Aumento de precios: un ataque generalizado en contra de la clase trabajadora (Suplemento)

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Revolución  Mundial  96
Aumento de precios: un ataque generalizado en contra de la clase trabajadora

 

El aumento de precios que se ha destapado en los primeros días del mes de enero ha hecho ver que las declaraciones sobre la fortaleza de la economía mexicana y la eliminación de la crisis económica, son sólo discursos huecos. La crisis económica capitalista, que desde finales de los años sesenta se destapó y se extiende hasta el presente, se agudiza cada día, degradando la vida de los trabajadores de todas partes del planeta. Los problemas económicos del capitalismo conduce a que la clase dominante arrecie los ataques en contra de los asalariados, afectando a las condiciones de jubilación y pensión, haciendo crecer a la masa de desempleados, incrementando los ritmos de trabajo y conteniendo de forma directa al salario. Pero el incremento de precios también es un mecanismo que la clase dominante utiliza para echar sobre las espaldas de los trabajadores la carga de la crisis.

Los trabajadores deben de tener presente que esta degradación que sufren sus condiciones de vida no es sólo producto de la aplicación de una mala política, de una incapacidad o poca sensibilidad de los gobernantes, es la manifestación clara de lo que significa el capitalismo, porque la riqueza y ostentación de la clase dominante se sostiene sobre la miseria de los proletarios, por ello mientras siga existiendo este sistema los trabajadores están condenados a sufrir la explotación y la miseria. La agudización de la crisis y de sus secuelas, como lo es en este caso el incremento de precios, no hace sino poner de relieve la necesidad que existe para la clase trabajadora de destruir el capitalismo.

La miseria de los trabajadores, sustento de la riqueza de la burguesía

El incremento de precios de las mercancías de consumo básico, y entre ellos el de las tortillas de maíz, es un golpe directo a las condiciones de vida de los trabajadores.

El salario mínimo diario durante 2006 era de 48.91 pesos (4.45 dólares), el cual era ya expresión de la precaria condición a que se somete a los trabajadores. Para este año que empieza se ha establecido un salario de 50.57 pesos (4.60 dólares), lo que implica un incremento del 3.4%, no obstante la tortilla de maíz se ha elevado en más del 40% (pasando de 6 pesos a 8.50). De manera que en 2006 un trabajador con un salario mínimo diario podía adquirir 8.15 kilogramos de tortilla de maíz, pero ahora apenas puede comprar 5.9 kilogramos, a todo ello hay que agregar el incremento de precios del resto de mercancías que requiere para sobrevivir él y su familia.

Cuando la crisis económica del sistema se agudiza la burguesía también ve afectada su ganancia, no obstante esta busca recuperarla aplastando los salarios, incrementando los ritmos de explotación y al mismo tiempo aumenta los precios, por eso la elevación generalizada de precios es un golpeo contra todos los trabajadores. Esta realidad trata de esconderse afirmando que no hay “topes” al salario, en tanto muy pocos ganan el “salario mínimo”, sin embargo las mismas cifras oficiales llevan a indicar que cerca del 30% de la población activa recibe este salario (sin referir al 1.7 millones de jubilados que también perciben ese monto). Aún suponiendo que hay una parte de trabajadores que no reciben el mínimo, el salario promedio de percepciones es de 1.5 salarios mínimos, lo cual de ninguna forma exenta de la afectación de los incrementos de precios a esa parte de la población trabajadora.

La burguesía descaradamente asegura que los incrementos al salario mínimo lo dicta el nivel inflacionario esperado, sin embargo existe un rezago acumulado entre la inflación y la capacidad de compra del salario mínimo. El grafico que presentamos nos ilustra claramente que mientras los precios (inflación) crece de forma continua, los niveles de vida del conjunto de los asalariados (salarios) se han ido degradando de forma aguda, lo que ilustra el proceso de sometimiento y explotación a la que se viene sometiendo a los trabajadores.

 

Defensa de la economía nacional, una trampa de la burguesía

La burguesía ha asegurado durante varios años (desde el gobierno de Salinas, hasta el actual) que la “disciplina interna”, que consiste en la reducción de la masa monetaria, la restricción de los “gastos sociales” (que forman parte del salario “indirecto) y la contención de los salarios, aseguraba el control de la inflación, sin embargo hoy, que la secuela del crecimiento de precios se agudiza, busca “nuevas” explicaciones, que van desde las de corte más oficial, que lo refieren como un problema temporal, producto de las modificaciones del mercado, hasta las radicaloides presentadas por el aparato de izquierda del capital (PRD en particular) que afirman es por la aplicación de una mala política agropecuaria y de un proceso especulativo sostenido por las grandes empresas trasnacionales. Sin embargo, aunque algunos de sus argumentos describen algo de los sucesos, nunca dirán que este problema es expresión de la crisis que aplasta al sistema capitalista, lo que ellos refieren como causantes no son sino efectos de la misma crisis. Las presiones del mercado y las actuaciones especulativas expresan de forma aparente la aparición de este problema, pero la competencia en el mercado es más feroz cuando arrecia la crisis, y es eso lo que obliga a usar, por los capitalistas la especulación de forma más recurrente, asegurando así sus ganancias.

Es indudable que aún cuando las políticas diseñadas tienen por objetivo proteger las ganancia, el peso de la crisis las inutiliza y no puede impedir se exprese en toda su magnitud las contradicciones económicas, por ello ante este hecho, la burguesía procura cargar el peso de la crisis en las espaldas de los trabajadores. Pero para que sus medidas puedan pasar libremente el capital se asegura de hacer creer a los asalariados que deben de sacrificarse por el bien de la nación, o bien inyecta la idea falsa que basta con esperar un nuevo proceso electoral y así “ajustar cuentas” con los gobernantes...

Pero los trabajadores deben tener presente en su reflexión, que no tienen ni patria ni nación que defender, porque su esencia se encuentra en su condición de explotado, que al mismo tiempo lo lleva a hermanarse con los trabajadores de todo el mundo y lo hace ser por ello una clase internacional. Así mismo no debe olvidar que todos los gobiernos tanto de derecha como de izquierda, tienen como responsabilidad proteger los intereses de la patronal. Por ello es falso que este fenómeno inflacionario no hubiera ocurrido, de haber llegado Obrador al gobierno. La burguesía no puede eliminar las contradicciones del sistema, lo único que puede hacer es esconder o retardar ciertas secuelas, pero tarde o temprano toman dominio. Es por eso que las pretendidas criticas y soluciones que el aparato de izquierda del capital y los sindicatos plantean no son sino trampas con las que se busca desviar el descontento hacia ideas que se amoldan a las necesidades de la clase dominante.

La defensa del cumplimiento del mandato constitucional del “salario digno”, el subsidio a la tortilla, el apoyo al campo, la renuncia de tal o cual funcionario, la renegociación de la comercialización del maíz en el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), la creación de leyes para asegurar la “soberanía alimentaria”, así como el cambio de política o “modelo económico”, son argumentos que se vienen repitiendo por el PRD, sindicatos (UNT, CROM...), grupos de empresarios y agrupaciones agrícolas afectadas (CNC, CAP...), pero todos ellos representan caminos falsos para los trabajadores, en tanto buscan evitar que tomen la defensa de sus condiciones de vida como argumento de lucha, y en vez de ello terminen plegándose a la burguesía, defendiendo a la economía nacional y a sus instituciones. Son argumentos que se pretenden radicales, pero son en realidad trampas para impedir que la clase trabajadora reconozca a su verdadero enemigo: el capitalismo.

En ese plano es que ante esta campaña, el conjunto de los asalariados deben de tener presente que la defensa de la nación, de la economía mexicana, o la búsqueda de “mejores” políticas, son consignas que la burguesía busca imponer para que la defensa de las condiciones de vida queden olvidadas, y pueda extender la esperanza de que el capitalismo es un sistema que puede ofrecer mejoras.

 

Ante la degradación de las condiciones de vida, el único camino es la lucha proletaria

Patrones, gobierno, partidos, izquierda y sindicatos vienen coordinando su actuación para hacer pasar los golpes contra los trabajadores e impedir que expresen de forma real su coraje. Los discursos que el gobierno, el clero y la patronal lanzan llamando a la resignación, son complementados con los llamados que sindicatos y el aparato de izquierda (PRD, PT, FAP...) hacen para defender a la nación, pero ante el feroz ataque lanzado en contra de los trabajadores, estos no tienen otro camino que la lucha, pero para que la lucha tenga un verdadero sentido de clase, debe ser tomada en sus manos, e impedir que la defensa de las condiciones de vida sea desviada.

El real descontento que se presenta entre los asalariados por los incrementos de precios a las mercancías de consumo básico y la afectación a su salario, debe ser un elemento que los una como clase, la defensa de las condiciones de vida de los trabajadores expone en su esencia la crítica a las leyes económicas capitalistas, en tanto ofrece elementos materiales que conducen a entender que el capitalismo no le puede ofrecer sino explotación, opresión y miseria, y al mismo tiempo señala que es la única clase, que, mediante su lucha masiva y conciente puede ponerle fin a este sistema...

Por ello ante los golpes que viene asestando la clase dominante, no hay más camino que la organización y la lucha, pero para que ésta sea efectiva debe pasar por encima y en contra del sindicato y aparato de izquierda del capital.

31-01-07

 

 

 

                                                                                   ¡Proletarios de todos los países,uníos!

 

Revolución Mundial, Sección en México de la

Corriente Comunista Internacional

 

 

 

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