Textos de la Izquierda Mexicana (1937-38)

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Presentación

La Guerra de España de 1936-39 iba a ser una prueba decisiva para los grupos de izquierda salidos de la 3° Internacional integrada ésta definitivamente en el campo de la burguesía. La formidable, inmediata y espontánea respuesta de las masas trabajadoras contra el “alzamiento” militar de Julio de 1936 acabó rápidamente por ser desviada y extirpada de su terreno de clase, y eso gracias a la “izquierda”, los partidos socialista y estalinista, y también gracias a los anarquistas de la FAI y a los sindicalistas de la CNT, para terminar siendo una guerra capitalista.

El que los partidos socialistas y estalinistas exaltaran la campaña por la guerra y se pusieran al frente de ella  no tiene nada de sorprendente. Pasados desde hacía tiempo al campo capitalista, esos partidos “obreros”  no hacían más que cumplir su tarea capitalista, al no ser la guerra otra cosa sino la continuación de la política de defensa de los intereses del capital por otros medios. Por su pasado “obrero” y “socialista”, esos partidos son los mejor situados entre las fuerzas políticas de la burguesía para mistificar a la clase obrera, desviarla de su lucha y alistarla para la matanza imperialista.

Respecto a esos partidos de  izquierda, su toma de posición a favor de la guerra y su participación como dirigentes de ella no es, desde luego, ninguna sorpresa. Lo contrario sí que lo hubiera sido. Pero ¿cómo explicar que corrientes como la anarco-sindicalista, la CNT, o la de los trotskistas y detrás de éstos, la gran mayoría de grupos de izquierda hubieran caído y se hubieran entrampado en el torbellino de la guerra?. Unos llegarían incluso a participar desde dentro del gobierno de defensa nacional (... republicano) como la CNT  o, de manera más subalterna, el POUM, los demás, aunque se opusieran a la participación gubernamental (los trotskistas), no dejaron, sin embargo, de predicar la participación en la guerra en nombre del frente único antifascista lo más amplio posible. Otros, más radicales, se fueron a la guerra en nombre de la resistencia antifascista  OBRERA, algunos otros, lo hicieron por aquello del “enemigo N° 1” a destruir en el frente militar, para después, tras la victoria (¡?) dedicarse a la lucha de la clase obrera. Los hubo incluso que llegaron a considerar que el estado de la zona republicana no era ya sino una simple fachada que había perdido todo significado.

En su gran  mayoría, aquellos grupos de izquierda que durante años habían encontrado su fuerza y razón de ser en la resistencia a la degeneración de los P C y de la Internacional Comunista, aquellos grupos que combatían sin cuartel al estalinismo, en nombre del internacionalismo proletario, se dejaron, sin embargo, atrapar en los engranajes de la guerra a causa de los sucesos en España.

Es verdad que fue a menudo con muchas críticas y reservas, agarrándose a todo tipo de justificaciones falaces para calmar su propia angustia, como aquellos grupos se metieron de lleno y justificaron su apoyo activo a la guerra de España. ¿Por qué?

Había, para empezar, el fenómeno del fascismo. Nunca se planteó este problema de manera clara y correcta, ni se analizó a fondo en la Internacional comunista. Ésta pronto acabó anegándolo en el rollo de las consideraciones de tácticas y de maniobras de Frente Único.

La diferencia de formas de la dictadura burguesa (democracia o fascismo) se iba transformando poco  a poco en el antagonismo fundamental de la sociedad, sustituyendo al de la oposición histórica de clase: Proletariado-Burguesía.

De esta manera, las fronteras de clase quedaron ocultas y confusas: Democracia venía a ser el terreno de movilización del proletariado y Fascismo sinónimo de capitalismo. Según esta “nueva” ideología de división en la sociedad, el terreno histórico del proletariado desaparecía definitivamente, quedándole a la clase obrera como toda alternativa, la de servir de apéndice. El asco y el odio lógico de los obreros por la represión bárbara y sin guantes de las bandas asesinas del fascismo eran terreno fácil para ser explotados con mano maestra por todas las fuerzas llamadas democráticas del capital para embaucar al proletariado, haciendo que se fijara en un “enemigo principal” y que así se olvidara de que el fascismo no era sino un elemento de una clase que, frente a él, permanece siempre unida como clase enemiga.

El antifascismo, en tanto que entidad que sustituye al anticapitalismo, en tanto que frente inmediato privilegiado de la lucha contra el capitalismo, se había convertido en la mejor plataforma para que el proletariado se hundiera en las arenas movedizas del capitalismo, y a estas arenas se dejaron arrastrar la mayoría de los grupos de izquierda, para en ellas desaparecer,. Si bien hubo militantes aislados que pudieron encontrarse después de la guerra mundial, no ocurrió así  con los grupos políticos como la Unión Comunista de Francia, el Grupo Internacionalista de Bélgica el GIC de Holanda, la minoría de la Fracción Italiana y tantos otros que se perdieron en el naufragio.

Otra piedra con que tropezarían esos grupos de izquierda fue la de su comprensión incompleta del profundo significado histórico de la guerra en la fase de ocaso del capitalismo. No  veían en la guerra más que su motivación inmediata, contingente, de enfrentamiento antiimperialista. No se daban cuenta que más allá de esas determinaciones inmediatas y directas, las guerras imperialistas de nuestro período expresan el callejón  sin salida a que ha llegado el sistema capitalista como tal. A este nivel  la única solución posible ante esas contradicciones es su superación por la revolución comunista. Sin ésta, la sociedad entra inexorablemente en un movimiento de decadencia y autodestrucción. La guerra imperialista se presenta entonces como la única alternativa a la revolución. Este carácter histórico de movimiento de destrucción y autodestrucción, en oposición directa a la revolución, marca a cualquier guerra  actual, sea cual sea la forma que tome de guerra local o generalizada,  guerras antiimperialistas, de independencia o de liberación nacional, guerra de la democracia contra el totalitarismo, y también las que se presentan dentro de un mismo país bajo la forma de fascismo contra antifascismo.

Dos grupos, porque estaban sólidamente afirmados en el terreno de clase y del marxismo, supieron mantenerse firmes y no sucumbir ante la doble prueba que significó la guerra de España 1936-39; fueron las fracciones  italiana y belga de la Izquierda Comunista. A pesar de muchas debilidades, su obra sigue siendo una muy seria contribución al movimiento revolucionario y aún hoy es una preciosa fuente de reflexión teórica para los revolucionarios. Sabían  que estaban condenados al peor de los aislamientos, pero no por eso se doblegaron sus convicciones, pues también sabían  que ese es el precio que tiene que pagar cualquier grupo auténticamente revolucionario en un período de derrota y retroceso del proletariado, que termina en la guerra. Y cuando el ensordecedor ruido de los cañones y de las bombas de la guerra en España, cubría a la ya débil voz de la Izquierda Comunista, del otro lado del mundo, desde México, firmado por un “Grupo de Trabajadores Marxistas”, llegaba un manifiesto que Bilan saludó calurosamente como “rayo de luz”.

Fue en medio de la oscuridad de la guerra de España como un grupo de revolucionarios, algunos en ruptura con el trotskismo, vuelve a encontrar el camino de clase y se forma para denunciar la guerra imperialista, para denunciar a sus proveedores conscientes o no, para llamar a los obreros a romper con aquellas repugnantes alianzas de clases en los frentes de guerra antifascista. Muy difícil fue el esfuerzo para constituir este grupo revolucionario, trágicamente aislado en un país como México, sometido a la represión del estado democrático, atacados por todas partes y en particular por los trotskistas que desencadenaron contra él una furiosa campaña de inmundas calumnias y de denuncias policiacas. A partir de la oposición a la guerra “antifascista” en España, el grupo sintió la necesidad imperiosa de remontar el curso de la historia y someter a examen crítico y teórico todas las posturas, postulados y práctica de los movimientos trotskistas y asimilados.

Sobre muchas cuestiones fundamentales compartimos con el grupo sus planteamientos y conclusiones políticas, y, en particular, sobre el período de decadencia y la cuestión nacional. En ellos saludamos a predecesores nuestros, un momento más de la continuidad histórica del programa del proletariado. Al publicar una primera serie de documentos de este grupo, mostramos también la vida y la realidad de esa continuidad política. Esos documentos, totalmente ignorados, encontrarán, estamos seguros, un vivo interés en todos los militantes revolucionarios, porque aportan nuevos elementos para conocer y reflexionar sobre los problemas de la revolución proletaria.

En un próximo número publicaremos dos textos teóricos de este grupo, uno sobre las nacionalizaciones y otro sobre la cuestión nacional

 

La masacre de Barcelona

¡Una lección para los trabajadores de México!
¡En México no debe repetirse el descalabro sufrido por los trabajadores de España!

 

Cada  día nos dicen que vivimos en una república democrática. Que tenemos un gobierno obrerista. Que este gobierno es la mejor defensa contra el fascismo.

Los trabajadores de España pensaban que vivían en una república democrática. Que tenían un gobierno obrerista. Que este gobierno era la mejor defensa contra el fascismo.

Mientras que los trabajadores no estaban en guardia, teniendo más confianza en el gobierno capitalista que en sus propias fuerzas, los fascistas, en plena vista del gobierno, prepararon su golpe del mes de Julio del año pasado, -precisamente como el gobierno de Cárdenas permite a los Cedillo, Morones, Calles, etc., preparar su golpe, mientras el adormece a los trabajadores con su demagogia “obrerista”.

¿Cómo fue posible que los trabajadores de España en julio del año pasado no entendieran que el gobierno “antifascista” les había traicionado, permitiendo la preparación del golpe de los fascistas?. ¿Y cómo es que los trabajadores de México no han sacado ningún  provecho de esta experiencia dolorosa?.

Porque el gobierno de España hábilmente continuó su demagogia y se puso al frente de los trabajadores, engañándoles otra vez con la consigan: ¡El único enemigo es el fascismo!

Tomando la dirección de la guerra  que los trabajadores habían comenzado, la burguesía la convirtió de guerra clasista en guerra capitalista, en la que los trabajadores han dado su sangre en defensa de la república de sus explotadores.

Sus líderes, vendidos a la burguesía, dieron la consigna: ¡No a las demandas de clase hasta que no hayamos vencido a los fascistas!.

Y durante nueve meses los trabajadores no han organizado una sola huelga, han permitido al gobierno disolver sus comités de base que habían surgido en los días de julio, y supeditar las milicias obreras a los generales de la burguesía. Han sacrificado su propia lucha para no perjudicar la lucha contra los fascistas.

 

¿Por qué Cardenas da su apoyo a Azaña?

¡Para afirmar la confianza de los trabajadores en su obrerismo!. El gobierno de Cárdenas tiene el interés que los trabajadores de México no entiendan que el gobierno “antifascista” de España había permitido a los fascistas preparar el golpe. Porque si entienden lo que pasó en España, entenderán también lo que está pasado en México.

Por esta razón Cárdenas dio su apoyo al gobierno legalmente constituido de Azaña y le mandó armas. Demagógicamente dijo que estas eran destinadas para la defensa de los trabajadores contra los fascistas.

Las últimas noticias llegadas de España han destruido para siempre esta mentira: El gobierno legalmente constituido de Azaña utilizó las armas para matar a los heroicos trabajadores de Barcelona cuando ellos se defendieron contra el gobierno que quiso desarmarles el día 4 de mayo de este año.

Hoy como ayer, el gobierno de Cárdenas ayudará al gobierno legalmente constituido de Azaña, pero hoy no contra los fascistas, sino contra los trabajadores.

La opresión sangrienta que siguió al levantamiento de los trabajadores de Barcelona ha mostrado la verdadera situación en España, como un relámpago que ilumina la noche. Quedan destruidas todas las ilusiones de nueve meses. ¡En su lucha feroz contra los trabajadores de Barcelona, Gerona, Figueras y otros lugares, el gobierno “antifascista” se desenmascaró!

No sólo mandó su policía especial, sus Guardias de Asalto, sus ametralladoras y tanques contra los trabajadores, sino liberó presos fascistas y retiró del frente regimientos “leales”, debilitándole y ¡exponiéndole al ataque de Franco!.

Estos hechos han mostrado que el verdadero enemigo del frente Popular no son los fascistas sino los trabajadores.

¡TRABAJADORES DE BARCELONA!

¡Habéis luchado magníficamente!, sin embargo habéis perdido. La burguesía pudo aislaros. Vuestra fuerza sola no fue suficiente.

Trabajadores de la retaguardia: Debéis luchar juntos con los compañeros en el frente, juntos contra el mismo enemigo: no como vuestra burguesía lo quiere, contra el ejército de Franco, sino contra la burguesía misma, sea fascista o “antifascista”.

Debéis mandar agitadores al frente con las consignas: ¡Rebelión contra nuestros generales! ¡Fraternización con los soldados de Franco, en su mayoría campesinos que han caído en las redes de la demagogia fascista, porque el gobierno del Frente Popular no les había cumplido su promesa de darles tierra! ¡Lucha común de todos los oprimidos, sean trabajadores o campesinos, españoles o moros, italianos o alemanes, contra nuestro enemigo común: la burguesía española y sus aliados internacionales, el imperialismo!.

Para esta lucha necesitáis un partido que sea verdaderamente vuestro. Todas las organizaciones de hoy, desde los socialistas a los anarquistas, están al servicio de la burguesía. En los últimos días en Barcelona han colaborado una vez más con el gobierno para restablecer “el orden” y “la paz”.

¡Forjar este partido clasista e independiente es la condición de vuestro triunfo!.

¡Adelante camaradas de Barcelona, por una España Soviética!

¡Fraternización con los campesinos engañados en el ejercito de Franco, para la lucha contra nuestros opresores comunes, sean fascistas o “antifascistas”!

¡Abajo la masacre de trabajadores y campesinos, por  Franco, Azaña y compañía!

¡Convirtamos la guerra imperialista en España en guerra clasista!

¡TRABAJADORES DE MÉXICO!

¿Cuándo os despertaréis?

¿Dejaréis a la burguesía mexicana repetir el mismo engaño que en España? ¡NO! ¿Necesitaremos también nueve meses de matanzas par entender este engaño? ¡NO! ¡Vamos a aprender la lección de Barcelona!.

El engaño de la burguesía española ha sido posible solamente porque todos los líderes habían traicionado, al igual que en México, relegando la defensa de sus intereses a la magnanimidad del gobierno “obrerista”, y porque habían convencido a los trabajadores que la lucha contra el fascismo demandaba una tregua con la burguesía republicana.

Los líderes sociales de México han abandonado la lucha de conquistas económicas y han entregado a los trabajadores maniatados al gobierno.

Todos los organismos sindicales y políticos de México apoyan el envío de armas por el gobierno de Cárdenas a los asesinos de nuestros compañeros de Barcelona. Todos dan su apoyo a la demagogia del gobierno. Ninguna organización expone el verdadero papel del gobierno de Cárdenas.

¡Si los trabajadores de México no forjan un partido verdaderamente clasista e independiente, tendremos que sufrir el mismo descalabro que los trabajadores de España!.

Sólo un partido independiente del proletariado puede contrarrestar el trabajo del gobierno que separa a los campesinos de los  trabajadores, con su distribución farsante de unos pedacitos de tierra en la laguna, para enfrentarlos mañana contra los trabajadores industriales.

La lucha contra la demagogia del gobierno, la alianza con los campesinos y la lucha por la revolución proletaria en México bajo la bandera de un nuevo partido comunista será la garantía de nuestro triunfo y la mejor ayuda a nuestros hermanos de España.

 

¡Alerta trabajadores de México!            

¡No más armas a los asesinos de nuestros hermanos de España!

¡No os dejéis sorprender por el falso obrerismo del gobierno!               

¡Luchemos por un partido clasista independiente!

¡Abajo los gobiernos de Frente Popular!

¡Arriba la dictadura del proletariado!

Grupo de Trabajadores Marxistas

 

República en España, “democracia en México”

En el primer momento de la lucha en España, el proletariado se peleó como fuerza  independiente. La lucha comenzó como guerra civil, pero muy pronto, la traición de todos los partidos transformó la lucha de clases en colaboración de clases, y la guerra civil en guerra imperialista.

Todos los partidos (incluidos los anarcosindicalistas) han roto el movimiento huelguístico dando la consigna:¡ninguna reivindicación de clase antes de que hayamos ganado la guerra! El resultado de esta política ha sido tal, que el proletariado español ha abandonado la lucha de clases y ha dado su sangre por la defensa de la república capitalista. A través de la guerra de España, la burguesía se ha dedicado a unificar en el cerebro del trabajador español y mundial, los intereses de clase de éste con los intereses de clase de la democracia burguesa para que abandone sus propios medios de lucha, para que acepte el método de la burguesía: lucha territorial, proletarios contra proletarios.  

Estamos viendo como, en la misma medida en que crece el heroísmo del proletariado español y la solidaridad del proletariado mundial, la conciencia de clase de los trabajadores baja el mismo ritmo.

La burguesía mundial, sobre todo la llamada “democrática” ve con buenos ojos el heroísmo del proletariado español y la solidaridad del proletariado internacional para desviar la lucha del terreno nacional al terreno “internacional”: de la lucha contra su propia burguesía a la lucha contra el fascismo de España, de Alemania y de Italia. Ese método ha beneficiado mucho a la burguesía de todos los países; es así como se han roto las huelgas. La guerra de España y su explotación por la burguesía ha unido más estrechamente al proletariado de cada país a su propia burguesía.

El gobierno de México supera a los demás gobiernos capitalistas, por su manera sistemática y demagógica de aprobar la guerra de España par así reforzar sus posiciones, uniendo al proletariado mexicano a su  burguesía.

Las organizaciones obreras, que piden que su gobierno mande armas a España, dan en realidad su apoyo, no al proletariado español, sino a la burguesía española y a su propia burguesía. Asimismo, las colectas y el envío de voluntarios al frente no da más resultado que el de prolongar las ilusiones del proletariado español y de cada país y proveer en carne de cañón a la burguesía española e internacional.

El actual gobierno de México se da por tarea la de continuar la obra de sus predecesores, es decir, destruir el movimiento obrero independiente para que México se convierta en un territorio de dura explotación para el capitalismo internacional. Lo que ha cambiado con respecto al gobierno anterior es únicamente la forma como cumple esa tarea, es decir,  intensificando la demagogia izquierdizante. El gobierno actual se presenta ante las masas como la expresión de una  verdadera democracia.

El deber de la vanguardia del proletariado es señalar a su clase y a las masas trabajadoras en general, lo siguiente:  primero, que la democracia no es sino una forma de la dictadura capitalista y que la burguesía emplea  esta forma  cuando la dictadura abierta ya no le sirve; segundo, que la función de la democracia es la de corromper la independencia ideológica y organizativa del proletariado; tercero, que la burguesía siempre completa el método violento de opresión con el de la corrupción; cuarto, que los métodos democráticos de hoy tienen como función la de preparar el terreno para la opresión brutal del movimiento obrero y para una dictadura  abierta en el futuro;  que el gobierno de Cárdenas permite a los elementos reaccionarios de dentro y de fuera de gobierno que vayan forjando sus armas para la opresión brutal en el futuro (amnistía, etc).

El gobierno actual está intentando separar a los obreros de sus aliados naturales, los campesinos pobres, e incorporar  a las organizaciones de ambas clases en el aparato de Estado. El gobierno organiza y entrega armas a los campesinos para que éstos las usen después contra el proletariado. Al mismo tiempo, está intentando acabar  con todas las organizaciones del proletariado para formar un único partido y una única central sindical ligada directamente al estado. El gobierno aprovecha la división en el seno del proletariado para debilitar a todas las organizaciones existentes: primero oponiéndolas entre sí, segundo unificando las secciones locales y regionales con la ayuda dirigida desde el estado. Últimamente, el gobierno ha empleado a Trotski y a los trotskistas para debilitar a los estalinistas en la G.T.N. El deber de la vanguardia del proletariado es denunciar y combatir sistemáticamente las maniobras del gobierno intensificando la lucha anti-gubernamental tanto como el gobierno intensifica su trabajo corruptor y demagógico; segundo, acelerar el trabajo de preparación de un partido de clase; tercero, elaborar una táctica revolucionaria para la unificación del movimiento sindical plenamente independiente del estado; cuarto, empezar un trabajo sistemático entre los obreros agrícolas y campesinos pobres para romper su confianza en el estado en vistas a su alianza con el proletariado de las ciudades.

Cada gobierno capitalista de un país semi-colonial es un instrumento del imperialismo. El gobierno actual de México es un instrumento del imperialismo U.S.A. Su política sirve fundamentalmente al imperialismo, intensificando la esclavitud de las masas mexicanas. El deber de la vanguardia del proletariado es desenmascarar la demagogia anti-imperialista del gobierno y mostrar a las masas del continente y del mundo que la colaboración del gobierno mexicano es hoy indispensable para la extensión del imperialismo, como así lo prueba la función que ha cumplido la delegación mexicana en la Conferencia de Buenos Aires. El resultado de ésta fue la intensificación del dominio de los USA, sobre todo en México.

Los métodos demagógicos del gobierno mexicano actual, respecto al movimiento obrero y a la agitación en los campos, ha inspirado tanta confianza al imperialismo USA que los bancos de Wall Street  han ofrecido un gran préstamo al gobierno mexicano a condición de que los impuestos de las compañías petroleras sirvan de garantía para el pago de los intereses. El gobierno acepta esta condición, sin encontrar la menor oposición en todo el país como ocurrió con el gobierno anterior. Esto le ha sido posible gracias a la popularidad que le han dado la ayuda al gobierno español y la distribución de tierras en la laguna, y también gracias a la afirmación de que el préstamo serviría para la construcción de máquinas. Así pues, vemos como el proletariado, para luchas ventajosamente contra la burguesía mexicana, tiene que luchar sistemáticamente contra su política exterior, y cómo para luchar contra Cárdenas tiene que luchar también contra Roosevelt.

Teniendo en cuenta que el gobierno mexicano depende en toda su política del imperialismo americano, eso ha ocurrido también en cuanto al derecho de asilo para Trotski porque así se lo ha autorizado su dueño, el imperialismo americano, el cual pretenderá utilizar a Trotski para sus maniobras diplomáticas internacionales, sobre todo en sus negociaciones con Stalin.

El  deber de la vanguardia del proletariado es señalar esta situación a los trabajadores sin dejar, naturalmente y al mismo tiempo, de luchar por el derecho de asilo para Trotski.

 

Grupo de Trabajadores Marxistas en México.

A las organizaciones obreras del país y del extranjero (extractos)

¡Compañeros!

Una organización que se llama comunista e internacionalista acaba de cometer un crimen con el cual demuestra que ni es comunista ni internacionalista: el crimen de denunciar a un compañero de lucha a la policía. La organización que ha cometido este crimen es la sección Mexicana de la Liga Comunista Internacionalista (IV Internacional), y su crimen es aún más grave porque se trata de denunciar a un compañero extranjero que reside en México, al que acusa de participar en la lucha proletaria del país en un sentido contrario a la política del gobierno del país.

En nuestras investigaciones, nos fue imposible dirigirnos al Partido Comunista Obrero de Alemania y a la Unión General de trabajadores del mismo país (a las cuales el dicho compañero había pertenecido durante 11 años, desde 1920 hasta 1931), porque el terror fascista los ha destruido. Pero nos dirigimos a la sección alemana de la Liga Comunista Internacionalista a la cual perteneció de 1931 a 1934, cuando salió de la organización por razón de su oposición a la nueva política de Trotski de entrar en los partidos de la segunda Internacional.

También nos dirigimos a la organización a la cual pertenecía Eiffel después de su emigración a los Estados Unidos. Citamos el párrafo siguiente de la respuesta que recibimos: “conocemos al compañero Eiffel desde varios años. Juntos con él hemos pasado por una lucha dura contra el revisionismo... Desde el momento de la creación de nuestra organización (Revolutionary workers League of United States) el compañero Eiffel ha sido miembro del Comité Central y del Buró Político de la organización. Desde que tuvo que salir de los Estados Unidos, porque las autoridades no prolongaron su visa, está en vuestro país como representante de nuestro Buró Político. Su pasado y su asociación con nosotros en nuestra lucha y en nuestro trabajo es prueba suficiente del carácter  calumnioso de la acusación levantada contra él”. (Estamos dispuestos a poner el texto entero de la respuesta de la Revolutionary Workers League al conocimiento de todos los que lo soliciten). Al mismo tiempo los compañeros de los Estados Unidos nos mandaran la copia de una carta suya a la sección mexicana en la que demandan que ésta  publique las “pruebas” de sus acusaciones, o en caso de que no las tenga, rectifique públicamente sus calumnias.

La respuesta de la Liga es... UNA NUEVA CALUMNIA, esta vez combinada con una denuncia a la policía. Pero ya casi no hablan de “agentes de Stalin”. Sino de “agentes de Hitler”. Nosotros sabemos que métodos  semejantes son lo propio de organizaciones que no tienen ya nada de proletarias. Son métodos  estalinistas, métodos que antes habían utilizado los social-demócratas contra la vanguardia revolucionaria, contra los internacionalistas.

Si la Liga Comunista se ha metido por ese camino es esto señal de su degeneración política, pues no se atreve a encarar la luz de una explicación leal y honrada de las divergencias que hay entre las dos organizaciones.

Vamos a intentar explicar nuestras divergencias.

El caso Trotski

Desde que Trotski llegó a México, la Liga ha cesado sus ataques contra el gobierno Cárdenas, llegando incluso hasta defenderlo. Califica al gobierno como “anti-imperialista”, “anti-fascista”, “progresista”... etc. Viendo el peligro de tal política, que pone a la vanguardia al mismo nivel  que el estalinismo, el camarada D. Ayala, entonces miembro de la Liga mexicana, había pedido que ésta no se considerara comprometida por lo que  Trotski hubiera tenido que prometer para obtener el derecho de asilo, liberándole de los lazos políticos con la organización ; y eso, cuando el evidente deber de toda organización obrera era luchar por el derecho de asilo para el camarada Trotski sin por eso cambiar nada en su doctrina y propaganda.

La Liga Comunista no lo ha entendido así y al tomar la responsabilidad de los actos de Trotski, da al gobierno la posibilidad de expulsarlo cuando la actividad de la Liga no le convenga. Nuestras propuestas comportaban, por el contrario, para Trotski una garantía más, permitiendo a la Liga que conservase su independencia ideológica completa...

Daniel Ayala se ha hecho miembro del Grupo de trabajadores Marxistas y la sección mexicana de la IV Internacional lo acusa de provocaciones, de agente de la G.P.U... Ahora, la nueva política de la Liga en México se parece a la del estalinismo, excepto en la argumentación teórica...

Hoy, Diego Rivera, uno de los líderes de la Liga, ya habla abiertamente de la necesidad de que los trabajadores “defiendan la independencia de nuestro país”  (Excelsior, 3 de Septiembre de 1937). Los trotskistas se ponen a la altura del social patriotismo, aunque lo escondan con justificaciones como “defender la independencia contra las tentativas de “someter la administración de nuestro país a Moscú” (!!)

Excelsior, 3 de Septiembre de 1937

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