Los problemas y sufrimientos enormes que el capitalismo está causando a la humanidad NO TIENEN NINGUNA SOLUCION A NIVEL NACIONAL O MEDIANTE UN CAMBIO DE GOBIERNO, solo tienen una SOLUCION MUNDIAL Y REVOLUCIONARIA. Para ir hacia a ella aunque queda un muy largo camino por recorrer hay que ver cómo va la lucha de clases a nivel mundial, qué experiencias se dan, qué errores se comenten, qué trampas nos tienden etc. Publicamos aquí un artículo de nuestra sección en GB que recoge noticia y lecciones de luchas en Portugal, España, Italia, Grecia... Agradecemos el trabajo de traducción de una compañera.
El 15 de septiembre, 700.000 personas irrumpen en las calles de Lisboa y otros 30 pueblos y ciudades de Portugal para manifestarse contra las políticas de austeridad del nuevo Gobierno de Pedro Coelho. El 7% de aumento del TSU – Tasa Social Única – para los trabajadores, junto con una reducción de 5,75% en las contribuciones de las empresas, estaba detrás de este brote espontáneo de ira que marginó a los sindicatos oficiales. La manifestación se había organizado en gran parte a través de las redes sociales. Ante la escala masiva de esas manifestaciones, el Gobierno parecía que se retiraba temporalmente. Pero no había que hacerse ilusiones: sólo se trataba de regresar después y de forma más efectiva, con las mismas medidas, y además, con la asistencia de los sindicatos como la CGTP (Confederación General de trabajadores portugueses), que esta vez estaban en mejor situación para ocupar el terreno, como lo habían venido haciendo durante más de un año aportando su propia contribución para imponer las medidas de austeridad. La CGTP reaccionó rápido para recuperar el control del movimiento. Se pidió inmediatamente una nueva manifestación vigilada por sus dirigentes y bajo sus propios lemas para el 29 de septiembre... una manifestación que fue mucho menos concurrida.
En Grecia, tras la tercera huelga general convocada por los sindicatos, en particular por el PAME (Frente Militante de Todos los Trabajadores), hubo nuevas manifestaciones el 26 de septiembre en Salónica y Atenas, ganando a más de 30.000 trabajadores. La furia era tal que una vez más se vieron enfrentamientos violentos con la policía, incluso entre policías en huelga y otras fuerzas del orden!
En España, decenas de miles de manifestantes llegaron a expresar su rabia el 25 de septiembre frente a un Parlamento protegido por unos 2.000 agentes de la policía. Hubo brotes de salvaje violencia policial "como en los días de Franco" según muchos testigos. 5 días más tarde, el 29 de septiembre, nuevamente fue rodeado el Parlamento.
En Italia, 30.000 funcionarios salieron a las calles de Roma el 28 de septiembre para protestar contra una nueva serie de medidas de austeridad con las pensiones y la "reclasificación" de los puestos de trabajo.
En definitiva, en la última semana de septiembre se ha visto un aumento de la cólera en varios países europeos en respuesta a la brutalidad de los ataques y la interminable sucesión de planes de austeridad.
Gobiernos, Partidos de Oposición y Sindicatos echan la culpa de estas medidas a la famosa Troika compuesta por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI. Quieren hacernos creer que el problema de la crisis puede ser resuelto país por país y tratan de transmitirnos la ilusión de que todo el mundo no está en el mismo barco, que algunos países pueden evitar lo peor, que pueden hacer que su economía avance nuevamente si hacen el esfuerzo necesario. La presentación de informes sobre la situación económica de los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) tiene el objetivo de reforzar la falsa idea de que las cosas no están tan mal en Gran Bretaña o Francia, países que de hecho están realizando el mismo tipo de ataques a nuestras condiciones laborales y vitales. Y éste es el destino de la clase trabajadora en todo el mundo: agravamiento de la explotación, aumento de la lucha por sobrevivir y más represión ante la rebelión.
La burguesía hace todo lo posible para evitar que nos concienciemos que los trabajadores sufrimos ataques en todas partes, para bloquear el desarrollo de la comprensión de que pertenecemos a una clase internacional. Esta es la razón por la que en los medios de comunicación hay muy pocas noticias acerca de los movimientos de resistencia contra la austeridad, a menos que sean demasiado grandes para ocultarlos. Y luego enfocan nuestra atención sobre imágenes de violencia o sobre una u otra debilidad del movimiento. Y por eso lo más importante para nosotros, los explotados, es mirar más allá de las fronteras, para discutir sobre estas experiencias, estas luchas pasadas y presentes y extraer las lecciones para las luchas que se avecinan.
Desde hace más de 40 años, el capitalismo mundial está en crisis. Cada vez que esta se manifestaba abiertamente nos decían que había una salida si hacíamos sacrificios, “Las cosas estarán mejor mañana si nos sacrificamos hoy”, era la cantinela que siempre repetían y que hoy siguen repitiendo. ¡No podemos hacerles caso! Cada sacrificio abre la puerta al siguiente y siempre las cosas van a peor. No hay ningún futuro radiante bajo el capitalismo, este sistema solo puede ofrecernos la pobreza y la miseria. No es simplemente una cuestión de las malas intenciones de los dirigentes o del estado. Es la quiebra del sistema que le impregna con su lógica implacable[1].
A pesar de la creciente ira, expresada por cada vez más frecuentes enfrentamientos con la policía, las “jornadas de acción” que convocan los sindicatos han demostrado ser inútiles. Durante décadas hemos visto que este tipo de 'acción' sirve como un medio para contener la lucha de clases, y alineándonos detrás de banderas sindicales, nos dividen en diferentes sectores, y nos atrapan entre las filas de la policía y los megáfonos de los Sindicatos para evitar cualquier discusión real y, por tanto, la verdadera preparación de la lucha.
La clase obrera más o menos sabe esto, pero si no muestra consciente y masivamente un clara comprensión de que tiene que hacerse cargo de sus propias luchas, presentando sus propias demandas, cualquier avance en el movimiento no llegará a nada.
Aquí el ejemplo de España es muy llamativo. El año pasado, el movimiento de los Indignados fue una demostración real y potente de la voluntad de la población y de la clase obrera a presentarse juntos de una manera colectiva, fuera de los sindicatos, para buscar y discutir la manera de luchar contra los ataques y expresar el disgusto con las miserables condiciones impuestas por el Estado español. El aspecto más significativo fue la creación de espacios para la discusión en la calle a través de un gran número de asambleas generales, abiertas a todos y a todas las luchas que se está librando en todo el mundo. En España, cuando un trabajador del 'extranjero' tomaba el micrófono para llevar su solidaridad al movimiento y a veces para describir lo que estaba sucediendo en su país, la simpatía era inmediata y palpable, la acogida cálida y entusiasta. En ese momento había pocas banderas nacionales o regionales a la vista y quienes querían limitar la lucha a la demanda de independencia regional no eran especialmente bienvenidos; en cualquier caso sus discursos no eran ampliamente apoyados. Y el movimiento de los Indignados no se encerró dentro de las fronteras de España. Tuvo seguidores en muchos países desde Israel a Estados Unidos y el Reino Unido con el movimiento “Occupy”.
La burguesía misma es consciente del peligro potencial de la maduración de ideas tan “ridículas” en las mentes de los explotados: desde su punto de vista, nunca es bueno que surjan sentimientos de solidaridad en el transcurso de las luchas obreras, sobre todo cuando esto sucede a escala internacional. Ahora estamos viendo una contraofensiva de la burguesía, encaminada a inculcar el veneno del nacionalismo y regionalismo en toda la clase trabajadora. En consecuencia, durante el 15 de septiembre, el llamado día de acción de la 'Cumbre social' (CCOO, UGT[2] y otros 200 grupos) en Madrid, se propuso el lema "no dejemos que arruinen el país". El 25 de septiembre un paraguas de organizaciones conformada por toda una serie de grupos de la izquierda clásica del capital desde el PC a sectores desgajados del movimiento del 15 M, organizó una acción para protestar "contra el secuestro de la soberanía nacional por los mercados" delante de la cámara de diputados. Todo esto terminó en enfrentamientos con la policía (donde la provocación por elementos infiltrados era obvia)[3]. Al día siguiente, los sindicatos más radicales (como la CGT y la CNT[4]), junto a los sindicatos nacionalistas como ELA, LAB, etc.[5], llamaron a otra huelga general en algunos lugares del Estado y en otros a un día de lucha. En otras palabras, convocaron a los trabajadores a luchar por intereses nacionalistas, que no son los suyos. El peligro real y grave de este tipo de reivindicación fue subrayado por el hecho de que el 11 de septiembre hubo un millón personas que participaron en una manifestación nacionalista catalana[6].
Lo más prometedor del movimiento de Indignados y las discusiones que tuvieron lugar dentro de él era la esperanza de un mundo diferente[7]. Esta esperanza, esta confianza en sí misma que la clase trabajadora necesita desarrollar, son poderosas palancas para salir de las trampas que nos tiende una burguesía desesperada. Esto hará posible ir más allá de actuaciones que sólo pueden terminar en desmoralización.
Esto no vendrá con una varita mágica sino con un profundo entendimiento de que la única perspectiva para la humanidad es la ofrecida por una clase trabajadora que está unida internacionalmente y que avanza hacia el derrocamiento de este orden social decadente. La gravedad de la crisis trae consigo una enorme cantidad de ira, pero también tiene un aspecto evidente: deja claro que se trata no de vencer a uno u otro gobernante, expulsando a este o aquél Ministro, sino de un cambio radical en el sistema, de una lucha para liberar a toda la humanidad de las cadenas de la explotación.
¿Seremos capaces de hacerlo? ¿Nosotros, la clase obrera, podemos realizar esa tarea? ¿Cómo podríamos conseguirlo? Dado que el capitalismo no puede ofrecernos nada más que la barbarie, nos planteamos todas estas preguntas en nuestras mentes, de forma consciente o no. El proletariado tiene capacidad para unirse, para hacer de la solidaridad algo real, pero el camino es difícil y no sigue una línea recta, como Karl Marx señaló en los primeros años del movimiento de los trabajadores:
«Las revoluciones proletarias como las del siglo XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: Hic Rhodus, hic salta!»
Wilma 28/09/12
[1] Bajo el título ¿podría decir una mentira más grande?, tenemos que poner el último editorial del periódico 'revolucionario' Lucha obrera, que dice que la crisis no existe que todo es un montaje para que los empresarios se llenen los bolsillos.
[2] El CCOO (Comisiones Obreras) y la UGT (Unión General de Trabajadores) son los sindicatos mayoritarios en España. El primero está vinculado al Partido Comunista, el segundo a los socialistas
[3] Ver 15 S, 25 S y 26 S, movilizaciones desmovilizadoras y desmoralizadoras, /accion-proletaria/201210/3495/15s-25-s-26s-movilizaciones-desmovilizadoras-y-desmoralizadoras [2]
[4] La CGT en España es un sindicato anarquista, una escisión de la histórica CNT
[5] ELA y LAB son dos sindicatos nacionalistas vascos: el primero es 'moderado' (originalmente creado para contrarrestar los sindicatos 'marxista y anarquista'; el segundo es parte de la izquierda abertzale (patriota)
[6] Ver España y Cataluña: dos patrias para imponer la miseria, https://es.internationalism.org/node/3482 [3]
[7] Para un balance crítico del movimiento de indignados, el Occupy etc, ver nuestra hoja internacional 2011 De la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3482 [3]
¿Porqué este título hoy? No es un poquito anacrónico? Después de todo, estamos en el siglo XXI. ¿Es que los derechos de la mujer, no están reconocidos en una profusión de solemnes declaraciones en todo el mundo?
En realidad, la cuestión del sufrimiento de las mujeres en una sociedad que todavía es fundamentalmente patriarcal, continúa siendo de la mayor importancia[1]. En todo el mundo, la violencia doméstica, la mutilación genital ritual, las ideologías reaccionarias y anticuadas como el fundamentalismo religioso, continúan vigentes e incluso aumentan[2].
Lo que los socialistas del siglo XIX llamaron “la cuestión de la mujer” sigue planteada hasta el día de hoy: ¿cómo crear una sociedad donde las mujeres no sufran más este tipo de opresión? ¿Y cuál debería ser la actitud de los revolucionarios comunistas hacia "la lucha de la mujer"?
Una cosa hay que decir desde el principio: la sociedad capitalista ha sentado las bases para el cambio más radical que la sociedad humana ha visto jamás. Todas las sociedades anteriores, sin excepción, se basaron en la división sexual del trabajo. Las mujeres, cualquiera que fuera su naturaleza de clase, y sin importar que su situación en ellas fuera más o menos favorable, tenían reservadas ciertas ocupaciones y otras se dedicaban a los hombres. Las ocupaciones de hombres y mujeres podían variar de una sociedad a otra, pero el hecho de esta división era universal. No podemos estudiar aquí en profundidad por qué esto ha sido así: baste decir que la división probablemente se remonta a los albores de la humanidad y que se originó en las dificultades del parto. Por primera vez en la historia, el capitalismo tiende a eliminar esta división. Desde el principio, el capitalismo transforma el trabajo en trabajo abstracto. Donde antes existía el trabajo concreto del campesino o artesano, regulada por los gremios o el derecho consuetudinario, ahora no hay nada más que la fuerza de trabajo, representada por hora o por trabajo a destajo: quién hace realmente el trabajo es irrelevante. Dado que las mujeres cobraban menos, reemplazaron el trabajo masculino en las fábricas – este fue el caso, por ejemplo, de los tejedores en el siglo XVIII. Con el desarrollo de la maquinaria, el trabajo exige cada vez menos fuerza física, y la fuerza de trabajo humano se sustituirá por la mayor potencia de la máquina. Hoy, el número de empleos que todavía requieren fuerza física masculina es muy limitado, y más y más mujeres están entrando en dominios que habían sido reservados para los hombres. Los viejos prejuicios irracionales sobre las mujeres están desapareciendo y cada vez más mujeres están presentes en profesiones científicas y médicas que sólo se creían convenientes para el hombre, supuestamente más "racional".
La entrada masiva de mujeres en el mundo del trabajo asociado[3] tiene dos consecuencias potencialmente revolucionarias
Bajo el capitalismo, en el tránsito entre los siglos XIX y XX, la demanda para participar en la vida pública no se limitaba a las mujeres trabajadoras. Las mujeres de las clases medias y superiores también reclamaban la igualdad de derechos y el derecho al voto en particular. Esto planteaba un problema en el movimiento de los trabajadores, el de qué actitud debían adoptar hacia los movimientos feministas. Mientras que el movimiento obrero se oponía a toda opresión de las mujeres, los movimientos feministas – porque se planteó la cuestión desde el punto de vista del sexo no de clase – negaban la necesidad de un derrocamiento revolucionario del orden existente por una clase social conformada por hombres y mujeres: el proletariado. Mutatis mutandis, la misma pregunta se plantea hoy en día: ¿qué actitud deben adoptar los revolucionarios hacia el movimiento de liberación de la mujer?
En un artículo sobre la lucha por el sufragio femenino publicada en 1912, la revolucionaria Rosa Luxemburgo hizo una clara distinción entre las mujeres de la clase dirigente y las mujeres proletarias: «La mayoría de estas mujeres burguesas, que actúan como leonas en la lucha contra los «privilegios masculinos», se alinearían como dóciles corderitos en las filas de la reacción conservadora y clerical si tuvieran derecho al voto. (...) Económica y socialmente, las mujeres de las clases explotadoras no son un sector independiente de la población. Su única función social es la de ser instrumentos para la reproducción natural de las clases dominantes. Por el contrario, las mujeres del proletariado son económicamente independientes y socialmente tan productivas como el hombre.»[4]. Luxemburgo hace una clara distinción entre la lucha por el voto de las mujeres de la clase trabajadora y la de la mujer burguesa. Ella insiste, además, que la lucha por los derechos de las mujeres es una cuestión para toda la clase trabajadora: «el objetivo es el sufragio femenino. Pero el movimiento de masas que se tiene que llevar a cabo no es una tareas para las mujeres solas, sino que es una preocupación común de la clase para mujeres y hombres del proletariado»
El rechazo del feminismo burgués fue evidente para la bolchevique Aleksandra Kollontai, quien en 1908 publicó La base social de la cuestión de la mujer: «El instinto de clase – digan lo que digan las feministas – siempre se muestra más poderoso que los nobles entusiasmos de políticas 'más allá de las clases’. Mientras la mujer burguesa y sus 'hermanas menores' son iguales en su desigualdad, la primera puede, con completa sinceridad, hacer grandes esfuerzos para defender los intereses generales de la mujer. Pero una vez que la barrera se ha roto y la mujer burguesa ha tenido acceso a la actividad política, los nuevos defensores de los 'derechos de las mujeres' se convierten en defensores entusiastas de los privilegios de su clase (...) Así, cuando las feministas hablan a las mujeres que trabajan sobre la necesidad de una lucha común para lograr algunos “principios básicos para la mujer”, las mujeres de la clase trabajadora son naturalmente desconfiadas»[5]
La I Guerra Mundial demostró que esta desconfianza descrita por Luxemburgo y Kollontai estaba totalmente justificada. Con el estallido de la guerra, el movimiento sufragista (movimiento por los derechos de voto de las mujeres) en Gran Bretaña se dividió en dos: por un lado estaban las feministas lideradas por Emmeline Pankhurst y su hija Christabel que dieron su apoyo incondicional a la guerra y el Gobierno; por otro lado estaba su otra hija Sylvia Pankhurst en Gran Bretaña y su hermana Adela en Australia, que se separó del movimiento feminista para defender una posición internacionalista. Durante la guerra, Sylvia Pankhurst abandonó poco a poco toda referencia al feminismo: su "Federación del sufragio femenino" se convirtió en la "Federación del sufragio de los trabajadores" en 1916, y en 1917 su periódico llamado El Dreadnought feminista cambió su nombre para convertirse en el El Dreadnought obrero[6]
Luxemburgo y Kollontai aceptan que las luchas de las feministas y de las mujeres trabajadoras pueden encontrarse de vez en cuando en un terreno común y compartirlo, pero las trabajadoras no deberían diluir sus luchas en el movimiento feminista solamente sobre la base de "derechos de la mujer". Nos parece que los revolucionarios deberían adoptar la misma actitud hoy, por supuesto adaptada a las condiciones de nuestra época actual.
Queremos concluir con algunas reflexiones sobre la "igualdad" como exigencia para las mujeres. Porque el capitalismo trata la fuerza de trabajo como una abstracción contable, su visión de la igualdad también es una abstracción: "la igualdad de derechos". Pero, como cada persona es diferente, la igualdad ante la ley rápidamente se convierte en desigualdad, en la realidad[7]. Desde Marx, los comunistas nunca han exigido "igualdad social". Por el contrario, el lema de la sociedad comunista es: "De cada uno según sus capacidad, a cada uno según sus necesidad". Y las mujeres tienen una necesidad que los hombres nunca tendrán: parir hijos.
Por lo tanto, cada mujer debería tener la posibilidad de traer a sus hijos al mundo y de cuidar de ellos durante sus primeros años, sin contradecir su independencia o su plena participación en todos los aspectos de la vida social. Se trata de una necesidad, una necesidad física, que la sociedad debe apoyar; es una capacidad de la mujer que a la sociedad le interesa alentar, pues de ello depende el futuro de la sociedad[8]. Así pues, es bastante fácil ver que una sociedad verdaderamente humana, una sociedad comunista, no intentará imponer una "igualdad abstracta" para la mujer, ya que de hecho sólo sería una desigualdad. Al contrario, intentará integrar esta capacidad específica de las mujeres en la actividad social en su conjunto, al mismo tiempo que completa un proceso que el capitalismo no pudo más que iniciar, y así finalizará por primera vez en la historia la división sexual del trabajo.
Jens
[1]Según una encuesta nacional francesa sobre violencia contra la mujer, publicado en el año 2000, «en 1999, más de 1,5 millones de mujeres se han enfrentado a una situación de violencia verbal, física o sexual. En 1999, 1 de 20 mujeres ha sufrido agresiones físicas, desde golpes a intento de asesinato, [mientras] 1.2% fueron víctimas de agresión sexual, desde acoso sexual a violación. Esta cifra se eleva a 2,2% en el grupo de edad de 20-24»(cf. http: / / www.sosfemmes.com/violences/violences_chiffres.htm [5])
[2]Para tomar sólo un ejemplo, según un artículo publicado en 2008 por Human Rights Watch, Estados Unidos fue testigo de un dramático aumento en la violencia contra la mujer durante los dos años anteriores. Ver (cf. http: / / www.hrw.org/news/2008/12/18/us-soaring-rates-rape-and-violence-against-w... [6])
[3]Huelga decir que las mujeres siempre han trabajado. Pero en las sociedades de clase antes de capitalismo, su trabajo se mantuvo esencialmente en el dominio privado, doméstico
[5]https://Marxists.org/Archive/kollonta/1909/social-basis.htm [8] [1]. Las "hermanas menores" fue el término condescendiente utilizado por las feministas para referirse a las mujeres de la clase obrera
[6] Dreadnought: acorazado.
[7] «El derecho sólo puede consistir, por naturaleza, en la aplicación de una medida igual; pero los individuos desiguales (y no serían distintos individuos si no fuesen desiguales) sólo pueden medirse por la misma medida siempre y cuando que se les coloque bajo un mismo punto de vista y se les mire solamente en un aspecto determinado; por ejemplo, en el caso dado, sólo en cuanto obreros, y no se vea en ellos ninguna otra cosa, es decir, se prescinda de todo lo demás» Marx: "Crítica al Programa de Ghota [9]".
[8] Obviamente estamos hablando en términos generales. No todas las mujeres sienten estas necesidad o no la sienten en la misma medida.
Tanto la derecha como la izquierda han llenado de alabanzas a Santiago Carrillo presentándolo como un líder político que supo aparcar su ideología por "el bien de España". Tienen razón: el único interés de Carrillo era España y su ideología supuestamente "comunista" constituía un medio de servir a España, o sea, al Capital
Hemos asistido durante las últimas semanas a la canonización de este siniestro personaje por parte de la clase dominante, y la verdad es que no le faltan méritos para ocupar uno de los lugares más altos en el santoral del capitalismo español.
A principios de los años treinta del siglo pasado se convirtió en funcionario del PSOE siguiendo los pasos de su padre Wenceslao Carrillo. El PSOE como todos los partidos de la IIª Internacional había traicionado a la clase obrera y se había pasado a las filas de la burguesía con armas y bagajes en 1914 al apoyar la Primera Guerra Mundial que ocasionó 20 millones de muertos. Dentro del PSOE, salvo una pequeña minoría que defendió una postura internacionalista de denuncia de la guerra, el principal debate que había se dio entre el sector “francófilo” y el sector “germanófilo”. Durante la Dictadura de Primo de Rivera el PSOE colaboró lealmente con el dictador, e incluso Largo Caballero llegó a ocupar un alto cargo en el régimen como consejero de estado.
Durante la IIª República el PSOE se convirtió en la columna vertebral del régimen, y tanto en las labores de gobierno como de oposición destacó en el engaño y mistificación de la llamada “República de trabajadores de todas clases”, que en realidad fue un régimen por medio del cual la burguesía organizó las más fieras y brutales de las represiones (Casas Viejas, Arnedo, Asturias 1934, Ley de Vagos y Maleantes[1]…).
Las andanzas de nuestro personaje dentro del PSOE culminan pasándose al PCE estalinista con parte de las Juventudes Socialistas en 1936, prosiguen durante la Guerra Civil apoyando al Frente Popular y al bando antifascista en la masacre del proletariado español.
Ya plenamente integrado en el estalinismo (el anticomunismo más feroz: en realidad es como concreta la burguesía la contrarrevolución en Rusia, con el triunfo del llamado “socialismo en un solo país”), participa activamente en todas las criminales fechorías dirigidas por el PCE y el gobierno del Frente Popular, entre las que destacan sobre todo la masacre de los obreros de Barcelona en mayo de 1937 «El 19 de julio los proletarios de Barcelona, con solo sus puños desnudos, aplastaron el ataque de los batallones de Franco, armados hasta los dientes. Ahora, en las jornadas de Mayo de 1937, cuando sobre los adoquines han caído muchas más víctimas que cuando en Julio rechazaron a Franco, ha sido el gobierno antifascista –incluyendo hasta los anarquistas y del que el POUM es indirectamente solidario- quien ha desencadenado la chusma de las fuerzas represivas contra los trabajadores»[2] . Durante la IIª Guerra Mundial apoya al bando imperialista aliado y a la URSS (aunque Stalin se alió con Hitler de 1939 a 1941, demostrándose toda la falsedad y mistificación del antifascismo).
Una vez que el régimen franquista se integra plenamente en el bloque imperialista americano y se consolida a partir de 1953, nuestro farsante junto al PCE defiende la llamada “reconciliación nacional” para instaurar la “democracia” en España: pero entre la burguesía y la clase trabajadora no puede haber ningún tipo de reconciliación, únicamente se puede dar entre fracciones de la burguesía…
Sus fechorías mil prosiguen durante la llamada transición a la democracia, cuando junto al PCE y CC.OO. desempeñan la sucia labor de engañar y mistificar a la clase obrera para que abandone su lucha y así poder instaurar la “democracia”, siendo el partido estalinista el verdadero respaldo del régimen inaugurado en 1977. Toda esta mercancía fraudulenta se envuelve con una sarta de patrañas, el eurocomunismo… Un verdadero cuento de hadas: los PCs se comprometen a llegar en un futuro lejano, muy lejano, al “comunismo”, aceptando las reglas de la democracia burguesa… En realidad fue una mistificación criminal que encubría la dictadura del capital y de paso tratar de evitar los resquemores del imperialismo norteamericano que no se fiaba de los partidos estalinistas como posibles submarinos de los rusos.
En definitiva, toda una vida al servicio del capitalismo y de la burguesía, participando en las maniobras más mezquinas, ordenando a veces asesinatos de militantes de su partido que no seguían sus directrices… «Lo curioso del caso es que Carrillo, en agosto de 1949, estaba, como acabo de decir, alentando en Budapest a un puñado de jóvenes comunistas a empuñar las armas en esas guerrillas que él mismo estaba liquidando, con algún asesinato de por medio» (Carlos Semprún Maura, La Ilustración Liberal, Carrillo en Budapest pág. 1). Integrado plenamente en el estalinismo tanto en la brutal versión de los años treinta y cuarenta como en la aparentemente más “democrática” del eurocomunismo. Siempre viviendo de la mentira y del engaño, y dentro de la mentira y del engaño, como lo que fue: un burgués, un mentiroso compulsivo siempre dispuesto a engañar a los trabajadores y a defender a la clase dominante “caiga quien caiga”.
Pelocha 3-10-12
[1] Conviene recordar que el régimen de Franco no abolió esta ley sino que la siguió manteniendo aplicándola en toda su crueldad.
[2] Ver nuestro libro España 1936: Franco y la República masacran a los trabajadores. /cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [12]
Links
[1] https://es.internationalism.org/files/es/images/PANORM~1.JPG
[2] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201210/3495/15s-25-s-26s-movilizaciones-desmovilizadoras-y-desmoralizadoras
[3] https://es.internationalism.org/content/3482/espana-y-cataluna-dos-patrias-para-imponer-la-miseria
[4] https://es.internationalism.org/en/tag/2/29/la-lucha-del-proletariado
[5] http://www.sosfemmes.com/violences/violences_chiffres.htm
[6] http://www.hrw.org/news/2008/12/18/us-soaring-rates-rape-and-violence-against-women
[7] https://www.marxists.org/espanol/luxem/1912/mayo/12.htm
[8] https://www.microsofttranslator.com/bv.aspx?from=en&to=es&a=http%3A%2F%2Fmarxists.org%2Farchive%2Fkollonta%2F1909%2Fsocial-basis.htm
[9] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gotha/critica-al-programa-de-gotha.htm
[10] https://es.internationalism.org/en/tag/2/35/las-luchas-parciales
[11] https://es.internationalism.org/en/tag/6/414/condicion-de-la-mujer
[12] https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado
[13] https://es.internationalism.org/en/tag/20/418/santiago-carrillo
[14] https://es.internationalism.org/en/tag/2/36/los-falsos-partidos-obreros