Democracia

Podemos: un poder del Estado capitalista

La sorpresa de las recientes elecciones europeas ha sido los 5 diputados obtenidos por una nueva fuerza aparentemente surgida de la nada: Podemos. Sectores de jóvenes, algunos restos degenerados de lo que en su día fueron las Asambleas del 15 M[1], lo han apoyado creyendo que algo podrá hacer en la lucha contra el increíble deterioro de las condiciones de vida de la inmensa mayoría al que estamos asistiendo. Para ver si esta expectativa tiene fundamento necesitamos empezar por una pregunta: ¿Es “el voto” un medio que tendrían los explotados para luchar por sus condiciones de vida?

¿Cómo está organizada la burguesía? II - La mentira del Estado «democrático»

Podría creerse, según la propaganda de la clase dominante, que ésta sólo tendría una preocupación: el bien de la humanidad. El discurso ideológico sobre la «defensa de las libertades y de la democracia», sobre los «derechos humanos» o «la ayuda humanitaria» están en contradicción total con la realidad. El chirriante ruido de esos discursos está en relación directa con la enorme mentira que comportan. Como ya lo decía Goebbels, jefe de la propaganda nazi, «cuanto mayor y más grosera es la mentira más posibilidades tiene de ser creída».

¿Cómo está organizada la burguesía? I - La mentira del Estado «democrático»

Se desmoronó el bloque del Este y con ello se han visto automáticamente revalorizados los temas de la propaganda ideológica desencadenada por su viejo rival occidental. Durante décadas, el mundo vivió sometido a una doble mentira: la de la existencia del comunismo en el Este, identificado a la dictadura despiadada del estalinismo, opuesta a la del reino de la libertad democrática en el Oeste. De ese combate ideológico, expresión en el plano ideológico de las rivalidades imperialistas, la ilusión «democrática» ha salido vencedora. No es su primera victoria.

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