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Revueltas sociales en Magreb y Medio Oriente, catástrofe nuclear en Japón, guerra en Libia
Estos últimos meses han sido ricos en acontecimientos históricos. Si las revueltas en el Magreb y Oriente Medio no tienen conexión con el tsunami que asoló a Japón y la crisis nuclear consecutiva, todos estos acontecimientos sin embargo subrayan con agudeza la alternativa que el capitalismo ofrece a la humanidad: socialismo o barbarie. Mientras el eco de los levantamientos todavía resuena en varios países, la sociedad capitalista languidece lamentablemente en la esquina de su pequeño fuego nuclear. Por el contrario, el heroísmo de los trabajadores japoneses que sacrifican sus vidas en las afueras de la planta de Fukushima contrasta con la enfermiza hipocresía de las potencias imperialistas en Libia.
Durante varios meses, movimientos de protesta, inéditos por su magnitud geográfica, sacudió a varios países. Rápidamente, las primeras revueltas del Magreb se reprodujeron luego de que las manifestaciones tocaran unas semanas más tarde a Jordania, Yemen, Bahreim, Irán, África subsahariana, etc. Es imposible establecer una identidad estricta entre todos estos movimientos, tanto en términos de contenido de clase como de respuesta de la burguesía, pero la crisis económica que hunde a las poblaciones en una miseria cada vez más intolerable desde 2008 hace insoportables los regímenes corruptos y represivos de la región
La clase obrera hasta ahora no ha estado presente como una fuerza independiente capaz de asumir el liderazgo de las luchas que a menudo han tomado la forma de una revuelta del conjunto de las clases no explotadoras, desde los campesinos arruinados hasta las capas medias en proceso de proletarización. Pero, por una parte, la influencia de la clase obrera sobre las conciencias era sensible tanto en las consignas como en las formas de organización de los movimientos. Una tendencia a la autoorganización, por ejemplo, se mostró a través de los comités para la protección de los barrios que aparecieron en Egipto y Túnez para hacer frente a la represión de la policía y las bandas de malhechores convenientemente liberados de las prisiones para sembrar el caos. Sobre todo, varias de estas revueltas buscaron abiertamente extender el movimiento a través de manifestaciones masivas, asambleas e intentos por coordinar y centralizar la toma de decisiones. Por otra parte, la clase obrera a veces tuvo un papel decisivo en el desarrollo de los acontecimientos. Es en Egipto, donde la clase obrera es más concentrada y experimentada de la región, donde las huelgas fueron más masivas. La rápida extensión y el rechazo del encuadramiento sindical han contribuido en gran medida para presionar a los líderes militares, bajo la presión de Estados Unidos para remover a Hosni Mubarak del poder.
Cuando las movilizaciones todavía son numerosas y el viento de la revuelta sopla de nuevo a otros países, la burguesía parece tener todo el respaldo en el mundo para extinguir el fuego. Especialmente en Egipto y Túnez, donde la "primavera de los pueblos" se supone que han triunfado, las huelgas y enfrentamientos con el "Estado democrático" continúan. Todas estas revueltas son una gran experiencia en el camino que conduce a la conciencia revolucionaria. Sin embargo, si esta ola de revueltas, por primera vez desde hace mucho, ha ligado explícitamente los problemas económicos a los retos políticos, la respuesta a esta cuestión está relacionada a las ilusiones que pesan todavía sobre la clase obrera, especialmente los espejismos democráticos y nacionalistas. Estas deficiencias han permitido a menudo a las pseudo-oposiciones democráticas aparecer como una alternativa a las camarillas corruptas. De hecho, estos "nuevos" gobiernos son esencialmente conformados por equipos de los viejos regímenes al punto de que la situación a veces roza el ridículo. En Túnez, la población ha obligado incluso a una parte del gobierno a renunciar porque apareció como una repetición del régimen de Ben Ali. En Egipto, el ejército, apoyo histórico de Mubarak, toma todas las palancas del Estado y ya opera para asegurar su posición. En Libia, el "Consejo Nacional de Transición" es dirigido por... el antiguo Ministro del Interior de Gadafi, Abdel Fattah Younes y un grupo de altos funcionarios que, después de haber organizado la represión y beneficiarse de la generosidad financiera de su maestro, repentinamente fueron imbuídos repentinamente por un gusto por los derechos humanos y la democracia.
Sobre la base de estas debilidades, la situación en Libia ha evolucionado de manera particular en la medida en que apareció justamente como un levantamiento de la población contra el régimen de Gadafi que se convirtió en guerra entre varias fracciones burguesas sobre las que se vienen a anclar las grandes potencias imperialistas en una cacofonía surrealista y sangrienta. El desplazamiento del terreno de la lucha hacia la búsqueda de los intereses burgueses, del control del Estado libio por una u otra de las fracciones en presencia fue fácil en tanto que la clase obrera en Libia es muy baja. La industria local es notablemente atrasada y casi se reduce a la producción de petróleo, directamente impulsada por la camarilla de Gadafi, que nunca ha sido capaz de poner el interés nacional sobre intereses particulares. La clase obrera en Libia es por lo tanto, mano de obra extranjera a menudo, que se retiró desde el comienzo de los acontecimientos, huyendo eventualmente de las masacres, especialmente debido a la dificultad de reconocerse en una "revolución" con connotaciones nacionalistas. Libia ilustra trágicamente la necesidad de que la clase obrera ocupe un lugar central en las revueltas populares; su ausencia explica en gran medida la evolución de la situación.
Desde el 19 de marzo, después de varias semanas de matanzas, con el pretexto de intervención humanitaria para "salvar al pueblo libio martirizado", una coalición un poco dudosa, conformada por Canadá, Estados Unidos, Italia, Francia, Reino Unido, etc. Han enviado directamente sus fuerzas militares para apoyar al Consejo Nacional de Transición. Cada día, se cargan misiles y los aviones despegan para lanzar una alfombra de bombas en todas las regiones que abrigan a las fuerzas armadas leales al régimen de Gadafi. En un lenguaje sencillo, es la guerra. Lo que de entrada es sorprendente es la increíble hipocresía de las grandes potencias imperialistas que, por un lado empuñan la bandera del humanitarismo y al mismo tiempo toleran la masacre de la rebelión de las masas en Bahreim, Yemen, en Siria, etc. ¿Dónde estaba esta misma coalición cuando Gadafi hizo masacrar a 1,000 reclusos en la prisión de Abu Salim de Trípoli en 1996? En realidad, es después de cuarenta años encierro, tortura, miedo, desaparición, ejecución... con impunidad. ¿Dónde estaba ayer esta misma coalición cuando Ben Ali en Túnez, Mubarak en Egipto o Bouteflika en Argelia ordenaban disparar contra la multitud durante el levantamiento de enero y febrero? Detrás de esta retórica infame, los muertos siguen amontonándose en morgues. Y la OTAN ya planea ampliar operaciones durante varias semanas a fin de asegurar el triunfo de la paz y la democracia.
En realidad, cada potencia interviene en Libia para sus intereses particulares. La cacofonía de la coalición, incapaz de establecer siquiera una cadena de mando, ilustra cómo estos países salen a esta aventura guerrera en orden disperso para fortalecer su propio lugar en la región como buitres sobre un cadáver. Desde el punto de vista de Estados Unidos, Libia no representa un interés estratégico importante en tanto que dispone ya de aliados de peso en la región como Egipto y Arabia Saudita. Esto explica su perplejidad inicial ante las negociaciones en la ONU. No obstante, Estados Unidos, apoyo histórico de Israel, tiene una imagen catastrófica en el mundo árabe, que las invasiones de Iraq y Afganistán no han mejorado. Sin embargo, las revueltas están comenzando a hacer emerger gobiernos más sensibles a la opinión antiestadounidense y si Estados Unidos desea asegurar su futuro en la región, es imperativo cambiar su imagen a los nuevos equipos. Sobre todo, el gobierno americano no quiere dejar las manos libres a Reino Unido y Francia. Estos últimos también tienen que mejorar su imagen de alguna forma, incluyendo Gran Bretaña luego de su intervención en Iraq y Afganistán. El Gobierno francés, a pesar de sus múltiples torpezas, aún goza de popularidad en los países árabes adquirida en virtud de De Gaulle y reforzada por su negativa a participar en la guerra de Irak en 2003. Una intervención contra Gadafi mucho más incontrolable e impredecible al gusto de sus vecinos no puede más que ser apreciada por ellos y permitir reforzar la influencia de Francia. Detrás de los bellos discursos y falsas sonrisas cada fracción burguesa interviene por sus propios intereses y participan, con Gadafi en esta macabra danza de la muerte.
A varios miles de kilómetros de Libia, sobre las tierras de la tercera potencia económica del mundo, el capitalismo también siembra muerte y muestra que en ninguna parte, incluso en el corazón de los países industrializados la humanidad está al abrigo de la irresponsabilidad y descuido de la burguesía. Los medios de comunicación burgueses han presentado, como siempre, el terremoto y el tsunami que asoló el Japón como una fatalidad contra la que nadie puede hacer nada. Por supuesto, es imposible evitar que la naturaleza se desencadene, pero la instalación de las poblaciones en zonas de riesgo en casas de madera no es "inevitable", igual que la operación de centrales nucleares obsoletas.
De hecho, la burguesía es directamente responsable de la mortal magnitud del desastre. Por las necesidades de la producción, el capitalismo ha concentrado las poblaciones y las industrias de manera delirante. Japón es una caricatura de este fenómeno histórico: decenas de millones de personas se congregaron en las orillas de una pequeña franja de tierra especialmente propensa a los terremotos y maremotos. Por supuesto, se construyeron estructuras resistentes a los terremotos para los ricos y edificios de oficinas con suficiente hormigón para protegerse de los maremotos; sin embargo, la clase obrera simplemente tuvo que conformarse con casas de madera que aparenta más jaulas para conejos en territorios que todo el mundo sabe que son muy peligrosos. Lógicamente, la población podría instalarse más lejos de la costa, pero Japón es un país exportador y para maximizar la ganancia, es mejor construir plantas cerca de los puertos. Algunas fabricas fueron barridas por las aguas, agregándose a la catástrofe nuclear una catástrofe industrial apenas imaginable. En este contexto, una crisis humanitaria amenaza a uno de los centros del capitalismo mundial y debe aún sobrecargar la hecatombe. Mientras que muchos equipos e infraestructura son obsoletos, decenas de miles de personas son abandonados a su suerte, sin alimentos ni agua.
Pero claramente la burguesía no podría parar allí en su irresponsabilidad e impunidad; Tuvo que construir 17 plantas de energía nuclear con dudoso mantenimiento. La situación de la planta de Fukushima, víctima de graves daños, es aún incierta, pero la confusa comunicación de las autoridades presagia lo peor. Parece dado por sentado que un desastre nuclear digno de la explosión en 1986 en la planta de Chernobyl tiene lugar bajo la mirada de un gobierno impotente, reducido a experimentar sus instalaciones sacrificando a muchos trabajadores. La fatalidad y la naturaleza no tienen nada que ver con la catástrofe. La construcción de plantas nucleares en costas sensibles no parece ser una idea brillante, especialmente cuando llevan varias décadas de servicio y disfrutan un mantenimiento reducido al mínimo. Por ejemplo, en 10 años, la planta de de Fukushima ha sido víctima de varios cientos de incidentes relacionados con un laborioso de mantenimiento que ha logrado presionar por la renuncia de cuadros escandalizados.
La naturaleza no tiene nada que ver con estos desastres; las leyes de la sociedad capitalista, que se vuelven absurdas, son responsables de principio a fin, tanto en los países más pobres como en los más poderosos. La situación en Libia y los eventos de Japón ilustra cómo el futuro que nos reserva la burguesía es un caos permanente y creciente. Como tal, las revueltas en los países árabes, a pesar de todos sus puntos débiles, nos muestran el camino, la lucha de los explotados contra el Estado capitalista sólo puede evitar la catástrofe generalizada que amenaza a la humanidad.
V./27 de marzo de 2011
Reforma Laboral
Todos los partidos, sindicatos y los medios de comunicación nos bombardean con la propuesta de "Reforma laboral", unos dicen que le "falta" otros que le "sobra" pero invariablemente todos coinciden en una cosa: la necesidad de su adopción para que "México sea más competitivo en el mundo globalizado". Es nuestro deber denunciar este ataque contra la clase trabajadora donde izquierda y derecha, sindicatos de todo pelaje y "autoridades" están todos coludidos para hacernos aceptar esta propuesta que sólo nos traerá mayor miseria y explotación.
Nos quieren presentar esta reforma como un asunto de la "derecha", como una maldad del "neoliberalismo" (dictado desde el FMI o la OCDE) o simplemente como una nueva torpeza de Felipe Calderón. Nada de eso es cierto, en todo el mundo, todas las burguesías nacionales están haciendo lo mismo, en todos lados hay un ataque a las condiciones laborales, hay disminución de pensiones, aumento en los años de cotización (Francia, España, etc.), se flexibiliza en todos lados los horarios y las contrataciones, pulula el trabajo precario, el pago por horas está ya instalado en varios países, recientemente estas medidas han estado incluso acompañadas con reducciones en los salarios (como en Irlanda y Grecia). Por mucho que digan que las reformas laborales son para apoyar el empleo, lo cierto es que son adecuaciones que un capitalismo en crisis debe hacer, no es opcional, competir en el mercado mundial implica en permanencia ser cada vez más competitivo y eso significa pagar menos salarios y prestaciones para que las mercancías producidas sean más baratas y el capitalista pueda competir en mejores condiciones contra los demás capitalistas. La crisis mundial que dura ya más de 40 años ha obligado a que cada capital nacional imponga esas medidas para tratar de enfrentar la crisis, en México desde finales de los 80 se empezó a proponer una reforma en este sentido, con Miguel de la Madrid empezó a notarse un cambio en la actitud del Estado hacia la seguridad social y laboral, Salinas de Gortari en el marco del TLC formula una propuesta para cambiar la Ley Federal del Trabajo, cuestión que quedó congelada en 1991; es el gobierno de Zedillo el que reforma la ley del IMSS (1995) y aprueba la ley de Sistemas de ahorro para el retiro (1996). El sexenio de Fox no lo asumió y hoy de nuevo la burguesía retoma el tema de la reforma laboral que en ningún caso beneficiará a los trabajadores.
Cabe preguntarse por qué la Reforma laboral lleva cocinándose más de una década y a pesar de ser una necesidad para el capital, está todavía en ciernes. La respuesta está en las mismas dificultades de la burguesía, una clase dividida y enfrentada. En México el sistema político de partido único por casi 80 años, el corporativismo sindical y la rigidez del sistema están cobrando aún facturas, hay una fracción sindical muy ligada a los privilegios del pasado (descuentos sindicales por nómina, los contratos colectivos obliga a cuotas sindicales, etc.) que se resiste a las modalidades de la nueva Reforma que introduce los contratos individuales y, donde haya sindicatos, les pedirá "libertad sindical", es decir, libre filiación con lo cual una parte de profesionales sindicaleros verán afectados sus cotos de poder. Esto no significa un ataque al sindicato como lo pretende la UNT y el SME, se trata de flexibilizar el aparato sindical, darle más credibilidad y atacar los viejos cacicazgos sindicales que poco ayudan al control de los trabajadores. En este contexto hay que explicarse la razón del aparente postergamiento del voto a esta reforma laboral que, al parecer, está siendo suspendida, de momento, por los cálculos políticos y pragmáticos de los grupos en pugna. Éstos están valorando la conveniencia de aplicar estas medidas cuando menos hasta después de las elecciones estatales de mediados de este año y tal vez hasta la segunda mitad del 2012. Esperan para ello que se elija al nuevo presidente del país, ya que ningún partido quiere desprestigiarse asumiendo los costos políticos de esta medida en estos meses que están dedicados a captar la mayor parte de votos.
La nueva Reforma Laboral que seguramente se aprobará es un ataque en regla contra el conjunto de la clase obrera. Se beneficia solamente a los patrones con la tan llevada y traída "flexibilización laboral" que no es otra cosa que la expresión jurídica de la lucha del capital contra el trabajo donde el Estado no es neutral sino que siempre está del lado de los capitalistas y la democracia es justamente el rostro de la dictadura del capital. A los discursos de hacer una "México más competitivo" debe agregarse la idea de que esto se hará a costillas de los trabajadores, sobre su miseria, sobre sus familias excluidas del bienestar. Veamos algunos ejemplos de los contenidos de la Reforma Laboral:
A esto hay que agregar que en México al igual que en Europa, asistimos al desmantelamiento de las prestaciones sociales, la seguridad social se ha transformado en régimen de aportaciones individuales administrado por los bancos, es decir, el Estado se lava las manos y ahora es el trabajador el que debe financiar su propio retiro (reformas a las leyes del ISSTE y del IMSS). La vida de las familias proletarias se ha degradado dramáticamente. Esta nueva Reforma va a ser un acelerón en esa tendencia, trabajaremos más, ganaremos menos y en condiciones laborales peores para todos.
La Unión Nacional de Trabajadores (UNT), dirigida por un diputado federal del PRD (Hernández Juárez), ha dicho que la Reforma Laboral pretende acabar con los sindicatos, con las conquistas históricas de los trabajadores, sin embargo, su "indignación" es light y es naturalmente una defensa de esa reforma pero desde un punto de vista más "social", para "construir una aproximación que conjugue las exigencias económicas y productivas el país en el marco de la globalización, con sus exigencias sociales" (UNT, junio de 2002). Este sindicato radical no se opone a la Reforma sólo quiere una "convergencia de enfoques": "La disyuntiva no es la productividad y la ganancia de la empresa versus los derechos de los trabajadores, la alternativa es construir fórmulas y modelos de relaciones obrero-patronales, jurídicamente expresados, en los que la elevación de la productividad se constituya también en instrumento de equidad para los trabajadores y para el desarrollo productivo del país" (ídem). Esta es la postura de un sindicato dirigido por la izquierda, es decir, son exactamente igual a sus congéneres llamados de derecha, todos son iguales, todos engañan a los trabajadores, la diferencia es que éstos lo hacen con un lenguaje obrero y bajo un supuesto interés de defender a los trabajadores.
El Partido del Trabajo (PT) ya presentó una versión "social" de la Reforma Laboral por conducto de López Obrador, la izquierda pretende enarbolar una reforma laboral "progresista", es decir, que tome en cuenta el aspecto social y sindical; el PRD dice que la reforma priísta es "una traición a la clase trabajadora", con esta postura el PRD sigue envenenado a la clase obrera metiendo el mensaje de que la izquierda es "la buena" y que los otros son "traidores". Se trata de un reparto de tareas de todas las fuerzas del capital, sus partidos de izquierda y derecha, sus sindicatos oficiales e independientes, todos asumen la parte de la tarea que les toca: unos proponen la Reforma, otros vociferan contra ella para aparentar que se oponen, pero todos pretenden un "desarrollo productivo del país", ninguno cuestionará la necesidad de superar la explotación asalariada, todos nos prometerán un futuro radiante con los necesarios sacrificios presentes. En un reciente comunicado del PRD donde se "rechaza" la Reforma Laboral" se afirma que ésta "fue pactada con algunos empresarios privilegiados y con sus representaciones de sindicatos charros y entreguistas" (Comunicado del PRD, DF 5-04-11). La vieja visión destilada por la izquierda que nos quiere hacer creer que dentro del Estado, en los partidos y en los sindicatos habría una división entre "buenos y malos", "honestos y deshonestos", etc. Esta visión sigue atando a los trabajadores al carro de la burguesía ya que tendríamos que apoyar a un bando en contra de otro, sin embargo, todas las fuerzas políticas están al servicio del capital sean éstas de derecha o izquierda.
La izquierda nos conducirá seguramente al atascadero legal de los "amparos", de la defensa de la Constitución y su artículo 123 en los tribunales; nos llamarán a movilizarnos para protestar contra los priístas "traidores" y trampas por el estilo. La defensa de nuestras condiciones de vida pasa por la lucha contra estas modificaciones laborales que nos perjudican a todos, ese combate lo tenemos que asumir juntos, si aceptamos hoy esto, estaremos preparando el terreno para nuevos ataques contra todos los trabajadores.
Marsan/10-04-11
Elecciones en México, Perú...
Ya sea en México o en Perú, las expectativas en torno a las elecciones próximas son amplificadas al máximo por todos los medios de comunicación para mantener el interés de los trabajadores fijo en los temas que convienen a la burguesía y que en esta región son los mismos: que si tal o cual partido es el mejor para acabar con la crisis o la inseguridad, que si mejor convendría tal o cual alianza de partidos para alcanzar acuerdos que permitan llevar a cabo las reformas legales necesarias para los negocios capitalistas pero que invariablemente son presentadas como benéficas "para los pobres", en fin, las campañas en última instancia giran en torno al culto de la personalidad de los diferentes candidatos cuyos atributos tendrían que valorarse a la hora de votar; ahí están, por ejemplo, los personajes de los principales partidos en México (PAN, PRI, PRD) que están compitiendo en estos meses en varios estados del país por las gubernaturas principalmente o las candidaturas en el Perú que alrededor de personajes como Ollanta Humala o Keiko Fujimori (hija del expresidente Alberto Fujimori), por nombrar los más populares, renuevan en las masas trabajadoras y oprimidas la esperanza de que ahora sí tenemos la oportunidad de salir de la crisis, de la pobreza, de solucionar el problema de la delincuencia desatada, del narcotráfico y de un largo etcétera, solamente con un recurso mágico... el "voto democrático". Efectivamente, esta mistificación es la misma en todos los países aún si hay algunas particularidades a veces un poco estrafalarias o relacionadas con formas de organización de los procesos electorales que hacen que en países como México sólo haya una campaña o "vuelta" y que en el Perú esté instaurada la "segunda vuelta" por si fuera necesaria ante resultados poco claros o muy cerrados, lo que puede fomentar una mayor expectación e interés en algunos casos.
La democracia capitalista no podría funcionar sin la mistificación ideológica de las elecciones libres y democráticas por medio de las cuales, supuestamente, "los ciudadanos en igualdad de circunstancias pueden decidir por quién votar y pueden además influir en la elección de sus gobernantes o representantes en el parlamento"; uno de los fraudes más grandes del accionar estatal en la etapa de la decadencia capitalista cuando es desde el propio Estado que se crean los diferentes partidos con caretas ideológicas de derecha, centro o izquierda y se fomenta la participación ciudadana a la que se induce a votar por tal o cual opción mediante variados mecanismos de manipulación propagandística a cargo de los medios de difusión en manos de ese mismo Estado. Un engaño colosal además por cuanto también esconde que no hay tal igualdad en los votantes y que es la clase dominante la que decide qué candidatos compiten y, al final de cuantas, qué candidato o equipo de gobierno se hará cargo de tal o cual puesto en un determinado periodo.
La burguesía mantiene esta institución democrática inyectándole masas inmensas de dinero pues es la columna vertebral de su dominación; es a través de ella que, principalmente las masas trabajadoras, mantienen todavía la ilusión de que sólo por medio del voto pacífico y de lo más solitario y atomizado en una urna de cartón puede verdaderamente influir para que sus penurias al menos disminuyan. De esta manera, el accionar de los partidos políticos, los sindicatos, los medios masivos de comunicación, etc., logran distraer la atención de las masas trabajadoras de sus verdaderos intereses como clase, es decir, de la defensa de sus condiciones de vida y de trabajo.
Por ejemplo, en Perú la orgía electorera ha ocultado intencionalmente las noticias de algunas luchas que se han estado dando paralelamente: mineros, estibadores, azucareros, y que en algunos casos se han generado enfrentamientos entre trabajadores y las fuerzas represivas de ese mismo Estado que organiza las elecciones y que han producido varios heridos y algunos muertos. O como en México, donde se ofrece el sacrosanto voto ciudadano para evitar que el proletariado centre su atención en las verdaderas causas de su miseria creciente, para evitar que busque una solución al desempleo que abruma a sus familias, para que se oponga activamente a los ataques inmisericordes del capital que lo siguen degradando hasta estadios por demás insoportables.
Para los trabajadores no se juega nada en las elecciones democráticas. Sólo habría que recordar un poco los resultados de las elecciones de los últimos años cuando han arribado al gobierno "diferentes alternativas" que en los hechos han aplicado las mismas medidas necesarias para el desarrollo de los negocios capitalistas y eso invariablemente se ha traducido en planes de austeridad contra las masas explotadas. La diversidad política con la que nos quieren drogar no son más que caretas que esconden la división del trabajo entre la derecha, centro e izquierda para ofrecer todas las opciones a los votantes pues el triunfo de esa campaña es llevar a las urnas a la mayor cantidad posible de personas que así son enganchadas al Estado.
La burguesía cultiva el fetiche del "ciudadano con derechos y obligaciones que participa en una comunidad y que se desenvuelve a través de la acción autorregulada, inclusiva, pacífica y responsable, con el objetivo supremo de optimizar el bienestar público", es decir, fomenta una visión acorde a sus intereses pues esconde la realidad de que este "interés común" no es más que el de la economía y el orden político y social de la burguesía organizada en la nación capitalista y preservados por medio del Estado que ejerce la dictadura de una minoría sobre la inmensa mayoría. Los trabajadores, para afirmarse como clase, deben sacudirse también esa mistificación y pensar más en términos de clase, de sus intereses comunes, desarrollar la conciencia de que, al contrario, al nivel individual no son nada y que deben buscar la solidaridad y la unidad para lograr que la cantidad inmensa que representan en la sociedad cobre su peso específico a través de sus propios métodos de organización y de lucha. Un escenario completamente opuesto a la mascarada de las elecciones democráticas burguesas.
RR/Abril del 2011
SME
De repente, como para recordar que ahí están todavía, el lunes 11 de abril un grupo de aproximadamente 300 miembros del SME (Sindicato Mexicano de Electricistas) agredieron a una cuadrilla de trabajadores de la CFE en la ciudad de México, golpearon y robaron a algunos reporteros, además de dañar vehículos tanto de esa empresa como de particulares. La PGR ejerció acción penal en contra de 11 integrantes del sindicato por algunos delitos federales: daño en propiedad ajena, robo con su agravante en pandilla, lesiones con su agravante en pandilla y motín. Martín Esparza, dirigente del SME, dijo que estos actos son "una muestra de las acciones que emprenderá esta organización para reclamar su derecho a reintegrarse a la vida laboral" y que los detenidos "son inocentes y por tanto son ‘presos políticos', por lo que exigirán su libertad mediante movilizaciones" y presentarán denuncias por la violación a sus derechos humanos. Y para remate, "varias comisiones del SME acudirán a las sedes nacionales de los partidos políticos para denunciar el agravio..." Este tipo de acciones que reivindica el sindicato sigue al pie de la letra el guión que arrancó hace año y medio y que ha tenido como objetivo golpear profundamente a la clase trabajadora.
Desde octubre del 2009 cuando el Estado cerró Luz y Fuerza del Centro echando a la calle a casi 44,000 trabajadores, fue el SME con la ayuda de varios sindicatos el encargado de maniatar a los trabajadores asegurándose de que no respondieran con sus propios métodos de organización y de lucha:
Creando una división y enfrentamiento entre los electricistas mediante las elecciones internas, con el objetivo de distraerlos de la defensa que tenían que hacer de sus empleos; transformando lo que fue un artero ataque a las condiciones de vida y de trabajo de los obreros en lo que llamaron "un ataque al sindicato y a las libertades democráticas"; arrastrando a la mayoría de los electricistas a "luchar por la defensa del sindicato" y más aún por "la defensa de la empresa pública y de la economía nacional"; este sabotaje impidió que los trabajadores se dedicaran desde el principio a discutir en asambleas generales las acciones que eran necesarias para iniciar la lucha, qué formas de organización propias debían establecerse, cómo nombrar a sus delegados en las asambleas y qué comités de lucha había que establecer para garantizar que los trabajadores tuvieran el control de la huelga en sus propias manos.
Luego, inmediatamente, se imponía buscar la solidaridad con otros trabajadores solicitando la extensión del movimiento a otros sectores no importando la rama o profesión haciendo ver que el ataque era contra el conjunto de la clase trabajadora. Esta necesidad de la lucha se vio claramente como tendencia después de la gran manifestación del 15 de octubre del 2009 que mostró una gran preocupación social y un sentimiento de solidaridad extendido entre los trabajadores, pero de nuevo el SME y varios sindicatos "solidarios" se encargaron de abortar esa incipiente dinámica positiva promoviendo la controversia constitucional y los amparos como medios de lucha, fomentando la ilusión de que el proletariado puede defenderse mediante las instituciones burguesas y abortando la dinámica positiva que se vislumbraba en ciernes;
Después de impedir la extensión solidaria de la lucha y de la unidad, la maniobra continuó con actividades completamente fuera del verdadero terreno de la lucha obrera: huelgas de hambre totalmente impotentes que son una imposición humillante del sindicato, pedir ayuda a los grandes personajes de los poderes legislativo y judicial para que "obliguen al ejecutivo a retroceder", medidas "muy radicales" como "no pagar la luz" y en su lugar interponer quejas ante la Procuraduría del consumidor (Profeco) para "presionar" al Estado; y por supuesto, la "ocupación" de los centros de trabajo de la empresa fue una propuesta central del sindicato que así daba una imagen combativa a su accionar antiobrero pero que en realidad buscaba encerrar a los trabajadores y mantenerlos aislados y pasivos y sin relación con el resto de los trabajadores;
A los seis meses del golpe, una multitud de sindicatos hicieron la enésima pantomima de la "huelga nacional" como una medida aparatosa destinada a mandar el mensaje al conjunto de la clase en el sentido de que los únicos que pueden organizar una "lucha" es el aparato sindical y que las masas proletarias deben aceptar pasivamente esas acciones, pero además que la única "solidaridad" posible es la que se establece entre las cúpulas sindicales que se dedican a mandarse mensajes de aliento y a firmar desplegados "críticos" al gobierno. En los meses siguientes vimos la permanencia de un protagonismo sindical con el propósito de ocupar el terreno social y rematar el golpe ante el descontento generalizado por el ataque a este sector obrero y en general por la miseria creciente; así vimos cómo la diversas movilizaciones promovidas por los sindicatos e izquierda del capital impusieron una serie de demandas que diluyeron completamente el problema central que se enfrentaba: respeto a la autonomía sindical, defensa de la economía popular, respeto a la constitución, no a la privatización del petróleo y la electricidad, respeto a la autonomía indígena, defensa de los derechos humanos, castigo político a Calderón... todo un collage de exigencias que tenían la clara intención de enterrar la prioridad central para los trabajadores.
En fin, en este año y medio hemos visto cómo el libreto se ha ido cumpliendo al pie de la letra con acciones intermitentes por parte del SME que se ha encargado de rematar el golpe inicial, agotando y hundiendo a los trabajadores en una desmoralización generalizada. Los últimos acontecimientos están en continuidad con el itinerario seguido por la trampa desde el principio. Ahora, el Estado y su aparato político-sindical tienen un tema fresco y muy ad hoc para explotar, ahora que arrecian los ataques a los trabajadores y es necesario distraer su atención de nuevo con este tipo de escándalos y, sobre todo, ofrecer movilizaciones para liberar a los "presos políticos" y, de nuevo, para defender al sindicato. De paso, le pone sabor a la jornada sindical del 1° de mayo que se vislumbraba un poco gris y sin tema interesante para los oradores que así arengarán a los trabajadores con mayor brío, agitando de nuevo el espantajo del "ataque al sindicato".
Este breve repaso del accionar sindical antiobrero contra los electricistas y contra el conjunto de sus hermanos proletarios ilustra bien, qué tipo de trampas usan los sindicatos para evitar el desarrollo de un movimiento que, enarbolando sus verdaderas necesidades, extiende su fuerza, despertando la solidaridad de otros sectores de explotados que también sufren los mismos ataques, de tal manera que se haga realidad una extensión generalizada al conjunto de trabajadores que formen una gran masa que se mueva por su coraje y combatividad pero además creando una conciencia que le permite tomar el control de su lucha directamente en sus propias manos. Ahora que, a plazo, el conjunto del proletariado va a resentir otro masazo sobre sus espaldas con la reforma laboral, estas necesidades de la lucha van de nuevo a plantearse y los sindicatos de todos los colores harán hasta lo imposible para evitar una vez más que se desarrollen los verdaderos métodos de organización y de lucha obrera.
RM/Abril del 2011
¿Cómo se organiza y lucha la clase obrera?
Un gran problema que los obreros y demás grupos sociales explotados enfrentan, se haya sin duda en los cotidianos y sistemáticos ataques del capital, como lo es el desempleo, el congelamiento de los salarios, las restricciones a la jubilación, los aumentos de precios, etcétera; pero hay otra gran dificultad que agranda aún más los ataques señalados, nos referimos a los grandes esfuerzos que implican la creación de estructuras organizativas que le permitan conducir sus combates. Es cierto que los trabajadores hacen intentos por responder ante las agresiones del sistema agrupándose y construyendo órganos de unidad, empero esos esfuerzos se pierden porque no cualquier órgano que aglutine, por más que integre a amplias masas obreras, es útil para el combate. La razón de este problema se encuentra en la esterilización de que de este esfuerzo hace la burguesía a través de la estructura sindical o su aparato de izquierda, desviando el descontento hacia consignas que en vez de enfrentar los ataques, desunen y dispersan, pero sobre todo al impedir la discusión abierta, la toma de decisiones colectiva y la movilización masiva.
Las Asambleas Generales que en Francia impulsaron los estudiantes en 2006 para enfrentar la ley del primer empleo, y las Asambleas "interprofesionales" (es decir que agrupa a cualquier trabajador de cualquier sector) de las movilizaciones en 2010 para enfrentar los ataques a las pensiones, recogen muy bien las experiencias que los obreros polacos durante las movilizaciones de los años 80 destacaban, es decir aglutinar a grandes masas sin importar el oficio que desempeñan, la empresa en la que laboran o si son desempleados; pero ante todo se caracterizan por:
- permitir e impulsar la discusión abierta, lo cual impide la imposición de maniobras para desviar el descontento,
- tomar las decisiones de forma colectiva y con responsabilidad de frente a la Asamblea,
- elección libre de responsables de tareas y representantes con revocabilidad inmediata de no cumplir los mandatos definidos por la masa organizada, y
- buscar la extensión de la movilización, impidiendo el aislamiento y concretando de manera viva la solidad proletaria.
Esta expresión de reflexión y acción colectiva del proletariado, contrasta con la dinámica presente en las Asambleas sindicales. Los trabajadores conocen bien ese ambiente; por ejemplo los obreros despedidos de la Compañía de Luz en el centro de México saben que es imposible hacer una toma de palabra en las asambleas sindicales y discutir libremente, menos aún poder marcar tareas y mandatos. En esas asambleas los únicos que hablan son los "líderes" sindicales pero además son los que imponen y reprimen cualquier expresión que salga de su control. Pero esto que de forma brutal y exagerada se vive en la dinámica del SME se repite en todos los sindicatos.
Hay algunas estructuras que al inicio surgen con verdaderos ánimos de aglutinar y organizar la lucha, no obstante, si no logran hacer valer su fuerza y extender su combate, suelen convertirse en estructuras que repiten la dinámica sindical, sobre todo si el aparato de izquierda del capital, alienta y profundiza el aislamiento, creando en su interior un centro de disputa en el que cada grupo no hace otra cosa sino buscar con cada acción reventar cualquier intento por establecer la unidad y la solidaridad, de manera que con propuestas maquilladas de radicalidad van desgastando el coraje y la combatividad presentes al inicio. Un ejemplo claro de este proceso quedó expuesto en lo que fue el "Consejo General de Huelga" (CGH) que surgió con la huelga estudiantil de la UNAM de fines del siglo XX.
Como puede verse, la construcción de organismos unitarios para el combate de los proletarios y demás explotados es una tarea muy complicada y este tema resurge continuamente justamente en discusiones con camaradas trabajadores, llevando a hacer el esfuerzo para ubicar las estructuras que han surgido en las luchas, de manera que se pueda rescatar la experiencia de la historia y sacar lecciones. Una de las estructuras que suelen mencionarse son los llamados "Cordones industriales", que fueron creados durante el gobierno de Salvador Allende en Chile. Con el fin de ampliar la reflexión sobre la forma en que la clase trabajadora puede y debe organizarse, presentamos algunos elementos para el análisis de estos organismos.
El ambiente que se vive en Chile durante el gobierno de Allende es de una gran confusión para la clase obrera, en tanto que todo el aparato de la izquierda del capital (lo mismo los grupos más "quemados" como el PS o el PC, o los que se presentan como un ala radical, como el MIR) se dedica a crear mitos en torno al momento que se está viviendo, unos hablando de un proceso hacia el socialismo, los otros, completan el esquema al criticar a Allende por la suavidad de sus medidas, pero alentando propuestas como la estatización de la economía, como un pretendido "empuje radical" y "desde abajo" al gobierno de Allende.
En este marco de coraje mezclado con confusión, en 1972 surgen huelgas importantes en defensa de sus condiciones de vida, que en un intento de unificarse crean en Cerrillos-Maipú un comité, al que denominan cordón. Este proyecto de organización al verse copado por las diversas fuerzas del aparato de izquierda del capital (MIR, MAPU, Bandera Roja...) y grupos "radicales" del sindicalismo, imponen un programa que impide la expresión autónoma de la clase obrera. Aunque refieren en su plataforma el aumento salarial y el cierre del parlamento, todo eso queda escondido con la declaración del apoyo al gobierno de la UP. Y aunque había en sectores importantes del proletariado el deseo de construir una organización de combate, los grupos trotskistas, estalinistas y nacionalistas que se disputan el control lo impiden, al grado que logra imponerse a Carlos Altamirano como representante de dicho organismo, siendo este miembro del Partido Socialista (PS), el cual encabeza el gobierno de la UP, por lo que se entiende que sea un abierto promotor de la "alianza de clases".
Desde ese momento, puede notarse que el cordón industrial, aún cuando se forma en un intento por unificar, se mantiene como una suma de sindicatos, y por más que se use la forma de la asamblea, al imponerle orientaciones falsas hacen que se pierda toda esa combatividad, de manera que el descontento real por la degradación existente en sus salarios, queda escondido en discusiones de cómo asegurar la defensa del "gobierno popular", o cómo empujar para que la economía sea estatizada. Incluso se llega al grado de poner como barrera para el desarrollo de la combatividad el llamado a establecer "el control obrero" de las fábricas, que es una gran farsa, en tanto que estas tomas llevadas a cabo por el sindicato en colaboración con el gobierno, aunque logran enfadar a algún capitalista individual que se ve afectado, en realidad les permite afianzar el control de los trabajadores, al imponerle como visión la defensa de la economía nacional y de la fábrica, logrando la aceptación de ritmos de explotación mayor. Por ejemplo, fabricas de lana que fueron tomadas incrementaron su producción de mercancías en 120 %.
Cómo se nota, los cordones no permiten el desarrollo autónomo de la lucha obrera, por el contrario la somete. Pero si logra extender su presencia y hacer crecer su prestigio, es por la polarización que genera el "paro patronal", y en tanto que esta acción es un golpe de mano de un sector de la burguesía (empresarios) al otro sector de la burguesía que se encuentra en el poder (es decir el gobierno de la UP), el contragolpe de este último, es a través del impulso de los cordones (justo en octubre del año 1972 los cordones se expanden hacia Vicuña, Mackeana, O'Higgins...), Y si en el origen de estos cordones había un intento de crear organismos de lucha autónomos, está expansión confirma la imposibilidad de que cumpla esa tarea, en tanto que su motivo de creación se limita ahora a tener un rechazo al paro patronal, pero abrazan como única salida la estatización de los capitales, es decir desarman el descontento y lo enrolan en la defensa de la economía nacional y la defensa del gobierno de Allende.
Cuando se reflexiona sobre la historia y la experiencia presente en la vida de la clase obrera, se realiza con el fin de sacar lecciones para los futuros combates, poder reconocer los errores, las dificultades que se han enfrentado y combatir las ilusiones, reconociendo el papel de aquellos que se presentaron como "amigos" y que apoyados en el discurso (y no en los hechos reales) siguen presentándose como héroes y referencias para la lucha. Cuando analizamos la historia de los cordones industriales en Chile, nos vemos obligados a preguntar cuál ha sido el papel de los partidos estalinistas y trotskistas que sometieron la combatividad obrera y además, qué posibilidad real existe de crear una instancia de unidad para el combate de los trabajadores en base a la estructura sindical, que aún cuando no lo invoque, responde a esa misma separación gremialista.
Sustentados en ese análisis, la clase trabajadora en este momento requiere recuperar las lecciones que han dejado estos combates, en primer término, resalta el hecho de que las ansias nacionalistas que empuja la burguesía, nada tiene que ver con las necesidades reales de los explotados pues no pueden los trabajadores tener como objetivo la defensa de la economía nacional. Si la burguesía se empeña en que esto sea así, es porque sabe bien que con esta consigna ata a los trabajadores a la defensa de las necesidades del capital.
Una lección vital que se requiere destacar, es que una organización para el combate obrero debe basarse en la discusión abierta y en el combate a las imposiciones mediante la elección libre de los representantes con revocabilidad inmediata, obligando así a que cada acción que se realiza sea una acción reflexiva, consciente y masiva.
Por esa razón, en este momento, en donde hay un escala aguda de ataques en contra de los trabajadores y en general hacia el conjunto de explotados, se requiere reflexionar que la única respuesta que se puede dar es la lucha, pero para que esta sea efectiva requiere ser controlada de forma directa por los trabajadores, no solamente debe de colocar sus necesidades como centro de la movilización (rechazando todas aquellas consignas que buscan diluirlas como la defensa de la democracia, libertad sindical, cambio del "modelo" económico, defensa de la economía nacional...), sino además las decisiones y las acciones deben ser expresión de la fuerza colectiva. La fuerza de las Asambleas Generales puede expresarse cuando se pueden evitar la manipulación de la estructura sindical y de los partidos de la burguesía. La reflexión colectiva y la extensión en busca de la consolidación de lazos solidarios en la clase, es el único camino que los trabajadores tienen para mostrar su fuerza capaz de parar los ataques bestiales de la clase dominante y, más allá, avanzar en su objetivo final.
Tatlin/abril-2011
Hace pocos años se empezó a usar el calificativo nini para describir a los jóvenes que "ni estudian ni trabajan". La palabra se utilizaba de manera despectiva para dar la idea de jóvenes flojos, apáticos o cínicos, que se dedicaban sólo a buscar la forma de cómo pasar el tiempo al no tener nada que hacer. Bajo un análisis superficial se consideraba a los ninis como "ovejas descarriadas" que evitaban hacer algo bueno con sus vidas por pura flojera, inmadurez o ignorancia. Cuando se evitaba culpar directamente a los jóvenes se les consideraban víctimas de la falta de atención o de la mala educación por parte de sus padres. El número de jóvenes con estas características obligó a un análisis un poco más profundo que reveló que la mayoría de ellos "ni estudian ni trabajan", no porque evitan hacerlo, sino porque no tienen ninguna oportunidad en ninguna de las dos opciones: ni hay oportunidades de trabajo ni hay opciones para estudiar. Así la palabra pasó de ser un insulto a indicar un problema grave que está enfrentando la sociedad.
"Los Ninis viven en condiciones sociales de verdadera discriminación y exclusión social; son chicos que están obligados a mantener una situación forzada de ocio frustrante, incómodo, improductivo y, por supuesto, angustiante y doloroso. Son jóvenes desocupados que buscan acomodo, que tratan de encontrar un lugar en la sociedad, que luchan para conseguirlo pero, sencillamente, no lo logran. Asimismo, están en busca de trabajos y universidades, hacen filas, llenan formularios, acuden a entrevistas y exámenes, pero sólo reciben negativas" ([1]).
Los estudios estadísticos, revelaron entre otros datos que: 42.9 % de los jóvenes mexicanos vive en condiciones de pobreza y otro 32.2 % vive con carencias sociales ([2]). 7.5 millones (más del 20 %) de jóvenes de entre 12 y 29 años no estudiaban ni trabajaban en 2005 ([3]). Se calcula que para este año la cantidad sobrepasa ya los 10 millones. En Jalisco, por ejemplo, los cerca de 273 mil jóvenes que están en edad de estudiar la educación media superior o superior y que por una u otra razón no lo hacen, representan casi el 60 % de los alumnos de bachillerato y licenciatura que atiende la Secretaría de Educación de Jalisco ([4]). Un ejemplo más son las cifras arrojadas durante el proceso de selección de ingreso a las licenciaturas de la UNAM, la universidad pública más grande del país, pues de las casi 115 mil solicitudes recibidas, deja fuera a más de 105 mil estudiantes. Algo similar sucede con el Instituto Politécnico Nacional (IPN), ya que la demanda es de aproximadamente 110 mil jóvenes, pero rechaza a 88 mil 500 aspirantes ([5]). En los estados de la República hay otros 100 mil rechazados ([6]).
El fenómeno de los ninis, "generación marcada por el desaliento y la desolación" es un producto directo del capitalismo: un sistema educativo que alienta la deserción, problemas familiares que obligan a los jóvenes a dejar la escuela, el desánimo ante la inseguridad de ser contratados al terminar los estudios, empleos precarios (bajos salarios, jornadas extenuantes, contratos temporales y ninguna prestación, etc.), stress, depresión, falta de lugares en el sistema educativo y sobre todo, imposibilidad de encontrar trabajo. "Aunque las autoridades saben que deben crearse un millón de empleos al año para satisfacer la demanda, datos del Instituto Mexicano del Seguro Social indican que durante 2009 se originaron poco menos de 110 mil" ([7]).
Para los analistas que ven sólo lo superficial, el remedio puede encontrarse atacando alguno o varios de esos problemas. Por ejemplo para el Rector de la UNAM, la solución está en duplicar el presupuesto para la educación, para algunos académicos y para funcionarios de gobiernos de todos los partidos: crear más empleos, usar mejor el dinero público, construir más y mejores escuelas para el nivel medio y superior, aumentar el número y monto de las becas, subsidios familiares, etc. También están las explicaciones utilizadas por diferentes fracciones de la burguesía en sus pugnas para desviar la atención de las verdaderas causas del problema. Según los partidos de oposición, los ninis en México serían resultado de la mala administración postmodernista, neoliberal o calderonista, por lo que el problema se puede remediar con el cambio de partido en el poder. ¡Nada más falso!
El fenómeno de los ninis no es causa ni de malos gobiernos, ni de malas políticas sociales o de "ausencia del Estado" por lo que no se pueden resolver con el cambio de partido o de funcionarios en el poder. Este fenómeno traspasa el nivel regional, estatal o nacional y se instala, en diferentes escalas, a nivel mundial porque tiene su origen en la exacerbación de la crisis mundial del sistema capitalista. Otros países de América Latina como Argentina, Brasil, El Caribe, Paraguay, Uruguay, etc., reportan porcentajes similares (20 %). España hasta 34 % y África alcanza el 40 % y los porcentajes seguirán aumentando en todo el planeta ([8]).
El sistema capitalista no tiene como objetivo el bienestar de la clase trabajadora, a la clase gobernante no le interesa si los jóvenes proletarios tienen una buena educación y si logran tener un trabajo que satisfaga las necesidades de sus familias. A la clase capitalista le interesa solamente la ganancia y no le importa si en esta vía se pierde toda una generación de jóvenes. La burguesía invierte en educación en la medida en que se califique a los trabajadores con las cualidades que necesitan para poderlos explotar al máximo.
Por otra parte, en estos momentos la burguesía está a años luz de poder cumplir los sueños quiméricos de una mejor educación y más fuentes de trabajo para los jóvenes. El sistema capitalista está agonizando y pasa por la crisis económica más profunda de su historia. Las empresas quiebran y dejan a miles de trabajadores en la calle. La preocupación actual de la burguesía, para mantenerse como tal, es atacar aún más a los trabajadores imponiendo medidas de austeridad tremendas, reduciendo día con día todas las prestaciones sociales: servicio médico, pensiones, educación, etc. y entre ellas está el abandono a las necesidades de los jóvenes mientras no les puedan exprimir su fuerza de trabajo. En resumen, el capitalismo no puede ofrecer ningún futuro a los jóvenes. Ni siquiera un trabajo para sobrevivir. No puede ofrecer nada a la humanidad entera.
Pero la problemática no para aquí. La falta de oportunidades de estudio y trabajo se conjuga con otras calamidades que llenan el ambiente social y que tienen su origen en la descomposición del sistema capitalista: desarrollo acelerado de la violencia y la criminalidad a todos los niveles (guerra, narcotráfico, asesinatos, secuestros, etc.), catástrofes "naturales" que afectan a las poblaciones y al medio ambiente, miseria, enfermedad, hambre, etc. Los jóvenes pueden reaccionar ante esto de diferentes maneras. Unos perciben también a través de esto la falta de cualquier futuro para ellos y sus familias y la desesperanza o desesperación los invade. Según el diario La Jornada, en el 2008 al menos 349 mil 987 ninis mexicanos, de entre 12 y 29 años, intentaron quitarse la vida ([9]).
Otros jóvenes, carcomidos por la ideología burguesa y sin tener frente a ellos otra alternativa, caen víctimas del crimen organizado que los ve sólo como artículos desechables utilizables para saciar su sed de dinero como distribuidores, informantes o asesinos. En los últimos años miles de jóvenes han muerto en enfrentamientos suscitados entre los diversos grupos de narcotraficantes que existen en México y se han hecho célebres niños de 14 años que tienen muchos asesinatos en su cuenta. La utilización asesina de niños y jóvenes para realizar actividades relacionadas con el narcotráfico, en ajustes de cuentas mortales y otros tipos de crímenes, da la medida de la aberración a donde lleva el capitalismo a todo el planeta en su siniestra agonía.
La burguesía, además de carnicera, hace gala de un cinismo monumental. El gobernador de Chihuahua y otros de sus compinches han propuesto, para solucionar el problema de los ninis ¡alistarlos de manera obligatoria en el ejército! Una solución aberrante pero muy conveniente para la burguesía ahora que hay tantas bajas mortales en los cuerpos armados por la llamada "guerra contra los narcotraficantes" y ahora que aumentan las deserciones en los cuerpos represivos por el mismo motivo.
El desempleo o jornadas extenuantes de los padres, problemas familiares de todo tipo, mala educación, el desarrollo del narcotráfico y de todo tipo de crimen organizado, la falta de perspectivas en el futuro, la desesperanza, etc., todos son problemas que están afectando las decisiones de los jóvenes y todos tienen el mismo origen: el sistema capitalista en agonía. La burguesía les ofrece la huida ciega hacia su propio lodazal de descomposición en forma de su propia lumpenización: alcoholismo, drogadicción, prostitución, y opciones suicidas o/y criminales como el vandalismo y el enrolamiento en las bandas criminales o el enrolamiento casi obligatorio (como leva) en las fuerzas represivas del Estado. Sin embargo, el capitalismo putrefacto no es la única opción. Existe la perspectiva revolucionaria de la clase trabajadora que es la única que ofrece a la humanidad la salida de esta vorágine de destrucción y muerte pues propone cortar de raíz la causa de las calamidades que hoy azotan a todo el planeta.
Si la burguesía está preocupada por en aumento de jóvenes sin escuela y sin trabajo es porque pueden transformarse en un foco de protestas y de luchas, como lo han advertido el Rector de la UNAM y el director del IPN. Jóvenes trabajadores, y futuros proletarios que se encuentran estudiando han estado luchado en el terreno de la clase proletaria en Francia (2006), Grecia (2009), Estados Unidos, África del Norte (2011) y otros países defendiendo sus condiciones futuras de vida y trabajo y sus condiciones actuales como estudiantes atrayendo la solidaridad de las otras generaciones de trabajadores. Esos jóvenes muestran su potencial para rebelarse contra este sistema de destrucción y para avanzar hacia la construcción de un mundo mejor para todos.
En el capitalismo no hay futuro para nuestros jóvenes, sólo desesperanza y destrucción que los está afectando de manera directa e inmediata. ¡No permitamos que este sistema continúe extendiendo su espiral de destrucción y muerte! Hay que desarrollar nuestras luchas donde todos los trabajadores quepan, tanto los que están en activo como los desempleados y, por supuesto, los jóvenes ninis que al capital ni le importan ni hará nada nunca por ellos. Las jóvenes generaciones ya han dado ejemplos espectaculares en los últimos años de que no están dispuestos a ser tratados con tanto desprecio y están en camino de mostrar que ¡sí hay futuro para ellos y para la humanidad entera!
Héctor /abril de 2011
[1]) Sabino Bastidas Colinas abcuniversidades.com/Articulos/263/Ninis__generacion_sin_esperanza_.html
[2]) vanguardia.com.mx/universitariosninisbajolalupa-544136.html.
[3]) Encuesta Nacional de la Juventud de 2005.
[4]) www.informador.com.mx/jalisco/2010/224117/6/los-problemas-de-la-generaci... [2].
[5]) abcuniversidades.com/Articulos/263/Ninis__generacion_sin_esperanza_.html
[6]) https://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/76179 [3]
[7]) abcuniversidades.com/Articulos/263/Ninis__generacion_sin_esperanza_.html
[8]) Ídem.
La guerra de Libia no es una guerra humanitaria
"El Consejo de Seguridad de las [Naciones Unidas] Expresando su profunda preocupación por la situación de deterioro, la escalada de violencia y el elevado número de víctimas civiles, [...] Condenando la violación flagrante y sistemática de los derechos humanos, como detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, la tortura y las ejecuciones sumarias, [...]Teniendo en cuenta los ataques generalizados y sistemáticos que se cometen en la Jamahiriya Árabe Libia contra la población civil, que constituyen crímenes contra la humanidad [...] Expresando su determinación de garantizar la protección de los civiles [...]
"Autoriza a los Estados miembros que han enviado al Secretario General una notificación a tal efecto [...] a tomar todas las medidas necesarias, [...] para proteger al pueblo" (Resolución 1973 ONU 17 de marzo de 2011).
Una vez más, los principales líderes del mundo se llenan la boca de hermosas fórmulas humanitarias y lanzan discursos con voz vibrante sobre la "democracia", la "paz" y la "seguridad" de las poblaciones...para de esa manera justificar mejor sus aventuras imperialistas.
Así, desde el 20 de marzo una "coalición internacional" lleva en Libia una importante operación militar, poéticamente llamada "Dawn of the Odyssey" ([1]) por los Estados Unidos. Cada día, decenas de aviones salen de sendos portaviones francés y norteamericano, para arrojar una alfombra de bombas sobre las regiones donde están las fuerzas armadas leales al régimen de Gadafi ([2]). O sea, ¡es la guerra!
Obviamente, Gadafi es un dictador loco y sediento de sangre. Después de semanas de enfrentarse a la rebelión, el autoproclamado "Guía de los Libios", ha reorganizado sus tropas de élite contra ella. Día tras día, se las arregló para recuperar el terreno, aplastando a su paso todo lo que se movía, tanto rebeldes como la población entera. Y, sin duda, estaba a punto de ahogar en sangre Bengasi si la operación "Odisea del Alba" no se hubiera puesto en marcha.
Es cierto que los ataques aéreos de la coalición han puesto en jaque a las tropas del régimen y han evitado la masacre anunciada. Pero, ¿quién puede creerse que este despliegue tenga como fin el bienestar del pueblo de Libia? ¿Dónde estaba la coalición cuando Gadafi masacró 1.000 prisioneros en la prisión de Abu Salim en Trípoli en 1996? ¿Qué han hecho los países de la coalición durante 40 años frente a un régimen de tortura y terror? ¿Han hecho algo frente a las masacres de Ben Ali en Túnez, de Mubarak en Egipto o de Bouteflika en Argelia? Ahora mismo, ¿qué hacen ante las masacres en Siria, Yemen o Bahrein? En este último país hacen la vista gorda ante la invasión de tropas de Arabia Saudí para ayudar a las autoridades del emirato a aplastar la revuelta.
Los Sarkozy, Cameron, Obama, Zapatero y compañía, utilizan los sufrimientos de los civiles de Bengasi como excusa para intervenir militarmente y defender sus sórdidos intereses imperialistas. Todos estos delincuentes tienen objetivos que nada tienen que ver con el altruismo.
Esta vez, a diferencia de las guerras pasadas, los Estados Unidos no son la punta de lanza de la operación militar. ¿Por qué? En Libia, la burguesía estadounidense se ve obligada a un complicado juego de equilibrismo.
Por un lado, no puede permitirse el lujo de intervenir de forma masiva en suelo libio. Esto sería visto por el mundo árabe como una agresión. Las guerras en Irak y Afganistán han reforzado aún más la aversión generalizada al "imperialismo norteamericano, un aliado de Israel." Y el cambio de régimen en Egipto, aliado tradicional del Tío Sam, ha debilitado su posición en la región ([3]).
Pero tampoco puede quedarse fuera de juego lo que desacreditaría su blasón de "luchador por la democracia en el mundo" y...dejaría las manos libres al tándem Francia-Gran Bretaña.
La participación de Gran Bretaña tiene un doble propósito. Por una parte, mejorar la imagen ante los países árabes, muy empañada por sus acciones en Irak y Afganistán. Pero también trata de acostumbrar a su propia población para nuevas intervenciones externas. La "defensa del pueblo libio frente a Gadafi" ofrece una oportunidad de oro ([4]).
El caso de Francia es un poco diferente. Es el único de los principales países occidentales que disfruta de una cierta popularidad en el mundo árabe, adquirida con De Gaulle y amplificada por su negativa a participar en la invasión de Irak en 2003.
Al intervenir en favor del "pueblo libio", el presidente Sarkozy sabía perfectamente que iba a ser recibido con los brazos abiertos por la población y la de los países vecinos. En Bengasi, gritaron "¡Viva Sarkozy", "Vive la France" ([5]). Por una vez y sin que sirva de precedente, Francia ha podido aprovecharse de la difícil posición en la que se encuentra Estados Unidos.
El presidente francés ha utilizado su protagonismo en Libia para intentar hacer olvidar su apoyo demasiado descarado a los dictadores de Túnez y Egipto, los coqueteos de sus ministros con altos jerarcas del régimen y la conocida propuesta francesa de enviar policías para ayudar a Ben Ali a reprimir la revuelta.
Si no hay la más mínima filantropía en los participantes en la coalición, tampoco existe en los que han denunciado la operación militar. China, Rusia y Brasil son muy hostiles a esta intervención, simplemente porque no tienen nada que ganar sí se marcha Gadafi.
Italia, tiene mucho que perder. El régimen actual garantiza, hasta ahora, un fácil acceso al petróleo y los controles draconianos en las fronteras. La desestabilización del país puede -como ya está pasando- lanzar una avalancha de refugiados sobre las costas italianas. Alemania sigue siendo un enano militar. Todas sus fuerzas están comprometidas en Afganistán. Participar en estas operaciones habría revelado aún más claramente su debilidad. Según ha escrito el diario español El País, «Estamos siendo testigos de una repetición del proceso de reajuste constante de la relación entre el gigantismo económico alemán, que se manifestó durante la crisis del euro y la capacidad política francesa, que se ejerce a través de su poderío militar» ([6]).
Libia, como el conjunto de Oriente Medio, semeja un gigantesco tablero de ajedrez donde cada potencia intenta mover sus piezas.
Durante semanas Gadafi ha tenido manos libres logrando avanzar hasta las puertas de Bengasi machacando a su paso todo lo que se movía. ¿Por qué no intervinieron entonces?
En los primeros días, el viento de la revuelta que estalló en Libia venía de Túnez y Egipto. La misma rabia contra la opresión y la miseria encendió todos los estratos de la sociedad. Por lo tanto, las "grandes democracias del mundo" no tenían ningún interés en intervenir a pesar de su retórica "contra la represión". Su diplomacia hipócrita negó cualquier interferencia y elogió el "derecho de los pueblos a hacer su propia historia." La experiencia enseña que ante cada movimiento social la burguesía de todos los países mira a otro lado frente a las represiones más horribles cuando no las apoya directamente.
Sin embargo, Libia, que parecía haber comenzado como una revuelta de "los de abajo", con los civiles desarmados capaces de asaltar sin armas un cuartel militar y destrozar la sede del "Comité Popular", degeneró rápidamente en una sangrienta guerra civil entre las facciones de la burguesía. En otras palabras, el movimiento se escapó de las manos de los explotados. La prueba es que uno de los líderes de la rebelión y la CNT (Consejo Nacional de Transición) es Al Jeleil, el ex ministro de Justicia de Gadafi. Este Señor tiene tanta sangre en las manos como las de su antiguo "Guía". Otro índice, mientras que "los obreros no tienen patria", el gobierno provisional se fijó como colores de la bandera del antiguo reino de Libia. Y, por último, Sarkozy reconoció a los miembros del CNT como los "representantes legítimos del pueblo libio".
La revuelta de Libia ha tomado un cariz completamente diferente a la de Egipto y Túnez. Esto se debe principalmente a la debilidad de la clase obrera de este país. La principal industria, el petróleo, es trabajada casi exclusivamente por trabajadores de Europa, el resto de Oriente Medio, Asia y África. Desde el principio no participaron en el movimiento de protesta y huyeron en masa. Los trabajadores negros fueron perseguidos por los propios rebeldes alegando que muchos de los mercenarios de Gadafi eran de su raza.
Este cambio en Libia tiene consecuencias que van mucho más allá de sus fronteras. La represión de Gadafi por un lado y la intervención militar de la coalición internacional por el otro, constituyen un freno al desarrollo de movimientos sociales en la región. Los regímenes dictatoriales se sienten reforzados para practicar una represión feroz. En Bahrein, el ejército saudita ha prestado sus soldados para ahogar en sangre la revuelta ([7]), Yemen, donde 18 de marzo las fuerzas del gobierno no han dudado en disparar sobre la multitud causando 51 muertos y Siria donde se cuentan más de 100 muertos.
Dicho esto, no creemos sin embargo que haya supuesto un golpe fatal. Libia pesa como un grillete atado a los pies del proletariado mundial. Pero la ira es muy profunda frente a la constante expansión de la miseria y el movimiento de protesta no está totalmente paralizado. Cuando escribimos estas líneas se esperan protestas en Arabia pese a que el régimen haya decretado que "toda manifestación va contra la Sharia". En Egipto y Túnez donde se supone que "la revolución ha triunfado" continúan los choques entre manifestantes y fuerzas represivas que ahora visten de "demócratas" aunque en realidad el poder sigue detentado por los mismos que servían a los dictadores huidos. En Marruecos persiste el malestar a pesar de las promesas del r0ey Mohamed VI de "evolucionar hacia una monarquía constitucional".
De todas formas, para todas las poblaciones atrapadas entre el fuego de una brutal represión y el de las bombas de la coalición internacional, el cielo no se aclarará realmente más que cuando el proletariado de los países centrales y especialmente el de Europa, tome la antorcha y desarrolle luchas masivas y determinadas. Armado por la experiencia en las trampas sofisticadas de la democracia burguesa y el sindicalismo, podrá mostrar su capacidad de auto-organización y preparar el camino de una perspectiva revolucionaria, único futuro para toda la humanidad.
La solidaridad con los que hay caen bajo el fuego de unos y otros, no es apoyar al régimen de Gadafi, ni a los "rebeldes", ni a la coalición de las Naciones Unidas! ¡Es condenarlos a todos como perros rabiosos imperialistas! ¡Es elegir el campo del internacionalismo proletario, luchar contra los propios explotadores en todos los países y participar al desarrollo de la lucha y la conciencia de clase en todo el mundo!
Pawel/25 de marzo
Révolution Internationale
sección de la CCI en Francia
[1]) La Odisea del Alba.
[2]) Los medios nos dicen que las bombas solo matan a los secuaces de Gadafi. Cuando la Guerra del Golfo, estos mismos medios de comunicación también contaron la milonga de una "guerra limpia" que solamente mataba a los secuaces de Saddam Hussein. De hecho, la guerra de 1991 dejó cientos de miles de víctimas civiles.
[3]) Incluso si la burguesía estadounidense ha logrado limitar los daños mediante el apoyo del ejército para reemplazar el régimen odiado por la población.
[4]) Debemos recordar que en 2007 en Trípoli, el ex Primer ministro británico, Tony Blair, abrazó calurosamente el coronel Gadafi, dándole las gracias por la firma de un contrato con BP. ¡Las actuales denuncias del "dictador loco" son pura hipocresía!
[5]) Recordemos que la burguesía francesa también ha cambiado de chaqueta. En 2007 recibió con gran pompa a Gadafi. Las imágenes de su tienda de campaña en el centro de París recorrieron el mundo dejando en ridículo Sarkozy y su camarilla.
[6]) https://elpais.com/articulo/internacional/guerra/europea/elpepuint/20110321elpepiint_6/Tes [5]
[7]) La debilidad de la clase obrera en este país favorece la represión. La mayoría de los participantes son chiitas e Irán interviene bajo mano.
Apoyo de Fidel Castro, Hugo Chávez y Daniel Ortega a Muamar Gadafi
Lo que en Libia parecía haber comenzado como una revuelta de "los de abajo", degeneró rápidamente en una sangrienta guerra civil entre las facciones de la burguesía e inmediatamente en una disputa imperialista con la injerencia directa de las grandes potencias, desvirtuando completamente el sentido de las protestas iniciales desde mediados de febrero. Las fracciones burguesas desde entonces se enfrentan a sangre y fuego usando como carne de cañón a las masas. Este dominio de la represión y la intervención militar han frenado premeditadamente el desarrollo de movimientos sociales en la región, por el momento, pues todos los gobiernos del área practican una represión abierta y despiadada contra las protestas como en Bahrein, en Yemen, en Arabia Saudita, Siria, etc., con la complicidad directa de las mismas potencias que dirigen la llamada "intervención humanitaria".
En este escenario, la operación militar "odisea al amanecer" comandada principalmente por Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos bajo la cubierta ideológica de la "defensa humanitaria del pueblo libio" masacrado por el gobierno del loco Gadafi, ha provocado naturalmente las más variadas reacciones de acuerdo a los intereses de sus protagonistas.
Entre las reacciones que hay que documentar con letras de oro se encuentran las protagonizadas por los amigos de Gadafi en América Latina. Los gobiernos de Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador principalmente, han declarado muy fuerte su apoyo a su congénere libio enarbolando como siempre la defensa de la soberanía nacional, es decir, la libre determinación de cada burguesía para administrar como le parezca la explotación en sus países. A estos personajes "de izquierda" nada les importa, claro está, que las masas sean masacradas como moscas al contrario de lo que vociferan cotidianamente.
En particular, Fidel Castro, Hugo Chávez y Daniel Ortega han reaccionado muy indignados por la situación de su cuate Gadafi quien los condecoró hace años con el "premio a los derechos humanos Muamar Gadafi" que este creó en 1988. Un reconocimiento a la eficacia de este tipo de gobiernos burgueses al operar la explotación y represión en sus respectivas áreas de dominio y que es una respuesta cínica a la reticencia de aquellos gobiernos que otorgan galardones similares pero que a ellos les hacen el "fuchi" por no cuidar las apariencias al usar métodos un poco más salvajes. Hugo Chávez en correspondencia le obsequió con bombos y platillos a Gadafi una réplica de la Espada del Libertador Simón Bolivar.
"No voy a condenar a Gadafi... a mi no me consta que sea un asesino" dijo Hugo Chávez encogiéndose de hombros. Por su lado, Fidel Castro arqueando las cejas ha omitido pronunciarse sobre las masacres perpetradas por el autoproclamado "Guía" prefiriendo ensalzar los logros de su amigo en la economía nacional de su país, es decir, la buena gestión de la economía burguesa que equivale a una explotación eficiente y eficaz de las masas trabajadoras y oprimidas.
Este apoyo al régimen de Gadafi por sus hermanos de clase en América Latina revela una vez más la naturaleza burguesa de sus propios gobiernos si es que todavía hiciera falta. Evidentemente, tampoco se trata de apoyar a los "rebeldes", ni a la coalición de las Naciones Unidas. Todos ellos son perros rabiosos imperialistas que se ajustan las cuentas sobre los cadáveres de las masas trabajadoras. A todos ellos hay que oponerles sin vacilación el internacionalismo proletario, solidarizarnos con los miles que se revelan en esa región luchando en cada país contra la burguesía que nos oprime y explota, asumiendo de manera consciente que la lucha proletaria es una sola en todo el mundo y que para triunfar debe generalizarse internacionalmente por encima de cualquier división nacional, de lengua, de religión, etc. Sólo así la potencia de la lucha obrera podrá detener la represión de los Estados capitalistas. Cuando esto sea una realidad en América Latina, los amigos de Gadafi estarán en primera línea para masacrar a sus pueblos que han pretendido defender hipócritamente desde siempre.
RR/Abril del 2011
Represión en Corea
Hemos recibido la siguiente información sobre la condena de los militantes coreanos sujetos a juicio y de los cuales informamos en estas mismas páginas recientemente.
La sentencia fue así:
1) Ah Se-cheol, Yang Hyo-sik, Yang Joon-seok y Choi Jóven-ik: encarcelamiento de 1 año y medio, pero retraso condicional de encarcelamiento durante 3 años por la violación de la Ley de Seguridad Nacional, y una multa de 500,000 won (500 dólares) a cada uno por la violación de la Ley de Asamblea-Manifestación.
2) Park Joon-seon, Jeong Ganado-hyun, Nam-goong Won y Oh Min-gyu: encarcelamiento de 1 año, pero retraso condicional de encarcelamiento durante 2 años por la violación de la Ley de Seguridad Nacional, y multa de 500,000 won a cada uno por la violación de la Ley de Asamblea-Manifestación.
El significado de la decisión es la siguiente:
1) El SWLK (La Liga de Trabajadores Socialistas de Corea) es juzgada por ser una organización de propaganda y agitación para provocar disturbios nacionales, violando el Artículo 7 de la Ley de Seguridad Nacional.
Esto muestra la naturaleza política de la rama judicial coreana, que es una parte del aparato estatal al servicio de la clase capitalista.
2) El retraso condicional de encarcelamiento puede ser reconocido como el resultado del movimiento de protesta coreano e internacional. El plazo condicional durante 3 años quiere decir que el encarcelamiento es suspendido durante 3 años con la condición de que no habrá ninguna otra sentencia por otro crimen, y después de 3 años la validez de sentencia de encarcelamiento expira. Pero si hay otra sentencia durante los próximos 3 años, el encarcelamiento de esta sentencia seguirá independientemente de cualquier encarcelamiento por otras causas. Así, el aplazamiento condicional de encarcelamiento es sólo un poco mejor que el encarcelamiento inmediato.
3) Nosotros, los 8 acusados, apelaremos esta sentencia ante la Corte superior. Viviremos y actuaremos sin ninguna duda como socialistas revolucionarios sin respeto a la opresión política del aparato estatal coreano.
Gracias a todos los socialistas y trabajadores en el mundo que apoyaron la lucha judicial de los socialistas coreanos.
Por favor transmitan nuestra gratitud a los camaradas del mundo.
Links
[1] https://es.internationalism.org/files/es/RM_122.pdf
[2] http://www.informador.com.mx/jalisco/2010/224117/6/los-problemas-de-la-generacion-ninis.htm
[3] https://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/76179
[4] https://tvconsentido.com/archives/1377
[5] https://elpais.com/articulo/internacional/guerra/europea/elpepuint/20110321elpepiint_6/Tes
[6] https://es.internationalism.org/files/es/hoja%20primero%20de%20mayo.pdf