacerle avanzar en su lucha. Los segundos, como consecuencia de un análisis basado en premisas equivocadas, llegan a conclusiones equivocadas con relación a la naturaleza de los movimientos piqueteros en la Argentina.

La burguesía, agradecida, pues entre los disparates que se han proferido, algunos han llegado al absurdo de anunciar el nacimiento de un nuevo sujeto revolucionario: “el piquetero”, y los burgueses felices, ya que con dichos disparates desvían y desvirtúan las luchas obreras, y la consiguiente unidad de la clase obrera a nivel internacional, al descalificar a la clase obrera como UNICO SUJETO REVOLUCIONARIO, o al intentar colocar a la Argentina, o a los países periféricos como centro de irradiación de la revolución mundial en desmedro de la clase obrera de las naciones industrializadas.

Es por ello que la presente nota tiene por objetivo desmitificar el fenómeno piquetero, buceando en el interior o en “la cocina” de dichas corrientes, ver sus lados oscuros, sus miserias, que la mayoría de las corrientes de izquierda y algunas del Medio Político Proletario ocultan, con la excepción de la Corriente Comunista Internacional.

DESDE LAS MANZANERAS DE CHICHE DUHALDE HASTA LAS ASAMBLEAS PIQUETERAS:

Podría pensarse que estas corrientes de desocupados se han iniciado en estos últimos 5 ó 6 años, cuando la miseria, la desocupación y el hambre arreciaban en las grandes barriadas del Gran Buenos Aires, Rosario, Córdoba, etc. Ello no es así: las corrientes piqueteras por más que éstas se nieguen a reconocerlo o intenten re-escribir la historia, tienen un origen diferente, y son las llamadas “Manzaneras”que comandaba la esposa del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, en la década de los 90.

Las llamadas manzaneras cumplían una doble función, una similar a los llamados comités de “defensa de la revolución” que impuso en Cuba el régimen capitalista de estado de Fidel Castro, a los efectos de un control social y político y tejer la capacidad de movilización de las amplias capas desesperadas a favor de la fracción burguesa que representaba Duhalde; y, por otro lado las encargadas del reparto de los alimentos a los desocupados (un huevo y medio litro de leche diaria), ya que por ese entonces no existían planes de desempleo, subsidios, etc.

Pero a medida que los índices de desocupación aumentaban geométricamente, y los esfuerzos del gobierno nacional para apagar los “incendios”se hacían cada vez más complicados, debido a las masivas protestas de los desocupados, las manzaneras de Chiche Duhalde – la esposa del gobernador -, comienzan a desparecer de la escena, cosa no muy difícil de hacer ya que estas carecían de estructura orgánica y solamente respondían a las órdenes directas que emitía aquella. Poco a poco fueron reemplazadas por un ramillete de organizaciones que decían representar a los trabajadores desocupados, siendo la mayoría de éstos manejados, sea por la Iglesia Católica, las corrientes políticas izquierdistas, etc.

Cuando estallaron las primeras luchas de los desocupados, la mayoría de ellos antiguos obreros petroleros de las provincias patagónicas (Neuquen) y del norte argentino (Salta), una pequeña corriente dependiente del maoísta Partido Comunista Revolucionario, la llamada Corriente Clasista y Combativa, comienza a introducir en la agenda política el tema de los desocupados y, a pesar de su comienzo tímido, poco a poco comenzó a abrirse paso, y la brecha que abrió fue lo suficientemente grande para que tendencias antagónicas entre sí, como el trotskista Partido Obrero, pudiera conformar su propio aparato de desocupados - el Polo Obrero - y sucesivamente las demás corrientes.

Estas primeras organizaciones hicieron su bautismo de fuego en Buenos Aires, a nivel masivo, con los cortes de ruta sobre la estratégica ruta 3, que une Buenos Aires con el extremo Sur de la Patagonia, lejos quedaban pequeños cortes de rutas que eran rápidamente reprimidos por las fuerzas de seguridad.

Es así que los “planes trabajar” ([3]), y los distintos subsidios que otorga el gobierno a los desocupados, y que son administrados u otorgados, sea por los consejos consultivos de las municipalidades, sea “arrancados” en las movilizaciones de desocupados controladas por organizaciones piqueteras, permitieron a la burguesía ejercer un control social y político de los desempleados a través de ellas, sean éstas de corte peronista, trotskista, guevarista, estalinista o sindical a través de la C.T.A.([4]).

Estas corrientes comenzaron a esparcirse a través de las barriadas obreras duramente castigadas por la desocupación, el hambre y la marginación, y fueron aquellas las que comenzaron sea a través de encuestas de desocupados, o cuando aquellos se acercaban al local del movimiento de desocupados, sea por la existencia de un comedor, o de un merendero infantil, como las más diversas organizaciones comenzaron a tejer su estructura, y todo ello con el dinero del estado burgués.

A los adherentes, para poder recibir el subsidio y los bolsones de comida (5 Kg), se les exigía: movilizarse tras las banderas de la organización, participar en sus actos políticos si ésta poseía una estructura política, levantar la mano votando favorablemente las proposiciones de aquel grupo al cual “pertenecía” y, además, participar en las marchas, actos etc., organizados por la corriente correspondiente. El cumplimiento de estas obligaciones queda consignado en libretas y el que falla o emite opiniones de disconformidad corre el peligro de perder los míseros $150 pesos, o 50 dólares. Además, las organizaciones extraían de los desocupados un porcentaje o una suma fija de dinero en concepto de “cotización”, este dinero es para pagar rentados([5]) de las corrientes, pagar locales en donde funcionan tanto la corriente de desocupados como el grupo político de quien depende la primera, etc. La entrega de esta cotización es de carácter obligatorio, y para tales fines, los llamados “referentes” de cada local barrial de los diversos movimientos de desocupados acompañaban a los desempleados al mismísimo banco en donde luego de cobrar, éstos últimos debían entregar el dinero.

LA NATURALEZA BURGUESA DEL MOVIMIENTO PIQUETERO

El año 2001 es el año de la mistificación piquetera y corrientes del medio político proletario como el BIPR([6]) contagiadas de la propaganda izquierdista creyeron ver un nuevo sujeto revolucionario - el piquetero -, y a las asambleas que realizaban como embriones de soviets o de consejos obreros. Nada más lejano a la realidad, la posición de dicha corriente – BIPR - en nada se diferencia con las del trotskista Partido Obrero y su Polo Obrero, a pesar de las enormes diferencias que existen entre los camaradas del BIPR y los de las otras corrientes políticas.

En dicho año, previo a las jornadas interclasistas del 19 y 20 de diciembre, la llamada “asamblea piquetero” estaba dominada por el Polo Obrero, la maoísta Corriente Clasista y Combativa, y la Federación de Tierras, Vivienda y Hábitat. Hoy la primera da un apoyo crítico al gobierno burgués de Kirchner, y la segunda es de absoluta su genuflexión ante la burguesía.

Las posiciones sustentadas en dichas asambleas, y las siguientes por venir, demostraron claramente la naturaleza de los diversos movimientos piqueteros, como aparatos al servicio del estado burgués. Dicha naturaleza no ha desaparecido posteriormente cuando se produjo la ruptura de la asamblea piquetera de La Matanza, entre el Polo Obrero y las otras dos corrientes, ocasionando la conformación del Bloque Piquetero.

Es necesario realizar una crítica a las posiciones adoptadas por algunas corrientes políticas con respecto al llamado “fenómeno piquetero”, el cual algunas puede estar cruzadas por posiciones oportunistas, como es el caso del BIPR, y otras por posiciones típicas del izquierdismo, como es el PO, y otras por posturas “ semi-anarquistas” como es el caso del GCI. Es cierto que hay muchas más posiciones que es necesario analizar, pero consideramos éstas como las más importantes.

Las caracterizaciones que se le dan a los desocupados, o al “SUJETO PIQUETERO” como gusta decir el Partido Obrero, es de una inmensidad tal que ya en la publicación semanal del Partido Obrero, Prensa Obrera, en su editorial firmada por su “líder máximo” –Jorge Altamira – se afirma que: “El movimiento piquetero es la expresión histórica más profunda que ha producido el movimiento obrero argentino, por lo menos desde el Cordobazo..”([7]) y, continúa expresando dicha nota: “...El movimiento piquetero es una fuerza de vanguardia, más si tenemos en cuenta en ella solamente a sus agrupamientos independientes de la burguesía, como el Bloque Piquetero nacional y la asamblea nacional de trabajadores” ([8]).

Pero el editorial del Partido Obrero, demuestra lo correcto de la posición de la CCI como la que entonces defendimos, cuando calificaba los sucesos del 19 y 20 de diciembre como una revuelta interclasista, cuando expresa en la misma nota de Prensa Obrera que el objetivo del movimiento piquetero es convertirse en un movimiento de masas, entendido esto como de la masa de desocupados, de obreros activos y de todos los sectores medios que son empujados a la clase obrera y de los desposeídos. Es decir, y siguiendo el razonamiento dado por el P.O., la clase obrera debe insertarse en un amplio frente interclasista, y debe luchar no en su propio terreno sino en un campo que le es totalmente ajeno.

Así también en el XIIIº Congreso del Partido Obrero, en un párrafo sin desperdicio, da a entender cual es su posición, la cual para todos aquellos que piensen que hay diferencias entre el izquierdismo, o las corrientes piqueteras más mediatizadas y el estado burgués, podrán constatar claramente lo falso de dicha premisa, cuando se dice: “El que controla la comida de las masas controla a las masas...” ([9]), o sea que a pesar de las declamaciones del P.O. por impedir que la burguesía controle a las masas al controlar los alimentos, plantea en realidad la misma actitud que la burguesía, es decir controlar los planes sociales, controlar los bolsones de comida, para poder así controlar a los desocupados. Esta actitud no es privativa del P.O., sino del conjunto y de la totalidad de las corrientes, grupos y /o agrupaciones piqueteras.

Pero también en el informe del XIIIº Congreso del PO, se denuncia algo que sirve para desmitificar a los movimientos de desocupados, cuando dicen: “El Movimiento Teresa Rodríguez acaba de aceptar un préstamo del Banco Mundial (...) una de las fracciones del Bloque piquetero acepta préstamos de entidades privadas para construir carpinterías, comedores...”([10]). Ello no es novedad alguna. Todas las corrientes aceptan préstamos bancarios, donaciones de la burguesía, como es el caso reciente del Movimiento Territorial de Liberación, ligado al Partido Comunista Argentino, que ha aceptado un millonario crédito del Banco Ciudad para la construcción de “viviendas populares”.

Estos pequeños ejemplos sirven para demostrar que los movimientos de desocupados que han ocupado los medios masivos de comunicación, sea en el plano nacional como internacional, y que llevó al imaginario de la pequeña burguesía radicalizada a pensar en el inicio de “una revolución”, de la existencia de “consejos obreros”, etc., es una falacia absoluta.

Prueba de ello son las resoluciones políticas que emanan de las llamadas Asambleas Nacionales de Trabajadores Ocupados, Desocupados, Jubilados, que aglutina al Bloque Piquetero ( Polo Obrero, Movimiento Teresa Rodríguez, CUBa, etc.) en las distintas Asambleas Nacionales de Trabajadores (ANT), y especialmente la VIª, en donde se plantea la necesidad de un frente único que abarque a los trabajadores ocupados, desocupados, pequeña burguesía, etc., todo ello en consonancia con los constantes actos públicos que dichas organizaciones realizan con federaciones patronales, y como surge asimismo de las citas transcriptas más arriba.

Pero volviendo atrás es un despropósito las manifestaciones vertidas por el P.O. al considerar que el movimiento piquetero es el hecho más significativo del movimiento obrero desde el Cordobazo, ya que éste último así como también las luchas de carácter netamente obreras que tuvieron lugar en aquellos días no fue una rebelión popular o de neto corte o tinte interclasista, todo lo contrario, fueron combates obreros que desarrollaron comités obreros, que tuvieron a su cargo las más diversas funciones, como comités de defensa, solidaridad, etc.

LOS ERRORES DEL BIPR ANTE EL MOVIMIENTO PIQUETERO

Existe asimismo una analogía en las posiciones de las corrientes piqueteras con el BIPR, producto esencialmente de las erróneas tesis elaboradas por esta fuerza del Medio Político Proletario, que plantea un carácter más revolucionario a las naciones periféricas en detrimento de las más desarrolladas cuando expresan que: “...que la opresión y represión política..., lleva a una potencial radicalización de la conciencia en los países periféricos”([11]). Dicha posición llevó al BIPR a considerar erróneamente los sucesos del 19 y 20 de diciembre como una lucha proletaria y no como en realidad ha sido un levantamiento interclasista.

Pero la analogía no concluye aquí, la VIª ANT hace un llamamiento a la “unidad socialista de América latina”, y un grupo integrante del BIPR, el Círculo Comunista Internacionalista ([12]), plantea en una nota: “por la organización de las masas proletarias latinoamericanas” ([13]).

El planteo indicado en los dos últimos párrafos tiene una simetría, a pesar de la diferencia existente entre el P.O. y sus socios izquierdistas del Bloque piquetero, y dicha analogía hay que buscarla en la subestimación que ambas organizaciones realizan al proletariado de los países avanzados.

La consigna lanzada en la VIª Asamblea Nacional de Trabajadores en el año 2004 en Argentina, al igual que los camaradas del Buró Internacional por un Partido Revolucionario en sus tesis, emiten declaraciones de neto tinte nacionalista, ya que no existe diferencia alguna entre el apartado intitulado “La ruta de la insurrección boliviana y el proceso de rebelión de los pueblos latinoamericanos” que plantea: “… por un gobierno de los trabajadores y el pueblo, ni ALCA ni MERCOSUR, por la unidad socialista revolucionaria de América latina…”([14]), y la emitida por el Círculo Comunista Internacionalista cuando expresa, en consonancia y en forma homogénea con las posiciones políticas del BIPR: “por la organización de las masas proletarias latinoamericanas.”

Estas declaraciones generan una división artificial entre los trabajadores del mundo. No existe diferencia alguna entre los trabajadores de América Latina y de los países periféricos, con los de las naciones capitalistas más avanzadas, todos somos uno, todos tenemos el mismo enemigo - el capitalismo -, y para que la revolución proletaria triunfe ésta, indefectiblemente, debe tener un carácter mundial, no existen ni las excepciones nacionales ni regionales, el sólo hecho de plantear dicha consiga significa pura y llanamente una división artificial de la clase productora, en beneficio de los explotadores del trabajo obrero.

Pero las similitudes no acaban solamente con respecto a este punto. Todo lo contrario, leer las declaraciones del Bloque Piquetero y sus resoluciones en la VIª ANT, es como leer asimismo las posiciones que expresan lamentablemente los camaradas del BIPR. Veamos las mismas:

El Buró Internacional por un Partido Revolucionario plantea: “... La Argentina se ha revelado como uno de los eslabones más débiles de la cadena del capitalismo internacional, demostrando de manera elocuente el fracaso de las recetas monetaristas llevadas a cabo adelante ante todo por el imperialismo USA y su brazo armado el FMI. La furibunda explotación de la clase trabajadora argentina, la rapiña de los ahorros de tantos trabajadores y pequeño burgueses”([15]).

Esta declaración publicada en enero de 2002 en el sitio web del BIPR, pudo haber sido fácilmente adoptada por la VIª ANT dominada por los partidos izquierdistas, que son si utilizamos el lenguaje de los camaradas del BIPR el “brazo izquierdo de la burguesía”, pero lo expresado en las resoluciones y en la convocatoria a la VIª ANT no se alejan en nada del espíritu de lo dicho en el párrafo precedente, lo cual puede ser un motivo de “satisfacción” para el BIPR, cuando dicen: “…llamamos a romper con el FMI, fijando la estrategia del gobierno de los trabajadores y nos pronunciamos por la independencia y la lucha frente a la burguesía y su gobierno”. Continúa manifestando: “... establecimos una agenda de lucha real fundada en un pliego de reclamos. Este pliego planteó el aumento general de salarios del 50%, un salario mínimo equivalente a la canasta familiar, la extensión de los planes de empleo a todos los desocupados,… la creación de puestos de trabajo mediante la anulación de la flexibilidad laboral, la reducción de la jornada horaria y planes masivos de viviendas populares y obras públicas (…), ruptura con el FMI, desconocimiento de la deuda externa, nacionalización de la banca y expropiación de las empresas vaciadas, sin pago…”([16]).

Estas manifestaciones están motivadas por dos hechos totalmente diferentes, los camaradas del BIRP no toman en consideración que la sobreproducción mundial que acompaña la crisis del capitalismo, particularmente en su época de decadencia, lanza a una parte creciente de la clase trabajadora fuera del proceso productivo. Es por lo tanto fundamental para una organización revolucionaria que busca intervenir en la clase trabajadora, el clarificar y comprender todo el problema del desempleo dentro de la lucha de clases ([17]).

Asimismo, las identidades que intentan establecer tanto el BIPR y las declaraciones políticas del ANT acerca de la pequeña burguesía, como capas sociales “agredidas” por el imperialismo, y que por ende son aliados del proletariado implica necesariamente desconocer las diferencias sociológicas de la pequeña burguesía, es decir su procedencia y su objetivo, así también, esta capa social lleva consigo la ideología de la burguesía con lo cual se intenta infectar al proletariado.

Cabe destacar que no se ha tomado en consideración, con excepción de la CCI, que el capitalismo mundial se halla en una fase de descomposición, y Argentina no constituye ninguna excepción, por lo que es correcto lo planteado que: “…el hecho de que partes significativas del proletariado hayan sido arrastradas en estas revueltas es de gran importancia, porque marca una pérdida profunda de la autonomía de clase. En vez de verse como proletarios con sus propios intereses obreros en Bolivia y Argentina, se ven a sí mismos como ciudadanos compartiendo intereses comunes con la pequeña burguesía y las capas no explotadoras”([18]). Pero también cabe afirmar que este hecho se produce fundamentalmente tal como rezan las Tesis sobre la Descomposición del capitalismo ([19]), dado que ideologías extrañas al proletariado han sido inyectadas en las venas de los trabajadores desocupados: como nacionalismo, la “patria grande latinoamericana” y una dosis de socialismo, eso sí todo bajo el paraguas de un gobierno obrero y popular, que no es más que una reedición remozada del burgués PT de Lula.

Un censor podrá criticarnos diciéndonos que está bien, que esa es la posición de las direcciones de los movimientos y organizaciones piqueteras, pero que lo que importa es la dinámica del proceso o del fenómeno piquetero, sus luchas, sus movilizaciones, sus iniciativas. La respuesta es sencilla. A quienes nos censuren de esta manera debemos responderles al igual que lo hicimos con el BIPR con relación a la crítica que en Revolución Comunista nº 2 ([20]), se realizó con relación a sus posiciones relativas al “Argentinazo” del 19 y 20 de diciembre: que las posturas que aquella corriente adoptó son simples deseos de carácter idealista. Las organizaciones piqueteras son sus líderes, sus jefes, nada más. El resto, los piqueteros con rostros cubiertos quemando neumáticos, son prisioneros de los $150 mensuales y de 5 Kg. de alimentos que el Estado burgués les otorga vía las organizaciones.

Y, como se dijo más arriba, todo ello debe ser realizado so pena de perder dichos “beneficios”. En síntesis: las corrientes piqueteras no significan en absoluto desarrollo de la conciencia, todo lo contrario es retaso en la conciencia obrera, ya que aquellos imprimen una ideología ajena a la clase obrera. Asimismo lo expresado por el P.O. de que quien maneja la comida maneja la conciencia, hace mención a una posición de la burguesía, a su lógica perversa que solamente puede llevar a la derrota de la clase obrera y de los desocupados, ya que la función del izquierdismo es eso: DERROTA DE LA CLASE OBRERA, Y LA PERDIDA DE LA AUTONOMIA DE CLASE, por más consignas “revolucionarias” que puedan adoptar.

Continuará

 

 

1Ver www.geocities.com/ncomunistainternacional/ [4]

2Se refiere a las revueltas interclasistas que tuvieron lugar en esas fechas del año 2001. Ver Revista Internacional nº 109 el artículo “Revueltas populares en Argentina” y también en el número 117 “Revueltas populares en América Latina”

3Planes Trabajar: “Ayudas a desocupados” disfrazadas de planes de empleo organizadas por el Estado argentino.

4Central de los Trabajadores Argentinos

5Liberados, es decir, burócratas que trabajan para la organización

6 BIPR: Buró Internacional por el Partido Revolucionario, organización proletaria. Para ver sus posiciones se puede consultar: www.internazionalisti.it/BIPR/spagnolo/plataforma.htm [5].

7Prensa Obrera nº 832, 7-1-04. “Piqueteros: de vanguardia de la lucha a movimiento de masas”

8ídem anterior

9Informe XIIIº Congreso del Partido Obrero

10ídem anterior

11“Tesis de la táctica comunista en los países periféricos” (ver sitio web www.ibrp.org [6])

12 Ver www.internazionalisti.it/BIPR/spagnolo/circulo/circulo.htm [7].

13“El proletariado Argentino se ha erguido” (sito web www.ibrp.org [6])

14ANT: ver sitio web PO – www.po.org.ar [8]

15idem Nº6

16Resolución Política VIª ANT

17Revista Internacional nº 14: “Desempleo y Lucha de clases”.

18Revista Internacional nº 117

19Ver Revista Internacional nº62

20Ver www.geocities.com/ncomunistainternacional/ [4]

Situación nacional: 

  • Argentina [9]
  • Movimiento piqueteros [10]

El desmantelamiento de la Seguridad Social muestra la quiebra del capitalismo

  • 4731 reads

Con su nuevo plan de «salvamento de la Seguridad social», el gobierno Raffarin se apresta de nuevo a reducir los costes del salario social. Esta vez le toca a la sanidad asumir las consecuencias de este plan de austeridad, tras los significativos ataques de la primavera pasada contra las pensiones de jubilación, y los de Enero contra las indemnizaciones por desempleo. Lejos de ser una especificidad nacional, estos ataques se desarrollan y se generalizan en el conjunto de países capitalistas que habían desarrollado el llamado «Estado del bienestar» a finales de la IIª guerra mundial para reconstruir su economía devastada, y que por eso necesitaban una mano de obra saludable. El ataque actual al sistema de asistencia médica en Francia, como el de hace unos meses en Alemania, significa el fin del «Estado del bienestar» y hace volar en pedazos el mito de los «logros sociales». Este ataque desvela que, frente a la profundización de la crisis económica, al desarrollo del paro masivo, la burguesía no puede seguir manteniendo una gran cantidad de fuerza de trabajo. La supervivencia del capitalismo pasa por una intensificación de la productividad del trabajo, la búsqueda de mano de obra lo más barata posible, reduciendo además sus gastos de mantenimiento. Para muchos proletarios esto significa la precariedad y la miseria, e incluso la exclusión definitiva del sistema de producción o la muerte, como se pudo constatar durante la ola de calor del verano pasado respecto a los más desvalidos (ancianos, discapacitados, «sin techo»).

Este ataque masivo a la asistencia sanitaria necesita una respuesta masiva y unitaria del conjunto de la clase obrera (empleados, desempleados y jubilados); pero los sindicatos y sus cómplices trotskistas y «altermundialistas» desvían la reflexión obrera sobre la quiebra del capitalismo hacia medidas ilusorias para «salvar la seguridad social». Este ataque frontal a la cobertura social significa que desaparece un nuevo sector del «Estado del bienestar» bajo los golpes de la crisis económica; pero nuestros defensores de la Seguridad social lanzan una y otra vez la misma mentira: «La Seguridad social es una conquista de la lucha obrera, ganada a finales de la IIª guerra mundial en continuidad con los logros sociales del Frente Popular de 1936». Frente a esta nueva falsificación de la historia que llevan a cabo el conjunto de fuerzas de la izquierda, izquierdistas y sindicatos, es necesario restablecer la verdad, apoyándose en una breve apreciación histórica del establecimiento de la asistencia social, y después del significado de la creación de la Seguridad social en 1945, desde el punto de vista de las necesidades del capitalismo. Esta reafirmación del análisis marxista, permite comprender que lo que pretende la burguesía blandiendo los oropeles de la Seguridad social, es ocultar al proletariado la quiebra histórica del «Estado del bienestar»..

De la solidaridad política del proletariado a su encuadramiento ideológico por el Estado capitalista

Durante la segunda mitad del s XIX, en la fase de desarrollo del capitalismo, el proletariado desarrolló sus propios «fondos de huelga» o «de socorro», sus mutuas para los casos de enfermedad o despido, al principio para poder mantener la lucha por sus reivindicaciones (reducción de la jornada laboral, prohibición de la explotación de los niños y del trabajo de noche para las mujeres, etc.). Los sindicatos obreros, a menudo, gestionaban la práctica de esa solidaridad económica en el seno de la clase obrera. Pero esa solidaridad tenía un sentido político, ya que en el curso de las luchas por arrancar una mejora de sus condiciones de vida y reformas políticas, el proletariado se constituye en clase y plantea la perspectiva, cuando maduren las condiciones económicas, de la toma del poder político y la construcción de la sociedad comunista.

Con el desarrollo de la masacre de la Iª guerra mundial el capitalismo sella el fin de su expansión económica y su entrada en una fase de decadencia, que se caracteriza por una absorción de la sociedad civil por el Estadol. La burguesía tiene que imponer su dominación de clase sobre el conjunto de la vida económica, social y política, y el Estado va a encargarse de eso.

Frente a este cambio de periodo, los sindicatos van a convertirse en una fuerza de encuadramiento de la clase obrera, al servicio del capital.

«El Estado mantiene las formas de organización de los obreros (sindicatos) para encuadrarlos y mistificarlos mejor. El sindicato se convierte en un engranaje del Estado, y como tal, se interesa por desarrollar la productividad, es decir, por aumentar la explotación del trabajo. El sindicato fue el órgano de defensa de los obreros mientras la lucha económica tuvo un sentido histórico. Vaciado de su contenido antiguo, el sindicato se convierte, sin cambiar de forma, en un instrumento de represión ideológica del capitalismo de Estado y de control sobre la fuerza de trabajo.» («Sobre el capitalismo de Estado», Internacionalismo 1952, retomado en la Revista Internacional nº 21, 2º trimestre 1980)

Así el Estado se apropia directamente, o por medio de su policía sindical, de los diferentes fondos de socorro y mutuas obreras y vacía de su contenido político la noción misma de solidaridad obrera.

“ La burguesía retiró la solidaridad política de manos del proletariado para transferirla como solidaridad económica en manos del Estado. Al dividir el salario en una retribución directa por parte del patrón y una indirecta por parte del Estado, la burguesía ha consolidado la mistificación que consiste en presentar al Estado como órgano por encima de las clases, garante del interés común y de la seguridad social de la clase obrera. La burguesía había logrado vincular material e ideológicamente a la clase obrera al Estado...” ( Revista Internacional 115, pag 12).

No solamente la burguesía hace aparecer el Estado como defensor de las clases trabajadoras, sino que la tentativa de organizar los primeros seguros sociales también tiene por objetivo encuadrar al proletariado.

En la década de 1920-30, lo que impulsa el proyecto de asistencia social es la voluntad de instaurar la paz social a través de la participación de los obreros en la gestión nacional, como señala el informe Cerinda:

«En los consejos de administración de los seguros sociales se verán realizados el acercamiento y la colaboración fraternal de clases; asalariados y empresarios no defenderán intereses antagónicos; estarán unidos por un mismo pensamiento: combatir los dos grandes azotes de los trabajadores, la enfermedad y la miseria. Este contacto permanente preparará la asociación cada vez más estrecha del capital y del trabajo.» (Cita pag. 86 del libro de Bruno Palier, Gobernar la Seguridad social, ediciones PUF).

A pesar de esta voluntad política del Estado, de la patronal y los sindicatos, de poner en práctica este proyecto de seguros sociales obligatorios, hasta la IIª guerra mundial el Consejo Nacional de la Resistencia no tendrá a punto la organización del régimen general de la Seguridad social.

1945: la creación de la Seguridad social, una mistificación al servicio de la reconstrucción nacional

En el curso de la segunda carnicería mundial, la burguesía, consciente de los millones de víctimas que va a provocar el conflicto militar, y de las destrucciones y daños para la economía mundial, se aplica a dar una justificación moral a su propia barbarie.

«En un mensaje solemne al congreso pronunciado el 6 de Enero de 1941, el presidente Roosvelt fue el primero en dar una justificación moral al conflicto, asignándole esencialmente el objetivo de “liberar de la necesidad” a las masas. Ese movimiento culmina en mayo de 1944 con la declaración de Filadelfia de la Organización Internacional del Trabajo, por la que los países miembros hacen de la realización de una verdadera seguridad social un objetivo prioritario de la posguerra. En consecuencia, la seguridad social ocupa un lugar importante en los fines de guerra definidos por los Aliados.» (Historia de la Seguridad social, 1945-1967, pag. 30, Bruno Valat, Ed. Económica)

Desde 1941, Inglaterra pone en marcha el desarrollo de subsidios familiares y el “plan Beveridge” en 1942; en plena guerra, crea una cobertura social estatal para sostener el esfuerzo de guerra y la moral de las tropas. En Bélgica, es en 1944 cuando se crea un sistema obligatorio de seguridad colectiva bajo control del Estado. De igual manera, a lo largo de los años 50 el “Generalisimo” Franco puso en marcha en España el desarrollo de un raquítico Estado “social”.

En Francia, mientras una parte de la burguesía está en el gobierno de Vichy(1), la otra parte, en el exilio, con el general de Gaulle a su frente, retoma esta preocupación y declara en Abril de 1942 en un mensaje solemne a la resistencia: «La seguridad nacional y la seguridad social son para nosotros objetivos imperativos y conjugados» (Bruno Valat, Idem). Tampoco es sorprendente que el programa de marzo de 1944 del Consejo Nacional de la Resistencia, donde son mayoritarios los estalinistas del PCF, reclame un plan completo de Seguridad social, que asegure los medios de subsistencia a todos los ciudadanos.

Así, lejos de ser una victoria obrera, lo que explica el origen de la generalización de los sistemas de protección social es sobre todo la capacidad de la burguesía internacional para preveer el encuadramiento del proletariado al final de la guerra con vistas al esfuerzo de reconstrucción. Los años de posguerra son terribles para las condiciones de vida del proletariado. Los salarios están bloqueados desde la guerra y la inflación es galopante, dopada por un mercado negro floreciente; las cartillas de racionamiento, que existen desde la ocupación, se mantienen hasta 1950, incluyendo la electricidad y la gasolina. La ración de pan, que es de 200 grs en el verano de 1947, sólo llega a 250 grs. en Junio de 1948. El producto nacional ese año (1948) aún es un 4% inferior al de 1938. A los bajos salarios y la penuria alimentaria se unen unas condiciones sanitarias deplorables y una demografía catastrófica. La mortalidad infantil en 1946 es de más del 84% y la población adolescente sufre raquitismo. Frente a esta situación, la burguesía sabe que no podrá reconstruir el capital nacional con una clase obrera tan debilitada, tanto más si se tienen en cuenta las pérdidas de vidas humanas de la guerra, que hacen que la mano de obra escasee. La creación de la Seguridad social y la asistencia médico-sanitaria es pues el medio de suministrar una fuerza de trabajo y mantenerla, conforme a las exigencias de la reconstrucción. A cambio de una sobreexplotación (la duración del trabajo semanal es de 44 h. en 1946 y 45 en 1947), el proletariado va a tener acceso a una cobertura social que le permita reconstruir su fuerza de trabajo. Pierre Laroque, alto funcionario encargado de poner en marcha la Seguridad social con la ordenanza del 4 de Octubre de 1945, es explícito respecto a sus objetivos, aunque envuelva la mercancía en un celofán humanista:

«El objetivo era garantizar a la masa de trabajadores, empezando por los asalariados, una seguridad en el porvenir. Esto iba parejo con una transformación social e incluso económica: el esfuerzo que se les pedía para poner en marcha la economía había de tener una contrapartida».

Como comenta Bruno Palier: «En 1945 se precisa también una inversión política inmediata, que ha de permitir obtener la participación de los asalariados en los trabajos de reconstrucción (...) Esta dimensión del plan francés de Seguridad social, contrapartida a los esfuerzos de reconstrucción (y a la moderación de los aumentos de los salarios directos), que aparece como una especie de contrato social de la Liberación» (id.)

Frente a las críticas de ciertos parlamentarios, que estiman demasiado importante el costo financiero de la Seguridad social, el socialista Daniel Mayer, ministro de trabajo en 1949, responde: «Todo industrial considera como normal y necesario consignar en sus gastos las sumas indispensables para el mantenimiento de su material. La Seguridad social, en gran medida, representa el mantenimiento del capital humano del país, que es tan necesario para los empresarios como las máquinas. En la medida en que la Seguridad social contribuye a conservar el capital humano, a desarrollar ese capital, aporta una ayuda a la economía que no habría que subestimar.» (Bruno Valat, Idem)

Por eso en un primer momento, la Seguridad social se reservará para los trabajadores asalariados, puesto que la burguesía cuenta con ellos para reenderezar el país, y se demorará para después la aplicación del régimen a la población no asalariada. Podemos calibrar pues la mentira de los sindicatos de que la creación del “Seguro” es una conquista obrera; cuando esta “concesión” se hace en realidad al precio de una sobreexplotación sin medida de la fuerza de trabajo. Así, en 1950, la industria francesa casi ha igualado el nivel de producción de 1929. Como en 1936, los estalinistas (PCF), gracias a su implicación en el seno de la resistencia, van a jugar un papel determinante en el enrolamiento del proletariado para la reconstrucción. Varios ministros comunistas van a estar presentes en el gobierno del general de Gaulle, llamando al proletariado por boca de su líder Thorez, a “arremangarse” para reconstruir el país y denunciando la huelga como “el arma de los monopolios”; igualmente, la CGT tendrá el monopolio de la presidencia de las cajas de seguro social hasta 1947 (ver nuestro folleto, en francés: Cómo el PCF pasó al servicio del capital). Después los otros sindicatos sucederán a la CGT.

El fin del Estado del bienestar

Si en los años que siguieron a la guerra, la Seguridad social va a ampliarse al conjunto de la población, desde el comienzo de los años 70, los primeros signos de la crisis económica hacen doblar las campanas por esas políticas sociales. La Seguridad social en sí no podía funcionar mas que en la medida en que el capitalismo podía garantizar el pleno empleo. El desarrollo del desempleo hace que los gastos sociales aumenten más rápido que el Producto interior Bruto (PIB). Frente a esta situación, la burguesía responde por medidas Keynesianas de relanzamiento del consumo, particularmente aumentando y creando nuevas prestaciones para familias sin recursos. Desde el punto de vista de la gestión del capitalismo, esas medidas van a aumentar de manera considerable los déficits públicos. De ahí en adelante, de 1975 hasta hoy, la burguesía no va a cesar de correr tras los déficits, destacando particularmente el famoso “agujero del Seguro”, que parece un pozo sin fondo, a pesar de los aumentos permanentes de las cotizaciones sociales y de las repetidas disminuciones de las prestaciones sociales. A lo largo de las décadas de 1980 y 1990, los gobiernos sucesivos de derecha e izquierda van a hacer gala de un ingenio sin límites para inventar todo tipo de impuestos (alcohol, tabaco, gasolina), y crear nuevas cotizaciones (CSG), que se acompañan de múltiples recortes sucesivos, tanto de las prestaciones sanitarias, como de las pensiones y los subsidios de desempleo. ¡El balance es inapelable! No sólo la clase obrera que aún tiene trabajo ve recortada una parte cada vez más importante de su salario para financiar los déficits y para pagar mutuas complementarias, sino que además el sistema de prestaciones se degrada, tomando en cuenta las reducciones de efectivos en el sector de la sanidad y los repetidos planes de austeridad. Para el resto de la clase obrera y de la población, la perspectiva es más pauperización y exclusión social.

Así, lejos de ser una conquista obrera, la Seguridad social es, al contrario, un órgano de encuadramiento estatal real. Como los sindicatos participan en la gestión de los seguros de enfermedad junto a los patronos, y también en la de las pensiones y los subsidios de desempleo, esa gestión paritaria genera la ilusión de que se puede hacer una política que va en el sentido de los intereses de los trabajadores (2).

Más que nunca, los nuevos ataques a las prestaciones sanitarias significan la quiebra del capitalismo, el fin del Estado del bienestar y del mito de una cobertura social “de la cuna a la tumba”. Si los revolucionarios somos solidarios con nuestra clase frente a los ataques, tanto al salario directo como al salario social, al mismo tiempo denunciamos con virulencia el mito de una Seguridad social producto del Estado que estaría por encima de las clases sociales y velaría por el bienestar de los obreros. La preocupación del capitalismo en 1945 era tener una mano de obra con buena salud, para llevar a cabo la reconstrucción. En 2004, ante una reserva sin fin de mano de obra, el capitalismo tiene que sacrificar una parte creciente de proletarios para mantener a bajo coste el precio de la fuerza de trabajo, aunque sea a costa de dejar morir a los demás.

«No es necesario señalar que, si la sociedad socialista defiende al individuo contra la enfermedad o los riesgos de la existencia, sus objetivos no son los de la Seguridad social capitalista. Esta sólo tiene sentido en el cuadro de la explotación del trabajo humano y en función de ese cuadro; no es mas que un apéndice del sistema.» (Internationalisme 1952, Op cit, retomado en la Revista Internacional nº 21)

Donald (20 de Junio)

Artículo traducido de Revolution Internationale, Julio 2004, publicación en Francia de la CCI.

(1)El discurso de presentar el gobierno de unión nacional de 1945 de la “Liberación” en ruptura política con el régimen de Vichy, es pura mentira. No sólo los partidos de la resistencia, reagrupados alrededor del general de Gaulle, van a retomar lo que a nivel social existía con Petain (tomado del modelo alemán de Bismark) y ampliarlo, particularmente la creación de una pensión para los trabajadores viejos y los subsidios familiares (medidas adoptadas al final de la 3ª República), sino que son los mismos altos funcionarios y la misma administración de Vichy los que pondrán en marcha la Seguridad social. Cualquiera que sea el régimen, la continuidad del Estado capitalista está siempre preservada (ver respecto a esto el libro de Robert O. Paxton, La France de Vichy, 1940-44, éditions du Seuil, pag. 309)

(2)No sólo los sindicatos son un engranaje del Estado; además viven de forma parásita a expensas de la clase obrera. De hecho una de las razones por las que los sindicatos se aplican tanto a preservar su participación en la gestión de las prestaciones sociales, es que el Estado les entrega las subvenciones consecuentes para eso, gracias a las múltiples cotizaciones que pagan los obreros. «El maná del seguro de enfermedad también toma una forma contante y sonante. El conjunto de los participantes recibe créditos a título de gastos para la formación de administradores y de secretaría técnica, y además los sindicatos cobran fondos para la formación en cuestiones de Seguridad social. En 1994, según cifras del tesoro nacional, la CGT ha recibido 10 millones de francos, FO 9,9 millones, la CFDT 9,3 millones, la CGC 6,2 millones y la CFTC 5,6 millones (con cerca de 3 millones para la patronal). En total, de 1991 a 1994, la CNAM ha derivado 181,7 millones a los agentes sociales, sin gran control sobre su utilización...» (Les Echos, 28 Junio 1995)

Geografía: 

  • Francia [11]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • El capitalismo de Estado [12]

Masacre en Paraguay

  • 3343 reads

El uno de Agosto de 2004 Paraguay ha sufrido, según todos los medios de comunicación, “la mayor tragedia civil de su historia”. Oficialmente han muerto más de 440 personas ( entre ellos, 45 niños), 139 permanecen desaparecidas y 451 están heridas a causa del incendio de unos grandes almacenes, los Ycuá Bolaños (BBC Mundo 02/08/2004). La decisión de cerrar a cal y canto las puertas para “evitar robos y saqueos”, convirtió todo el edificio en un enorme horno crematorio para víctimas sorprendidas e indefensas.

Este terrible y trágico episodio, lejos de ser un  “accidente de verano” más, es un ASESINATO DELIBERADO, consecuencia directa de la lógica del beneficio capitalista que, como “ley suprema”, condiciona y determina la vida y la muerte en esta sociedad.

Por encima y por debajo de la versión “definitiva” que nos de la burguesía, sus medios de comunicación o su “justicia” , lo bien cierto es que, UNA VEZ MAS, cientos de trabajadores ó sus familias pierden brutal e inesperadamente la vida. Tal es así que varias personas se han suicidado porque no podían soportar haber perdido a todos sus seres queridos en apenas unos minutos de “un placido domingo”. Borrón y cuenta nueva, nos sugerirán. Sufrimiento y resignación, nos recomendarán. Pero, la clase obrera no puede aceptar, sin más, esta brutal agresión contra hermanos de clase sin reflexionar. Nuestros muertos merecen nuestra solidaridad de clase, nuestra solidaridad de lucha. Denunciamos esta barbarie capitalista y queremos mostrar nuestra solidaridad con las víctimas y sus familias denunciando las mentiras y medias verdades de la burguesía.

 

El cinismo y la hipocresía sin límites de la clase capitalista

 

La fiscal encargada de “investigar” las causas del incendio ha llegado tras “sesudas investigaciones” a la conclusión de que “...dos de las tres puertas de ingreso y salida del centro comercial Ycuá Bolaños estuvieron cerradas pero no con candados...”  (Nuevo Mundo 20/08/2004). Es más, como el individuo que dio la orden de cerrar las puertas murió abrasado en el incendio( y claro esta, no puede declarar), la “justicia” no ve indicios de “delito deliberado” de los propietarios en este asunto.

Sin embargo, esta “seria opinión de la justicia” que intenta justificar la criminal actuación de los responsables directos de la matanza pasa, deliberadamente, por encima de algunos hechos que demuestran todo lo contrario. En primer lugar “...según la policía, el incendio se originó por la combinación de gases concentrados en los conductos de la cocina o de la panadería del local, que se encontraban obstruidos por falta de mantenimiento... la policía de Asunción asegura que el local no contaba con salidas de emergencia...” ( El País, 02/08/2004). Es decir, el local no estaba construido siguiendo las normas de seguridad que “exige la ley”, no estaba mantenido para poder tener abierta sus instalaciones al público. En segundo lugar, como declaró el Presidente del III Cuerpo de bomberos de Paraguay, Rafael Valdez, “...al carecer casi por completo de ventanas el local se convirtió en un horno y dada la falta de capacitación en temas de emergencia del personal, estos fueron (junto al cierre de las puertas que ratifica en sus declaraciones, ndr), los principales locales que contribuyeron a la magnitud de la tragedia...” ( El País, 03/08/2004). No solo el local no reunía las condiciones de mínima seguridad para albergar a cientos de personas, además era una ratonera que no contaba ni con personal capacitado, ni recursos en ante un incendio. Pero, a pesar de todo ello los “honorables empresarios dueños del local” disponían de todos los permisos municipales para tener abierto. La brutalidad de la matanza ha obligado a crear una comisión de “investigación” del senado que no ha tenido más remedio que reconocer que “...creemos que una gran responsabilidad del incendio la tiene el municipio de Asunción por haber permitido el funcionamiento de un local no habilitado....” (CNN en español.com, 18/08/2004). Para completar el círculo de la mentira y el cinismo, varios medios de comunicación en España han informado que el local estaba asegurado “contra incendios” por la muy reputada y “seria” compañía española MAPFRE.

Los hechos demuestran que estaban reunidas todas las condiciones de inseguridad, irresponsabilidad, falta de mantenimiento y de medios, eso “supervisadas legalmente por las autoridades competentes”, para que la voracidad sin limites de los dueños del Ycuá Bolaños, encendiera la chispa que ha provocado este terrible y pavoroso asesinato.

Todos son responsables de reducir hasta lo indecible los medios de seguridad y protección en los que se desenvuelve nuestra vida cotidiana. Todos, y en primer lugar el estado capitalista, son responsables de reducir cada vez más los presupuestos de sanidad, educación, protección y, por ello, estas “catástrofes” se producen más y más a lo largo y ancho del planeta. Nada tiene que ver que Paraguay sea un país poco desarrollado para explicar el asesinato en clave local o particular.

El 15 de Julio en pleno centro de Madrid el incendio de una subestación eléctrica creo el caos. Más de 40.000 viviendas sin luz, edificios destruidos, gases contaminantes, etc... Y como siempre la explicación oficial nos dice que “.....en esta ocasión el sistema antiincendios no funcionó por causas que se desconocen...” (El País, 16/07/2004), mientras que los que lo sufren día a día declaran que “...esto se veía venir porque en el último año hemos denunciado 12 veces vibraciones procedentes de la subestación..” (Antonio Lobo, presidente de una asociación de vecinos próxima a El País, idem). ¿Fallos de mantenimiento, imprevisión, empresarios avaros,...?. En todos los casos, como el incendio de una escuela en India en Julio, o las inundaciones que azotan Europa cada año, la canícula que mató el verano pasado a miles de personas, como en los atentados terroristas de todo tipo, vemos por doquier el desprecio que tiene la burguesía por las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera.

 

¡ No nos dejemos engañar por las falsas “soluciones” que nos da la clase enemiga!

 

Sin embargo esta realidad, histórica y mundial, que nos afecta a todos los obreros del mundo en mayor o menor grado, antes o después es deformada con “explicaciones” que nos llevan a callejones sin salida. Ahora resulta que el único problema es la “avaricia” (real y repugnante) de los individuos propietarios del centro comercial. Ahora resulta que el único objetivo que deben perseguir las víctimas y sus familias es evitar que “...Juan Pavía y su hijo Daniel tengan una celda en la que haya alfombra, aire acondicionado y televisión....”. Todo esto no es más que una repugnante y vil treta que nos impide ver que es el capitalismo que se descompone , las condiciones de vida en las que nos obliga a vivir en su decadencia y, los Estados e instituciones que nos lo imponen los culpables de éste y otros muchos hechos.

Nuestra lucha, la de toda la clase obrera, es por defender nuestras condiciones de trabajo y vida a ultranza. Defender nuestros intereses en contra de la lógica del beneficio y la ganancia del capital. Nuestro combate es el luchar como clase unida y solidaria  contra las CAUSAS que producen masacres como la de Asunción. La única y la más eficaz ayuda que podemos prestar a la memoria de nuestros muertos y de sus familias es reforzar nuestra solidaridad y nuestra voluntad de luchar contra el capitalismo. Nuestra rabia y nuestra indignación debe convertirse en conciencia y organización, en ganas de luchar. 

 

Vyborg, 25/08/2004

 

 

Geografía: 

  • América central y Sudamérica [13]

TRIBUNA DEL LECTOR: contra las calumnias de la FICCI

  • 3062 reads

Con asombro leo en el número 174 de Acción Proletaria, en un artículo cuyo titular reza “Balance de un Círculo de Discusión”, una cita sacada de un boletín de la FICCI, acerca del comunicado elaborado por el Círculo de Discusión de Barcelona, cuyo texto completo fue remitido a varias organizaciones de la Izquierda Comunista, entre ellas Acción Proletaria, cuya redacción lo insertó en el nº 173; que literalmente reproducido (se refiere a la cita de la FICCI, NdeR) dice: “es sintomático que este ‘círculo de discusión’ familiar se haga conocer internacionalmente justamente sobre este sujeto ¡y con qué arrogancia! Pero sin duda no tienen nada que decir sobre las cuestiones políticas generales”. Ni a la más candorosa de las conciencias se les escapa la intención del texto citado de inyectar la cizaña (al más puro estilo de la metodología periodística burguesa, cuestión que, por lo publicado, ustedes en eso de crear taimadamente discordias son unos avezados profesionales) entre los compañeros que habíamos participado en las discusiones del Círculo; no tratando la FICCI el fondo de lo que planteábamos sino disipando su respuesta en pura frivolidad. (Por cierto ¡hay que felicitar a la redacción de AP al publicar la parte quizás más escabrosa del texto de la FICCI y no callárselo! Aunque desconozco la totalidad del mismo a pesar de que el Círculo hizo un esfuerzo y facilitó un apartado de correos).

Lo anterior y lo que continúa lo manifiesto a título personal; si bien participé en casi todas las sesiones del Círculo las opiniones aquí vertidas sólo expresan mi propio punto de vista.

En la cita hablan ustedes, con sarcasmo y sin la menor justificación, de un “círculo de discusión familiar” sin tener presente el fondo de nuestras manifestaciones y sobre todo el balance conciso que hicimos de las diferentes cuestiones políticas abordadas, y relacionadas en el mismo texto de AP nº 174.

Tratan al Círculo de Barcelona sin ningún tipo de rigor político y, lo que aún es más grave, sin respeto por las minorías de la clase obrera que se acercan al ámbito de la Izquierda Comunista, cuando nos tildan de “arrogantes” por darnos a conocer internacionalmente sobre este sujeto, es decir la FICCI. Pero lo cierto es que nosotros no publicamos el comunicado y la relación de las cuestiones tratadas para darnos a conocer a nadie, sino exponiendo como Círculo y pronunciándonos frente al medio político, respecto a un asunto que ha sido esencial en el Movimiento Obrero y pidiéndoles explicaciones que hasta ahora se han sorteado sólo con evasivas.

Porque como bien deben saber, y olvidar no deben, las cuestiones de organización son cosas del máximo interés para la clase obrera, para el aprendizaje de sus minorías, para no caer y estar advertidos en los tiempos que corren, por donde circulan y que hacen las minorías revolucionarias. No quiero hacer más largo este breve comentario, porque la cita que se critica no da para más, pero no puedo concluirlo sin decirles que si tienen la profunda convicción que nos hemos querido dar a conocer internacionalmente tratando sobre una cuestión como la de la FICCI y además con arrogancia, aplíquense la misma vara de medir y reflexionen, mientras no contesten a nuestros interrogantes; ¿en base a qué se han dado ustedes a conocer internacionalmente? ¿o no fue el detonante de su salida a la escena internacional, las denuncias que formularon contra la FICCI sus antiguos camaradas de la CCI y de las que todavía ciertas minorías, con las que me identifico, esperamos que se dignen contestar de forma clara y razonada?.

RQ (30 de Abril de 2004).

Vida de la CCI: 

  • Cartas de los lectores [14]

Corrientes políticas y referencias: 

  • Parasitismo [15]

Tras el fin de la era Aznar: ¿podemos sentirnos aliviados?

  • 2990 reads

 El nuevo gobierno “socialista” no ha hecho gran cosa al margen de algunos gestos más “cara a la galería” que verdaderamente efectivos, pero al menos, nos dicen, se averigua un “nuevo talante” más “abierto y sensible” a las necesidades sociales, bla, bla, bla,... Para la clase obrera, sin embargo, este clima de “alivio”y expectativas ante lo que puede hacer el gobierno de ZP resulta criminal pues traba su reflexión y su toma de conciencia sobre la gravedad de la situación social, sobre el terrible abismo de terror, barbarie y miseria al que encamina a la humanidad el sistema capitalista; y le oculta su enorme responsabilidad al ser el proletariado mundial la única clase capaz de plantear una alternativa revolucionaria a la descomposición de esta sociedad.

¿Y el terrorismo?, ¿y la guerra?

Seguramente los defensores acérrimos de la Izquierda del capital (el PSOE e IU, ERC que le apoyan descaradamente; así como los más izquierdistas que lo hacen más “críticamente”) pero también muchos trabajadores honrados que se dejan llevar por el “encantamiento” generado por la burguesía, nos espetarán: “¡Ya están aquí los aguafiestas! ¿Es que no veis que ZP nos ha sacado de la guerra de Irak? ¿No os dais cuenta que gracias a ZP se ha puesto en marcha una Comisión de Investigación parlamentaria para averiguar que pasó el 11-M”?”.

En realidad la guerra y el auge del terrorismo están inscritos de pleno en el mundo actual como demostramos en el artículo de cabecera del número 117 de nuestra Revista Internacional, y en el artículo de este mismo AP (“Quince años después del hundimiento del Este”). Ningún capital nacional, ningún gobierno puede abstraerse de esa vorágine belicista que se extiende por el planeta. En todo caso pueden aspirar a posicionar lo mejor posible los intereses del capital nacional – ¡los del capital, nunca los del proletariado mundia!” – en las pugnas imperialistas. Basándonos en este análisis demostramos en el editorial del número anterior de AP que la retirada de las tropas españolas de Irak constituía un verdadero acto de guerra, de la guerra imperialista que enfrenta solapadamente a USA y a sus principales rivales imperialistas que aspiran a desafiar el liderazgo mundial de los norteamericanos (Alemania y Francia, fundamentalmente).

Basta seguir la situación actual en Irak para comprobar que la retirada del contingente español no ha tenido ningún efecto pacificador sobre la región sino que se acentúa un trágico “crescendo” de atentados, bombardeos, torturas, el secuestro generalizado de la indefensa población civil en la guerra de gángsteres – grandes o pequeños, desde USA a Al Sadr – que se disputan su hegemonía sobre la descompuesta sociedad irakí. La campaña ideológica con que la burguesía ha acompañado la retirada de las tropas españolas ha rezumado un aislacionismo y nacionalismo indecentes (“allí se seguirán masacrando pero al menos no hay tropas españolas que sufran o que ejecuten las matanzas”) y ha instilado, sobre todo, el peor veneno democrático al acreditar la idea de que se puede “votar contra la guerra”. Esto constituye un verdadero triunfo para la burguesía, pues no sólo logra desviar la inquietud de los trabajadores ante la proliferación de las guerras que asolan el planeta al terreno falsario del pacifismo burgués, sino que consigue un “aval democrático” para nuevas aventuras guerreras. No en vano tras la retirada de las tropas de Irak, el gobierno “socialista” se ha lanzado a recuperar “prestigio internacional”, es decir status de potencia imperialista aunque sea de 3ª división, reforzando el contingente de tropas desplegado en Afganistán y enviando más de 200 guardias civiles a Haití, con la excusa de que éstas sí serían guerras “legales” (con su autorización de la ONU y todo) o “intervenciones humanitarias”. El “ardor guerrero” del capital español continúa con idéntico vigor, antes con las chuscas formas de Trillo, ahora con las, sólo un poco menos chuscas, del ministro Bono.

Otro tanto cabe decir en cuanto a la respuesta a la amenaza terrorista. Tal y como analizamos en la editorial de la Revista Internacional nº 117 (“Atentados de Madrid: El capitalismo siembra la muerte”), el 11-M pone de manifiesto el avance imparable del terrorismo en el período de la descomposición capitalista, el período de la normalización del horror; así como su impacto cada vez más directo sobre los trabajadores de cualquier parte del mundo. Frente a esta amenaza que pone de manifiesto el callejón sin salida en el que se encuentra el capitalismo mundial, la clase explotadora se esfuerza por impedir una reflexión y una reacción de los trabajadores en su terreno de clase, ofreciendo en cambio la solución tramposa del reforzamiento del Estado democrático: “A los gritos de ‘España unida jamás será vencida’, toda la clase burguesa, derechas e izquierdas juntas, ha utilizado la emoción provocada por los atentados para llevara a los obreros a unas urnas que muchos de ellos hubieran desdeñado en otras circunstancias. Independientemente de los resultados, la alta participación electoral ya es una victoria para la burguesía, pues significa que, al menos por ahora, una gran parte de los obreros españoles creen que hay que dejar al cuidado del Estado burgués su protección contra el terrorismo, y, para ello, tenían que defender la unión democrática de la nación española”1.

Esa campaña ideológica que trata de impedir que los trabajadores tomen conciencia de que sólo acabando con el capitalismo puede ponerse fin a la guerra y el terror, formulando en cambio la mentira de “contra el terrorismo: democracia”, y que fue la base sobre la que se asentaron las movilizaciones “antiterroristas” de los días siguientes al 11-M, así como de la extraordinaria participación electoral del 14-M, trata ahora de prolongarse con la “hipermediatizada” Comisión de Investigación parlamentaria sobre los atentados. Tal comisión es un auténtico paripé, puesto que lejos de hacer la luz sobre las verdaderas causas del terror que asola el planeta, se limita a repetir obviedades (la torpeza manifiesta del ejecutivo anterior por tratar de aprovechar electoralmente la supuesta autoría de ETA), con objeto, como decimos, de machacar una y otra vez ante la población el mensaje de que el Estado democrático constituiría la única defensa frente al avance del terror, cuando en realidad las grandes potencias “democráticas” han sido (recordemos las dos guerras mundiales imperialistas) y son (guerras del Golfo, la exYugoslavia, Chechenia, Ruanda, Afganistán,...) las principales instigadoras del terror. Los nuevos “agentes terroristas”no hacen más que aprovechar “aventajadamente” las lecciones que les han dado los grandes padrinos terroristas, es decir los Estados democráticos. (ver la mencionada editorial de Revista Internacional nº 117).

¿Y la miseria? ¿y los despidos?

Frente a la constante degradación de las condiciones de vida obreras que hemos experimentado durante el “reinado” de Aznar (precariedad laboral, mengua de capacidad adquisitiva de los salarios sobre todo por el coste de las viviendas, etc.), el nuevo gobierno “socialista” se presenta como una alternativa que “siempre mirará más por los obreros” que la Derechona. El gobierno ZP ha tratado de apuntalar esa imagen “beatífica” del nuevo ejecutivo, con gestos como una subida irrisoria del “salario mínimo” (que es tan mínimo que son relativamente pocos los trabajadores que lo cobran), y sobre todo el anuncio de una gran “concordia social” entre Gobierno, Patronal y Sindicatos.

Dejémonos de “encantes” y de campañas de imagen y veamos la situación tal y como nos enseña la experiencia histórica y actual, en España y en todo el mundo, de la política antiobrera de todos los gobiernos: “La política del partido o partidos que están en el gobierno no viene determinada por su voluntad o por su ideología, sino por las necesidades generales del Capital nacional que, a su vez, vienen fuertemente condicionadas por la evolución de la crisis de la economía capitalista, las tensiones imperialistas y la lucha de clases. Para comprender la política que va a aplicar un gobierno no hay que partir de lo que dice, promete o propugna como ‘ideario’, sino de las condiciones históricas generales de la evolución del capitalismo y de las necesidades de cada capital nacional en medio de esa coyuntura” (AP nº 175: “¿Qué podemos esperar del gobierno PSOE?”).

Así las cosas, y sin poder barruntar aún en que medidas concretas se va a plasmar el nuevo pacto social que preparan el gobierno y los agentes sociales, sí podemos saber que va a representar para las condiciones de vida de los trabajadores: un nuevo y más terrible hachazo.

De entrada, en la Declaración de Intenciones con las que el pasado 8 de Julio inauguraron las negociaciones, todos ellos se deshicieron en elogios sobre la política de pactos sociales de los gobiernos anteriores, incluidos los dos firmados por los sindicatos durante los gobiernos del PP, y que han supuesto entre otras cosas el abaratamiento del despido, la penalización de las pensiones, etc. En cuanto a las materias objeto de la “negociación”, el propio diario “El País” (de nuevo Boletín Extraoficial del Estado) en su edición del 9 de Julio señala que: “El compromiso firmado ayer es mucho más amplio que el de 1997, aunque todavía menos concreto, pero ya recoge todas las aspiraciones del Gobierno, la patronal y los sindicatos. Deja la puerta abierta a la rebaja de las cotizaciones sociales y a la revisión del despido (como pide la CEOE), a atajar la contratación temporal (¡fomentada por los gobiernos del propio PSOE desde 1984!), a mejorar la protección social y a revisar las subcontratas (como quieren los sindicatos) y a impulsar la productividad y la competitividad (principal objetivo del Gobierno)”.

Esa batalla por la “competitividad” es la que hemos visto por ejemplo en los recientes convenios de Nissan, SEAT, donde se ha impuesto a los trabajadores la ampliación de la jornada laboral y los sacrificios salariales. Esos criterios de “productividad” son los causantes de los miles de despidos que se avecinan en astilleros, minería, textil,... Son esos mismos criterios, es decir la necesidad de concentrarse en los sectores capitalistas que aún resultan competitivos en la guerra a muerte que libran los distintos capitales nacionales para sobrevivir en la imparable crisis económica mundial, los que llevan al gobierno de Berlusconi a anunciar un drástico recorte del gasto público, a Chirac en Francia (cuna de esa Europa que nos presentan como más “social” y defensora de los “derechos ciudadanos”) a desmantelar las prestaciones sociales (ver en este mismo AP: “El desmantelamiento de la Seguridad social muestra la quiebra del capitalismo”). Son esas mismas necesidades capitalistas las que hacen que Herr Schroeder (otro “paladín de la paz”) condene a los parados de larga duración a un subsidio de hambre (345 euros al mes en el Oeste, 331 en el Este).

A los defensores de la explotación capitalista les interesa, lógicamente, torpedear cualquier atisbo de toma de conciencia por parte de la clase explotada y revolucionaria de que ese futuro de miseria, barbarie y guerras, es lo único que el capitalismo puede ofrecer a la humanidad. Prefieren, en cambio, un proletariado embrutecido que caiga una y otra vez en la “ilusión” de que líderes como Zapatero, con su cara de “no haber roto nunca un plato”2, gobiernen en beneficio de los trabajadores. Pero como señalamos en el mencionado artículo de AP nº 175: “El nuevo gobierno PSOE dejará pequeños los ‘logros’ de los gobiernos González y de las dos legislaturas PP. El engaño de elegir el ‘mal menor’ o de ‘impedir el mal mayor’ es la cuerda que nos ata a la noria del capitalismo, condenándonos a ir de Herodes a Pilatos, de un gobierno malo a otro peor, es decir nos ata de pies y manos al terreno del capitalismo: el terreno de la explotación, la miseria y la guerra. Frente a ello, los proletarios debemos desarrollar nuestra propia lucha autónoma de clase, porque la solución no es cambiar de gobierno, sino la perspectiva de la Revolución Proletaria Mundial”.

AP/ 10 de julio de 2004.

(1)No podemos extendernos en este editorial en un análisis pormenorizado del significado de la guerra en Afganistán, desde los “bombardeos para liberar a la población del yugo talibán” de 2001 hasta el caos actual de pugnas indisimuladas entre diferentes “señores de la guerra” apoyados por la bendita “comunidad internacional” (remitimos a nuestros lectores al número 108 de nuestra Revista Internacional: “La guerra ‘antiterrorista’ siembra el terror y la barbarie”), ni sobre el significado de las “intervenciones humanitarias” causantes, entre otras, de los primeros bombardeos de la población europea desde la 2ª Guerra mundial en la exYugoslavia en 1999 (ver Revista Internacional nº 97: “La guerra en Europa: el capitalismo enseña su verdadero rostro”).

(2)Desconocemos las costumbres domésticas del Sr. Zapatero, pero lo que es seguro es que su partido, ese PSOE que ahora se presenta renovado y “virginal” metió a España en la OTAN, participó en las guerras del Golfo en 1991 (medio millón de muertos) y Yugoslavia, creo los GAL, echó a la calle a más de un millón de trabajadores con las reconversiones, fomentó los contratos basura,...

Situación nacional: 

  • España [16]
  • 11-M [2]

Source URL:https://es.internationalism.org/en/accion-proletaria/200601/414/accion-proletaria-n-177-15-julio-15-septiembre

Links
[1] https://es.internationalism.org/en/tag/2/28/el-estalinismo-el-bloque-del-este [2] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/11-m [3] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/reuniones-publicas [4] http://www.geocities.com/ncomunistainternacional/ [5] http://www.internazionalisti.it/BIPR/spagnolo/plataforma.htm [6] http://www.ibrp.org [7] http://www.internazionalisti.it/BIPR/spagnolo/circulo/circulo.htm [8] http://www.po.org.ar [9] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/argentina [10] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/movimiento-piqueteros [11] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/francia [12] https://es.internationalism.org/en/tag/2/27/el-capitalismo-de-estado [13] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/america-central-y-sudamerica [14] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/cartas-de-los-lectores [15] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/parasitismo [16] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/espana