Edgar nos dice "que se nota un ambiente de pelea de los trabajadores por la defensa de la próxima contratación colectiva, que habrá que seguirlo con atención"; así mismo menciona el "polvorín en la zona de Guayana" debido a las luchas reivindicativas planteadas por los obreros de las industrias productoras de hierro, acero, aluminio, etc. de esta región ubicada al sur del país, que concentra una parte importante del proletariado venezolano, con tradición de lucha desde los años 60.
Junto con su correo, el compañero Edgar nos envió un correo que le "pareció interesante", de un miembro del sindicato CCURA, organización sindical disidente del chavismo de tendencia trotskista, quienes forman parte de la recién electa directiva de la FUTPV[1]. Esta persona dice en su correo que "estamos relacionándonos con muchas organizaciones sindicales que no están con el presidente Chávez pero que tampoco están con la oposición, lo que ha abierto una dinámica interesante"; menciona que CCURA forma parte del "Movimiento de Solidaridad Laboral" [2] que agrupa a "Muchos activistas y dirigentes sindicales (provenientes algunos de la Unión Nacional de Trabajadores) y otros que fueron expulsados de la CTV ..." que repudian las amenazas del gobierno de Chávez contra la dirigencia sindical, la militarización de las huelgas y el desconocimiento de los acuerdos firmados en las contrataciones colectivas.
En nuestra respuesta mostramos nuestro acuerdo con Edgar, pues en efecto los trabajadores petroleros y otros sectores del proletariado venezolano están dando la "pelea" contra el Estado venezolano, a pesar de la polarización política impuesta por las fuerzas burguesas que se agrupan en el chavismo y las que agrupa la oposición, donde los sindicatos controlados por uno u otro bando han jugado un papel de primer orden, dentro de ellos los de tendencia trotskista. También dejamos en claro que las fuerzas sindicales como CCURA y las otras que forman parte del "Movimiento de Solidaridad Laboral" desde hace tiempo intervienen en el medio obrero para desviar las luchas obreras de su terreno de clase e intentar llevarlas al carril de los intereses del capital nacional.
Estimado Edgar,
Antes que nada queremos agradecer el correo que nos enviaste, al que anexaste a su vez el correo que te envió un miembro de CCURA donde trata lo relativo al contrato colectivo del sector petrolero y la formación de nuevas organizaciones sindicales.
Consideramos que es de sumo interés destacar este "ambiente de pelea de los trabajadores" petroleros, así como el "polvorín en la zona de Guayana" del cual hablas en tu correo. Realmente desde el 2007 ha habido una efervescencia en las luchas de los trabajadores en Venezuela; ya habíamos identificado este "polvorín" de la clase en Guayana, cuando hicimos la reunión sobre este tema el año pasado (en la cual participaste), antes de la nacionalización de SIDOR en marzo de 2008. El asunto es que no son sólo los trabajadores de las industrias básicas de Guayana (hierro, acero, aluminio) y los petroleros quienes realizan luchas y movilizaciones por sus reivindicaciones; sino que también lo hacen los trabajadores del Metro, del sector eléctrico, petroquímica, etc.; es decir, los trabajadores de las áreas de producción y servicios claves del país. Pero también se manifiestan los trabajadores del sector público: salud, educadores, trabajadores de los tribunales, etc; así mismo, trabajadores de varias de las "Misiones" insignia del gobierno (Mercal, Barrio Adentro, Negra Hipólita, etc.) se han visto forzados a luchar pese al amedrentamiento y la represión del Estado.
Llama la atención que en el 2009 las luchas de los trabajadores han pasado al primer plano; ya no son sólo las movilizaciones de los estudiantes o los sectores opositores al gobierno quienes aparecen en la prensa burguesa y los noticieros (sobre todo de oposición), sino que cada día se registran conflictos obreros[3] .
¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno? Como todo gobierno burgués, el de Chávez ha recurrido al amedrentamiento, la represión y criminalización de las luchas, incluso al asesinato de trabajadores[4]. Lo sorprendente es que a pesar de este acoso, las luchas continúan; los trabajadores parecen no tener miedo.
Ante esta situación, es válida la pregunta ¿por qué un gobierno que se hace llamar "socialista" y "obrerista", recurre a la represión abierta y brutal contra los trabajadores, igual o peor que los gobiernos de centro-derecha que le precedieron?. Es indudable que los cuerpos represivos del Estado burgués tienen esta función en todos los países; pero normalmente la burguesía utiliza a los sindicatos, órganos del capital en el seno de los trabajadores, cuya principal función es desviar las luchas y mantener la llamada "paz social", para que el capital prosiga su proceso de acumulación sin mayores problemas; precisamente tal como lo hacían los sindicatos durante los anteriores gobiernos socialdemócratas y socialcristianos. Entonces, también debemos preguntarnos ¿por qué los sindicatos no han podido calmar el descontento de los trabajadores?; ¿cuál es el papel de los sindicatos "autónomos" como CCURA y el recién creado "Movimiento de Solidaridad Laboral" en todo esto? Para dar respuesta a estas preguntas pensamos que es necesario caracterizar el contexto en que se dan estas luchas en Venezuela.
Las luchas que hoy presenciamos son la reacción a los ataques del estado burgués contra la clase obrera venezolana, acentuados durante una década de gobierno chavista. En efecto, el proyecto chavista, como todo proyecto de defensa del capital nacional, requiere de un sometimiento y explotación extrema de la clase obrera, clase fundamental para el capital pues mediante la explotación de su fuerza de trabajo se genera la plusvalía, ingrediente básico para la acumulación capitalista.
El chavismo, sustentado principalmente en el fuerte apoyo de las masas mas excluidas de la sociedad, logró implantar un gobierno populista izquierdista, basado en el tinglado ideológico del llamado "Socialismo del Siglo XXI", con el fin expreso de precarizar la fuerza de trabajo: el cooperativismo, la cogestión y las llamadas "Empresas de Producción Social" son formas de organización impulsadas con ese fin. Sin trabajo precario (es decir, con pago de salarios que no permiten cubrir las necesidades básicas de subsistencia para el trabajador y su familia) la burguesía no puede competir en el mercado mundial, máxime cuando se pretende hacer de Venezuela una "potencia económica". Por otra parte, la polarización política, así como la utilización de trabajadores desempleados y masas excluidas sociales para oponerlos contra los "privilegiados" trabajadores activos, han permitido a la burguesía acelerar los ataques contra las condiciones de vida de los trabajadores de las empresas públicas y privadas, e intentar socavar la combatividad y solidaridad que se expresaba a nivel obrero antes del advenimiento del chavismo. A su vez, la creación de sistemas paralelos de salud, educación, etc. a través de las "Misiones", permitió desmejorar progresivamente las condiciones de vida de los trabajadores, principalmente del sector público. Podemos afirmar sin lugar a dudas, que las dádivas que ha dado y da el Estado a través de las "Misiones" se han logrado mediante una desmejora sostenida de las condiciones de vida de los trabajadores activos.
De esta manera se congelaron por años los contratos colectivos, se acentuó la bonificación del incremento en los ingresos sin incidencia en el salario y se estableció el aumento del salario básico por decreto, beneficiando a muy pocos trabajadores; situación que se mantiene hasta hoy, en un contexto de alta inflación que hace añicos cualquier aumento salarial. Los trabajadores han sido burlados durante todos estos años, con el incumplimiento de los pocos contratos colectivos firmados, la acumulación de deudas y el incumplimiento por parte del Estado de los propios decretos de aumentos de salarios y beneficios.
Para desarrollar este plan de precarización salarial, era fundamental atacar al sector laboral con más altos beneficios: el petrolero; viejo objetivo perseguido por la burguesía nacional. Fue contra este sector que el gobierno chavista organizó varios sindicatos de desempleados (en los centros petroleros de oriente y occidente) para presionar e incluso atacar cualquier protesta de los trabajadores activos del sector (como las que se dieron entre el año 2000 y el 2002); así mismo, se explotó la bandera de la "aristocracia obrera", diciendo que los trabajadores petroleros eran unos privilegiados, identificándolos con la alta burocracia petrolera; la puñalada final se dio con el paro petrolero de finales de 2002 e inicios de 2003 promovido por sectores de oposición, que representó el clímax de la polarización y división en el seno de los trabajadores petroleros. En esta acción se unieron todas las instituciones del Estado contra los trabajadores, al igual que los partidos políticos y sindicatos tanto oficialistas como opositores para asestar uno de los golpes más certeros de la burguesía nacional contra el proletariado venezolano. Como bien lo sabes, Chirino (alto dirigente de CCURA) y otros dirigentes de la tendencia que hoy conforman CCURA jugaron un papel activo contra los trabajadores durante este conflicto, defendiendo a capa y espada a la burguesía chavista, que se vio amenazada por las facciones burguesas de la oposición. Después de esta monstruosa maniobra de las fuerzas del capital, que arrojó a la calle a miles de trabajadores petroleros, el Estado tuvo luz verde para infligir los mayores ataques que ha padecido el proletariado venezolano. En más de una oportunidad Chávez y su camarilla, ha amenazado a los trabajadores diciéndoles: "le vamos a hacer lo mismo que a los petroleros".
Pero desde el 2007 la situación ha ido cambiando poco a poco: la acelerada perdida del nivel de vida está llevando a los trabajadores a la lucha, situación que ha sido mucho mas evidente en el 2009; progresivamente los trabajadores han ido perdiendo las ilusiones en el discurso chavista, y percibiendo que este gobierno tiene una retórica "socialista" y "revolucionaria", pero en realidad es tan capitalista como los gobiernos que le precedieron. Por otra parte, la crisis mundial del capitalismo, que afecta al proletariado a nivel mundial, se ha transformado en un factor de aceleración de las luchas, pues desde mediados de 2008 ha habido una baja abrupta de los ingresos petroleros, que le dificulta al Estado cumplir con las reivindicaciones obreras no atendidas durante años y limita las migajas que reparte mediante las "Misiones". Así mismo se ha acelerado el deterioro de los servicios públicos que afecta tanto al proletariado como a las propias masas excluidas sociales, que también han comenzado a manifestarse para exigir mayor atención del Estado: las manifestaciones contra el incremento de la criminalidad, la falta de servicios de salud, de agua y electricidad, son tanto o mas frecuentes que las luchas obreras.
En las últimas luchas hemos identificado algunos aspectos que indican que los trabajadores están tratando de ubicarse en su terreno de clase:
-presionan a patrones y sindicatos a través de las asambleas. Si bien las asambleas son convocadas por los sindicatos, éstos lo hacen bajo la presión de los trabajadores. Recuerdo que tú nos decías después de un viaje a Guayana que los obreros de Sidor exigían a los directivos del sindicato SUTISS (sindicato de la industria del hierro), que tuvieran "mucho cuidado" con las negociaciones del contrato, que no los traicionaran.
-hay una pérdida importante de credibilidad en los sindicatos. Los sindicatos oficialistas y opositores, bajo la presión de los trabajadores que tratan de salir del corsé corporativo y local, se ven obligados a estar al frente de las asambleas; sin embargo, pierden credibilidad, pues es evidente a los ojos de los trabajadores que éstos negocian con el Estado la imposición de unos contratos de hambre. El ejemplo mas ilustrativo ha sido con los trabajadores del Metro de Caracas, donde en diciembre de 2008 se firmó un contrato y cuatro meses después fue modificado, desmejorando las condiciones del contrato firmado con anterioridad. En el caso del contrato del sector educación hubo un acuerdo descarado entre sindicatos oficialistas y gobierno, para también imponer un contrato de hambre.
-se tiende a romper con la polarización chavismo-oposición. Es frecuente ver a trabajadores oficialistas y opositores manifestándose y luchando por sus reivindicaciones. Este es un factor de suma importancia que tiende a fortalecer los lazos de solidaridad proletaria, tan golpeados por las campañas de las facciones de uno u otro bando.
-la firma de los contratos no crea un ambiente de tranquilidad laboral. La firma de contratos desmejorados por parte de sindicatos, el incumplimiento de los mismos y la inflación acelerada, fuerzan a los trabajadores a proseguir las luchas al poco tiempo de firmarse los contratos. Esta situación se presenta en el caso de Sidor, donde continúa la lucha de los trabajadores tercerizados por su homologación; los trabajadores de la nómina fija han hecho paralizaciones por incumplimiento de cláusulas contractuales (entre ellas el seguro de hospitalización) y recientemente por el retraso en el pago de las utilidades de fin de año. Los trabajadores del Metro se han manifestado por reivindicaciones, a pesar de haberse firmado el contrato hace pocos meses.
Es evidente que la clase trabajadora, impulsada por los efectos de la crisis general del sistema, no tiene otra salida que la lucha. Si bien no son luchas espectaculares, y se presentan dispersas unas de otras, incluso utilizando métodos que evidencia cierta desesperación (huelgas de hambre, encadenamientos, trabajadores que se cosen los labios, etc.), apuntan en el sentido de preparar un escenario proclive a luchas masivas y solidarias.
La represión contra los trabajadores no ha sido suficiente para frenar las luchas; los sindicatos tienden a ser sobrepasados, pierden rápidamente credibilidad; la polarización política debilitó a estos órganos encargados de canalizar el descontento obrero a favor del capital. El hecho de que el chavismo ha impuesto un control "a lo macho" de los sindicatos, los ha debilitado como los órganos del capital por excelencia para el control obrero, desde hace casi un siglo. Y es aquí donde vienen a jugar su papel los sindicatos "autónomos" como CCURA y las organizaciones sindicales que rompen con el chavismo pero que no se identifican con la oposición. Estas organizaciones, muchas de ellas influenciadas por el trotskismo, son las encargadas de crear sindicatos creíbles que, saboteando las luchas desde adentro, tratan de frenar el proceso de búsqueda de su identidad de clase que intenta recuperar el proletariado.
Aquí no se trata de organizaciones sindicales improvisadas, sino que cooptan a los trabajadores más combativos para intentar desarrollar un sindicalismo de base que les dé poder de negociación frente a las organizaciones oficialistas y de la oposición; en este sentido para ellos es de suma importancia el control del sector petrolero. Su actividad sindical no está disociada de las posiciones políticas que defienden: la USI[5] es una organización que defiende los intereses del capital nacional con el "radicalismo" que caracteriza al trotskismo, para intentar diferenciarse de otras organizaciones de izquierda e izquierdistas; el control sindical es parte de su programa para transformarse en un gran partido nacional que pueda llegar a la presidencia; que de llegar a suceder, no nos quede la menor duda, serán tanto o mas anti-obreros y represivos que el gobierno de Chávez.
Dentro de su programa político, estas organizaciones dan un "apoyo critico" al proyecto chavista y a los gobiernos de izquierda e izquierdistas del mundo: aunque critican de manera "radical" la política antiobrera del gobierno, no dudan en ponerse a su lado cuando éste se ve amenazado por los sectores "de derecha" tal como sucedió cuando la huelga petrolera. Su carácter de organizaciones de defensa de la nación y de los gobiernos "progresistas" lo vemos con su postura a favor de Zelaya en la crisis en Honduras; en su sitio en internet (www.laclase.info [1]) reclamaron al gobierno de Chávez que no convocó a una movilización nacional e internacional contra el gobierno colombiano y EEUU sobre la cuestión del uso de las bases militares de Colombia; es decir, están prestos a movilizar al proletariado venezolano y de otras partes del mundo ante una eventual confrontación con Colombia. En nombre de la lucha contra "el imperialismo yanqui" no tendrán el menor escrúpulo en apoyar a fracciones del capital tanto en Venezuela como en Colombia.
Compañero Edgar, para terminar esta carta ya un poco larga, es necesario que quienes defendemos un punto de vista proletario discutamos sobre qué hacer frente a la emergencia de la lucha de clases en Venezuela, y que progresivamente emerge en otros países. Un aspecto importante es tener clara nuestra posición sobre los sindicatos; para nosotros no hay organización sindical alguna, por más "autónoma" o "radical" que pretenda ser, que no termine sirviendo a los intereses del capital. Pensamos que tú, al igual que los otros compañeros del Colectivo de Discusión comparten este punto de vista; sin embargo este es un aspecto que debemos debatir con los elementos con quienes discutimos y nos relacionamos. Otro aspecto crucial, es cómo intervenimos en el movimiento de luchas; una forma es fortaleciendo la relación política entre el Colectivo y otros elementos en Guayana y el centro del país. Esa relación política tendría dos objetivos principales: uno, y que consideramos el principal, debatir asuntos de interés político para la lucha de clases, tal como la cuestión de los sindicatos, la crisis del capitalismo, la concepción marxista del socialismo, etc.; el otro, organizar y coordinar formas de intervención en las luchas.
Es indudable que la CCI está dispuesta a participar y apoyar en esta relación política, que nos permitirá estar a la altura de las exigencias de la lucha de clases y, mediante el debate abierto y fraterno, contribuir al fortalecimiento de la conciencia de clase del proletariado.
Saludos fraternales,
La CCI
24/11/09
[1] CCURA: Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma. FUTPV: Federación Unitaria de Trabajadores del Petróleo, Gas y Similares; cuya dirigencia en su mayoría es oficialistas.
[2] Este Movimiento está conformado por dirigentes sindicales oficialistas, disidentes del oficialismo y opositores pertenecientes a los sindicatos: de Trabajadores Siderúrgicos, de Alcasa, de la CVG, de Venalum, Bauxilum, Carbonorca, Fetrabolivar, Fetratel, de la CANTV, de Fetrasinet, del Metro de Caracas, del Movimiento Laborista y de la corriente de UNETE, C-CURA.
[3] Según el informe de 2009 de la ONG Provea (https://provea.org/provea/ [2]) "...los trabajadores ejercieron 983 acciones de protesta, equivalente al 33,97% del total de protestas registrado en el país, lo que representa un aumento importante del 51,88% respecto al período anterior".
[4] El informe de Provea señala que en el 2009: fueron asesinados 46 dirigentes sindicales, fueron despedidas 473 personas por haber protestado y se aplicaron medidas judiciales al menos a 33 trabajadores y dirigentes sindicales. En el artículo "Venezuela: El Estado "socialista" de Chávez nuevamente reprime y asesina a los proletarios" (https://es.internationalism.org/node/2589 [3]) tomamos posición ante el asesinato de dos obreros de Mitsubishi.
[5] USI (Unidad Socialista de Izquierda); plataforma política trotskista que se propone como partido político a nivel nacional.
En números anteriores de Internacionalismo, hemos abordado algunos aspectos relacionados con el proyecto burgués que se adelanta en Venezuela bajo el nombre de "socialismo siglo XXI" [1]. En este artículo continuaremos desarrollando una crítica marxista, esta vez, al pretendido carácter "revolucionario" y "liberador" de la educación bolivariana, no para diferenciarla de otras versiones educativas anteriormente desarrolladas por la clase dominante, ni para seguir el juego a la burguesía en su conjunto, en términos de enfrentar una educación democrática vs una educación "socialista", sino como un factor de primer orden para toda burguesía, incluyendo a la chavista, en el sentido de convertirla en un vehículo efectivo para la transmisión de su ideología. Además de impulsar el nacionalismo y el patriotismo como nociones que acompañan a todas las ideologías burguesas, en el chavismo éstos se complementan con el bolivarianismo, en el marco de un populismo de izquierda, para confundir al proletariado y hacer que acepte la explotación y la pauperización que progresivamente ha venido sufriendo.
La diatriba que ha provocado entre el oficialismo y la oposición la aprobación de la nueva "Ley Orgánica de Educación" (LOE) ha proporcionado una vez más el escenario para la polarización, es decir: existe una educación "buena", "para el pueblo", frente a otra capitalista, burguesa que está reservada a los ricos, que reproduce el egoísmo. Esta situación está expresada en las palabras de Adán Chávez (ex ministro de Educación) refiriéndose a los señalamientos de la oposición con respecto a la (LOE): "Sin duda, es el típico planteamiento individualista, egoísta, exclusivista, de los oligarcas, de los que piensan que la educación es un mecanismo para el ‘ascenso social', donde tienen mayor oportunidad los que cuentan con mayores recursos, es decir, la minoría conservadora que quisiera continuar excluyendo a las masas populares del sistema educativo." [2]. Es la misma engañifa, que persigue sembrar en el sector de los docentes una división entre aquellos "traidores a la patria, egoístas, pitiyanquis", frente a otros "humanistas", bolivarianos, "solidarios", imitando el mismo esquema ya aplicado en otros sectores de trabajadores, oponiendo por ejemplo, una "aristocracia obrera" (como ha ocurrido con los trabajadores petroleros de PDVSA y de las empresas básicas de Guayana) contra una clase obrera patriótica, nacionalista, "socialista". Es esta estrategia la que le ha permitido al gobierno dividir a los trabajadores, llevarlos al terreno de las ilusiones democráticas, atacar despiadadamente sus condiciones de vida, sembrar el sectarismo y el fanatismo, que han resultado altamente nocivos a la toma de consciencia por parte del proletariado.
Desde el punto de vista marxista, no tiene ningún sentido ponerse a escoger entre una educación "buena" o "mala", "democrática" vs una "comunista", tal como lo hace el oficialismo y la oposición. La educación no forma parte de una esfera abstracta, imparcial, natural; constituye un mecanismo a través del cual las distintas clases dominantes que han desfilado por la historia, han proyectado hacia la sociedad sus respectivas ideologías[3]. En este sentido, es también la correa de transmisión por excelencia de los valores y la ética burguesa, en tanto sus fundamentos están expresados en nociones como: el nacionalismo, la competencia entre naciones, el patriotismo, la división de la sociedad en clases, la identidad nacional, el mercado, la formación del ciudadano, el trabajo productivo, entre otras, las cuales conforman la ideología con la cual la burguesía desplaza a las corrientes conservadoras del cristianismo feudal durante el período ascendente del capitalismo, creando la ilusión y la esperanza en las diferentes capas explotadas de que sólo en el capitalismo y en el marco de sus instituciones podrían incluirse en la marcha del "progreso" y el "desarrollo" económico y social. La educación se concibe así, como una vía para la formación de la ciudadanía y la instrucción, como medio para formar mano de obra adaptada a las necesidades del sistema capitalista.
Con la entrada del capitalismo en su fase de decadencia[4], tanto la idea de "ascenso social" como la del "desarrollo material y humano" como consecuencia de la ampliación del derecho a la educación, se vuelven cada vez más una ilusión, además de entrañar un carácter hipócrita por parte de las distintas burguesías. Y esto es así, debido a que la decadencia significa un período histórico marcado no precisamente por un desarrollo de las fuerzas productivas, sino en la utilización de todos los adelantos científico-tecnológicos para desarrollar una destrucción sistemática a través de guerras mundiales y locales, producto de la competencia capitalista y necesidades geoestratégicas. Por otro lado, la educación se convierte en el punto de apoyo de un capitalismo de Estado cada vez más atroz, que conoce su cenit en los regímenes totalitarios europeos. La utilización del sistema educativo para introducir ideologías que van desde el nazi fascismo hasta aquellas del estalinismo o el maoísmo, por hablar sólo de Europa y Asia, acompañó el despliegue de una irracionalidad no conocida en la historia humana, producto de la agudización de las contradicciones del sistema .
El nacionalismo exacerbado alrededor de la defensa incondicional de la patria, es la correa de enganche que ideológicamente ha utilizado la burguesía para llevar al proletariado a destruirse mutuamente en la arena de las guerras imperialistas. Aunado a esto, la permanencia y profundización de la crisis económica mundial ha significado un incremento progresivo del desempleo y la vida precaria que viven millones de seres humanos en el mundo, independientemente del nivel de instrucción alcanzado por los individuos. Es así, que la educación burguesa no puede ser un factor de "desarrollo" del individuo, ya que ella constituye un reflejo de un sistema que traba el desarrollo de las fuerzas productivas, poniéndole un freno al potencial creador productivo humano. Esto no significa que el proletariado deba renunciar a la educación o instrucción; lo que no debe es hacerse ilusiones en torno a que el acceso a la educación le abrirá automáticamente las puertas de la "libertad y la igualdad", el "ascenso social" que pregona la burguesía. Un proletariado ignorante no podrá hacer la revolución; su naturaleza de clase lo lleva no sólo a liberar a la humanidad de la explotación inmediata del capital, sino impulsar y aprovechar los conocimientos científico/tecnológicos, utilizándolos en función del bienestar social humano.
El planteamiento de una "educación liberadora" toma fuerza en el contexto del mundo bipolar. Las diferentes expresiones de la izquierda del capital, desarrollaron la idea según la cual los individuos serían más "libres" en la medida en que se emancipaban de una "mentalidad neocolonial", lo que se lograría rompiendo con el dominio ideológico y económico de las grandes metrópolis capitalistas, especialmente de los EEUU, pero también de las antaño potencias europeas. Sin embargo, estas naciones recién "emancipadas" del imperialismo europeo, pasaron a ser consortes del imperialismo ruso o americano[5]; ello no impidió que se desarrollaran ideologías de corte nacionalista, algunas de ellas claramente influenciadas por el estalinismo o el maoísmo, dando lugar al panarabismo, panafricanismo, entre otras. En América, esta idea de "liberación", se establecía al calor del guevarismo, o de su homólogo, el castrismo, pero también bajo la influencia del bolivarianismo[6]. En este sentido, la educación se situaba como el factor clave de esa "desideologización" europea y norteamericana, llamada además al rescate de elementos autóctonos, raíces ancestrales, etc.
El chavismo ha reeditado esta visión, adornándola con planteamientos en torno a la negritud, el indigenismo, los oprimidos, etc. Tal como lo expresa Adán Chávez en el artículo anteriormente citado, con relación a la nueva LOE: "Se resalta acá la formación de los nuevos (as) ciudadanos (as) para la solidaridad, la participación activa y consciente, con una visión indigenista, afrodescendiente y universal", pero en un nuevo contexto, el de la descomposición (que hemos definido como una situación de impasse histórico, debido a que ninguna de las dos clases fundamentales, la burguesía y el proletariado, han podido imponer su salida, o la guerra imperialista mundial o la revolución comunista respectivamente). Este período, que se abre a finales del los 80´s y de cual la caída del bloque soviético constituye un hito histórico fundamental, obliga a esta nueva burguesía en el poder a una recomposición ideológica, frente a una sociedad cada vez más empobrecida, con grandes masas de población marginada, las cuales tiene que soportar una explotación y una pauperización cada vez más acentuada. En este sentido, la burguesía chavista en el poder produce estos refritos ideológicos, que persiguen recrear el "éxito" de las campañas de alfabetización y del sistema educativo cubano (herencia a su vez del estalinismo de los países del exbloque del Este), proclamando una "educación para el pueblo".
La versión educativa del chavismo, echa mano del guevarismo y el "hombre nuevo". Ernesto "Che" Guevara, era portador de una serie de ideas según las cuales, la lucha revolucionaria consistía en una serie de "actos heróicos" llevados a cabo por individuos "desinteresados" que, agrupados en movimientos guerrilleros, interpretaban "los deseos y las aspiraciones del pueblo", para llevarlos directamente al camino que conduciría al "socialismo"[7]. Tales ideas, cargadas del voluntarismo y la impaciencia de una pequeña burguesía que terminó convirtiéndose en asesina y garante de la super explotación en los regímenes "socialistas", tipo Cuba, son las que nos quiere vender el chavismo como "revolucionarias" al punto de llamar "Che Guevara" a una de sus misiones educativas .La idea del "socialismo en un solo país", herencia del estalinismo, fue el modelo a "exportar" por el "Che" a través del foquismo, convirtiéndose en consorte del imperialismo soviético (verdadero "paraíso" de la explotación de la clase obrera) a la vez que potenciaba las aspiraciones imperialistas cubanas en África y en Sur América.
El planteamiento que encierran las misiones educativas[8], puestas en marcha por el chavismo, alimenta las ilusiones de la población, sobre todo de las masas depauperadas, a través de una demagogia y un populismo que encierra hipócritamente la idea de que se pondría en manos de "los excluidos" una educación que sí les daría la palabra, otorgando oportunidades por igual, convirtiéndolos en artífices directos de la creación de una nación "dueña de sí misma", lo cual sólo lograran liberándose de la "dominación ideológica imperialista". Sin embargo, esta tarea "revolucionaria" no podría realizarse sin la acción de una élite y un líder, cuya tarea sería impulsar desde el Estado la formación de "cuadros" que llevarán la "consciencia" a las masas, de lo cual se desprende que la "transformación revolucionaria" dependerá de la rapidez que dicha elite le imprima. Nada más contrarrevolucionario. Ello significaría para los trabajadores quedar de manos atadas, renunciar a su carácter revolucionario, someterse a una ideología que va contra el desarrollo de la conciencia de clase.
En la realidad, las llamadas "misiones educativas" no han significado más que un reparto de migajas por parte del Estado, obligando con esto a amplios sectores de la población a enrolarse en cualquiera de los aparatos de control ideológico del Estado, lo que le ha proporcionado entre otras cosas al chavismo, un número considerable de votos en alrededor de 10 elecciones, desmovilizando a los trabajadores al engancharlos en la trampa de la "democracia para el pueblo". Las diferentes misiones y organizaciones creadas por el chavismo en los sectores de salud, educación, etc., han servido para chantajear a los trabajadores públicos que desde años laboran en esos sectores, amenazándoles con quietarles su empleo ante cualquier tentativa de lucha frente al empobrecimiento creciente. En fin de cuentas, ha sido un mecanismo polarizador, que ha permitido al gobierno ir desmantelando algunos "beneficios", como las contrataciones colectivas, generalizando el trabajo precario no sólo en educación, a la vez que crea un sentimiento de desmoralización en el ámbito de aquellos docentes y trabajadores educativos que rechazan los ataques a sus condiciones de vida.
La liberación de la explotación capitalista no es consecuencia de la liberación del dominio de tal o cual potencia. El proletariado tiene en sus manos las armas para derribar al capitalismo, esto es, su capacidad de actuar como una clase mundial, capaz de generar organizaciones que expresen su identidad de clase, pero también, la capacidad de desarrollar una consciencia de clase. Sólo el proletariado tiene en sus manos la posibilidad real de romper con la alienación que engendran las relaciones capitalistas de producción, con lo cual el hombre podrá recuperar su naturaleza humana, como ser social y creativo, que ha sido vaciada de su contenido por las relaciones burguesas de producción.
Aunque Marx o Engels, no establecieron un modelo de "educación socialista", es una trampa pensar que la educación burguesa podría ser una herramienta para que la humanidad se libere de la explotación y las calamidades sociales. Para Marx y Engels, el comunismo no era el resultado de la implantación de un modelo ideal de sociedad, diseñado por algún "iluminado". Este era el resultado de un movimiento real, la lucha del proletariado, capaz de abolir la propiedad (privada o estatal) sobre los medios de producción. Este hecho, sería el punto de partida para que la humanidad pudiera arribar a un Estado en que ya no sería esclava de la necesidad ni sufriría la penuria. En textos como "Principios del comunismo" de Engels, pueden encontrase con relación a la educación, pasajes como éste: "La educación dará a los jóvenes la posibilidad de asimilar rápidamente en la práctica todo el sistema de producción y les permitirá pasar sucesivamente de una rama de la producción a otra, según sean las necesidades de la sociedad o sus propias inclinaciones. Por consiguiente, la educación los liberará de ese carácter unilateral que la división actual del trabajo impone a cada individuo. Así, la sociedad organizada sobre bases comunistas dará a sus miembros la posibilidad de emplear en todos los aspectos sus facultades desarrolladas universalmente. Pero, con ello desaparecerán inevitablemente las diversas clases. Por tanto, de una parte, la sociedad organizada sobre bases comunistas es incompatible con la existencia de clases y, de la otra, la propia construcción de esa sociedad brinda los medios para suprimir las diferencias de clase." De este se desprende una condición imprescindible para que la educación pueda transformarse en un vehículo para el desarrollo de las potencialidades humanas: la desaparición de la sociedad dividida en clases, lo cual sólo puede ser posible una vez que el proletariado ha derribado el poder de la burguesía y le ha arrebatado el control de los medios de producción, con lo cual la posibilidad de desarrollar el "reino de la abundancia" descansa sobre bases objetivas materiales.
A. 11-02-10
[1] Ver los siguientes artículos en nuestra prensa escrita o en nuestro sitio web www.internationalism.org [6]: "Referendum del 15 de agosto: Los trabajadores no deben escoger entre el verdugo Chávez y los verdugos de la oposición" Internacionalismo N° 53, octubre 2004, "El socialismo chavista: nueva forma de redistribución de la miseria, Internacionalismo N° 54, mayo 2005, ´Indigenismo y "socialismo siglo XXI': sólo la lucha del proletariado podrá liberar a la humanidad de la barbarie del capital, Internacionalismo N° 55, octubre 2005, "Una ideología al servicio de la burguesía: el pretendido carácter "marxista" del socialismo siglo XXI".
[2] Chávez, Adam (diciembre, 2008) Ley para la Educación Liberadora. Revista Cuadernos y Caminos, N°2.
[3] Utilizamos el término ideología, basándonos en lo expresado en nuestro folleto Organización comunista y Conciencia de clase, con relación al sistema de ideas que históricamente va construyendo la burguesía para afirmarse como clase política y económicamente dominante: "La clase dominante justifica así y declara inamovible la nueva división de la sociedad en clases. Se oculta la realidad de la explotación, los intereses particulares de una minoría explotadora son presentados como los intereses de todos y la condición del progreso. La división del trabajo en manual e intelectual determina entonces la creación de una capa especializada en mantener y exponer esas ideas de la clase dominante". p.9 Nada que ver con los términos "ideologizar" e "ideologización" que utilizan las facciones del chavismo y la oposición para atacarse mutuamente.
[4] Concebimos la decadencia capitalista como un período en el que el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad es trabado históricamente por las relaciones de producción, se habría agotado para el capitalismo la posibilidad de encontrar, en términos globales, nuevos mercados capaces de dar salida a sus mercancías; este hecho se hizo patente con la I guerra mundial la cual expresó la lucha entre las principales potencias para producir un nuevo reparto de mercados, apoyadas en la fuerza de las armas, destruyendo sistemáticamente un porcentaje importante de las fuerzas productivas ya creadas. En adelante, la profundización de la crisis económica y la agudización de la competencia, llevará a las diferentes burguesías del mundo a aplicar permanentemente reducciones de costos de producción, entre ellos fundamentalmente el salario.
[5] En nuestro folleto Nación o Clase establecemos algunos argumentos que pudiéramos correlacionar con la situación actual: "Esto no quiere decir que las burguesías locales sean siempre puros títeres en manos de las grandes potencias. Las burguesías locales tienen también intereses particulares y tales intereses son también imperialistas. Además de ser agentes de los grandes imperialismos, aceptando su influencia , armas y ‘ayudas', las burguesías locales necesitan crearse su pequeña parcela imperialista para dar salida a sus propios intereses expansionistas. En la época del capitalismo decadente toda nación es siempre imperialista."
[6] En Venezuela y de forma similar en el resto de Sur América, aparece a principios del siglo XIX en el marco de las guerras de emancipación hispanoamericana la ideología independentista, según la cual la fundación de las nacientes repúblicas, necesitarían el desarrollo de una ética y una moral inspirada en el pensamiento ilustrado europeo, cuestión que contribuiría a romper con la mentalidad colonial española y con las instituciones que le eran naturales, fundada en la religión católica, lo que haría a los hombres "libres e iguales", siguiendo la proclama de la Revolución francesa. En este sentido, la llamada "educación republicana" estaría en el centro de ese cambio de mentalidad. Esta idea fue cultivada posteriormente y devino en lo que se ha llamado "bolivarianismo", cambiando con el pasar del tiempo el objeto del cual habría que "liberarse", en este caso del imperialismo americano. Chávez ha utilizado la figura y las ideas de Simón Bolívar como "fuente de inspiración moral" frente a la "oligarquía corrupta", argumento que lo catapulto como candidato y posterior presidente de la República.
[7] El «foquismo» es la más pura expresión de ese voluntarismo, donde las condiciones históricas y la comprensión de éstas son suplidas por el deseo y el «heroísmo» de una minoría. Las condiciones subjetivas (la conciencia de la necesidad de la revolución), según el manual guevarista, «se crean mediante la lucha armada que va haciendo más clara la necesidad del cambio (y permite preverlo) y de la derrota del ejército por las fuerzas populares y su posterior aniquilamiento», el «foco insurreccional» crea las condiciones. Este simplismo hace eco en la impaciencia pequeño burguesa y en el activismo sin principios que se comen las uñas por «entrar en acción», por «hacer algo», no les importa si ese «algo» ¡va en sentido contrario a sus deseos! Correo del lector: Guevarismo, una ideología contrarrevolucionaria. Revolución Mundial (noviembre-diciembre 2005).
[8] Con relación a las misiones educativas (Misión Robinson I y II, Misión Ribas, Misión Che Guevara), José Luís Farías, ex presidente de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional, ha señalado con base a las estadísticas del Ministerio del Poder Popular para la Educación, el "fracaso del sistema escolar para captar la demanda de estudiantes y la caída brutal de las matrículas de las misiones educativas", agregando de seguido que: "el gobierno cometió un fraude a la nación y a los pobres de forma espantosa. Se está jugando con la ilusión de la gente. Se evidencia que son sólo anuncios y no realidades." Muestra también las siguientes cifras: "Se estimaron 104 simoncitos, pero sólo construyeron 7. Planificaron 3 escuelas indígenas y no levantaron ninguna. Se prometieron 291 nuevas aulas de preescolar, pero sólo rehabilitaron 119, se anunciaron 446 nuevos planteles y sólo aparecen 25." Matrícula Oficial descendió el año pasado en 2.536.897 alumnos. El Universal, sección Nacional y Política, 14 de marzo de 2008.
La preocupación real no son los heridos y damnificados: la tragedia de las masas haitianas está en segundo plano. Varios de los países capitalistas que intervienen, principalmente los EEUU, que han llevado a Haití a ser el país mas pobre del hemisferio occidental, ahora explotan los efectos del terremoto del 12 de enero pasado para proseguir su incesante lucha por el control, no sólo de la pequeña y ahora mas hambrienta Haití, sino de la región caribeña.
La masiva intervención de los EEUU a pocos días del terremoto, es la muestra patética del pugilato que tiene lugar en Haití y el Caribe en estos momentos. Los gobernantes de los países del ALBA (Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América), con Chávez a la cabeza, la califican de "invasión"; aprovechan el sufrimiento de la población haitiana para intentar ganar adeptos dentro y fuera de Haití, explotando el antiamericanismo furibundo que caracteriza a los gobiernos defensores del falso "Socialismo del Siglo XXI"; pero también Francia, Brasil y la propia ONU han protestado la acción yanqui.
El terremoto de Haití no sólo fue una sacudida de la placa tectónica del Caribe, sino que abrió un escenario de mayor inestabilidad geopolítica en la región.
¿A qué obedece la inmediata reacción de los EEUU?
Dos días después del terremoto, Obama declara: "Al pueblo de Haití, le decimos con claridad y convicción, no serán abandonados, no serán olvidados", ofrece una ayuda de 100 millones de dólares y todo el poder de su país para respaldar a los haitianos. El 16 de enero, a sólo 4 días del terremoto, la Secretaria de Estado Hillary Clinton aterriza en el aeropuerto Toussaint L'Ouverture de Puerto Príncipe en un avión militar repleto de alimentos y medicamentos, donde firma un "acuerdo de cooperación" con el presidente de Haití René Preval. El 18 de enero EEUU inicia una operación con un despliegue militar que movilizó buques, portaaviones, helicópteros y cerca de 10 mil soldados de sus fuerzas del Comando Sur, Guantánamo (Cuba), Aruba y Curazao, que representa la más importante intervención del imperialismo norteamericano en su "patio trasero" después de la invasión a Panamá en 1989; realmente se trata de una masiva intervención militar, camuflada de ayuda humanitaria. De inmediato asumen el control del aeropuerto, puertos, comunicaciones, de los alrededores del palacio de gobierno, instalaciones estratégicas de la capital Puerto Príncipe y de otras ciudades haitianas. Tal fue el despliegue de fuerzas militares, que muchos pobladores protestaron la presencia de los soldados norteamericanos, diciendo que habían llegado armados hasta los dientes, cuando lo que necesitaban era alimentos y asistencia médica.
Para dar un carácter más "humanitario" a la intervención, junto a las fuerzas militares, enviaron el buque hospital USNS Comfort con capacidad de mil camas; mientras que a lo interno de EEUU, los expresidentes Clinton y Bush simulaban el abrazo entre demócratas y republicanos, promoviendo ayudas y colectas para ganar el apoyo de la población americana a la intervención en Haití.
Esta acelerada y desproporcionada acción de fuerza de EEUU, estuvo dirigida a intentar detener a otros países como Francia, Cuba, Nicaragua, Brasil y Venezuela, entre otros, en su intención de aprovechar la situación de fragilidad del Estado haitiano para ganar espacios geopolíticos en el Caribe. Haití tiene un posicionamiento geopolítico privilegiado en la región: está situado al lado de Cuba, en el propio centro del Caribe y frente a las costa norte de América del Sur; por ello los EEUU actuaron con premura; de no haberlo hecho, la situación se podría revertir en contra de sus intereses en Haití y en la región: el caos reinante, la falta de alimentos y servicios, es una situación propicia para desatar protestas contra el gobierno de Preval, exacerbando las tendencias antiamericanas de las fuerzas a favor del expresidente Jean Bertrand Aristide que han proseguido su actividad desde que éste fue expulsado del país en el 2004, precisamente mediante una acción de los EEUU; fuerzas apoyadas de manera abierta por Cuba, Venezuela y otros países. Una situación incontrolable en Haití desestabilizaría de inmediato a República Dominicana (con quien comparte Haití la isla La Española) y la región del Caribe.
Pero también esta acción de la administración Obama tiene objetivos geopolíticos más ambiciosos: intentar reafirmar ante las burguesías de la región y del mundo que los EEUU sí tienen los medios y están dispuestos a defender sus intereses, sobre todo en su "patio trasero", con la intención de fortalecer la política exterior americana en la región que quedó bastante debilitada después de la administración Bush. Con el aval de Preval y teniendo la justificación de la "emergencia humanitaria", las fuerzas americanas apartaron de un manotazo a las fuerzas de la ONU de la MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití) comandadas por Brasil, de por sí debilitadas por el terremoto. Al controlar los accesos y las comunicaciones, todos los gobiernos y organizaciones que quieran llegar a Haití tienen que pasar por el "filtro" de los americanos. Por eso, los gobiernos de Francia y Brasil mostraron su malestar, pues varios de sus vuelos fueron desviados a aeropuertos de República Dominicana por los controladores aéreos americanos; inclusive algunos vuelos de Brasil tuvieron que ser desviados a Boa Vista, ciudad al norte de ese país.
Guardando las proporciones, la intervención de EEUU en Haití está en línea con la intervención de este país en Honduras, que dio un frenazo al avance de las fuerzas antiamericanas en Centroamérica mediante el golpe de Estado contra Zelaya; con la diferencia que aquella requirió un juego diplomático mas fino para involucrar a otros países de la región mientras el gobierno de Obama maduraba las condiciones para intervenir de manera mas decidida. La intervención en Haití no permitía demora, así que la "urgencia humanitaria" le vino como anillo al dedo a los EEUU para intentar frenar las tendencias antiamericanas.
Sin embargo, la intervención americana de ninguna manera representa mayor estabilidad para Haití ni la región. A nivel interno, las fuerzas opositoras haitianas aguzan y canalizan las genuinas protestas de la población contra el gobierno de Preval, lo que acentuará la ingobernabilidad, que no podrá ser garantizada por las fuerzas americanas y de la ONU. Por otra parte, el establecimiento de la presencia militar de EEUU en Haití por tiempo indefinido, junto con el fortalecimiento de su intervención en Colombia y Centroamérica, no será aceptado de manera pasiva por otras burguesías, de dentro y fuera de la región: las acciones de los países del ALBA, de Brasil y su influencia en la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), que hace pocos días convocó una reunión extraordinaria para coordinar la ayuda a Haití, a la que fue invitado Preval, muestran una acción mas intensa de las facciones burguesas antiamericanas de la región.
La intervención de EEUU en Honduras acabó con la corta luna de miel que intentó Obama con los gobiernos de la región durante la V Cumbre de las Américas celebrada en Abril de 2009 en Trinidad y Tobago, donde mostró la "apertura" de la nueva administración, e incluso llegó a cordializar con Chávez, el paladín del antiamericanismo. La aceleración de las confrontaciones entre los países de la región en búsqueda de mayores espacios geoestratégicos, y la respuesta de EEUU que intenta mantener su hegemonía en su "patio trasero", son una fuente constante de inestabilidad e ingobernabilidad en la región, que no puede detener ninguna burguesía en su lucha de todos contra todos; clara manifestación de la descomposición que domina las relaciones internacionales entre los Estados burgueses. De igual manera, los efectos de la crisis capitalista en la región (que se expresa en la fuerte disminución de remesas provenientes principalmente de EEUU y Europa) serán una fuente de malestar social que indudablemente intentarán utilizar las facciones burguesas que pugnan por el poder.
Derroche de cinismo e hipocresía de la burguesía de las grandes potencias...[1]
Para no quedar tan mal parado ante la abrumadora acción americana, el presidente de Francia, Nicolás Zarkozy, promovió una reunión el 25 de enero en Montreal para coordinar la ayuda a Haití. Los EEUU le tomaron la palabra, ya que es una manera de compartir los gastos de la costosa movilización en Haití: así, la Hillary Clinton participa en la reunión, junto con los cancilleres de Canadá, Francia y Brasil, así como representantes de España, Japón, Argentina, Chile, Costa Rica, México, Perú, República Dominicana y Uruguay.
La reunión termina con una declaración que no puede ser más cínica e hipócrita: "los haitianos son dueños de su destino", se reafirma la "soberanía haitiana", se establece como estrategia garantizar un "desarrollo sustentable" a Haití y reconstruirla en un período de 10 años. Pocos días antes, el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, había llamado a la comunidad internacional a lanzar "una especie de plan Marshall" para Haití. Precisamente, las potencias capitalistas que a lo largo de dos siglos han hecho de Haití el país mas pobre del hemisferio occidental, una muestra de la africanización a pocos kilómetros del país con la mayor economía del mundo, ahora se desgarran las vestiduras y proponen su "reconstrucción" en 10 años. Pura farsa e hipocresía!! De seguro se reconstruirán las edificaciones e instituciones del Estado, parte de la vialidad, hospitales, algunas viviendas, etc.; pero la masa de haitianos que viven en la miseria no sólo se mantendrá sino que ahora ha crecido; de hecho, los desplazados al interior del país por consecuencia del terremoto ya han comenzando a regresar a Puerto Príncipe, pues allí es donde pueden medio sobrevivir.
La "ayuda" americana[T1] se concentrará en lo mínimo necesario para el mantenimiento de sus intereses económicos y geopolíticos. Si la recuperación de Haití no estaba dentro de las prioridades de las potencias capitalistas antes del terremoto, ahora mucho menos, tomando en cuenta la crisis económica que sacude a la economía mundial que afecta a los países mas desarrollados. Por otra parte, los frentes de intervención que tiene EEUU en el mundo (Irak, Afganistán, etc.) representan una fuerte carga económica, que mas bien está tratando de disminuir; por lo que otro "frente de guerra" en Haití no se podrá mantener a largo plazo.
...y también de las potencias menores
No son sólo los EEUU, Francia, Canadá o España quienes aprovechan la tragedia haitiana para mostrar su "humanitarismo", también lo hacen los países de la región: la UNASUR en su reciente reunión extraordinaria del 9 de febrero en Quito, Ecuador, aprobó una ayuda de 300 millones de dólares para Haití; Brasil y Venezuela, que en nada ocultan sus intenciones de aspirantes a potencias regionales, pretenden ser los lideres de la verdadera "solidaridad" con el pueblo haitiano. Para justificarse ante el proletariado y la población, apelan al aspecto "humanitario", mas no dejan de acusar a EEUU como el responsable de la tragedia haitiana; unos de manera "radical" como es el caso de Chávez y su combo del ALBA; otros, como Brasil, que lo hace de manera más diplomática.
Brasil
Brasil es el más afectado por la intervención "gringa"; desde el 2004 comanda las fuerzas de la MINUSTAH en Haití, lo que le permitió ganar algunos puntos en su aspiración de ser un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y cierto prestigio regional. Pero la intervención de los EEUU después del terremoto ha sido una bofetada contra Brasil y la ONU, ya que dejó al descubierto que las fuerzas de la ONU son incapaces de mantener el orden en Puerto Príncipe. De allí los reclamos del canciller Celso Amorim ante los EEUU debido al desvío de aeronaves brasileñas a República Dominicana, y las aclaratorias pedidas a la ONU sobre cuál va a ser el papel de la MINUSTAH ante la avalancha de las tropas americanas.
Lula y la burguesía brasileña no se quedan de brazos cruzados ante el riesgo de perder su influencia en la región; no quieren ser segundones de los EEUU. Por eso han desfilado por Puerto Príncipe el ministro de la defensa, el canciller Amorin, y está previsto que el propio Lula viajará el 25 de febrero próximo; el parlamento brasileño aprobó un incremento de gastos importantes para la misión brasileña en Haití y se enviaron aviones con asistencia humanitaria, médicos y personal calificado para realizar rescates.
Lula, para justificar la intervención brasileña, desarrolla una campaña "light" contra los americanos. En el reciente Foro Social Mundial realizado en Porto Alegre acusó a "los países ricos por la miseria de los haitianos" y defendió las fuerzas de paz que comanda Brasil en Haití pues según él intervienen "sin tener ingerencia en la política o practicar la violencia contra el pueblo de aquel país" [2], en alusión poco disimulada contra la acción de los militares americanos.
La oposición brasileña también aprovecha la situación para atacar al gobierno de Lula; de manera hipócrita denuncia una realidad: se dan recursos importantes para ayudar a Haití, pero no se hace lo mismo para ayudar a los damnificados de las recientes lluvias en Río de Janeiro y otras ciudades, que han dejado un saldo de mas de 70 muertos; que son producto de la falta de atención del Estado brasileño a las poblaciones mas pobres del país, a quienes se les ha permitido desarrollar viviendas en lugares de alto riesgo y a las riveras de los ríos. Los izquierdistas, que tampoco quieren perder figuración, se unen a las acciones de estas facciones de la burguesía brasileña, dentro de ellos los trotskistas del PSOL y el PSTU, y arrecian su campaña para pedir el retiro de las tropas brasileñas de Haití las cuales califican de "fuerzas de ocupación".
Venezuela y los países del ALBA
Chávez y los otros gobernantes que comparten la franquicia del "Socialismo del Siglo XXI" han sido los mas ruidosos para denunciar "la invasión" norteamericana en Haití. Desde el inicio de la misma, han desatado una incesante campaña mediática para acusar al "imperio" de la pobreza del pueblo haitiano y decir que la acción de EEUU está dirigida a detener el avance de las "fuerzas progresistas" en la región; incluso, algunos de sus seguidores han intentado "demostrar" que el terremoto en Haití fue provocado por los EEUU para controlar los recursos energéticos de ese país!! [3]
Por otra parte, han sido muy activos al enviar altos funcionarios a Puerto Príncipe, eso sí, acompañados de sus respectivas "donaciones" tal como lo hizo la Hillary Clinton: el vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera, el presidente Correa de Ecuador, entre otros, han ido a ver con sus propios ojos el "horror de las masas haitianas", defendiendo sin tapujos sus posturas antiamericanas.
La ayuda "humanitaria" de los países del ALBA no es nueva en Haití: desde 1998 Cuba interviene principalmente con a la presencia de médicos, lo que el Granma y los medios izquierdistas celebran como la gran expresión de solidaridad de la Cuba "revolucionaria" con los pueblos. Que cinismo!! Estos medios callan o minimizan las terribles condiciones de salud que vive la población cubana: recientemente murieron de hambre y frío 26 enfermos psiquiátricos (extraoficialmente se habla de 56) del Hospital Psiquiátrico "Mazorra"; las epidemias de dengue hemorrágico y conjuntivitis hemorrágica son recurrentes y diezman a miles de personas. Los avances en la salud, que servían de vidriera para mostrar las bondades de la "Revolución Cubana", se derrumbaron a partir de 1989 con el derrumbe del bloque ruso. Desde inicios de los 90, la burguesía cubana somete al proletariado y la población cubana a racionamientos de alimentos, servicio eléctrico, suministro agua, etc.
La "ayuda" venezolana a Haití ha sido mas copiosa y diversificada en la medida que el Estado venezolano ha arreciado su intervención geopolítica en la región: dentro del acuerdo de "Petrocaribe" le suministra petróleo y derivados con facilidades de pago; así mismo a través de la llamada "Brigada Internacional Simón Bolívar" de la Fuerza Armada Bolivariana ha construido casas, ha organizado la recolección de basura en Puerto Príncipe, realiza campañas de alfabetización y de salud junto con Cuba, etc.. A través de esta "ayuda", en nombre de la "solidaridad con los pueblos" en pos de "la igualdad y la justicia social", ha crecido de tal manera la deuda del Estado haitiano, que Venezuela ha pasado a ser el principal acreedor bilateral con una deuda de 295 millones de dólares (aproximadamente un 25% de la deuda externa haitiana).
Evidentemente la "ayuda" venezolana no es gratuita; detrás de ésta, tal como lo hacen otras burguesías, se exige la preferencia por la importación de productos venezolanos, pero sobre todo alineamiento con la política y los intereses del proyecto chavista. Cuando por algún motivo un país beneficiado con los acuerdos petroleros tiene desavenencias con el gobierno de Chávez, inmediatamente se echa a la basura el discurso de "solidaridad con los pueblos", se presiona el pago de la deuda e inclusive se amenaza con suspender los suministros de petróleo y derivados. Esto ya ha sucedido con República Dominicana (Venezuela es acreedor del 18% de su deuda externa) y Costa Rica; y es posible que así suceda con Haití: aunque Venezuela ha ofrecido condonar la deuda con ese país, hay que ver si este ofrecimiento llega a cumplirse, dado los acuerdos de Preval con el gobierno americano. Como vemos, el "pichón" de imperialista Chávez no tiene nada que envidiar al "gran imperio" cuando éste elimina las "ayudas" a los países no alineados con su política.
Al igual que las otras burguesías del mundo, la venezolana hace gala del mayor descaro e hipocresía al intentar justificar por razones "humanitarias" su ayuda a Haití. Mientras la propaganda de los medios de comunicación financiados por el chavismo a nivel de la región muestran a Venezuela como un paraíso en vías al "socialismo"; capaz de construir casas, recoger la basura, suministrar plantas eléctricas, servicios médicos, etc., a los pobres de otros países; el proletariado y la población venezolana sufren los embates de la pobreza y el abandono del Estado: un tercio de la población vive hacinada o en "ranchos" (favelas) debido a la escasez de viviendas; la salud pública está en suelo, lo que ha facilitado la emergencia de enfermedades ya controladas o erradicadas en el pasado; para completar, el gobierno ha tenido que recurrir al racionamiento de electricidad, justificado por el fenómeno climático "El Niño", cuando en realidad obedece al abandono de los planes de mantenimiento y ampliación de los sistemas de servicio eléctrico, después de haber sido unos de los mejores de América Latina. Igualmente, los altos índices de criminalidad generan constantes protestas en la población: el macabro saldo del 2009 fue de 16 mil homicidios, lo que acumula más de 100 mil muertos en los 10 años del gobierno "socialista" de Chávez (según las manipuladas cifras oficiales), equivalentes a la mitad de los muertos del terremoto de Haití.
Tan sólo algunos sectores de izquierda e izquierdistas (así como intelectuales que reciben beneficios del chavismo, como István Mészáros y muchos otros) son quienes se creen y repercuten los cuentos de camino del "humanismo" del "socialismo" venezolano que pregona Chávez a través de sus constantes discursos. A éstos hay que recordarles que después de 10 años del deslave de 1999 que afectó a las poblaciones que habitaban las riveras de los ríos que desembocan en la zona del litoral central de Venezuela , que dejó miles de muertos y damnificados, las obras de recuperación no están terminadas (ni se terminarán) y muchos de los damnificados sobreviven en barriadas pobres del interior del país o hacinados con sus familiares, mientras otros aún habitan las ruinas de las casas que quedaron de pie; en esa oportunidad el gobierno del "humanista" Chávez (con un año en el poder) no tuvo que preocuparse por sepultar en fosas comunes los cadáveres de esta catástrofe "natural" pues quedaron tapiados por el lodo!!
Después del terremoto de Haití, científicos venezolanos han alertado que "Venezuela ha sufrido sismos de magnitudes similares y mayores al sismo de Haití, por movimientos de la placa del Caribe" y que "más de la mitad de la población venezolana habita en viviendas autoconstruidas que carecen de capacidades sismorresistentes, similar a la situación de Haití, y más del 70% de la población vive en zonas sísmicas" [4]; situación que es del conocimiento de la burguesía venezolana en su conjunto, tanto oficialista como opositora. De suceder un terremoto similar al de Haití, de seguro se echaran las culpas oficialistas y opositores, o culparan al "imperialismo yanqui", para ocultar el hecho que a la burguesía nada le importa la vida de los proletarios y las masas depauperadas.
¿Cuál futuro para Haití?
Hoy Haití "está de moda"; es la vedette para la burguesía mundial; todos los gobiernos del mundo prometen ayudarla. Las campañas mediáticas que desarrollan cada uno de los Estados que intervienen (exhibiendo alimentos, medicinas, personal, equipos médicos, etc.), lo que hacen es explotar la genuina solidaridad de la población con las masas haitianas desamparadas. De esta manera, la burguesía pretende justificar ante el proletariado y la población los gastos que ocasionan estas "ayudas", que también son necesitadas por las masas empobrecidas de los propios países donantes.
En pocos meses, cuando merme el flujo de alimentos, las masas haitianas continuaran rumiando el hambre que padecen desde hace décadas. Lo del terremoto, los miles de muertos, damnificados, heridos y mutilados pasarán a formar parte de las estadísticas de las catástrofes "naturales" que han sacudido al mundo en los últimos tiempos.
El proletariado mundial no puede olvidarse de los sufrimientos del proletariado y las masas haitianas. Haití es una vidriera que exhibe los sufrimientos a que es capaz de someternos el capitalismo agonizante; es la vidriera "occidental" que nos muestra que el capitalismo no puede ofrecer una vida digna a las masas proletarias y excluidas sociales.
La catástrofe haitiana es la catástrofe del capitalismo. Es un llamado al proletariado a luchar y desarrollar la revolución proletaria para acabar de una vez por todas con la barbarie a que nos somete la burguesía, tanto de derecha como de izquierda.
Internacionalismo
11/02/10
[1] Ver artículo publicado en el site de la CCI "Terremoto en Haití: Los Estados capitalistas son todos unos carroñeros" https://es.internationalism.org/ccionline/2010_haiti [8]
[2] Ver en www.inforel.org [9] el artículo en portugués "Lula confirma viagem ao Haiti" 27/01/2010
[3] Ver varios artículos al respecto en www.aporrea.org [10]
[4] Ver periódico Tal Cual, 22 de enero de 2010
[T1]unasur lo superara
"Guayana es un polvorín"; esta frase la repiten con frecuencia representantes de la burguesía, dirigentes de partidos políticos y sindicatos, tanto opositores como oficialistas; así se refieren unos y otros a las luchas y movilizaciones que realiza la clase obrera en Ciudad Guayana (también conocida como "Zona del Hierro"), expresión del malestar que existe en la clase obrera venezolana debido a los incesantes ataques contra sus condiciones de vida.
La región de Ciudad Guayana[1] tiene una de las mayores concentraciones obreras del país, con más de 100 mil trabajadores que laboran en las llamadas "Empresas Básicas" que producen y procesan el hierro, acero y aluminio; incluidos un número importante de trabajadores de pequeñas y medianas industrias que prestan servicios a esas Empresas.
El conjunto de la burguesía venezolana sabe que Guayana es una zona de cuidado. Desde los años 60 el proletariado guayanes ha mostrado su combatividad; una de las luchas mas significativas se dio a finales de los 60 cuando los obreros de la acería SIDOR (Siderúrgica del Orinoco, una de las mas importantes de América Latina para esa época) confrontaron al Estado y a la principal federación sindical de entonces, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV). En esa oportunidad, obreros del hierro enardecidos se desplazaron mas de 600 Kms. desde Guayana a Caracas para protestar frente a la sede de la CTV, cuyas instalaciones fueron quemadas por los huelguistas.
El propio gobierno de Chávez vivió en carne propia la combatividad obrera en mayo de 2001, cuando los trabajadores de SIDOR realizaron una huelga de 21 días[2] debido a que la patronal se oponía a discutir el contrato colectivo ya vencido; situación que obligó al sindicato de la acería SUTISS[3] y a la CTV a unir esfuerzos para que el conflicto no se extendiera a otras empresas de la región. Tal fue la contundencia del conflicto, que el propio Chávez, para mostrar la cara "obrera" de su gobierno, no le quedó más remedio que alabar el éxito de la huelga.
A partir de 2002, tanto en Guayana como a nivel nacional, el proletariado fue inducido progresivamente en las redes de la polarización política, debido principalmente a la acción de los sindicatos controlados por la CTV, que se oponían a Chávez, así como por los sindicatos que apoyaban el proyecto chavista (dentro de ellos los de tendencia trotskista) que comenzaban a tomar fuerza. De esta manera, la burguesía forzó una paz laboral, llevando al proletariado a un terreno completamente ajeno al de sus intereses, creando división en sus filas y debilitando la solidaridad obrera.
Pero a partir de 2007, a la par que los obreros petroleros, el proletariado de Guayana retoma las luchas, que muestran los intentos del proletariado venezolano de buscar su identidad de clase a través de un posicionamiento de sus luchas en el terreno de sus reivindicaciones. Ante el auge de las luchas obreras, el gobierno de Chávez, con el apoyo de los sindicatos, decreta la nacionalización de SIDOR en marzo de 2008, celebrada con bombos y platillos. Sin embargo, la trampa de la nacionalización, aunque aminoró las movilizaciones obreras por unos meses, no detuvo el malestar laboral: los obreros mantuvieron la presión por la firma del contrato colectivo; los trabajadores tercerizados de las contratistas de la acería se movilizaron por ingresar en la nómina de trabajadores fijos, donde se dieron expresiones de solidaridad entre trabajadores fijos y contratados, inmediatamente atacadas y desvirtuadas por el gobierno y los sindicatos. Jubilados de SIDOR, así como trabajadores de las empresas del aluminio, de la extracción del hierro y del sector eléctrico realizan varias movilizaciones en el 2008 exigiendo reivindicaciones laborales y el pago de deudas pendientes[4].
Pero fue durante el 2009 que las luchas se dieron con más contundencia:
-en julio los trabajadores del sector aluminio iniciaron movilizaciones que se prolongaron por una semana; exigían el pago de los intereses de las prestaciones sociales, un importante pago que se da a los trabajadores a mediados de año. El gobierno propuso el pago fraccionado en varias partes, lo que generó la ira de los trabajadores quienes se movilizaron a las oficinas de la CVG (Corporación Venezolana de Guayana); lo que obligó al gobierno a cancelar los intereses sólo en dos partes.
-a pocos días después de esta movilización, la muerte de un obrero de SIDOR en un accidente laboral generó un paro de 24 horas en la acería; los trabajadores exigieron mayores inversiones para arreglos en la acería pues el accidente se debió a falta de mantenimiento en las instalaciones.
-también ese mismo mes los trabajadores de SIDOR realizan movilizaciones de calle en Ciudad Guayana para exigir el pago de las ganancias líquidas de la empresa, bono que reciben los trabajadores a mediados de año y que la empresa incumplió.
-en agosto comenzó en Ferrominera Orinoco (empresa extractora de mineral de hierro) una paralización que se extendió por 16 días en Ciudad Piar. La protesta se desató con mayor fuerza en el cerro San Isidro, donde los trabajadores se mantuvieron firmes en reclamo por bonos, retroactivos e implementos de seguridad, todos beneficios contractuales de la recién firmada contratación colectiva. Durante los 16 días, el gobierno y la directiva de la empresa mantuvieron un "black out" sobre la huelga. Un mes después es apresado el secretario general del sindicato de Ferrominera junto con 10 trabajadores.
-en octubre fueron apresados varios trabajadores y dirigentes sindicales de la CVG, cuando protestaban ante el Ministro de las Empresas Básicas, Rodolfo Sanz, exigiendo el suministro de uniformes de trabajo y otros beneficios contractuales.
-en diciembre los obreros de SIDOR realizan un paro de ocho horas por el retraso en el pago de las utilidades de fin de año; también los trabajadores de las Empresas Básicas Carbonorca, Bauxilum y Alcasa, reclamaron ante el retraso en el pago del salario y las utilidades.
-a lo largo de 2009 se dieron varias protestas de los cooperativistas de Ferrominera Orinoco y Bauxilum; también lo hicieron trabajadores tercerizados de Matesi, empresa nacionalizada por el Estado a mediados de 2009.
Ante estas movilizaciones obreras, las cuales no pudieron ser aplacadas por los burócratas del gobierno ni por los sindicatos, tuvo que actuar el propio Chávez como apaga fuegos: en marzo de 2009 desde Ciudad Piar fustigó a los obreros de las Empresas Básicas acusándolos de querer ser "ricos" y "privilegiados", intentando mal ponerlos ante otros trabajadores y los pobladores de la región con la intención de desmoralizarlos, tal como lo hizo con los petroleros en 2002[5]. Pero este amedrentamiento no detuvo las protestas, así que tuvo que volver a Guayana dos meses después, esta vez "elogiando" a los trabajadores, como una forma de ganarlos para apoyar el "Plan Guyana Socialista", que supuestamente pretende sacar de la crisis a las empresas de la región.
La crisis del capitalismo, ante la cual Chávez dijo que Venezuela estaba "blindada", ha puesto en una situación difícil al Estado, pues la baja en el precio de las materias primas que se observó a partir de 2008 limitó los ingresos y mostró una realidad que se intentaba ocultar: las Empresas Básicas prácticamente están en quiebra, son una pesada carga para el Estado debido a la baja productividad ocasionada por la obsolescencia y la falta de mantenimiento de las industrias. Como es de esperarse, son los trabajadores quienes llevan la peor parte a través de la negativa del Estado de discutir los contratos colectivos que rigen salarios y beneficios, el retraso en el pago de sueldos y salarios, e incluso la amenaza de despidos. Al igual que lo hacen la burguesía a nivel mundial, se utiliza la crisis para desmejorar y precarizar la fuerza de trabajo. Para completar, desde finales de 2009 se ha utilizado el racionamiento en el servicio de electricidad, para limitar la producción de hierro y aluminio, presionando a parte de la plantilla a tomar vacaciones forzadas y creando una situación de angustia e inseguridad entre los trabajadores. Presionado por las movilizaciones obreras, el Estado se ha visto forzado a firmar algunos contratos colectivos, pero es frecuente el retraso en el cumplimiento de los pagos, lo que a su vez es una fuente permanente de malestar obrero.
Se observa que la crisis mundial del capitalismo y sus efectos en Venezuela se ha transformado en un factor que incrementa las luchas obreras, ya que reduce los ingresos del Estado y por ende el margen de maniobra de la burguesía nacional quien ineludiblemente intenta descargar la crisis sobre las espaldas de los proletarios. Los sindicatos de las empresas de Guayana, en su mayoría oficialistas, pierden rápidamente credibilidad entre los trabajadores; los intentos de poner a las masas de la región en contra de los obreros (a través de los Consejos Comunales) han fracasado, pues en su mayoría están conformadas por familias proletarias cuya subsistencia depende de los obreros que en su gran mayoría precisamente trabajan en las Empresas Básicas. Debido a la alta concentración obrera y a la resistencia demostrada por los trabajadores, a la burguesía no les fácil recurrir al desempleo masivo pues podría ser fuente de un estallido obrero y de revueltas de la población.
Este cuadro ha llevado a una situación de impasse en la región, donde la burguesía no puede aplicar sus planes a su antojo, y el proletariado por los momentos no tiene la fuerza de imponerse sobre el Estado. Por eso Guayana es una "olla de presión" que en cualquier momento puede reventar.
Guayana ha sido un laboratorio para el chavismo, en su intención de precarizar la fuerza de trabajo de la región; viejo anhelo de la burguesía venezolana. Después de haber desmejorado progresivamente las condiciones laborales de los obreros petroleros, la burguesía requiere hacerlo con los trabajadores de la "Zona del Hierro"; según ellos, parte de la "aristocracia obrera" heredada de los gobiernos socialdemócratas y socialcristianos anteriores al de Chávez.
A mediados de la década pasada se quiso hacer de ALCASA (planta productora de aluminio), la primera gran empresa cogestionada, que serviría de modelo para el resto de las empresas del país. Realmente lo que se perseguía era precarizar las condiciones de trabajo de los obreros del aluminio, mediante la aceptación por parte de éstos de los supuestos "valores del socialismo"; es decir, trabajar mas y percibir menos salarios; algo así como la llamada "emulación socialista" promovida por las burguesías de los países del exbloque "socialista", cuyo principal portavoz en Cuba fue el Che Guevara[6]. Pero los obreros de ALCASA no se tragaron ese cuento, no aceptaron la desmejora en sus condiciones y beneficios laborales, y la cogestión en el aluminio simplemente fracasó.
Algo parecido intenta hacer el gobierno con el "Plan Guayana Socialista", que se basa fundamentalmente en el "control obrero de la producción" a través de los Consejos de Trabajadores[7]. Ante la crisis de las Empresas Básicas, el chavismo toma la consigna del trotskismo del control obrero, que le viene muy oportuna a la burguesía ante la crisis actual, pues llevaría a los obreros a aceptar la precarización de sus condiciones de trabajo para intentar salvar empresas; es por ello que el Plan propone la abolición de "la búsqueda de una maximización de la ganancia individual a nivel personal...". Quienes lideran este proceso son el PSUV y los sindicatos de las empresas, en su totalidad afines al proyecto chavista.
Los sindicatos trotskistas, ahora disidentes del chavismo, denuncian este Plan por no tratarse de un control obrero "auténtico", pues el Estado sigue siendo el patrón. En este sentido contribuyen a entrampar a los obreros en la dinámica de defender los intereses del capital nacional, al proponerles salvar las empresas a través de un verdadero control obrero de las industrias; es decir, mediante una verdadera auto-explotación de los propios trabajadores donde los burócratas del Estado sean sustituidos por obreros (obviamente, de preferencia de tendencia trotskista).
Pero tampoco los obreros se comen fácilmente estos cuentos de camino: después de promulgado el Plan en junio pasado han proseguido las luchas y movilizaciones por exigencias salariales. Situación que ha forzado al Estado a firmar algunos contratos colectivos, y a los sindicatos oficialistas a intentar desviar el malestar obrero hacia una lucha contra la burocracia, que según ellos sería la que "impide la participación obrera"; incluso han apoyado acciones promovidas por sindicatos disidentes para no quedar tan mal parados. Este contexto le ha sido propicio a tendencias sindicales "anti-chavistas" como los trotskistas de CCURA[8], quienes se presentan ante los trabajadores como sindicatos no encuadrados ni por el oficialismo ni la oposición. La acción de éstos, junto con el sindicalismo chavista y controlado por la oposición, contribuye a crear una situación de confusión, división y de pérdida de perspectivas dentro del importante contingente proletario de Guayana: de manera inequívoca hacen un buen trabajo a favor de los intereses del capital nacional.
Ante la persistencia de los obreros en luchar por sus reivindicaciones, el gobierno ha procedido a recrudecer la criminalización de las luchas, detención temporal de trabajadores, amenazas de despido, cuando no recurre a la represión abierta. Estas acciones del Estado, acompañadas de la acción sindical, han llevado a que las protestas amainen a comienzos del 2010. Sin embargo en Guayana se vive una calma tensa, una calma forzada, que en cualquier momento puede estallar.
Los ataques de la burguesía venezolana contra el trabajo, están llevando al proletariado de Guayana a posarse sobre el terreno de clase, que está dando muestras de que no está dispuesto a sacrificarse pasivamente en aras del proyecto burgués del "Socialismo del Siglo XXI". Parece que con la aceleración de la crisis del capital, el proletariado está recuperando su combatividad.
El proletariado de Guayana, así como el conjunto de la clase obrera, no tiene otra opción: o prosigue la lucha contra los ataques del capital (sea estatal o privado), o éste se impone con la precarización laboral y la pauperización para ellos y sus familias. La acción de los sindicatos (esos falsos amigos; auténticos defensores del capital nacional), el corporativismo; el cooperativismo, el control obrero y la cogestión, que pretenden encerrar a los obreros en "sus" empresas, son factores que obstaculizan el camino y desvían las luchas del terreno obrero. La respuesta a estos y otros obstáculos que pone la burguesía, la propia lucha obrera ha dado los medios para contrarrestarlos: la realización de asambleas, donde se expresen las bases obreras; la extensión de las luchas y la búsqueda de la solidaridad de clase no sólo en las empresas de Guayana sino a nivel nacional, inclusive internacional.
En Guayana se dan las condiciones para que se desarrolle y fortalezca la solidaridad entre los obreros y la población, ya que la mayoría de los habitantes tienen algún familiar que labora en las empresas de la región. Si el proletariado de Guayana logra mantenerse en pie de lucha, pese al acoso de gobierno, partidos y sindicatos de todas las tendencias, será ejemplo para los proletarios del resto del país ya que mostrará su fuerza cuando se expresa como una clase unida; de esta manera sus luchas se integrarán a las que está iniciando el proletariado mundial en Grecia, España, Francia, Perú y otros países.
La tarea de las minorías mas politizadas de la clase es intervenir con todas sus fuerzas en el proceso de luchas que ha iniciado el proletariado en Guayana y en todo el país; su tarea es denunciar y desmontar las trampas y obstáculos que coloca la burguesía en el camino de toma de conciencia de la clase obrera; destacando que el proletariado guayanés y venezolano no está solo en esta lucha, ya que su lucha forma parte del aun incipiente movimiento que inicia el proletariado a nivel mundial.
Internacionalismo
6/3/2010
[1] Situada en el estado Bolívar, al sur de Venezuela, está conformada por las ciudades de Puerto Ordaz y San Félix; su población es de 450 mil habitantes aproximadamente, en su mayoría conformada por familias proletarias.
[2] En ese entonces la participación del capital estatal en la acería era minoritario, siendo mayoritario el capital privado del consorcio argentino Tchint.
[3] Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y sus Similares (SUTISS) controlado en ese entonces por el partido de centro izquierda La Causa R.
[4] Ver al respecto el artículo "El estado burgués de Chávez arremete contra los trabajadores del hierro" (https://es.internationalism.org/node/2230 [13])
[5] En esa oportunidad Chávez no pudo ocultar su ira contra los trabajadores: "Vamos a aprovechar para limpiar las empresas de la CVG. Si amenazan con parar que paren, ya yo veré qué hago, pero ya yo pasé por el paro de Pdvsa... el que pare una empresa del Estado está metiéndose con el jefe del Estado" Correo del Caroní, 07.03.2009.
[6] No es casual que una de las Misiones del gobierno se llame "Ché Guevara". Su objetivo, según reza en su sitio en Internet "Es un programa integral de formación y capacitación en oficios productivos, destinado a impulsar la transformación del modelo económico capitalista hacia el modelo socialista...".
[7] Órganos institucionalizados por el chavismo a nivel obrero, inspirados en los Consejos Obreros de Rusia.
[8] Ver en esta misma revista el artículo: "Venezuela: Correo del Lector. Los trabajadores inician la lucha, los sindicatos la sabotean".
El régimen de Chávez nunca ha ocultado sus simpatías con regímenes de corte dictatorial como el de Gadafi, que ha sometido al proletariado y a la población libia por mas de 40 años a penurias, represión y muerte. El "Socialismo del Siglo XXI" que intenta implantar Chávez en Venezuela se inspira en regimenes como los de Corea del Norte, de Pol Pot en Camboya, de Gadafi en Libia, de Fidel Castro en Cuba o la China de Mao. Regímenes que tienen en común, el haber creado un "desarrollo endógeno" basado en una explotación forzada de la fuerza de trabajo, bajo un férreo control social; liderado por élites que la izquierda llama "progresistas" que toman el control del Estado en nombre de la "liberación nacional", la "autodeterminación de los pueblos" y el "antiimperialismo yanqui".
Los movimientos sociales que se desarrollan desde diciembre pasado en el Norte de África y el Oriente Medio han tenido repercusión a nivel mundial. Estallaron en Túnez y Egipto, y desde allí se regaron como la pólvora. Son la respuesta de las masas explotadas y oprimidas de esa región a la profunda crisis que sacude al capitalismo, que ha llevado a las clases dominantes de esos países (en su mayoría dinastías despóticas) a exigirles más sacrificios y penurias. En estos movimientos ha jugado un papel importante la clase obrera, quien desde hace varios años se ha venido movilizando con protestas y huelgas, principalmente en Egipto y Argelia. Son jóvenes proletarios, afectados por el desempleo y la falta de perspectiva, los que han estado al frente de las revueltas; quienes para manifestarse han asumido métodos de lucha y formas de organización propios de la clase obrera, principalmente las asambleas de calle. En ese sentido, las movilizaciones que sacuden al Norte de África y el Oriente Medio no sólo son el producto de cambios en el mundo árabe, sino también del creciente descontento social y lucha de clases a nivel internacional[1].
Como era de esperarse, las movilizaciones en Túnez y Egipto, que forzaron la salida de las dictaduras de Ben Alí y Mubarck, respectivamente, tuvieron su efecto en Libia. En febrero pasado varios pobladores de la ciudad de Bengasi (la segunda en importancia) y algunos suburbios de la capital, Trípoli, iniciaron protestas contra el régimen de Gadafi; las cuales, al igual que ocurrió en los otros países, fueron duramente reprimidas por las fuerzas militares del estado libio y grupos civiles leales al régimen. A diferencia del giro que tomaron los acontecimientos en Túnez y Egipto, donde el proletariado y el conjunto de las masas explotadas han podido mantener la movilización social pese a toda la represión y manipulación democrática, las facciones burguesas libias han logrado arrastrar al proletariado y las masas libias a una cruenta guerra civil que se ha transformado en una guerra imperialista donde intervienen las fuerzas rebeldes apoyadas por la OTAN y las que respaldan al régimen de Gadafi.
El giro que tomaron las revueltas en Libia se debe principalmente a la debilidad del proletariado libio, expresión del propio atraso del capitalismo libio. El proletariado de ese país no tuvo la fuerza para evitar ser arrastrado por las facciones burguesas confrontadas y de esta manera convertirse en una referencia para las masas explotadas de ese país. Una gran parte de los proletarios que trabajan en la industria petrolera, la principal del país, son inmigrantes de Europa y otros países; quienes, después de intentar algunas huelgas al comienzo de las protestas, no llegaron a identificarse con una "revolución" eminentemente nacional; mas bien, decidieron el éxodo en masa debido al acoso de las fuerzas "rebeldes" a los obreros negros, sospechosos de formar parte de los mercenarios de origen africano al servicio del régimen. En Libia el proletariado y la población se ha visto forzada a tomar parte por uno u otro bando, o a ser presa del fuego cruzado de los bandos en pugna.
Una de las lecciones que arrojan los acontecimientos en Libia para los proletarios del mundo, es la de evitar ser polarizados y arrastrados al terreno de las facciones burguesas que pujan por el poder en tal o cual país. Al final, son los trabajadores y las masas explotadas quienes terminan derramando su sangre en aras de la preservación del estado burgués, que termina siendo controlado por una u otra facción burguesa, o por una coalición de las mismas. Es por ello, que las minorías revolucionarias que militamos en Venezuela hemos insistido en alertar al proletariado venezolano ante la alta polarización que ha existido en el país en los 12 años del régimen chavista, donde se ha acentuado la confrontación entre las facciones oficialistas y de la oposición; polarización que ha ocasionado divisiones en el seno de la clase obrera venezolana, e incluso la muerte de varios proletarios.
El conflicto libio ha servido de escenario para aguzar las confrontaciones entre las facciones burguesas chavistas y opositoras que pujan por el poder en Venezuela. El gobierno "socialista" de Chávez (junto con sus aliados del ALBA[2]), ha sido uno de los pocos en el mundo que ha dado su apoyo al gobierno de Libia. Por su parte, las facciones opositoras al régimen no han perdido la oportunidad para asimilar al régimen de Chávez con el de Gadafi y exigir al gobierno un pronunciamiento a favor de "la defensa de los derechos humanos" en Libia. En respuesta, el gobierno de Chávez ha denunciado a los opositores como "pitiyanquis", acusándolos de apoyar a los EEUU en su intención de "apoderarse del petróleo venezolano", tal como según él pretenden las fuerzas de la OTAN en Libia. El propio Chávez ha declarado: "Si aquí se generara una violencia como la que está ocurriendo en Libia contra el pueblo y el Gobierno, ¿Ustedes creen que el Gobierno se quedaría de brazos cruzados? No"[3].
Es decir, que ante la emergencia de movimientos sociales masivos, tal como se suceden en el Norte de África y otras partes del mundo, la burguesía venezolana no tendría el menor escrúpulo en llevar al proletariado y al conjunto de la población a una confrontación violenta. En tales condiciones, sin ninguna duda el régimen chavista utilizaría sus fuerzas militares y a sus huestes en nombre de la defensa de la "revolución bolivariana", tal como hoy lo hace el carnicero Gadafi en nombre de la defensa del "pueblo libio". Por su parte, las facciones opositoras aprovecharían tal escenario para unir fuerzas con el fin de intentar derrocar al régimen chavista con el apoyo de la "comunidad internacional". He aquí las lecciones que saca la burguesía venezolana de la situación en Libia.
El régimen de Chávez nunca ha ocultado sus simpatías con regímenes de corte dictatorial como el de Gadafi, que ha sometido al proletariado y a la población libia por mas de 40 años a penurias, represión y muerte; no es por casualidad que Chávez haya viajado 6 veces a Libia y el siniestro Gadafi haya visitado a Venezuela en 2009 como invitado de honor[4], en uno de sus escasos viajes a América Latina.
Mas este apoyo no es solamente en el plano ideológico, sino que el "Socialismo del Siglo XXI" que intenta implantar Chávez en Venezuela se inspira en regimenes como los de Corea del Norte, de Pol Pot en Camboya, de Gadafi en Libia, de Fidel Castro en Cuba o la China de Mao. Regímenes que tienen en común, el haber creado un "desarrollo endógeno" basado en una explotación forzada de la fuerza de trabajo, bajo un férreo control social; liderado por élites que la izquierda llama "progresistas" que toman el control del Estado en nombre de la "liberación nacional", la "autodeterminación de los pueblos" y el "antiimperialismo yanqui", para implantar un "socialismo" con particularidades nacionales, regionales y fundamentalistas, como lo pretende Chávez en Venezuela con la ideología del bolivarianismo. En ese sentido, la sustentación ideológica, política y económica de Gadafi expresada en su Libro Verde se da la mano con la ideología del "socialismo bolivariano": no es por casualidad que el PSUV creó recientemente su Libro Rojo[5]. Del régimen libio el chavismo ha calcado algunas enseñanzas: la utilización del petróleo como arma geopolítica; el desmantelamiento progresivo de las fuerzas armadas y la creación de la Milicia Nacional Bolivariana, guardia pretoriana que depende directamente del poder Ejecutivo; polarización de las etnias y la población, entre otras.
Cuando se iniciaron las revueltas contra las dictaduras de Túnez y Egipto, el régimen chavista celebró estos movimientos como el renacer del "socialismo árabe" promovido por el otrora dictador egipcio Gamal Abdel Nasser en los años 50. Es indudable que este apoyo del chavismo a los movimientos en esos dos países se debió a las alianzas de los dictadores Ben Alí y Hosni Mubarack con los EEUU. Pero cuando estas revueltas se extendieron a su aliado Libia, el régimen chavista hizo un giro de 180 grados: dio su apoyo al régimen de Gadafi y justificó la sangrienta represión de sus fuerzas contra la población de Bengasi, ciudad donde se iniciaron las protestas. En esa oportunidad, la televisora de cobertura internacional del gobierno venezolano (Telesur) presentó imágenes de la ciudad de Trípoli para mostrar que el país estaba en calma y que los revoltosos sólo eran unos ladrones y drogadictos apoyados por Al Queda, tal como los calificó Gadafi. De igual manera y sin ningún tapujo, Chávez ha dado su apoyo incondicional al "humanista" Bashar Al Assad de Siria, cuyo régimen ha asesinado a cerca de 2000 personas desde que se iniciaron las protestas en su contra.
El chavismo y la izquierda radical condenan la operación "Odisea del Amanecer" emprendida por las fuerzas imperialistas de la OTAN, criticando la inocultable hipocresía de EEUU y las otras potencias, que justifican su acción con la excusa de "proteger el pueblo" libio de las atrocidades del régimen de Gadafi: ¡Viva Libia y su independencia! dijo Chávez por Twitter cuando las fuerzas de la OTAN iniciaron los bombardeos. Pero esas mismas fuerzas de izquierda que condenan las atrocidades de los bombardeos de los imperialistas de las grandes potencias, nada dicen de las atrocidades cometidas por Gadafi en sus aventuras imperialistas en Sudan y otros países del Magreb, que ha diezmado a las etnias bereberes de la región, entre otras. Para ellos hay "imperialismos de derecha", 100% condenables, e "imperialismos de izquierda" al que apoyan al 100%; para ellos, las atrocidades y masacres de los grandes imperialismos son diferentes de las cometidas por los imperialismos de talla menor de los gobiernos "revolucionarios".
Con la misma hipocresía y cinismo de las fuerzas imperialistas de la OTAN, se comporta el "petit" imperialista Chávez, cabeza de "bloque" de los países del ALBA, quien criticó de esta manera las acciones militares aprobadas por la ONU: "...Son los señores de la guerra. Hay que ver que irresponsables y detrás está la mano de Estados Unidos y sus aliados europeos, en vez de tomar el camino que nosotros [los países del ALBA] modestamente venimos proponiendo...cese al fuego y que se retome el camino de la paz y se acabe la imposición de los poderosos"[6]. Pero el "humanista" y "promotor de la paz" Chávez, tal como lo dijimos, no se quedará de "brazos cruzados" ante las amenazas contra su régimen capitalista que intenta implantar un despotismo sobre la población: en nombre de la defensa de la patria y las amenazas del "imperio", se han armado hasta los dientes comprando armamento militar a Rusia, China, España, etc.[7]; armamento exhibido en el imponente desfile militar del 5 de julio pasado para celebrar el bicentenario de la independencia de Venezuela. Ya sabemos contra quienes se utilizará este armamento y los fusiles Kalashnikov que Chávez pide se le entreguen a la Milicia Bolivariana: no será precisamente contra las fuerzas del "imperialismo yanqui" o contra la eventual agresión de la "oligarquía colombiana"; sino contra la población venezolana, chavista y no chavista, ya que las bombas y la metralla no hará distinción entre unas y otras. Tanto los grandes imperialistas de la OTAN, como los pequeños imperialistas como Gadafi o Chávez, son unos hipócritas y asesinos; son las dos caras de una misma moneda.
Ya el régimen chavista ha mostrado su verdadero carácter de clase burgués frente al proletariado venezolano: las luchas y protestas de los trabajadores contra los ataques a sus condiciones de vida, que se han arreciado con el avance de la crisis mundial del capitalismo, cuando no son reprimidas abiertamente por las fuerzas del Estado o por las bandas de choque promovidas por el gobierno, son amedrentadas o criminalizadas (ver artículos en esta revista). En este sentido, la "revolución bolivariana" responde tal como lo hacen todos los gobiernos del mundo en su defensa de los intereses del capital. De esta situación no escapan otros sectores de la población, que se ven en la necesidad de protestar contra el Estado debido al deterioro de los servicios públicos y el crecimiento de la pauperización, mientras a los altos dirigentes del régimen les es imposible ocultar el crecimiento de su riqueza.
Por su parte, los opositores, de la manera más hipócrita, presentan a diario a través de sus medios de comunicación las protestas de trabajadores y la población; con el fin expreso de mostrarse como los verdaderos demócratas que apoyan al pueblo. Bien sabemos, que de llegar al poder, tampoco dudaran en reprimir las protestas de trabajadores y de la población depauperada.
Es tal el grado de descomposición en las filas de las facciones de la burguesía venezolana, que es impredecible cuál pueda ser el desenlace de su confrontación. En la medida que se acerca la fecha de la contienda electoral por la presidencia, cada bando arrecia sus acciones: el chavismo "radicaliza la revolución" y todo indica que van a hacer lo imposible por mantenerse en el poder (incluso, militares del Alto Mando han dicho que no reconocerían los resultados electorales, de serles desfavorables); por su parte, los opositores agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática, apoyados en los desaciertos y en las debilidades del régimen, se han propuesto sacar a Chávez del poder.
Por las alianzas y ambiciones imperialistas del régimen chavista es posible que, de desatarse una confrontación, en ella intervengan fuerzas de otros países, por lo menos de los países del ALBA; de hecho hay "asesores" cubanos a varios niveles del Estado. Sea así o no, el proletariado debe evitar ser arrastrado a una confrontación donde triunfaría una u otra facción del capital, y él sería el gran perdedor.
Los proletarios y sus minorías mas politizadas, debemos tener presente que no hay salidas a este atolladero ni con la continuidad del régimen chavista ni con las "salidas" democráticas que propone la oposición. De hecho, las facciones opositoras seguirán pidiendo nuestro apoyo, mientras el régimen nos somete a la precariedad y desempleo; en un contexto donde existe la posibilidad que nos masacren como en Libia o Siria, mientras ellos preparan "la transición democrática". La necesidad vital del proletariado es mantenerse en su terreno de clase; mientras el proletariado se mantenga en pie de lucha y unifique sus luchas, se transformará en una fuerza esperanzadora para las otras capas no explotadoras de la sociedad.
Otro aspecto crucial que debemos tener presente es que las "guerras de izquierdas" son también guerras imperialistas a las que el proletariado tiene que oponer una guerra de clases contra la burguesía en cada capital nacional.
Internacionalismo
23/07/11
[1] Ver artículo en nuestro sitio en Internet ¿Qué está pasando en Oriente Medio? /cci-online/201103/3079/que-esta-pasando-en-oriente-medio [14]
[2] Alianza Bolivariana para las Américas, promovida por Venezuela Y Cuba para contrarrestar la influencia del ALCA, promovido por los EEUU. Además de esos países, lo integran Ecuador, Bolivia, Nicaragua y algunos paises caribeños.
[3] El Universal 27/02/11.
[4] Ver artículo "Apoyo de Fidel Castro, Hugo Chávez y Daniel Ortega a Muamar Gadafi - Cuando los capos se dan la mano" en el sitio de la CCI en Internet /revolucion-mundial/201104/3093/apoyo-de-fidel-castro-hugo-chavez-y-daniel-ortega-a-muamar-gadafi-cua [15]
[5] Partido Socialista Unido de Venezuela creado por el régimen de Chávez, quien en su congreso extraordinario de 2010 formalizó su creación con el Libro Rojo.
[6] El Universal 20/03/11
[7] Según cifras del "Stockholm International Peace Reserch Institute" de 2010, Venezuela ha destinado $ 33.346 millones en gastos militares durante el gobierno de Chávez, uno entre los más altos de la región. La compra de armamentos a Rusia ha sido de $ 9.400 millones (casi un tercio de los gastos en armamentos).
Haciendo gala de su retórica populista, Chávez dijo hace algunos años que la crisis no iba "a tocar un pelo" de la economía venezolana, que la crisis afectaba a los países capitalistas, pero no a un país como Venezuela que se encamina al "socialismo". Pero la cruda realidad es que "la terca crisis", de manera implacable, socava las bases del proyecto "socialista del siglo 21". Y no puede ser de otra manera: no hay país en el mundo que pueda escapar a las leyes implacables del modo de producción capitalista. Mucho menos, países como Venezuela, donde las élites burguesas del chavismo pretenden implantar un régimen despótico basado en un modelo capitalista de estado donde el gobierno tiende a controlar todas las instituciones del Estado y todos los órdenes de la vida social, principalmente la economía; transformándose en el mayor explotador de la fuerza de trabajo, como fue el caso en los países que conformaron el exbloque ruso el siglo pasado.
La izquierda y los izquierdistas dan su apoyo incondicional a regímenes como el de Chávez con el fin expreso de que los trabajadores se dejen explotar mansamente por las facciones burguesas "progresistas" y "revolucionarias" ahora en el poder. Por su parte, los sectores burgueses contrarios al régimen, lo califican de "comunista", para de esta manera intentar ganar al proletariado a su proyecto de explotación de "democracia social".
A pesar de las campañas del Estado, que pretenden obviar los efectos de la crisis, ésta ha dejado al descubierto la fragilidad de la economía venezolana: que se sustenta fundamentalmente en los ingresos petroleros; con políticas de capitalismo de Estado a ultranza que han debilitado al capital privado y al propio capital estatal; que prácticamente tiene que importar todo lo que consume; que pretende desarrollar una "revolución" continental, exportando a un alto costo la franquicia del "Socialismo del Siglo 21", que lo lleva a constantes enfrentamientos con los Estados Unidos, su principal cliente comercial[1]. Este conjunto de factores colocan en desventaja a la burguesía venezolana ante la crisis.
Las propias cifras oficiales y de organismos como la CEPAL (Comisión Económica para América Latina) o el FMI, registran la gravedad de la crisis económica: Venezuela, junto con la paupérrima Haití, fueron los únicos dos países de América Latina y El Caribe que no crecieron en el 2010, tercer año consecutivo de decrecimiento del PIB del principal país exportador de petróleo de la región[2]. Mientras el resto de las economías de la región mantienen en su mayoría tasas de inflación bajas o moderadas, Venezuela tiene la inflación mas alta de la región y una de las mas altas del mundo: cada uno de los últimos 3 años ha sido del 27% en promedio y se estima que en 2011 supere el 28%; tasas de inflación que hacen "sal y agua" salarios y pensiones de los trabajadores, así como las ayudas que da el Estado a través de los planes sociales.
Pero la propia gestión económica del régimen chavista y la exportación del "Socialismo del Siglo 21" tiene sus costos económicos:
Al igual que otras economías del mundo, la de Venezuela ha tenido que refugiarse en un crecimiento del endeudamiento del Estado. El crecimiento de la deuda se ha acelerado de manera significativa en el 2011 con la aprobación por la mayoría oficialista de la Asamblea Nacional de una ley que permite al gobierno incrementar el monto de la deuda por mas de 20 mil millones de dólares supuestamente con el fin de financiar la construcción de viviendas (aunque todo indica que es para cubrir los gastos de los planes y campañas en función de las próximas elecciones presidenciales). Aunque la deuda total del Estado, que incluye la de la estatal PDVSA y los préstamos de China y otros países (del orden de 150 mil millones de dólares, equivalente a un poco mas del 40% del PIB) es todavía manejable, los expertos en economía señalan que de seguir el actual ritmo de endeudamiento, se podría llegar a un "default" (imposibilidad de pago del servicio de la deuda) dentro de tres años. En ese sentido, Venezuela en pocos años podría estar como en la situación de Grecia, país que ha requerido del auxilio de los países de la Comunidad Europea para poder pagar los intereses de la deuda; imponiendo a los trabajadores y la población griega un severo plan de austeridad.
El régimen chavista no puede echar atrás su política capitalista de Estado a ultranza, no tiene otra opción sino una "huída hacia delante" para defender los supuestos logros de la "revolución": este año se han arreciado las expropiaciones y presiones sobre la empresa privada con la consigna de "radicalizar la revolución", así como el control de precios, lo que indudablemente agravará la escasez de productos y la crisis económica. Medidas estas que han incrementado de manera significativa el riesgo país, lo que encarece y dificulta las fuentes de endeudamiento externo y aleja la inversión externa e interna.
El comportamiento negativo de la economía, muestra que la crisis mundial del capitalismo ha afectado de manera importante la aplicación del "Socialismo del Siglo 21" y las aspiraciones de la burguesía venezolana de hacer del país una "potencia económica". Todo parece indicar que la burguesía venezolana estaba menos preparada que otras burguesías de la región para enfrentar los embates de la crisis económica mundial, la cual ha puesto al descubierto la fragilidad de la economía venezolana.
Al tiempo que echa mano de cualquier argumento ideológico para sustentar su "Socialismo del Siglo 21", el gobierno de Chávez se ha visto obligado a tomar medidas para apuntalar la débil economía: devaluación del bolívar en un 65% en enero del 2011, después de una devaluación del 100% a comienzos de 2010; atentado permanente contra los salarios y beneficios laborales, como a los planes de alimentación y de salud; aumento de las tarifas del servicio eléctrico, con el justificativo de detener "el derroche de electricidad", lo que afectará de manera dramática el costo de la vida; también se ha considerado el aumento del precio de la gasolina (la mas baja del mundo), del IVA y otros impuestos. Estas últimas medidas han sido pospuestas, debido probablemente a la situación que se vivió en Bolivia en diciembre pasado, cuando el gobierno de Evo Morales después de decretar el aumentó del precio de la gasolina, tuvo que revertir esta medida debido a las protestas que se generaron a nivel nacional, que erosionaron su popularidad de manera importante.
Como una consecuencia de los altos niveles de inflación, los salarios han sufrido un deterioro importante: según la CEPAL y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en términos reales los salarios de los trabajadores venezolanos cayeron poco más de 8% al cierre del primer trimestre de este año con respecto a igual período de 2010, siendo el único país de la región con una caída de los ingresos laborales. Aunque las cifras oficiales señalan una disminución del desempleo colocándolo en 8,1%, esos mismos organismos indican que la tasa en Venezuela, está por encima del promedio latinoamericano. Como en muchos otros países, la realidad es que ha crecido el empleo precario tanto en el sector público como el privado: según un estudio reciente realizado por la Universidad Católica Andrés Bello, un 82,6% de la fuerza laboral venezolana tiene un empleo precario[5]. Pese al empeño del régimen chavista de maquillar las cifras, la realidad es que los niveles de pobreza estructural se han mantenido.
A nivel social, se han debilitado los planes sociales (llamados "Misiones") que se inventó el chavismo para vender "los logros del socialismo", orientados a repartir migajas a los sectores mas pauperizados. Hoy, los planes de salud, educación, distribución de alimentos[6], etc., están en proceso de abandono o muy debilitados. Es un hecho que la totalidad de servicios públicos están en pleno deterioro. Situación, que junto con la escasez casi permanente de varios productos de la dieta básica, el constante aumento de los precios de alimentos y productos de primera necesidad; que principalmente padecen los proletarios y los sectores más necesitados, mientras los grandes jerarcas del régimen y sus allegados no pueden ocultar la opulencia en que viven. Cualquier parecido con algún país árabe o africano no es pura casualidad!!
En este contexto, la situación social también presenta un giro importante: el proletariado de la industria petrolera, que sufrió un duro golpe con el despido de casi 20.000 empleados en el 2003 después del paro petrolero promovido por sectores de la oposición, ha realizado movilizaciones por el incumplimiento de los beneficios contemplados en la contratación colectiva. También importantes contingentes de empleados públicos del sector salud, educación y de la administración central, se movilizan para exigir aumento de salarios y mejores condiciones laborales, después de varios años de vencimiento de sus contratos colectivos. Pero las más resaltantes son las luchas que realizan desde hace más de dos años los trabajadores de la Zona del Hierro en Guayana, al sur del país, que concentra alrededor de 20 empresas básicas del Estado y a más de 100.000 trabajadores. Para tratar de confundir a los trabajadores de esta zona y desviar su combatividad, el gobierno ha intentado varios esquemas de producción "socialista": después de intentar la "autogestión" en ALCAS (empresa productora de aluminio), y realizar la nacionalización de la siderúrgica Sidor, ahora se intenta a toda costa implantar el "control obrero" de la producción, echando mano de forma desesperada a esta bandera trotskista (ver artículo en esta revista).
Esta situación refleja un incremento significativo de las protestas sociales en el 2011, que de seguro superarán las más de 3000 protestas contabilizadas en el 2010, que a su vez superaron todos los récords registrados en años anteriores. Ello supone una erosión importante en el apoyo a Chávez, pues se dan con mayor frecuencia en los sectores mas empobrecidos, su principal base de apoyo. Un ejemplo reciente y patético de estas protestas ha sido la de los familiares de los presos de varias cárceles del país, quienes han sido reprimidos de manera despiadada por las fuerzas del Estado al protestar por el hacinamiento y represión contra sus familiares presos; víctimas de bandas que se han conformado en las cárceles que han creado su propio "Estado" en los penales, armados hasta los dientes en complicidad con las propias fuerzas policiales que los custodian. La barbarie que se vive en las cárceles es la extensión de la barbarie que a diario se vive en todo el país, principalmente en los barrios pobres, que acumula mas de 140 mil asesinatos en los 12 años de "revolución bolivariana"; que con todo descaro Chávez y sus secuaces llaman la "revolución bonita"!!
Las luchas y movilizaciones que realiza el proletariado son el mejor mentís a la supuesta "revolución" que encabezan las nuevas élites burguesas que gobiernan en Venezuela. Sólo la resistencia de los trabajadores contra los ataques del Estado, en la defensa de sus condiciones de vida y basado en las asambleas que tiendan a unir a trabajadores de diferentes sectores, también serán una referencia para esas masas pauperizadas que ya comienzan a perder las ilusiones en las ofertas de chavistas y opositores.
De esta manera, esos movimientos se inscribirán en los que realizan los proletarios y las masas explotadas en el Norte de África, Grecia, España con el movimiento de los indignados, que indican que el sistema capitalista ya no puede ofrecer futuro alguno a la humanidad; que otra sociedad es posible y necesaria: el verdadero comunismo.
Intermo
30/7/11
[1] Las exportaciones a EEUU crecieron 27,7% en el primer trimestre de 2011 con respecto a igual período de 2010, representando el 49% del total de exportaciones de Venezuela. El 97,2% de esas exportaciones fue de petróleo y sus derivados, realizadas por el estado venezolano. Se observa que el "antiimperialismo yanqui" del régimen chavista tiene mucho de retórica, pues los negocios bilaterales fluyen sin problemas.
[2] Es necesario aclarar que crecimiento del PIB de ninguna manera expresa mejores condiciones de vida para la clase obrera y la población. Tenemos el caso de Perú, que tuvo un crecimiento importante del PIB durante el gobierno de Alan García; sin embargo terminó su gobierno con alta impopularidad debido a los altos niveles de pobreza. De alguna manera los pobres "le pasaron factura".
[3] Venezuela exporta alrededor de 500 mil barriles diarios de petróleo o derivados (aproximadamente un 20% de la producción) a varios países de Suramérica, Centroamérica y El Caribe, siendo Cuba el principal de beneficiario con 100 mil barriles diarios, quien paga parte de la factura con médicos y "asesores". Estos acuerdos de exportación generan pérdidas a la estatal PDVSA. Los países beneficiados tienen altas deudas con Venezuela.
[4] Según el Stockholm International Peace Reserch Institute, Venezuela ha destinado $ 33.346 millones en gastos militares durante el gobierno de Chávez. La compra de armamentos a Rusia ha sido de $ 9.400 millones (casi un tercio de los gastos en armamento). El gasto militar habría sido de $114 por habitante en el 2009, el de Brasil 142, Chile 135, Colombia 447.
[5] El Nacional 8/5/11.
[6] Es tal el desorden y la incapacidad del Estado en el área de importación y distribución de alimentos, que entre el 2009 y 2010 se perdieron por descomposición más de 100 mil toneladas de alimentos importados, destinados a suplir los planes populistas hacia los sectores más pauperizados.
El régimen chavista, después de este sacudón, ha decidido "acelerar la revolución bolivariana" asumiendo medidas de mayor control sobre los sectores oposicionistas: expropiaciones de tierras, estatización de empresas privadas, aprobación de leyes para fortalecer aún más el control del Estado sobre la sociedad. Así mismo, las ofertas de mejoras sociales (como la construcción "acelerada" de viviendas), se han multiplicado como nunca antes. Por su lado los opositores, agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), cohesionan sus fuerzas, aprovechan el descontento social para penetrar las bases populares chavistas y preparan su estrategia para intentar desplazar a Chávez del poder, apostando de alguna manera al agotamiento del chavismo debido a la crisis económica y las propias deficiencias de la gestión del régimen.
En medio de este conflicto de las élites chavistas y opositoras por el control del poder, los trabajadores son sometidos al aturdimiento de campañas para tratar de colocarlos a favor de uno u otro bando; mientras viven un deterioro acelerado en sus condiciones de vida, a través de la precarización del trabajo, un deterioro constante de los salarios debido a los altos niveles de inflación, la pérdida de beneficios laborales ocasionada por el incumplimiento de los contratos colectivos de los trabajadores del sector público y privado. Ante esta situación, los trabajadores no se quedan de brazos cruzados: cada día diversos sectores de la clase realizan luchas y movilizaciones, las cuales son criminalizadas y reprimidas por las fuerzas policiales o las bandas auspiciadas por el régimen chavista (ver artículos en esta revista).
Los trabajadores no debemos hacernos ninguna ilusión con estos caimanes del mismo caño disfrazados de "revolucionarios" o defensores de la "democracia social", que compiten por el control del poder y la defensa de los intereses del capital nacional. Debemos enfrentar con la lucha tanto a los burgueses del régimen chavista, como a los de la oposición, quienes, de llegar a gobernar, sin duda continuarán y acentuarán las medidas antiobreras adelantadas por el "socialismo bolivariano".
Un alto grado de descomposición en las filas de la burguesía venezolana
La agudización de la crisis del capitalismo juega un papel importante en la conflictividad política y social, así como en la baja en la popularidad del régimen de Chávez, que de alguna manera se refleja en el mayor número de votos obtenidos por la oposición en las elecciones parlamentarias (ver artículo en esta revista).
Sin embargo, los efectos de la crisis capitalista por si solos no explican el grado de conflictividad y embrollo que se observa en el comportamiento político de las facciones de la burguesía en Venezuela. Tal situación obedece al alto grado de descomposición que reina en el seno del conjunto de la burguesía, que se manifiesta desde hace décadas, pero se ha exacerbado durante los 12 años del régimen de Chávez. En efecto, éste fue llamado por la burguesía en 1998 para intentar poner orden ante el caos que dejaron los gobiernos que le precedieron; por eso se autoproclamó como "salvador de la patria" y se propuso "refundar la República" a través de una Constituyente. Debido al vacío de poder preexistente y a su ascendencia entre las masas más depauperadas que lo perciben como un mesías, toma por asalto las instituciones del Estado y desarrolla una política que excluye a sectores de la burguesía que habían detentado el poder durante casi medio siglo.
De esta manera, se conformaron nuevas elites civiles y militares que ocupan los cargos de la alta burocracia del Estado, que han fracasado en su objetivo de superar los problemas acumulados por los gobiernos anteriores, siendo mas bien su principal interés repartirse el botín de los ingresos petroleros, ocasionando un crecimiento exponencial de la corrupción y un abandono progresivo de la gestión del Estado; situación que junto a la megalomanía del régimen chavista de pretender hacer una "revolución bolivariana" a nivel continental, ha ido poco a poco vaciando las arcas del Estado y acrecentando la conflictividad social y política, que está llevando a niveles de ingobernabilidad mucho peores que los de los años 90. Es esta una de las preocupaciones mayores de varios sectores del capital nacional que en el pasado dieron su apoyo a Chávez y que hoy intentan conformar un equipo de recambio.
Con este fin, las facciones de la burguesía opositora han comenzado una vasta campaña ideológica para preparar una eventual derrota del régimen chavista y una transición a un gobierno de "democracia social". Se trata de concentrar todos los males de la sociedad en la figura del "comunista" Chávez, acusándolo de "destruir la economía", de querer acabar con la propiedad privada para perpetuarse en el poder. De esta manera, partidos, sindicatos, la iglesia, las universidades, etc., se aprestan a desarrollar las armas ideológicas que permitirán, al tiempo de aprovechar el terreno abonado por Chávez con una precarización extrema de la sociedad, aturdir al proletariado con una infame campaña "anticomunista" que consiste en hacer aparecer el régimen burgués chavista basado en un capitalismo de Estado extremo, como la demostración del "fracaso de comunismo", de su inviabilidad y de la vileza de sus métodos cercanos al fascismo.
Sin embargo, es tal el nivel de descomposición que domina el escenario político en Venezuela, que es impredecible el desenlace que puedan tener los acontecimientos. El mismo va a depender de varios factores, entre ellos:
- cuánto pueda avanzar la MUD en su proyecto de cohesionar las fuerzas opositoras y en la penetración de las bases chavistas, debido al conflicto de intereses entre la gran cantidad de partidos y agrupaciones que la conforman;
- hasta qué punto pueda implosionar el régimen chavista, donde el único factor cohesionador es Chávez, ahora enfermo de cáncer. A pesar de la aparente unidad dentro de las fuerzas del régimen, hay competencias entre sectores civiles y militares, así como diversas tendencias dentro del chavismo que podrían eventualmente plantearse como opciones de gobierno;
- se desconoce cuál es la situación real en el seno de la Fuerza Armada Nacional (FAN). Aunque Chávez ha colocado a la cabeza de las fuerzas armadas a militares fieles al proceso y ha formado una "Milicia Nacional Bolivariana" para defender los "logros de la revolución", especialistas del área militar dicen que existen divisiones en el seno de la FAN y que es sólo la minoría de la cúpula militar quien apoya al régimen.
Es evidente que Chávez y su séquito harán todo lo posible por permanecer en el poder; no sólo está en juego la continuidad de la "revolución bolivariana", sino que de ser desplazados por los opositores, éstos de seguro les harán rendir cuenta ante la justicia burguesa. Por ello, miembros del alto mando militar y dirigentes del régimen han declarado públicamente que desconocerían el resultado electoral si resultaran desfavorables a Chávez, lo que desafía la propia institucionalidad burguesa y prepara el terreno a posibles salidas de fuerza.
La agravación de la crisis capitalista mundial es un factor que acelera la descomposición de la clase dominante; pero también abre la posibilidad de que el proletariado entre en lucha abierta contra los ataques de las fuerzas del capital tanto oficialistas como opositoras, unifique sus luchas y plantee su proyecto de sociedad alternativa junto a los proletarios del resto del mundo, tal como se expresa de manera incipiente en los movimientos sociales en España, Grecia, el Norte de África, Oriente Medio, etc..
Estamos en una situación parecida a la que se vivió antes del "caracazo" en 1989, cuando se dieron revueltas que se caracterizaron por la destrucción pura y simple. Las perspectivas de revueltas y de luchas obreras están abiertas; pero en esta oportunidad, las revueltas tienen un potencial de revertirse contra el Estado; y dada la disposición de lucha de las mayores concentraciones obreras del país, donde a pesar de la acción de sindicatos, partidos y demás instituciones del Estado, intentan mantener sus luchas en su propio terreno y organizarse para ello en asambleas soberanas, se abre la posibilidad que los trabajadores puedan romper el cerco de la polarización de las fuerzas burguesas chavistas y opositoras.
Internacionalismo
1/8/11
Para la burguesía nacional, y particularmente para su facción chavista, se convirtió en una prioridad someter a los obreros de Guayana a condiciones de existencias precarizadas, al igual que lo hizo con los trabajadores de la industria petrolera. Ello es así, ya que la reducción de costos, sobre todo de la mano de obra en las industrias básicas de la región productoras de hierro, acero, aluminio, etc., es una necesidad imperativa para afrontar la competencia internacional y debido a la agravación de la crisis del sistema capitalista.
Para lograr ese propósito, tal como ocurrió en la industria petrolera, los obreros de Guayana han sido sometidos a una campaña en la cual son acusados de formar parte de una "aristocracia obrera" que obtiene ingresos y beneficios que la industria no puede seguir cancelando, so pena de llevarla a la quiebra. El camino propuesto es la igualación hacia abajo, es decir, la caída brutal de sus salarios y beneficios, tal como ocurrió con los trabajadores petroleros.
Sin embargo, los obreros de Guayana desde el punto de vista de las condiciones de su lucha representan un reto y un riesgo mayor para la burguesía: su alta concentración, su tradición de luchas, por cierto contra el Estado; y, la amplia existencia de actividades industriales, de servicio y comerciales conexas a este conglomerado industrial, potencia la respuesta de la clase contra los ataques a sus condiciones de vida.
El Estado diseño la estrategia del "Plan Guayana Socialista", a través del cual se implantaría la consigna, por cierto sacada de la jerga trotskista, del "control obrero de la producción". Con ésta han pretendido convencer a los trabajadores que ellos son los que tienen el "control" de la producción, por lo tanto, de su esfuerzo y sacrificio dependerá que las industrias se fortalezcan; y, en consecuencia, no deberían realizar paros o huelgas contra una industria que esta en sus propias manos. La defensa de este Plan constituiría un paso hacia el "Socialismo del Siglo 21"; por supuesto el de Chávez y su camarilla, y no la alternativa que históricamente se ha planteado el proletariado ante la anarquía de la producción capitalista y su decadencia: el comunismo[1].
Es necesario recordar que este Plan fue precedido por el fracasado plan para desarrollar la cogestión en ALCASA, empresa del Estado que se encarga del procesamiento del aluminio. Dirigido por el sociólogo Carlos Lanz Rodríguez, este plan apuntaba a hacer creer a los trabajadores:
Plan fracasado, porque en general los trabajadores, ante el resultado desastroso para sus intereses, no dieron crédito a las bellas palabras con las cuales Carlos Lanz introducía el veneno del sometimiento al estado capitalista y la capitulación a sus reivindicaciones laborales. De esta manera, la resistencia de los trabajadores logró que no funcionara la vitrina que pretendía mostrar el Estado venezolano para vender las bondades de su "Socialismo del Siglo 21" al resto de los trabajadores del país.
El nuevo "Plan Guayana Socialista" que consiste básicamente en:
Fue presentado como resultado de la participación de alrededor de "600 trabajadores representantes de la clase obrera de Guayana" en unas "mesas de trabajo" dirigidas por los actuales "trabajadores-directores" de las empresas básicas, Elio Sayago y Rada Gameluch, entre otros. Este grupo de trabajadores, escogidos entre los que participaron en un proceso de adoctrinamiento sobre el "Socialismo del Siglo 21" y el "desarrollo endógeno", fueron convencidos, además, de combatir a los que se oponen a este plan por supuestamente ser parte de la "aristocracia obrera".
En adelante, se ha tratado de polarizar a los trabajadores entre los que apoyan a los sindicatos, cualquiera sea su tendencia, aun si es del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela, y los que apoyan el llamado "control obrero".
El Estado hace todo lo posible para crear divisiones entre los trabajadores. En primer lugar, creando una polarización entre los dirigentes que defienden los sindicatos y los representantes del "control obrero". También entre los trabajadores que conforman la supuesta "aristocracia obrera", que sólo defienden sus "egoístas intereses", que sólo buscan "mantener o mejorar su salario"; y, por otra parte, los que invitan a los trabajadores a sumarse a los defensores de la patria, a los que defienden las nacionalizaciones como paso al "Socialismo del Siglo 21", a los que no son egoístas y se sacrificaran por "la patria de Bolívar".
Últimamente, el estado ha utilizado todo tipo de bandas, mafias y sicarios para implantar el terror en el seno de los trabajadores. Ello obedece a que las presiones judiciales contra los trabajadores que deben presentarse en los tribunales, no han detenido las acciones de los trabajadores en defensa de sus intereses sino que mas bien se han incrementado. La inefectividad de la llamada "criminalización de la protesta" se ha puesto en evidencia cuando el Estado se ha visto obligado liberar algunos detenidos para evitar la ira de los trabajadores, la cual llevó a sindicatos y sindicalistas afectos al gobierno, sobre todo de la corriente de Maspero (dirigente sindicalista del oficialismo), a apoyar la lucha por la liberación del dirigente sindical Rubén González, afecto al llamado "proceso", encarcelado por varios meses. También, con esta medida, el Estado intentó mostrar su cara "obrerista" y ocultar su vocación de "dictadura totalitaria".
Esta acción ha tenido el efecto de repotenciar a ciertos sindicatos para poder ejercer mejor el control sobre la clase obrera; sobre todo, al tratar de mantenerla atrapada en el corsé corporativo, en la lucha por la defensa de tal o cual cláusula de los contratos colectivos, y la lucha contra la corrupción, cuyo nauseabundo hedor hace insoportable el ambiente laboral.
Por otra parte, se tiende a atrapar a los trabajadores en las luchas intestinas entre las mafias sindicales y defensoras del "control obrero", que a su vez forman parte de los grupos de poder que han formado el Gobernador del Estado Bolívar, los alcaldes, militares y sectores del capital privado, que realizan sus jugosos negocios que contribuyen al hundimiento da las industrias básicas, expresión de la descomposición reinante en todos los sectores y lugares del país.
Si el polvorín proletario que existe en Guayana no ha estallado, ello se debe en gran parte a la polarización y fragmentación de las propuestas que los diferentes "representantes" sindicales, profesionales, estadales que defienden sus feudos, intentan por todos los medios que las discusiones en las asambleas se desvíen de las acciones que el proletariado unido debería tomar para acabar con el caos que existe en la zona. Debemos entonces rescatar las discusiones de las asambleas y plantear en primer lugar la unificación de las luchas
Las nuevas generaciones obreras de Guayana tratan de hacer su propia experiencia de lucha y aprender de las anteriores generaciones de obreros de la región, que enfrentaron de manera decidida al Estado con luchas ejemplares en los años 60 y 70 del siglo pasado. A pesar de todos los obstáculos que impone la burguesía a los obreros de Guayana, están mostrando a los obreros del resto del país y el mundo que están dispuestos a también dar la batalla contra el capitalismo chavista disfrazado de "socialismo".
Internacionalismo
Julio 2011
[1] En su época, Marx prefirió hablar de comunismo y no de socialismo, ya que bajo esta ultima denominación, operaban toda clase de organizaciones y personalidades que no estaban cercanos al campo proletario sino al de las reformas democráticas burguesas. El comunismo del que hablaba Marx y del cual se reivindica la izquierda comunista, significa la abolición del trabajo asalariado y de toda forma de explotación, no la continuación de una camarilla que en nombre de los trabajadores, "el pueblo" o "los excluidos", se posesiona de la maquina del Estado para continuar la explotación de los trabajadores.
Links
[1] http://www.laclase.info
[2] https://provea.org/provea/
[3] https://es.internationalism.org/cci-online/200906/2589/venezuela-el-estado-socialista-de-chavez-nuevamente-reprime-y-asesina-a-los-p
[4] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/venezuela
[5] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/cartas-de-los-lectores
[6] https://world.internationalism.org
[7] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/chavismo
[8] https://es.internationalism.org/ccionline/2010_haiti
[9] http://www.inforel.org
[10] http://www.aporrea.org
[11] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/america-central-y-sudamerica
[12] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/terremoto-en-haiti
[13] https://es.internationalism.org/node/2230
[14] https://es.internationalism.org/cci-online/201103/3079/que-esta-pasando-en-oriente-medio
[15] https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201104/3093/apoyo-de-fidel-castro-hugo-chavez-y-daniel-ortega-a-muamar-gadafi-cua
[16] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/guerra-en-libia
[17] https://es.internationalism.org/en/tag/3/48/imperialismo
[18] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/situacion-economica-2
[19] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/ecuador
[20] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/venezuela
[21] https://es.internationalism.org/en/tag/21/553/socialismo-del-siglo-xxi
[22] https://es.internationalism.org/en/tag/personalidades/hugo-chavez
[23] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/conflictos-interburgueses-0
[24] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/lucha-de-clases-2