Liquidación de Luz y Fuerza del Centro: Despidos, y más ataques … ¡Hay que luchar, pero no detrás de los sindicatos!

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La noche del sábado 10 de octubre la Policía Federal ocupó todas las estaciones y centros de LyFC, cuya acción fue a la par del decreto emitido por la presidencia anunciando el fin de esa empresa y el despido de cerca de 44 mil trabajadores, a los que, dice el gobierno, liquidará "por encima de lo establecido por la ley". Esto ha hecho correr el desconcierto dando lugar a un estado de shock, rabia e impotencia... constituyendo así un golpe más a la clase proletaria por parte del Estado. Toda esta situación conlleva necesariamente a plantear métodos y respuestas que partan de nuestra unidad como clase.

 


El ataque nos repercute a todos ¡defendámonos unidos!

La crisis generalizada que golpea al mundo capitalista, obliga a que la burguesía de cada país lleve a cabo medidas cada vez más brutales, descargando los peores efectos de esa crisis sobre el proletariado. De este modo, con políticas de ajustes, se agravan más las condiciones de vida de todos los trabajadores, lo mismo en pensiones, salarios, prestaciones, etc. Por ser esta la manera que tienen los capitalistas para mantenerse con la nariz fuera del agua, todos los países están embarcados en "arreglar las pensiones" (¡a la baja!), en alargar los años para jubilarse; por todos lados los salarios se pulverizan, las jornadas de explotación son cada vez más insoportables y el desempleo es, al final, el remate de una vida de miseria cotidiana.

Lo que vemos en México no es pues algo "folklórico o un resbalón" en el capitalismo. El Estado, siendo representante de la clase dominante -la burguesía-, tiene la tarea de abogar siempre por sus intereses (lo mismo es con gobiernos de derecha o de izquierda). Liquidar a LyFC era ya un viejo proyecto de la burguesía, y si la había retardado era por el uso que hacían de la estructura sindical (recuérdese el apoyo que el SME dio al entonces candidato Carlos Salinas y que éste luego premió con la reconstitución de la empresa).

Pero ha sido la crisis la que ha puesto a la burguesía ante una situación sin retorno, donde no puede ocultar la evidente realidad catastrófica que propicio. A ello se suma la necesidad del capital de reformar sus sindicatos, no de destruirlos como mentirosamente clama el aparato de izquierda del capital. En carne viva los trabajadores conocen el chantaje y el yugo del sindicato para controlar el descontento y sabotear la movilización que los lleve a la realización de sus verdaderas aspiraciones. Pese a todos los bellos discursos, en los hechos los sindicatos son enemigos del proletariado, puesto que la burguesía requiere de ellos para someter mejor y sutilmente a los explotados.

Haciendo un recuento, la enorme campaña de desprestigio que se había desatado meses atrás contra este sector de la clase proletaria -los electricistas-, les fue mostrando ante la "opinión pública" como "privilegiados", "ineficientes" etc. a tal punto que hoy muchos trabajadores tienen dificultades para ver el ataque a los electricistas como un ataque contra el cual hay que oponerse (¡hoy son ellos, mañana seguirán otros!).

Los trabajadores no podemos avalar las mentiras de la burguesía y sus acólitos, el cierre de LyFC no es un "beneficio para el pueblo mexicano", es un ataque frontal contra el proletariado en su conjunto. Las nuevas contrataciones (¿de cuántos de esos 44 mil trabajadores?) serán, no hay duda, en condiciones laborales peores, mientras muchos de éstos serán condenados al desempleo puro y simple.

La burguesía y todo su aparato político están machacando y haciéndonos aceptar el siguiente mensaje: puesto que los electricistas no pudieron hacer nada a pesar de contar con una "sindicato poderoso", por tanto, todos los trabajadores tendríamos que agacharnos ante los designios del capital y su Estado y resignarnos a ver nuevamente reducidas nuestras condiciones de vida... ¡No, el proletariado no puede abandonar su lucha contra el capitalismo! Los ataques de hoy son sólo el anuncio de lo que nos espera si no nos oponemos como clase. Por eso, frente a la serie de ataques que se han venido reproduciendo en los últimos años junto con el alza de precios y represión intensificada (con el reforzamiento del aparato policiaco-militar); se torna imprescindible que todos los sectores del proletariado -empleados y desempleados, trabajadores formales e informales- reconozcan y realicen su unidad, y para lograrlo es indispensable identificar a nuestros enemigos.

Sindicatos, gobierno y partidos políticos: ¡todos ellos son nuestros enemigos!

Para llevar a cabo este ataque sin la menor traba, todas las fuerzas de la clase dominante se dividieron la faena: unos creando una división entre los electricistas en una estéril lucha interna entre facciones sindicales mediante elecciones. Unos más pintaron los ataques a las condiciones de vida como "ataques al sindicato y a las libertades democráticas"... y otros por su parte crearon un ambiente de linchamiento presentándolos como los "privilegiados". Ese panorama facilitó la estrategia para arrastrar a muchos obreros a una lucha visceral por la "defensa del sindicato", o bien, en la "defensa de la empresa y de la economía nacional", consignas que son una estrategia óptima para lograr que cualquier sector del proletariado olvide sus reivindicaciones como clase explotada.

Tras el golpe, esa campaña la arrecian y aprovechan la sorpresa momentánea para extender la derrota y la desmoralización. En este golpeteo intenso, el sindicato ha jugado un papel reaccionario muy importante. Por eso, intentar luchar tras el sindicato es dirigirse hacia la derrota... puesto que fue el sindicato en unión de las demás fuerzas del Estado quienes metieron en este atolladero a los trabajadores, no serán ellos los que les empujen al combate, muy al contrario. Ejemplo de ello es que ahora el SME levanta la idea de que esto puede resolverse librando una batalla "legal, en los tribunales", llevando nuevamente a los obreros por los impotentes caminos de los amparos burocráticos y las defensas jurídicas, ¡recordemos cómo la estructura sindical ante la modificación de la ley del ISSSTE generó la dispersión, desvió el descontento y terminó con la movilización, con el uso de los amparos jurídicos! El terreno jurídico y legalista al que el sindicato busca llevar el descontento es un terreno de desgaste estéril, pues en éste, el proletariado no actúa como clase sino como ciudadanos que respetan y defienden "el sistema de leyes", sistema legal que es a su vez el que legitima su condición de precariedad y ruina.

Es claro que el papel de los sindicatos no es el de conducir a la unidad e impulsar la expresión de una real solidaridad, sino el de dividirnos; el hecho de que el gobierno pueda hoy asestar tal golpe a los electricistas no es un rayo en cielo sereno, esto ha sido posible gracias al trabajo de división realizado durante años por todos los sindicatos.

La estrategia de la burguesía para hacer pasar definitivamente su golpe es desviar el descontento real existente entre los obreros de la electricidad e impedir que la solidaridad de sus hermanos de clase se exprese, para ello seguirá usando todas sus fuerzas y tratarán de llevar esas respuestas al terreno de la defensa de la nación y de los sindicatos, es decir, nos encajonarán en un combate que no intente cuestionar al sistema de explotación capitalista y, finalmente, dirán que podremos expresar nuestro descontento con el voto en el próximo circo electoral...

 

Luchar unidos, buscar la solidaridad como clase... ¡no hay otro camino!

La solidaridad no es una pantomima sindical donde un cacique le declara su apoyo a otro, tampoco es el ficticio "apoyo moral". La verdadera solidaridad se da en, y por la lucha. Hoy, como en todo momento y situación similar, el sector de electricistas está siendo atacado y el resto del proletariado debe expresar la verdadera solidaridad, que no es otra que el impulso al combate donde no haya distinción entre desempleados y activos, entre sectores, ni entre regiones. Para que la verdadera solidaridad se exprese los trabajadores deben impulsar asambleas abiertas a todos los proletarios (activos y desempleados y de otros sectores) donde se discuta ampliamente la situación que enfrentamos todos y el descontento se transforme en movilizaciones controladas por los propios trabajadores y no por la estructura sindical.

El sindicato para completar el golpe buscará aislar a los electricistas de sus hermanos de clase y enrolarlos en movilizaciones que como la que promueve López Obrador sólo buscan encuadrar y maniatar a los trabajadores para evitar que busquen sus propios medios de lucha, entrampándolos en la falsa discusión empresa estatal-empresa privada; por eso ante los ataques que vienen por todos los flancos, los trabajadores deben reflexionar conjuntamente, al margen y en contra de los sindicatos, para organizar una respuesta de lucha e intentar detener los ataques. Si dejamos esto en manos de los sindicatos y los partidos políticos, estamos una y otra vez condenados a la derrota. Un grito de guerra del proletariado recorre de nuevo el mundo "La emancipación de la clase proletaria será obra de ella misma" y hay que recordar que los explotados ¡no tenemos nada que perder, sólo nuestras cadenas!

Octubre del 2009


 

Grupo Socialista libertario

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Revolución Mundial

Sección en México de la Corriente Comunista Internacional

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Proyecto Anarquista Metropolitano

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