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Los trabajadores estatales argentinos que trabajan en el estado nacional, provincial, municipal, entes antárticos, descentralizados, o empresas estatales se hallan divididos, no sólo como consecuencia de la artificial separación que la constitución del estado burgués de 1853 y sus sucesivas reformas, sino también, que dicha división abarca también a los trabajadores producto del accionar de un aparato estatal al servicio del capital que son los sindicatos.
Es así, que los estatales se hallan afiliados a un ramillete de organizaciones sindicales, y es a través de dicha división artificial generada por el estado burgués y el aparato de dominación burguesa como son los sindicatos, y que está consagrada por la legislación capitalista, como es la ley de asociaciones profesionales, estatutos, etc.
Los sucesivos gobiernos capitalistas han podido aplicar un feroz ajuste a los trabajadores del estado, antes a través de las llamadas “Reformas del estado” y políticas de privatización, que implicó el despido abierto de miles y miles de trabajadores o en forma encubierto a través del mecanismo llamado “retiro voluntario”. La inauguración de las políticas denominadas de reformas del estado significó también a partir de 1991 que se congelaran los salarios de la totalidad de los trabajadores estatales en el ámbito nacional, provincial, municipal, y de los distintos entes estatales.
Cabe destacar que la inflación no se mantuvo inalterable, ya que incluso en el periodo de la llamada convertibilidad hasta el año 2001 los trabajadores sufrieron aumentos en los precios de los productos básicos de alrededor del 60%, y a partir del descalabro de la política económica inaugurada por Menem, el poder de compra de los trabajadores se redujo entre un 30% a 50% según se tratare en dólares o en pesos.
Es así, que todo este período de casi 14 años los trabajadores estatales salvo excepciones en las provincias o en algunos municipios, que se movilizaban por falta del pago de los salarios y bajo la atenta mirada de los sindicatos, protestaban poco y nada, constituyendo los municipales parte integrante de aquella porción que no luchaba, y todo ello con salarios de hambre.
La lucha
Pero producto de la más brutal caída de salario de los trabajadores estatales y aislados de todo aumento de emergencia que el gobierno otorgó - $250- a los privados, y ante el silencio sindical, los trabajadores rompieron amarras con el sindicalismo y comenzaron bajo la mirada desesperada de los sindicatos a reunirse en forma espontánea en asambleas generales de trabajadores, en donde se planteaban que debía participar todos los trabajadores sin distinción de sindicatos, sin importar si están o no afiliados a institución alguna, o si eran de planta permanente o no contratados o no, y allí comenzaron a debatir la problemática salarial, y la necesidad de luchar hasta arrancar los $250- .
Ante esta situación la actitud de los mayores sindicatos estatales de la Ciudad de Buenos Aires, fueron dos, pero si bien con distintos métodos, los mismos se encontraban unidos en el objetivo central, que era agotar las energías obreras, desviar, y destruir la lucha de los trabajadores. Una de las tácticas adoptadas, en este caso por SUTECBA1, era amenazar a los trabajadores con la pérdida de horas extras, beneficios, e incluso con la pérdida del trabajo. La otra de ATE2, era intentar subirse a la lucha planteando planes de lucha meramente testimoniales, como abrazos, marchas y paros de actividades por 24, 48 y 72 horas., pero aislando a los trabajadores de sus compañeros de clase de otros establecimientos, por cierto una vieja táctica de los sindicatos. Pero la persistencia de la lucha y de la acción de los trabajadores motivó que este último sindicato abandonara el “plan de lucha”sin llegar ni tan siquiera a cumplirlo.
Es por eso y a sabiendas que los sindicatos están contra la clase obrera que los trabajadores de los hospitales comenzaron no solo a reunirse en sus lugares de trabajo, sino a intentar generalizar las medidas de lucha hacia otros hospitales y a fomentar la celebración de asambleas generales unificadas de todos los hospitales, bajo la consigna de aumento salarial ya!!!, o ,SIN ATE NI SUTECBA!!!
Algunos hospitales plantearon la necesidad de luchar por el aumento salarial por fuera de los sindicatos, no aceptando ni sus bravuconadas amenazadoras, ni sus falsas consignas ”combativas” llegando incluso a impedir la palabra a los dirigentes sindicales que intentaban sea boicotear la lucha, sea desviarlas en actos simbólicos. Pero solos no significaba aislados en su lugar de trabajo, sino unificando a todos los trabajadores y generalizando la lucha a todos los estatales, en la medida de sus posibilidades.
Prueba de ello lo constituyó que las asambleas que espontáneamente surgían como hongos en todos lo lugares, sectores etc., iban día a día aumentando la cantidad de trabajadores que participaban, planteándose desde el aumento salarial, el rechazo a los ajustes del gobierno, y que bajo el capitalismo no hay solución. Ello sucedió en diversos hospitales y ha marcado un hito entre los trabajadores municipales, históricamente alejados de las luchas obreras, por considerarse como parte de una “aristocracia obrera”, hoy ese falso mito se ha roto por siempre, algo ha cambiado, y las lucha por venir será testigo de ello-
Estas asambleas mandataban a los delegados cuando estos iban a las asambleas o a las reuniones inter- hospitalarias, que no tenían carácter cerrado sino que era abierta y participaban todos los compañeros con voz y voto, y pese a la presión de diversas corrientes político-sindicales, decidieron que ningún representante o delegado podía negociar en nombre de los trabajadores y todo acuerdo debía ser aprobado por el conjunto de los trabajadores.
Viendo el cariz que tomaba la lucha de los municipales de la rama salud de la capital federal, y ante el riesgo de que pudiera extenderse no solo a los trabajadores municipales, sino a los provinciales, nacionales, etc., los sindicatos especialmente ATE suspendió las medidas de fuerza, y el SUTECBA utilizó todo su arsenal para amedrentar a los trabajadores, y engañarlos con supuestos aumentos salariales que el 80% de los municipales no han cobrado, para así poder frenar la lucha que había surgido.
Esta táctica, aunada a las presiones de sanciones disciplinarias y económicas facilitó que la lucha de los trabajadores de la salud se detuviera.
Conclusiones
Los trabajadores deben tener en claro que fue un paso plantear:
- “SIN ATE NI SUTECBA, LAS DECISIONES LA TOMAN LA ASAMBLEA”,
- “LOS SINDICATO SON NUESTROS ENEMIGOS”
- “UNIDAD DE LOS TRABAJADORES SIN DISTINCIÓN ENTRE PERMANENTES Y CONTRATADOS”.
Si bien no hemos logrado el objetivo del aumento salarial, hemos empezado una nueva gimnasia política en la lucha, ya sea planteando la unidad de la clase, sea intentando generalizar la lucha, sea que nos dimos herramientas de lucha, como fueron las asambleas.
No fuimos ciento de miles de trabajadores en lucha, sino unos pocos de miles, pero lo importante es que pudimos experimentar, que la clase obrera es una sola, no hay diferencias entre los trabajadores que están presos a la afiliación a un sindicato, y los que no lo están, no hay diferencias entre contratados y permanentes, todos somos trabajadores, todos tenemos las mismas necesidades y el mismo enemigo común el estado burgués y los sindicatos.
Pero lo mas importante junto a la unidad y a los organismos de lucha, etc., no hemos caído la mayoría de los trabajadores en los cantos de sirena de los izquierdistas con la construcción de listas o agrupaciones clasistas, o de nuevos sellos sindicales, sino que nuestra experiencia practicada dada por la lucha de clases nos ha demostrado que cualesquiera la forma que adopte el sindicato, sea bajo la “burocracia”, sea bajo el “clasismo” estos son irrecuperables para las luchas obreras, y estos últimos por más buena fe que pudieran tener, acabaran siendo absorbidos por el estado capitalista y ser un aparato al servicio de este sistema en descomposición.
Es así que esta lucha de carácter inédita entre los trabajadores hospitalarios, y que muchos no le dan la importancia que se merece, ha marcado un momento muy especial, y es fundamentalmente la generalización de las asambleas de base como herramienta y la constitución de un cuerpo de delegados con mandato y rotativos que actuaron.
Así todas las luchas cuando son lideradas por los sindicatos todas sin excepción acaban en derrotas catastróficas para los trabajadores, es por ello que frente a acciones de la clase obrera por fuera de los aparatos sindicales, con decisiones tomadas en asambleas de base y ampliando las luchas lo más posible al conjunto de la clase obrera, provoca entre la burguesía y los sindicatos ocasionan que las patronales, privadas o estatales se agiten y recurran a o todos los medios posibles a su alcance para derrotar al movimiento
Por ello los trabajadores debemos auto-organizarnos al margen de los sindicatos, crear nuestras propias herramienta de lucha y ampliar la lucha lo más posible al conjunto de la clase obrera. Este camino lo iniciamos, no pudimos concretarlo, pero las ricas lecciones de esta lucha serán una gran experiencia en las nuevas luchas de los trabajadores que están por venir, confiando únicamente en las fuerzas de nuestra clase y no de las de nuestros enemigos y falsos amigos.-
M./N.C.I.
Notas:
(1) SUTECBA SINDICATO UNICO DE TRABAJADORES Y EMPELADOS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES- AFILIADA A LA CONFEDERACIÓN GENERAL DEL TRABAJO-
(2) ATE. ASOCIACIÓN DE TRABAJADORES DEL ESTADO- AFILIADA A LA CENTRAL TE TRABABAJADORES ARGENTINOS- CTA
Comentario
Este texto ha sido producido por los compañeros del Núcleo Comunista Internacional de Argentina que han elaborado unas Pautas Programáticas muy próximas a las posiciones de la CCI y desarrollan actualmente discusiones con nuestra organización y con el conjunto de la Izquierda Comunista en una perspectiva militante e internacionalista.
El valor del texto es doble: por un lado da testimonio de una lucha combativa y rica en experiencias de los trabajadores de los hospitales municipales de Buenos Aires. Por otro lado, es una toma de posición que defiende la unidad de la clase obrera («la clase obrera es una sola, no hay diferencias entre los trabajadores que están presos a la afiliación a un sindicato, y los que no lo están, no hay diferencias entre contratados y permanentes, todos somos trabajadores, todos tenemos las mismas necesidades y el mismo enemigo común el estado burgués y los sindicatos»), apoya sus métodos de lucha y denuncia claramente a los sindicatos. El final del texto es elocuente: «los trabajadores debemos auto-organizarnos al margen de los sindicatos, crear nuestras propias herramienta de lucha y ampliar la lucha lo más posible al conjunto de la clase obrera. Este camino lo iniciamos, no pudimos concretarlo, pero las ricas lecciones de esta lucha serán una gran experiencia en las nuevas luchas de los trabajadores que están por venir, confiando únicamente en las fuerzas de nuestra clase y no de las de nuestros enemigos y falsos amigos».
Hemos combatido –y los compañeros del NCI han participado activamente en este combate- el engaño de ver en las revueltas que hubo en Argentina durante diciembre de 2001 un “movimiento obrero” cuando claramente se trató de una revuelta interclasista sin perspectivas[1]. Hemos recibido por ello numerosas críticas de otros grupos revolucionarios que nos pintaban como “derrotistas” y gente que “despreciaba las luchas obreras reales”. Frente a ello argumentamos que es absurdo agarrarse a una quimera y ver gigantes donde solo hay molinos de viento y señalamos que confiábamos plenamente en las capacidades del proletariado argentino. Hoy, esta pequeña experiencia de la lucha de los hospitales viene a confirmar este planteamiento. No tanto porque sea una lucha espectacular y decisiva sino porque manifiesta cómo el proletariado en Argentina participa de las mismas tendencias que hoy maduran de forma muy lenta y contradictoria dentro de todo el proletariado mundial.
Precisamente desde esa perspectiva queremos precisar un aspecto del texto de los compañeros. En algunos pasajes dicen que « los trabajadores rompieron amarras con el sindicalismo » y que eran sabedores de que los sindicatos están en contra de la clase obrera y que «la mayoría de los trabajadores no confían en los cantos de sirena de los izquierdistas con la construcción de listas o agrupaciones clasistas, o de nuevos sellos sindicales». Efectivamente, existe una tendencia dentro de la clase obrera internacional a desconfiar en los sindicatos y a enfrentarse con sus maniobras, sin embargo, no creemos que se haya generalizado al conjunto del proletariado mundial o de sus hermanos en Argentina. El proletariado tiene que recorrer todavía un largo y difícil camino para recuperar la confianza en si mismo, su propia identidad de clase y la comprensión de que los sindicatos son sus enemigos y que las múltiples variantes del sindicalismo forman parte igualmente del Estado burgués.
Tenemos que hacer un esfuerzo para comprender la relación de fuerzas global e histórica dentro de la que se inscribe cada batalla parcial que libra el proletariado. Una cosa es que una pequeña minoría de trabajadores empiecen a comprender las cuestiones antes enunciadas, otra muy distinta es que dicha conciencia se generalice de forma irreversible a amplios sectores obreros.
Para nosotros, en función de un análisis dinámico de la situación actual de la lucha de clases[2], es muy importante que una minoría de compañeros haya sacado esas lecciones y las haya hecho públicas para que puedan inscribirse en las esfuerzos de lucha y toma de conciencia que de forma todavía muy contradictoria, difícil y minoritaria, están madurando en el proletariado mundial. Eso es lo que ayudará a que se vaya modificando la relación de fuerzas con la burguesía a favor del proletariado.
[1] Ver REVISTA INTERNACIONAL nº 109
[2] Ver artículo en este mismo AP y en la REVISTA INTERNACIONAL nº 117