Reunión Pública en México D. F. - La clase obrera reflexiona sobre las experiencias y los problemas de sus hermanos de clase

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Reunión Pública en México D. F.

La clase obrera reflexiona sobre las experiencias
y los problemas de sus hermanos de clase

El pasado 13 de agosto se ha llevado a cabo una Reunión Pública en la ciudad de México, la cual tuvo como tema las movilizaciones de España y dado que unos días antes se habían desatados disturbios sociales en Gran Bretaña, la discusión también se dirigió hacia este aspecto. El conjunto de la Reunión ha reconocido la importancia de las Asambleas Generales presentes en España, aunque algunas intervenciones se lamentaban de que éstas se estancaran quedando solo en discusiones sin plantearse ir más allá. Esta última idea se acompaña de un argumento que conduce a igualar los sucesos de España y Gran Bretaña, incluso en cierto nivel se le considera superior. Esto ha permitido una profundización sobre el significado que tiene la discusión y reflexión masiva para el proletariado y las acciones desesperadas a las que se puede empujar a los explotados.

El camarada Daniel que ha estado presente en la Reunión Pública ha expuesto su punto de vista (que reproducimos abajo) sobre la discusión que se llevó a cabo, en estos comentarios aclara algunos de sus argumentos y resalta otros más en los que explica sus discrepancias. Se resalta inicialmente su postura en relación a los saqueos: “… los disturbios como se dan hoy no marcan una perspectiva netamente proletaria. Pero ante ello, no se puede negar que ALGO está ocurriendo en Gran Bretaña y algo más puede ocurrir tarde o temprano.” Estamos de acuerdo en que los saqueos son formas por las cuales se expresa el descontento y no pensamos que todo quede diluido por ese par de días de saqueos, la agudización de la crisis y el accionar represivo del Estado engendra por supuesto descontentos que pueden explotar en ciertos momentos, pero tampoco eso significa que toda respuesta de la masa permita un fortalecimiento de su conciencia y un impulso hacia prácticas que forjen los lazos solidarios y de unidad. En nuestro artículo “Los disturbios en Gran Bretaña y la perspectiva sin futuro del capitalismo”, exponemos justamente esa idea: “Muchos de los que participaron en los disturbios han expresado claramente su ira contra la policía y contra los propietarios de la riqueza que son considerados como la causa esencial de su miseria.

El camarada Daniel asegura estar de acuerdo con el conjunto de ideas presentes en el artículo, no obstante considera que “… los disturbios y los saqueos no son simplemente expresión individual de la desesperación y una trampa para el proletariado.” La clase obrera en su respuesta a la explotación y la represión no sigue un esquema o una rutina salida de un manual. La historia no es producto de planes preestablecidos, pero el contar con un método para seguir los hechos nos permite advertir las dificultades que nuestra clase enfrenta y sin pretender asumir la misión del “maestro” que califica, sino como parte del mismo proletariado, poder hacer un balance, resaltar las experiencias positivas sin dejar de exponer los problemas que determinadas acciones pueden generar. El mismo camarada Daniel lleva a cabo ese proceso reflexivo cuando afirma: “Ciertamente los saqueos como tales no implican un ascenso de la organización del proletariado.

Y aún cuando considera que los saqueos “… pueden ser el preludio de manifestaciones donde el proletariado actúe como clase...”, no da elementos para considerar que en este caso particular así será, en cambio el camarada no deja de señalar el problema que significan estas prácticas, justamente por ello indica que “… este tipo de expresiones no son las deseables ni las que debemos empujar.”

En lo general parece que compartimos ideas con el camarada Daniel, solo habría que aclarar que no hacemos un juicio moral de estas expresiones o que esperamos la manifestación “pura” y siempre clara de los explotados. No sabemos los caminos que el descontento de los explotados ha de tomar, ni siquiera suponemos que hay una forma única de cómo se ha de expresar, pero sabemos que no toda expresión de descontento permite avanzar la conciencia y la organización obrera y nuestro papel como revolucionarios nos exige tomar posición en torno a ello, sin que por esto juzguemos o despreciemos a los proletarios que han participado.

En los primeros renglones de la toma de posición del camarada se puede leer: “… no correspondía a la clase proletaria, y en especial a las minorías revolucionarias, hacer una condena de tipo moral respecto a los saqueos o robos de tiendas o almacenes que de manera individual se pudieran estar dando. Es decir, no denunciar el robo por “inmoral”, sino primero denunciar que el mayor robo lo hace la burguesía en todo el mundo y que estas expresiones de desesperación tienen su origen precisamente en esa violencia inicial que implican tanto la explotación como la represión.” Efectivamente, y nuestra posición no es una condena moral por el saqueo y el robo en sí mismos, sino sostenemos que el robo no es una práctica de los obreros para lograr sus emancipación. El desarrollo de la conciencia obrera de ninguna manera se ve fortalecida si un obrero de forma individual se apropia por el robo de una mercancía, por más vitrales que rompa y lo mismo da si otros trabajadores de forma individual son arrastrado en acciones de este tipo. Si el robo fuera una práctica revolucionaria, los ladrones que roban a los trabajadores e incluso a las casas y negocios de la burguesía serían un ejemplo para los explotados, y no es así, por eso el señalar que son acciones desesperadas propias de los desclasados, no significa que estemos juzgando bajo percepción moral, estamos señalando los peligros a los que se enfrenta el proletariado. Hay una diferencia muy grande entre los saqueos empujados por la desesperación y la discusión y reflexión colectiva llevada en las Asambleas Generales que permiten tener una práctica consciente, que si bien hoy puede ser aún modesta, no deja de tener importancia para que el proletariado construya los lazos de solidaridad y fortalezca su conciencia y unidad.

RM, septiembre-2011

Toma de posición de Daniel sobre la Reunión Pública
del 13 de agosto en la ciudad de México

En una reciente reunión pública de la CCI en territorio americano, hemos abordado el asunto en algunos de sus aspectos, pues la reunión estaba dedicada originalmente a discutir el asunto de los indignados en España.

De nuestra parte, por lo que respecta a los disturbios, tratamos de plantear que no correspondía a la clase proletaria, y en especial a las minorías revolucionarias, hacer una condena de tipo moral respecto a los saqueos o robos de tiendas o almacenes que de manera individual se pudieran estar dando. Es decir, no denunciar el robo por “inmoral”, sino primero denunciar que el mayor robo lo hace la burguesía en todo el mundo y que estas expresiones de desesperación tienen su origen precisamente en esa violencia inicial que implican tanto la explotación como la represión.

Aclarado este asunto, pues con la lectura de su artículo parece haber mayor coincidencia que discrepancia, es necesario plantear un segundo aspecto que no fue abordado ampliamente en la reunión –al menos no con la claridad debida de parte nuestra–, sea por la falta de tiempo, sea por el apasionamiento o simplemente por la dificultad para expresarnos en ese momento.

Nos referimos al asunto de que, efectivamente, los disturbios como se dan hoy no marcan una perspectiva netamente proletaria. Pero ante ello, no se puede negar que algo está ocurriendo en Gran Bretaña y algo más puede ocurrir tarde o temprano. Es decir, que los disturbios y los saqueos no son simplemente expresión individual de la desesperación y una trampa para el proletariado.

La CCI afirma: “Los saqueos no son un paso hacia una forma de lucha superior, sino un obstáculo en este camino.”

Ciertamente los saqueos como tales no implican un ascenso de la organización del proletariado. Pero nuestra impresión es que incluso los disturbios sí pueden ser el preludio de manifestaciones donde el proletariado actúe como clase. Es decir, que este tipo de expresiones no son las deseables ni las que debemos empujar. Pero que aún así, no podemos elegir siempre cómo reventará el descontento, pero incluso en ocasiones estas manifestaciones (desesperadas y con métodos sin perspectiva) si son catalizadores en una posterior irrupción de las masas en escena. Lo decimos por que lo ocurrido en Francia y Grecia años atrás, han sido disturbios no menos violentos y no menos “antiproletarios” que los que hoy vemos en GB.

Esto nos lleva a plantear una cuestión para nosotros elemental, aunque quizá no sea compartida por la CCI como no fue tampoco compartida abiertamente en la reunión pública referida. Y es la cuestión de que el proletariado no se haya siempre en la disyuntiva de elegir entre los métodos que le son propios y tienen perspectiva y los que no. Es decir, por la heterogeneidad de la conciencia, por el peso de la ideología, y por el peso de la desesperación (que no desesperanza) misma, la clase proletaria (o individuos de esta clase si se quiere), se pueden ver de pronto involucrados en asuntos tan lamentables como el verse enfrentados a otros miembros de su clase (o a otros proletarios en lo individual, si es que los dueños de tiendas lo fueran, cuando al menos seguramente algunos de los habitantes o empleados en los edificios incendiados si lo son).

Si los saqueos simplemente son obra de “antisociales”, entonces no hay ahí nadie a quien decir que ese no es un camino con perspectiva. Basta pues con ignorar la presencia de proletarios en dichas manifestaciones.

Si asumimos que individuos pertenecientes (o potencialmente pertenecientes) al proletariado (que aun no se ha constituído en clase, al menos no aparece como tal) participan incluso de los disturbios y saqueos, la obligación de las minorías revolucionarias es dirigirse a ellos.

Sin embargo la alternativa planteada a esos proletarios involucrados en acciones sin perspectiva, no puede ser simplemente oponer el ejemplo de las asambleas que se han dado en España, o de los movimientos masivos en Tunez y Egipto, por ejemplo. No basta con decir “pórtense bien y hagan asambleas, dejen de portarse mal y ser nilhistas antisociales”. Es necesario hacer ver que esas asambleas sí tienen una perspectiva, no solo futura sino inmediata.

Y aquí entra la capacidad o no de las minorías de esbozar un programa táctico. Pues ademas de “la propuesta de la cuestión de la revolución” y de como organizarse para defenderse de la policía (si acaso eso es posible), es necesario proponer un programa para enfrentar la crisis.

Los proletarios no se organizarán en asambleas abiertas –simplemente porque estas sí le son un método propio– si en dichas asambleas no encuentra ninguna resolución que efectivamente le sirva para defender o mejorar sus condiciones de vida. Y si estas asambleas surgen y prevalecen como instancias permanentes, abiertas, proletarias y todo, pero sin claridad, pueden degenerar en simple burocracia o bien en que las decisiones ahí tomadas conduzcan a iguales o peores trampas que los métodos “antisociales” de los disturbios, a falsas salidas: como sería la “auto defensa” armada contra la policía en el caso de GB.

Es decir el proletariado en Gran Bretaña hoy es testigo o participe atomizado de los disturbios, porque no puede trasladar mecánicamente la experiencia de lo ocurrido en España, Egipto o Túnez. No organizará sus propias asambleas y sus propios movimientos masivos hasta que no haya aprendido lo suficiente para ello, incluso equivocándose. Y no lo hará tampoco mientras no tenga ante sus propios ojos una alternativa mas concreta que la de “robar zapaterías” por un lado o “tomar bates de béisbol” por el otro, desafortunadamente.

Daniel (septiembre 2011)