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A pocos días después de la huelga, el gobierno negó la validez del acuerdo firmado entre sus representantes y los huelguistas, que contemplaba la atención de las reivindicaciones. A través de un furioso pronunciamiento hecho a la prensa y a la población, el presidente Lula acusó a los controladores de “irresponsables” y “traidores” por haber irrespetado las instituciones y a la jerarquía militar: “la personas necesitan saber que, en el régimen democrático, el respeto a las instituciones y a la jerarquía es fundamental” (Folha Online, 5-4-07). Actitud semejante tuvo el representante del gobierno en las negociaciones, el Ministro de Relaciones Institucionales Paulo Bernardo, ex-sindicalista de la CUT – Central Única de Trabajadores. Pronunciamientos que prepararon el camino para el inicio de la represión abierta por parte del Comando Militar de la Aeronáutica, fortaleciendo así la intención de los órganos militares de la burguesía para la aplicación de penalizaciones, inclusive la prisión, contra los elementos mas combativos, como fue el caso al inicio del movimiento cuando dieciocho controladores fueron hechos presos. A su vez, los sindicatos y asociaciones, desde el inicio del movimiento, sabotearon los intentos de movilización de los controladores e hicieron todo para evitar la solidaridad activa con ellos de parte de otros trabajadores, y para desanimar futuras luchas de los trabajadores. Así, la Asociación Brasileña de Controladores de Tráfico Aéreo (ABCTA) en una nota dirigida a los Controladores pedía “paciencia y comprensión” y “juego político”; y, enseguida, en nota pública dirigida a la “sociedad”: “Pedimos perdón a la sociedad brasileña y paz para que volvamos a ejecutar con maestría nuestro trabajo”. De esta manera, intentaron apagar el carácter combativo de una lucha proletaria por la defensa de las condiciones de vida y por la dignidad, que fue ejemplar y demostró al conjunto del proletariado que es posible alzar la cabeza contra la opresión capitalista.
De parte de la CUT, en una clara actitud de que no tiene ningún compromiso en defender los intereses de los trabajadores, fue presentada la siguiente justificación : “La CUT niega tener algo que ver con las entidades representativas de los controladores, sean civiles (Sindicato Nacional de los Trabajadores de Protección de Vuelo), sean militares (Asociación Brasileña de los Controladores de Tráfico Aéreo). Ninguna de ellas está afiliada oficialmente a la CUT. Cerca del 80% de los Controladores son militares.” El presidente de la CUT, Artur Henrique por medio de su asesoría, informó “que no hablaría sobre el asunto porque la entidad no tenía relación alguna con los participantes de la crisis aérea nacional”.
Evidentemente para nosotros esto no representa sorpresa alguna, pues los gobiernos, sean de izquierda o de derecha, junto con los sindicatos, no son sino instrumentos utilizados por la burguesía para mantener sus intereses de clase explotadora.
Los proletarios, en Brasil y en cualquier lugar deben aprender a un precio muy alto que al contentarse con las supuestas libertades democráticas, con promesas, de patrones y gobernantes, dejan espacio a la burguesía no solamente para destruir sus movimientos de lucha contra el sistema, sino también para que se desarrolle una amplia ofensiva del capital, con el máximo de represión, represalias, despidos y violencia.
Otra lección de la huelga de los controladores es que la fuerza real del movimiento está en la capacidad de buscar y alcanzar la solidaridad de otros trabajadores, dentro y fuera del sector. Evitando caer en las falsas expresiones de “solidaridad”, tales como las de Conlutas, que las utiliza como trampolín electoral para transformarse mas adelante en lo que hoy son la CUT y el PT.
El proletariado para alcanzar sus verdaderos objetivos necesita sacar las lecciones de sus propias luchas, de las luchas del conjunto de la clase, eliminar toda y cualquier ilusión de que en una sociedad dividida en clases pueda encontrar una salida a la constante degradación de sus condiciones de vida.
Los controladores aéreos, a pesar de estar hoy sometidos a los peores vejámenes, no están solos, el conjunto del proletariado, que clama por una vida digna, está con ellos.
CCI
21-04-07