Cien números de la Revista Internacional

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Que la aparición del número 100 de la Revista Internacional coincida con el comienzo del año 2000 no es enteramente fortuito. La CCI se constituyó a principios de 1975 y el primer número de la Revista apareció un poco después como expresión de la unidad internacional de la Corriente. Desde el principio fue concebida como un trimestral teórico publicado en las 3 lenguas principales de la Corriente –francés, inglés y español- aunque con una frecuencia menor han aparecido suplementos en otros idiomas –italiano, alemán, sueco y holandés. Cuatro veces al año en 25 años significan 100 números. Esto es un hecho que tiene una cierta significación política. En el artículo que publicamos con ocasión del 20o aniversario de la CCI observamos que muy pocas organizaciones proletarias habían durado tanto tiempo (Revista Internacional nº 80) ([1]). Esta longevidad debe ser reconocida como un éxito indudable en una época donde muchos grupos que han emergido con el renacimiento de la lucha de clases a finales de los años 60 han desaparecido sin dejar rastro. No es ningún secreto nuestro acuerdo con la aseveración de Lenin según la cual la publicación de una prensa regular es una condición sine qua non de una organización revolucionaria seria. Que la prensa es de hecho un “organizador” clave en todo grupo que esté motivo por el espíritu de partido y no por el espíritu de círculo. La Revista Internacional no es la única publicación regular de la CCI. Publicamos 12 periódicos o revistas territoriales en 7 lenguas diferentes así como libros, suplementos, folletos etc. Nuestra prensa territorial ha aparecido también de forma consistente y regular. Pero la Revista Internacional es nuestra publicación central; el órgano a través del cual la CCI obviamente habla con una sola voz y proporciona unas orientaciones básicas a las publicaciones territoriales.

En última instancia, sin embargo, lo más importante de la Revista Internacional no es su regularidad ni su carácter internacional y centralizado, sino su capacidad para actuar como instrumento de clarificación teórica. “La Revista será necesariamente y sobre todo la expresión del esfuerzo teórico de nuestra Corriente, pues solo este esfuerzo teórico en una coherencia de las posiciones políticas y de la orientación general puede servir de base y asegurar la condición primaria para el reagrupamiento y la intervención real de los revolucionarios” (presentación del primer número de la Revista Internacional, abril 1975). El marxismo, como punto de vista teórico de la clase revolucionaria, es la expresión más avanzada del pensamiento humano sobre la realidad social. Pero, como Marx insistió en las Tesis sobre Feuerbach, la verdad de un método de pensamiento solo puede ser probada en la práctica; el marxismo ha demostrado su superioridad sobre otras teorías sociales al ser capaz de ofrecer una comprensión global del movimiento de la historia humana y de predecir las grandes líneas de su futura evolución. Del mismo modo, dentro del movimiento marxista, ciertas corrientes han demostrado en los momentos clave de la historia que eran las más capaces de comprender la dirección de los acontecimientos y de esta forma proporcionar una guía a la acción de la clase obrera. Podemos citar por ejemplo el papel de Lenin y los bolcheviques en 1914-19 o el de las fracciones de izquierda contra el avance de la contrarrevolución desde los años 20 en adelante.

La capacidad para jugar este papel de vanguardia no ha sido conferida por derecho divino. Ha sido constantemente verificado en el fuego de los conflictos sociales. Sí reivindicamos tal papel para nuestra organización actualmente no porque pensemos que hayamos heredado el manto de los profetas del pasado sino porque pensamos que nuestra organización ha sido una de las que ha mostrado una mayor capacidad para aplicar el método marxista en las tres pasadas décadas de aceleración histórica, y, en particular, de continuar las mejoras tradiciones de la Izquierda Comunista internacional. Para realizar semejante reivindicación la mejor evidencia que podemos ofrecer es el cuerpo de trabajo contenido en 600 artículos diferentes de 100 apariciones de la Revista Internacional.

Continuidad, enriquecimiento y debate

El marxismo es una tradición histórica viva lo que significa que:

Por una parte, está profundamente convencido de la necesidad de enfocar los problemas desde un punto de partida histórico; no verlos como enteramente “nuevos” sino desde la perspectiva de un vasto proceso histórico. Sobre todo, reconoce la continuidad esencial del pensamiento revolucionario, la necesidad de construir sobre los sólidos cimientos proporcionados por las minorías revolucionarias que nos han precedido. Así, durante los años 20 y 30, la Fracción Italiana de la Izquierda Comunista que publicaba la revista Bilan hizo frente a la necesidad imperiosa de comprender la naturaleza del régimen contrarrevolucionario surgido en Rusia. Sin embargo, rechazó toda conclusión precipitada, especialmente la de aquellos que, habiendo desarrollado inmediatamente con más rapidez que la Izquierda Italiana, una caracterización correcta del poder estalinista (considerándolo como una forma de capitalismo de Estado), lo hicieron al precio de rechazar en bloque la experiencia de los bolcheviques y de la insurrección de Octubre, calificándolas como “burguesas” desde el principio. Para Bilan no había, sin embargo, ninguna duda sobre su propia continuidad con la energía revolucionaria generada por el partido bolchevique, el poder soviético y la Internacional Comunista.

La capacidad para mantener o restaurar los lazos con el movimiento revolucionario del pasado es especialmente importante para el medio proletario que ha surgido del renacimiento de la lucha de clases a finales de los años 60, un medio formado en su gran mayoría por nuevos grupos que han perdido los lazos organizacionales e incluso los políticos con la anterior generación de revolucionarios. Muchos de estos grupos son presa de la ilusión según la cual no vienen de ningún sitio ignorando profundamente las contribuciones de las generaciones pasadas, que habían sido prácticamente aniquiladas por la contrarrevolución. En el caso de los grupos influenciados por las ideas consejistas o modernistas, el “viejo movimiento obrero” sería algo a dejar atrás a toda costa; de hecho, se trata e una apología teórica de la ruptura impuesta por la clase enemiga. Faltos de todo anclaje en el pasado, la gran mayoría de estos grupos no han visto tampoco ningún futuro, por lo que han acabado desapareciendo. Por ello no es nada extraño que el actual movimiento revolucionario esté casi enteramente compuesto por grupos que descienden de una u otra manera de la corriente que entendió más claramente la cuestión de la continuidad histórica –la Fracción Italiana. Podemos añadir que ese anclaje histórico es hoy más importante que nunca, como defensa frente a la cultura que nos rodea: la de la descomposición capitalista. Una cultura que busca más que nunca borrar la memoria histórica de la clase obrera y que, ella misma carente de todo sentido de futuro, solo se dedica a aprisionar la conciencia en la inmediatez más estrecha donde la novedad es la única virtud.

Por otra parte, el marxismo no es simplemente la perpetuación de la tradición; ya que siempre se dirige hacia el futuro, hacia el objetivo final del comunismo y está obligado a renovar sus capacidades para captar el movimiento real, el presente siempre cambiante. En los años 50, el bordiguismo, producto de la Izquierda Italiana, se refugió frente a la contrarrevolución, inventando la noción de “invariancia”, oponiéndose a toda tentativa de enriquecer el programa comunista. Sin embargo, esta postura estaba muy lejos del espíritu de Bilan quien, mientras jamás rompió el lazo con el pasado revolucionario, insistió en la necesidad de examinar las nuevas situaciones “sin ningún tabú ni ostracismo”, sin temer el romper con tal o cual posición programática errónea. Así, la fracción no temió poner en cuestión las tesis del IIº Congreso de la Internacional Comunista, algo que, posteriormente, el bordiguismo fue incapaz de hacer. En los años 30, Bilan tuvo que abordar la nueva situación creada por la derrota de la revolución mundial; por su parte, la CCI se ha visto confrontada a la necesidad, en primer lugar, de comprender igualmente las nuevas condiciones creadas por el fin de la contrarrevolución a finales de los años 60 y, posteriormente, por el periodo inaugurado por el colapso del bloque del Este. Ante esas cambiantes circunstancias, el marxismo no puede conformarse con repetir las viejas y probadas fórmulas, sino que debe someter sus hipótesis a una constante verificación práctica. Esto significa que el marxismo, como cualquier rama de un proyecto científico, debe ser constantemente enriquecido.

Al mismo tiempo el marxismo no es una forma de conocimiento académico, de aprender por el simple placer de aprender; es forjado por un combate implacable contra la ideología dominante. La teoría comunista es por definición una polémica y combativa forma de conocimiento; su objetivo es hacer avanzar la conciencia de clase proletaria a través de exponer y combatir las influencias de las mistificaciones burguesas, tanto si estas mistificaciones aparecen en sus formas más groseras dentro del sector mayoritario de la clase, como en su guisa más sutil en las filas de la vanguardia proletaria misma. Desde luego, una tarea central de toda organización comunista es llevar a cabo una crítica constante de las confusiones que se pueden desarrollar en otros grupos revolucionarios y en sus propias filas. La claridad jamás podrá desarrollarse evitando el debate y la confrontación, incluso sí eso es demasiado frecuente en el caso del movimiento revolucionario actual, que ha perdido el dominio de las tradiciones del pasado – la tradición defendida por Lenin que nunca vaciló en polemizar, tanto con la burguesía, como frente a grupos confusos dentro del movimiento obrero, como ante sus propios camaradas revolucionarios. Es la tradición defendida igualmente por Bilan quien, en su esfuerzo de elaboración del programa comunista al calor de las pasadas derrotas, se comprometió en el debate con las diferentes corrientes del movimiento proletario internacional del momento (los grupos procedentes de la Oposición Internacional de Izquierdas, los de la Izquierda Comunista Holandesa y Alemana etc.).

En este artículo no podemos realizar un repaso de todos los textos que han aparecido en la Revista Internacional aunque vamos a intentar publicar una lista completa de ellos en la nuestra WEB. Intentaremos mostrar cuales han sido los ejes centrales de nuestro esfuerzo en esos 3 aspectos clave de la lucha teórica del marxismo.

Reconstruir el pasado revolucionario del proletariado

Dada la interminable campaña de difamación contra la memoria de la revolución rusa y los esfuerzos de los historiadores burgueses para esconder la envergadura internacional de la oleada revolucionaria desencadenada por la insurrección de Octubre, un amplio espacio de nuestra Revista ha sido concedido necesariamente a la reconstrucción de la verdadera historia de esos acontecimientos, afirmando y defendiendo la experiencia proletaria contra las mentiras manifiestas de la burguesía así como las mentiras por omisión, todo ello con el fin de desgajar sus auténticas lecciones tanto frente a las distorsiones de la Izquierda del capital como ante las conclusiones erróneas sacadas dentro del actual movimiento revolucionario.

Por citar los ejemplos más destacados la Revista Internacional no 3 contiene un artículo que elabora el marco para comprender la degeneración de la Revolución Rusa en respuesta las confusiones existentes en el medio revolucionario del momento (concretamente en el grupo Revolutionary Workers Group de Estados Unidos); también contiene un largo estudio de las lecciones de la insurrección de Krondstadt ([2]) ocurrida en un momento clave del declive de la revolución. La Revista Internacional nos 12 y 13 incluye artículos reafirmando el carácter proletario del partido bolchevique y de la insurrección de Octubre, combatiendo las ideas medio mencheviques del consejismo ([3]); estos artículos surgieron de un debate en el grupo que iba a prefigurar la CCI –Internacionalismo de Venezuela en los años 60– y fueron publicados bajo la forma de folleto bajo el título Octubre 1917, comienzo de la revolución mundial. En el momento del colapso de los regímenes estalinistas, publicamos en Revista Internacional nos 71, 72 y 75 una serie de artículos en respuesta al vasto torrente de propaganda sobre la muerte del comunismo, dirigidos en particular a combatir la fábula que presente Octubre como un golpe de Estado bolchevique y mostrando en detalle porqué el aislamiento del bastión proletario en Rusia lo que lo condujo a su degeneración ([4]). Estos temas los abordamos de nuevo analizando más detenidamente los principales momentos de la Revolución en Rusia entre febrero y octubre de 1917 (ver Revista Internacional nos 89 a 91) ([5]). Desde sus principios la posición de la CCI ha consistido en una defensa militante de la revolución rusa, pero no hay duda alguna que la CCI ha ido madurando en su posición liberándose de los iniciales residuos consejistas que acompañaron su nacimiento y evitando cualquier visión apologética tanto sobre la cuestión del partido como sobre figuras clave como fueron Lenin o Trotski.

La Revista Internacional contiene también un examen de las lecciones de la Revolución alemana en uno de sus primeros números (el no 2) y dos artículos con ocasión de su 70o aniversario (Revista Internacional nos 55 y 56), un acontecimiento cuidadosamente ocultado por la historiografía burguesa. Pero la revolución alemana es analizada de forma mucho más profunda en nuestra serie publicada en Revista Internacional nos 81 a 83, 85, 88, 90, 93, 95, 97 a 99 ([6]). En esta serie podemos ver una maduración definitiva de la CCI en su postura ante este sujeto, una posición más critica sobre las lagunas organizacionales y políticas del movimiento comunista alemán y una comprensión más profunda de la construcción del partido revolucionario. Otros artículos han tratado la oleada revolucionaria mundial de 1917-23 en un sentido más amplio: sobre Zimmerwald (no 44) ([7]), sobre la formación de la Internacional Comunista en el no 57, sobre la extensión y significado de la oleada revolucionaria en el no 80 ([8]), sobre la capacidad del proletariado para acabar con la guerra en el no 96 ([9]).

Otros eventos clave de la historia del movimiento obrero han sido abordados en artículos específicos: la revolución en Italia (no 2) ([10]), España 1936 y el papel de las “colectividades anarquistas” (nos 15, 22 y 47) ([11]), las luchas en Italia 1943 (no 75) ([12]) y de forma más general artículos denunciando los crímenes de las “democracias” en la IIª Guerra Mundial (nos 66, 79 y 83) ([13]), las series sobre las luchas obreras en los países del Este abordando los movimientos masivos de 1953, 1956 y 1970 (nos 27 a 29) ([14]), una serie sobre China en la cual se denuncia el mito del maoísmo (nos 81, 84, 94 y 96) ([15]), reflexiones sobre los acontecimientos en Francia durante Mayo 1968 (nos 14, 53, 74 y 93) ([16]).

Íntimamente ligado a estos estudios hemos hecho un constante esfuerzo para recuperar la casi olvidada historia de la Izquierda Comunista perdida en estos gigantescos episodios. Una profundización en nuestra comprensión que sin esta historia no podría haber existido. Este esfuerzo ha tomado la forma tanto de publicación de los raros textos que, en muchos casos, eran traducidos por primera vez, como del desarrollo de nuestras propias investigaciones sobre las posiciones y evolución de estas corrientes. Podemos mencionar los siguientes estudios aunque, una vez más, la lista no es exhaustiva: la Izquierda Comunista de Rusia cuya historia está evidentemente relacionada con la degeneración de la revolución rusa (Revista Internacional nos 8 y 9) ([17]); sobre la Izquierda Alemana (la serie sobre “la Revolución Alemana” ya mencionada; la republicación de textos del KAPD: sobre el partido en el no 41 y su programa en el no 94); sobre la Izquierda holandesa en una larga serie (nos 40 a 50 y 52) que ha servido de base al libro sobre esta corriente aparecido en francés, italiano y próximamente en inglés; sobre la izquierda italiana a través de la republicación de los textos sobre la guerra de España (nos 4, 6 y 7) que han dado origen al folleto en castellano 1936: Franco y la República masacran al proletariado, que va a ser reeditado por tercera vez próximamente; sobre el fascismo (no 71) ([18]) y sobre el Frente Popular (no 47). También sobre la Izquierda Comunista de Francia, de la cual hemos publicado sus artículos y manifiestos contra la IIª Guerra Mundial (nos 77 y 88), sus textos sobre el capitalismo decadente y el capitalismo de Estado (nos 21 y 61) ([19]), su crítica del libro de Pannehoek Lenin filósofo (nos 27, 28 y 30), sus numerosas polémicas con el Partito Comunista Internazionalista (nos 33, 34 y 36). Por último, también de la Izquierda Comunista Mejicana sobre España, China y el tema de las nacionalizaciones en Revista Internacional nos 19 y 20 ([20]) o de la Izquierda Comunista Griega (comentario sobre el libro de Stinas en el no 72).

Inseparable con este trabajo de reconstrucción histórica ha sido la energía que hemos investido en textos que elaboran nuestra postura sobre las posiciones fundamentales de la clase que se derivan a la vez de sus experiencias de combate y de la reflexión teórica y la interpretación de esas experiencias realizada por las organizaciones comunistas. En ese sentido podríamos citar:

  • sobre el periodo de transición entre el capitalismo y el comunismo, en particular, tratando de sacar lecciones de la experiencia de Rusia sobre la relación entre el proletariado y el Estado del periodo de transición. Este fue un debate cardinal en el movimiento revolucionario en el momento de la constitución de la CCI, lo que se reflejó en numerosos textos de discusión de los diferentes grupos en la primera aparición de la Revista Internacional. El debate prosiguió dentro de la CCI con varios textos que se pronuncian a favor o en contra de la posición mayoritaria existente en la CCI (véase los nos 6, 11, 15 y 18) ([21]);
  • sobre la cuestión nacional: una serie de artículos analizan cómo abordó el movimiento obrero este problema en las dos primera décadas del siglo XX (Revista Internacional nos 37 y 42) ([22]). Una segunda serie examina esta cuestión en el periodo que va desde la oleada revolucionaria de 1917-23 hasta la farsa de luchas de “liberación nacional” en la fase de descomposición capitalista (nos 66, 68 y 69) ([23]);
  • los fundamentos económicos del imperialismo y la decadencia del capitalismo son abordados en diferentes textos. En respuesta a las críticas de otros grupos proletarios argumentamos la continuidad entre la teoría de Marx sobre la crisis y la que Rosa Luxemburg desarrolla en La Acumulación de Capital y otros textos (ver los nos 13, 16, 19, 22, 29 y 30) ([24]). Paralelo a ello defendemos el concepto básico de decadencia del capitalismo frente a sus detractores “radicales” tanto en el campo parásitos como fuera de él (nos 48, 49, 54 a 56, 58 y 60) ([25]);
  • otras cuestiones analizadas son la cuestión sindical en la IC (nos 24 y 25), la teoría de la aristocracia obrera (no 25) ([26]), la ecología (no 63). El terror, el terrorismo y la violencia de clase, fueron objeto de un debate importante en la CCI, en particular sí podrían existir en la decadencia capitalista grupos pequeño burgueses con una expresión política propia. La distinción que hace la CCI entre el terror del Estado burgués y el terrorismo pequeño burgués, así como la diferencia entre estos últimos y la violencia de clase del proletariado, es ampliamente abordada en Revista Internacional nos 14 y 15 ([27]).

Quizá sea este el lugar más adecuado para referirse a la serie sobre el comunismo que ha sido publicada regularmente en la Revista Internacional desde 1992. Originalmente el proyecto fue concebido como una sucesión de 4 o 5 artículos que clarificaban el significado real del comunismo en respuesta a la campaña de la burguesía basada en la ecuación comunismo = estalinismo. Pero al intentar aplicar el método histórico de la forma más rigurosa posible, la serie creció hasta convertirse en un re-examen más profundo de la biografía evolutiva del programa comunista, su enriquecimiento progresivo a través de las experiencias clave de la clase en su conjunto y de las contribuciones y debates de las minorías revolucionarias. Aunque la mayoría de artículos de la serie abordan necesariamente cuestiones políticas, porque el primer paso hacia la creación del comunismo es el establecimiento de la dictadura del proletariado, una premisa de la serie es que el comunismo va más allá del reino de la política hasta abordar la verdadera naturaleza social de la humanidad. De esta forma, la serie plantea el problema de la antropología marxista. La interrelación entre las dimensiones “política” y “antropológica” de la serie ha sido, de hecho, uno de sus ejes centrales. El primer volumen de la misma empezó con los precursores del marxismo y con la grandiosa visión del joven Marx de los fines últimos del comunismo (desde Revista Internacional no 68) ([28]); termina en el umbral de la huelga de masas de 1905 en Rusia la cual señala que el capitalismo está evolucionando hacia una nueva época donde la Revolución Comunista deja de ser una perspectiva global del movimiento obrero para convertirse en un elemento urgente de la agenda de la historia (Revista Internacional no 88). El segundo volumen se ha centrado en los debates y los documentos programáticos emanados de la gran oleada revolucionaria de 1917-23; después habrá que atravesar los años de contrarrevolución y el debate que renace sobre el comunismo en el periodo posterior a 1968 y tratar de clarificar el marco de discusión sobre las condiciones de la revolución del mañana. Pero al final tendrá que volver a la cuestión del porvenir de la especie humana en el futuro reino de la libertad ([29]).

Otro componente importante del esfuerzo de la Revista Internacional para dar una mayor profundidad histórica a las posiciones de clase defendidas por los revolucionarios es la constante preocupación por clarificar la cuestión de la organización. Esta ha sido ciertamente una de las cuestiones más difíciles para la generación de revolucionarios que emergió al final de los años 60, sobre todo por el trauma que significó la contrarrevolución estalinista y el poderoso influjo de las actitudes individualistas, anarquistas y consejistas en esa generación. Más adelante mencionaremos algunas de las numerosas polémicas que la CCI ha realizado con otros grupos del medio político proletario sobre esta cuestión, pero queremos significar que algunos de los textos más importantes de la Revista Internacional AL en materia de organización son el producto directo de los debates dentro de la propia CCI, del, a menudo, penoso combate que la CCI ha debido acometer en sus propias filas para reapropiarse plenamente la concepción marxista de la organización revolucionaria. Desde el comienzo de los años 80, la CCI ha sufrido 3 importantes crisis internas, cada una de las cuales ha tenido como resultado escisiones o salidas de militantes, pero de las cuales ha salido reforzada política y organizacionalmente. Para defender esta conclusión podemos aportar la calidad de los artículos que han surgido de estas luchas y que han sintetizado una mejor comprensión por parte de la CCI de la cuestión organizacional. Así, en respuesta la escisión provocada por la tendencia Chénier a principio de los años 80 publicamos 2 textos principales: el papel de la organización de los revolucionarios dentro de la clase (no 29) ([30]) y su modo de funcionamiento interno (no 33) ([31]). Este último, en particular, permanece como un texto clave, dado que la tendencia Chénier amenazaba con echar a la basura las concepciones básicas contenidas en nuestros estatutos, nuestras reglas internas de funcionamiento. El texto de la Revista Internacional nº 33 fue una clara restauración y elaboración de aquellas concepciones (aquí queremos destacar un texto muy anterior sobre los Estatutos en la Revista Internacional no 5). A mediados de los años 80, la CCI dio un paso suplementario ajustando las cuentas con las tendencias antiorganizacionales y las influencias consejistas que persistían en sus rangos, a través del debate con la tendencia que tomó la forma de “Fracción Externa de la CCI” en su comienzo y que actualmente es “Perspectiva Internacionalista”, un típico componente del medio parásito. Los textos principales publicados por la Revista Internacional acerca de este debate ilustran estas cuestiones clave: la estimación del peligro planteado por las ideas consejistas en el campo revolucionario actual (nos 40 y 43); la cuestión del oportunismo y el centrismo en el movimiento obrero (nos 43 y 44). Mediante este debate –y particularmente abordando las consecuencias que tiene en nuestra intervención en la lucha de clases–, la CCI adoptó definitivamente la noción de la organización revolucionaria como una organización de combate, una dirección política y militante dentro de la clase. El tercer debate, a mediados de los 90, retomó la cuestión del funcionamiento a un nivel más alto y reflejó la determinación de la CCI para enfrentar los vestigios del espíritu de círculo que habían presidido su nacimiento –para afirmar un espíritu abierto, centralizado, basado en los estatutos. Un método de funcionamiento riguroso contra las prácticas anarquistas basadas en redes de amistad e intrigas clánicas. Aquí, una vez más, un cierto número de textos de auténtica calidad expresan nuestros esfuerzos por restablecer y profundizar la posición marxista sobre el funcionamiento interno: en particular, la series de textos que abordan la lucha entre marxismo y bakuninismo en la Primera Internacional (nos 84, 85, 87 y 88) así como los dos artículos “¿Somos leninistas?”, en los nos 96 y 97 ([32]).

Analizando el movimiento real

La segunda tarea clave expuesta al principio de este artículo –la constante evaluación de una situación mundial cambiante – ha sido igualmente un elemento central en la Revista Internacional.

Casi sin excepción, cada número de la Revista Internacional empieza con una editorial consagrada a los acontecimientos más importantes de la situación internacional. Estos artículos representan la orientación general de la CCI ante tales eventos guiando y centralizando la toma de posición de nuestros órganos territoriales. Siguiendo el hilo de estas editoriales es posible darse una idea sucinta de la respuesta de la CCI ante los hechos más importantes de los años 70, 80 y 90: la segunda y tercera oleada internacional de luchas; la ofensiva del imperialismo USA en los 80, las guerras de Oriente Medio, el Golfo, Africa, los Balcanes; el colapso del bloque oriental en los albores de la descomposición capitalista; las dificultades de la lucha de clases ante la nueva época. Un rasgo común de trabajo ha sido la rúbrica regular ¿por donde va la crisis?, que, de nuevo, nos ha permitido poner en evidencia las tendencias generales y los momentos más importantes en el largo descenso del capitalismo en el lodazal de sus propias contradicciones. Junto a éste seguimiento trimestral hemos publicado también textos que desarrollan una visión a más largo plazo desde su estallido a finales de los 60, especialmente nuestra reciente serie 30 años de crisis abierta (Revista Internacional nos 96 a 98) ([33]). Análisis a más largo plazo de todos los aspectos de la situación internacional están contenidos igualmente en los informes y resoluciones de nuestros congresos que tienen lugar cada 2 años y que publicamos, siempre que es posible, en la Revista Internacional (ver nos 8,11, 18, 26, 35, 44, 51, 59, 67, 74, 82, 90, 92, 97 y 98).

En realidad, no es posible hacer una separación rígida entre los textos que analizan la situación corriente y los artículos teóricos o históricos. El esfuerzo de análisis estimula inevitablemente la reflexión y el debate el cual a su vez da lugar a Textos de Orientación más elaborados que definen la dinámica del conjunto del periodo y clarifican ciertos conceptos fundamentales. Estos textos suelen ser el producto de congresos internacionales o de reuniones de los órganos centrales de la CCI.

Por ejemplo, el tercer congreso de la CCI, en 1979, adoptó sendos textos de orientación sobre el curso histórico y sobre el paso de los partidos de izquierda del capital en la oposición, lo que proporcionó el marco básico para comprender, por una parte, la relación de fuerzas en el período abierto por la reanudación de la lucha de clase en 1968, y, por otra parte, la primera respuesta de la burguesía a la lucha de clase en los años setenta y 1980 (no 18). Una aclaración posterior sobre cómo la clase dominante manipuló el proceso electoral para responder a sus propias necesidades fue proporcionado por el artículo sobre el maquiavelismo de la burguesía en la Revista no 31 y en la correspondencia internacional sobre la misma cuestión en el no 39 ([34]). Del mismo modo, la reciente vuelta de la burguesía a una estrategia que consistía en colocar los partidos de izquierda al Gobierno también se analizó en un texto del XIIIo congreso de la CCI y se publicó en el no 98 ([35]).

El IVo congreso, celebrado en 1981, tras la huelga de masa en Polonia, adoptó un texto sobre las condiciones para la generalización de la lucha de clase, poniendo de relieve en particular que la extensión de las huelgas de masa hacia los centros del capitalismo mundial tendrá lugar en respuesta a la crisis económica capitalista y no a la Guerra Mundial capitalista; otra contribución intentó dar una vista histórica global al desarrollo de la lucha de clase desde 1968 (no 26). Los debates sobre Polonia, y obviamente sobre la segunda ola internacional de luchas cuyos acontecimientos en Polonia eran el punto culminante, dieron nacimiento a otros muchos textos importantes sobre las características de la huelga de masa (no 27) ([36]), sobre la crítica de la teoría del eslabón más débil (no 31) ([37]), sobre el significado de las luchas de las empresas siderúrgicas en Francia en 1979 y la intervención de la CCI en su seno (nos 17, 20) ([38]), sobre los grupos de trabajadores (no 21) ([39]), las luchas de los parados (no 14) etc. Un texto especialmente importante se refiere a la lucha del proletariado en el capitalismo decadente (no 23) ([40]) encaminado a demostrar porqué los métodos de lucha que eran los apropiados en el período ascendente (huelgas sindicales por sector, solidaridad financiera, etc.) debían estar superados, en el tiempo de decadencia, por los métodos de la huelga de masa. El esfuerzo permanente de seguir y proporcionar una perspectiva al movimiento de clase internacional se continuó en numerosos artículos durante la tercera ola de luchas de clase entre 1983 y 1988.

En 1989, otro acontecimiento histórico principal ocurrió en la situación internacional: el hundimiento del bloque imperialista del Este y la apertura definitiva de la fase de descomposición del capitalismo donde se manifiestan todas las características de un sistema decadente y se caracteriza en particular por la guerra creciente de todos contra todos a nivel imperialista. Aunque la CCI no haya previsto antes este hundimiento “pacífico” del bloque ruso, muy rápidamente vio en qué sentido el viento soplaba y ya se armaba de un marco teórico para explicar porqué el estalinismo no podía reformarse (véase los artículos sobre la crisis económica en el bloque ruso, nos 22, 23, 43, y en particular las tesis sobre “la dimensión internacional de la lucha de clase en Polonia” en el no 24). Este marco constituyó la base del texto de orientación “Sobre la crisis económica y política en los países del Este” en la Revista no 60 ([41]), que preveía el final definitivo del bloque mucho antes de que este se realizara por la caída del muro de Berlín y el hundimiento de la URSS. Las tesis tituladas “La descomposición, fase final de la decadencia del capitalismo” en el no 62 ([42]) y el artículo “Militarismo y descomposición” en el no 64 constituyen también guías importantes para comprender las características del nuevo período. Este último texto reanudó y empujó más lejos lo que se reflejaba en los artículos “Guerra, militarismo y bloques imperialistas” que se habían publicado en los nos 52 y 53 ([43]), antes del hundimiento del bloque ruso, y que desarrollaban el concepto de irracionalidad de la guerra en la decadencia capitalista. A través de estas contribuciones, resultó posible hacer progresar el marco para la comprensión de los afilados antagonismos imperialistas en un mundo sin la disciplina de los bloques. La exacerbación muy palpable de los conflictos ínter imperialistas, de la lucha caótica del cada uno para sí durante esta década, ha confirmado plenamente el marco desarrollado en estos textos.

La defensa del principio del debate abierto entre revolucionarios

En una reciente reunión pública organizada por el Communist Workers Organización en Londres, con respecto a la llamada de la CCI a una toma de posición adoptada en común de los grupos revolucionarios ante la guerra en los Balcanes, un camarada del CWO planteó la cuestión: “Dónde está la CCI?”. Dejó entender que “la CCI hizo más cambios de dirección que la Internacional comunista estalinista” y que su planteamiento “amistoso” hacia el medio no fuera más que el último de sus numerosos cambios de dirección. El grupo bordiguista PCI que publica al Proletario describió la llamada de la CCI en términos similares, denunciándolo como una “maniobra” (véase Revolución internacional no 294).

Tales acusaciones hacen seriamente dudar que estos camaradas hayan seguido la prensa de la CCI durante estos 25 últimos años. Un breve sobrevuelo de los 100 números de la Revista internacional sería suficiente para refutar la idea que la llamada a la unidad entre revolucionarios es un “nuevo cambio de dirección” de la CCI. Como ya lo dijimos, para nosotros el verdadero espíritu de la Izquierda comunista y, en particular, de la Fracción italiana, se basa en un debate político serio y de confrontación entre todas las distintas fuerzas en el campo comunista, y, por supuesto, entre los comunistas y los que luchan para incorporarse al terreno político proletario. Desde sus principios, y en oposición al sectarismo de sobra extendido que prevalecía en el medio como resultado directo de las presiones de la contrarrevolución, la CCI hizo hincapié en:

  • la existencia de un campo político proletario constituido de distintas tendencias que, de una manera o de otra, son expresiones de la conciencia de clase del proletariado;
  • la importancia central, en el seno de este campo, de los grupos que tienen su origen en las corrientes históricas de la Izquierda comunista;
  • la necesidad de la unidad y la solidaridad entre los grupos revolucionarios ante el enemigo de clase, y de frente a sus campañas anticomunistas, a su represión, a sus guerras;
  • la necesidad de un debate serio y responsable sobre las verdaderas divergencias entre estas organizaciones revolucionarias;
  • la necesidad última de la reagrupación de las fuerzas revolucionarias como parte de un proceso que conduce a la formación del partido mundial.

En la defensa de estos principios, hubo momentos donde lo más necesario era abordar las diferencias y otros en que la unidad de acción fue de primera importancia, pero eso nunca ha cuestionado ningún principio fundamental. Reconocemos también que el peso del sectarismo afecta a todo el medio y nosotros no nos proclamamos completamente inmunizados contra éste, aunque estamos mejor situados para combatirlo por el simple hecho de que reconocemos su existencia, al contrario de la mayoría de los otros grupos. En cualquier caso, nuestros propios argumentos a veces fueron debilitados por exageraciones sectarias: por ejemplo en un artículo publicado en WR y RI que lleva el título “El CWO gangrenado por el parasitismo político”, que podía sugerir que el CWO de verdad había pasado al campo de los parásitos y en consecuencia fuera del medio proletario, aunque el artículo en realidad estaba justificado básicamente por la necesidad de poner en guardia un grupo comunista contra los peligros del parasitismo. De manera similar, el título del artículo que publicamos sobre la formación del BIPR en 1985, La constitución del BIPR, un bluf oportunista (nos 40 y 41), podía implicar que esta organización había sucumbido enteramente al virus del oportunismo, mientras que en realidad siempre hemos considerado sus componentes como parte integral del campo comunista, aunque hayamos constantemente criticado mucho lo que consideramos ser francamente errores oportunistas. A partir de los primeros números de la Revista internacional, es fácil ver lo que ha sido nuestra verdadera actitud: el primer número contenía artículos de debate sobre el período de transición, reflejando el debate a la vez entre los grupos que formaron la CCI y otros que permanecieron fuera; la misma Revista indica también que algunos de estos grupos habían sido invitados o habían asistido a la conferencia de fundación de la CCI ([44]); más aún, la práctica de publicar en la Revista las contribuciones de otros grupos y elementos se continuó desde entonces (véase los textos del CWO, del grupo mexicano GPI; del grupo argentino Emancipación Obrera ([45]); de elementos de Hong Kong, de Rusia ([46]), etc.);

  • en el no 11 publicamos un texto votado en nuestro segundo congreso en 1977, definiendo los contornos del medio político proletario y del “pantano” e indicando nuestra política general hacia las otras organizaciones y elementos proletarios;
  • al final de los años setenta, dimos nuestro pleno apoyo a la propuesta de Battaglia comunista de una conferencia internacional entre los grupos de la Izquierda comunista, participado plenamente a todas las conferencias que se tuvo, publicado sus actas y de los artículos sobre las mismas en la Revista internacional y, en el contexto de las conferencias, defendiendo la necesidad para los grupos implicados de hacer tomas de posiciones comunes sobre las cuestiones centrales del día (como la invasión rusa de Afganistán en 1980). De la misma manera criticamos severamente la decisión de Battaglia comunista de hacer abortar estas conferencias (véase los nos 10, 16, 17, 22 ([47]) y también los folletos de los textos y actas de las tres conferencias internacionales de la Izquierda comunista 1977, 1978 y 1980);
  • a principios de los años ochenta, publicamos artículos analizando la crisis que afectó a varios grupos en el medio proletario (nos 29, 31…);
  • el no 35 contiene el llamamiento a los grupos proletarios hecho por nuestro 5º congreso internacional en 1983. Esta llamada no propone volver a convocar inmediatamente conferencias internacionales sino pretende establecer prácticas “más modestas” como la asistencia a las reuniones públicas de los otros grupos, de las polémicas más serias en la prensa, etc. ([48]) ;
  • en el nº 46, hacia a finales de 1986, expresan nuestro apoyo a la “propuesta internacional” lanzada por el grupo argentino Emancipación Obrera en favor de una mayor cooperación y de un debate más organizado entre los grupos revolucionarios;
  • en el nº 67, hemos publicado una nueva llamada al medio proletario, lanzado esta vez por parte de nuestro IXº congreso internacional en 1991.

Así la política de la CCI desde 1996 de llamar a una respuesta común a acontecimientos como las campañas de la burguesía contra la Izquierda comunista, o contra la guerra en los Balcanes, no representa de ningún modo un nuevo cambio de dirección o cualquier maniobra hipócrita sino está en plena coherencia con todo nuestro planteamiento hacia el medio proletario desde e incluso antes de que se hayan formado la CCI.

Las numerosas polémicas que publicamos en la Revista internacional forman también parte de esta orientación. No podemos alistarlos todas, pero podemos decir que a través de la Revista llevamos un debate constante sobre prácticamente cada aspecto del programa revolucionario con todas las corrientes del medio proletario y bastantes con algunos a la frontera de este medio.

Los debates con el BIPR (Battaglia comunista y el CWO) fueron ciertamente los más numerosos, indicación de la seriedad con la cual siempre hemos tratado esta corriente. Algunos ejemplos:

  • Sobre el partido: el problema del sustitucionismo (no 17); la maduración subterránea de la conciencia (no 43); la relación entre la fracción y el partido (nos 60, 61, 64, 65) ([49]);
  • sobre la historia de la Izquierda italiana y los orígenes del Partito Comunista Internazionalista (nos 8, 34, 39, 90, 91) ([50]);
  • sobre las tareas de los revolucionarios en la periferia del capitalismo (nº 46 y en este número);
  • sobre la cuestión sindical (no 51);
  • sobre el curso histórico (nos 36, 50, 89);
  • sobre la teoría de las crisis y el imperialismo (nos 13, 19, 86 ([51]), etc.);
  • sobre la naturaleza de las guerras en la decadencia (nos 79, 82 ([52]));
  • sobre el período de transición (no 47);
  • sobre el idealismo y el método marxista (no 99) ([53]);

Todo eso sin hablar de los numerosos artículos que tratan de la posición del BIPR sobre acontecimientos más inmediatos o sobre nuestra intervención en éstos (por ejemplo sobre nuestra intervención en la lucha de clase en Francia en 1979 o en 1995, sobre las huelgas en Polonia o el hundimiento del bloque del Este, las causas de la guerra del Golfo, etc.).

Con los bordiguistas, sobre todo discutimos de la cuestión del partido (nos 14, 23) ([54]), y también de la cuestión nacional (no 32), la decadencia (nos 77 et 78) ([55]), el misticismo (no 94) ([56]), etc.

Podríamos también citar las polémicas con los últimos descendientes del consejismo, los grupos holandeses Spartakusbond y Daad en Gedachte en el no 2 ([57]), el grupo danés Comunismo de consejo en el no 25 y con la corriente animada por Munis (nos 25, 29, 52). En paralelo a estos debates en el medio político proletario, escribimos muchas críticas de los grupos del pantano (la autonomía en el no 16 ([58]), el modernismo y el situacionismo en el no 80) ([59]),y llevamos el combate contra el parasitismo político que constituye, a nuestro modo de ver, un serio peligro para el campo proletario, causado por elementos que se reclaman formar parte de el, pero que desempeñan un papel completamente destructivo contra él (véase por ejemplo las “Tesis sobre el parasitismo” en el no 94 ([60]), los artículos sobre el FECCI en los nos 45, 60, 70, 92 ([61]), etc., sobre el CBG en el nº 83 ([62]), etc.).

Incluso cuando polemizamos muy duramente con otros grupos proletarios, siempre hemos intentado discutir de manera seria, basándonos no en especulaciones o deformaciones sino sobre las posiciones reales de los otros grupos. En la actualidad, dada la enorme responsabilidad que pesa sobre un campo revolucionario aún estrecho, intentamos hacer un mayor esfuerzo aún para discutir de manera adecuada y básicamente fraternal. Nuestros lectores pueden recorrer nuestros artículos polémicos en la Revista internacional y hacerse su propio juicio sobre el hecho de saber si lo hemos logrado. Desgraciadamente sin embargo, no podemos indicar más que muy pocas respuestas serias a la mayoría de estas polémicas, o a los muchos textos de orientación que propusimos explícitamente como contribuciones para el debate en el medio proletario. La mayoría del tiempo nuestros artículos o se ignoran o se desprecian como la última “locura” de la CCI, con ninguna tentativa real de combatir los argumentos que nosotros alegamos. En el espíritu de nuestras llamadas anteriores al medio político proletario, no podemos sino pedir que comencemos a superar los obstáculos sectarios que impiden un verdadero debate entre revolucionarios, una debilidad que no puede, en último resorte, sino beneficiar a la burguesía.

¡Camaradas! ¡Ayuden a difundir la Revista internacional!

Nos parece que podemos estar orgullosos de la Revista internacional y estamos convencidos de que es una publicación que pasará la prueba del tiempo. Aunque las situaciones hayan cambiado profundamente desde que la Revista comenzó, aunque los análisis de la CCI hayan madurado, no pensamos que los 100 números que hemos publicado, o los numerosos números que publicaremos en el futuro, se volverán obsoletos. No es por casualidad, por ejemplo, sí muchos de nuestros nuevos contactos, una vez que se interesan seriamente por nuestras posiciones, comienzan por constituirse una colección de los antiguos números de la Revista Internacional. Pero somos también demasiado conscientes de que nuestra prensa, y la Revista internacional en particular, sólo es leída por una pequeña minoría. Sabemos que hay razones objetivas históricas que explican la debilidad numérica de las fuerzas comunistas hoy, su aislamiento del conjunto de la clase, pero la conciencia de estas razones, si exige realismo por nuestra parte, no es una excusa para la pasividad. Las ventas de la prensa revolucionaria, y en consecuencia de la Revista internacional, pueden ciertamente aumentar, aunque sólo de manera modesta, por una fuerza de voluntad revolucionaria por parte de la CCI, y de sus lectores y sus simpatizantes. Esta es la razón por la que queremos concluir este artículo con una llamada a nuestros lectores para que participen activamente en el esfuerzo de aumentar la difusión y la venta de la Revista internacional, encargando antiguos números y colecciones completas, encargando copias suplementarias para difundirlos, ayudándonos a encontrar librerías y agencias de distribución donde podemos depositar la Revista internacional. El acuerdo teórico con la idea de la importancia de la prensa revolucionaria implica también un compromiso práctico en su venta, puesto que no somos como algunos de estos anarquistas que desprecian ensuciarse las manos en la venta y la contabilidad, sino los comunistas que pretenden llegar a nuestra clase lo más ampliamente posible. Sabemos que eso no puede hacerse más que de una manera organizada y colectiva.

Al principio de este artículo, destacábamos la capacidad de nuestra organización para proseguir sin fallo durante un cuarto de siglo la publicación de un número trimestral, mientras que tantos otros grupos publicaron de manera irregular, intermitente, cuando no han desaparecido sencillamente. Se podría obviamente destacar que después de 25 años de existencia de la CCI, no aumentó la frecuencia de su publicación teórica. Es obviamente la señal de una determinada debilidad. Pero a nuestro sentido esta debilidad no es la de nuestras posiciones políticas o nuestros análisis teóricos. Es una debilidad que pertenece al conjunto de la Izquierda comunista en el seno de la cual la CCI representa a pesar de todo, aunque sus fuerzas sean reducidas, la organización política con mucho la más importante y más amplia. Es una debilidad del conjunto de la clase obrera que, aunque haya sido capaz de salir de la contrarrevolución al final de los años sesenta, encontró en su camino obstáculos considerables, el hundimiento de los regímenes estalinistas y desarrollo de la descomposición general de la sociedad burguesa no son los menores. En particular, una de las características de la descomposición, que pusimos de relieve en nuestros artículos, consiste en el desarrollo en toda la sociedad, y también en la clase obrera, de toda clase de visiones superficiales irracionales y místicas, en detrimento de un enfoque profundo, coherente y materialista, cuya teoría marxista constituye precisamente la mejor expresión. En la actualidad, los libros de esoterismo tienen incomparablemente más éxitos que los libros marxistas. Aunque teníamos las fuerzas de publicar más frecuentemente en tres lenguas la Revista internacional, su difusión actual justificaría que hagamos un tal esfuerzo. Es por eso también que comprometemos nuestros lectores a sostenernos en este esfuerzo de difusión. Al participar en este esfuerzo, participan en el combate contra todos los miasmas de la ideología burguesa y la descomposición que el proletariado deberá superar con el fin de abrirse el camino de la revolución comunista.

Amos, diciembre de 1999


[29] Para leer la serie sobre el Comunismo en su conjunto en nuestra Web pulsar en Textos por Temas en nuestra sección Temas de Reflexión y Discusión (https://es.internationalism.org/go_deeper ), la rúbrica ¿Qué es el comunismo?

[32]El conjunto de artículos mencionados se puede seguir en https://es.internationalism.org/series/516

[33] Estos 3 artículos se pueden seguir en https://es.internationalism.org/series/520

[34] “El método para comprender la lucha de clases”, https://es.internationalism.org/node/2325

[36] “Una año de lucha de clases en Polonia”, https://es.internationalism.org/node/2318

[38] “Francia, Longwy y Denain nos marcan el camino”, https://es.internationalism.org/node/2129 y “La intervención de los revolucionarios: respuesta nuestros censores”, https://es.internationalism.org/node/2142

[41] “Tesis sobre la crisis económica y política de los países del Este”, https://es.internationalism.org/node/3451

[47] "Segunda Conferencia de los grupos de la Izquierda Comunista" ; “Resoluciones presentadas por la CCI a la 2ª Conferencia Internacional”, https://es.internationalism.org/node/2289 ; “El sectarismo, una herencia de la contrarrevolución que hay que superar”, https://es.internationalism.org/node/2829

[48] “Llamamiento a los grupos políticos proletarios”, https://es.internationalism.org/node/2771

[54] “El partido desfigurado, la concepción bordiguista”, https://es.internationalism.org/node/2132

 

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Vida de la CCI