En Turquía, los sindicatos sabotean la auto-organización de los trabajadores

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En el número 115 de RM hemos descrito cómo los obreros de Tekel en Turquía habían expresado varios intentos por sacudirse el control de los sindicatos, planteándose la idea de formar un comité de lucha que no les fue posible hacerlo funcionar. Por el momento, existe un grupo de militantes obreros de todas las ciudades, periódicamente en contacto y en constante discusión de cómo plantear la lucha. Sin embargo, este grupo aún no ha logrado convertirse en un comité reconocido por todos los obreros, ¿Por qué?

En el número 115 de RM hemos descrito cómo los obreros de Tekel en Turquía habían expresado varios intentos por sacudirse el control de los sindicatos, planteándose la idea de formar un comité de lucha que no les fue posible hacerlo funcionar. Por el momento, existe un grupo de militantes obreros de todas las ciudades, periódicamente en contacto y en constante discusión de cómo plantear la lucha. Sin embargo, este grupo aún no ha logrado convertirse en un comité reconocido por todos los obreros, ¿Por qué?

Debilidades de la conciencia obrera

Podemos decir que esto es debido a la falta de comunicación cuando en realidad los trabajadores siempre han estado juntos discutiendo constantemente, solo que ¡separados por ciudades! Por otra parte, no han podido establecer una asamblea de masas, para discutir y decidir todos juntos de manera organizada. Pero el problema más importante fue que la mayoría dudaba en establecer una alternativa frente a los sindicatos. Así los sindicalistas fueron respetados y sus palabras eran preferidas por la única razón de que eran sindicalistas, resultando un grave problema: los obreros no estaban detrás de las decisiones adoptadas. La dependencia psicológica hacia los funcionarios sindicales impidió el surgimiento de comités fuera de los sindicatos, mostrando que estos aún tienen una fuerte influencia, pues, a pesar de que los obreros no confían en ellos, piensan que aún pueden usarlos. Por otra parte los dirigentes sindicales, estaban muy preocupados incluso con la sola mención de la palabra comisión o comité pues estaban conscientes de que si este llegara a formarse, los obreros no estarían más en sus manos.

Los sindicatos sabotean la lucha

EL 17 de enero, ante la renuencia de los sindicatos hacia una huelga general los obreros habían intentado quemar las puertas de la Turk-Is, pidiendo la renuncia de su presidente Kumlu por lo que otro líder sindical Mustafa Turkel se vio obligado a hacer un discurso muy "crítico" hacia Turk-Is; los trabajadores terminaron tomando instalaciones de Turk-Is, como resultado de esta presión las confederaciones sindicales de izquierda anunciaron un plan de acción conjunto, que culminaría con una huelga general. Luego de este anuncio el primer ministro se reunió con el presidente de Turk-Is para después encargar a sus funcionarios encontrar una nueva solución que resultó ser sólo un maquillaje del plan 4-C. Mientra tanto después de tres días, el 22 finalizó una huelga de hambre que había sido impuesta por los sindicatos. El gobierno después de amenazar con represalias anunció que los sueldos de los obreros de Tekel se habían pagado, y la indemnización de antigüedad ya estaba en sus cuentas bancarias.

Dos confederaciones pro-gobiernistas (Memur-Sen y Hak-Is) que se habían unido al llamado de huelga general a último minuto no participaron, mientras que los otros sindicatos para demeritar las movilizaciones, decidieron mandar sólo delegaciones a las manifestaciones en Ankara, así sólo participaron unos 30-40 mil de un potencial que superaba los cien mil, no obstante hubo manifestaciones en apoyo a Tekel en otras ciudades.

De la supuesta "huelga general" a las maniobras légaloides

Finalmente un nuevo paro de actividades no fue una huelga general real pues el poder de la huelga general proviene de la amenaza de detener la vida de la ciudad, lo cual no ocurrió. El 4 de febrero, era imposible para alguien que no haya sido notificado de la huelga, darse cuenta de que realmente una huelga se estaba realizando. El mismo día, el gobierno adoptó algunas contra-medidas que no beneficiaban a los obreros por lo que el 16 febrero la confederación Tek Gida-Is presentó cargos (lo que en México sería algo así como un amparo) contra el plazo de un mes de la aplicación del plan 4-C, por lo mismo las direcciones sindicales que habían amenazado pomposamente con la huelga general, ahora plantearon una espera para que ¡los tribunales tomaran una decisión!, lo que en la práctica resultó un sabotaje para las movilizaciones. El proceso legal fue, en general, algo que se llevó a cabo para debilitar la lucha, por ello las consecuencias negativas de este tipo de recursos no pueden ser subestimados.

Discusión sobre la trampa económica del gobierno

Mientras tanto el tema que dominó el día siguiente fue la indemnización por antigüedad que el gobierno depositaría en cuentas bancarias a los trabajadores, debatiéndose si se debía utilizarla o no, decidiéndose no aceptarla. Sin embargo, todo era una trampa, debido a que algunos trabajadores tenían deudas, se les hicieron deducciones automáticas de sus cuentas bancarias de modo que el truco fue que el gobierno dio la pauta para abrir una nueva cuenta a nombre de los obreros, sin informarles de esto, y a continuación recortó cierta cantidad de cada trabajador y transfirió el resto de las "indemnizaciones" a esa cuenta, todo esto hacía parecer que los obreros habían aceptado sus indemnizaciones. Después de esto, el sindicato presentó otra demanda legal sobre este tema.

Una segunda huelga de hambre

Aunque para muchos la huelga de hambre no era el mejor método de lucha, en tanto el gobierno en las negociaciones con los sindicalistas solo maquilló el plan 4-C, se realizó una segunda huelga de hambre del 2 al 5 de febrero. Este día, otros 100 obreros de Tekel un tanto fuera del control de la dirección sindical se lanzaron a una huelga de hambre total la cual fue disuelta por Tek Gida-Is, quien anunció que esta otra huelga de hambre había terminado el 11 de febrero; a pesar de esto 16 obreros la continuaron y el sindicato les pidió detenerla pero los obreros en huelga respondieron que la continuarían por su propia voluntad. A raíz de este evento, las negociaciones continuaron pero al no haber una solución, el sindicato Hak-Is se retiró de toda acción conjunta. Algunos días después el 12 de febrero las confederaciones se reunieron de nuevo y decidieron continuar las negociaciones con el gobierno, para obtener la cancelación de la 4-C así como para elaborar un nuevo plan de acción.

En este nuevo plan de movilizaciones, los obreros de Tekel de Adana acordaron convocar para la manifestación del 20 de febrero haciendo hincapié en la importancia de la expansión de la lucha, que no era sólo de Tekel si no de todos los trabadores de Turquía. Esta manifestación de solidaridad tuvo lugar con la participación de los sindicatos, partidos políticos y organizaciones de masas particularmente obreros como los de la empresa Balnak que habían perdido su empleo en la misma época en que comenzó la lucha de Tekel también estuvieron presentes. Tal como estaba previsto, todos los congregados en la plaza Kolej por la mañana marcharon hasta la plaza Sakarya, pero generalmente los obreros de Tekel estaban en sus tiendas, y aunque siempre hubo circulación entre estos dos lugares, los sindicalistas lograron mantener una sutil pero real separación. A pesar de la decisión de los sindicalistas para enviar nuevamente sólo representantes a esta manifestación de apoyo significó un gran estímulo moral para los obreros de Tekel, convirtiéndose en una clara expresión de la solidaridad de clase.

A continuación el 23 de febrero, 4 confederaciones decidieron otra manifestación general para el 26 de mayo en el caso de que el gobierno no diera marcha atrás, tal propuesta a realizarse tres meses más tarde fue ni más ni menos que una burla para los obreros. Tras este anuncio, los obreros comenzaron a gritar consignas en contra de Turk-Is y de su presidente Kumlu. El 24 de febrero en este momento crítico, Mustafa Turkel, el presidente de Tek Gida-Is apoyando a Kumlu, líder de Turk-Is, renunció a su cargo de Secretario General como reproche por que los trabajadores despreciaban a Kumlu, sin embargo se mantuvo dentro de la confederación Turk-Is. Esta situación creó cierta incertidumbre y como es natural trajo confusiones, Turkel pudo haber dimitido porque los obreros habían pedido la renuncia de Kumlu, pero también porque no tenía apoyo dentro del propio Turk-Is.

Por otra parte, la muerte de 13 trabajadores debido a una explosión en una mina provocó un acto de condolencias y solidaridad al mismo tiempo que de reflexión sobre las condiciones de vida de todos los trabajadores. Poco después debido a un accidente de tráfico, la muerte de un trabajador de Tekel y el intento de ofrecerle una ceremonia fúnebre en el lugar donde los trabajadores tenían sus carpas dio lugar a varias manifestaciones y enfrentamiento con la policía, y la lucha por la liberación de los detenidos en estas trifulcas, lucha en la que los sindicatos se hicieron los desentendidos (Véase nuestro sitio Web en ingles).

La maniobra final del sindicato

El 1 de marzo, el tribunal falló a favor de la causa promovida contra el plazo de un mes para la aplicación del plan 4-C. Los obreros celebraron la decisión, pero algunos habían estado tratando de advertir con antelación de 3-4 días a los demás acerca de que esto no sería una victoria, sólo se aplazaba un poco el ataque. En realidad esta falsa sensación de victoria fue promovida por los sindicalistas para sabotear la lucha y poder plantear el 2 de marzo que las manifestaciones ya no eran necesarias en Ankara pidiendo levantar las tiendas para volver hasta el 1 de abril obstaculizando aún más la dinámica de incremento de las movilizaciones, y provocando división entre quienes se oponían a tirar lasa tiendas y por otro los que aceptaron hacerlo. Todavía no se terminaba este anuncio sindical cuando varias tiendas fueron retiradas por los sindicalistas, no dando tiempo para que los obreros desarrollaran una discusión general al respecto. Los obreros que se oponían a desmantelarlas, no cayeron en la trampa del sindicato, y con el fin de evitar enfrentarse a sus compañeros, aceptaron tal decisión. En realidad el sindicato había empezado a trabajar mucho antes, habían estado haciendo propaganda tienda por tienda en esta dirección durante unos 20 días. Todo este trabajo dio sus frutos para el sindicato cuando la decisión fue anunciada, y fue apoyada por la mayoría.

La esperanza sigue siendo nuestra

Debido a que fueron una novedad las tiendas donde se vivía las 24 horas, permitió el desarrollo de discusiones entre sí, pero al mismo tiempo permitió cierta falta de comunicación con las tiendas de otras ciudades, permitiendo a los sindicatos mantener el control real. Igualmente las huelgas de hambre impuestas por el sindicato le permitieron maniobrar en el mejor sentido para sabotear y generar más división, con todo y que algunos obreros se implicaron seriamente en ellas, eran ya un síntoma de debilidad.

Finalmente es necesario destacar que la lucha de Tekel rompió con el silencio de la clase obrera en Turquía desde mediados de los años 90, y lo más importante fue que una vez desmovilizados por los sindicatos, un grupo de obreros, compuesto por unos pocos de cada ciudad, decidió permanecer en contacto y coordinarse fuera del sindicato durante la espera para volver a Ankara el 1 de abril, visitando a los obreros de otras luchas, manteniendo de hecho caliente el tema del comité que tanto temen los sindicalistas.

Christian, 15-06-2010.

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