Crisis económica

Las deslocalizaciones ilustran las leyes de la economía capitalista III

Las deslocalizaciones son también directamente utilizadas para atar al proletariado a la ideología de la competencia, a encerrarlo en el marco de la defensa del capital nacional y someterlo así a sus imperativos. Es lo que busca en primer lugar la propaganda burguesa erigiendo la idea según la cual el Estado capitalista podría ser un “defensa protectora”  contra los “perjuicios de la mundialización”. Por otra parte, la propaganda burguesa, al trasladar la responsabilidad de la degradación de las condiciones de vida del proletariado occidental sobre los obreros polacos, chinos o hindúes, constituye un repugnante trabajo de división entre las diferentes partes del proletariado mundial.

Crisis y militarismo

La burguesía presenta la guerra en el Golfo de manera contradictoria: unas veces es causa de la crisis y otras es el medio para superarla al instaurarse un «nuevo orden internacional» de «prosperidad» y de «estabilidad».

Las deslocalizaciones ilustran las leyes de la explotación capitalista (II)

Publicamos enseguida la segunda parte del artículo sobre las deslocalizaciones aparecido en RM número 89. En la primera parte, contra las mentiras izquierdistas y altermundistas, tratamos el hecho de que las deslocalizaciones no son un fenómeno reciente o nuevo, sino que nacieron con el capitalismo como producto de la competencia desenfrenada entre capitalistas inherente a este sistema y como un medio en la búsqueda de la máxima explotación a la clase obrera. En esta segunda parte, veremos que las deslocalizaciones son para poner en competencia a los proletarios del mundo entero haciéndolos parte del conjunto de los ataques capitalistas contra el proletariado mismo. La propaganda efectuada por los sectores de la izquierda contra estas deslocalizaciones sirve en el fondo para atacar y enmascarar la realidad de la crisis mortal del sistema capitalista y de su hundimiento.

Endeudamiento, bajada del dólar, alza del petróleo... La agravación de la crisis económica

A pesar de la bajada del dólar y del alza del petróleo, los especialistas en previsiones económicas intentan tranquilizarnos aduciendo las positivas tasas de crecimiento en 2.004 (4,7% para USA, 3% en Japón, 1,6% para la zona euro, 9,1% en los tres primeros trimestres de 2.004 en China,...).

Frente a los ataques masivos del capital, necesidad de respuesta masiva de la clase obrera

Frente al ataque frontal sobre las pensiones en Francia y en Austria, se han puesto en lucha sectores enteros de la clase obrera con una determinación que no se había visto desde finales de los años 80. En Francia durante varias semanas, hubo repetidas manifestaciones que reunieron cientos de miles de obreros del sector público pero también del privado: un millón y medio de proletarios estaban en las calles de las principales ciudades francesas el 13 de mayo, cerca de un millón en la manifestación parisina del 25 de mayo. El 3 de junio había todavía 750 000 personas movilizadas. El sector de la Educación nacional estuvo en la punta de lanza del movimiento social del país, entre otras cosas porque ha sido el atacado con más violencia. En Austria, ante ataques parecidos sobre las pensiones, ha habido las manifestaciones más masivas desde finales de la Segunda Guerra mundial, más de 100 000 personas el 13 de mayo, cerca de un millón (en un país con menos de 10 millones de habitantes) el 3 de junio. En Brasilia, capital administrativa de Brasil, una manifestación juntó a 30 000 empleados del servicio público el 11 de junio, movilizados contra una reforma de los impuestos, de la seguridad social, pero, sobre todo, allí también, de las pensiones, una “reforma” impuesta por el nuevo “gobierno de izquierda” de Lula. En Suecia, 9 000 empleados municipales y de servicios públicos se pusieron en huelga contra los recortes en los presupuestos sociales.

La crisis: señal de la quiebra histórica de las relaciones de producción capitalista

Ya va a hacer dos años y medio  que la burguesía anuncia la recu- peración. Cada trimestre lo deja para más tarde. Hace también dos años y medio que los resultados económicos están por debajo de lo previsto, lo cual obliga a la clase dominante a revisarlos constantemente. La recesión actual, iniciada en el segundo semestre de 2000, es ya una de las más largas desde finales de los años 60. Aunque hay signos de recuperación en Estados Unidos, dista mucho de ser el caso en Europa y Japón. Cabe además recordar que si EE.UU. sube, ello se debe sobre todo a un intervencionismo estatal de los más intensos de estos últimos 40 años y de una huida ciega hacia un endeudamiento sin precedentes que provoca el temor a una nueva burbuja especulativa, inmobiliaria esta vez.

La agravación de la crisis económica

A pesar de la bajada del dólar y del alza del petróleo, los especialistas en previsiones económicas intentan tranquilizarnos aduciendo las positivas tasas de crecimiento en 2.004 (4,7% para USA, 3% en Japón, 1,6% para la zona euro, 9,1% en los tres primeros trimestres de 2.004 en China,...). ¿Cómo interpretar estos resultados? ¿Es verdad que la economía mundial iría mejor? ¿Es que los Estados Unidos, y sobre todo China, ese nuevo Eldorado del que habla la burguesía, podrían ser las locomotoras que relanzaran la economía mundial, incluyendo la europea?

Crisis económica (II) – Los años 80 – Treinta años de crisis abierta del capitalismo

En el número anterior de la Revista internacional vimos que el capitalismo, enfrentado desde 1967 a la reaparición abierta de su crisis histórica, desplegaba los medios de intervención del Estado en la economía para tratar de frenarla y de descargar sus efectos más nocivos hacia los países más periféricos, los sectores más débiles del propio capital y, por supuesto, sobre el conjunto de la clase obrera. Analizamos la evolución de la crisis y de la respuesta del capitalismo durante los años 70. Vamos a ver ahora esta evolución a lo largo de los años 80.

Crisis económica (I) - Treinta años de crisis abierta del capitalismo

Desde hace 30 años el capitalismo ha sufrido numerosas convulsiones económicas que han desmentido a cada paso los discursos de la clase dominante sobre la «buena salud» y la perennidad de su sistema de explotación. Recordemos, entre otras, las recesiones de 1974-75, 1980-82 o la especialmente severa de 1991-93, o bien, cataclismos bursátiles como el de octubre de 1987, el efecto «Tequila» de 1994 etc.

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