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Se cumplen más o menos dos años de legislatura “socialista”», y las turbulencias que se cernían sobre el capital español (ver AP nº 178), no sólo no se han despejado sino que se han visto considerablemente agravadas. Por mucho que el aparato de propaganda pro-gubernamental siga emitiendo – poco importa el color del gobierno -, cual disco rayado, que «España va bien», lo cierto es que el capitalismo español se adentra cada vez más en un período de convulsiones económica y políticas de alcance histórico.
En el terreno económico, el autobombo del Gobierno por haber alcanzado el 8º puesto del ranking mundial, no puede disimular que en la guerra a muerte que libran todas las burguesías nacionales por sobrevivir en la crisis económica del capitalismo mundial, el capital español pierde posiciones a una velocidad de vértigo. Hace sólo 8 años España presentaba un discreto déficit en su balanza exterior (2600 millones de euros). Cuando Zapatero sustituyó a Aznar ese déficit rozaba los 40 mil millones. Con el gobierno “socialista”, la cosa ha ido a peor, y el déficit comercial español ha ido aumentado - ¡a un ritmo de más del 30% anual! - hasta colocarse en la cabeza de los países desarrollados con más déficit comercial (un 7’5% del PIB, más incluso que EE.UU). Si la imparable agravación de la crisis económica mundial, obliga a cada capital nacional a defender con uñas y dientes los mercados solventes en los que vender sus mercancías, el capitalismo español no sólo está perdiendo mercados en el exterior, sino que está perdiendo posiciones en el propio mercado interno.
Como señalamos en el mencionado AP, el capital español está en una especie de tierra de nadie, ya que no cuenta con la tecnología y la productividad de las principales potencias capitalistas, ni con los salarios de los países del Tercer Mundo. Así las cosas prácticamente todos los sectores de la economía productiva española están abocados a una crisis, desde los sectores industriales (en el automóvil, los astilleros, los electrodomésticos, el textil,... se suceden los despidos y los cierres de empresas etc.) hasta las producciones agrícolas, incluso en sectores, como la vid, donde el capital español aún podía competir y que ahora se ve amenazada por las presiones de sus concurrentes. Los ingresos del sector agrícola dependen cada vez más de las subvenciones por dejar de producir que de la propia producción. Las producciones más boyantes del campo en España, son las casas de turismo rural,... ¡o la construcción de campos de golf!, apuntándose a burbuja especulativa inmobiliaria que corroe los cimientos de la economía española, pero a la que éste no puede escapar, como mostramos en el artículo sobre la vivienda de este mismo número de AP.
Y aún tienen nuestros gobernantes la cara dura de decirnos que ese aumento de las importaciones es el resultado de la “bonanza” de la economía de la que “disfrutaríamos” los trabajadores españoles. Todo lo contrario. El FMI, la OCDE, y hasta el mismísimo Banco de España, no cesan de advertir, que lo que está financiando el consumo de los hogares españoles es, pura y simplemente, una bestial escalada del endeudamiento de las empresas y las familias que, en pocos años, ha liquidado el ahorro interno. Si hace dos años la deuda de los hogares representaba el 90% de la renta disponible de estos, hoy es ya del 110%, cuando por ejemplo en Francia sólo alcanza el 35%. Esa tendencia al endeudamiento no es el fruto de la “frivolidad” de los hogares españoles, sino que constituye la única salida, aparentemente “segura” que ofrece el sistema financiero, como ha puesto de manifiesto la reciente quiebra de los fondos de inversiones y de pensiones Fórum Filatélico y Afinsa, que han volatilizado el equivalente al 0’5% del PIB español, y los ahorros de 300 mil familias. Estos “corralitos”, ponen de manifiesto la fragilidad del sistema financiero español, encenagado en la especulación inmobiliaria, y cuyo único “salvavidas” es el respaldo de los, hasta ahora bajos, tipos de interés de la UE. Con el avance de la crisis económica del capitalismo mundial, la tendencia que se va a imponer es la del blindaje de los capitales nacionales más fuertes, sacrificando para ello a los más débiles, recortando las subvenciones (a partir de 2008 al capital español se le acaba una parte importante de los “fondos de cohesión), o exigiendo una austeridad más draconiana, como se ha puesto de manifiesto recientemente cuando ante la petición de Zapatero al Banco Central europeo para que éste no siguiera la escalada de los tipos de interés, la entidad financiera de la UE le respondió pidiéndole que acotara la burbuja especulativa responsable, en gran parte, del aumento de la inflación. En resumidas cuentas ante la agravación de la crisis económica, el capital español está no solamente en una posición mucho más débil, sino también, mucho más subsidiaria de lo que quieran hacer sus competidores. El estallido de una crisis económica flagrante del capital español está servido. Y con ello nuevas y más masivas oleadas de despidos, creciente mengua de los salarios, incremento de la explotación y de la jornada laboral, mayor liquidación del llamado “Estado del bienestar”,...
No estamos hablando de un futuro hipotético, sino de una más grave acentuación de lo que ya se está viviendo en muchas familias obreras:
<!--[if !supportLists]-->· <!--[endif]-->Azotadas por los despidos: cierre de la Braun en Cataluña, privatización de los astilleros, recorte de más de 4000 empleos en RTVE,...
<!--[if !supportLists]-->· <!--[endif]-->Llegando con cada vez más dificultades a final de mes, pues por segundo año consecutivo los salarios reales han crecido por debajo de la inflación, cuando además los aumentos de los tipos de interés hacen que haya que pagar más por los prestamos con los que se ha “disimulado” esa pérdida de capacidad adquisitiva de los salarios. Con la generación de los jubilados teniendo que rehipotecar sus viviendas (la llamada “hipoteca inversa”) para hacerse con un complemento de sus pensiones de miseria. Con la generación de los jóvenes obreros sometida a la precariedad o a contratos indefinidos, a cambio, eso sí de salarios rayanos en la pobreza,...
<!--[if !supportLists]-->· <!--[endif]-->Teniendo que hacer frente a jornadas de trabajo agotadoras que fomentan los accidentes y las enfermedades laborales, como han señalado recientemente los maestros en Cataluña condenados a incrementar su jornada laboral en 1 hora más.
<!--[if !supportLists]-->· <!--[endif]-->Soportando una creciente degradación de las condiciones de vida desde los transportes (como se ha visto en el reciente accidente del metro de Valencia), a la llamada “seguridad” ciudadana, desde un imparable deterioro medioambiental (los atentados urbanísticos que los ayuntamientos de todos los colores políticos están perpetrando cada vez más en las ciudades y también en las zonas de ocio) al deterioro de la sanidad y la educación.
Como señalábamos hace dos años, cuando Zapatero fue encumbrado a gestor de los intereses del capital nacional español, el gobierno “socialista” ha ido perpetrando sucesivos hachazos a las condiciones de vida obreras. Lo que le distingue de Aznar no es el carácter despiadadamente antiobrero de su acción de gobierno, sino el lenguaje con el que pretende embaucarnos para que lo aceptemos. Del “autoritarismo” de Aznar hemos pasado al “talante” y al “consenso” con Patronal y Sindicatos (otros defensores, no menos acérrimos, del interés del capital) de modo y manera que los ataques antiobreros, se presentan ahora como “medidas de sensibilidad social”. Si el gobierno “socialista” ha generalizado la reducción a 33 días por año trabajado de la indemnización por despido, si va a pagar los incentivos a los empresarios para que estos realicen contratos “indefinidos” con cargo a los fondos de la Seguridad Social (es decir a la plusvalía robada directamente a los trabajadores), lo hace con el paripé de la lucha contra la precariedad laboral. Si los trabajadores públicos van a ver amenazados sus salarios haciendo depender una parte de ellos de criterios de “productividad”, (¿cómo se mide la productividad de los trabajadores de la Sanidad o de la educación que tienen que hacer frente a más enfermos o a más alumnos con menos medios materiales y de personal?), y de traslados forzosos, etc.,... se hace con el caramelo de las “prejubilaciones” (perdiendo cuantía de sus pensiones lógicamente) o de la conversión de una parte de empleos precarios (el Estado es el mayor usuario de los contratos temporales) en “fijos”.
El gobierno “socialista” no puede ofrecer otra cosa, porque el sistema social al que sirve, - el capitalismo – no tiene otro futuro que brindarnos que la miseria y la barbarie. Nada distinto podemos esperar de ellos. Sólo otro sistema social, con otras bases (la satisfacción de las necesidades humanas y no el beneficio y la acumulación), con otras perspectivas (la comunidad humana mundial y no la explotación de unos hombres por otros, y el desgarramiento del mundo en la pelea de intereses de cada capital contra sus competidores), puede abrir una esperanza de futuro. La base para la construcción de esa “otra” sociedad es la lucha de los trabajadores contra la explotación. Una lucha que se empieza a desarrollar. Ahí tenemos los ejemplos de Francia o del metal de Vigo en la pasada primavera (ver nº anterior de AP) o las más recientes en la India. En todas partes el proletariado empieza a decir basta frente a unas condiciones de vida cada vez más insoportables. La agravación de la crisis capitalista lo hará cada vez más patente. Eso jugará a favor del desarrollo no sólo de las luchas contra esa degradación de las condiciones de vida, sino también la toma de conciencia de que todos los obreros del mundo tenemos los mismos intereses y el mismo futuro por el que luchar: Derribar el “viejo” orden social que condena a muerte a la humanidad.
Etsoem . 8 de Julio de 2006.