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Internacionalismo 2011

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Internacionalismo nº 59, Agosto 2011

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Apoyo de Chávez a Gadafi : Los pequeños imperialistas son tan asesinos como los grandes de la OTAN

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El régimen de Chávez nunca ha ocultado sus simpatías con regímenes de corte dictatorial como el de Gadafi, que ha sometido al proletariado y a la población libia por mas de 40 años a penurias, represión y muerte.  El "Socialismo del Siglo XXI" que intenta implantar Chávez en Venezuela se inspira en regimenes como los de Corea del Norte, de Pol Pot en Camboya, de Gadafi en Libia, de Fidel Castro en Cuba o la China de Mao. Regímenes que tienen en común, el haber creado un "desarrollo endógeno" basado en una explotación forzada de la fuerza de trabajo, bajo un férreo control social; liderado por élites que la izquierda llama "progresistas" que toman el control del Estado en nombre de la "liberación nacional", la "autodeterminación de los pueblos" y el "antiimperialismo yanqui".

Los movimientos sociales que se desarrollan desde diciembre pasado en el Norte de África y el Oriente Medio han tenido repercusión a nivel mundial. Estallaron en Túnez y Egipto, y desde allí se regaron como la pólvora. Son la respuesta de las masas explotadas y oprimidas de esa región a la profunda crisis que sacude al capitalismo, que ha llevado a las clases dominantes de esos países (en su mayoría dinastías despóticas) a exigirles más sacrificios y penurias. En estos movimientos ha jugado un papel importante la clase obrera, quien desde hace varios años se ha venido movilizando con protestas y huelgas, principalmente en Egipto y Argelia. Son jóvenes proletarios, afectados por el desempleo y la falta de perspectiva, los que han estado al frente de las revueltas; quienes para manifestarse han asumido métodos de lucha y formas de organización propios de la clase obrera, principalmente las asambleas de calle. En ese sentido, las movilizaciones que sacuden al Norte de África y el Oriente Medio no sólo son el producto de cambios en el mundo árabe, sino también del creciente descontento social y lucha de clases a nivel internacional[1].

Como era de esperarse, las movilizaciones en Túnez y Egipto, que forzaron la salida de las dictaduras de Ben Alí y Mubarck, respectivamente, tuvieron su efecto en Libia. En febrero pasado varios pobladores de la ciudad de Bengasi (la segunda en importancia) y algunos suburbios de la capital, Trípoli, iniciaron protestas contra el régimen de Gadafi; las cuales, al igual que ocurrió en los otros países, fueron duramente reprimidas por las fuerzas militares del estado libio y grupos civiles leales al régimen. A diferencia del giro que tomaron los acontecimientos en Túnez y Egipto, donde el proletariado y el conjunto de las masas explotadas han podido mantener la movilización social pese a toda la represión y manipulación democrática, las facciones burguesas libias han logrado arrastrar al proletariado y las masas libias a una cruenta guerra civil que se ha transformado en una guerra imperialista donde intervienen las fuerzas rebeldes apoyadas por la OTAN y las que respaldan al régimen de Gadafi.

El giro que tomaron las revueltas en Libia se debe principalmente a la debilidad del proletariado libio, expresión del propio atraso del capitalismo libio. El proletariado de ese país no tuvo la fuerza para evitar ser arrastrado por las facciones burguesas confrontadas y de esta manera convertirse en una referencia para las masas explotadas de ese país. Una gran parte de los proletarios que trabajan en la industria petrolera, la principal del país, son inmigrantes de Europa y otros países; quienes, después de intentar algunas huelgas al comienzo de las protestas, no llegaron a identificarse con una "revolución" eminentemente nacional; mas bien, decidieron el éxodo en masa debido al acoso de las fuerzas "rebeldes" a los obreros negros, sospechosos de formar parte de los mercenarios de origen africano al servicio del régimen. En Libia el proletariado y la población se ha visto forzada a tomar parte por uno u otro bando, o a ser presa del fuego cruzado de los bandos en pugna.

Una de las lecciones que arrojan los acontecimientos en Libia para los proletarios del mundo, es la de evitar ser polarizados y arrastrados al terreno de las facciones burguesas que pujan por el poder en tal o cual país. Al final, son los trabajadores y las masas explotadas quienes terminan derramando su sangre en aras de la preservación del estado burgués, que termina siendo controlado por una u otra facción burguesa, o por una coalición de las mismas. Es por ello, que las minorías revolucionarias que militamos en Venezuela hemos insistido en alertar al proletariado venezolano ante la alta polarización que ha existido en el país en los 12 años del régimen chavista, donde se ha acentuado la confrontación entre las facciones oficialistas y de la oposición; polarización que ha ocasionado divisiones en el seno de la clase obrera venezolana, e incluso la muerte de varios proletarios.

El conflicto en Libia sirve de escenario para aguzar la confrontación entre las facciones de la burguesía venezolana

El conflicto libio ha servido de escenario para aguzar las confrontaciones entre las facciones burguesas chavistas y opositoras que pujan por el poder en Venezuela. El gobierno "socialista" de Chávez (junto con sus aliados del ALBA[2]), ha sido uno de los pocos en el mundo que ha dado su apoyo al gobierno de Libia. Por su parte, las facciones opositoras al régimen no han perdido la oportunidad para asimilar al régimen de Chávez con el de Gadafi y exigir al gobierno un pronunciamiento a favor de "la defensa de los derechos humanos" en Libia. En respuesta, el gobierno de Chávez ha denunciado a los opositores como "pitiyanquis", acusándolos de apoyar a los EEUU en su intención de "apoderarse del petróleo venezolano", tal como según él pretenden las fuerzas de la OTAN en Libia. El propio Chávez ha declarado: "Si aquí se generara una violencia como la que está ocurriendo en Libia contra el pueblo y el Gobierno, ¿Ustedes creen que el Gobierno se quedaría de brazos cruzados? No"[3].

 

Es decir, que ante la emergencia de movimientos sociales masivos, tal como se suceden en el Norte de África y otras partes del mundo, la burguesía venezolana no tendría el menor escrúpulo en llevar al proletariado y al conjunto de la población a una confrontación violenta. En tales condiciones, sin ninguna duda el régimen chavista utilizaría sus fuerzas militares y a sus huestes en nombre de la defensa de la "revolución bolivariana", tal como hoy lo hace el carnicero Gadafi en nombre de la defensa del "pueblo libio". Por su parte, las facciones opositoras aprovecharían tal escenario para unir fuerzas con el fin de intentar derrocar al régimen chavista con el apoyo de la "comunidad internacional". He aquí las lecciones que saca la burguesía venezolana de la situación en Libia.

 

¿A qué obedece el apoyo de Chávez a Gadafi y a otros sátrapas?

 

El régimen de Chávez nunca ha ocultado sus simpatías con regímenes de corte dictatorial como el de Gadafi, que ha sometido al proletariado y a la población libia por mas de 40 años a penurias, represión y muerte; no es por casualidad que Chávez haya viajado 6 veces a Libia y el siniestro Gadafi haya visitado a Venezuela en 2009 como invitado de honor[4], en uno de sus escasos viajes a América Latina.

 

Mas este apoyo no es solamente en el plano ideológico, sino que el "Socialismo del Siglo XXI" que intenta implantar Chávez en Venezuela se inspira en regimenes como los de Corea del Norte, de Pol Pot en Camboya, de Gadafi en Libia, de Fidel Castro en Cuba o la China de Mao. Regímenes que tienen en común, el haber creado un "desarrollo endógeno" basado en una explotación forzada de la fuerza de trabajo, bajo un férreo control social; liderado por élites que la izquierda llama "progresistas" que toman el control del Estado en nombre de la "liberación nacional", la "autodeterminación de los pueblos" y el "antiimperialismo yanqui", para implantar un "socialismo" con particularidades nacionales, regionales y fundamentalistas, como lo pretende Chávez en Venezuela con la ideología del bolivarianismo. En ese sentido, la sustentación ideológica, política y económica de Gadafi expresada en su Libro Verde se da la mano con la ideología del "socialismo bolivariano": no es por casualidad que el PSUV creó recientemente su Libro Rojo[5]. Del régimen libio el chavismo ha calcado algunas enseñanzas: la utilización del petróleo como arma geopolítica; el desmantelamiento progresivo de las fuerzas armadas y la creación de la Milicia Nacional Bolivariana, guardia pretoriana que depende directamente del poder Ejecutivo; polarización de las etnias y la población, entre otras.

 

Cuando se iniciaron las revueltas contra las dictaduras de Túnez y Egipto, el régimen chavista celebró estos movimientos como el renacer del "socialismo árabe" promovido por el otrora dictador egipcio Gamal Abdel Nasser en los años 50. Es indudable que este apoyo del chavismo a los movimientos en esos dos países se debió a las alianzas de los dictadores Ben Alí y Hosni Mubarack con los EEUU. Pero cuando estas revueltas se extendieron a su aliado Libia, el régimen chavista hizo un giro de 180 grados: dio su apoyo al régimen de Gadafi y justificó la sangrienta represión de sus fuerzas contra la población de Bengasi, ciudad donde se iniciaron las protestas. En esa oportunidad, la televisora de cobertura internacional del gobierno venezolano (Telesur) presentó imágenes de la ciudad de Trípoli para mostrar que el país estaba en calma y que los revoltosos sólo eran unos ladrones y drogadictos apoyados por Al Queda, tal como los calificó Gadafi. De igual manera y sin ningún tapujo, Chávez ha dado su apoyo incondicional al "humanista" Bashar Al Assad de Siria, cuyo régimen ha asesinado a cerca de 2000 personas desde que se iniciaron las protestas en su contra.

 

Los imperialistas de la OTAN y los imperialistas de menor rango: dos caras de la misma moneda

 

El chavismo y la izquierda radical condenan la operación "Odisea del Amanecer" emprendida por las fuerzas imperialistas de la OTAN, criticando la inocultable hipocresía de EEUU y las otras potencias, que justifican su acción con la excusa de "proteger el pueblo" libio de las atrocidades del régimen de Gadafi: ¡Viva Libia y su independencia! dijo Chávez por Twitter cuando las fuerzas de la OTAN iniciaron los bombardeos. Pero esas mismas fuerzas de izquierda que condenan las atrocidades de los bombardeos de los imperialistas de las grandes potencias, nada dicen de las atrocidades cometidas por Gadafi en sus aventuras imperialistas en Sudan y otros países del Magreb, que ha diezmado a las etnias bereberes de la región, entre otras. Para ellos hay "imperialismos de  derecha", 100% condenables, e "imperialismos de izquierda" al que apoyan al 100%; para ellos, las atrocidades y masacres de los grandes imperialismos son diferentes de las cometidas por los imperialismos de talla menor de los gobiernos "revolucionarios".

 

Con la misma hipocresía y cinismo de las fuerzas imperialistas de la OTAN, se comporta el "petit" imperialista Chávez, cabeza de "bloque" de los países del ALBA, quien criticó de esta manera las acciones militares aprobadas por la ONU: "...Son los señores de la guerra. Hay que ver que irresponsables y detrás está la mano de Estados Unidos y sus aliados europeos, en vez de tomar el camino que nosotros [los países del ALBA] modestamente venimos proponiendo...cese al fuego y que se retome el camino de la paz y se acabe la imposición de los poderosos"[6]. Pero el "humanista" y "promotor de la paz" Chávez, tal como lo dijimos, no se quedará de "brazos cruzados" ante las amenazas contra su régimen capitalista que intenta implantar un despotismo sobre la población: en nombre de la defensa de la patria y las amenazas del "imperio", se han armado hasta los dientes comprando armamento militar a Rusia, China, España, etc.[7]; armamento exhibido en el imponente desfile militar del 5 de julio pasado para celebrar el bicentenario de la independencia de Venezuela. Ya sabemos contra quienes se utilizará este armamento y los fusiles Kalashnikov que Chávez pide se le entreguen a la Milicia Bolivariana: no será precisamente contra las fuerzas del "imperialismo yanqui" o contra la eventual agresión de la "oligarquía colombiana"; sino contra la población venezolana, chavista y no chavista, ya que las bombas y la metralla no hará distinción entre unas y otras. Tanto los grandes imperialistas de la OTAN, como los pequeños imperialistas como Gadafi o Chávez, son unos hipócritas y asesinos; son las dos caras de una misma moneda.

 

El proletariado no debe servir de carne de cañón de la burguesía

 

Ya el régimen chavista ha mostrado su verdadero carácter de clase burgués frente al proletariado venezolano: las luchas y protestas de los trabajadores contra los ataques a sus condiciones de vida, que se han arreciado con el avance de la crisis mundial del capitalismo, cuando no son reprimidas abiertamente por las fuerzas del Estado o por las bandas de choque promovidas por el gobierno, son amedrentadas o criminalizadas (ver artículos en esta revista). En este sentido, la "revolución bolivariana" responde tal como lo hacen todos los gobiernos del mundo en su defensa de los intereses del capital. De esta situación no escapan otros sectores de la población, que se ven en la necesidad de protestar contra el Estado debido al deterioro de los servicios públicos y el crecimiento de la pauperización, mientras a los altos dirigentes del régimen les es imposible ocultar el crecimiento de su riqueza.

 

Por su parte, los opositores, de la manera más hipócrita, presentan  a diario a través de sus medios de comunicación las protestas de trabajadores y la población; con el fin expreso de mostrarse como los verdaderos demócratas que apoyan al pueblo. Bien sabemos, que de llegar al poder, tampoco dudaran en reprimir las protestas de trabajadores y de la población depauperada.

 

Es tal el grado de descomposición en las filas de las facciones de la burguesía venezolana, que es impredecible cuál pueda ser el desenlace de su confrontación. En la medida que se acerca la fecha de la contienda electoral por la presidencia, cada bando arrecia sus acciones: el chavismo "radicaliza la revolución" y todo indica que van a hacer lo imposible por mantenerse en el poder (incluso, militares del Alto Mando han dicho que no reconocerían los resultados electorales, de serles desfavorables); por su parte, los opositores agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática, apoyados en los desaciertos y en las debilidades del régimen, se han propuesto sacar a Chávez del poder.

 

Por las alianzas y ambiciones imperialistas del régimen chavista es posible que, de desatarse una confrontación, en ella intervengan fuerzas de otros países, por lo menos de los países del ALBA; de hecho hay  "asesores" cubanos a varios niveles del Estado. Sea así o no, el proletariado debe evitar ser arrastrado a una confrontación donde triunfaría una u otra facción del capital, y él sería el gran perdedor.

 

Los proletarios y sus minorías mas politizadas, debemos tener presente que no hay salidas a este atolladero ni con la continuidad del régimen chavista ni con las "salidas" democráticas que propone la oposición. De hecho, las facciones opositoras seguirán pidiendo nuestro apoyo, mientras el régimen nos somete a la precariedad y desempleo; en un contexto donde existe la posibilidad que nos masacren como en Libia o Siria, mientras ellos preparan "la transición democrática". La necesidad vital del proletariado es mantenerse en su terreno de clase; mientras el proletariado se mantenga en pie de lucha y unifique sus luchas, se transformará en una fuerza esperanzadora para las otras capas no explotadoras de la sociedad.

 

Otro aspecto crucial que debemos tener presente es que las "guerras de izquierdas" son también guerras imperialistas a las que el proletariado tiene que oponer una guerra de clases contra la burguesía en cada capital nacional.

 

Internacionalismo

23/07/11



[1] Ver artículo en nuestro sitio en Internet ¿Qué está pasando en Oriente Medio?                                        /cci-online/201103/3079/que-esta-pasando-en-oriente-medio [1]

[2] Alianza Bolivariana para las Américas, promovida por Venezuela Y Cuba para contrarrestar la influencia del ALCA, promovido por los EEUU. Además de esos países, lo integran Ecuador, Bolivia, Nicaragua y algunos paises caribeños.

[3] El Universal 27/02/11.

[4] Ver artículo "Apoyo de Fidel Castro, Hugo Chávez y Daniel Ortega a Muamar Gadafi - Cuando los capos se dan la mano" en el sitio de la CCI en Internet /revolucion-mundial/201104/3093/apoyo-de-fidel-castro-hugo-chavez-y-daniel-ortega-a-muamar-gadafi-cua [2]

[5] Partido Socialista Unido de Venezuela creado por el régimen de Chávez, quien en su congreso extraordinario de 2010 formalizó su creación con el Libro Rojo.

[6] El Universal 20/03/11

[7] Según cifras del "Stockholm International Peace Reserch Institute" de 2010, Venezuela ha destinado $ 33.346 millones en gastos militares durante el gobierno de Chávez, uno entre los más altos de la región. La compra de armamentos a Rusia ha sido de $ 9.400 millones (casi un tercio de los gastos en armamentos).

Noticias y actualidad: 

  • guerra en Libia [3]

Cuestiones teóricas: 

  • Imperialismo [4]

Rubric: 

Sudamérica

El “Socialismo Bolivariano”: versión izquierdista del “capitalismo salvaje”

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Haciendo gala de su retórica populista, Chávez dijo hace algunos años que la crisis no iba "a tocar un pelo" de la economía venezolana, que la crisis afectaba a los países capitalistas, pero no a un país como Venezuela que se encamina al "socialismo". Pero la cruda realidad es que "la terca crisis", de manera implacable, socava las bases del proyecto "socialista del siglo 21". Y no puede ser de otra manera: no hay país en el mundo que pueda escapar a las leyes implacables del modo de producción capitalista. Mucho menos, países como Venezuela, donde las élites burguesas del chavismo pretenden implantar un régimen despótico basado en un modelo capitalista de estado donde el gobierno tiende a controlar todas las instituciones del Estado y todos los órdenes de la vida social, principalmente la economía; transformándose en el mayor explotador de la fuerza de trabajo, como fue el caso en los países que conformaron el exbloque ruso el siglo pasado.

La izquierda y los izquierdistas dan su apoyo incondicional a regímenes como el de Chávez con el fin expreso de que los trabajadores se dejen explotar mansamente por las facciones burguesas "progresistas" y "revolucionarias" ahora en el poder. Por su parte, los sectores burgueses contrarios al régimen, lo califican de "comunista", para de esta manera intentar ganar al proletariado a su proyecto de explotación de "democracia social".

La crisis capitalista: una mala jugada para el "socialismo del siglo 21"

A pesar de las campañas del Estado, que pretenden obviar los efectos de la crisis, ésta ha dejado al descubierto la fragilidad de la economía venezolana: que se sustenta fundamentalmente en los ingresos petroleros; con políticas de capitalismo de Estado a ultranza que han debilitado al capital privado y al propio capital estatal; que prácticamente tiene que importar todo lo que consume; que pretende desarrollar una "revolución" continental, exportando a un alto costo la franquicia del "Socialismo del Siglo 21", que lo lleva a constantes enfrentamientos con los Estados Unidos, su principal cliente comercial[1]. Este conjunto de factores colocan en desventaja a la burguesía venezolana ante la crisis.

Las propias cifras oficiales y de organismos como la CEPAL (Comisión Económica para América Latina) o el FMI, registran la gravedad de la crisis económica: Venezuela, junto con la paupérrima Haití, fueron los únicos dos países de América Latina y El Caribe que no crecieron en el 2010, tercer año consecutivo de decrecimiento del PIB del principal país exportador de petróleo de la región[2]. Mientras el resto de las economías de la región mantienen en su mayoría tasas de inflación bajas o moderadas, Venezuela tiene la inflación mas alta de la región y una de las mas altas del mundo: cada uno de los últimos 3 años ha sido del 27% en promedio y se estima que en 2011 supere el 28%; tasas de inflación que hacen "sal y agua" salarios y pensiones de los trabajadores, así como las ayudas que da el Estado a través de los planes sociales.

Pero la propia gestión económica del régimen chavista y la exportación del "Socialismo del Siglo 21" tiene sus costos económicos:

  • las medidas de expropiación y controles contra sectores del capital privado adversarios al régimen: aparte de debilitar el aparato productivo, han debilitado las exportaciones no petroleras y acentuado el carácter importador de la economía. Una consecuencia de tal política es que se importan un 70% de los alimentos, porcentaje nunca visto en el pasado; situación prácticamente insostenible, debido al alto volumen de gastos del Estado por este concepto, que tiende a agravarse debido al alza del precio de los alimentos a nivel mundial.
  • las medidas de control de cambio y de precios asumidas por el Estado ocasionan escasez de alimentos y productos básicos, lo que repercute de manera directa en el aumento de precios y la especulación.
  • el fracaso del régimen en reestructurar la sociedad y la economía bajo el control de una "nueva" burguesía nacional, que se expresa en una dificultad creciente para establecer un estado de derecho confiable para la inversión extranjera, ha ocasionado que ésta se encuentra en sus mínimos históricos. Así mismo, se ha acumulado un creciente abandono del mantenimiento de la infraestructura industrial, que afecta inclusive a la industria petrolera (que genera el 95% de los ingresos de la nación por exportaciones), que carece de las inversiones necesarias para mantener e incrementar la producción de hidrocarburos. También se descuidaron las inversiones y mantenimiento de la infraestructura vial, y del servicio eléctrico, que presenta continuas fallas y racionamiento.
  • los ingresos petroleros (que se incrementaron de manera significativa en el 2011 debido a la crisis en Libia) no son suficientes para saciar la voracidad del Estado; se esfuman en presupuestos "alternos" al presupuesto nacional, manejados directamente y de manera discrecional por el Poder Ejecutivo (con la excusa de agilizar la "inversión social"); forma de gestión del régimen que ha facilitado la conformación de una vasta red de corrupción que abarca a varios niveles de funcionarios públicos y militares, que lleva de fracaso en fracaso los planes que deberían respaldar el "desarrollo" económico;
  • la política exterior del régimen, que consume montos importantes en dólares en forma de regalos, sobornos o facturas petroleras con descuentos a varios países de la región (principalmente los pertenecientes al ALBA[3]); mientras que puertas adentro, el proletariado recibe los ataques más brutales del "gobierno socialista";
  • los elevados sueldos y "beneficios" de los altos burócratas del Estado, tanto civiles como militares, como forma de garantizar su "lealtad al proceso"; mientras un buen número de trabajadores sobreviven apenas con algo mas del salario mínimo (equivalente mas o menos a $150 mensuales según la tasa de cambio no oficial);
  • incremento significativo de los gastos militares[4], con la excusa de enfrentar la amenaza de invasión del "imperialismo yanqui" para apropiarse de los recursos energéticos.

Al igual que otras economías del mundo, la de Venezuela ha tenido que refugiarse en un crecimiento del endeudamiento del Estado. El crecimiento de la deuda se ha acelerado de manera significativa en el 2011 con la aprobación por la mayoría oficialista de la Asamblea Nacional de una ley que permite al gobierno incrementar el monto de la deuda por mas de 20 mil millones de dólares supuestamente con el fin de financiar la construcción de viviendas (aunque todo indica que es para cubrir los gastos de los planes y campañas en función de las próximas elecciones presidenciales). Aunque la deuda total del Estado, que incluye la de la estatal PDVSA y los préstamos de China y otros países (del orden de 150 mil millones de dólares, equivalente a un poco mas del 40% del PIB) es todavía manejable, los expertos en economía señalan que de seguir el actual ritmo de endeudamiento, se podría llegar a un "default" (imposibilidad de pago del servicio de la deuda) dentro de tres años. En ese sentido, Venezuela en pocos años podría estar como en la situación de Grecia, país que ha requerido del auxilio de los países de la Comunidad Europea para poder pagar los intereses de la deuda; imponiendo a los trabajadores y la población griega un severo plan de austeridad.

El régimen chavista no puede echar atrás su política capitalista de Estado a ultranza, no tiene otra opción sino una "huída hacia delante" para defender los supuestos logros de la "revolución": este año se han arreciado las expropiaciones y presiones sobre la empresa privada con la consigna de "radicalizar la revolución", así como el control de precios, lo que indudablemente agravará la escasez de productos y la crisis económica. Medidas estas que han incrementado de manera significativa el riesgo país, lo que encarece y dificulta las fuentes de endeudamiento externo y aleja la inversión externa e interna.

El comportamiento negativo de la economía, muestra que la crisis mundial del capitalismo ha afectado de manera importante la aplicación del "Socialismo del Siglo 21" y las aspiraciones de la burguesía venezolana de hacer del país una "potencia económica". Todo parece indicar que la burguesía venezolana estaba menos preparada que otras burguesías de la región para enfrentar los embates de la crisis económica mundial, la cual ha puesto al descubierto la fragilidad de la economía venezolana.

El chavismo recurre al mismo remedio que las burguesías del mundo: acentuar las medidas de austeridad

Al tiempo que echa mano de cualquier argumento ideológico para sustentar su "Socialismo del Siglo 21", el gobierno de Chávez se ha visto obligado a tomar medidas para apuntalar la débil economía: devaluación del bolívar en un 65% en enero del 2011, después de una devaluación del 100% a comienzos de 2010; atentado permanente contra los salarios y beneficios laborales, como a los planes de alimentación y de salud; aumento de las tarifas del servicio eléctrico, con el justificativo de detener "el derroche de electricidad", lo que afectará de manera dramática el costo de la vida; también se ha considerado el aumento del precio de la gasolina (la mas baja del mundo), del IVA y otros impuestos. Estas últimas medidas han sido pospuestas, debido probablemente a la situación que se vivió en Bolivia en diciembre pasado, cuando el gobierno de Evo Morales después de decretar el aumentó del precio de la gasolina, tuvo que revertir esta medida debido a las protestas que se generaron a nivel nacional, que erosionaron su popularidad de manera importante.

Como una consecuencia de los altos niveles de inflación, los salarios han sufrido un deterioro importante: según la CEPAL y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en términos reales los salarios de los trabajadores venezolanos cayeron poco más de 8% al cierre del primer trimestre de este año con respecto a igual período de 2010, siendo el único país de la región con una caída de los ingresos laborales. Aunque las cifras oficiales señalan una disminución del desempleo colocándolo en 8,1%, esos mismos organismos indican que la tasa en Venezuela, está por encima del promedio latinoamericano. Como en muchos otros países, la realidad es que ha crecido el empleo precario tanto en el sector público como el privado: según un estudio reciente realizado por la Universidad Católica Andrés Bello, un 82,6% de la fuerza laboral venezolana tiene un empleo precario[5]. Pese al empeño del régimen chavista de maquillar las cifras, la realidad es que los niveles de pobreza estructural se han mantenido.

A nivel social, se han debilitado los planes sociales (llamados "Misiones") que se inventó el chavismo para vender "los logros del socialismo", orientados a repartir migajas a los sectores mas pauperizados. Hoy, los planes de salud, educación, distribución de alimentos[6], etc., están en proceso de abandono o muy debilitados. Es un hecho que la totalidad de servicios públicos están en pleno deterioro. Situación, que junto con la escasez casi permanente de varios productos de la dieta básica, el constante aumento de los precios de alimentos y productos de primera necesidad; que principalmente padecen los proletarios y los sectores más necesitados, mientras los grandes jerarcas del régimen y sus allegados no pueden ocultar la opulencia en que viven. Cualquier parecido con algún país árabe o africano no es pura casualidad!!

Un aumento importante de las luchas y las protestas sociales

En este contexto, la situación social también presenta un giro importante: el proletariado de la industria petrolera, que sufrió un duro golpe con el despido de casi 20.000 empleados en el 2003 después del paro petrolero promovido por sectores de la oposición, ha realizado movilizaciones por el incumplimiento de los beneficios contemplados en la contratación colectiva. También importantes contingentes de empleados públicos del sector salud, educación y de la administración central, se movilizan para exigir aumento de salarios y mejores condiciones laborales, después de varios años de vencimiento de sus contratos colectivos. Pero las más resaltantes son las luchas que realizan desde hace más de dos años los trabajadores de la Zona del Hierro en Guayana, al sur del país, que concentra alrededor de 20 empresas básicas del Estado y a más de 100.000 trabajadores. Para tratar de confundir a los trabajadores de esta zona y desviar su combatividad, el gobierno ha intentado varios esquemas de producción "socialista": después de intentar la "autogestión" en ALCAS (empresa productora de aluminio), y realizar la nacionalización de la siderúrgica Sidor, ahora se intenta a toda costa implantar el "control obrero" de la producción, echando mano de forma desesperada a esta bandera trotskista (ver artículo en esta revista).

Esta situación refleja un incremento significativo de las protestas sociales en el 2011, que de seguro superarán las más de 3000 protestas contabilizadas en el 2010, que a su vez superaron todos los récords registrados en años anteriores. Ello supone una erosión importante en el apoyo a Chávez, pues se dan con mayor frecuencia en los sectores mas empobrecidos, su principal base de apoyo. Un ejemplo reciente y patético de estas protestas ha sido la de los familiares de los presos de varias cárceles del país, quienes han sido reprimidos de manera despiadada por las fuerzas del Estado al protestar por el hacinamiento y represión contra sus familiares presos; víctimas de bandas que se han conformado en las cárceles que han creado su propio "Estado" en los penales, armados hasta los dientes en complicidad con las propias fuerzas policiales que los custodian. La barbarie que se vive en las cárceles es la extensión de la barbarie que a diario se vive en todo el país, principalmente en los barrios pobres, que acumula mas de 140 mil asesinatos en los 12 años de "revolución bolivariana"; que con todo descaro Chávez y sus secuaces llaman la "revolución bonita"!!

Las luchas y movilizaciones que realiza el proletariado son el mejor mentís a la supuesta "revolución" que encabezan las nuevas élites burguesas que gobiernan en Venezuela. Sólo la resistencia de los trabajadores contra los ataques del Estado, en la defensa de sus condiciones de vida y basado en las asambleas que tiendan a unir a trabajadores de diferentes sectores, también serán una referencia para esas masas pauperizadas que ya comienzan a perder las ilusiones en las ofertas de chavistas y opositores.

De esta manera, esos movimientos se inscribirán en los que realizan los proletarios y las masas explotadas en el Norte de África, Grecia, España con el movimiento de los indignados, que indican que el sistema capitalista ya no puede ofrecer futuro alguno a la humanidad; que otra sociedad es posible y necesaria: el verdadero comunismo.

Intermo

30/7/11


[1] Las exportaciones a EEUU crecieron 27,7% en el primer trimestre de 2011 con respecto a igual período de 2010, representando el 49% del total de exportaciones de Venezuela. El 97,2% de esas exportaciones fue de petróleo y sus derivados, realizadas por el estado venezolano. Se observa que el "antiimperialismo yanqui" del régimen chavista tiene mucho de retórica, pues los negocios bilaterales fluyen sin problemas.

[2] Es necesario aclarar que crecimiento del PIB de ninguna manera expresa mejores condiciones de vida para la clase obrera y la población. Tenemos el caso de Perú, que tuvo un crecimiento importante del PIB durante el gobierno de Alan García; sin embargo terminó su gobierno con alta impopularidad debido a los altos niveles de pobreza. De alguna manera los pobres "le pasaron factura".

[3] Venezuela exporta alrededor de 500 mil barriles diarios de petróleo o derivados (aproximadamente un 20% de la producción) a varios países de Suramérica, Centroamérica y El Caribe, siendo Cuba el principal de beneficiario con 100 mil barriles diarios, quien paga parte de la factura con médicos y "asesores". Estos acuerdos de exportación generan pérdidas a la estatal PDVSA. Los países beneficiados tienen altas deudas con Venezuela.

[4] Según el Stockholm International Peace Reserch Institute, Venezuela ha destinado $ 33.346 millones en gastos militares durante el gobierno de Chávez. La compra de armamentos a Rusia ha sido de $ 9.400 millones (casi un tercio de los gastos en armamento). El gasto militar habría sido de $114 por habitante en el 2009, el de Brasil 142, Chile 135, Colombia 447.

[5] El Nacional 8/5/11.

[6] Es tal el desorden y la incapacidad del Estado en el área de importación y distribución de alimentos, que entre el 2009 y 2010 se perdieron por descomposición más de 100 mil toneladas de alimentos importados, destinados a suplir los planes populistas hacia los sectores más pauperizados.

Situación nacional: 

  • Venezuela [5]
  • Situación económica [6]

Geografía: 

  • Ecuador [7]
  • Venezuela [8]

Series: 

  • Socialismo del siglo XXI [9]

Personalidades: 

  • Hugo Chávez [10]

Rubric: 

Sudamérica

La facciones burguesas chavistas y opositoras arrecian la polarización política

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 El régimen chavista, después de este sacudón, ha decidido "acelerar la revolución bolivariana" asumiendo medidas de mayor control sobre los sectores oposicionistas: expropiaciones de tierras, estatización de empresas privadas, aprobación de leyes para fortalecer aún más el control del Estado sobre la sociedad. Así mismo, las ofertas de mejoras sociales (como la construcción "acelerada" de viviendas), se han multiplicado como nunca antes. Por su lado los opositores, agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), cohesionan sus fuerzas, aprovechan el descontento social para penetrar las bases populares chavistas y preparan su estrategia para intentar desplazar a Chávez del poder, apostando de alguna manera al agotamiento del chavismo debido a la crisis económica y las propias deficiencias de la gestión del régimen.

 

En medio de este conflicto de las élites chavistas y opositoras por el control del poder, los trabajadores son sometidos al aturdimiento de campañas para tratar de colocarlos a favor de uno u otro bando; mientras viven un deterioro acelerado en sus condiciones de vida, a través de la precarización del trabajo, un deterioro constante de los salarios debido a los altos niveles de inflación, la pérdida de beneficios laborales ocasionada por el incumplimiento de los contratos colectivos de los trabajadores del sector público y privado. Ante esta situación, los trabajadores no se quedan de brazos cruzados: cada día diversos sectores de la clase realizan luchas y movilizaciones, las cuales son criminalizadas y reprimidas por las fuerzas policiales o las bandas auspiciadas por el régimen chavista (ver artículos en esta revista).

 

Los trabajadores no debemos hacernos ninguna ilusión con estos caimanes del mismo caño disfrazados de "revolucionarios" o defensores de la "democracia social", que compiten por el control del poder y la defensa de los intereses del capital nacional. Debemos enfrentar con la lucha tanto a los burgueses del régimen chavista, como a los de la oposición, quienes, de llegar a gobernar, sin duda continuarán y acentuarán las medidas antiobreras adelantadas por el "socialismo bolivariano".

 

Un alto grado de descomposición en las filas de la burguesía venezolana

 

La agudización de la crisis del capitalismo juega un papel importante en la conflictividad política y social, así como en la baja en la popularidad del régimen de Chávez, que de alguna manera se refleja en el mayor número de votos obtenidos por la oposición en las elecciones parlamentarias (ver artículo en esta revista).

 

Sin embargo, los efectos de la crisis capitalista por si solos no explican el grado de conflictividad y embrollo que se observa en el comportamiento político de las facciones de la burguesía en Venezuela. Tal situación obedece al alto grado de descomposición que reina en el seno del conjunto de la burguesía, que se manifiesta desde hace décadas, pero se ha exacerbado durante los 12 años del régimen de Chávez. En efecto, éste fue llamado por la burguesía en 1998 para intentar poner orden ante el caos que dejaron los gobiernos que le precedieron; por eso se autoproclamó como "salvador de la patria" y se propuso "refundar la República" a través de una Constituyente. Debido al vacío de poder preexistente y a su ascendencia entre las masas más depauperadas que lo perciben como un mesías, toma por asalto las instituciones del Estado y desarrolla una política que excluye a sectores de la burguesía que habían detentado el poder durante casi medio siglo.

 

De esta manera, se conformaron nuevas elites civiles y militares que ocupan los cargos de la alta burocracia del Estado, que han fracasado en su objetivo de superar los problemas acumulados por los gobiernos anteriores, siendo mas bien su principal interés repartirse el botín de los ingresos petroleros, ocasionando un crecimiento exponencial de la corrupción y un abandono progresivo de la gestión del Estado; situación que junto a la megalomanía del régimen chavista de pretender hacer una "revolución bolivariana" a nivel continental, ha ido poco a poco vaciando las arcas del Estado y acrecentando la conflictividad social y política, que está llevando a niveles de ingobernabilidad mucho peores que los de los años 90. Es esta una de las preocupaciones mayores de varios sectores del capital nacional que en el pasado dieron su apoyo a Chávez y que hoy intentan conformar un equipo de recambio.

 

Con este fin, las facciones de la burguesía opositora han comenzado una vasta campaña ideológica para preparar una eventual derrota del régimen chavista y una transición a un gobierno de "democracia social". Se trata de concentrar todos los males de la sociedad en la figura del "comunista" Chávez, acusándolo de "destruir la economía", de querer acabar con la propiedad privada para perpetuarse en el poder. De esta manera, partidos, sindicatos, la iglesia, las universidades, etc., se aprestan a desarrollar las armas ideológicas que permitirán, al tiempo de aprovechar el terreno abonado por Chávez con una precarización extrema de la sociedad, aturdir al proletariado con una infame campaña "anticomunista" que consiste en hacer aparecer el régimen burgués chavista basado en un capitalismo de Estado extremo, como la demostración del "fracaso de comunismo", de su inviabilidad y de la vileza de sus métodos cercanos al fascismo.

 

Sin embargo, es tal el nivel de descomposición que domina el escenario político en Venezuela, que es impredecible el desenlace que puedan tener los acontecimientos. El mismo va a depender de varios factores, entre ellos:

-       cuánto pueda avanzar la MUD en su proyecto de cohesionar las fuerzas opositoras y en la penetración de las bases chavistas, debido al conflicto de intereses entre la gran cantidad de partidos y agrupaciones que la conforman;

-       hasta qué punto pueda implosionar el régimen chavista, donde el único factor cohesionador es Chávez, ahora enfermo de cáncer. A pesar de la aparente unidad dentro de las fuerzas del régimen, hay competencias entre sectores civiles y militares, así como diversas tendencias dentro del chavismo que podrían eventualmente plantearse como opciones de gobierno;

-       se desconoce cuál es la situación real en el seno de la Fuerza Armada Nacional (FAN). Aunque Chávez ha colocado a la cabeza de las fuerzas armadas a militares fieles al proceso y ha formado una "Milicia Nacional Bolivariana" para defender los "logros de la revolución", especialistas del área militar dicen que existen divisiones en el seno de la FAN y que es sólo la minoría de la cúpula militar quien apoya al régimen.

 

Es evidente que Chávez y su séquito harán todo lo posible por permanecer en el poder; no sólo está en juego la continuidad de la "revolución bolivariana", sino que de ser desplazados por los opositores, éstos de seguro les harán rendir cuenta ante la justicia burguesa. Por ello, miembros del alto mando militar y dirigentes del régimen han declarado públicamente que desconocerían el resultado electoral si resultaran desfavorables a Chávez, lo que desafía la propia institucionalidad burguesa y prepara el terreno a posibles salidas de fuerza.

 

La agravación de la crisis capitalista mundial es un factor que acelera la descomposición de la clase dominante; pero también abre la posibilidad de que el proletariado entre en lucha abierta contra los ataques de las fuerzas del capital tanto oficialistas como opositoras, unifique sus luchas y plantee su proyecto de sociedad alternativa junto a los proletarios del resto del mundo, tal como se expresa de manera incipiente en los movimientos sociales en España, Grecia, el Norte de África, Oriente Medio, etc..

 

Estamos en una situación parecida a la que se vivió antes del "caracazo" en 1989, cuando se dieron revueltas que se caracterizaron por la destrucción pura y simple. Las perspectivas de revueltas y de luchas obreras están abiertas; pero en esta oportunidad, las revueltas tienen un potencial de revertirse contra el Estado; y dada la disposición de lucha de las mayores concentraciones obreras del país, donde a pesar de la acción de sindicatos, partidos y demás instituciones del Estado, intentan mantener sus luchas en su propio terreno y organizarse para ello en asambleas soberanas, se abre la posibilidad que los trabajadores puedan romper el cerco de la polarización de las fuerzas burguesas chavistas y opositoras.

 

Internacionalismo

1/8/11

 

 

Situación nacional: 

  • Venezuela [5]
  • Conflictos interburgueses [11]

Venezuela: Los obreros de Guayana avanzan a través de un camino de obstáculos hacia su identidad de clase

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¿Qué ocurre en Guayana?

 

Para la burguesía nacional, y particularmente para su facción chavista, se convirtió en una prioridad someter a los obreros de Guayana a condiciones de existencias precarizadas, al igual que lo hizo con los trabajadores de la industria petrolera. Ello es así, ya que la reducción de costos, sobre todo de la mano de obra en las industrias básicas de la región productoras de hierro, acero, aluminio, etc., es una necesidad imperativa para afrontar la competencia internacional y debido a la agravación de la crisis del sistema capitalista.

 

Para lograr ese propósito, tal como ocurrió en la industria petrolera, los obreros de Guayana han sido sometidos a una campaña en la cual son acusados de formar parte de una "aristocracia obrera" que obtiene ingresos y beneficios que la industria no puede seguir cancelando, so pena de llevarla a la quiebra. El camino propuesto es la igualación hacia abajo, es decir, la caída brutal de sus salarios y beneficios, tal como ocurrió con los trabajadores petroleros.

 

Sin embargo, los obreros de Guayana desde el punto de vista de las condiciones de su lucha representan un reto y un riesgo mayor para la burguesía: su alta concentración, su tradición de luchas, por cierto contra el Estado; y, la amplia existencia de actividades industriales, de servicio y comerciales conexas a este conglomerado industrial, potencia la respuesta de la clase contra los ataques a sus condiciones de vida.

 

¿Cuáles estrategias aplica el Estado?

 

El Estado diseño la estrategia del "Plan Guayana Socialista", a través del cual se implantaría la consigna, por cierto sacada de la jerga trotskista, del "control obrero de la producción". Con ésta han pretendido convencer a los trabajadores que ellos son los que tienen el "control" de la producción, por lo tanto, de su esfuerzo y sacrificio dependerá que las industrias se fortalezcan; y, en consecuencia, no deberían realizar paros o huelgas contra una industria que esta en sus propias manos. La defensa de este Plan constituiría un paso hacia el "Socialismo del Siglo 21"; por supuesto el de Chávez y su camarilla, y no la alternativa que históricamente se ha planteado el proletariado ante la anarquía de la producción capitalista y su decadencia: el comunismo[1].

 

Es necesario recordar que este Plan fue precedido por el fracasado plan para desarrollar la cogestión en ALCASA, empresa del Estado que se encarga del procesamiento del aluminio. Dirigido por el sociólogo Carlos Lanz Rodríguez, este plan apuntaba a hacer creer a los trabajadores:

  • Que el estado dirigido por Chávez lleva una "política rumbo al socialismo". A este respecto, los trabajadores de Guayana ya habían olfateado que ese "socialismo" no era muy distinto al control que el estado capitalista ejercía durante los gobiernos anteriores.
  • Que la cogestión significaba un "cambio en las relaciones de producción". El único"cambio" que se ha producido es que los obreros se dejaban auto explotar para apuntalar la gestión del estado-patrón capitalista.
  • Que haría "justicia en términos de la relación salarial". Ya sabemos que lo que ha realizado este régimen es la aceleración de la precarización de la fuerza laboral.
  • Y, que se realizaría la "humanización de la jornada de trabajo y la reducción del tiempo laboral, enfrentando la división del trabajo y despotismo de fábrica". Vaya humanización: encarcelamientos, presentación en tribunales, bombas lacrimógenas, tiros, muertos y heridos; y ahora, las bandas armadas de sicarios tratando de aterrorizar a los obreros.

Plan fracasado, porque en general los trabajadores, ante el resultado desastroso para sus intereses, no dieron crédito a las bellas palabras con las cuales Carlos Lanz introducía el veneno del sometimiento al estado capitalista y la capitulación a sus reivindicaciones laborales. De esta manera, la resistencia de los trabajadores logró que no funcionara la vitrina que pretendía mostrar el Estado venezolano para vender las bondades de su "Socialismo del Siglo 21" al resto de los trabajadores del país.

 

Plan Guayana Socialista: ¿producto de los trabajadores?

 

El nuevo "Plan Guayana Socialista" que consiste básicamente en:

 

  • Tratar de convencer a los obreros, una vez más, que las empresas están bajo su control y que desaparece la explotación de los trabajadores.
  • Hacer pagar al conjunto de la clase obrera de Guayana la grave situación financiera y desmejoramiento de la infraestructura de las industrias básicas, por lo que es necesario hacer sacrificios para recuperarlas; es decir, aceptar las desmejoras en sus condiciones de vida.
  • Por lo tanto, los trabajadores se deben eximir de luchar por reivindicaciones.

 

Fue presentado como resultado de la participación de alrededor de "600 trabajadores representantes de la clase obrera de Guayana" en unas "mesas de trabajo" dirigidas por los actuales "trabajadores-directores" de las empresas básicas, Elio Sayago y Rada Gameluch, entre otros. Este grupo de trabajadores, escogidos entre los que participaron en un proceso de adoctrinamiento sobre el "Socialismo del Siglo 21" y el "desarrollo endógeno", fueron convencidos, además, de combatir a los que se oponen a este plan por supuestamente ser parte de la "aristocracia obrera".

En adelante, se ha tratado de polarizar a los trabajadores entre los que apoyan a los sindicatos, cualquiera sea su tendencia, aun si es del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela, y los que apoyan el llamado "control obrero".

 

¿Cuáles obstáculos en el camino hacia su identidad de clases?

 

El Estado hace todo lo posible para crear divisiones entre los trabajadores. En primer lugar, creando una polarización entre los dirigentes que defienden los sindicatos y los representantes del "control obrero". También entre los trabajadores que conforman la supuesta "aristocracia obrera", que sólo defienden sus "egoístas intereses", que sólo buscan "mantener o mejorar su salario"; y, por otra parte, los que invitan a los trabajadores a sumarse a los defensores de la patria, a los que defienden las nacionalizaciones como paso al "Socialismo del Siglo 21", a los que no son egoístas y se sacrificaran por "la patria de Bolívar".

 

Últimamente, el estado ha utilizado todo tipo de bandas, mafias y sicarios para implantar el terror en el seno de los trabajadores. Ello obedece a que las presiones judiciales contra los trabajadores que deben presentarse en los tribunales, no han detenido las acciones de los trabajadores en defensa de sus intereses sino que mas bien se han incrementado. La inefectividad de la llamada "criminalización de la protesta" se ha puesto en evidencia cuando el Estado se ha visto obligado liberar algunos detenidos para evitar la ira de los trabajadores, la cual llevó a sindicatos y sindicalistas afectos al gobierno, sobre todo de la corriente de Maspero (dirigente sindicalista del oficialismo), a apoyar la lucha por la liberación del dirigente sindical Rubén González, afecto al llamado "proceso", encarcelado por varios meses. También, con esta medida, el Estado intentó mostrar su cara "obrerista" y ocultar su vocación de "dictadura totalitaria".

 

Esta acción ha tenido el efecto de repotenciar a ciertos sindicatos para poder ejercer mejor el control sobre la clase obrera; sobre todo, al tratar de mantenerla atrapada en el corsé corporativo, en la lucha por la defensa de tal o cual cláusula de los contratos colectivos, y la lucha contra la corrupción, cuyo nauseabundo hedor hace insoportable el ambiente laboral.

 

Por otra parte, se tiende a atrapar a los trabajadores en las luchas intestinas entre las mafias sindicales y defensoras del "control obrero", que a su vez forman parte de los grupos de poder que han formado el Gobernador del Estado Bolívar, los alcaldes, militares y sectores del capital privado, que realizan sus jugosos negocios que contribuyen al hundimiento da las industrias básicas, expresión de la descomposición reinante en todos los sectores y lugares del país.

 

¿Que hacer para contribuir al proceso de toma de conciencia?

 

  • Para los representantes del Estado, llámense gobernador, alcalde, ministro, presidente de empresa, sindicalista, la consigna parece ser "si no los puedes convencer, confúndelos". En efecto, la intervención de los representantes de los distintos organismos del Estado, defendiendo sus intereses personales o de mafias, a través de la represión, de cabilleros o sicarios, lo que traduce es el caos en que el capitalismo en descomposición ha convertido las ya caóticas relaciones obrero-patronales.
  • Para las minorías revolucionarias se trata de señalar el camino hacia la conciencia de la clase obrera. En primer termino, contra el chantaje de que los obreros que luchan contra la reducción de sus salarios o la pérdida de sus beneficios conforman una aristocracia y no tienen conciencia de clase. Debemos oponer, por una parte, que la lucha por las reivindicaciones inmediatas son parte del proceso de toma de conciencia del proletariado. Mediante éstas, la clase se unifica, determina su enemigo de clase llámese patrón privado o Estado, y visualiza su papel en la sociedad como única clase que puede poner fin al caos capitalista. Por otra parte, en realidad no se trata de luchar por un "salario justo" -la justeza del mismo lo determina claro está el Estado- sino luchar contra el salariado que es la esencia del sistema capitalista mismo.

 

Si el polvorín proletario que existe en Guayana no ha estallado, ello se debe en gran parte a la polarización y fragmentación de las propuestas que los diferentes "representantes" sindicales, profesionales, estadales que defienden sus feudos, intentan por todos los medios que las discusiones en las asambleas se desvíen de las acciones que el proletariado unido debería tomar para acabar con el caos que existe en la zona. Debemos entonces rescatar las discusiones de las asambleas y plantear en primer lugar la unificación de las luchas

 

¿Cuales perspectivas?

 

  • La clase obrera de Guayana no ha dejado de luchar. Con frecuencia ocurre que en algún portón de las empresas básicas se organiza una asamblea para oponerse a tal o cual ataque contra sus condiciones de vida. Estas asambleas en algunos casos han neutralizado las arremetidas del oficialismo que trata de oponer a las luchas de los trabajadores los intereses del "colectivo", como ha ocurrido cuando se han enviado a los "consejos comunales" contra las asambleas.
  • El surgimiento de minorías en la clase obrera que intentan asir el hilo del movimiento histórico de la clase se refuerza con la constancia y amplitud de las luchas. Estas minorías, luchan contra una visión deformada del socialismo, no sólo en su versión trotskista de la "revolución permanente" que parte de un "estado obrero" que nunca ha existido en el planteamiento de la izquierda comunista, fiel a la tradición marxista, sino de la versión ultrarreaccionaria del "Socialismo del Siglo 21", aderezo de nacionalismo, antiyanquísimo y de un fundamentalismo cuasi religioso expresado en el supuesto "Socialismo Bolivariano".

 

Las nuevas generaciones obreras de Guayana tratan de hacer su propia experiencia de lucha y aprender de las anteriores generaciones de obreros de la región, que enfrentaron de manera decidida al Estado con luchas ejemplares en los años 60 y 70 del siglo pasado. A pesar de todos los obstáculos que impone la burguesía a los obreros de Guayana, están mostrando a los obreros del resto del país y el mundo que están dispuestos a también dar la batalla contra el capitalismo chavista disfrazado de "socialismo".

 

Internacionalismo

Julio 2011



[1] En su época, Marx prefirió hablar de comunismo y no de socialismo, ya que bajo esta ultima denominación, operaban toda clase de organizaciones y personalidades que no estaban cercanos al campo proletario sino al de las reformas democráticas burguesas. El comunismo del que hablaba Marx y del cual se reivindica la izquierda comunista, significa la abolición del trabajo asalariado y de toda forma de explotación, no la continuación de una camarilla que en nombre de los trabajadores, "el pueblo" o "los excluidos", se posesiona de la maquina del Estado para continuar la explotación de los trabajadores.

 

Situación nacional: 

  • Venezuela [5]
  • Lucha de clases [12]

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