En el año 2003 se ha cumplido el 25 aniversario de la Constitución española. En un ambiente de precampaña electoral, y con el referéndum sobre el plan Ibarretxe pendiente, se ha desencadenado una ofensiva ideológica que pretende implicar a la clase obrera en la defensa de la constitución como garantía de “la unidad de España” y de la “convivencia democrática”.
El capitalismo se hunde en una crisis sin salida, y frente a la preocupación que se desarrolla en las filas obreras sobre el futuro que nos depara, sobre la degradación de la cohesión social, sobre el paro, sobre las pensiones, etc, nos llaman a que reflexionemos, discutamos y nos pronunciemos sobre si sería conveniente o no modificar la Constitución para mantener sus “valores” y “conquistas”; a que comprobemos si se cumplen o no los “derechos” y las “garantías” de “los ciudadanos”.
Pero contra la disminución de los salarios y las pensiones, contra el paro, la Constitución no es un arma de la clase obrera para defenderse de la degradación de sus condiciones de vida que le impone el capital en crisis, ni para plantear una alternativa. La única vía es su lucha histórica y su conciencia. Y la Constitución impone frente a la lucha de clase del proletariado, la unida nacional, el sometimiento a los intereses globales del capital nacional, y por tanto, la explotación y los sacrificios en nombre de la economía nacional. La única unidad que garantiza la constitución es la unidad de la burguesía contra el proletariado.
La constitución y el Estado democrático son la hoja de parra tras la que se esconde la dominación de clase de la burguesía, la dictadura del capital, y por eso tampoco pueden garantizar la conciencia del proletariado, sino su división y su confusión tras los cantos de sirena de las “libertades” y las “conquistas”.
Como ya denunciamos en el periodo de los años 70, apoyándose en las ilusiones democráticas del proletariado en España, la burguesía opuso al desarrollo de las luchas el engaño de las “reivindicaciones democráticas”. La constitución del 78, como planteamos entonces, no se implantó como una “conquista” del desarrollo de las luchas obreras, sino contra ellas. Junto con los Pactos de la Moncloa, el Estatuto de los trabajadores, y todo el marco de legislación “democrática” constituyó el esqueleto de la contraofensiva de la burguesía en España contra el proletariado.
25 años después nos sirven, con diferente salsa (pues esta vez es la derecha la que defiende con uñas y dientes la salvaguarda de la constitución; mientras que la izquierda propone reformarla) el mismo plato envenenado.
Publicamos a continuación una hoja que editamos en Octubre de 1978, para denunciar esa patraña y que 25 años después, en lo substancial, ha mostrado su validez.
Televisión, prensa, partidos, sindicatos, ministros, no hablan de otra cosa: el día 6 de Diciembre vamos a votar la Constitución. Una gigantesca campaña de propaganda quiere convencernos de que, a cambio del voto, tendremos libertades y leyes justas.
Ante tanta propaganda, los trabajadores debemos preguntarnos: ¿Porqué tienen tanto interés en que votemos? ¿Nos ayudará la Constitución a resolver el paro, la inflación y los mil problemas de la vida diaria que estamos sufriendo?
Queremos contribuir a la toma de conciencia de los trabajadores sobre qué es la Constitución y a quien sirve.
El artículo 15 de la Constitución nos promete: «Todos tienen derecho a la vida». Pero la realidad es que, según estadísticas oficiales, un obrero muere cada 4 horas por accidente laboral. Y no hablemos de los muertos y heridos causados por la policía antes y después de la democracia contra las luchas obreras.
El artículo 21 reconoce «el derecho de reunión pacífica y sin armas». Pero los obreros de los cientos de asambleas y manifestaciones disueltas por la policía saben perfectamente que ese artículo no es mas que palabrería. Solo se reconoce el «derecho» a mítines sindicales y a manifestaciones-procesión que no sirven para nada a la lucha obrera.
El artículo 35 promete: «todos los españoles tienen el derecho y el deber al trabajo». MILLON Y MEDIO de parados y cientos de miles de compañeros que están con los dos pies en la calle saben muy bien que eso son cuentos chinos.
El artículo 41 proclama: «Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo». ¡Que se lo pregunten a los parados cuyo subsidio medio es de 16-20 mil pesetas mes y que solo el 39,9% lo cobran! En cuanto a la asistencia médica del Seguro ¡Mejor no hablar!
El artículo 47 dice: «Todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna y adecuada». Pero MEDIO MILLON de familias viven en chabolas y el 62,5% de las viviendas tienen menos de 60 metros cuadrados, o sea, que más que viviendas son latas de sardinas.
Podríamos seguir artículo por artículo y llegaríamos siempre a lo mismo: derechos muchos, hechos ninguno. Y ¿Por qué este abismo entre las promesas y las realidades?
La historia demuestra que la clase capitalista nos ha llenado siempre de derechos y libertades pero, al mismo tiempo, nos ha explotado salvajemente y nos ha condenado a guerras, miseria, represión... Nuestra situación no se arreglará jamás con leyes o Constituciones, porque nuestros males están en el régimen de producción capitalista: este se basa en nuestra explotación, la burguesía vive de nuestro trabajo y cuanto más nos explota más ganancia saca. Sus negocios se levantan sobre nuestra miseria. Cada vez que el capitalismo, por sus propias leyes de funcionamiento, entra en crisis, los que pagamos el pato somos siempre los trabajadores.
Desde principios de este siglo, el capitalismo se ha metido en una CRISIS MORTAL, lo cual ha significado para los obreros mil calamidades: paro, planes de austeridad, guerras imperialistas... Esos males no los arregla ni los arreglará jamás el Estado burgués con toda su cantinela de derechos, Constituciones y programas sociales. Todo eso no es más que falsas promesas para ocultarnos que vivimos en una sociedad hundida cada vez más en la barbarie y hacernos olvidar que solo nuestra lucha de clase es el único camino posible para defender nuestros intereses.
Por eso, a la vez que denunciamos a los partidos del SÍ (Alianza Popular, UCD, PC, PSOE, ORT, PT), que quieren hacernos creer que con esta Constitución todo se arreglará, denunciamos a los del NO y la abstención, que nos dicen que sería precisa otra Constitución con «más derechos» o «más popular y democrática». Estas ideas, que propugnan MC, LCR, etc., quieren crearnos ilusiones sobre las posibilidades del Estado para darnos una mejor situación y hacernos olvidar la verdadera raíz de nuestros problemas. Denunciamos igualmente la demagogia de Fuerza Nueva que dice que «con Franco vivíamos mejor». Bajo Franco y bajo la «democracia» hemos sufrido igualmente la explotación capitalista, con sus calamidades de crisis, miseria, terror, etc.
Ningún gobierno burgués, sea azul o «rojo», ningún derecho democrático, ninguna Constitución, podrá arreglar unos problemas que tienen su raíz en la explotación a que nos somete el capitalismo. En Francia, Estados Unidos o Rusia, tienen Constituciones, a cual más «democrática» o más «favorable al trabajador», pero la situación de la clase obrera es igual que aquí: el paro no para de crecer, la inflación devora los salarios, despidos y cárceles castigan toda protesta... La historia habla de la misma manera; en 1931 la burguesía española estableció una Constitución que en su primer artículo decía: «España es una República de trabajadores». La tal «República de trabajadores» asesinó a cientos de obreros en Casas Viejas, Sevilla, Alto Llobregat, Asturias, y encarceló a miles de ellos por defender sus condiciones de vida.
¿Por qué nos regalan tantos derechos y libertades? ¿Por qué tienen tanto interés en que votemos?
- Porqué la Constitución está ahí para hacernos creer que tenemos en el Estado partidos «obreros» (PC, PSOE) que nos representan, sindicatos que nos defienden, autoridades que nos escuchan y cauces legales a nuestro favor. Y todo eso no es sino un falso camino que solo sirve para dividirnos y desmoralizarnos. Mil veces hemos podido ver que las peticiones a parlamentarios, las manifestaciones-procesión, los paros simbólicos, los trámites legales, etc. Sólo sirven para cansarnos y hacer nos desistir de nuestras reivindicaciones.
- Porqué la Constitución sirve para hacernos creer que todos somos iguales, que todos tenemos un interés nacional común y hacernos olvidar el antagonismo irreconciliable que existe entre nosotros y el capital. Busca disolver nuestra unidad de clase y hacernos fraternizar con patronos, policías, etc., cuyos intereses son contrarios a los nuestros. Busca hacernos confiar en empresarios, políticos, autoridades... para hacernos bajar la guardia y así pegarnos la puñalada cuando quieran. Busca hacernos olvidar un viejo principio del movimiento obrero: EN LA SOCIEDAD CAPITALISTA, EL PROLETARIADO NO TIENE MAS QUE FALSOS AMIGOS Y ENEMIGOS DECLARADOS.
Y es que la burguesía, para defender la explotación y aplastar nuestras luchas, tiene dos armas: LA REPRESIÓN Y EL ENGAÑO. Las mentiras, las promesas, las ilusiones, o sea: EL ENGAÑO, le sirven para desunirnos y desarmarnos, y así entregarnos como fruta madura a la represión. La Constitución, los partidos «obreros» y los sindicatos, están ahí para reforzar la represión y formar con ella la barricada que la burguesía nos opone.
El capital está en crisis, no sólo en España, sino en todo el mundo. No va hacia «un futuro mejor» sino hacia una catástrofe de paro, austeridad y guerras. Quienes vamos a pagar los platos rotos somos y seremos los trabajadores.
Defendernos y luchar es para nosotros cuestión de vida o muerte. Para ello no sirven ni la Constitución ni los diputados «obreros». Eso son engaños que el capital pone para impedirnos nuestro único camino: la LUCHA DE CLASES (la huelga, la autoorganización en asambleas y delegados, la unidad de clase, la resistencia a muerte contra todas las agresiones del capital, no aceptar los pactos y planes de austeridad...)
Dicen que la LUCHA DE CLASES es una utopía. Pero no es verdad: en 1976 miles de huelgas obreras recorrieron España haciendo temblar al capital. A pesar de sus fallos nos defendieron, aunque por poco tiempo, contra la inflación y otros males. Pero no solo es España: desde 1960 las luchas obreras se han extendido a todos los países, lo cual nos demuestra que es posible la UNIDAD MUNDIAL DEL PROLETARIADO, la cual le dará una fuerza invencible. Ahora mismo hay fuertes huelgas en Inglaterra, Italia, Francia, Irán, Perú, etc., que demuestran que la RESISTENCIA OBRERA sigue viva. Es la misma crisis general del capitalismo, que amenaza sumir a la humanidad en un mar de calamidades, la que nos obliga a luchar, a defendernos y avanzar hacia la REVOLUCION COMUNISTA que salve la humanidad de la barbarie capitalista.
La clase obrera no puede caer en el juego del Sí, el No, o la abstención a la Constitución. El referéndum está trucado pues nos pide el voto para ALGO QUE YA HA SIDO DECIDIDO DE ANTEMANO POR TODAS LAS FUERZAS DE LA BURGUESIA. No es en el terreno del voto donde defenderemos nuestros intereses, sino en el terreno de la LUCHA DE CLASES ¡Ese es nuestro único camino y debemos perfeccionarlo día a día, lucha a lucha, hasta la victoria final.
¡LA EMNANCIPACION DE LOS TRABAJADORES SERA OBRA DE LOS PROPIOS TRABAJADORES!
Corriente Comunista Internacional, Suplemento de Acción Proletaria.
Octubre 1978
Presentamos a continuación el balance de su actividad que nos ha hecho llegar el círculo obrero de Barcelona. La lectura de dicho balance muestra de forma elocuente el trabajo de discusión y clarificación sobre los problemas fundamentales del movimiento obrero y la humanidad que han realizado los compañeros de una forma seria y exhaustiva.
El proceso de toma de conciencia del proletariado es un proceso mundial e histórico que tiene una serie de canales relacionados entre si y que se influyen mutuamente: las organizaciones comunistas constituyen el medio más sistemático, coherente y avanzado. Pero ellas no constituyen el único lugar del proceso de toma de conciencia. Las luchas aportan valiosas experiencias que permiten la clarificación de las posiciones comunistas y contribuyen a su extensión en el seno de la clase. También, elementos de la clase se reúnen en círculos de discusión donde clarifican los problemas más importantes y se van delimitando contra las posiciones de la burguesía y en dirección hacia las del proletariado. Esa es la labor que han realizado los compañeros, que han sido capaces de llegar a conclusiones militantes: plantean la necesidad de continuar la intervención en las luchas y los esfuerzos de conciencia de la clase, y por tanto, se proponen claramente continuar con su propio desarrollo político.
Pero al mismo tiempo los compañeros son capaces de ver los límites de los círculos de discusión: estos son un medio temporal para alcanzar el fin de la clarificación y la intervención sistemática y organizada sobre una base histórica y mundial. Y esto no se puede realizar desde los círculos de discusión que cumplen un papel transitorio, por eso los compañeros han sido capaces de darle un fin al círculo y de sacar la conclusión más consecuente: « hay que profundizar más en la perspectiva de una mayor implicación en las posiciones de clase pero ya en el marco de las organizaciones revolucionarias en la perspectiva de la militancia», como ellos mismo señalan. Únicamente las organizaciones políticas pertenecientes a la corriente histórica de la Izquierda Comunista pueden ofrecer el marco adecuado y fructífero para contribuir a las luchas de la clase, al desarrollo de su conciencia y al avance hacia la formación del partido mundial del proletariado. La Izquierda Comunista es la corriente que supo luchar contra la degeneración de la Internacional Comunista y el paso de los partidos comunistas al campo del capital, que sacó lecciones de la derrota de la revolución de Octubre y la terrible contrarrevolución capitalista que se abatió contra el proletariado en los años 20 y 30, y que mantuvo viva la continuidad histórica de las posiciones de clase comprendiendo los procesos que se han venido operando desde entonces en el capitalismo y en la clase obrera.
El esfuerzo de las generaciones actuales de minorías revolucionarias que hoy está segregando la clase obrera no puede hacerse partiendo de cero, creyendo que se está descubriendo por primera vez el mundo y pretendiendo elaborar desde las experiencias particulares del momento actual un conjunto de posiciones. Eso llevaría al despilfarro de esas energías revolucionarias, a su disgregación y esterilización, con las consecuencias nefastas que tendría para la lucha de la clase obrera y para el futuro de la humanidad cada vez más amenazado por la barbarie creciente del capitalismo. Es necesario integrar ese esfuerzo de toma de conciencia en el marco sólido de la continuidad histórica de las posiciones de clase del proletariado que defienden las organizaciones de la Izquierda Comunista. El proletariado no es una clase inmediata que reacciona como el perro de Pavlov ante los impulsos que le provocan las convulsiones del capitalismo, el proletariado es una clase histórica y mundial capaz de integrar las experiencias de cada época en el marco de su continuidad histórica y mundial. Y ello es lo único que puede darle la claridad y la fuerza para comprender sus derrotas, sus dificultades, sus errores, de tal forma que generen la conciencia, la unidad y la voluntad capaz de enfrentarse con el capitalismo y destruirlo.
Por eso sostenemos el llamamiento que realizan los compañeros: «Animamos a las nuevas generaciones de obreros a la constitución de círculos como este. Estamos dispuestos a trabajar con ellos lo mismo que seguiremos trabajando al lado de las organizaciones revolucionarias». Formar círculos de discusión con el método y la orientación que han desgajado los compañeros de Barcelona, ES NECESARIO Y POSIBLE.
Por último, queremos denunciar a la llamada FICCI que en el número 22 de su boletín dedican unos comentarios insultantes al Círculo de Barcelona. Estos señores que se dedican a hacer de soplones y provocadores (Ver APs nº 168 y 172), continúan su labor atacando y provocando a elementos obreros que hacen un esfuerzo de clarificación. Así del Círculo de Barcelona dicen: «es sintomático que este ‘círculo de discusión’ familiar se haga conocer internacionalmente justamente sobre ese sujeto[1]. ¡Y con qué arrogancia! Pero sin duda no tienen nada que decir sobre las cuestiones políticas generales».
El Balance que publicamos a continuación desmiente rotundamente las insinuaciones de la FICCI. Los compañeros han hecho un estudio exhaustivo sobre “las cuestiones políticas generales”. Por otra parte, los lectores pueden ver el comunicado de Acción Proletaria nº 173 para comprobar la prudencia y la seriedad de la toma de posición del círculo lo que desmiente la “arrogancia” que les atribuye la FICCI. ¡La FICCI solo existe para destruir, atacar, provocar, denunciar, todos los esfuerzos que hace la clase obrera!.
A lo largo de los últimos 4 años nos hemos estado reuniendo con regularidad casi mensual en Barcelona un grupo de trabajadores a raíz de nuestra participación en unas jornadas sobre la guerra de Bosnia convocadas por la CCI, y en cierta manera impulsados por la mayor claridad política de esta organización, decidimos formar un grupo de discusión que permitiera seguir profundizando las posiciones históricas del movimiento obrero y entre ellas las de la Izquierda Comunista. El grupo, como decidimos desde el principio, ha estado abierto a todos aquellos que estuviesen dispuestos a discutir cuestiones que atañen al marxismo, la lucha de clases, la historia del movimiento obrero, la perspectiva comunista… El grupo que llegó a contar hasta 8 compañeros y quedó reducido al final a 4, contó siempre con la presencia de la CCI que colaboró con nosotros en la preparación de los temas y en la discusión.
Desde luego ha sido fundamental la regularidad, el rigor, la seriedad de las discusiones y la responsabilidad de los compañeros para prepararlas. Durante todo este tiempo hemos venido analizando tanto la historia del movimiento obrero (periodo ascendente del capitalismo) como las luchas actuales de nuestra clase en el actual periodo histórico (decadencia y descomposición).
Hemos tratado lo más profundamente posible temas y cuestiones tan fundamentales de conocer y comprender para la clase obrera como:
¿Qué significa el marxismo para la clase obrera? El método marxista de análisis: teoría y práctica
El Estado (incluida la cuestión del Estado en el Periodo de Transición), el parlamentarismo, la cuestión sindical, la cuestión nacional y el imperialismo
Revolución proletaria en Rusia. La Tercera Internacional. Derrota del proletariado en Alemania. Derrota de la Revolución de Octubre. La degeneración de la Internacional Comunista
El Estalinismo. Las Izquierdas Comunistas
Lucha reivindicativa y lucha política.
La organización política de la clase obrera. La cuestión del Partido: la relación partido –clase. La cuestión organizativa en el Segundo Congreso del POSDR. El Uno paso adelante, dos atrás de Lenin.
Los periodos históricos del capitalismo
Las dificultades que tiene hoy la clase obrera para constituirse en clase para si y retomar su programa histórico y formar el partido mundial del proletariado; y las mistificaciones pequeño burguesas a que se ve sometido el proletariado en este periodo. A lo cual cooperan toda clase de movimientos interclasistas con la difusión de ideologías como la antiglobalización, el ecologismo… apoyados de todo tipo de fracciones y grupos de la Izquierda del Capital que como ellos intentan desviar al proletariado y las minorías revolucionarias o los elementos en búsqueda de las posiciones de clase del proletariado.
Estos encuentros, a quienes hemos trabajado en ellos, nos han ido formando no sólo en el conocimiento y comprensión de la historia de la clase obrera, con sus avances, sus derrotas y su toma de conciencia de clase histórica explotada y revolucionaria; sino también a conocer la necesidad de luchar contra el Estado burgués y sus aliados: sindicatos, partidos de la Izquierda del Capital, y las ideologías que destilan: nacionalismo, reformismo, sindicalismo, parlamentarismo, pacifismo, estalinismo = comunismo… Hemos llegado a la conclusión después de varios años de discusión que sólo la clase obrera puede acabar con el sistema capitalista, que el objetivo final de sus combates no es obtener victorias parciales, mejoras salariales inmediatas… sino que sin dejar de luchar por estas, el objetivo final de sus combates es la destrucción del capitalismo por medio de la insurrección proletaria y la revolución mundial que abra la perspectiva, a través de un periodo de transición, de la sociedad comunista.
Los compañeros del círculo hemos llegado a la conclusión de que el círculo se nos queda corto para seguir el desarrollo político, que hay que profundizar más en la perspectiva de una mayor implicación en las posiciones de clase pero ya en el marco de las organizaciones revolucionarias en la perspectiva de la militancia.
El círculo ha cumplido la función que nos dimos para la formación colectiva hasta un cierto nivel. Sabíamos desde que lo formamos que tendría una vida. Hoy hemos decidido darle fin.
Animamos a las nuevas generaciones de obreros a la constitución de círculos como este. Estamos dispuestos a trabajar con ellos lo mismo que seguiremos trabajando al lado de las organizaciones revolucionarias.
Barcelona 7.11.2003
[1] Se refiere al comunicado que el círculo de Barcelona emitió – y que publicamos en Acción Proletaria nº 173- sobre el comportamiento intolerable de soplones y provocadores de los señores de la FICCI.
Tras Porto Alegre en enero de 2001, Florencia en noviembre de 2002 y Larzac el pasado verano; otro espectáculo “antiglobalizador”, un nuevo show del “otro mundo es posible” ha vuelto a agotar las localidades. Esta vez ha sido en las ciudades francesas de París, Ivry, Bobigny y Sant-Denis los días12 a 15 de noviembre de 2003 con ocasión de la segunda edición del Foro Social Europeo (FSE). Cerca de 50 mil personas, venidas de todos los rincones de Europa, han pasado por los centenares de “debates” programados para esos días. La traca final del Forum la puso el 15 de Noviembre una manifestación que reunió 80.000 personas. Con semejante balance se podría decir que el movimiento antiglobalización (o “altermundialismo”, como se dice ahora) va viento en popa. Y esto no incomoda a la burguesía, sino todo lo contrario. Al fin y al cabo ella es quien patrocina el espectáculo.
Desde sus orígenes en el Foro Social Mundial (FSM) de Porto Alegre, la clase dominante ha aparecido como el principal “sponsor” de la antiglobalización. Al diario Le Monde Diplomatique y a la asociación ATTAC, emblemas de este movimiento, les fueron concedidos en enero de 2002 por el ministerio francés de Asuntos Exteriores 80.000 euros para contribuir a la organización del 2º FSM Foro Social Mundial en Brasil. Igualmente, en Larzac, hace unos meses, el Consejo regional de Midi-Pyrénées contribuyó con la generosa cifra de 50.000 euros a esa causa. Respecto al FSE de noviembre en París lo menos que se puede decir es que la burguesía francesa no ha escatimado medios. Matignon ha bendecido la cita altermundialista” con medio millón de euros. Los Consejos Generales de Seine-Saint-Denis, de Val de Marne y de la Essonne han “aflojado” más de 600.000 euros. Por último el ayuntamiento de París ha puesto sobre la mesa un millón de euros y el de Saint-Denis, 570.000 euros. Y todo eso sin contar la enormidad de medios logísticos puestos graciosamente a disposición de la organización: salas municipales, teatros, bibliotecas, gimnasios e incluso ¡locales de la Prefectura! “El esfuerzo financiero y logístico asumido por el Consejo de París, las alcaldías de distrito y los servicios municipales (disponibilidad de un lugar para la organización de este evento, subvención para el acondicionamiento de la zona de la Villette, apertura de espacios de reunión y de albergue…) ilustra, creo yo, una voluntad que está a la altura de las exigencias de esta reunión” (Bertrand Delanöe).
La implicación de la burguesía en el movimiento antiglobalización es tan escandalosamente patente que los alcaldes de las ciudades de acogida, sean del PCF o del PS ( París), han tenido el honor de pronunciar los discursos de apertura del FSE el 12 de Noviembre, mostrando que ellos llevaban la voz cantante. No resulta sorprendente pues la importante presencia de fuerzas burguesas de encuadramiento de la clase obrera, tales como sindicatos, partidos de izquierda y de extrema izquierda del capital, en el seno de este Foro. Efectivamente, numerosos sindicatos como la CGT, FO, CFDT, CFTC, el G10Solidarios - del que forma parte el SUD -, la FSU…, así como el IGMetall alemán, la CUT brasileña, etc., todos ellos reputados maestros del sabotaje de la lucha de clases y de las técnicas de mistificación de la clase obrera, no sólo figuraban como los principales animadores de muchos debates, sino que algunos de ellos eran incluso co-organizadores del Forum SE. ¡Qué más puede decirse!
Lo mismo puede decirse de los partidos burgueses a los que hipócritamente les estaba vetada la participación, pero que estuvieron presentes e intervinieron cuanto quisieron, agazapados tras las asociaciones, fundaciones o periódicos que están bajo su control. Por ejemplo, el PS aprovechó el Movimiento de Jóvenes Socialistas, la Federación nacional Léo Legrange o la Fundación Jean Jaurès como portavoces. El mismo PCF estuvo particularmente presente en los debates por medio de su periódico L´Humanité y su fundación Espace Karl Marx. La LCR tenía también cabida en el Forum por medio de su semanario Rouge (que mientras duró el FSE se convirtió en diario y se distribuyó gratuitamente), y sus Juventudes Comunistas Revolucionarias.
Esta es la verdadera cara de los animadores y los organizadores de la antiglobalización. He aquí lo que se oculta en esa pretendida “escena política renovada”, esas “nuevas alternativas”: toda la vieja quincalla burguesa de los sindicatos y la social-democracia, pasando por el trotskismo y otros componentes del izquierdismo.
Pero ¿por qué la burguesía gasta tanto dinero y despliega tal cantidad de medios y energías para animar un movimiento que repite de mil maneras que otro (incluso otros) mundo es posible y necesario porque éste no anda bien? ¿Acaso se le han cruzado los cables a la clase dominante? ¡Seguro que no! Si no cabe duda de que ha sido ella quien creó y quien financia, organiza y da gran publicidad a este movimiento antiglobalización, es por que ese ambiente verbenero de “cambio radical” esconde en realidad una poderosa arma de mistificación contra la clase obrera.
El fracaso del capitalismo no sólo se evidencia en el desarrollo de la barbarie guerrera en los cuatro puntos cardinales del globo, sino también en la irresoluble crisis económica que se agrava cada vez más y de la que derivan violentos ataques contra el proletariado. Los recientes hachazos a las pensiones y a las prestaciones sanitarias en Francia, Alemania, USA,... así lo atestigua. Todo ello hace surgir inevitablemente una inquietud por el futuro que nos puede deparar el capitalismo. Por eso la clase dominante necesita imperativamente cortar cuanto antes esa reflexión. Y es justamente para eso para lo que les sirve la antiglobalización. La propia “disposición” del FSE (cuatro sedes diferentes para que los desplazamientos de uno a otro sean un auténtico quebradero de cabeza, dispersión de las salas de reunión de una punta a otra de las ciudades convertidas en un auténtico laberinto) estaba especialmente “diseñada” para poner trabas al encuentro y a la discusión al margen de los “debates” oficiales. “Debates” que, dicho sea de paso, estuvieron completamente “prefabricados” para reservar las intervenciones orales a los “expertos” (filósofos, periodistas, sindicalistas…) que se alternaban como “moderadores” u “oradores”, mientras al público se le relegaba a ser mero espectador destinatario del lavado de cerebro.
“Otro mundo es posible”… “Si. Pero ¿qué mundo?” Esta es la cuestión común y convenida que se formula a la antiglobalización, y que se repetía una y otra vez, en los periódicos, los “platós” de televisión, etc., pues eso permite que los “líderes” de este movimiento como Bernard Cassen de ATTAC, o José Bové de la Confederación Campesina, expliquen y justifiquen por qué la antiglobalización no postula ninguna perspectiva precisa. “Nos lo estamos pensando” vienen a decir estos personajes. Y por ello el cometido de encuentros como el FSE sería el de obrar como un gigantesco “laboratorio de ideas” en el que definir los contornos de ese “otro mundo” o, más ambiguamente aún, “esos posibles mundos”.
Pero si la antiglobalización se mantiene en ese limbo y reivindica además tal indefinición es porque no conlleva ninguna alternativa al capitalismo y sí, en cambio, un verdadero callejón sin salida para la clase obrera.
“¡Contra la globalización liberal, hay que actuar AQUÍ y AHORA por una nueva lógica económica y social!” (panfleto del Movimiento Republicano y Ciudadano). He ahí el arquetipo de las propuestas “altermundialistas” que nos han estado machacando por todos lados a lo largo del FSE. Si el mundo va mal, buena gente, es debido a esas malditas multinacionales sin escrúpulos, esencia del “neoliberalismo”, y ávidas de beneficios. O sea el clásico y rancio discurso izquierdista consistente en clamar contra los malos patronos “que organizan el sistema para su propio beneficio”, pero que en realidad salva la cara del sistema capitalista, ya que no sería necesario barrer el capitalismo de la faz de la tierra, sino simplemente trocar su “lógica neoliberal” por una lógica más “humana”.
¡Claro! ¿Cómo no lo habremos pensado antes de todas esas crisis y todas esas guerras que han asolado y asolan aun hoy la especie humana? Las desvergonzadas mentiras de la burguesía rozan a veces el ridículo.
“El proceso de producción capitalista está determinado por el beneficio. Para el capitalista, la producción sólo tiene finalidad y razón de ser cuando obtiene de ella, un año tras otro, un beneficio neto’…Pero la ley fundamental de la producción capitalista, la que la distingue de las demás formas económicas basadas en la explotación, no es solamente la obtención de ganancias tangibles en oro constante y sonante, sino la obtención de ganancias en una ‘progresión cada vez mayor’”. (Rosa Luxemburgo, “La acumulación del Capital. El problema en cuestión”. Cuadernos de P y P nº 51).
“El crecimiento del capital en sí mismo aparece como principio y fin, como finalidad en sí mismo y sentido de toda la producción…La producción por el beneficio y no por los hombres se convierte en ley para todo el planeta; y el subconsumo, la inseguridad de poder consumir, y por momentos, el no-consumo de la inmensa mayoría de la humanidad, se convierta en la regla”. (Rosa Luxemburgo, “Introducción a la Economía Política. Las tendencias de la economía capitalista”. Cuadernos de P y P nº 35.
Es esta ley de bronce, esta implacable lógica fundamento de la naturaleza del capitalismo, es la pretenden escamotearnos los antiglobalizadores para justificar su ideología reformista o sea la ilusión de un capitalismo con rostro humano.
La burguesía tiene suficiente experiencia en materia de mistificación para saber que en las viejas ollas es donde se cuecen los mejores guisos. Y el potaje antiglobalizador que le ofrece hoy al proletariado, pese a apariencia “novedosa”, tiene el regusto de ese viejo puchero que es el reformismo.
Querernos hacer creer que sería posible una gestión “diferente” y “humana” del capitalismo es la mayor estafa de las perpetradas por este movimiento que se califica a sí mismo como “lleno de esperanza”, pero que en realidad no persigue otro objetivo que impedir que la clase obrera llegue la conclusión de que el capitalismo se halla en una situación de bancarrota histórica irreversible, que sólo puede “ofrecer” miseria y barbarie, ya desde su entrada en su periodo de decadencia a comienzos del siglo XX.
A la clase dominante se le plantea sin embargo un problema: ¿Qué hacer con quienes no se dejan seducir, o los que se muestran insatisfechos con un FSE tan netamente reformista? ¿Qué hacer con los que se muestran reticentes a esta descomunal mascarada de inspiración estalinista en la que todos los “debates” estaban previamente preprogramados? No pasa nada. Los “altermundialistas” lo tenían todo previsto, incluso la organización de un “contra-foro”, el llamado Foro Social Libertario (FSL) que celebró al mismo tiempo en Saint-Ouen.
“Los libertarios proponen reivindicaciones inmediatas de ruptura con el capitalismo”. Reclaman, “no una reforma de la economía capitalista sino su abolición”, contrariamente al FSE que “no pone en cuestión la economía de mercado” (página Internet de presentación del FSL).
Así pues el FSL, animado por las organizaciones oficiales del anarquismo (CNT, Alternativa Libertaria, Federación Anarquista, OCL,..), se presentaba y se promocionaba utilizando un vocabulario copiado del de los revolucionarios. Pero dejémoslo claro, no se trata más que de un escaparate para atraer a los elementos a los elementos más reticentes o que buscan una perspectiva de ruptura, y acabar encarrilándolos al regazo reformista de la antiglobalización. Como prueba de ello veamos los asuntos discutidos y las propuestas realizadas por el FSL “para intentar construir alternativas”: “el acceso de todos a la cultura”, “una educación igualitaria para todos” o “un mejor reparto de las riquezas”, o sea temas calcados de los programados por el FSE y que son expresión de puro y simple reformismo.
Y ello sin hablar de la ideología autogestionaria a la que tan apegados están los anarquistas y que ha sido retomada por la antiglobalización en su conjunto con la famosa consigna de la “democracia participativa”. Una peligrosa ideología que incita a los obreros a organizar su propia explotación en las fábricas o que lleva a las poblaciones a gestionar directamente la miseria sin que jamás puedan solucionarla, como en el caso de Porto Alegre.
No sorprende pues que los libertarios se sumaran al cortejo de la manifestación del 15 de noviembre, o que Alternativa Libertaria animara un debate en el seno de la FSE sobre la “actualidad de la autogestión”, ni que el Foro de Saint-Ouen estuviese previsto en el mismo marco que el FSE. En efecto, en la página web del FSE y en su rúbrica “En torno al FSE”, se encontraban todas las informaciones concernientes al “contra-foro anarquista”. El anarquismo oficial es pues una componente cien por cien de la antiglobalización. Un eslabón de la cadena en la que tiene una función clave: hacer de enganche para llevar a los elementos más críticos y más rebotados ante la barbarie del mundo capitalista a la trampa reformista de los “altermundialistas”.
“Otro mundo es posible…pero, sobre todo, que no sea el comunismo”. He ahí el “leit motiv” del movimiento antiglobalización: ponerle trabas a la clase obrera en su difícil esfuerzo de reapropiación de su conciencia de clase. En la ideología antiglobalización no hay lugar para la clase obrera, sino para “multitudes”…de ciudadanos, evidentemente. ¡Nada de lucha de clases!, sino movilizaciones ciudadanas a cuál más interclasista: desde la lucha por los derechos de los homosexuales o de las mujeres, hasta el combate por un “mundo sin pesticidas” o por “la protección de los animales de laboratorio”. ¡Ni hablar de revolución proletaria!, más bien perfeccionamiento de la democracia burguesa, que es la forma más refinada de la dictadura de la burguesía contra los explotados.
Frente a la ofensiva antiglobalización contra el proletariado enfilada a obnubilar la conciencia de clase de éste, los revolucionarios no pueden quedarse con los brazos cruzados. Tienen por el contrario la responsabilidad de reafirmar que únicamente la sociedad comunista puede representar un porvenir para la humanidad y que sólo la clase obrera es portadora de ese nuevo mundo. “Dado que la abolición de la explotación equivale, en lo fundamental, a la abolición del salariado, sólo la clase que sufre esta forma específica de explotación, es decir el proletariado, puede ser portador de un proyecto revolucionario.”…”El proyecto comunista del proletariado... es perfectamente realizable, no sólo porque el capitalismo ha creado las premisas para tal sociedad sino porque es el único proyecto que puede sacar a la humanidad del marasmo en que se hunde” (De la serie “Quién puede cambiar el mundo” Revista Internacional nº 73).
Ese fue el sentido de la intervención de la CCI: venta de su prensa (en seis idiomas) y la difusión de una octavilla en la web del FSE y en la manifestación del 15 de noviembre, así como intervenciones orales en los debates del FSL. Todo ello ilustra la decidida voluntad de la CCI de defender las posiciones marxistas y de demostrar por qué la antiglobalización (desde ATTAC a los anarquistas del FSL) es una trampa montada contra el proletariado.
Sólo si la clase obrera es capaz de desarrollar sus luchas en su propio terreno reivindicativo contra el sistema capitalista, el proletariado podrá señalar la perspectiva de que no hay otro mundo posible que el comunismo.
Azel (26 noviembre 2003).
Traducido de Revolution Internationale (órgano de la CCI en Francia) nº 341.
Presentamos a continuación amplios extractos del llamamiento que dirige un lector, simpatizante de la CCI y de toda la Izquierda Comunista, a la unidad y el trabajo en común de los grupos de la Izquierda Comunista.
Nosotros apoyamos en lo esencial este llamamiento, particularmente la indignación que expresa frente a la incapacidad de los grupos de la Izquierda Comunista de superar el sectarismo para plantear una respuesta de clase unida frente a la guerra; aunque hay formulaciones concretas y análisis que, como nuestros lectores conocen por nuestras publicaciones, planteamos en otros términos. El lector tiene toda la razón cuando dice que todos los grupos de la Izquierda Comunista estamos unidos por el internacionalismo y que ello traza una frontera de clase respecto a los grupos de la burguesía. Hay organizaciones dentro del aparato político de la burguesía que dicen reclamarse del “cambio de sociedad” y la “liberación de la humanidad” pero que en realidad sirven al interés nacional del capital, a la guerra y a la explotación, es decir, a todo lo contrario de lo que proclaman: actúan por la conservación de esta sociedad de explotación y por la opresión de la humanidad. Son los grupos estalinistas, maoístas o los que dicen reclamarse de Trotski pero también el movimiento “anti-globalización” o “alter-mundialización”, que proclama vagamente que “otro mundo es posible” para convencernos de que “otro capitalismo es posible”. Por eso es muy importante que los grupos de la Izquierda Comunista sepan trazar la línea roja que los separa de todos esos falsificadores y embaucadores, a pesar de que el anquilosamiento en un comportamiento sectario ha hecho imposible que puedan plantearse (como pide nuestro lector) Conferencias Internacionales hoy, y de que, por otra parte, la formación de un Partido Comunista Internacional (que también menciona) no sea una perspectiva a corto plazo.
Es cierto que los grupos de la Izquierda Comunista tienen entre sí muchas diferencias pero esas diferencias se ubican dentro de un marco común que es el programa que les une de lucha contra el capitalismo, contra la guerra, contra el interés nacional del capital. Es sectario e irresponsable enarbolar las diferencias para ocultar lo que nos une y evitar un debate franco y sistemático sobre ellas para lograr su clarificación.
Es una irresponsabilidad tremenda como denuncia justamente el lector el no trabajar en común invocando esas diferencias, que en realidad se ponen como pretexto, olvidando y dejando de lado los puntos de unión. Es una irresponsabilidad terrible frente a las guerras imperialistas que se suceden y que amenazan ser cada vez más destructivas, es una irresponsabilidad suicida frente a la agravación de la crisis del capitalismo, es una irresponsabilidad ciega ante la realidad que madura en el proletariado de luchas y de desarrollo de nuevas minorías que buscan una perspectiva revolucionaria. Es algo por lo que elementos revolucionarios como este lector o grupos nuevos que surgen en el proletariado internacional pedirán cuentas, pues la situación histórica se va agravando y, como señala el lector, está en juego la disyuntiva Revolución Comunista Mundial o Destrucción de la Humanidad.
De manera serena y tenaz, hemos de luchar por conseguir que los grupos de la Izquierda Comunista se doten de un marco donde poder colaborar frente al enemigo común y poder debatir y clarificar las divergencias. Este combate es una de las orientaciones centrales de la actividad de la CCI[1].
España / País Vasco / 12 noviembre 2003
Estimados camaradas:
Después de mirar con frialdad la guerra de EE.UU. en Irak veo con pena la labor que ha hecho la Izquierda Comunista. Me parece increíble la falta de unión que han demostrado las diferentes organizaciones revolucionarias en esta guerra contra Irak. Todas las organizaciones cada cual en su rincón sin buscar una unión con las otras y unir las pocas fuerzas militantes que tenemos. Creo que se podría haber hecho una hoja conjunta entre todas las organizaciones de la Izquierda Comunista. Pero ha podido más el orgullo herido y la soberbia, el temor a que nos puedan quitar algún militante, el tener a cada cual encerrado en su capilla, el evitar que los militantes se relacionen con las otras organizaciones revolucionarias.
Es una pena que cada grupo fuera con su hoja a las manifestaciones contra la guerra cuando se podría haber repartido una hoja común que habría dado más fuerza y solidaridad. Pero cada grupo se cree el ombligo del mundo y que los demás no son nada.
¿Por qué tanta discordia, unos grupos criticando a otros, sin saber lo que realmente dijeron, sino simplemente zinzaneando unos contra otros? ¡Así no se consigue nada! Hay varios grupos que se consideran el único partido y que los demás no son nada. ¡Al menos podrían unirse ellos, esclarecer lo que los junta y lo que los separa y formar un Partido Comunista Internacional de verdad!
El PCI, el BIPR, la CCI, podrían debatir en torno a una mesa qué les separa y qué les une. Una vez hecho esto se podría discutir lo que les separa para ver las posibilidades de limar las diferencias.
Con la guerra de Irak se ha visto que todos los grupos son internacionalistas y que eso es lo más importante frente a los grupos de la burguesía. ¿Por qué no organizar Conferencias Internacionales de la Izquierda Comunista?
Hay que reaccionar pues la siguiente guerra nos va a hacer más daño y además la burguesía está preparando ataques muy fuertes contra la clase obrera de todo el mundo. Sí las minorías revolucionarias de la clase obrera no se van unificando iremos de guerra en guerra y eso nos va a quemar, nos irán destruyendo ideológicamente y luego nos destruirán físicamente. Por eso os pido que os unáis. ¡Esa unidad que tanto necesita el proletariado para desarrollar su conciencia!
Yo, como simpatizante de todas las organizaciones de la Izquierda Comunista, os ruego que hagáis Conferencias Internacionales. Hay que hacer un frente común contra la burguesía imperialista y destruir de una vez el capitalismo, sediento de sangre obrera y queriendo destruir la humanidad. ¡Por eso tenemos que destruir el capitalismo para que no destruya a la humanidad!
Se que hay muchas dificultades para unirse pero se podría hacer un esfuerzo, porque hay que partir de lo que más nos une que es el Internacionalismo que nos diferencia de los trotskistas, los maoístas y los estalinistas, porque esos grupos defienden el nacionalismo de la misma forma que los grupos terroristas de toda calaña.
Se que os pido mucho pero debemos debatir las cuestiones que nos unen y las que nos separan pues hoy el capitalismo está moribundo y nos destruirá porque solo busca el Beneficio y sacar la máxima plusvalía a la clase obrera pero eso tropieza con que cada vez hay más sobreproducción y más destrucción de la humanidad.
Solo la clase obrera y sus minorías revolucionarias pueden enfrentarse contra la burguesía y su capitalismo de Estado. Los órganos de la burguesía son sus partidos, los sindicatos –que se meten dentro de la clase obrera-, su policía y su ejército. Todos colaboran para destruir el proletariado. El poder de la burguesía se defiende mediante los medios de comunicación que alienan la mente de la clase obrera. Y, sin embargo, sus minorías revolucionarias dispersas y desmoralizadas, cada una en su rincón, sin contacto con las demás. ¿Cómo pueden así contribuir a la única solución que es la Revolución Proletaria Mundial que destruya el capitalismo desde arriba hasta abajo y una la clase obrera mundial, la única que puede hacerlo, en Consejos Obreros en todo el planeta?
Hoy el planeta Tierra tiene que defenderse de la amenaza de su destrucción. Puede que las futuras generaciones se encuentren con la destrucción de la Tierra sin ningún signo de supervivencia. Por una parte, cada Estado masacra al proletariado pero, por otro lado, cada Estado se enfrenta con los demás en una guerra imperialista. Ahora bien, si la clase obrera se niega a la guerra y se levanta por sus propios intereses entonces todos los Estados son capaces de unirse contra el proletariado porque éste es la única clase revolucionaria.
Todos los proletarios tienen que unirse en su propio país y en el mundo entero. Proletarios de todos los países ¡uníos! Revolucionarios de todos los países ¡uníos! Porque no hay otra solución que Revolución Comunista Mundial o Destrucción de la Humanidad.
Saludos comunistas a todos los grupos de la Izquierda Comunista
Salud camaradas
SOC
[1] Ver nuestras propuestas cara a la guerra de Irak y las respuestas recibidas en la REVISTA INTERNACIONAL nº 113
Hasta este momento van ya 202 muertos y más de 1500 heridos, 4 trenes reventados, cuerpos tan destrozados que sólo podrán ser identificados por el ADN,... este es el sangriento balance del atentado terrorista, bautizado con el nombre de “trenes de la muerte”, que ha sacudido desde muy pronto la mañana del 11 de Marzo en Madrid.
Al igual que cuando el ataque contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11-S del 2001 hoy estamos ante un acto de guerra. Sus víctimas, una vez más, se cuentan entre la población civil indefensa y más particularmente entre los trabajadores: obreros que como todos los días, como en todas partes, se embuten en los trenes de cercanías para ir desde la periferia de las grandes ciudades hasta su trabajo; hijos de obreros que, como todos los días, cogen esos mismos trenes en los suburbios para ir al instituto o a la universidad. Precisamente el hecho de vivir hacinados en barrios obreros, viajar en unos transportes públicos masificados, les ha convertido en víctimas fáciles del terror que ha podido así alcanzar una mayor y más macabra amplitud.
El 11 de Marzo, como el 11 de Septiembre, marca un hito en las masacres terroristas. No solo es la mayor masacre vivida por la población en España desde la guerra civil de 1936, sino que además es el mayor atentado terrorista –en cuanto a víctimas- que se ha producido en Europa desde el final de la segunda guerra mundial.
La burguesía derrama hoy cínicamente sus lágrimas de cocodrilo sobre las víctimas, tres días de luto nacional, informativos especiales las 24 horas del día, minutos y más minutos de silencio, convocatoria de manifestaciones contra el terrorismo, etc. Por nuestra parte, como hicimos cuando el 11 de Septiembre, negamos todo derecho a la burguesía y a la prensa a su servicio a lloriquear por los obreros asesinados, porque “la clase dominante es responsable ya de demasiadas matanzas: la espantosa carnicería de la primera guerra mundial; la todavía más atroz de la segunda, en la que por primera vez, los civiles fueron sus blancos principales. Recordemos de qué ha sido capaz la burguesía: bombardeos de Londres, de Dresde y Hamburgo, de Hiroshima y Nagasaky, millones de muertos en campos de concentración nazis y en los gulags estalinistas... Recordemos el infierno de los bombardeos sobre las poblaciones civiles y del ejercito iraquí huyendo durante la Guerra del Golfo en 1991 y sus cientos de muertos. Recordemos las matanzas cotidianas, de hoy de ayer y de mañana, en Chechenia, perpetradas por la burguesía rusa con la complicidad plena de los Estados democráticos de Occidente. Recordemos que la población afgana, ha sufrido 20 años de guerra ininterrumpida... Esos son sólo alguno ejemplos de los desmanes de un capitalismo hundido en una decadencia irremediable, un capitalismo en el atolladero”. Esa barbarie que describíamos en nuestra Revista Internacional nº 107 en el año 2001, lejos de aminorarse se ha ido acrecentado, añadiendo a la siniestra lista nuevos jalones de horror como la segunda guerra de Irak, la masacre incesante en Oriente Medio, la reciente matanza en Haití, o los atentados de Bali, Casablanca, Moscú... y ahora el de Atocha.
Los atentados del 11 de Marzo no son un ataque “contra la civilización” sino que son la expresión misma de lo que realmente es la “civilización” burguesa: un sistema de explotación que supura miseria, guerra y destrucción por todos sus poros. Que no tiene más perspectiva que ofrecer a la humanidad que la barbarie y la aniquilación. El terrorismo no es un subproducto, un hijo bastardo del capitalismo al que éste quisiera perder de vista, todo lo contrario es un producto orgánico del capitalismo, su hijo legítimo, como lo es la guerra imperialista, y a medida que el capitalismo se hunde en la fase ultima de su decadencia que es la de su descomposición, el terrorismo se torna cada vez más salvaje e irracional.
Una de las características que impone la decadencia del capitalismo es que la guerra imperialista se convierte en el modo de vida permanente de ese sistema, por ello “esas clases [ pequeño burguesas] han perdido por completo su independencia y sólo sirven de masa de maniobra y apoyo en los enfrentamientos entre diferentes fracciones de la clase dominante tanto dentro como fuera de las fronteras nacionales” (Revista Internacional nº 14 “Terror, terrorismo y violencia de clase”, 1978). La evolución del terrorismo desde los años 60 hasta hoy día confirma plenamente su carácter de instrumento aprovechado por tal o cual fracción de la burguesía nacional, o por tal o cual imperialismo, para batirse contra sus rivales internos o en la arena imperialista. Por eso el terrorismo es un hijo muy querido del capitalismo, cuidadosamente amamantado con sangre por unos u otros. Efectivamente terrorismo y pugnas imperialistas han sido, son y van a ser cada vez más sinónimos sangrientos. En los años 60 y 70 la burguesía no dudó en utilizar el asesinato “selectivo” de tal o cual dirigente político para arreglar sus “asuntos internos”. Recordemos que el bombazo que catapultó a Carrero Blanco (Primer Ministro español del régimen de Franco) a los cielos y a ETA al estrellato terrorista sirvió para acelerar el proceso de cambio de régimen político en España. Tampoco dudó a la hora de emplear el terrorismo como medio para desestabilizar la situación imperialista en Oriente Medio asesinando a al Presidente Egipcio Sadat en 1981 o al israelí Isaac Rabin en 1995. La burguesía, cuando se trata de defender sus intereses contra fracciones nacionales rivales, o contra estados imperialistas rivales, no se para en mientes, y acude directamente a masacres indiscriminadas sobre la población civil si eso conviene a sus intereses. Por poner solo un ejemplo, ese fue el caso del atentado contra la estación de Bolonia, Italia, en Agosto de 1980, que causó 80 muertos, achacado durante mucho tiempo a las Brigadas Rojas pero en realidad hecho por los servicios secretos italianos y la red Gladio instalada por USA en toda Europa para contrarrestar la influencia del imperialismo rival ruso. En todo este periodo el terrorismo está cada vez más al servicio de las peleas imperialistas que se dirimen en el marco de la confrontación entre los dos grandes bloques.
Desde finales de los años 80, en que el capitalismo entra en su fase de descomposición (1), la tendencia al caos preside la confrontación imperialista. El marco de los bloques imperialistas constituidos tras la segunda guerra mundial deja paso al reino creciente del “cada uno a la suya” (2). En ese contexto, el terrorismo se convierte cada vez más en un arma de guerra, al tiempo en las guerras los ejércitos emplean cada vez más los métodos terroristas en sus hazañas bélicas, basta ver los bombardeos contra hospitales y colegios en la reciente guerra de Irak. La descomposición del capitalismo va marcando progresivamente su impronta en los atentados terroristas: las bombas buscan cada vez menos “objetivos militares o políticos” y apuntan directamente contra la población civil indefensa. Esta trágica cadena se inauguró con los muertos por las explosiones de bombas indiscriminadas en las calles de París en Septiembre de 1987, llegó al paroxismo al estrellar dos aviones llenos de personas contra las torres gemelas a su vez repletas de gente, continua con los muertos por las bombas de Bali y Casablanca, en Moscú... y se ceba ahora en los trabajadores que viajaban en los trenes de cercanías hacía la estación de Atocha. Pero no hay que hacerse ninguna ilusión: esta barbarie no se detendrá aquí. Mientras la clase obrera –que es la única fuerza de la sociedad capaz ofrecer una alternativa a la barbarie capitalista- no acabe de una vez por todas con este sistema bárbaro de explotación la humanidad vive bajo la amenaza constante de nuevos atentados cada vez más salvajes, y de nuevas guerras cada vez más destructivas, en cualquier parte del planeta.
A medida que la descomposición capitalista avanza, proliferan como setas las fracciones más irresponsables, más irracionales, subproductos de la descomposición de la sociedad, que son el actual vivero del que se nutren todo tipo de bandas terroristas, señores de la guerra, gángsteres locales, etc., que disponen de un lado de unos medios de destrucción inusitados y de otro lado de gran cantidad de “padrinos” a quienes pueden beneficiar sus crímenes. Como analizamos cuando las Torres Gemelas “No podemos afirmar hoy con certeza que haya sido Osama Ben Laden el responsable del ataque a las Torres Gemelas, como lo acusa el Estado norteamericano. Si esta hipótesis se confirmara, se trataría de un señor de la guerra vuelto incontrolable por sus antiguos amos” (Revista Internacional º 107). Efectivamente, y esta es la cuestión crucial en la evolución hacia la barbarie, independientemente de que tal o cual potencia imperialista, tal o cual fracción de la burguesía, saque y sigan sacando provecho de las acciones terroristas, el fenómeno del terrorismo tiende a escapar cada vez más al los planes trazados por aquellos que lo han engendrado. Como en el aprendiz de brujo, la “criatura” es cada vez más ingobernable.
En el momento en que escribimos este artículo, a falta de elementos verdaderamente concretos y con la poca confianza que podemos conceder a los medios de la burguesía (3), solo nos cabe aplicar nuestro cuadro de análisis y nuestra experiencia histórica, y preguntarnos...
Como hemos analizado antes, terrorismo y confrontación imperialista son sinónimos sangrientos. No se pueden separar el uno de la otra. Los atentados contra las Torres Gemelas del 11 de Septiembre fueron ampliamente aprovechados por el imperialismo americano para imponer a sus antiguos aliados, convertidos en rivales tras el hundimiento del bloque ruso (como Francia y Alemania) que le apoyasen plenamente en su campaña militar para ocupar Afganistán. El clima emocional provocado por el 11 de Septiembre permitió también que la Administración Bush hiciera acepar a la mayoría de la población americana una segunda guerra del Golfo en el 2003. Por eso es totalmente legítimo preguntarse si la increíble “falta de previsión” de los servicios secretos americanos antes del 11 de Septiembre no es producto, pura y simplemente, de su voluntad de “dejar hacer” a Al Queda(3) . Por lo que concierne a los atentados del 11 de Marzo, está claro que en absoluto benefician a los americanos. Es justo lo contrario. A Aznar, que había dado su apoyo incondicional a la política americana (formando parte del “Trío de la Azores” –USA, Inglaterra y España- miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que se habían aliado para lanzar la segunda Guerra del Golfo), le sucede Zapatero vencedor de las elecciones del 14 de Marzo, cuya victoria se debe en gran parte a los atentados de Atocha, quien anuncia la retirada de las tropas española de Irak. Esto supone un escarmiento para la administración americana, y una victoria incontestable para el tandem franco alemán que, actualmente, está a la cabeza de la oposición a la diplomacia USA.
Dicho eso, este fracaso de la política americana no constituye, en modo alguno, una victoria para la clase obrera, como algunos intentan que creamos. El PSOE, que estuvo en el Gobierno de España entre 1982 y 1996, ha dado ya suficientes pruebas de ser un ferviente defensor de los intereses del capitalismo. Su retorno no aliviará en nada los ataques de la burguesía contra el proletariado. Igualmente, el actual éxito diplomático de Chirac y Schoeder, a su vez leales defensores de los intereses del capitalismo, nada aportará a la clase obrera. Lo que es aún peor: los sucesos que acabamos de vivir han permitido un gran éxito ideológico a la burguesía como un todo, que ha logrado reforzar la mentira de que el antídoto contra el terrorismo es la “democracia”, que las elecciones son el medio eficaz para acabar con las políticas anti-obreras y belicistas de la burguesía, y que las movilizaciones pacifistas suponen una barrera real a la guerra.
La clase obrera no solo ha sufrido un ataque en sus propias carnes con los muertos y heridos del 11 de marzo, ha sufrido también un ataque político de primera magnitud.
El crimen, una vez más, ha beneficiado a la burguesía. Por todo esto, frente a la barbarie terrorista, expresión de la guerra imperialista y de la explotación solo hay un camino:
Con los muertos aún por enterrar, con decenas de cadáveres sin ni siquiera identificar, con decenas de inmigrantes ilegales (29 muertos y más de 200 heridos son inmigrantes) que no se atrevían a buscar a sus familiares en los hospitales o en las morgues improvisadas por temor a ser expulsados del país... la burguesía se libra a la vorágine de impedir que los proletarios puedan reflexionar, ni siquiera mínimamente, sobre lo sucedido, sobre sus causas y sus consecuencias. En los primeros momentos de la tragedia, cuando los mecanismos del Estado aún no han llegado, son las propias víctimas, los trabajadores y los hijos de la clase obrera que viajaban en esos mismos trenes, o en otros que se cruzaban con ellos en las estaciones siniestradas, los obreros que viven en los barrios de Santa Eugenia o el Pozo...los que acuden a socorrer y solidarizarse con los heridos, a tapar con mantas los cadáveres esparcidos entre las vías. La solidaridad es el sentimiento que los impulsa. Es esa la solidaridad que, de forma embrionaria, han expresado miles y miles de personas que han dado sangre, que han corrido a los hospitales, los bomberos, trabajadores sociales y de la sanidad que además de su jornada de trabajo han hecho voluntariamente todas las horas posibles, a pesar de la dramática falta de medios resultado de los recortes de gasto en materia sanitaria o de protección civil. Los revolucionarios, y el conjunto del proletariado mundial debemos proclamar, alto y fuerte, nuestra solidaridad con las víctimas.. Solamente el desarrollo de la solidaridad de la que es portador el proletariado como clase revolucionaria que se expresa en particular en su combate contra el capitalismo, podrá crear las bases de una sociedad donde estos crímenes, esta explotación, esa barbarie abominable puedan ser definitivamente superadas y abolidas para siempre.
La justa indignación de la clase obrera por el abominable atentado, su solidaridad natural con las víctimas, es explotada y manipulada por el capital para desviarla hacia la defensa de sus intereses y objetivos. Como respuesta al crimen ellos nos llamaron, el viernes 12, a manifestarnos “contra el terrorismo, y por la Constitución”, nos pidieron que cerrásemos filas como ciudadanos españoles al grito de “España unida jamás será vencida”, nos llamaron a votar masivamente el domingo 14 como el mejor medio para que “nunca se repitan estas salvajadas”.
Las dosis de patrioterismo destiladas tanto por la derecha –Aznar declara “han muerto por ser españoles”- como por la izquierda del capital –“si España no hubiera entrado en la guerra de Irak esto no habría pasado”- solo busca que los trabajadores pensemos que el interés de la nación es también nuestro interés. ¡Es mentira!, una cínica y descarada mentira. Esa mentira sirve para engordar el pacifismo, que como hemos defendido en nuestra prensa, no solo no sirve para luchar contra la guerra sino que es un medio ideal para impedir una lucha real contra las causas de todas las guerras: el capitalismo.
El capitalismo no tiene otro futuro que ofrecer a la humanidad más que su destrucción a través de guerras, atentados, hambre, miseria... La consigna con la que la Internacional Comunista resumió, a principios del siglo XX, el reto que la entrada del capitalismo en su fase de decadencia suponía para la sociedad: “la era de las guerras o la revolución” en la que la alternativa histórica se decidirá entre “Socialismo o barbarie”; sigue siendo plenamente válida y es más actual que nunca.
Para que la humanidad pueda vivir, el capitalismo debe morir, y sólo hay una clase social capaz de jugar el papel de enterrador del capitalismo: el proletariado. Si la clase obrera mundial no logra afirmar su propia independencia de clase en la lucha por la defensa de sus propios intereses primero, y por el derrocamiento de esta sociedad putrefacta después; lo único que ante nosotros habría sería la multiplicación de enfrentamientos entre pandillas burguesas y entre los Estados burgueses en los que se emplean todos los medios, incluidos los más bestiales, y entre ellos el uso cotidiano del arma terrorista.
Corriente Comunista Internacional, 19/03/04
Notas:
(1).- Ver en la Revista Internacional nº 62 “Tesis sobre la descomposición”.
(2).- Ver en la Revista Internacional nº 113 “Resolución sobre la Situación Internacional del XVº Congreso de la CCI” .
(3).- Ver en la Revista Internacional nº 108 “Pearl Harbour 1941, las Torres Gemelas 2001, el maquiavelismo de la burguesía”.
El Foro Social Mundial (FSM) que se venía celebrando anualmente en Porto Alegre (Brasil), ha sido montado este año en Bombay (India) entre el 16 y el 21 de enero. El FSM de Bombay no ha sido diferente a otros encuentros del mismo tipo, es decir, tenía todos los atributos de una inmensa feria (de hecho ha tenido lugar en el Parque Nacional de Exposiciones -donde suelen hacerse habitualmente las Ferias comerciales) con pronunciados aromas “étnicos” y “tribales”. El espectáculo fue innegablemente gigantesco con cerca de 80.000 personas venidas de 132 países que participaron en los 1200 foros organizados en torno al FSM. Incluso un número aún mayor se sumó a la manifestación anti-americana organizada el último día del Foro, el 21 de enero
El FSM tenía todo el aspecto de una gran fiesta social y política aunque ningún partido u organización política estuviese presente con sus siglas o sus banderas. Parecía estar hecha para todos los gustos. Había numerosos seminarios y talleres sobre todo tipo de temas y gran cantidad de programas y espectáculos culturales que se desarrollaron simultáneamente en las diferentes sedes del circuito del Foro Social. Todo el recinto del Foro estaba ocupado por una enorme muchedumbre agitada, ruidosa, inquieta, ocupada en una u otra actividad.
Entre los participantes había también numerosos jóvenes que parecían encantados, como si su participación en este foro fuese para ellos la etapa más importante etapa del camino para lograr otro mundo sin imperialismo, sin ninguna clase de capitalismo, ni de guerra, de polución, explotación, represión, dominación o de discriminación. Había gran cantidad de carteles, pósteres y pancartas dedicadas al tema estrella: “Otro mundo es posible”. La mundialización fue denunciada como el mayor de los monstruos y la causa de todos los males sociales, políticos y económicos del mundo entero. El imperialismo –eso sí, únicamente el imperialismo norteamericano- fue presentado como la cosa más diabólica del mundo actual. Había carteles que insistían en el derecho a la nacionalidad y a la independencia nacional. Himnos a la democracia y al control democrático fueron ensalzados en consignas y carteles. También los había que reivindicaban los derechos humanos, los derechos de los refugiados y los de protección del ambiente. Se podían ver y oír igualmente consignas contra la ocupación de Irak, reivindicando el final de esta ocupación y la libertad de la población iraquí para elegir su propio régimen político y social. Otros eslóganes iban dirigidos también contra la ocupación de Afganistán. En fin, todo ello daba la imagen de un calidoscopio político abigarrado y cegador. Reivindicaciones por los derechos y la emancipación de las mujeres se difundían en abundancia. Consignas contra la segregación así como contra los ataques a los Dalit (“Intocables” –miembros de la casta inferior), y a favor de la armonía comunitaria y por los derechos y la emancipación de los Dalit eran abundantemente difundidas, con el objetivo de aportarle un “toque indio” a este gran “show internacional”. No obstante, el más atrayente de todos los mensajes fue la llamativa fórmula: “Otro mundo es posible”.
La burguesía mima al FSM
Hemos mostrado en diferentes ocasiones cómo la burguesía mundial, desde que se hundió la burguesía estalinista en la ex-URSS, ha hecho todo lo posible para aniquilar la conciencia de la clase obrera. Ha intentado abatir cualquier idea que vaya en el sentido de la necesidad de destruir el sistema capitalista. Los ideólogos del capital han martillado día tras día que “No hay alternativa a la economía de mercado”. Esta propaganda engañosa ha impactado ciertamente en la clase obrera. Sin embargo, con la profundización de la crisis, que extiende cada vez más la miseria y las guerras genocidas por el planeta entero, se ha manifestado patentemente el cinismo y la hipocresía de esta mentirosa propaganda. La clase obrera ha vuelto a encontrar el camino de sus combates de clase y ha iniciado un proceso en el que comienza a hacerse preguntas, a poner en cuestión el sistema capitalista. Además, esa misma situación ha provocado en el seno de la población en general y por todo el mundo, una cólera legítima contra los causantes de las guerras, los bandidos imperialistas.
La burguesía ha detectado este fermento que va surgiendo en el seno del proletariado y se ha visto obligada a buscar nuevos instrumentos de mistificación para contener ese proceso emergente. El FSM, con sus simulacros “alternativos”, se ha revelado como un importante instrumento de la burguesía no únicamente para contener a la clase obrera, sino además como instrumento añadido de las rivalidades imperialistas. Los medios de difusión burgueses de todo el mundo han echado el resto para ayudar a la burguesía con el FSM.
Bastante antes del inicio del FSM 2004, estos medios -televisión, prensa, radio- burgueses en India, siguiendo fielmente los pasos de sus socios occidentales, hacían propaganda de las virtudes del Foro. La televisión y la prensa indias han cubierto el evento con interés y “buen hacer”. El mundo indio del comercio y de la industria le han concedido “el respeto que se merece” como expresión legítima de la oposición. También se han volcado con ellos el partido Congreso Nacional Indio (CNI) - en su día partido dominante en India y que gobierna hoy en Bombay- así como el partido burgués Dalit (republicano) socio del CNI en el gobierno de coalición de Bombay. Estos últimos han aportado un toque “étnico” al FSM. La mayoría de los foros estuvieron presididos por políticos indios de alto rango conocidos por sus relaciones con las “castas inferiores” como V. P. Singh (ex-primer ministro indio célebre por haber provocado enfrentamientos entre castas para reforzar el Estado indio) y R. K. Naryanan, ex-presidente indio. Ambos han sido, en un momento u otro, pilares del partido CNI.
Pero los principales organizadores del FSM en India han sido los partidos estalinistas –el PC Indio-M (M,..¡de “marxista”!) y el PCI, que han movilizado ampliamente a sus aparatos. De hecho el Buró del FSM en Bombay asentó sus reales en un inmueble del partido estalinista (el “Estalingrado Plaza”), y las organizaciones juveniles de los estalinistas han proporcionado el “voluntariado” para el FSM. Los intelectuales estalinistas ornaron con su presencia los estrados de numerosos foros del FSM,...
Como en otras partes del mundo, los estalinistas indios así como los maoístas han hecho un esfuerzo por adaptarse a ese cuestionamiento del capitalismo que se está desarrollando en el seno de la clase explotada; pero como leales servidores del capital que son, esos estalinistas de todo pelaje lo hacen para desviar este proceso de puesta en entredicho del sistema por el proletariado.
También estuvieron presentes en el FSM de Bombay numerosas de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que dan cobertura ideológica a los ataques llevados a cabo por los Estados contra el salario social. Y no faltaron a la cita las omnipresentes personalidades de la “orbita” de Le Monde Diplomatique, ni el líder de los agricultores franceses José Bové. Tampoco los parlamentarios laboristas británicos: Clare Short, Jeremy Corbin; ni W. Mandela y otros tantos consortes.
Según diferentes fuentes la burguesía ha soltado una enorme cantidad de dinero para hacer posible el FSM de Bombay (29,7 millones de dólares, según una de ellas). Una proporción considerable de este montante ha sido provista por fundaciones: la Oxfam, la Fundación Ford,… El Estado capitalista y el imperialismo indio han tendido igualmente su mano caritativa para asegurar el éxito de este Forum “¡Antiimperialista y anticapitalista!”. De hecho, diversas fracciones tanto de derechas como de izquierdas de la burguesía mundial - a través de diferentes ONG, de donaciones y contribuciones de fundaciones y de “trustes” completamente capitalistas, o de partidos y de organizaciones de masa de izquierda -, han sufragado la enorme carga financiera que representa la organización de tan vasto espectáculo, con un objetivo político bien definido y deliberado: reforzar la defensa del sistema capitalista mundial decadente.
El FSM de Bombay ha hecho suyas todas las consignas y eslóganes conocidos y por conocer. Ha habido foros sobre “comercio justo”, sobre democracia ciudadana, sobre autogestión y sobre otros muchos temas del mismo género. El toque de color indio al gusto de las necesidades de los estalinistas del país y de la burguesía Dalit (casta inferior) ha consistido en las consignas del anticomunalismo y la “emancipación Dalit”.
Sin embargo, el tema estrella del show del FSM de Bombay ha sido el imperialismo; lo que la terminología maoísta denomina la “mundialización imperialista”. El antiimperialismo del FSM no ha sido otra cosa que antiamericanismo. Con el recinto lleno de eslóganes del tipo “Estados Unidos fuera de Irak”, “Bush fuera de Afganistán”, el FSM se sumaba al coro de los rivales imperialistas de Norteamérica. No se ha oído denuncia alguna de otros gángsteres imperialistas tales como Francia, Alemania, Rusia o China, por no mencionar al propio bandido imperialista local, el Estado indio. Así las cosas cualquier esfuerzo para comprender las raíces del imperialismo, quedaba anegado.
Los Foros “alternativos” al servicio de la misma causa burguesa que el FSM
Si el FSM de Bombay ha constituido, sin lugar a dudas, la pieza más importante del espectáculo, dos espectáculos paralelos – imitando lo que sucediera en el FSE de París (ver artículo en el número anterior de AP) - fueron organizados al mismo tiempo por grupos maoístas rivales y ambos bajo el mismo tema: el antiimperialismo y el antiamericanismo.
Así el Foro “Mumbay (Bombay) Resistencia 2004”, el más numeroso de estos dos, se desarrolló en los locales de la Escuela de Veterinaria, frente a la sede del FSM, a iniciativa de la ILPS (Liga Internacional de las Luchas del Pueblo), red internacional de grupos maoístas y de sus partidarios de otros países, europeos (incluidos, por ejemplo, Turquía, Italia, Alemania, Bélgica, Gran Bretaña, Grecia, etc.). Los organizadores indios eran en realidad tapaderas de grupos maoístas como el Grupo de la Guerra del Pueblo (MPWG), que intentó recientemente asesinar al ministro del Estado de Andhra al sur de India. El MR-2004 se concebía no como oposición al FSM, sino como un movimiento paralelo a éste, como se pudo comprobar en las numerosas personalidades, sobre todo indias (por ejemplo Arunditi Roy, Nandita Ras, Vandana Shiva y otros), que intervinieron tanto en las reuniones del FSM como en las del MR-2004. Gran número de participantes se desplazaban de un Foro a otro.
El principal tema del MR-2004 era también el mismo que el del FSM: el imperialismo, la mundialización imperialista, aunque con tonos más “radicales” en la denuncia del imperialismo norteamericano, pero se guardaba un cómplice silencio sobre los apetitos imperialistas de los rivales de Estados Unidos, entre los cuales India no está entre los menores. Una cobertura radical al antiamericanismo del FSM, eso es todo lo que la retórica maoísta se ha limitado a aportar.
Aunque estas dos manifestaciones hayan servido ambas para canalizar el descontento de la población hacia el terreno del capital y del nacionalismo, había una cierta diferencia entre las audiencias de los dos Foros. La del FSM era marcadamente internacional con predominio urbano pequeño-burgués y entre ella se movía un tropel de grupos “étnicos” y “tribales” proponiendo espectáculos folclóricos. Al MR-2004, donde también había una importante participación internacional, asistía sobre todo la pequeña-burguesía radical y los campesinos.
Un tercer foro se celebró simultáneamente en Bombay: la “Convención contra la mundialización imperialista”. Fue más reducida y duró solo tres días. Tuvo lugar no lejos de los lugares de encuentro de los otros dos Foros y fue organizada por otro de los numerosos grupos maoístas (Nueva Democracia). Dejando a un lado las oscuras diferencias entre el FSM y esta tercera convención, esta demostración, puramente local, contó con un único extranjero, un alemán que incorporaba el toque “blanco” al evento
La intervención de la CCI
La CCI intervino en los tres Foros. Como en el FSE de París en noviembre de 2003, el objetivo de la CCI no fue el de intervenir en las conferencias, etc. Nuestros camaradas, llegados de distintos lugares de India intervinieron con hojas, folletos, publicaciones periódicas,... Durante esas intervenciones mantuvimos cientos de discusiones sobre este acontecimiento. Las cuestiones que surgían una y otra vez en las discusiones fueron:
- la idea del comercio justo, la mundialización y la antimundialización;
- ¿Qué otro mundo es posible?;
- ¿Es Estados Unidos la única potencia imperialista?;
- la naturaleza de las alternativas maoístas (Democracia del Pueblo, Nueva Democracia).
No puede haber nada equitativo en el comercio, ya sea libre o esté protegido. El mercado ha sido y será siempre favorable a los capitalistas más fuertes o a los Estados capitalistas más potentes. La CCI ha defendido siempre que el carácter mundial del capitalismo no es una novedad. El capitalismo ha sido un sistema mundial desde su creación y abarca todo el planeta desde finales del siglo XIX. Ya en 1848, en el Manifiesto Comunista, Marx y Engels demostraron la naturaleza internacional del sistema capitalista. Manifestaron entonces que la destrucción del sistema capitalista por el proletariado no podía llevarse a cabo si no era por medio de una revolución mundial. Hoy, en el periodo de decadencia y de descomposición del capitalismo, el proletariado no ha de defender las particularidades nacionales contra la naturaleza internacional del sistema capitalista. Al contrario, su tarea es destruir este sistema a escala mundial al mismo tiempo que destruye el marco de los Estados nacionales y sustituirlo por la comunidad comunista universal. Todos los discursos sobre el comercio justo o equitativo, la antimundialización o sobre “otro mundo es posible”, sin poner por delante la perspectiva comunista, suponen un fortalecimiento de la mistificación reformista y tienen por objetivo parar el naciente proceso de toma de conciencia que se está operando en el seno de la clase obrera.
A propósito del imperialismo la CCI ha insistido en que no es algo característico de tal o cual nación, o de tal o cual facción de la burguesía. Hoy, el capitalismo como un todo es imperialista, de lo que se deriva que todas las naciones, grandes o pequeñas son imperialistas. Éstas se mueven por los mismos apetitos imperialistas y sólo las diferencia su capacidad para satisfacerlos. Que la burguesía inglesa parezca comportarse como el “perrillo faldero” de los USA, que naciones como Francia, Alemania y Rusia reciban los puntapiés de los norteamericanos, o que Pakistán, Irak o India sean habitualmente maltratados por el Tío Sam, no quiere decir que estas naciones no sean imperialistas. En un mundo gobernado por la ley del más fuerte, todos estos países no son algo distinto que gángsteres de menor envergadura obligados a satisfacer sus apetitos imperialistas dentro de los límites impuestos violentamente por el “padrino” americano. La tarea de la clase obrera, en contra de lo que propugnan el FSM, MR-2004 y los otros, no es seguir el juego de los pequeños imperialismos contra los Estados Unidos.
Estas discusiones nos han llevado frecuentemente a tener que enfrentar las “alternativas” de los maoístas –su patriotismo, la demagogia de Democracia del Pueblo, o de Nueva Democracia. La política de los maoístas, insistimos, es opuesta a la que ha defendido siempre el proletariado: el internacionalismo. En el apogeo del capitalismo, en 1871, cuando según su punto de vista el nacionalismo alemán era aun progresista, Marx y Engels adoptaron una posición internacionalista frente a la guerra Franco-Prusiana. Los socialistas alemanes fueron encarcelados por haberse negado a secundar la defensa de la patria alemana. Durante la 1ª Guerra mundial los comunistas defendieron el internacionalismo. Lenin lo primero que hizo fue mantener un duro y despiadado combate contra la traición patriótica de Kautsky y consortes. Contrariamente a los marxistas, quienes han hecho siempre del internacionalismo la piedra clave de su política, los maoístas y los estalinistas proclaman alto y fuerte su patriotismo. Esto concuerda perfectamente con su naturaleza de clase pues son los defensores más firmes del capital nacional, del Estado nacional. La teoría de la “India hipotecada” (o del mismo género la “Turquía, Irán, Siria, África del Sur,… hipotecada”, según los maoístas de los respectivos países) mantiene a la clase obrera bajo el yugo del capital nacional.
El maoísmo le dice a la clase obrera de los países del Tercer Mundo: “no luchéis por la destrucción del sistema capitalista y de sus aparatos nacionales. Mejor, donad vuestra vida al Estado nacional que está hipotecado”. Contra todos esos discursos nosotros hemos puesto por delante que la tarea de la clase obrera es, sobre todo, luchar por la destrucción del capitalismo y del imperialismo de su propia burguesía, y trabajar por la construcción de una sociedad sin clases, sin dinero y basada sobre la eliminación de los Estados nacionales.
Communist Internationalist, sección de la CCI en India (31 enero 2004).
Los trabajadores estatales argentinos que trabajan en el estado nacional, provincial, municipal, entes antárticos, descentralizados, o empresas estatales se hallan divididos, no sólo como consecuencia de la artificial separación que la constitución del estado burgués de 1853 y sus sucesivas reformas, sino también, que dicha división abarca también a los trabajadores producto del accionar de un aparato estatal al servicio del capital que son los sindicatos.
Es así, que los estatales se hallan afiliados a un ramillete de organizaciones sindicales, y es a través de dicha división artificial generada por el estado burgués y el aparato de dominación burguesa como son los sindicatos, y que está consagrada por la legislación capitalista, como es la ley de asociaciones profesionales, estatutos, etc.
Los sucesivos gobiernos capitalistas han podido aplicar un feroz ajuste a los trabajadores del estado, antes a través de las llamadas “Reformas del estado” y políticas de privatización, que implicó el despido abierto de miles y miles de trabajadores o en forma encubierto a través del mecanismo llamado “retiro voluntario”. La inauguración de las políticas denominadas de reformas del estado significó también a partir de 1991 que se congelaran los salarios de la totalidad de los trabajadores estatales en el ámbito nacional, provincial, municipal, y de los distintos entes estatales.
Cabe destacar que la inflación no se mantuvo inalterable, ya que incluso en el periodo de la llamada convertibilidad hasta el año 2001 los trabajadores sufrieron aumentos en los precios de los productos básicos de alrededor del 60%, y a partir del descalabro de la política económica inaugurada por Menem, el poder de compra de los trabajadores se redujo entre un 30% a 50% según se tratare en dólares o en pesos.
Es así, que todo este período de casi 14 años los trabajadores estatales salvo excepciones en las provincias o en algunos municipios, que se movilizaban por falta del pago de los salarios y bajo la atenta mirada de los sindicatos, protestaban poco y nada, constituyendo los municipales parte integrante de aquella porción que no luchaba, y todo ello con salarios de hambre.
Pero producto de la más brutal caída de salario de los trabajadores estatales y aislados de todo aumento de emergencia que el gobierno otorgó - $250- a los privados, y ante el silencio sindical, los trabajadores rompieron amarras con el sindicalismo y comenzaron bajo la mirada desesperada de los sindicatos a reunirse en forma espontánea en asambleas generales de trabajadores, en donde se planteaban que debía participar todos los trabajadores sin distinción de sindicatos, sin importar si están o no afiliados a institución alguna, o si eran de planta permanente o no contratados o no, y allí comenzaron a debatir la problemática salarial, y la necesidad de luchar hasta arrancar los $250- .
Ante esta situación la actitud de los mayores sindicatos estatales de la Ciudad de Buenos Aires, fueron dos, pero si bien con distintos métodos, los mismos se encontraban unidos en el objetivo central, que era agotar las energías obreras, desviar, y destruir la lucha de los trabajadores. Una de las tácticas adoptadas, en este caso por SUTECBA1, era amenazar a los trabajadores con la pérdida de horas extras, beneficios, e incluso con la pérdida del trabajo. La otra de ATE2, era intentar subirse a la lucha planteando planes de lucha meramente testimoniales, como abrazos, marchas y paros de actividades por 24, 48 y 72 horas., pero aislando a los trabajadores de sus compañeros de clase de otros establecimientos, por cierto una vieja táctica de los sindicatos. Pero la persistencia de la lucha y de la acción de los trabajadores motivó que este último sindicato abandonara el “plan de lucha”sin llegar ni tan siquiera a cumplirlo.
Es por eso y a sabiendas que los sindicatos están contra la clase obrera que los trabajadores de los hospitales comenzaron no solo a reunirse en sus lugares de trabajo, sino a intentar generalizar las medidas de lucha hacia otros hospitales y a fomentar la celebración de asambleas generales unificadas de todos los hospitales, bajo la consigna de aumento salarial ya!!!, o ,SIN ATE NI SUTECBA!!!
Algunos hospitales plantearon la necesidad de luchar por el aumento salarial por fuera de los sindicatos, no aceptando ni sus bravuconadas amenazadoras, ni sus falsas consignas ”combativas” llegando incluso a impedir la palabra a los dirigentes sindicales que intentaban sea boicotear la lucha, sea desviarlas en actos simbólicos. Pero solos no significaba aislados en su lugar de trabajo, sino unificando a todos los trabajadores y generalizando la lucha a todos los estatales, en la medida de sus posibilidades.
Prueba de ello lo constituyó que las asambleas que espontáneamente surgían como hongos en todos lo lugares, sectores etc., iban día a día aumentando la cantidad de trabajadores que participaban, planteándose desde el aumento salarial, el rechazo a los ajustes del gobierno, y que bajo el capitalismo no hay solución. Ello sucedió en diversos hospitales y ha marcado un hito entre los trabajadores municipales, históricamente alejados de las luchas obreras, por considerarse como parte de una “aristocracia obrera”, hoy ese falso mito se ha roto por siempre, algo ha cambiado, y las lucha por venir será testigo de ello-
Estas asambleas mandataban a los delegados cuando estos iban a las asambleas o a las reuniones inter- hospitalarias, que no tenían carácter cerrado sino que era abierta y participaban todos los compañeros con voz y voto, y pese a la presión de diversas corrientes político-sindicales, decidieron que ningún representante o delegado podía negociar en nombre de los trabajadores y todo acuerdo debía ser aprobado por el conjunto de los trabajadores.
Viendo el cariz que tomaba la lucha de los municipales de la rama salud de la capital federal, y ante el riesgo de que pudiera extenderse no solo a los trabajadores municipales, sino a los provinciales, nacionales, etc., los sindicatos especialmente ATE suspendió las medidas de fuerza, y el SUTECBA utilizó todo su arsenal para amedrentar a los trabajadores, y engañarlos con supuestos aumentos salariales que el 80% de los municipales no han cobrado, para así poder frenar la lucha que había surgido.
Esta táctica, aunada a las presiones de sanciones disciplinarias y económicas facilitó que la lucha de los trabajadores de la salud se detuviera.
Conclusiones
Los trabajadores deben tener en claro que fue un paso plantear:
- “SIN ATE NI SUTECBA, LAS DECISIONES LA TOMAN LA ASAMBLEA”,
- “LOS SINDICATO SON NUESTROS ENEMIGOS”
- “UNIDAD DE LOS TRABAJADORES SIN DISTINCIÓN ENTRE PERMANENTES Y CONTRATADOS”.
Si bien no hemos logrado el objetivo del aumento salarial, hemos empezado una nueva gimnasia política en la lucha, ya sea planteando la unidad de la clase, sea intentando generalizar la lucha, sea que nos dimos herramientas de lucha, como fueron las asambleas.
No fuimos ciento de miles de trabajadores en lucha, sino unos pocos de miles, pero lo importante es que pudimos experimentar, que la clase obrera es una sola, no hay diferencias entre los trabajadores que están presos a la afiliación a un sindicato, y los que no lo están, no hay diferencias entre contratados y permanentes, todos somos trabajadores, todos tenemos las mismas necesidades y el mismo enemigo común el estado burgués y los sindicatos.
Pero lo mas importante junto a la unidad y a los organismos de lucha, etc., no hemos caído la mayoría de los trabajadores en los cantos de sirena de los izquierdistas con la construcción de listas o agrupaciones clasistas, o de nuevos sellos sindicales, sino que nuestra experiencia practicada dada por la lucha de clases nos ha demostrado que cualesquiera la forma que adopte el sindicato, sea bajo la “burocracia”, sea bajo el “clasismo” estos son irrecuperables para las luchas obreras, y estos últimos por más buena fe que pudieran tener, acabaran siendo absorbidos por el estado capitalista y ser un aparato al servicio de este sistema en descomposición.
Es así que esta lucha de carácter inédita entre los trabajadores hospitalarios, y que muchos no le dan la importancia que se merece, ha marcado un momento muy especial, y es fundamentalmente la generalización de las asambleas de base como herramienta y la constitución de un cuerpo de delegados con mandato y rotativos que actuaron.
Así todas las luchas cuando son lideradas por los sindicatos todas sin excepción acaban en derrotas catastróficas para los trabajadores, es por ello que frente a acciones de la clase obrera por fuera de los aparatos sindicales, con decisiones tomadas en asambleas de base y ampliando las luchas lo más posible al conjunto de la clase obrera, provoca entre la burguesía y los sindicatos ocasionan que las patronales, privadas o estatales se agiten y recurran a o todos los medios posibles a su alcance para derrotar al movimiento
Por ello los trabajadores debemos auto-organizarnos al margen de los sindicatos, crear nuestras propias herramienta de lucha y ampliar la lucha lo más posible al conjunto de la clase obrera. Este camino lo iniciamos, no pudimos concretarlo, pero las ricas lecciones de esta lucha serán una gran experiencia en las nuevas luchas de los trabajadores que están por venir, confiando únicamente en las fuerzas de nuestra clase y no de las de nuestros enemigos y falsos amigos.-
M./N.C.I.
Notas:
(1) SUTECBA SINDICATO UNICO DE TRABAJADORES Y EMPELADOS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES- AFILIADA A LA CONFEDERACIÓN GENERAL DEL TRABAJO-
(2) ATE. ASOCIACIÓN DE TRABAJADORES DEL ESTADO- AFILIADA A LA CENTRAL TE TRABABAJADORES ARGENTINOS- CTA
Comentario
Este texto ha sido producido por los compañeros del Núcleo Comunista Internacional de Argentina que han elaborado unas Pautas Programáticas muy próximas a las posiciones de la CCI y desarrollan actualmente discusiones con nuestra organización y con el conjunto de la Izquierda Comunista en una perspectiva militante e internacionalista.
El valor del texto es doble: por un lado da testimonio de una lucha combativa y rica en experiencias de los trabajadores de los hospitales municipales de Buenos Aires. Por otro lado, es una toma de posición que defiende la unidad de la clase obrera («la clase obrera es una sola, no hay diferencias entre los trabajadores que están presos a la afiliación a un sindicato, y los que no lo están, no hay diferencias entre contratados y permanentes, todos somos trabajadores, todos tenemos las mismas necesidades y el mismo enemigo común el estado burgués y los sindicatos»), apoya sus métodos de lucha y denuncia claramente a los sindicatos. El final del texto es elocuente: «los trabajadores debemos auto-organizarnos al margen de los sindicatos, crear nuestras propias herramienta de lucha y ampliar la lucha lo más posible al conjunto de la clase obrera. Este camino lo iniciamos, no pudimos concretarlo, pero las ricas lecciones de esta lucha serán una gran experiencia en las nuevas luchas de los trabajadores que están por venir, confiando únicamente en las fuerzas de nuestra clase y no de las de nuestros enemigos y falsos amigos».
Hemos combatido –y los compañeros del NCI han participado activamente en este combate- el engaño de ver en las revueltas que hubo en Argentina durante diciembre de 2001 un “movimiento obrero” cuando claramente se trató de una revuelta interclasista sin perspectivas[1]. Hemos recibido por ello numerosas críticas de otros grupos revolucionarios que nos pintaban como “derrotistas” y gente que “despreciaba las luchas obreras reales”. Frente a ello argumentamos que es absurdo agarrarse a una quimera y ver gigantes donde solo hay molinos de viento y señalamos que confiábamos plenamente en las capacidades del proletariado argentino. Hoy, esta pequeña experiencia de la lucha de los hospitales viene a confirmar este planteamiento. No tanto porque sea una lucha espectacular y decisiva sino porque manifiesta cómo el proletariado en Argentina participa de las mismas tendencias que hoy maduran de forma muy lenta y contradictoria dentro de todo el proletariado mundial.
Precisamente desde esa perspectiva queremos precisar un aspecto del texto de los compañeros. En algunos pasajes dicen que « los trabajadores rompieron amarras con el sindicalismo » y que eran sabedores de que los sindicatos están en contra de la clase obrera y que «la mayoría de los trabajadores no confían en los cantos de sirena de los izquierdistas con la construcción de listas o agrupaciones clasistas, o de nuevos sellos sindicales». Efectivamente, existe una tendencia dentro de la clase obrera internacional a desconfiar en los sindicatos y a enfrentarse con sus maniobras, sin embargo, no creemos que se haya generalizado al conjunto del proletariado mundial o de sus hermanos en Argentina. El proletariado tiene que recorrer todavía un largo y difícil camino para recuperar la confianza en si mismo, su propia identidad de clase y la comprensión de que los sindicatos son sus enemigos y que las múltiples variantes del sindicalismo forman parte igualmente del Estado burgués.
Tenemos que hacer un esfuerzo para comprender la relación de fuerzas global e histórica dentro de la que se inscribe cada batalla parcial que libra el proletariado. Una cosa es que una pequeña minoría de trabajadores empiecen a comprender las cuestiones antes enunciadas, otra muy distinta es que dicha conciencia se generalice de forma irreversible a amplios sectores obreros.
Para nosotros, en función de un análisis dinámico de la situación actual de la lucha de clases[2], es muy importante que una minoría de compañeros haya sacado esas lecciones y las haya hecho públicas para que puedan inscribirse en las esfuerzos de lucha y toma de conciencia que de forma todavía muy contradictoria, difícil y minoritaria, están madurando en el proletariado mundial. Eso es lo que ayudará a que se vaya modificando la relación de fuerzas con la burguesía a favor del proletariado.
[1] Ver REVISTA INTERNACIONAL nº 109
[2] Ver artículo en este mismo AP y en la REVISTA INTERNACIONAL nº 117
Hace 130 años, Engels escribió la “Contribución al problema de la vivienda”, adonde se denunciaba la escasez de viviendas para alojar a las familias obreras, el estado anticuado e insalubre de la mayoría de ellas, el hacinamiento terrible que sufrían, la ausencia de servicios básicos en las barriadas obreras (agua, alcantarillado, pavimento etc.)
En los años 50 se padeció en la Europa de posguerra una tremenda escasez de viviendas. Muchos obreros que hoy tienen 50-60 años nacieron en casas donde sus padres vivían realquilados o se hacinaban varios matrimonios pertenecientes a una misma familia.
Hoy, en Europa o en USA (¡no hablemos de países como Japón donde las viviendas de 50-60 metros cuadrados constituyen un lujo!) los hijos de esa generación vuelven a padecer el problema de la vivienda: sus altos precios, los empleos precarios, los salarios indignos, les obligan a permanecer en casa de los padres. Vuelve a repetirse el que varias familias tengan que hacinarse en pisos de 3-4 habitaciones. A todo ello se añade el número creciente de personas sin techo (lo que en inglés se llama homeless) fenómeno que que afecta cada vez más a obreros (emigrantes o no) cuyo sueldo es tan mísero y el empleo tan inestable que no pueden pagar una vivienda[1].
El problema alcanza cotas de espanto en el resto del mundo: en numerosos países con grandes concentraciones obreras (como China, Rusia, Brasil, México, Argentina.) el “techo” de la inmensa mayoría de familias obreras (así como de otras capas no explotadoras de la población) se reduce a chabolas realizadas con materiales precarios hacinadas en gigantescas villas miseria que carecen de las más mínimas condiciones de higiene, urbanismo y servicios. ¡No hablemos de la situación dramática en África, numerosos países de Asia o de América Latina!
130 años después de la aparición del libro de Federico Engels el capitalismo no solo no ha resuelto el problema de la vivienda sino que lo ha agravado hasta extremos de pesadilla. Como dice Engels «para acabar con esta penuria de la vivienda no hay más que un medio: abolir la explotación y la opresión de las clases laboriosas por la clase dominante (…) La cuestión de la vivienda no podrá resolverse hasta que la sociedad esté lo suficientemente transformada para emprender la supresión de la oposición entre la ciudad y el campo, oposición que ha llegado al extremo en la sociedad capitalista. Lejos por remediar esta oposición la sociedad capitalista tiende a aumentarla cada día más» (Obras Escogidas de Marx y Engels Tomo 2º edición española páginas 324 y 353).
Bajo el capitalismo –y particularmente en su situación histórica actual que calificamos de periodo de descomposición- se extreman y se hacen irresolubles una cantidad creciente de problemas que agobian a la humanidad causando sufrimientos interminables. Dejando de lado la lacra horrorosa de la guerra –presente cotidianamente en la existencia de millones de seres humanos- podemos hablar de la degradación del medio ambiente que alcanza cotas increíbles, de la proliferación de enfermedades cada vez más letales, de la creciente inseguridad de la vida cotidiana. Todo eso sin referirnos a la escandalosa degradación moral que vemos en la TV basura, la conducta de los políticos, la adicción a la droga etc. Este magma caótico de problemas no se puede resolver bajo el capitalismo. Pero tampoco se puede siquiera mitigar mediante luchas parciales concentradas monográficamente en cada uno de ellos.
Las luchas parciales:
- atacan los efectos pero no las causas y al dejar estas intactas aquellos se reproducen una y otra vez cada vez con mayor amplitud y virulencia.
- se basan en el interclasismo: no constituyen una lucha de clase contra clase sino una movilización de “ciudadanos” (es decir, obreros, pequeño burgueses, políticos, curas etc.) todos juntos y revueltos “contra” un “enemigo” indeterminado y vago (oligarquías, multinacionales, especuladores etc., presentados como chivos expiatorios de los males de la sociedad).
- son propiciadas por las organizaciones “más radicales” de la burguesía (Izquierda y Extrema Izquierda, sindicatos, ONG’s) que procuran darle un aspecto de “movimiento de base”. Sin embargo, políticamente no tienen nada de independientes ni de espontáneas sino que vienen muy bien a la defensa de la dominación burguesa y gozan del apoyo discreto de los sectores más inteligentes del Capital.
- no sirven para resolver los problemas que agobian al proletariado y a la humanidad sino que, por el contrario, los agravan dramáticamente y constituyen un obstáculo a la recuperación de la lucha unida, masiva y consciente del proletariado..
El problema de la vivienda es igualmente un efecto y no una causa de la explotación capitalista: «La penuria de la vivienda para los obreros y para una parte de la pequeña burguesía de nuestras grandes ciudades modernas no es más que uno de los innumerables males menores y secundarios originados por el actual modo de producción capitalista. No es una consecuencia directa de la explotación del obrero como tal obrero por el capitalista» (Engels, op. Cit., página 325). El problema de la vivienda no puede ser abordado de forma positiva a través de una lucha parcial la cual solo conduce a disolver el proletariado en el pantano del interclasismo.
Este punto estuvo en el centro del debate. Había compañeros que defendían las acciones específicas sobre el problema como contribución al desarrollo de la lucha y la conciencia obreras. Frente a ello defendimos –apoyados por una minoría de los asistentes- que semejante terreno solo servía para fomentar en nuestra clase actitudes individualistas, disolvía a los obreros en categorías interclasistas como “los vecinos” o “los ocupantes de viviendas” y los apartaban de una auténtica lucha de clase. Por tanto, retrasaba y alejaba el despertar de la lucha obrera que la mayoría de asistentes sinceramente buscaba.
El otro punto crucial de discusión fue el de las okupaciones de viviendas. Había compañeros que decían que tal método constituía una solución al problema de la vivienda: como hay muchos pisos vacíos (en España hay más de 2 millones) lo que debe hacerse es ocuparlos “sin permiso de la autoridad” mediante acciones colectivas de grupos de jóvenes. Frente al legalismo y el reformismo de sindicatos y partidos de izquierda (exigir a las autoridades la construcción de viviendas sociales, organizar cooperativas de viviendas) que, efectivamente, no sirven para nada, estos métodos de acción directa serían más radicales y combativos.¿No aspira el proletariado a expropiar a la burguesía? Pues empecemos de una vez haciendo expropiaciones de vivienda. Este punto de vista era apoyado por un asistente que decía que las ocupaciones no resolvían nada pero podían servir para que los obreros se unan y empiecen a tomar conciencia de clase.
Nuestra respuesta –que apoyó una minoría de asistentes- se centró en los puntos siguientes:
Las okupaciones sólo se diferencian de los métodos propugnados por sindicatos y partidos de izquierda en el “radicalismo” superficial de su carácter ilegal pero su planteamiento es idéntico: el reformismo de atacar los efectos sin abordar las causas. Si la okupación tiene éxito, el Estado burgués la legalizará como ha sucedido con la ocupaciones masivas en las ciudades de Brasil que Lula les ha dado escritura y las ha vinculado a hipotecas[2].
Las okupaciones se basan en el individualismo más extremo lo cual es la negación del carácter colectivo y social de la lucha del proletariado, germen de la liberación comunista de la humanidad. Ese individualismo de raíz no se remedia con el “expediente” de las “acciones colectivas”. Por muy “colectivas” que sean las acciones, la meta de la okupación es que cada individuo obrero se convierta en “propietario” (legal o ilegal) de una vivienda. Se trata de una “expropiación” pero totalmente individualista y de cada cual a la suya. La expropiación que el proletariado ejecutará sobre el Capital nada tiene que ver como semejantes métodos: es una expropiación colectiva, es decir, se toma el poder sobre los medios de producción como clase y no a través de una suma de propiedades de individuo o de grupo; es una expropiación social pues se trata de resolver los problemas de la sociedad y no los de un grupo más o menos grande de individuos; es una expropiación de la clase enemiga y no de propiedades particulares de individuos o entidades.
Una asistente respondió a estos argumentos diciendo que “tomar una vivienda”, “robar en un supermercado por parte de un ama de casa obrera” o que los obreros se lleven materiales de la empresa a su casa era un acto “liberador” y “revolucionario”.
Nosotros y otros asistentes combatimos estas ideas. Nada tiene de “liberador” y menos aún de “revolucionario” actos que forman parte de las costumbres y la moralidad degenerada que impera en la sociedad capitalista. El capitalismo se basa en la concurrencia y el todos contra todos, eso quiere decir que cada cual debe expropiar al otro sin ningún escrúpulo. Individualmente, los capitalistas se “expropian” entre si los unos a los otros, si pueden con métodos legales y si eso no es posible saltándose la ley. El capitalismo se basa históricamente en la expropiación individual de millones de campesinos y artesanos que despojados –legal o ilegalmente- de sus medios de producción y vida se transformaron en proletarios. Todos los días, a todas horas, el capitalismo roba a la gran mayoría de la población: «el reparto de la plusvalía producida por los obreros y que se les arranca sin retribución, se efectúa entre las clases ociosas en medio de las más edificantes disputas y engaños recíprocos. Como este reparto se hace por medio de la compra y de la venta, uno de sus principales resortes es el engaño del comprador por el vendedor, engaño que, en el comercio al por menor, y principalmente en las ciudades grandes, se ha convertido en una necesidad vital para el vendedor. Pero cuando el obrero es engañado por el panadero o su tendero en el precio o la calidad de la mercancía, esto no le ocurre en su calidad específica de obrero» (Engels, op cit, página 325).
Nada hay de “revolucionario” ni de “liberador” en que individuos obreros –aislada o incluso colectivamente- realicen actos de venganza oponiendo a la expropiación histórica y social sufrida por su clase una expropiación individual y particular que únicamente tiene como resultado meterles en el engranaje de las costumbres sociales del capitalismo del todos contra todos, el engaño mutuo, el robar todo lo que se pueda a amigos o enemigos. Si semejantes políticas se popularizaran en la clase obrera ésta se vería atrapada en el ambiente de corrupción, degradación moral y caos, que impera en la actual fase de descomposición de la sociedad capitalista. De tal forma, la clase obrera no sería capaz de plantear una alternativa revolucionaria al desorden capitalista sino que se vería arrastrado por él.
El reclamo que tienen estas ideas –de tipo netamente anarquista- entre compañeros que buscan honradamente participar en la lucha revolucionaria viene de la identificación de lo ilegal y lo violento con lo revolucionario[3].
La revolución proletaria es el acto más ilegal del mundo, su “ilegalidad” viene de que colectiva y masivamente los obreros en lucha levantan un poder alternativo al poder legal de la clase dominante –el poder internacional de los Consejos Obreros- y desde esa base de fuerza acaban por derrocar el Estado en todos los países. La “ilegalidad” de la lucha del proletariado está en que niega toda legitimidad social e histórica al Estado Capitalista, a sus leyes, a su moral, a sus instituciones y levanta contra ellas la legitimidad de una nueva organización social basada en la abolición del Estado, las fronteras nacionales, la dominación de una clase sobre otra.
En cambio, la ilegalidad de actos de “expropiación” o de rebeldía individuales (o de grupos de individuos[4]) participa –pese a las buenas intenciones que se tengan que nadie niega- plenamente del sinfín de ilegalidades grandes o pequeñas que forman parte del funcionamiento de la sociedad capitalista. Como antes señalaba Engels, la compra venta de mercancías lleva incluida el timo y el robo de tal forma que las grandes superficies y los grandes almacenes aumentan los precios en función de un porcentaje de los robos que sufren. En toda sociedad dividida en clases, la ley incluye la ilegalidad, las normas morales su violación, de la misma forma que la riqueza necesita la pobreza como condición misma de su existencia.
Una lucha efectiva contra el capitalismo y contra la cantidad infinita de “daños colaterales” que genera en todos los órdenes de la vida humana y social (entre ellos el cada vez más acuciante problema de la vivienda) solo puede ser eficaz si se concentra en desarrollar la lucha unitaria, autónoma y revolucionaria de la clase obrera. Esta lucha –en contra del tópico imperante y que un asistente nos reprochó- no es únicamente económica. Engels defendió que la lucha del proletariado tiene 3 dimensiones inseparables: lucha económica, lucha ideológica y lucha política, las 3 forman un todo unida que es la lucha histórica del proletariado por emancipar a la humanidad del yugo destructor del capitalismo. Es esa lucha en 3 dimensiones a la que hay que contribuir con un esfuerzo de actividad, reflexión, organización, por parte de jóvenes y veteranos de nuestra clase.
Smolni 14-5-04
[1] En 1989 escribíamos en nuestra Revista Internacional nº 57: «En Estados Unidos hay ahora millones de trabajadores (el 15% de la población que vive por debajo del umbral de la pobreza), en su mayor parte asalariados de jornada completa, que se han transformado en vagabundos sin hogar, obligados a dormir en las aceras, en los cines pornográficos o en los coches, por la imposibilidad de pagar un alquiler» (artículo La Descomposición del Capitalismo). Este fenómeno no ha cesado de agravarse y extenderse desde entonces.
[2] Estos “éxitos” son más bien la excepción. El destino de la mayor parte de ocupaciones es el fracaso y el desalojo. Con ello se queman muchas energías revolucionarias como apuntó claramente un asistente en su intervención muy crítica contra tales acciones
[3] No abordamos aquí por qué la lucha del proletariado es violenta y por qué sin embargo está violencia –colectiva y consciente- nada tiene que ver con el terror y el terrorismo. Ver a este propósito “Violencia de clase, terror y terrorismo” en REVISTA INTERNACIONAL números 14 y 15.
[4] Que es lo que los anarquistas bienintencionados llaman lucha colectiva.
Antes de darse a conocer por el establecimiento de un terror policial sin precedentes en la historia, el estalinismo empezó su carrera como defensor de la teoría de «la construcción del socialismo en un solo país». Desde 1925 Stalin fue el portavoz de esta concepción, absolutamente contraria a lo que el movimiento obrero había defendido previamente. El movimiento de la clase obrera presentó desde sus comienzos su vocación internacionalista. Como escribió Engels en 1847: «...la revolución comunista no será una revolución meramente nacional, sino una revolución que transcurrirá en todos los países civilizados en forma simultánea (...) Asimismo ejercerá una considerable influencia sobre los restantes países del mundo, modificando por completo su modo de desarrollo de hasta ese momento y acelerándolo en gran medida. Es una revolución universal y por ello se desarrollará también en un terreno universal.» («Principios del comunismo», Obras de Marx y Engels, Grijalbo, Barcelona 1978, Pág. 115).
Por esta razón, la tesis del «socialismo en un solo país» fue una verdadera traición a los principios básicos de la revolución comunista. Esta teoría, que Stalin presentó como uno de los «principios del leninismo», constituía exactamente lo opuesto de la posición de Lenin: «La revolución rusa es sólo un destacamento del ejército socialista mundial, y el éxito y el triunfo de la revolución que hemos llevado a cabo depende de la acción de ese ejército. Este es un hecho que ninguno de nosotros debería olvidar (...). El proletariado ruso es consciente de su aislamiento revolucionario y ve claramente que su victoria es absolutamente condicional y depende fundamentalmente de la intervención unida de los obreros de todo el mundo» (Informe presentado en la Conferencia de Comités de Empresa de Moscú, 23 de Julio 1918).
El internacionalismo intransigente de Lenin fue una constante a lo largo de su vida. Pero se expresó particularmente en 1907, durante el Congreso de Stuttgart de la Internacional Socialista, cuando junto con Rosa Luxemburgo, Lenin encabezó la lucha por que los delegados aceptaran una tajante enmienda a la resolución contra la guerra imperialista. Igualmente, Lenin participó activamente en el combate de la Izquierda de la Internacional para asegurar que el Congreso extraordinario de Basilea en 1912, hiciera una clamorosa declaración contra la amenaza de guerra. Pero fue durante la Iª guerra mundial, cuando el internacionalismo de Lenin dio su verdadera medida. Su denuncia de los «social chovinistas», pero también de los “centristas” que sólo se oponían a la carnicería imperialista con peroratas pacifistas, fue una de las páginas más luminosas de la historia del movimiento obrero. En particular en Zimmerwald, en septiembre de 1915, Lenin fue el animador de la izquierda de la conferencia, reagrupando los delegados de las diferentes corrientes socialistas que se oponían a la guerra. Su posición se distinguía de la del Manifiesto que adoptó la Conferencia, afirmando claramente que «la lucha por la paz sin acción revolucionaria, es una frase vacía y fraudulenta», y también llamando a «transformar la guerra imperialista en guerra civil», que fue la consigna concreta que recogieron las resoluciones de Stuttgart y Basilea.
El internacionalismo de Lenin no dejó de brillar con la victoria de la revolución en 1917, a la que, al contrario, consideró como el primer paso de la revolución mundial. Por eso jugó un papel determinante, junto a Trotsky, en la formación de la Internacional Comunista, en Marzo 1919. Correspondió a Lenin redactar uno de los textos fundamentales del Congreso de fundación: las «Tesis sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado».
En ese momento la IC no tenía nada que ver con lo que llegaría a ser después bajo el control de Stalin: un instrumento de la diplomacia del Estado capitalista ruso, y la punta de lanza de la contrarrevolución a escala mundial.
Pero la vida militante de Lenin no se limita a su inflexible internacionalismo. Prácticamente sobre cada cuestión importante que se planteó a la clase obrera, la posición de Lenin figuró entre las más claras y las más intransigentes.
Desde el comienzo de su actividad militante a finales del siglo XIX, Lenin se distinguió en el movimiento socialista en Rusia por la profundidad de su lucha contra el “populismo” y el “socialismo agrario”. Durante años esta corriente había argumentado que sería la acción de pequeñas minorías de insurgentes intelectuales, adeptos a las acciones terroristas, lo que provocaría la eliminación del yugo del zarismo, y había idealizado a los campesinos como agentes de la regeneración de la sociedad rusa. En 1917-18 los descendientes de esta corriente estaban con los “Socialistas Revolucionarios” del lado de la burguesía. Contra esto, Lenin planteó la visión marxista, que afirmaba que el proletariado era la única clase, no sólo capaz de conducir el derrocamiento del zarismo, sino también de plantear una alternativa al capitalismo, la revolución socialista. Durante este mismo periodo, Lenin estuvo también a la vanguardia de la lucha contra el “marxismo legal”, que con el pretexto de la necesidad del desarrollo capitalista en Rusia como condición de la formación de un proletariado fuerte, se arrojó en brazos de la burguesía liberal.
A principios del nuevo siglo, Lenin continuó este combate, cuando se opuso (en particular en el «¿Qué hacer?») al oportunismo de los “Economicistas”. Esta era una corriente de la socialdemocracia rusa que fomentaba las ilusiones reformistas que pesaban en los obreros. Frente a esto Lenin defendió la necesidad vital de una lucha política por el desarrollo en el proletariado la conciencia de sus objetivos revolucionarios a largo plazo. Encontramos esa misma determinación en el IIº Congreso del POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia) en 1903, en la defensa que hicieron Lenin y los Bolcheviques del partido revolucionario como un órgano de combate compuesto de militantes convencidos y determinados. En estas circunstancias, Lenin se opuso a los Mencheviques, que defendían una concepción confusa y oportunista, una forma de ideología pequeño burguesa característica de elementos intelectuales, para quienes la acción revolucionaria se ve como una especie de “hobby”. Este combate contra los Mencheviques continuó durante la revolución de 1905 en Rusia. Estos, considerando que las condiciones para la revolución proletaria no estaban aún maduras en este país, no tenían otras propuestas para los obreros que apoyar a la burguesía “democrática”. Es cierto que Lenin y los Bolcheviques no fueron muy claros sobre la naturaleza de la revolución de 1905 – la vieron como una revolución democrático burguesa contra el zarismo más que como un “ensayo” de la revolución proletaria -, pero tuvieron el mérito de postular la necesidad de que el proletariado preservara y defendiera firmemente su independencia y sus intereses de clase. Más aún, en el curso de esta revolución, Lenin fue uno de los primeros (junto a Trotsky) que entendió, en contra de la mayoría de los Bolcheviques (particularmente Stalin), que los Soviets, los Consejos obreros que la misma clase obrera había hecho surgir en su lucha, constituían los órganos de la toma del poder, «la forma al fin encontrada de la dictadura del proletariado».
Tras el aplastamiento de la revolución, cuando la desmoralización y el desarraigo pesaban como una losa en la clase obrera y su vanguardia, y en el partido se desarrollaba una corriente de “liquidadores” que tendía a renunciar a la necesidad de la organización política para el proletariado, Lenin se encontró de nuevo a la cabeza del combate por la defensa de la organización. Así, como en 1903, su lucha por la construcción de una organización militante, complementaba la lucha por la independencia de clase del proletariado.
Como ya hemos visto, encontramos esta lucha permanente de Lenin durante la guerra mundial, que analizó como una manifestación de la entrada del capitalismo en su periodo de decadencia, que ponía al orden del día la revolución proletaria internacional. Esta lucha se intensificó obviamente de nuevo cuando estalló Febrero 1917 en Rusia.
Tan pronto como Lenin pudo volver al país, emprendió el combate por la preparación de la revolución comunista. En particular sus “Tesis de Abril” constituyeron el verdadero programa de la revolución: ningún apoyo, ni siquiera “crítico”, a la guerra imperialista ni al Gobierno provisional burgués que se implantó tras la revolución de Febrero; sólo el derrocamiento del capitalismo podía poner fin a la guerra; contra la república parlamentaria; todo el poder a los Soviets; necesidad de una propaganda paciente del partido entre las masas obreras para convencerlas de estas necesidades; por la creación de una Internacional revolucionaria contra los social chovinistas y el “centro”. Lenin tenía que llevar primero este combate en el seno del partido Bolchevique que, bajo la dirección de Kamenev y Stalin, se había alineado con los Social Revolucionarios y los Mencheviques en apoyo del Gobierno provisional. Apoyándose en la base obrera del partido, consiguió ganarlo a sus posiciones y armarlo políticamente para la revolución. Después de esto, todas las acciones de Lenin consistieron en preparar las condiciones para una insurrección victoriosa, incluyendo su oposición a una insurrección prematura en Julio. Pero cuando la situación estuvo madura, emprendió de nuevo una lucha determinada por la inmediata toma del poder por los Soviets. Al mismo tiempo redactó su obra fundamental, «El Estado y la Revolución», en la que reestablece la concepción marxista del Estado, que había sido completamente falsificada por los oportunistas. Lenin insistió en que la clase obrera no podía usar el Estado burgués para sus propios fines; que tenía que destruirlo de arriba abajo e implantar la dictadura del proletariado organizado en Consejos obreros. Esta dictadura de clase tiene que ejercerse sobre el Estado del periodo de transición. Este “semi-Estado”, utilizando el término que acuñara Engels, tiene que estar dedicado, no a reforzarse, sino a extinguirse a medida que la revolución se acerca a su victoria final. El proletariado, organizado de manera autónoma, vigilaría que los funcionarios elegidos estuvieran permanentemente controlados, para que pudieran ser inmediatamente revocados si se apartaran del mandato recibido. El proletariado no puede tolerar jamás ningún privilegio en el seno de este Estado. Esto es lo opuesto del Estado policial, del terror sobre las masas explotadas, de los privilegios de los burócratas, que fueron característicos del estalinismo. De hecho, la diferencia entre el leninismo y el estalinismo fue la diferencia entre la revolución y la contrarrevolución.
Más aún, tras la toma del poder por los Soviets en Octubre de 1917, Lenin emprendió la lucha contra las primeras manifestaciones de lo que iba a ser el estalinismo.
La guerra civil desencadenada por los “ejércitos blancos” con el apoyo de la burguesía mundial, el colapso económico y el hambre resultante, el trágico aislamiento en que la derrota del proletariado mundial sumió a la revolución en Rusia, sólo podían llevar a un callejón sin salida. El Estado que surgió tras la revolución escapaba cada vez más del control de una clase obrera extenuada por la guerra civil y la catástrofe económica; y tendía progresivamente a absorber a un partido bolchevique en el que cada vez tenía mayor peso la burocracia. Stalin era realmente el representante más eminente de esta capa de burócratas cuyo poder y privilegios nacientes estaban en oposición a la revolución a escala mundial. Por esa razón se hizo el “muñidor” del «socialismo en un solo país»: ya no se trataba de hacer de Rusia una palanca de la revolución internacional, sino de desandar el camino, dirigiéndose hacia el reforzamiento de la economía nacional y el Estado nacional. Y en un mundo dominado por el capitalismo, ambos tenían que desarrollarse necesariamente en el terreno capitalista. La derrota internacional del proletariado sólo podía llevar a la contrarrevolución burguesa en Rusia. Stalin y su banda se convirtieron en agentes de esta contrarrevolución. Y en Rusia, ésta tomó la forma más bárbara que pueda imaginarse: terror policial, deportaciones masivas, los “Procesos de Moscú” contra los viejos líderes del Partido, la exterminación de toda la generación de 1917... la verdadera motivación de todo esto era la necesidad de borrar completamente hasta la mínima traza que pudiera recordar el espíritu y la grandeza de Octubre.
Antes de su muerte en 1924 (de hecho estaba inválido desde 1923), Lenin no podía haber imaginado lo que llegaría a ser el estalinismo. Sin embargo, era consciente de un cierto número de peligros que empezaban a surgir. Así, desde 1920, en el debate en el Partido Bolchevique sobre los sindicatos, Lenin afirmaba que «Tal y como es hoy nuestro Estado, el proletariado tiene que defenderse, y debemos usar estas organizaciones obreras (los sindicatos), para defender a los trabajadores de su Estado...» (Los sindicatos, la situación presente y los errores de Trotsky, 30.12.1920). Cerca del fin de su vida, Lenin advirtió del peligro de la gangrena burocrática, aunque fuera incapaz de proponer una respuesta efectiva a este ineluctable fenómeno. De manera similar, los últimos días de su vida activa intentó (particularmente en su “Testamento” del 4 de Enero de 1923) expulsar a Stalin de su puesto de Secretario General, donde estaba acumulando un poder enorme del que abusaba de forma brutal. Pero este intento fue en vano: Stalin ya controlaba la situación, aunque aún no era el sangriento tirano en que se convertiría después.
Hoy la mayoría de plumíferos de la burguesía – estableciendo una identidad entre el estalinismo y el comunismo- meten a Stalin, Lenin y Marx en el mismo saco. Como todos los revolucionarios, como el mismo Marx, Lenin cometió errores. Pero igual que sólo podemos criticar los errores de Marx situándolos en el marco del Marxismo, sólo podemos criticar los errores de Lenin partiendo de la considerable contribución que hizo al movimiento obrero, tanto a nivel teórico como práctico. Igual que ante el conjunto del marxismo, el proletariado tendrá que apropiarse de esta contribución de nuevo para poner fin a la barbarie capitalista y progresar hacia una sociedad comunista.
FM
El hundimiento del estalinismo debía significar, supuestamente, el fin de la barbarie. La evolución sangrienta de la realidad demostró muy rápidamente lo contrario. Desde comienzo de los años 1990 la barbarie se instaló como realidad permanente en la vida de la sociedad, generalizándose al conjunto del planeta, golpeando de manera cada vez más ciega y extendiéndose progresivamente a las grandes metrópolis capitalistas. Esta realidad nos situó en la entrada del capitalismo en la fase última de su decadencia: la de su descomposición acelerada. En lugar de un enfrentamiento imperialista encerrado en el corsé de hierro de los bloques imperialistas soviético y americano, se comenzó a instalar una lógica guerrera radicalmente diferente, una lógica donde cada país capitalista defendía sus propios intereses al margen de cualquier alianza estable con un Estado imperialista dominante. Caos, pérdida de control, anarquía en aumento y aceleración de la descomposición son su dramática concretización.
En 1991 la guerra del Golfo concretizó por vez primera vez la apertura a lo grande de las puertas del nuevo desorden mundial, aunque este conflicto permitió momentáneamente a los Estados Unidos reafirmar su papel de primera potencia. Entonces fue el propio gobierno americano quién provocó esta guerra, cuando su embajadora April Glaspie hizo creer a Saddam Hussein que un eventual conflicto entre Irak y Kuwait sería considerado un problema “interno del mundo árabe”, fingiendo que los USA se desentenderían de la cuestión. Induciendo a Saddam Hussein a que invadiera militarmente Kuwait, los Estados Unidos obtenían el pretexto para una intervención militar masiva. Para el imperialismo americano, esta guerra fue el instrumento de la reafirmación brutal de su autoridad sobre las principales potencias rivales como Alemania, Francia y Japón que, después de 1989 y del hundimiento del bloque soviético, tendían cada vez más claramente a defender sus intereses imperialistas desarrollando una política creciente de contestación del liderazgo americano. Es indudable que en esta época la potencia americana consiguió una victoria de dimensión mundial. Se permitieron el lujo de dejar a Saddam Hussein como señor de Bagdad con el fin de que Irak no cayera en un caos total como ocurre en la actualidad. Pero esta victoria no podía ser más que de corta duración. Lo mismo que ningún apaciguamiento duradero puede darse en el plano de la competencia económica, las tendencias centrífugas del “cada uno para sí” de cada potencia imperialista ganan en amplitud, obligando de nuevo inexorablemente a los Estados Unidos a utilizar su supremacía militar, con el fin de tratar de frenar la contestación creciente a su autoridad. Así anuciamos en 1991: “... sobre el plano político y militar o sobre el plano económico, la perspectiva no es la paz y el orden sino la guerra y el caos entre naciones...” (Revista Internacional nº 66, artículo “El caos”). Esta tendencia a la descomposición del capitalismo y al debilitamiento del liderazgo americano han proseguido y se han confirmado a lo largo de los años 1990. Sólo algunos meses después de la primera guerra del Golfo, se desencadeno de nuevo la barbarie que llevaría en 1992 al incendio total de la región de los Balcanes. Fué Alemania la que, animando a Eslovenia y Croacia a proclamar su independencia frente a la antigua confederación yugoslava, hizo saltar por los aires a este país y jugó un papel primordial en el desencadenamiento de la guerra en 1991. Frente al empuje del imperialismo alemán, las cuatro grandes potencias (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia) sostuvieron y alentaron al gobierno de Belgrado a llevar una contraofensiva particularmente mortífera. Sin embargo, el debilitamiento histórico de Estados Unidos ya en marcha en 1991 le condujo a cambios de alianzas sucesivos traduciéndose por su apoyo a Serbia en 1991, a Bosnia en 1992 y a Croacia en 1994. Los Balcanes se transformaron entonces irremediablemente, como Afganistán algún tiempo más tarde, en un verdadero lodazal hecho a base de guerras civiles permanentes. Actualmente en Afganistán, ninguna autoridad local o americana, puede ejercer fuera de la capital Kabul. Los años 1990 conocieron una generalización progresiva del caos, expresión de la evolución de la descomposición de la sociedad capitalista, descomposición que conoció una violenta aceleración a comienzos de los años 2000.
Es imposible describir la situación actual de Irak. El semanario francés Courrier International del 14 de Junio titula: “Irak: la violencia constante”. La jornada del jueves 24 de Junio es un ejemplo dramático del estado de guerra civil en el cual se encuentra enfangado Irak. Este día, hubo más de siete atentados únicamente en la ciudad de Mosul, ocasionando oficialmente al menos 100 muertos. Al mismo tiempo, los enfrentamientos armados proseguían en numerosas ciudades iraquíes como Bakuba o Nayaf. Tras transferir el poder al nuevo gobierno iraquí, el país sigue hundido en un caos total, una anarquía generalizada donde las fuerzas políticas y militares no pueden más que controlar zonas geográficamente limitadas. El primer ministro iraquí Ayad Alaui se esfuerza en anunciar, con un gran esfuerzo publicitario, que tomará personalmente en su mano la lucha contra la violencia, y esto después del aumento de los enfrentamientos militares, atentados y otros sabotajes de oleoductos, pasando por las capturas de rehenes finalizando muy a menudo con los asesinatos sangrientos. La decapitación de los prisioneros, filmadas y proyectadas en todas las pantallas del mundo, se han convertido actualmente en una práctica corriente. Tortura y terrorismo han formado siempre parte de los conflictos armados de la historia, pero quedaban como fenómenos secundarios. Esta degradación de las reglas de los enfrentamientos es sin ninguna duda una de las expresiones mayores de la aceleración de la descomposición del sistema capitalista.
La perspectiva en este país no puede ser más que una desestabilización creciente. El debilitamiento, y la pérdida de control de Estados Unidos son patentes. El New York Times declara: “...Las fuerzas de la coalición no solamente no pueden asegurar la seguridad de la población iraquí, sino igualmente realizar otro objetivo designado como prioritario por la administración provisional: el restablecimiento total de la electricidad antes del comienzo de los calores del verano...”. En Irak actualmente, falta de todo, hasta el agua potable, a una población enfrentada a unas condiciones de supervivencia espantosas. Cada vez con mayor claridad, kurdos, chiitas, sunnitas expresan sus intereses propios y divergentes. Además, un fenómeno nuevo está generalizándose: la aparición de bandas armadas, fanatizadas, pasando a la ofensiva armada contra los intereses de Estados Unidos fuera de todo control asumido por las organizaciones étnicas o religiosas nacionales. Antes mismo de que esté en marcha, el gobierno provisional aparece totalmente impotente y desacreditado.
El Washington Post afirma: “...Aunque la administración Bus ha prometido muchas veces que los iraquíes recuperarían su soberanía completa, está claro que son los oficiales americanos los que se reservan el dominio completo sobre la cuestión esencial de la seguridad”. La perspectiva es la de un hundimiento creciente de la potencia americana en el lodazal iraquí, su incapacidad para dominar militarmente la situación en Irak es manifiesta. Este debilitamiento acelerado se ha evidenciado por la obligación para los Estados Unidos de pasar por la ONU, un proyecto de resolución americano-británico propuesto a fines de mayo al Consejo de Seguridad proponiendo, entre otras cosas, el envío de fuerzas multinacionales bajo mando americano. Este recurso obligado a la ONU por la administración americana es la manifestación directa de su incapacidad para asegurar el dominio por las armas de un país tan débil como Irak. Detrás de las primeras declaraciones de fachada se percibe el apetito de las otras grandes potencias que quieren aprovechar rápidamente cada retroceso de Estados Unidos para defender sus propios interéses imperialistas. El 27 de mayo, China difundió un documento apoyado por Rusia, Francia y Alemania declarando objeciones y proponiendo cambios importantes a esta resolución. Sobre todo que el gobierno interino debía gozar de la “plena soberanía sobre las cuestiones económicas, de seguridad, de justicia y diplomáticas”. También, estas potencias han propuesto que el mandato de la fuerza multinacional en Irak se acabe a finales de enero de 2005 y que el gobierno provisional sea consultado para las operaciones militares con la exclusión de las medidas de autodefensa. De hecho, este documento, directamente dirigido contra Estados Unidos, demuestra que la única preocupación de las grandes potencias es hundir y debilitar tanto como sea posible a la primera potencia mundial sin preocuparse lo más mínimo por las consecuencias que tal enfrentamiento puede traer para la población iraquí y para toda la región.
Asistimos actualmente a una desestabilización del conjunto de Asia del Sudoeste. En Arabia Saudita, los atentados atribuidos a Al-Qaeda se multiplican, manifiestan el enorme aumento de las tensiones entre el régimen de Ryad y los elementos Wahabitas cada vez más numerosos y fanatizados. La virulencia de los dirigentes chiitas iraquíes pueden tener repercusiones en la estabilidad de Irán. En cuanto a Turquía, la tensión es particularmente fuerte. A principios de junio, el PKK (partido de los trabajadores kurdos) ha anunciado que pone unilateralmente fin al “cese del fuego” en la guerra contra el estado turco. La Neue Zueriche Zeitung del 3 de junio informa que “círculos del ejército turco piensan que centenares de rebeldes armados del PKK se han infiltrado en Turquía desde el norte de Irak”. El mismo diario señala que “un nuevo desencadenamiento de la guerra puede ser devastador para el conjunto de la región”.
Por otro lado, después de la llegada de la administración Sharon al poder en Israel, la situación en Oriente Medio no ha hecho más que hundirse en una guerra permanente y aumentar las masacres de la población. Detrás del proyecto de un gran Oriente Medio, de una hipotética retirada de los israelíes de la banda de Gaza y de una ocupación militar creciente de Cisjordania, se materializa al igual que ocurre con Estados Unidos una política de huida hacia delante por parte del gobierno israelí. Es patente que la lógica guerrera toma de forma absoluta la iniciativa a otras modalidades de defensa de los intereses nacionales israelíes. Esta política, suicida en el tiempo, provoca un aumento de las tensiones entre Israel y Egipto, el único aliado, después del estado hebreo, que queda a Estados Unidos en la región. De hecho, la administración americana influye cada vez menos en la orientación de la política guerrera israelí. Esto traduce la incapacidad actual de Estados Unidos para jugar su antiguo papel de gendarme mundial. Esta realidad no hace más que expresar al más alto nivel la pérdida de control de todas las otras grandes potencias en las zonas que tratan de mantener bajo su influencia.
Las incursiones militares desencadenadas en Ingushetia en la noche del 21 al 22 de Junio que han causado al menos 48 muertos, entre ellos el ministro Kostoiev, nos indica que el conjunto de repúblicas del sur de la URSS, y no sólamente Chechenia, tienden a hundirse en la anarquía y la guerra civil. En cuanto a Francia, y esto después de su participación activa hace diez años en las masacres de más de un millón de personas en Ruanda, tiene que constatar actualmente su propia impotencia. Los Tutsis están en esta mitad de junio de nuevo en el centro de un conflicto que golpea de lleno a la república del Congo. Le Soir (diario belga) del 4 de junio afirma: “Los incidentes al este del país hacen pensar lo peor a numerosos observadores: el resurgimiento de la guerra en una región martirizada por los conflictos fronterizos, políticos y étnicos sangrientos”.
Los atentados terrorista del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York habían llevado a Estados Unidos a afirmar que perseguirían el terrorismo hasta en los últimos rincones del planeta, llevando la democracia y la paz. El resultado actualmente se inscribe con letras de sangre por todo el mundo. La anarquía total que vemos en Irak y que se extiende progresivamente a todo el Sudoeste de Asia manifiesta la pérdida de control en aumento por las grandes potencias de este mundo de la marcha general de la sociedad. La dinámica de la guerra en Irak no es más que un ejemplo dramático y bárbaro de lo que espera a toda la humanidad si la clase obrera deja al capitalismo realizar su única perspectiva. El engranaje al que están encadenadas todas las potencias capitalistas, incluso las más fuertes, no puede más que producir cada vez más dramáticamente guerras como la que se está desarrollando en Irak. Esta barbarie en plena evolución ha alcanzado al corazón de Europa, con los atentados terroristas del 11 de marzo en Madrid donde el objetivo era la mayor masacre posible de la población obrera. Es importante que el proletariado comprenda que, contrariamente a lo que tantas veces nos hace creer la burguesía, esta evolución guerrera, totalmente irracional y bárbara, no es debida a la locura de algunos dirigentes del mundo. Es por ejemplo de notoriedad pública que J.Kerry, el candidato demócrata a las próximas elecciones presidenciales americanas, no tiene ninguna alternativa que proponer a la actual orientación en política exterior de la administración Bush. Cualquiera que sea el resultado de estas elecciones, el fondo de la lógica imperialista americana no será modificado en nada. La huida hacia adelante militar por parte de Estados Unidos para rechazar su debilitamiento histórico y su pérdida de control sobre el mundo es un hecho totalmente irreversible. El desorden mundial actual no es debido, como afirma la propaganda de la burguesía a un fanático religioso llamado Bin Laden o a una administración americana compuesta de otros fanáticos de la guerra a ultranza como Rumsfeld o Wolfowitz. Bien al contrario, es la quiebra en curso del capitalismo mundial, la que lo pone en una lógica de guerra totalmente irracional, la que determina la evolución de los hábitos de la burguesía y los equipos gobernantes de los Estados. En este sentido, el capitalismo tendrá cada vez más en el porvenir que llevar al poder a las fracciones de la burguesía más fanatizadas, incluso dentro de las grandes potencias de este mundo. Como los marxistas han afirmado siempre, sólo el proletariado porta con él la fuerza capaz de destruir el capitalismo y de impedir que el mundo se hunda en la peor de las barbaries. La clase obrera debe guardar en su memoria que la revolución proletaria en Rusia en octubre de 1917 fue la que puso fin a la primera carnicería mundial.
Tino
Artículo traducido de Revolution Internationale, Julio 2004, publicación en Francia de la CCI.
En ese esfuerzo por comprender estos terribles acontecimientos, tanto en las Reuniones Públicas en la que hemos abordado este asunto, como en algunas de la cartas que hemos recibido, algunos compañeros nos han expresado sus matices o desacuerdos con los artículos que hemos publicado recientemente. En particular, algunos compañeros han insistido en la necesidad de precisar que queremos decir cuando denunciamos el terrorismo y la brutal explosión de violencia que vivimos, ya que la burguesía aprovecha estos acontecimiento para “rechazar” todo tipo de violencia, venga de donde venga, por lo que la denuncia del terrorismo podría hacernos parecer cómplices de las campañas antiterroristas organizadas por el Estado. Ante todo queremos saludar esas contribuciones y animar a otros compañeros a que participen en esta discusión. Por nuestra parte, queremos seguir aportando otros elementos para comprender históricamente estos problemas y por ello, queremos precisar más concretamente el marco en el que los situamos para comprenderlos desde la perspectiva de la clase obrera.
Desde hace décadas nuestra Corriente ha desarrollado un esfuerzo teórico y político para restablecer la visión marxista sobre el problema de la violencia en el enfrentamiento entre las clases a lo largo de la historia y concretamente en el capitalismo ya que “...las relaciones sociales entre las clases lo son obligatoriamente de oposición y antagónicas, o sea de lucha...”. De hecho, en Octubre de 1.978, adoptamos una Resolución sobre Terror, Terrorismo y Violencia de Clase que se planteaba como objetivo “...establecer un marco, una visión de conjunto que permita abordar estos problemas desde un punto de vista proletario y no por medio de afirmaciones simplistas como que la ´violencia es violencia` , ´la violencia es el terror`, ´decir que la violencia no es terror es pacifismo`, etc...o sea las afirmaciones de la casuística de que ´el fin justifica los medios`...” (Revista Internacional nº 15, pag.19). Y tanto ayer, como hoy la primera cuestión a señalar para responder a las trampas de la ideología burguesa sobre los fenómenos de violencia entre clases en la sociedad es señalar que “..hablar de violencia en general, en términos generales sin hacer referencia a las condiciones concretas, a los períodos históricos, a las clases que los ejercen, significa no entender absolutamente nada de su contenido real, de lo que la transforma en cualidad diferente y específica en las sociedades de explotación y el porque hay una diferencia cualitativa entre violencia y terror....” (Revista Internacional nº 14,pag 8). Por esta razón, nosotros siempre hemos denunciado las campañas ideológicas de la burguesía sobre el terrorismo-antiterrorismo y hemos diferenciado siempre la naturaleza de la violencia de clase del proletariado del terror del Estado burgués y del terrorismo de la pequeña burguesía en sus diferentes expresiones. Hablar de violencia en general, de violencia en sí misma y no distinguir radicalmente que clase la ejerce, con que medios y con que objetivos históricos supone “....ocultar todo lo que distingue y opone a ambas clases, no en las nubes especulativas, sino en la mismísima realidad de sus prácticas respectivas. A fuerza de identificarlas en sus prácticas, acaba por imponerse de hecho una identidad de los sujetos mismos, entre la burguesía y el proletariado para llevarnos a la aberrante conclusión de que por un lado nos encontramos ante dos clases cuya esencia es diametralmente opuesta y sostener, por otro lado que esas dos clases tienen en realidad una práctica idéntica....” (id, op. cit). En ese sentido siempre hemos afirmado y afirmaremos que “...el terror no es tal o cual acto de violencia episódico y circunstancial. El terror es un modo particular de la violencia, inherente a las clases explotadoras. Es una violencia concentrada, organizada, permanente y especializada, mantenida en constante desarrollo y perfeccionamiento para así perpetuar la explotación....es la violencia de una clase minoritaria contra la gran mayoría de la sociedad,.....violencia que se perpetua y perfecciona hasta el punto de encontrar su razón de ser en si misma y,....necesita un cuerpo cada vez más especializado, más separado de la sociedad y encerrado en si mismo, para imponer con la mayor brutalidad posible su férula sobre el conjunto de la sociedad....”. Tal es la realidad y la práctica que se esconde tras los ropajes del llamado “Estado democrático” que permanentemente nos invitan a defender, y al que los obreros tendríamos que confiar nuestra seguridad como “ciudadanos libres”. Y ante la realidad y la práctica del Terror del Estado siempre hemos defendido que “...la fuerza invencible de la clase obrera no residirá tanto en la fuerza física y militar, y menos aún en la represión. Su capacidad para movilizar a las más amplias masas, para asociar a la mayoría de las capas y clases trabajadoras no proletarias a la lucha contra la barbarie capitalista. Su fuerza reside en su toma de conciencia y en su capacidad para organizarse de manera autónoma y unitaria, en la firmeza de sus convicciones y en el vigor de sus decisiones. Estas son las armas fundamentales de la práctica y de la violencia de clase....” (id, op. Cit.).
Pero en la sociedad existen más manifestaciones del enfrentamiento entre clases porque “...el proletariado ya no es la única clase que soporta los rigores del terror del Estado sobre la sociedad. El terror se ejerce igualmente sobre todas las clases y capas pequeño burguesas.....Esas capas y clases al no ofrecer alternativa histórica alguna al capitalismo, excitadas y exasperadas por la barbarie del sistema y de su terror, lo único que pueden oponerle son actos desesperados: el terrorismo. Aunque puede ser usado por ciertos sectores de la burguesía el terrorismo es esencialmente el modo de acción político, la práctica de capas y clases desesperadas y sin porvenir. De ahí que esa práctica que se pretende “heroica y ejemplar” no es más que una acción suicida. No ofrece ninguna salida y no tiene ningún efecto positivo sobre la lucha de clases y sólo sirve para entorpecer la lucha....”· (id, op. Cit). Por ello siempre hemos afirmado que “.. el terrorismo como práctica es perfecto reflejo de su contenido: las clases pequeño burguesas de las que emana. Es la práctica estéril de clases impotentes y sin porvenir...” . Esta práctica del terrorismo tiene una historia que conviene no olvidar :
En el siglo XIX expresaba fundamentalmente la impaciencia de sectores de la pequeña burguesía inadaptada a la evolución capitalista, por ejemplo, los narodnikis en Rusia o los anarquistas, que atentaban contra los simbolos del sistema y no masivamente contra la población.
A partir de la 2ª Guerra Mundial, el terrorismo va cobrando amplitud a partir de la tentativa de combatir militarmente con “movimientos de resistencia” organizados por la burguesía “democrática” contra la ocuapación nazi en Francia, Grecia o Yugoslavia. El fenómeno de la utilización de la lucha armada de minorías en los enfrentamientos imperialistas se desarrolla vigorosamente. Tras el fin de la citada guerra, continua desarrollandose a través de los llamados “movimientos de liberación nacional”, encabezados generalmente por terroristas que, con el triunfo a nivel regional de uno u otro bloque imperialista pasan de ser “apestados” a convertirse en “respetables hombres de Estado”. Tal es el caso de la OLP, el Irgún israelí, ETA, IRA. Más recientemente debemos recordar que los propios USA financiaron a Bin Laden para combatir la ocupación rusa de Afganistan. El fenómeno del terrorismo, en esa época, se inscribe en la lógica criminal de los enfrentamientos imperialistas que son los que los financian, apoyan y en ciertos casos los organizan.
Los atentados de 1986 en París, ponen de manifiesto el empleo directo por parte de un Estado, en este caso Irán, de atentados indiscriminados contra la población civil. Tras esto hay la tentativa de defender sus propios intereses contra la presión de las grandes potencias, como vimos más tarde en el caso de Siria o Libia. Ese fenómeno se acentúa a partir del hundimiento del bloque del Esta y la tendencia del “cada uno para si” que caracteriza la vida del capitalismo en la época de la descomposición, y lo podemos ver con la proliferación de grupos terroristas armados alimentados por el desarrollo de la descomposición. Cada vez más difícil distinguir entre guerras convencionales y terrorismo; los ejércitos regulares atacan cada vez más objetivos civiles sin valor militar, con el objeto de aterrorizar a la población (ver los bombardeos de la 2ª Guerra Mundial, o los “efectos colaterales” de los bombardeos en los Balcanes o en Irak); al mismo tiempo asistimos a un uso creciente de armas de destrucción masiva por los grupos terroristas , y a atentados que son verdaderas masacres.
En definitiva, nuestro rechazo a hablar de la violencia en general, de aceptar siquiera ese terreno vago y ambiguo de “violencia si, violencia no” que no nos permite comprender el problema en términos de clase, de práctica, de proyecto histórico nos ha permitido afirmar siempre que “...La lucha del proletariado, como cualquier lucha social, es necesariamente violenta pero la práctica de su violencia es tan diferente de la violencia de las demás clases como diferentes son sus proyectos y sus metas. Su práctica incluida la de la violencia, es acción de amplias masas y no de minorías; es liberadora, es el parto de una sociedad nueva y armoniosa, y no la perpetuación de un estado de guerra permanente e uno contra todos y todos contra uno. Su práctica no intenta perfeccionar y perpetuar la violencia, sino proscribir de la sociedad los actos criminales de la clase capitalista. Es por esto por lo que la violencia revolucionaria del proletariado no podrá tener jamás la monstruosa forma del terror típica de la dominación capitalista, o la forma del terrorismo impotente de la pequeña burguesía.....” (id. Op. Cit). En este contexto general e histórico debemos situar la reflexión sobre el significado de los recientes atentados del 11 M en España, para comprender lo que realmente representa esta nueva y brutal etapa que vivimos de “normalización del horror” .
La siniestra “normalidad” con la que los ataques terroristas están convirtiéndose en moneda corriente en los últimos años y, la brutal expresión que están tomando en los últimos meses nos obliga a comprender que estamos ante la realidad de una nueva forma de guerra jamás vista hasta ahora.
“...Con la entrada del capitalismo en su fase de descomposición, hemos identificado varias tendencias que hoy aparecen enredadas en los atentados terroristas:
El aumento del terrorismo, de las capturas de los rehenes como medio de guerra entre Estados, en detrimento de las ´leyes` que el capitalismo se había dado en el pasado para ´reglamentar` los conflictos entre fracciones de la clase dirigente.
El aumento del nihilismo, del suicidio de los jóvenes, de la desesperanza....
...la profusión de sectas y el resurgir del espíritu religioso, incluso en algunos países avanzados, el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente, construido....
Estas tesis que fueron publicadas en 1990, se han visto modificadas por la aparición de un fenómeno nuevo que emerge con el terrorismo llamado “islamista”: la disgregación de los propios Estados, la aparición de “señores de la guerra” que utilizan a jóvenes kamikazes, cuya única perspectiva es la muerte, para avanzar sus intereses en el tablero internacional....Ya no estamos aquí en presencia de una guerra imperialista “clásica” sino de una disgregación general de la sociedad en bandas armadas....La descomposición capitalista cobra aspectos mucho más terribles que en el pasado.” (Atentados en Madrid: el capitalismo siembra la muerte, Revista Internacional 117).
El fenómeno del terrorismo en el marco del cada uno para si que preside la descomposición del capitalismo, ha tomado una nueva y brutal forma: la de los atentados terroristas indiscriminados que amenazan permanentemente al conjunto de la población mundial y que se acerca de forma ineluctable hacia las principales concentraciones obreras del plantea. Los atentados de Madrid han sido el primer, y no el último capitulo, de esa permanentización del horror. “ ...Contrariamente a lo que nos quieren hacer creer, el Estado capitalista se va a blindar cada vez más frente a las tendencias bélicas exteriores y las tendencias centrífugas interiores, y las potencias imperialistas- sean de primer, segundo o cualquier orden – no vacilarán nunca en usar en beneficio propio a los señores de la guerra o las bandas armadas terroristas...En realidad los principales responsables de todos estos acontecimientos son las principales potencias capitalistas...” (Idem, Revista Internacional 117).
Cuando desde nuestras publicaciones denunciamos sin tregua el terrorismo y todas sus nuevas manifestaciones, lo que queremos dejar bien claro son dos cosas. De un lado, la falsedad criminal que nos ofrecen los Estados como “alternativa” al desarrollo de la barbarie, es decir, abandonar la lucha como clase ante la barbarie capitalista, es decir, abandonar la lucha por acabar con la raíz de los problemas, el capitalismo en descomposición. Y, por otro lado, no dejar la menor ambigüedad acerca de que si la clase obrera no logra desarrollar su lucha histórica por la abolición del sistema, el fenómeno de este nuevo terrorismo, de esta nueva forma de la guerra del todos contra todos de los Estados capitalistas se desarrollará de forma dramática y brutal.
La clase obrera debe comprender que en sus manos, en su proyecto histórico, en la lucha por su futuro esta la única solución a la barbarie capitalista y que para ello debe avanzar en su lucha revolucionaria, incluyendo y desarrollando su violencia de clase, para ir a la raíz de los problemas de la violencia de clases que desgarra a esta sociedad.
Vyborg
Luego de lo acontecido en Argentina el 19 y 20 de diciembre ([1] [2]), ha ocurrido un fenómeno que podemos denominarlo de “moda”, que ha sido impuesto por los medios masivos de comunicación, sea radio TV, diarios, etc., con relación a los piqueteros, o sea a los trabajadores desocupados.
Este hecho tampoco pasó desapercibido para las corrientes izquierdistas, sean de corte estalinista, trotskista, guevarista, etc., tanto en el plano nacional e internacional, como tampoco para grupos o tendencias del Medio Político Proletario, como los camaradas del Buró Internacional para un Partido Revolucionario (BIPR).
Los primeros se dedicaron a engañar al proletariado con falsas expectativas haciéndole creer que los objetivos y los métodos de lucha del movimiento “piquetero” contribuyen a hacerle avanzar en su lucha. Los segundos, como consecuencia de un análisis basado en premisas equivocadas, llegan a conclusiones equivocadas con relación a la naturaleza de los movimientos piqueteros en la Argentina.
La burguesía, agradecida, pues entre los disparates que se han proferido, algunos han llegado al absurdo de anunciar el nacimiento de un nuevo sujeto revolucionario: “el piquetero”, y los burgueses felices, ya que con dichos disparates desvían y desvirtúan las luchas obreras, y la consiguiente unidad de la clase obrera a nivel internacional, al descalificar a la clase obrera como UNICO SUJETO REVOLUCIONARIO, o al intentar colocar a la Argentina, o a los países periféricos como centro de irradiación de la revolución mundial en desmedro de la clase obrera de las naciones industrializadas.
Es por ello que la presente nota tiene por objetivo desmitificar el fenómeno piquetero, buceando en el interior o en “la cocina” de dichas corrientes, ver sus lados oscuros, sus miserias, que la mayoría de las corrientes de izquierda y algunas del Medio Político Proletario ocultan, con la excepción de la Corriente Comunista Internacional.
Podría pensarse que estas corrientes de desocupados se han iniciado en estos últimos 5 ó 6 años, cuando la miseria, la desocupación y el hambre arreciaban en las grandes barriadas del Gran Buenos Aires, Rosario, Córdoba, etc. Ello no es así: las corrientes piqueteras por más que éstas se nieguen a reconocerlo o intenten re-escribir la historia, tienen un origen diferente, y son las llamadas “Manzaneras”que comandaba la esposa del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, en la década de los 90.
Las llamadas manzaneras cumplían una doble función, una similar a los llamados comités de “defensa de la revolución” que impuso en Cuba el régimen capitalista de estado de Fidel Castro, a los efectos de un control social y político y tejer la capacidad de movilización de las amplias capas desesperadas a favor de la fracción burguesa que representaba Duhalde; y, por otro lado las encargadas del reparto de los alimentos a los desocupados (un huevo y medio litro de leche diaria), ya que por ese entonces no existían planes de desempleo, subsidios, etc.
Pero a medida que los índices de desocupación aumentaban geométricamente, y los esfuerzos del gobierno nacional para apagar los “incendios”se hacían cada vez más complicados, debido a las masivas protestas de los desocupados, las manzaneras de Chiche Duhalde – la esposa del gobernador -, comienzan a desparecer de la escena, cosa no muy difícil de hacer ya que estas carecían de estructura orgánica y solamente respondían a las órdenes directas que emitía aquella. Poco a poco fueron reemplazadas por un ramillete de organizaciones que decían representar a los trabajadores desocupados, siendo la mayoría de éstos manejados, sea por la Iglesia Católica, las corrientes políticas izquierdistas, etc.
Cuando estallaron las primeras luchas de los desocupados, la mayoría de ellos antiguos obreros petroleros de las provincias patagónicas (Neuquen) y del norte argentino (Salta), una pequeña corriente dependiente del maoísta Partido Comunista Revolucionario, la llamada Corriente Clasista y Combativa, comienza a introducir en la agenda política el tema de los desocupados y, a pesar de su comienzo tímido, poco a poco comenzó a abrirse paso, y la brecha que abrió fue lo suficientemente grande para que tendencias antagónicas entre sí, como el trotskista Partido Obrero, pudiera conformar su propio aparato de desocupados - el Polo Obrero - y sucesivamente las demás corrientes.
Estas primeras organizaciones hicieron su bautismo de fuego en Buenos Aires, a nivel masivo, con los cortes de ruta sobre la estratégica ruta 3, que une Buenos Aires con el extremo Sur de la Patagonia, lejos quedaban pequeños cortes de rutas que eran rápidamente reprimidos por las fuerzas de seguridad.
Es así que los “planes trabajar” ([3]), y los distintos subsidios que otorga el gobierno a los desocupados, y que son administrados u otorgados, sea por los consejos consultivos de las municipalidades, sea “arrancados” en las movilizaciones de desocupados controladas por organizaciones piqueteras, permitieron a la burguesía ejercer un control social y político de los desempleados a través de ellas, sean éstas de corte peronista, trotskista, guevarista, estalinista o sindical a través de la C.T.A.([4]).
Estas corrientes comenzaron a esparcirse a través de las barriadas obreras duramente castigadas por la desocupación, el hambre y la marginación, y fueron aquellas las que comenzaron sea a través de encuestas de desocupados, o cuando aquellos se acercaban al local del movimiento de desocupados, sea por la existencia de un comedor, o de un merendero infantil, como las más diversas organizaciones comenzaron a tejer su estructura, y todo ello con el dinero del estado burgués.
A los adherentes, para poder recibir el subsidio y los bolsones de comida (5 Kg), se les exigía: movilizarse tras las banderas de la organización, participar en sus actos políticos si ésta poseía una estructura política, levantar la mano votando favorablemente las proposiciones de aquel grupo al cual “pertenecía” y, además, participar en las marchas, actos etc., organizados por la corriente correspondiente. El cumplimiento de estas obligaciones queda consignado en libretas y el que falla o emite opiniones de disconformidad corre el peligro de perder los míseros $150 pesos, o 50 dólares. Además, las organizaciones extraían de los desocupados un porcentaje o una suma fija de dinero en concepto de “cotización”, este dinero es para pagar rentados([5]) de las corrientes, pagar locales en donde funcionan tanto la corriente de desocupados como el grupo político de quien depende la primera, etc. La entrega de esta cotización es de carácter obligatorio, y para tales fines, los llamados “referentes” de cada local barrial de los diversos movimientos de desocupados acompañaban a los desempleados al mismísimo banco en donde luego de cobrar, éstos últimos debían entregar el dinero.
El año 2001 es el año de la mistificación piquetera y corrientes del medio político proletario como el BIPR([6]) contagiadas de la propaganda izquierdista creyeron ver un nuevo sujeto revolucionario - el piquetero -, y a las asambleas que realizaban como embriones de soviets o de consejos obreros. Nada más lejano a la realidad, la posición de dicha corriente – BIPR - en nada se diferencia con las del trotskista Partido Obrero y su Polo Obrero, a pesar de las enormes diferencias que existen entre los camaradas del BIPR y los de las otras corrientes políticas.
En dicho año, previo a las jornadas interclasistas del 19 y 20 de diciembre, la llamada “asamblea piquetero” estaba dominada por el Polo Obrero, la maoísta Corriente Clasista y Combativa, y la Federación de Tierras, Vivienda y Hábitat. Hoy la primera da un apoyo crítico al gobierno burgués de Kirchner, y la segunda es de absoluta su genuflexión ante la burguesía.
Las posiciones sustentadas en dichas asambleas, y las siguientes por venir, demostraron claramente la naturaleza de los diversos movimientos piqueteros, como aparatos al servicio del estado burgués. Dicha naturaleza no ha desaparecido posteriormente cuando se produjo la ruptura de la asamblea piquetera de La Matanza, entre el Polo Obrero y las otras dos corrientes, ocasionando la conformación del Bloque Piquetero.
Es necesario realizar una crítica a las posiciones adoptadas por algunas corrientes políticas con respecto al llamado “fenómeno piquetero”, el cual algunas puede estar cruzadas por posiciones oportunistas, como es el caso del BIPR, y otras por posiciones típicas del izquierdismo, como es el PO, y otras por posturas “ semi-anarquistas” como es el caso del GCI. Es cierto que hay muchas más posiciones que es necesario analizar, pero consideramos éstas como las más importantes.
Las caracterizaciones que se le dan a los desocupados, o al “SUJETO PIQUETERO” como gusta decir el Partido Obrero, es de una inmensidad tal que ya en la publicación semanal del Partido Obrero, Prensa Obrera, en su editorial firmada por su “líder máximo” –Jorge Altamira – se afirma que: “El movimiento piquetero es la expresión histórica más profunda que ha producido el movimiento obrero argentino, por lo menos desde el Cordobazo..”([7]) y, continúa expresando dicha nota: “...El movimiento piquetero es una fuerza de vanguardia, más si tenemos en cuenta en ella solamente a sus agrupamientos independientes de la burguesía, como el Bloque Piquetero nacional y la asamblea nacional de trabajadores” ([8]).
Pero el editorial del Partido Obrero, demuestra lo correcto de la posición de la CCI como la que entonces defendimos, cuando calificaba los sucesos del 19 y 20 de diciembre como una revuelta interclasista, cuando expresa en la misma nota de Prensa Obrera que el objetivo del movimiento piquetero es convertirse en un movimiento de masas, entendido esto como de la masa de desocupados, de obreros activos y de todos los sectores medios que son empujados a la clase obrera y de los desposeídos. Es decir, y siguiendo el razonamiento dado por el P.O., la clase obrera debe insertarse en un amplio frente interclasista, y debe luchar no en su propio terreno sino en un campo que le es totalmente ajeno.
Así también en el XIIIº Congreso del Partido Obrero, en un párrafo sin desperdicio, da a entender cual es su posición, la cual para todos aquellos que piensen que hay diferencias entre el izquierdismo, o las corrientes piqueteras más mediatizadas y el estado burgués, podrán constatar claramente lo falso de dicha premisa, cuando se dice: “El que controla la comida de las masas controla a las masas...” ([9]), o sea que a pesar de las declamaciones del P.O. por impedir que la burguesía controle a las masas al controlar los alimentos, plantea en realidad la misma actitud que la burguesía, es decir controlar los planes sociales, controlar los bolsones de comida, para poder así controlar a los desocupados. Esta actitud no es privativa del P.O., sino del conjunto y de la totalidad de las corrientes, grupos y /o agrupaciones piqueteras.
Pero también en el informe del XIIIº Congreso del PO, se denuncia algo que sirve para desmitificar a los movimientos de desocupados, cuando dicen: “El Movimiento Teresa Rodríguez acaba de aceptar un préstamo del Banco Mundial (...) una de las fracciones del Bloque piquetero acepta préstamos de entidades privadas para construir carpinterías, comedores...”([10]). Ello no es novedad alguna. Todas las corrientes aceptan préstamos bancarios, donaciones de la burguesía, como es el caso reciente del Movimiento Territorial de Liberación, ligado al Partido Comunista Argentino, que ha aceptado un millonario crédito del Banco Ciudad para la construcción de “viviendas populares”.
Estos pequeños ejemplos sirven para demostrar que los movimientos de desocupados que han ocupado los medios masivos de comunicación, sea en el plano nacional como internacional, y que llevó al imaginario de la pequeña burguesía radicalizada a pensar en el inicio de “una revolución”, de la existencia de “consejos obreros”, etc., es una falacia absoluta.
Prueba de ello son las resoluciones políticas que emanan de las llamadas Asambleas Nacionales de Trabajadores Ocupados, Desocupados, Jubilados, que aglutina al Bloque Piquetero ( Polo Obrero, Movimiento Teresa Rodríguez, CUBa, etc.) en las distintas Asambleas Nacionales de Trabajadores (ANT), y especialmente la VIª, en donde se plantea la necesidad de un frente único que abarque a los trabajadores ocupados, desocupados, pequeña burguesía, etc., todo ello en consonancia con los constantes actos públicos que dichas organizaciones realizan con federaciones patronales, y como surge asimismo de las citas transcriptas más arriba.
Pero volviendo atrás es un despropósito las manifestaciones vertidas por el P.O. al considerar que el movimiento piquetero es el hecho más significativo del movimiento obrero desde el Cordobazo, ya que éste último así como también las luchas de carácter netamente obreras que tuvieron lugar en aquellos días no fue una rebelión popular o de neto corte o tinte interclasista, todo lo contrario, fueron combates obreros que desarrollaron comités obreros, que tuvieron a su cargo las más diversas funciones, como comités de defensa, solidaridad, etc.
Existe asimismo una analogía en las posiciones de las corrientes piqueteras con el BIPR, producto esencialmente de las erróneas tesis elaboradas por esta fuerza del Medio Político Proletario, que plantea un carácter más revolucionario a las naciones periféricas en detrimento de las más desarrolladas cuando expresan que: “...que la opresión y represión política..., lleva a una potencial radicalización de la conciencia en los países periféricos”([11]). Dicha posición llevó al BIPR a considerar erróneamente los sucesos del 19 y 20 de diciembre como una lucha proletaria y no como en realidad ha sido un levantamiento interclasista.
Pero la analogía no concluye aquí, la VIª ANT hace un llamamiento a la “unidad socialista de América latina”, y un grupo integrante del BIPR, el Círculo Comunista Internacionalista ([12]), plantea en una nota: “por la organización de las masas proletarias latinoamericanas” ([13]).
El planteo indicado en los dos últimos párrafos tiene una simetría, a pesar de la diferencia existente entre el P.O. y sus socios izquierdistas del Bloque piquetero, y dicha analogía hay que buscarla en la subestimación que ambas organizaciones realizan al proletariado de los países avanzados.
La consigna lanzada en la VIª Asamblea Nacional de Trabajadores en el año 2004 en Argentina, al igual que los camaradas del Buró Internacional por un Partido Revolucionario en sus tesis, emiten declaraciones de neto tinte nacionalista, ya que no existe diferencia alguna entre el apartado intitulado “La ruta de la insurrección boliviana y el proceso de rebelión de los pueblos latinoamericanos” que plantea: “… por un gobierno de los trabajadores y el pueblo, ni ALCA ni MERCOSUR, por la unidad socialista revolucionaria de América latina…”([14]), y la emitida por el Círculo Comunista Internacionalista cuando expresa, en consonancia y en forma homogénea con las posiciones políticas del BIPR: “por la organización de las masas proletarias latinoamericanas.”
Estas declaraciones generan una división artificial entre los trabajadores del mundo. No existe diferencia alguna entre los trabajadores de América Latina y de los países periféricos, con los de las naciones capitalistas más avanzadas, todos somos uno, todos tenemos el mismo enemigo - el capitalismo -, y para que la revolución proletaria triunfe ésta, indefectiblemente, debe tener un carácter mundial, no existen ni las excepciones nacionales ni regionales, el sólo hecho de plantear dicha consiga significa pura y llanamente una división artificial de la clase productora, en beneficio de los explotadores del trabajo obrero.
Pero las similitudes no acaban solamente con respecto a este punto. Todo lo contrario, leer las declaraciones del Bloque Piquetero y sus resoluciones en la VIª ANT, es como leer asimismo las posiciones que expresan lamentablemente los camaradas del BIPR. Veamos las mismas:
El Buró Internacional por un Partido Revolucionario plantea: “... La Argentina se ha revelado como uno de los eslabones más débiles de la cadena del capitalismo internacional, demostrando de manera elocuente el fracaso de las recetas monetaristas llevadas a cabo adelante ante todo por el imperialismo USA y su brazo armado el FMI. La furibunda explotación de la clase trabajadora argentina, la rapiña de los ahorros de tantos trabajadores y pequeño burgueses”([15]).
Esta declaración publicada en enero de 2002 en el sitio web del BIPR, pudo haber sido fácilmente adoptada por la VIª ANT dominada por los partidos izquierdistas, que son si utilizamos el lenguaje de los camaradas del BIPR el “brazo izquierdo de la burguesía”, pero lo expresado en las resoluciones y en la convocatoria a la VIª ANT no se alejan en nada del espíritu de lo dicho en el párrafo precedente, lo cual puede ser un motivo de “satisfacción” para el BIPR, cuando dicen: “…llamamos a romper con el FMI, fijando la estrategia del gobierno de los trabajadores y nos pronunciamos por la independencia y la lucha frente a la burguesía y su gobierno”. Continúa manifestando: “... establecimos una agenda de lucha real fundada en un pliego de reclamos. Este pliego planteó el aumento general de salarios del 50%, un salario mínimo equivalente a la canasta familiar, la extensión de los planes de empleo a todos los desocupados,… la creación de puestos de trabajo mediante la anulación de la flexibilidad laboral, la reducción de la jornada horaria y planes masivos de viviendas populares y obras públicas (…), ruptura con el FMI, desconocimiento de la deuda externa, nacionalización de la banca y expropiación de las empresas vaciadas, sin pago…”([16]).
Estas manifestaciones están motivadas por dos hechos totalmente diferentes, los camaradas del BIRP no toman en consideración que la sobreproducción mundial que acompaña la crisis del capitalismo, particularmente en su época de decadencia, lanza a una parte creciente de la clase trabajadora fuera del proceso productivo. Es por lo tanto fundamental para una organización revolucionaria que busca intervenir en la clase trabajadora, el clarificar y comprender todo el problema del desempleo dentro de la lucha de clases ([17]).
Asimismo, las identidades que intentan establecer tanto el BIPR y las declaraciones políticas del ANT acerca de la pequeña burguesía, como capas sociales “agredidas” por el imperialismo, y que por ende son aliados del proletariado implica necesariamente desconocer las diferencias sociológicas de la pequeña burguesía, es decir su procedencia y su objetivo, así también, esta capa social lleva consigo la ideología de la burguesía con lo cual se intenta infectar al proletariado.
Cabe destacar que no se ha tomado en consideración, con excepción de la CCI, que el capitalismo mundial se halla en una fase de descomposición, y Argentina no constituye ninguna excepción, por lo que es correcto lo planteado que: “…el hecho de que partes significativas del proletariado hayan sido arrastradas en estas revueltas es de gran importancia, porque marca una pérdida profunda de la autonomía de clase. En vez de verse como proletarios con sus propios intereses obreros en Bolivia y Argentina, se ven a sí mismos como ciudadanos compartiendo intereses comunes con la pequeña burguesía y las capas no explotadoras”([18]). Pero también cabe afirmar que este hecho se produce fundamentalmente tal como rezan las Tesis sobre la Descomposición del capitalismo ([19]), dado que ideologías extrañas al proletariado han sido inyectadas en las venas de los trabajadores desocupados: como nacionalismo, la “patria grande latinoamericana” y una dosis de socialismo, eso sí todo bajo el paraguas de un gobierno obrero y popular, que no es más que una reedición remozada del burgués PT de Lula.
Un censor podrá criticarnos diciéndonos que está bien, que esa es la posición de las direcciones de los movimientos y organizaciones piqueteras, pero que lo que importa es la dinámica del proceso o del fenómeno piquetero, sus luchas, sus movilizaciones, sus iniciativas. La respuesta es sencilla. A quienes nos censuren de esta manera debemos responderles al igual que lo hicimos con el BIPR con relación a la crítica que en Revolución Comunista nº 2 ([20]), se realizó con relación a sus posiciones relativas al “Argentinazo” del 19 y 20 de diciembre: que las posturas que aquella corriente adoptó son simples deseos de carácter idealista. Las organizaciones piqueteras son sus líderes, sus jefes, nada más. El resto, los piqueteros con rostros cubiertos quemando neumáticos, son prisioneros de los $150 mensuales y de 5 Kg. de alimentos que el Estado burgués les otorga vía las organizaciones.
Y, como se dijo más arriba, todo ello debe ser realizado so pena de perder dichos “beneficios”. En síntesis: las corrientes piqueteras no significan en absoluto desarrollo de la conciencia, todo lo contrario es retaso en la conciencia obrera, ya que aquellos imprimen una ideología ajena a la clase obrera. Asimismo lo expresado por el P.O. de que quien maneja la comida maneja la conciencia, hace mención a una posición de la burguesía, a su lógica perversa que solamente puede llevar a la derrota de la clase obrera y de los desocupados, ya que la función del izquierdismo es eso: DERROTA DE LA CLASE OBRERA, Y LA PERDIDA DE LA AUTONOMIA DE CLASE, por más consignas “revolucionarias” que puedan adoptar.
Continuará
2Se refiere a las revueltas interclasistas que tuvieron lugar en esas fechas del año 2001. Ver Revista Internacional nº 109 el artículo “Revueltas populares en Argentina” y también en el número 117 “Revueltas populares en América Latina”
3Planes Trabajar: “Ayudas a desocupados” disfrazadas de planes de empleo organizadas por el Estado argentino.
4Central de los Trabajadores Argentinos
5Liberados, es decir, burócratas que trabajan para la organización
6 BIPR: Buró Internacional por el Partido Revolucionario, organización proletaria. Para ver sus posiciones se puede consultar: www.internazionalisti.it/BIPR/spagnolo/plataforma.htm [19].
7Prensa Obrera nº 832, 7-1-04. “Piqueteros: de vanguardia de la lucha a movimiento de masas”
8ídem anterior
9Informe XIIIº Congreso del Partido Obrero
10ídem anterior
11“Tesis de la táctica comunista en los países periféricos” (ver sitio web www.ibrp.org [20])
13“El proletariado Argentino se ha erguido” (sito web www.ibrp.org [20])
14ANT: ver sitio web PO – www.po.org.ar [22]
15idem Nº6
16Resolución Política VIª ANT
17Revista Internacional nº 14: “Desempleo y Lucha de clases”.
18Revista Internacional nº 117
19Ver Revista Internacional nº62
Con su nuevo plan de «salvamento de la Seguridad social», el gobierno Raffarin se apresta de nuevo a reducir los costes del salario social. Esta vez le toca a la sanidad asumir las consecuencias de este plan de austeridad, tras los significativos ataques de la primavera pasada contra las pensiones de jubilación, y los de Enero contra las indemnizaciones por desempleo. Lejos de ser una especificidad nacional, estos ataques se desarrollan y se generalizan en el conjunto de países capitalistas que habían desarrollado el llamado «Estado del bienestar» a finales de la IIª guerra mundial para reconstruir su economía devastada, y que por eso necesitaban una mano de obra saludable. El ataque actual al sistema de asistencia médica en Francia, como el de hace unos meses en Alemania, significa el fin del «Estado del bienestar» y hace volar en pedazos el mito de los «logros sociales». Este ataque desvela que, frente a la profundización de la crisis económica, al desarrollo del paro masivo, la burguesía no puede seguir manteniendo una gran cantidad de fuerza de trabajo. La supervivencia del capitalismo pasa por una intensificación de la productividad del trabajo, la búsqueda de mano de obra lo más barata posible, reduciendo además sus gastos de mantenimiento. Para muchos proletarios esto significa la precariedad y la miseria, e incluso la exclusión definitiva del sistema de producción o la muerte, como se pudo constatar durante la ola de calor del verano pasado respecto a los más desvalidos (ancianos, discapacitados, «sin techo»).
Este ataque masivo a la asistencia sanitaria necesita una respuesta masiva y unitaria del conjunto de la clase obrera (empleados, desempleados y jubilados); pero los sindicatos y sus cómplices trotskistas y «altermundialistas» desvían la reflexión obrera sobre la quiebra del capitalismo hacia medidas ilusorias para «salvar la seguridad social». Este ataque frontal a la cobertura social significa que desaparece un nuevo sector del «Estado del bienestar» bajo los golpes de la crisis económica; pero nuestros defensores de la Seguridad social lanzan una y otra vez la misma mentira: «La Seguridad social es una conquista de la lucha obrera, ganada a finales de la IIª guerra mundial en continuidad con los logros sociales del Frente Popular de 1936». Frente a esta nueva falsificación de la historia que llevan a cabo el conjunto de fuerzas de la izquierda, izquierdistas y sindicatos, es necesario restablecer la verdad, apoyándose en una breve apreciación histórica del establecimiento de la asistencia social, y después del significado de la creación de la Seguridad social en 1945, desde el punto de vista de las necesidades del capitalismo. Esta reafirmación del análisis marxista, permite comprender que lo que pretende la burguesía blandiendo los oropeles de la Seguridad social, es ocultar al proletariado la quiebra histórica del «Estado del bienestar»..
Durante la segunda mitad del s XIX, en la fase de desarrollo del capitalismo, el proletariado desarrolló sus propios «fondos de huelga» o «de socorro», sus mutuas para los casos de enfermedad o despido, al principio para poder mantener la lucha por sus reivindicaciones (reducción de la jornada laboral, prohibición de la explotación de los niños y del trabajo de noche para las mujeres, etc.). Los sindicatos obreros, a menudo, gestionaban la práctica de esa solidaridad económica en el seno de la clase obrera. Pero esa solidaridad tenía un sentido político, ya que en el curso de las luchas por arrancar una mejora de sus condiciones de vida y reformas políticas, el proletariado se constituye en clase y plantea la perspectiva, cuando maduren las condiciones económicas, de la toma del poder político y la construcción de la sociedad comunista.
Con el desarrollo de la masacre de la Iª guerra mundial el capitalismo sella el fin de su expansión económica y su entrada en una fase de decadencia, que se caracteriza por una absorción de la sociedad civil por el Estadol. La burguesía tiene que imponer su dominación de clase sobre el conjunto de la vida económica, social y política, y el Estado va a encargarse de eso.
Frente a este cambio de periodo, los sindicatos van a convertirse en una fuerza de encuadramiento de la clase obrera, al servicio del capital.
«El Estado mantiene las formas de organización de los obreros (sindicatos) para encuadrarlos y mistificarlos mejor. El sindicato se convierte en un engranaje del Estado, y como tal, se interesa por desarrollar la productividad, es decir, por aumentar la explotación del trabajo. El sindicato fue el órgano de defensa de los obreros mientras la lucha económica tuvo un sentido histórico. Vaciado de su contenido antiguo, el sindicato se convierte, sin cambiar de forma, en un instrumento de represión ideológica del capitalismo de Estado y de control sobre la fuerza de trabajo.» («Sobre el capitalismo de Estado», Internacionalismo 1952, retomado en la Revista Internacional nº 21, 2º trimestre 1980)
Así el Estado se apropia directamente, o por medio de su policía sindical, de los diferentes fondos de socorro y mutuas obreras y vacía de su contenido político la noción misma de solidaridad obrera.
“ La burguesía retiró la solidaridad política de manos del proletariado para transferirla como solidaridad económica en manos del Estado. Al dividir el salario en una retribución directa por parte del patrón y una indirecta por parte del Estado, la burguesía ha consolidado la mistificación que consiste en presentar al Estado como órgano por encima de las clases, garante del interés común y de la seguridad social de la clase obrera. La burguesía había logrado vincular material e ideológicamente a la clase obrera al Estado...” ( Revista Internacional 115, pag 12).
No solamente la burguesía hace aparecer el Estado como defensor de las clases trabajadoras, sino que la tentativa de organizar los primeros seguros sociales también tiene por objetivo encuadrar al proletariado.
En la década de 1920-30, lo que impulsa el proyecto de asistencia social es la voluntad de instaurar la paz social a través de la participación de los obreros en la gestión nacional, como señala el informe Cerinda:
«En los consejos de administración de los seguros sociales se verán realizados el acercamiento y la colaboración fraternal de clases; asalariados y empresarios no defenderán intereses antagónicos; estarán unidos por un mismo pensamiento: combatir los dos grandes azotes de los trabajadores, la enfermedad y la miseria. Este contacto permanente preparará la asociación cada vez más estrecha del capital y del trabajo.» (Cita pag. 86 del libro de Bruno Palier, Gobernar la Seguridad social, ediciones PUF).
A pesar de esta voluntad política del Estado, de la patronal y los sindicatos, de poner en práctica este proyecto de seguros sociales obligatorios, hasta la IIª guerra mundial el Consejo Nacional de la Resistencia no tendrá a punto la organización del régimen general de la Seguridad social.
En el curso de la segunda carnicería mundial, la burguesía, consciente de los millones de víctimas que va a provocar el conflicto militar, y de las destrucciones y daños para la economía mundial, se aplica a dar una justificación moral a su propia barbarie.
«En un mensaje solemne al congreso pronunciado el 6 de Enero de 1941, el presidente Roosvelt fue el primero en dar una justificación moral al conflicto, asignándole esencialmente el objetivo de “liberar de la necesidad” a las masas. Ese movimiento culmina en mayo de 1944 con la declaración de Filadelfia de la Organización Internacional del Trabajo, por la que los países miembros hacen de la realización de una verdadera seguridad social un objetivo prioritario de la posguerra. En consecuencia, la seguridad social ocupa un lugar importante en los fines de guerra definidos por los Aliados.» (Historia de la Seguridad social, 1945-1967, pag. 30, Bruno Valat, Ed. Económica)
Desde 1941, Inglaterra pone en marcha el desarrollo de subsidios familiares y el “plan Beveridge” en 1942; en plena guerra, crea una cobertura social estatal para sostener el esfuerzo de guerra y la moral de las tropas. En Bélgica, es en 1944 cuando se crea un sistema obligatorio de seguridad colectiva bajo control del Estado. De igual manera, a lo largo de los años 50 el “Generalisimo” Franco puso en marcha en España el desarrollo de un raquítico Estado “social”.
En Francia, mientras una parte de la burguesía está en el gobierno de Vichy(1), la otra parte, en el exilio, con el general de Gaulle a su frente, retoma esta preocupación y declara en Abril de 1942 en un mensaje solemne a la resistencia: «La seguridad nacional y la seguridad social son para nosotros objetivos imperativos y conjugados» (Bruno Valat, Idem). Tampoco es sorprendente que el programa de marzo de 1944 del Consejo Nacional de la Resistencia, donde son mayoritarios los estalinistas del PCF, reclame un plan completo de Seguridad social, que asegure los medios de subsistencia a todos los ciudadanos.
Así, lejos de ser una victoria obrera, lo que explica el origen de la generalización de los sistemas de protección social es sobre todo la capacidad de la burguesía internacional para preveer el encuadramiento del proletariado al final de la guerra con vistas al esfuerzo de reconstrucción. Los años de posguerra son terribles para las condiciones de vida del proletariado. Los salarios están bloqueados desde la guerra y la inflación es galopante, dopada por un mercado negro floreciente; las cartillas de racionamiento, que existen desde la ocupación, se mantienen hasta 1950, incluyendo la electricidad y la gasolina. La ración de pan, que es de 200 grs en el verano de 1947, sólo llega a 250 grs. en Junio de 1948. El producto nacional ese año (1948) aún es un 4% inferior al de 1938. A los bajos salarios y la penuria alimentaria se unen unas condiciones sanitarias deplorables y una demografía catastrófica. La mortalidad infantil en 1946 es de más del 84% y la población adolescente sufre raquitismo. Frente a esta situación, la burguesía sabe que no podrá reconstruir el capital nacional con una clase obrera tan debilitada, tanto más si se tienen en cuenta las pérdidas de vidas humanas de la guerra, que hacen que la mano de obra escasee. La creación de la Seguridad social y la asistencia médico-sanitaria es pues el medio de suministrar una fuerza de trabajo y mantenerla, conforme a las exigencias de la reconstrucción. A cambio de una sobreexplotación (la duración del trabajo semanal es de 44 h. en 1946 y 45 en 1947), el proletariado va a tener acceso a una cobertura social que le permita reconstruir su fuerza de trabajo. Pierre Laroque, alto funcionario encargado de poner en marcha la Seguridad social con la ordenanza del 4 de Octubre de 1945, es explícito respecto a sus objetivos, aunque envuelva la mercancía en un celofán humanista:
«El objetivo era garantizar a la masa de trabajadores, empezando por los asalariados, una seguridad en el porvenir. Esto iba parejo con una transformación social e incluso económica: el esfuerzo que se les pedía para poner en marcha la economía había de tener una contrapartida».
Como comenta Bruno Palier: «En 1945 se precisa también una inversión política inmediata, que ha de permitir obtener la participación de los asalariados en los trabajos de reconstrucción (...) Esta dimensión del plan francés de Seguridad social, contrapartida a los esfuerzos de reconstrucción (y a la moderación de los aumentos de los salarios directos), que aparece como una especie de contrato social de la Liberación» (id.)
Frente a las críticas de ciertos parlamentarios, que estiman demasiado importante el costo financiero de la Seguridad social, el socialista Daniel Mayer, ministro de trabajo en 1949, responde: «Todo industrial considera como normal y necesario consignar en sus gastos las sumas indispensables para el mantenimiento de su material. La Seguridad social, en gran medida, representa el mantenimiento del capital humano del país, que es tan necesario para los empresarios como las máquinas. En la medida en que la Seguridad social contribuye a conservar el capital humano, a desarrollar ese capital, aporta una ayuda a la economía que no habría que subestimar.» (Bruno Valat, Idem)
Por eso en un primer momento, la Seguridad social se reservará para los trabajadores asalariados, puesto que la burguesía cuenta con ellos para reenderezar el país, y se demorará para después la aplicación del régimen a la población no asalariada. Podemos calibrar pues la mentira de los sindicatos de que la creación del “Seguro” es una conquista obrera; cuando esta “concesión” se hace en realidad al precio de una sobreexplotación sin medida de la fuerza de trabajo. Así, en 1950, la industria francesa casi ha igualado el nivel de producción de 1929. Como en 1936, los estalinistas (PCF), gracias a su implicación en el seno de la resistencia, van a jugar un papel determinante en el enrolamiento del proletariado para la reconstrucción. Varios ministros comunistas van a estar presentes en el gobierno del general de Gaulle, llamando al proletariado por boca de su líder Thorez, a “arremangarse” para reconstruir el país y denunciando la huelga como “el arma de los monopolios”; igualmente, la CGT tendrá el monopolio de la presidencia de las cajas de seguro social hasta 1947 (ver nuestro folleto, en francés: Cómo el PCF pasó al servicio del capital). Después los otros sindicatos sucederán a la CGT.
Si en los años que siguieron a la guerra, la Seguridad social va a ampliarse al conjunto de la población, desde el comienzo de los años 70, los primeros signos de la crisis económica hacen doblar las campanas por esas políticas sociales. La Seguridad social en sí no podía funcionar mas que en la medida en que el capitalismo podía garantizar el pleno empleo. El desarrollo del desempleo hace que los gastos sociales aumenten más rápido que el Producto interior Bruto (PIB). Frente a esta situación, la burguesía responde por medidas Keynesianas de relanzamiento del consumo, particularmente aumentando y creando nuevas prestaciones para familias sin recursos. Desde el punto de vista de la gestión del capitalismo, esas medidas van a aumentar de manera considerable los déficits públicos. De ahí en adelante, de 1975 hasta hoy, la burguesía no va a cesar de correr tras los déficits, destacando particularmente el famoso “agujero del Seguro”, que parece un pozo sin fondo, a pesar de los aumentos permanentes de las cotizaciones sociales y de las repetidas disminuciones de las prestaciones sociales. A lo largo de las décadas de 1980 y 1990, los gobiernos sucesivos de derecha e izquierda van a hacer gala de un ingenio sin límites para inventar todo tipo de impuestos (alcohol, tabaco, gasolina), y crear nuevas cotizaciones (CSG), que se acompañan de múltiples recortes sucesivos, tanto de las prestaciones sanitarias, como de las pensiones y los subsidios de desempleo. ¡El balance es inapelable! No sólo la clase obrera que aún tiene trabajo ve recortada una parte cada vez más importante de su salario para financiar los déficits y para pagar mutuas complementarias, sino que además el sistema de prestaciones se degrada, tomando en cuenta las reducciones de efectivos en el sector de la sanidad y los repetidos planes de austeridad. Para el resto de la clase obrera y de la población, la perspectiva es más pauperización y exclusión social.
Así, lejos de ser una conquista obrera, la Seguridad social es, al contrario, un órgano de encuadramiento estatal real. Como los sindicatos participan en la gestión de los seguros de enfermedad junto a los patronos, y también en la de las pensiones y los subsidios de desempleo, esa gestión paritaria genera la ilusión de que se puede hacer una política que va en el sentido de los intereses de los trabajadores (2).
Más que nunca, los nuevos ataques a las prestaciones sanitarias significan la quiebra del capitalismo, el fin del Estado del bienestar y del mito de una cobertura social “de la cuna a la tumba”. Si los revolucionarios somos solidarios con nuestra clase frente a los ataques, tanto al salario directo como al salario social, al mismo tiempo denunciamos con virulencia el mito de una Seguridad social producto del Estado que estaría por encima de las clases sociales y velaría por el bienestar de los obreros. La preocupación del capitalismo en 1945 era tener una mano de obra con buena salud, para llevar a cabo la reconstrucción. En 2004, ante una reserva sin fin de mano de obra, el capitalismo tiene que sacrificar una parte creciente de proletarios para mantener a bajo coste el precio de la fuerza de trabajo, aunque sea a costa de dejar morir a los demás.
«No es necesario señalar que, si la sociedad socialista defiende al individuo contra la enfermedad o los riesgos de la existencia, sus objetivos no son los de la Seguridad social capitalista. Esta sólo tiene sentido en el cuadro de la explotación del trabajo humano y en función de ese cuadro; no es mas que un apéndice del sistema.» (Internationalisme 1952, Op cit, retomado en la Revista Internacional nº 21)
Donald (20 de Junio)
Artículo traducido de Revolution Internationale, Julio 2004, publicación en Francia de la CCI.
(1)El discurso de presentar el gobierno de unión nacional de 1945 de la “Liberación” en ruptura política con el régimen de Vichy, es pura mentira. No sólo los partidos de la resistencia, reagrupados alrededor del general de Gaulle, van a retomar lo que a nivel social existía con Petain (tomado del modelo alemán de Bismark) y ampliarlo, particularmente la creación de una pensión para los trabajadores viejos y los subsidios familiares (medidas adoptadas al final de la 3ª República), sino que son los mismos altos funcionarios y la misma administración de Vichy los que pondrán en marcha la Seguridad social. Cualquiera que sea el régimen, la continuidad del Estado capitalista está siempre preservada (ver respecto a esto el libro de Robert O. Paxton, La France de Vichy, 1940-44, éditions du Seuil, pag. 309)
(2)No sólo los sindicatos son un engranaje del Estado; además viven de forma parásita a expensas de la clase obrera. De hecho una de las razones por las que los sindicatos se aplican tanto a preservar su participación en la gestión de las prestaciones sociales, es que el Estado les entrega las subvenciones consecuentes para eso, gracias a las múltiples cotizaciones que pagan los obreros. «El maná del seguro de enfermedad también toma una forma contante y sonante. El conjunto de los participantes recibe créditos a título de gastos para la formación de administradores y de secretaría técnica, y además los sindicatos cobran fondos para la formación en cuestiones de Seguridad social. En 1994, según cifras del tesoro nacional, la CGT ha recibido 10 millones de francos, FO 9,9 millones, la CFDT 9,3 millones, la CGC 6,2 millones y la CFTC 5,6 millones (con cerca de 3 millones para la patronal). En total, de 1991 a 1994, la CNAM ha derivado 181,7 millones a los agentes sociales, sin gran control sobre su utilización...» (Les Echos, 28 Junio 1995)
El uno de Agosto de 2004 Paraguay ha sufrido, según todos los medios de comunicación, “la mayor tragedia civil de su historia”. Oficialmente han muerto más de 440 personas ( entre ellos, 45 niños), 139 permanecen desaparecidas y 451 están heridas a causa del incendio de unos grandes almacenes, los Ycuá Bolaños (BBC Mundo 02/08/2004). La decisión de cerrar a cal y canto las puertas para “evitar robos y saqueos”, convirtió todo el edificio en un enorme horno crematorio para víctimas sorprendidas e indefensas.
Este terrible y trágico episodio, lejos de ser un “accidente de verano” más, es un ASESINATO DELIBERADO, consecuencia directa de la lógica del beneficio capitalista que, como “ley suprema”, condiciona y determina la vida y la muerte en esta sociedad.
Por encima y por debajo de la versión “definitiva” que nos de la burguesía, sus medios de comunicación o su “justicia” , lo bien cierto es que, UNA VEZ MAS, cientos de trabajadores ó sus familias pierden brutal e inesperadamente la vida. Tal es así que varias personas se han suicidado porque no podían soportar haber perdido a todos sus seres queridos en apenas unos minutos de “un placido domingo”. Borrón y cuenta nueva, nos sugerirán. Sufrimiento y resignación, nos recomendarán. Pero, la clase obrera no puede aceptar, sin más, esta brutal agresión contra hermanos de clase sin reflexionar. Nuestros muertos merecen nuestra solidaridad de clase, nuestra solidaridad de lucha. Denunciamos esta barbarie capitalista y queremos mostrar nuestra solidaridad con las víctimas y sus familias denunciando las mentiras y medias verdades de la burguesía.
El cinismo y la hipocresía sin límites de la clase capitalista
La fiscal encargada de “investigar” las causas del incendio ha llegado tras “sesudas investigaciones” a la conclusión de que “...dos de las tres puertas de ingreso y salida del centro comercial Ycuá Bolaños estuvieron cerradas pero no con candados...” (Nuevo Mundo 20/08/2004). Es más, como el individuo que dio la orden de cerrar las puertas murió abrasado en el incendio( y claro esta, no puede declarar), la “justicia” no ve indicios de “delito deliberado” de los propietarios en este asunto.
Sin embargo, esta “seria opinión de la justicia” que intenta justificar la criminal actuación de los responsables directos de la matanza pasa, deliberadamente, por encima de algunos hechos que demuestran todo lo contrario. En primer lugar “...según la policía, el incendio se originó por la combinación de gases concentrados en los conductos de la cocina o de la panadería del local, que se encontraban obstruidos por falta de mantenimiento... la policía de Asunción asegura que el local no contaba con salidas de emergencia...” ( El País, 02/08/2004). Es decir, el local no estaba construido siguiendo las normas de seguridad que “exige la ley”, no estaba mantenido para poder tener abierta sus instalaciones al público. En segundo lugar, como declaró el Presidente del III Cuerpo de bomberos de Paraguay, Rafael Valdez, “...al carecer casi por completo de ventanas el local se convirtió en un horno y dada la falta de capacitación en temas de emergencia del personal, estos fueron (junto al cierre de las puertas que ratifica en sus declaraciones, ndr), los principales locales que contribuyeron a la magnitud de la tragedia...” ( El País, 03/08/2004). No solo el local no reunía las condiciones de mínima seguridad para albergar a cientos de personas, además era una ratonera que no contaba ni con personal capacitado, ni recursos en ante un incendio. Pero, a pesar de todo ello los “honorables empresarios dueños del local” disponían de todos los permisos municipales para tener abierto. La brutalidad de la matanza ha obligado a crear una comisión de “investigación” del senado que no ha tenido más remedio que reconocer que “...creemos que una gran responsabilidad del incendio la tiene el municipio de Asunción por haber permitido el funcionamiento de un local no habilitado....” (CNN en español.com, 18/08/2004). Para completar el círculo de la mentira y el cinismo, varios medios de comunicación en España han informado que el local estaba asegurado “contra incendios” por la muy reputada y “seria” compañía española MAPFRE.
Los hechos demuestran que estaban reunidas todas las condiciones de inseguridad, irresponsabilidad, falta de mantenimiento y de medios, eso “supervisadas legalmente por las autoridades competentes”, para que la voracidad sin limites de los dueños del Ycuá Bolaños, encendiera la chispa que ha provocado este terrible y pavoroso asesinato.
Todos son responsables de reducir hasta lo indecible los medios de seguridad y protección en los que se desenvuelve nuestra vida cotidiana. Todos, y en primer lugar el estado capitalista, son responsables de reducir cada vez más los presupuestos de sanidad, educación, protección y, por ello, estas “catástrofes” se producen más y más a lo largo y ancho del planeta. Nada tiene que ver que Paraguay sea un país poco desarrollado para explicar el asesinato en clave local o particular.
El 15 de Julio en pleno centro de Madrid el incendio de una subestación eléctrica creo el caos. Más de 40.000 viviendas sin luz, edificios destruidos, gases contaminantes, etc... Y como siempre la explicación oficial nos dice que “.....en esta ocasión el sistema antiincendios no funcionó por causas que se desconocen...” (El País, 16/07/2004), mientras que los que lo sufren día a día declaran que “...esto se veía venir porque en el último año hemos denunciado 12 veces vibraciones procedentes de la subestación..” (Antonio Lobo, presidente de una asociación de vecinos próxima a El País, idem). ¿Fallos de mantenimiento, imprevisión, empresarios avaros,...?. En todos los casos, como el incendio de una escuela en India en Julio, o las inundaciones que azotan Europa cada año, la canícula que mató el verano pasado a miles de personas, como en los atentados terroristas de todo tipo, vemos por doquier el desprecio que tiene la burguesía por las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera.
¡ No nos dejemos engañar por las falsas “soluciones” que nos da la clase enemiga!
Sin embargo esta realidad, histórica y mundial, que nos afecta a todos los obreros del mundo en mayor o menor grado, antes o después es deformada con “explicaciones” que nos llevan a callejones sin salida. Ahora resulta que el único problema es la “avaricia” (real y repugnante) de los individuos propietarios del centro comercial. Ahora resulta que el único objetivo que deben perseguir las víctimas y sus familias es evitar que “...Juan Pavía y su hijo Daniel tengan una celda en la que haya alfombra, aire acondicionado y televisión....”. Todo esto no es más que una repugnante y vil treta que nos impide ver que es el capitalismo que se descompone , las condiciones de vida en las que nos obliga a vivir en su decadencia y, los Estados e instituciones que nos lo imponen los culpables de éste y otros muchos hechos.
Nuestra lucha, la de toda la clase obrera, es por defender nuestras condiciones de trabajo y vida a ultranza. Defender nuestros intereses en contra de la lógica del beneficio y la ganancia del capital. Nuestro combate es el luchar como clase unida y solidaria contra las CAUSAS que producen masacres como la de Asunción. La única y la más eficaz ayuda que podemos prestar a la memoria de nuestros muertos y de sus familias es reforzar nuestra solidaridad y nuestra voluntad de luchar contra el capitalismo. Nuestra rabia y nuestra indignación debe convertirse en conciencia y organización, en ganas de luchar.
Vyborg, 25/08/2004
Con asombro leo en el número 174 de Acción Proletaria, en un artículo cuyo titular reza “Balance de un Círculo de Discusión”, una cita sacada de un boletín de la FICCI, acerca del comunicado elaborado por el Círculo de Discusión de Barcelona, cuyo texto completo fue remitido a varias organizaciones de la Izquierda Comunista, entre ellas Acción Proletaria, cuya redacción lo insertó en el nº 173; que literalmente reproducido (se refiere a la cita de la FICCI, NdeR) dice: “es sintomático que este ‘círculo de discusión’ familiar se haga conocer internacionalmente justamente sobre este sujeto ¡y con qué arrogancia! Pero sin duda no tienen nada que decir sobre las cuestiones políticas generales”. Ni a la más candorosa de las conciencias se les escapa la intención del texto citado de inyectar la cizaña (al más puro estilo de la metodología periodística burguesa, cuestión que, por lo publicado, ustedes en eso de crear taimadamente discordias son unos avezados profesionales) entre los compañeros que habíamos participado en las discusiones del Círculo; no tratando la FICCI el fondo de lo que planteábamos sino disipando su respuesta en pura frivolidad. (Por cierto ¡hay que felicitar a la redacción de AP al publicar la parte quizás más escabrosa del texto de la FICCI y no callárselo! Aunque desconozco la totalidad del mismo a pesar de que el Círculo hizo un esfuerzo y facilitó un apartado de correos).
Lo anterior y lo que continúa lo manifiesto a título personal; si bien participé en casi todas las sesiones del Círculo las opiniones aquí vertidas sólo expresan mi propio punto de vista.
En la cita hablan ustedes, con sarcasmo y sin la menor justificación, de un “círculo de discusión familiar” sin tener presente el fondo de nuestras manifestaciones y sobre todo el balance conciso que hicimos de las diferentes cuestiones políticas abordadas, y relacionadas en el mismo texto de AP nº 174.
Tratan al Círculo de Barcelona sin ningún tipo de rigor político y, lo que aún es más grave, sin respeto por las minorías de la clase obrera que se acercan al ámbito de la Izquierda Comunista, cuando nos tildan de “arrogantes” por darnos a conocer internacionalmente sobre este sujeto, es decir la FICCI. Pero lo cierto es que nosotros no publicamos el comunicado y la relación de las cuestiones tratadas para darnos a conocer a nadie, sino exponiendo como Círculo y pronunciándonos frente al medio político, respecto a un asunto que ha sido esencial en el Movimiento Obrero y pidiéndoles explicaciones que hasta ahora se han sorteado sólo con evasivas.
Porque como bien deben saber, y olvidar no deben, las cuestiones de organización son cosas del máximo interés para la clase obrera, para el aprendizaje de sus minorías, para no caer y estar advertidos en los tiempos que corren, por donde circulan y que hacen las minorías revolucionarias. No quiero hacer más largo este breve comentario, porque la cita que se critica no da para más, pero no puedo concluirlo sin decirles que si tienen la profunda convicción que nos hemos querido dar a conocer internacionalmente tratando sobre una cuestión como la de la FICCI y además con arrogancia, aplíquense la misma vara de medir y reflexionen, mientras no contesten a nuestros interrogantes; ¿en base a qué se han dado ustedes a conocer internacionalmente? ¿o no fue el detonante de su salida a la escena internacional, las denuncias que formularon contra la FICCI sus antiguos camaradas de la CCI y de las que todavía ciertas minorías, con las que me identifico, esperamos que se dignen contestar de forma clara y razonada?.
RQ (30 de Abril de 2004).
El nuevo gobierno “socialista” no ha hecho gran cosa al margen de algunos gestos más “cara a la galería” que verdaderamente efectivos, pero al menos, nos dicen, se averigua un “nuevo talante” más “abierto y sensible” a las necesidades sociales, bla, bla, bla,... Para la clase obrera, sin embargo, este clima de “alivio”y expectativas ante lo que puede hacer el gobierno de ZP resulta criminal pues traba su reflexión y su toma de conciencia sobre la gravedad de la situación social, sobre el terrible abismo de terror, barbarie y miseria al que encamina a la humanidad el sistema capitalista; y le oculta su enorme responsabilidad al ser el proletariado mundial la única clase capaz de plantear una alternativa revolucionaria a la descomposición de esta sociedad.
Seguramente los defensores acérrimos de la Izquierda del capital (el PSOE e IU, ERC que le apoyan descaradamente; así como los más izquierdistas que lo hacen más “críticamente”) pero también muchos trabajadores honrados que se dejan llevar por el “encantamiento” generado por la burguesía, nos espetarán: “¡Ya están aquí los aguafiestas! ¿Es que no veis que ZP nos ha sacado de la guerra de Irak? ¿No os dais cuenta que gracias a ZP se ha puesto en marcha una Comisión de Investigación parlamentaria para averiguar que pasó el 11-M”?”.
En realidad la guerra y el auge del terrorismo están inscritos de pleno en el mundo actual como demostramos en el artículo de cabecera del número 117 de nuestra Revista Internacional, y en el artículo de este mismo AP (“Quince años después del hundimiento del Este”). Ningún capital nacional, ningún gobierno puede abstraerse de esa vorágine belicista que se extiende por el planeta. En todo caso pueden aspirar a posicionar lo mejor posible los intereses del capital nacional – ¡los del capital, nunca los del proletariado mundia!” – en las pugnas imperialistas. Basándonos en este análisis demostramos en el editorial del número anterior de AP que la retirada de las tropas españolas de Irak constituía un verdadero acto de guerra, de la guerra imperialista que enfrenta solapadamente a USA y a sus principales rivales imperialistas que aspiran a desafiar el liderazgo mundial de los norteamericanos (Alemania y Francia, fundamentalmente).
Basta seguir la situación actual en Irak para comprobar que la retirada del contingente español no ha tenido ningún efecto pacificador sobre la región sino que se acentúa un trágico “crescendo” de atentados, bombardeos, torturas, el secuestro generalizado de la indefensa población civil en la guerra de gángsteres – grandes o pequeños, desde USA a Al Sadr – que se disputan su hegemonía sobre la descompuesta sociedad irakí. La campaña ideológica con que la burguesía ha acompañado la retirada de las tropas españolas ha rezumado un aislacionismo y nacionalismo indecentes (“allí se seguirán masacrando pero al menos no hay tropas españolas que sufran o que ejecuten las matanzas”) y ha instilado, sobre todo, el peor veneno democrático al acreditar la idea de que se puede “votar contra la guerra”. Esto constituye un verdadero triunfo para la burguesía, pues no sólo logra desviar la inquietud de los trabajadores ante la proliferación de las guerras que asolan el planeta al terreno falsario del pacifismo burgués, sino que consigue un “aval democrático” para nuevas aventuras guerreras. No en vano tras la retirada de las tropas de Irak, el gobierno “socialista” se ha lanzado a recuperar “prestigio internacional”, es decir status de potencia imperialista aunque sea de 3ª división, reforzando el contingente de tropas desplegado en Afganistán y enviando más de 200 guardias civiles a Haití, con la excusa de que éstas sí serían guerras “legales” (con su autorización de la ONU y todo) o “intervenciones humanitarias”. El “ardor guerrero” del capital español continúa con idéntico vigor, antes con las chuscas formas de Trillo, ahora con las, sólo un poco menos chuscas, del ministro Bono.
Otro tanto cabe decir en cuanto a la respuesta a la amenaza terrorista. Tal y como analizamos en la editorial de la Revista Internacional nº 117 (“Atentados de Madrid: El capitalismo siembra la muerte”), el 11-M pone de manifiesto el avance imparable del terrorismo en el período de la descomposición capitalista, el período de la normalización del horror; así como su impacto cada vez más directo sobre los trabajadores de cualquier parte del mundo. Frente a esta amenaza que pone de manifiesto el callejón sin salida en el que se encuentra el capitalismo mundial, la clase explotadora se esfuerza por impedir una reflexión y una reacción de los trabajadores en su terreno de clase, ofreciendo en cambio la solución tramposa del reforzamiento del Estado democrático: “A los gritos de ‘España unida jamás será vencida’, toda la clase burguesa, derechas e izquierdas juntas, ha utilizado la emoción provocada por los atentados para llevara a los obreros a unas urnas que muchos de ellos hubieran desdeñado en otras circunstancias. Independientemente de los resultados, la alta participación electoral ya es una victoria para la burguesía, pues significa que, al menos por ahora, una gran parte de los obreros españoles creen que hay que dejar al cuidado del Estado burgués su protección contra el terrorismo, y, para ello, tenían que defender la unión democrática de la nación española”1.
Esa campaña ideológica que trata de impedir que los trabajadores tomen conciencia de que sólo acabando con el capitalismo puede ponerse fin a la guerra y el terror, formulando en cambio la mentira de “contra el terrorismo: democracia”, y que fue la base sobre la que se asentaron las movilizaciones “antiterroristas” de los días siguientes al 11-M, así como de la extraordinaria participación electoral del 14-M, trata ahora de prolongarse con la “hipermediatizada” Comisión de Investigación parlamentaria sobre los atentados. Tal comisión es un auténtico paripé, puesto que lejos de hacer la luz sobre las verdaderas causas del terror que asola el planeta, se limita a repetir obviedades (la torpeza manifiesta del ejecutivo anterior por tratar de aprovechar electoralmente la supuesta autoría de ETA), con objeto, como decimos, de machacar una y otra vez ante la población el mensaje de que el Estado democrático constituiría la única defensa frente al avance del terror, cuando en realidad las grandes potencias “democráticas” han sido (recordemos las dos guerras mundiales imperialistas) y son (guerras del Golfo, la exYugoslavia, Chechenia, Ruanda, Afganistán,...) las principales instigadoras del terror. Los nuevos “agentes terroristas”no hacen más que aprovechar “aventajadamente” las lecciones que les han dado los grandes padrinos terroristas, es decir los Estados democráticos. (ver la mencionada editorial de Revista Internacional nº 117).
Frente a la constante degradación de las condiciones de vida obreras que hemos experimentado durante el “reinado” de Aznar (precariedad laboral, mengua de capacidad adquisitiva de los salarios sobre todo por el coste de las viviendas, etc.), el nuevo gobierno “socialista” se presenta como una alternativa que “siempre mirará más por los obreros” que la Derechona. El gobierno ZP ha tratado de apuntalar esa imagen “beatífica” del nuevo ejecutivo, con gestos como una subida irrisoria del “salario mínimo” (que es tan mínimo que son relativamente pocos los trabajadores que lo cobran), y sobre todo el anuncio de una gran “concordia social” entre Gobierno, Patronal y Sindicatos.
Dejémonos de “encantes” y de campañas de imagen y veamos la situación tal y como nos enseña la experiencia histórica y actual, en España y en todo el mundo, de la política antiobrera de todos los gobiernos: “La política del partido o partidos que están en el gobierno no viene determinada por su voluntad o por su ideología, sino por las necesidades generales del Capital nacional que, a su vez, vienen fuertemente condicionadas por la evolución de la crisis de la economía capitalista, las tensiones imperialistas y la lucha de clases. Para comprender la política que va a aplicar un gobierno no hay que partir de lo que dice, promete o propugna como ‘ideario’, sino de las condiciones históricas generales de la evolución del capitalismo y de las necesidades de cada capital nacional en medio de esa coyuntura” (AP nº 175: “¿Qué podemos esperar del gobierno PSOE?”).
Así las cosas, y sin poder barruntar aún en que medidas concretas se va a plasmar el nuevo pacto social que preparan el gobierno y los agentes sociales, sí podemos saber que va a representar para las condiciones de vida de los trabajadores: un nuevo y más terrible hachazo.
De entrada, en la Declaración de Intenciones con las que el pasado 8 de Julio inauguraron las negociaciones, todos ellos se deshicieron en elogios sobre la política de pactos sociales de los gobiernos anteriores, incluidos los dos firmados por los sindicatos durante los gobiernos del PP, y que han supuesto entre otras cosas el abaratamiento del despido, la penalización de las pensiones, etc. En cuanto a las materias objeto de la “negociación”, el propio diario “El País” (de nuevo Boletín Extraoficial del Estado) en su edición del 9 de Julio señala que: “El compromiso firmado ayer es mucho más amplio que el de 1997, aunque todavía menos concreto, pero ya recoge todas las aspiraciones del Gobierno, la patronal y los sindicatos. Deja la puerta abierta a la rebaja de las cotizaciones sociales y a la revisión del despido (como pide la CEOE), a atajar la contratación temporal (¡fomentada por los gobiernos del propio PSOE desde 1984!), a mejorar la protección social y a revisar las subcontratas (como quieren los sindicatos) y a impulsar la productividad y la competitividad (principal objetivo del Gobierno)”.
Esa batalla por la “competitividad” es la que hemos visto por ejemplo en los recientes convenios de Nissan, SEAT, donde se ha impuesto a los trabajadores la ampliación de la jornada laboral y los sacrificios salariales. Esos criterios de “productividad” son los causantes de los miles de despidos que se avecinan en astilleros, minería, textil,... Son esos mismos criterios, es decir la necesidad de concentrarse en los sectores capitalistas que aún resultan competitivos en la guerra a muerte que libran los distintos capitales nacionales para sobrevivir en la imparable crisis económica mundial, los que llevan al gobierno de Berlusconi a anunciar un drástico recorte del gasto público, a Chirac en Francia (cuna de esa Europa que nos presentan como más “social” y defensora de los “derechos ciudadanos”) a desmantelar las prestaciones sociales (ver en este mismo AP: “El desmantelamiento de la Seguridad social muestra la quiebra del capitalismo”). Son esas mismas necesidades capitalistas las que hacen que Herr Schroeder (otro “paladín de la paz”) condene a los parados de larga duración a un subsidio de hambre (345 euros al mes en el Oeste, 331 en el Este).
A los defensores de la explotación capitalista les interesa, lógicamente, torpedear cualquier atisbo de toma de conciencia por parte de la clase explotada y revolucionaria de que ese futuro de miseria, barbarie y guerras, es lo único que el capitalismo puede ofrecer a la humanidad. Prefieren, en cambio, un proletariado embrutecido que caiga una y otra vez en la “ilusión” de que líderes como Zapatero, con su cara de “no haber roto nunca un plato”2, gobiernen en beneficio de los trabajadores. Pero como señalamos en el mencionado artículo de AP nº 175: “El nuevo gobierno PSOE dejará pequeños los ‘logros’ de los gobiernos González y de las dos legislaturas PP. El engaño de elegir el ‘mal menor’ o de ‘impedir el mal mayor’ es la cuerda que nos ata a la noria del capitalismo, condenándonos a ir de Herodes a Pilatos, de un gobierno malo a otro peor, es decir nos ata de pies y manos al terreno del capitalismo: el terreno de la explotación, la miseria y la guerra. Frente a ello, los proletarios debemos desarrollar nuestra propia lucha autónoma de clase, porque la solución no es cambiar de gobierno, sino la perspectiva de la Revolución Proletaria Mundial”.
AP/ 10 de julio de 2004.
(1)No podemos extendernos en este editorial en un análisis pormenorizado del significado de la guerra en Afganistán, desde los “bombardeos para liberar a la población del yugo talibán” de 2001 hasta el caos actual de pugnas indisimuladas entre diferentes “señores de la guerra” apoyados por la bendita “comunidad internacional” (remitimos a nuestros lectores al número 108 de nuestra Revista Internacional: “La guerra ‘antiterrorista’ siembra el terror y la barbarie”), ni sobre el significado de las “intervenciones humanitarias” causantes, entre otras, de los primeros bombardeos de la población europea desde la 2ª Guerra mundial en la exYugoslavia en 1999 (ver Revista Internacional nº 97: “La guerra en Europa: el capitalismo enseña su verdadero rostro”).
(2)Desconocemos las costumbres domésticas del Sr. Zapatero, pero lo que es seguro es que su partido, ese PSOE que ahora se presenta renovado y “virginal” metió a España en la OTAN, participó en las guerras del Golfo en 1991 (medio millón de muertos) y Yugoslavia, creo los GAL, echó a la calle a más de un millón de trabajadores con las reconversiones, fomentó los contratos basura,...
¿Cómo explicar la nueva amenaza que se cierne contra el empleo y las condiciones de vida de los obreros de Astilleros? ¿Por la mala gestión del anterior Gobierno? ¿Por debilidad en la defensa del sector público?
Rotundamente no. En Alemania el gobierno “socialista” plantea el peor recorte de prestaciones sociales desde la 2ª Guerra Mundial y bajo su égida los empresarios chantajean a los obreros con el dilema de “o aceptáis trabajar MAS HORARIO CON MENOS SALARIO o Deslocalizamos la empresa”. En Francia, Bélgica, Gran Bretaña etc., Gobiernos y Patronos hacen lo mismo. El problema de astilleros no tiene nada de nacional ni de sectorial, forma parte del problema mundial y global de la crisis histórica del capitalismo. Este sistema que funciona para obtener el máximo beneficio y no para satisfacer necesidades humanas, está hundiendo a los trabajadores y la humanidad en una espiral interminable de miseria y guerras.
Desde que el gobierno “socialista” de González emprendiera en 1984 la primera reconversión del sector naval con miles de despidos, cada gobierno, cada patronal, decían “esta reconversión será la última”. Aún está caliente en nuestras memorias la última crisis del sector naval que se remonta a marzo 2004 con el anterior Gobierno y que se presentó como la “solución definitiva”.
GOBIERNOS, PATRONALES Y SINDICATOS NOS ENGAÑAN CON LA CANTINELA DE “ESTE ES EL ULTIMO SACRIFICIO”. La realidad es que los sacrificios solo acarrean nuevos y peores sacrificios, los despidos de ayer son la base de los despidos de mañana. Sí aceptamos que nos reduzcan el salario hoy lo único que garantizaremos es nuevas reducciones para mañana.
Ante la crisis que desde hace 30 años afecta a sus diferentes sectores productivos, el capitalismo siempre tiene la misma receta: “aceptad sacrificios y así garantizaréis un futuro mejor”. Debemos hacer balance y sacar la única conclusión razonable: eso es mentira. En el sector naval, en el sector minero, pero también en sectores punta como informática o telecomunicaciones, los trabajadores hemos sido sometidos a una sucesión de despidos que sólo han traído nuevos despidos, de la misma forma que los recortes en las prestaciones de la Seguridad Social han acarreado nuevos y peores recortes.
La economía capitalista está en una crisis sin salida y las medidas que el Capital propone para salvarla y garantizarnos un supuesto “futuro mejor” lo único que hacen es agravarla y empeorarla.
Sí la supuesta “guerra contra el terrorismo” sólo ha traído más terrorismo, sí las medidas de reforzamiento del Estado “contra la inseguridad” solo han traído más inseguridad y caos, sí la guerra “contra las armas de destrucción masiva” solo ha acarreado más destrucciones masivas, los despidos solo provocan mayores despidos, las rebajas de salarios peores rebajas de los mismos, la precariedad más precariedad...
Tras ganar las elecciones, los “socialistas” de ZP prometieron una política “más social”, con “más diálogo”, por todas partes se promovió en los trabajadores y la población “un alivio”. ¡Ya no estaríamos tan mal como con Aznar!.
El ataque al sector naval desmiente estos cuentos de hadas y no es sino el anuncio de ataques en todos los frentes que irán lanzando progresivamente. Todo Gobierno es un servidor incondicional del Capital Nacional y no hay ningún terreno en los que puedan coincidir los intereses de los obreros con los intereses del capital nacional. La crisis del capitalismo exige del Gobierno “de la nación” medidas de ataque a todos los aspectos de las condiciones de vida de la clase obrera: desde los puestos de trabajo a la jornada laboral pasando por la vivienda o la precariedad. No hay ningún “alivio” posible a los sufrimientos de los trabajadores y la gran mayoría de la población. La solución no es cambiar de gobierno sino destruir el capitalismo.
El capitalismo no solo ataca las condiciones de vida de los obreros sino que ataca su unidad, su solidaridad, su capacidad de organización, su conciencia, es decir, ataca las armas que estos tienen para luchar y resistir.
Los cínicos “socialistas” han planteado que el sector naval militar será garantizado pero que el sector naval civil será “reestructurado” y se pedirá “la colaboración privada”. Es decir, que será abandonado a una agonía de despidos hasta su total desaparición. Este planteamiento está hecho expresamente para DIVIDIR Y ENFRENTAR A LOS TRABAJADORES ENTRE SI.
Pero la cizaña de la división también la siembran los sindicatos. Ellos dicen que el sector civil se podría salvar, que bastaría con hacer frente a la competencia de Corea para tener “carga de trabajo”. Es cierto que hay competencia entre los capitalistas europeos y el capital coreano a propósito de los barcos, pero es una competencia propia de las leyes ciegas del capitalismo que lleva a los despidos y la miseria. ES UNA COMPETENCIA QUE SIEMBRA LA DESOLACION EN TODOS LOS PAISES. Los trabajadores tenemos que aspirar a abolir la competencia entre nosotros, forjar nuestra unidad y establecer así las bases para una COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL donde la competencia quede abolida y la producción se planifique y se reparta de forma armoniosa.
Los métodos de lucha que están propiciando sindicatos y sindicalistas “radicales” de cortar autopistas y accesos para enfrentarse violentamente a la policía encierran también el germen de la división. Aislados, en pequeños grupos, por mucho tirachinas que se eche, no vencemos al capital, que nos tiene entretenidos en choques estériles y, peor aún, nos enfrenta con otros trabajadores que acaban por no comprender que la lucha contra los despidos es su propia lucha y reaccionan más bien con irritación frente a sus compañeros. Es lo que el capital necesita para llevarnos a la derrota
Las amenazas que penden sobre nuestras cabezas son muy graves y afectan a todos los órdenes de nuestra vida. No podemos luchar cada cual en su rincón pues eso significa la derrota de todos y cada uno. Activos y parados, fijos y precarios, nacidos aquí y emigrantes, todos tenemos una amenaza común y por tanto necesitamos una lucha común. La solidaridad es nuestra primera fuerza. Solidaridad es sentir cada lucha como propia cualquiera que sea la forma del problema contra la que quiere responder.
En las huelgas obreras en España en 1976, la consigna más gritada era SOMOS OBREROS UNETE. Esa debe ser de nuevo nuestra consigna. La primera preocupación de todo sector obrero en lucha es extenderla a los demás obreros. La primera preocupación de estos es sentirse implicados, ver sus problemas y su lucha como propios.
Pero la solidaridad y la unidad solo se forjan a través de la organización de la lucha mediante ASAMBLEAS SOBERANAS en las que todos los trabajadores piensen, discutan y decidan por si mismos, deshaciendo en un duro combate las trampas y maniobras de las jerarquías sindicales.
El capitalismo no se puede reformar ni mejorar. En una manifestación de los obreros del sector naval de Sestao una pancarta decía SI NO HAY SOLUCION ¡REVOLUCION!. Efectivamente, la única solución es la Revolución Proletaria Mundial. Pero esto va a costar una lucha muy larga, dura y difícil. Todas las luchas pequeñas y grandes deben concentrarse en esa dirección, la unidad, la solidaridad y la capacidad de organización de los obreros, bases de la futura sociedad, son las que deberán crecer y desarrollarse en ellas.
CORRIENTE COMUNISTA INTERNACIONAL 15-9-04
Un portavoz de Battaglia Comunista 1 hizo la presentación explicando los fundamentos de la guerra en Irak y la política actual de Estados Unidos. El compañero desarrolló el análisis del BIPR, según el cual “la cruzada americana contra el terrorismo” tenía, principalmente, motivaciones económicas: reforzar el control norteamericano sobre las reservas de petróleo en el mundo para consolidar así la hegemonía del dólar sobre la economía mundial y recuperar un beneficio suplementario de la “renta petrolera”, ya que el debilitamiento de la competitividad de la economía USA forzaría a éstos a recurrir a una especie de apropiación parasitaria de la plusvalía producida en el mundo entero, para mantener su economía a flote. Se dijo que también estaban en juego consideraciones estratégicas en cuanto al control de las reservas petrolíferas, oponer a Rusia y China y mantener a ambas alejadas de los principales yacimientos, así como conseguir que la Unión Europea quede débil y dividida. Este análisis suscitó diferentes reacciones por parte de los participantes a la reunión pública. Un compañero del grupo “Amigos de una Sociedad Sin Clases” (FKG) – que anteriormente fundase el grupo “Aufbrechen”- saludó la capacidad del BIPR de identificar las causas económicas concretas de la guerra, mientras el portavoz del grupo GIS (“Grupo Socialista Internacional”) expresó dudas sobre este análisis, al señalar que la búsqueda de liquidez financiera internacional por parte de Estados Unidos es, sobre todo, expresión y continuación de una política clásica de endeudamiento. Este compañero se reafirmó en lo que ya había expresado en la precedente reunión pública del BIPR, a saber, que el esfuerzo por dominar los recursos petroleros tiene más motivaciones militares que económicas. Por su parte, un miembro del grupo “Comunistas Internacionalistas” señaló que no sólo los Estados Unidos, sino también las otras grandes potencias imperialistas, y en primer lugar los estados europeos, se baten actualmente por dominar el mundo. Expuso la tesis según la cual, ya que Estados Unidos pone sobre todo su potencia militar en la balanza, los bancos europeos ponen principalmente su poder económico.
La crítica de la CCI al análisis del BIPR
En su primera contribución a la discusión, la CCI abordó la argumentación presentada por el BIPR, según la cual USA desencadena la guerra en todos los confines del mundo para tratar de compensar los efectos - déficit gigantescos de la balanza comercial y por cuenta corriente, deuda pública creciente - del debilitamiento de su competitividad en el mercado mundial, lo que trata de contrarrestar a través de la guerra consiguiendo así atraer capital, controlar el petróleo e imponer la hegemonía del dólar.
Desde el punto de vista de la CCI, este análisis es muy peligroso políticamente porque examina las causas de la guerra imperialista a partir de la situación de un estado determinado en lugar de hacerlo a partir de la situación del desarrollo y agudización de las contradicciones del sistema capitalista en su conjunto. No es de extrañar que ese análisis del BIPR sea muy similar, a grandes líneas, con el que postulan los grupos “antimundialización” europeos, o los socialdemócratas de izquierda alemanes como Oskar Lafontaine que explican la agudización de las tensiones imperialistas por el carácter particularmente parasitario de la economía norteamericana.
Este análisis es, además, incapaz de responder a las dos preguntas siguientes. Primera: ¿Por qué la economía de Estados Unidos – que sigue siendo aún el capitalismo más poderoso del mundo, con las mayores empresas, con una cultura nacional muy adaptada a las necesidades del modo de producción capitalista - se enfrenta a tamaños problemas en la concurrencia internacional? Y en segundo lugar: ¿Por qué la burguesía americana no hace frente a este problema a través de mecanismos más fáciles y lógicos como serían inversiones masivas en su aparato productivo para reconquistar su margen de competitividad, y, en vez de ello, reacciona, según afirma Battaglia, extendiendo la guerra por todo el planeta? En realidad el Buró Internacional confunde aquí causa y efecto. USA no se rearma hasta los dientes porque haya perdido su competitividad. Al contrario. Lo que sucede más bien es que pierde efectivamente posiciones en la concurrencia económica debido, en gran medida, a los recursos que debe dedicar a la carrera de armamentos. Esto no es algo ni mucho menos específico del imperialismo norteamericano. Recordemos que quién durante muchos años fue el principal rival de Norteamérica, la URSS, se vino abajo esencialmente por pretender armarse hasta la muerte. La verdad es que el aumento del gasto militar a expensas del desarrollo de las fuerzas productivas, y el sometimiento progresivo de la economía al militarismo son características esenciales del capitalismo en su decadencia.
En tercer lugar, si bien es cierto que en el capitalismo crisis y guerra son inseparables, esta relación no tiene nada que ver con la tesis simplista de la guerra por el petróleo o por la hegemonía del dólar. La relación entre ambos factores puede verse, por ejemplo, en las circunstancias que condujeron a la Primera Guerra Mundial. No hubo entonces una depresión económica comparable a la que estalló posteriormente en 1929. La crisis de 1913 tuvo aún características de las crisis cíclicas y resultó bastante leve. No existieron tampoco crisis comerciales, ni en el presupuesto o la balanza de las cuentas públicas de Gran Bretaña, Alemania o de los otros principales protagonistas, comparables en manera alguna a las escalofriantes cifras que se dan hoy. No aparecieron tampoco turbulencias monetarias particulares (en esta época el patrón oro era universalmente reconocido). Y, sin embargo, estalló la primera conflagración imperialista. ¿Por qué? ¿Cuáles son las leyes generales del imperialismo que explican la guerra moderna?
Cuanto más desarrollado está un estado capitalista y mayor pujanza tiene la concentración de su capital, mayor es su dependencia frente al mercado mundial, de los recursos del planeta y de su dominio sobre él. Por ello en la época del imperialismo cada estado se ve obligado a tratar de establecer una zona de influencia en torno a él. Pero para las grandes potencias esa zona de influencia es, necesariamente, el mundo entero, y no se pueden conformar con menos para asegurarse su existencia. Cuanto más se endurece la crisis económica también se agudiza la batalla por el mercado mundial, y esta necesidad se hace cada vez más imperiosa. Alemania declaró la guerra a Gran Bretaña en 1.914 no por una apurada situación económica en términos inmediatos, sino porque dada la pujanza de su economía su suerte dependía cada vez más de la economía mundial, y no podía resignarse a que su acceso a los mercados mundiales dependiera de la buena voluntad de Gran Bretaña, la potencia dominante sobre los océanos y sobre una gran parte de las colonias. La burguesía alemana no necesitó esperar a que en 1929, como resultado de la depresión mundial, quedase prácticamente excluida del mercado mundial por las antiguas potencias coloniales, sino que intentando revertir esa situación provocó la guerra mundial antes de que estallara la crisis económica mundial.
El hecho que las potencias capitalistas choquen cada vez más brutalmente unas con otras significa que las guerras imperialistas llevan de forma creciente a la ruina mutua de los estados que participan en estos conflictos. Rosa Luxemburgo ya había señalado esto en 1.916 en su “Folleto de Junius”. Pero también se ve confirmado en la reciente guerra en Irak. Irak representó en su momento, en la periferia del capitalismo, una de las principales fuentes de grandes y lucrativos contratos para la industria europea y norteamericana. Hoy no sólo la crisis económica del capitalismo, sino sobre todo sus guerras contra Irán y USA, han dejado a Irak completamente arruinado. Pero es que incluso la propia economía norteamericana se está viendo seriamente perjudicada por los elevados costes derivados de sus campañas en Irak. Con la idea de que la guerra ha sido desencadenada para desarrollar operaciones de especulación monetaria o en busca de una pretendida “renta petrolera”, se da a entender que la guerra sigue siendo lucrativa y que el capitalismo es todavía un sistema en expansión. No sólo la política de Estados Unidos sino también el terrorismo de los Ben Laden y Cía ha sido interpretado en este sentido por el portavoz de Battaglia que presentó a este último como expresión de una tentativa de las “200 familias de Arabia Saudita” de conseguir una parte más grande de los beneficios de su propia producción de petróleo.
El peligro del empirismo burgués
Después que el BIPR y la CCI hubieran presentado sus propios puntos de vista sobre las causas de la guerra, tuvo lugar un vivo e interesante debate, donde se pudo constatar que los participantes en la reunión estaban muy interesados en conocer mejor las posiciones de las organizaciones presentes de la Izquierda Comunista, insistiendo en que ambos grupos se respondieran el uno al otro. Los compañeros no se limitaron a hacer las preguntas sino que expresaron ellos mismos sus objeciones y de hecho sus críticas. Por ejemplo, un compañero del FKG acusó a la CCI de “polémica barata” por haber comparado el análisis del BIPR con el del movimiento antimundialización. Señaló que resaltar el actual rol agresor de Estados Unidos no tiene nada que ver con la minimización del rol del imperialismo europeo como habitúan a hacer los simpatizantes burgueses de éste. Insistió correctamente en que, en el pasado también los internacionalistas proletarios se dedicaron a analizar el papel que habían jugado determinados estados en el desencadenamiento de las guerras imperialistas, sin que por ello pudiera acusárseles de haber hecho concesiones a los rivales de dichos Estados.
Pero la CCI no había criticado en absoluto que se viera en los EEUU al principal agente desencadenante hoy de las guerras, sino que se vieran las causas de estas guerras no en la situación general del imperialismo en su conjunto sino, de manera reduccionista, en la situación específica de Estados Unidos. El portavoz de Battaglia, por su parte, no negó del todo la semejanza entre el análisis hecho por su organización y el de las diferentes corrientes burguesas. Argumentó, sin embargo, que este análisis cuando era realizado por el BIPR, se fundamenta en una visión del mundo completamente diferente a la de los burgueses. ¡Esto es así todavía, afortunadamente! Pero nosotros mantuvimos que tal análisis sólo puede debilitar la eficacia de nuestro combate contra la ideología de la clase enemiga, y sobre todo socavar la firmeza de nuestro propio punto de vista proletario. A nuestro parecer, la semejanza del análisis del BIPR y el extendido punto de vista de la burguesía es el resultado del hecho que los compañeros han adoptado un método de análisis burgués. Este método es el del empirismo, una de las formas esenciales del pensamiento burgués que consiste en dejarse llevar por ciertos hechos especialmente noticiosos, en lugar de analizar a través de un método teórico más profundo la verdadera conexión entre los distintos acontecimientos. Un ejemplo de cómo el BIPR cae en el empirismo se vio durante la discusión cuando estos compañeros explicaron que el hecho de que la economía norteamericana se derrumbaría si no afluyeran a ella capitales extranjeros, es la prueba de que la guerra de Irak sirve para obligar a las otras burguesía a prestar dinero a USA. Para responder tuvimos que recordar que por supuesto sin tales prestamos e inversiones la economía de los Estados Unidos se vendría abajo, lo cual ya supone bastante coacción para que capitalistas europeos y japoneses continúen comprando acciones y bonos norteamericanos, puesto que ellos mismos no sobrevivirían a un colapso de los Estados Unidos2.
En la segunda parte de este artículo abordaremos más explícitamente la cuestión de la relación existente entre la crisis económica y la guerra imperialista a la luz de la crítica marxista de los fundamentos mismos de la economía capitalista. En particular criticaremos la idea defendida por el BIPR de que “una destrucción generalizada abriría el camino a una nueva fase de acumulación”, o dicho de otra manera a una nueva fase de prosperidad capitalista.
WELT REVOLUTION
Publicación de la CCI en Alemania
Notas
1) Organización fundadora, junto a la CWO, del BIPR.
2.- Es necesario añadir que por mucha rivalidad que tengan con Estados Unidos, sus rivales seguirán colocando sus capitales en la economía más estable que existe, ya que este país, en el futuro previsible, seguirá siendo militar y económicamente, el país más fuerte del mundo.
La barbarie brutal de la matanza de Beslan en Rusia nos ha estremecido a todos. Ante ella no podemos permanecer impasibles. No podemos acostumbrarnos a la barbarie como propician los medios de “comunicación” que con sus espectáculos morbosos reproduciendo las escenas más brutales quieren que acabemos aceptando como “normal” la violencia ciega de las guerras como la de Irak, Israel, Afganistán etc., y la de los atentados, secuestros o masacres terroristas como los que vienen produciéndose en una cadena sin fin en Turquía, Arabia, Indonesia, Rusia...
Tenemos que manifestar nuestra indignación y concretarla en lucha de clase contra el verdadero responsable: el CAPITALISMO, el capitalismo asesino.
Decimos CAPITALISMO porque el gobierno de Putin y sus rivales terroristas (chechenios y fundamentalistas islámicos) son expresiones del capitalismo, son fracciones de la burguesía que persiguen sus sucios designios utilizando como carne de chantaje o de cañón a las poblaciones de uno y otro bando. Los secuestradores no dudaron en obligar a niños indefensos a beberse su propia orina, pero sus antagonistas de la Madre Rusia no fueron menos crueles al provocar descaradamente la masacre.
Decimos CAPITALISMO porque, sumido en una crisis de decadencia, toda su evolución durante el siglo XX ha ido hundiendo a la humanidad en una cadena agobiante de guerras, hambrunas, convulsiones económicas... En ese engranaje mortal participan todos los Gobiernos, sea cual sea su ideología, todos los partidos del Capital, sea cual su coloración “derechista” o “izquierdista”, todos los Estados, sea cual su ropaje “democrático” o dictatorial, todas las Naciones, sean del primer mundo o del tercero, sean del Este o del Oeste.
Decimos CAPITALISMO porque tanto la guerra como el terrorismo forman parte de una misma madeja criminal: la de la concurrencia imperialista a la que se libran todos los Estados, empezando por el Gendarme del Mundo, USA, acabando con los Señores de la Guerra islámicos y pasando por los “virtuosos pacifistas” de Alemania, Francia y el Gobierno Zapatero que han sostenido unánimemente a Putin en la matanza de Beslán. En el pugilato asesino que libran las víctimas las pone el proletariado y la inmensa mayoría de la población mundial.
Solo el proletariado con su lucha de clase masiva y unida puede acabar con la pesadilla del capitalismo.
Este sistema no se puede reformar. ¿Qué se puede cambiar en él cuando el imperialismo en sus dos formas -la guerra y el terrorismo- no hace sino crecer de una forma aterradora? ¿Qué se puede cambiar en él si para “salvar los sectores productivos” provoca despidos masivos que solo traen NUEVOS DESPIDOS MASIVOS como estamos comprobando en los astilleros? ¿Qué se puede cambiar en él si en los países más desarrollados como Alemania y Francia el Gobierno pega un hachazo brutal a prestaciones sociales, pensiones, subsidios a desempleados etc.? ¿Qué se puede cambiar en él si la tendencia que se impone en todas partes es TRABAJAR MÁS HORAS Y COBRAR MENOS SALARIO con el alargamiento de la jornada de trabajo o el retraso de la edad de jubilación? ¿Qué se puede cambiar en él si en los países “más desarrollados” la vivienda se convierte en un lujo inaccesible para la mayoría? ¿Qué se puede cambiar en él cuando provoca catástrofes ecológicas cada vez más graves?
El proletariado tiene que orientar sus luchas más inmediatas, sus debates, sus reflexiones, sus manifestaciones, toda su actividad, en una sola dirección: la REVOLUCION COMUNISTA MUNDIAL. En la manifestación de los obreros de astilleros de Sestao había una pequeña pancarta que decía “Sí no hay solución, la Revolución”. La única solución es la Revolución. Para que la humanidad pueda vivir el capitalismo debe morir.
Acción Proletaria 10-9-04
La carnicería de más de 400 personas, la mayoría de ellas niños, en la escuela número uno en la ciudad de Beslán, en Osetia del norte, produce indignación y repulsión. Como los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en NYC, esta matanza es un crimen de guerra en el que, como siempre, las principales víctimas son los miembros más indefensos de la población civil. En Beslán, los rehenes sufrieron intimidación, hambre, sed, y ejecuciones sumarias, y a los que sobrevivieron a las explosiones iniciales en el gimnasio donde estaban retenidos, los secuestradores les dispararon por la espalda cuando trataban de escapar.
Los días siguientes a la matanza, los líderes mundiales se han apresurado a expresar “su solidaridad con el pueblo ruso y con su firme líder, el Sr. Putin”. En la convención republicana de NYC, Bush no dudó en incluir la guerra del Estado ruso contra el separatismo checheno en la “guerra global contra el terrorismo” encabezada por USA. En Moscú, decenas de miles de personas participaron en una manifetación oficial antiterrorista bajo pancartas en las que podía leerse: “Putin, estamos contigo”.
Pero una cosa es la solidaridad con las víctimas de Beslán y otra es el apoyo al Estado ruso; porque el Estado ruso es tan culpable de esta pesadilla como los terroristas que tomaron la escuela.
Para empezar, porque gran número de muertos y heridos, lo fueron debido a las operaciones de las tropas rusas que rodeaban la escuela, que usaron fuego de ametralladoras, lanzallamas y morteros indiscriminadamente. Estos métodos recuerdan la forma en que terminó el asedio al teatro Dubrovka de Moscú en Octubre 2002, del que aún no hemos escuchado ningún cuestionamiento por parte de Putin sobre la actuación del ejército entonces. Pero más importante que esto es el hecho de que, igual que la “guerra antiterrorista” de USA ha convertido a Irak y Afganistán en tierra de cultivo ideal para bandas terroristas locales e internacionales, el terrorismo checheno es el subproducto de la devastadora guerra del imperialismo ruso en el Caúcaso.
El terror de Estado ruso en Chechenia
Confrontada a las demandas de independencia de Chechenia tras el colapso de la URSS, Rusia reaccionó con una ofensiva asesina en la que al menos murieron 1000000 personas. En 1999, tras una tregua en el conflicto, Putin lo elevó a niveles aún más bestiales de barbarie, arrasando prácticamente Grozni, la capital de Chechenia. El pretexto que se dio para esta nueva ofensiva fue la voladura de dos bloques de apartamentos en Moscú y Volgodonsk, en la que murieron 300 personas. Aunque entonces se acusó a los terroristas chechenos, hay fuertes bases para creer que en realidad fue obra de los servicios secretos rusos. Desde entonces, Rusia se ha mantenido absolutamente intransigente en su rechazo de cualquier demanda de independencia para Chechenia.Y esto es así porque la pérdida de Chechenia sería un golpe importante para los intereses imperialistas de Rusia. Por un lado, debido a la posición estratégica de Chechenia para la explotación de los pozos petrolíferos y el trazado de los oleoductos; pero aún más porque la secesión de Chechenia de la Federación rusa, abriría las puertas de su desmembramiento, y Rusia perdería así cualquier pretensión de jugar un papel en la arena imperialista mundial.
No ha habido ningún límite a los crímenes del ejército ruso en el Caúcaso. Están documentados en cualquier informe de las “organizaciones de derechos humanos”. “Human Rights Watch por ejemplo, habla del “fiasco de Putin para reponder con credibilidad de los crímenes cometidos por los soldados rusos y las fuerzas de policía; desapariciones fozadas, ejecuciones sumarias y torturas, han minado gravemente la credibilidad de las instituciones rusas entre los chechenos” (citado en “The Guardian”, 2 de septiembre 2004)
Las «democracias occidentales» apoyan los crímenes de guerra del Estado ruso
Estos estragos son similares a cualquiera de los perpetrados por tiranos “oficiales” como Saddam o Milosevic. Y aún así, durante todos estos años de miseria en el Caúcaso, los líderes de las “democracias occidentales”, los abogados de la “Intervención humanitaria” en Kosovo o Irak, han apoyado a Putin incondicionalmente. T. Blair incluso le invitó a tomar el te con la reina. Porque en realidad, detrás de toda su retórica “moral”, Bush, Blair y el resto, sólo están interesados en las necesiades imperialistas de los Estados capitalistas que representan respectivamente. Hoy, esos intereses exigen que Rusia, aunque en muchos aspectos es un rival como ha demostrado su oposición a la guerra de Irak, tiene que preservarse como una unidad nacional sin dejar que se colapse en el caos. Rusia es un enorme almacén de armamento nuclear, y un gigante de energía global.La consecuencia del desmembramiento de la Federación rusa, como ocurrió con la URSS, son demasiado peligrosas para la burguesía occidental. Esto no significa que, mañana (o en algunos casos ya mismo) las grandes potencias no intenten sacar provecho de las dificultades internas de Rusia para avanzar sus propios peones en la región. Pero por ahora todas ellas, incluyendo los principales rivales de USA, Alemania y Francia, han abordado la cuestión rusa con extrema precaución. El presidente francés Chirac, y el canciller alemán Shröder visitaron recientemente a Putin, expresándole su pleno apoyo a la política que lleva en Chechenia, y respaldando la faudulenta elección del nuevo presidente pro-ruso de Chechenia, Alu Aljárov, que sucede a su predecesor asesinado, Kadyrov.
También se ha podido ver a USA y Rusia proclamar que ambos están librando “una guerra antiterrorista”. A cambio de hacer la vista gorda ante la brutal ocupación militar rusa de Chechenia y su apoyo a los pequeños señores de la guerra en el Caúcaso, Washington obtiene la aquiescencia rusa para su política en Oriente Medio y en otras partes.
Contra el terrorismo y el nacionalismo, la revolución proletaria mundial
Puesto que la barbarie del Estado ruso en Chechenia ha producido la barbarie de las bandas terroristas, hay algunos que, desde la crítica de los excesos del Estado ruso, nos piden que “comprendamos” las acciones de los terroristas, de la misma forma que nos piden que “comprendamos” a los “mártires suicidas” que alientan Hamas u otros grupos en Palestina, o que “comprendamos” los ataques de Al Quaeda el 11 de septiembre. Y, sí, “comprendemos” que aquellos cuyas familias han sido asesinadas y violadas por las tropas rusas, o bombardeadas por los aviones y tanques israelís o americanos, se vean abocados a una venganza violenta y empujados a acciones suicidas o a la desesperación. Pero también “comprendemos” que los aterrorizados reclutas rusos en Chechenia, se dejen llevar a actos de insana brutalidad contra la población civil. Esta comprensión no nos lleva a apoyar el ejército ruso, y tampoco nos hace apoyar a los líderes espirituales fundamentalistas o nacionalistas, que explotan la desesperación de los pobres y los oprimidos para empujarlos a llevar a cabo ataques terroristas contra los pobres y oprimidos de otras naciones. Confrontados con la disyuntiva de elegir entre el terror del Estado ruso y el terrorismo checheno, entre el ejército israelí de ocupación y Hamas, o entre el imperialismo USA y Al Quaeda, decimos: ¡Basta de falsas opciones! No caeremos en la trampa de apoyar una fracción del capitalismo contra otra, de buscar el “mal menor” en cualquiera de las guerras imperialistas que hoy arrasan el planeta.
Comprendemos las raices del odio nacional y racial, y por eso precisamente nos oponemos a todas sus posibles expresiones. El nacionalismo fanático de los secuestradores de Beslán les llevó a considerar a sus víctimas como menos que seres humanos; y ahora un pujante sentimiento de venganza contra sus actos inhumanos se extiende no sólo pos Osetia, sino por toda Rusia. El Estado ruso utilizará esos sentimientos para justificar nuevos actos de agresión en Chechenia y en otras partes: sus jefes militares ya han anunciado “ataques preventivos” en cualquier parte del mundo. Esto dará lugar a nuevos ataques terroristas y así a una espiral sin fin de muerte que continuará como ahora en Israel o Irak.
Contra las divisiones nacionales y religiosas de toda clase, nosotros estamos por la solidaridad de los explotados sin distinción de raza, nacionalidad o religión. Contra todos los llamamientos a la solidaridad con “nuestro” Estado, o “nuestros” líderes nacionales, estamos por la solidaridad de clase del proletariado en todos los países.
Esta solidaridad, esta unidadde todos los explotados, sólo puede forjarse en la lucha contra la explotación. No tiene nada en común con los llamamientos a la caridad, con la ilusión de que la solidaridad puede reducirse a enviar dinero o mantas a las víctimas de la guerra y el terror. Las guerras y masacres que se extienden por el mundo son producto de la decadencia terminal de la sociedad capitalista; sólo podemos oponernos a ellas , sólo podemos acabar con ellas, por medio de una lucha común por una nueva sociedad, donde la solidaridad humana sea la única ley.
Uno de los abatidos padres de los niños de Beslán dijo que la inhumanidad del secuestro le hacía pensar que esto era “el principio del fin del mundo”. El hundimiento de toda la decencia humana, de los lazos sociales más básicos, ejemplificado por la matanza de niños, muestra realmente que el mundo capitalista está llegando a su fin, de una u otra forma. Una es la forma capitalista, que lleva al exterminio de la humanidad; la otra es la forma proletaria, que lleva a la destrucción revolucionaria del capitalismo y la construcción de una sociedad comunista sin clases ni explotación, sin Estados ni fronteras nacionales, ni guerras.
CCI, 10 de Septiembre
Durante esa jornada de acción, el gobierno y los políticos empezaron a presionar a Daimler para que la dirección lograra un acuerdo cuanto antes, haciendo un gesto de buena voluntad consistente en que los directivos aceptaran una reducción de 10 %. La protesta prosiguió con 12 000 obreros en huelga el 17 de julio en Sindelfingen y manifestaciones en la región de Stuttgart nada más empezar la semana siguiente. Obreros de otras fábricas de Stuttgart, incluso los portavoces de una “Iniciativa de obreros y empleados precarios” participaron al parecer en esas manifestaciones (aunque suponemos que habrán sido, en su mayoría, delegados sindicales). Se abrieron negociaciones el jueves 24, con las “amenazas” de IG Metall de convocar a la huelga a los 160 000 empleados de Daimler si no se llegaba a un acuerdo. Se firmó éste el viernes, satisfaciéndose todas las exigencias de la dirección a cambio de la «garantía del empleo» hasta finales de 2011.
Ni que decir tiene que los medios, la patronal y los sindicatos han saludado ese acuerdo como una victoria de la razón y un modelo para salvar el empleo en Alemania. En cambio, la reacción de los obreros fue muy diferente, en la que predominaba la mayor irritación. Hubo enérgicas protestas obreras contra la firma de semejante acuerdo en nombre de los obreros por parte del sindicato y del comité de empresa, los cuales no tenían ningún mandato para hacerlo. Evidentemente, esas protestas no salieron en el telediario.
Está claro que los obreros han sufrido una derrota. Y saben perfectamente que los sindicatos han colaborado en ella. Durante el movimiento, parece que no hubo ninguna puesta en entredicho de los sindicatos. En cambio, después de esta derrota, empieza a abrirse camino la reflexión sobre el papel de los sindicatos en una bastión sindical como Daimler en donde el 90 % de los obreros están afiliados a IG Metall.
Nuestra sección en Alemania intervino en estas luchas con una hoja de la que reproducimos lo esencial bajo estas líneas.
Hoja de la CCI en Alemania
La respuesta a la crisis capitalista: la solidaridad obrera
La patronal parece haber obtenido lo que pretendía. Se han ido de vacaciones millones de asalariados con la noticia de que la mayor compañía industrial europea, en las factorías de Mercedes en Stuttgart-Sindelfingen, está realizando unos ahorros en los costes de producción que alcanzan medio millón de euros a costa de sus empleados. Quieren que nos hagamos a la idea de que, incluso donde las empresas han obtenido ganancias, los obreros no pueden hacer nada contra la amenaza del desempleo, contra la deslocalización de la producción, bajo la amenaza de despidos masivos. Durante este período de vacaciones, se nos supone resignados ante la exigencia de trabajar más por salarios más bajos. En este tiempo veraniego en que las fuerzas obreras están dispersas, durante el cual, aislados, el sentimiento de impotencia es mayor todavía, quieren hacernos creer que se ha abierto una brecha. Una brecha en medio de las filas obreras que no sólo concierne a los obreros de Daimler-Chrysler, sino a todos los esclavos asalariados.
La economía de mercado solo ofrece pauperización, inseguridad y miseria sin fin
Solo unas cuantas semanas después de que el personal de las factorías Siemens de Bocholt y Kamp-Linfort cediera al chantaje, forzándosele a aceptar una vuelta a la semana de 40 horas sin compensación salarial alguna; tras la decisión tomada en Baviera de incrementar la jornada laboral sin compensación salarial, incluido el sector público, la patronal empezó a exigir -según los casos- el incremento de la semana laboral a 40, 42, incluso 50 horas. En Karstadt, por ejemplo (en un sector comercial), se les dijo a los empleados: o trabajan 42 horas, o se suprimen 4000 empleos. Ya sea en la construcción, en Man o en Bosch, por todas partes se ha planteado la misma exigencia.
La experiencia de las semanas anteriores confirma así lo que cada vez más trabajadores empiezan a sufrir en carne propia: la economía de mercado (adobada o no con discurso «social») solo puede ofrecer pauperización, inseguridad y miseria sin fin.
El espectro de la solidaridad obrera
Además del reconocimiento amargo pero necesario de esa realidad, hay que sacar y asimilar otras lecciones de los conflictos de estas últimas semanas.
Tras las luchas en Daimler-Chrysler, la clase dominante quiere que acabemos pensando que de nada sirve resistir, que la lógica de la competición capitalista se acabará imponiendo de todas todas y que por ello es preferible someterse a la idea de que, al fin y al cabo, explotadores y explotados estarían embarcados en la misma nave, para así “mantener el empleo en Alemania”. La clase obrera, desde su punto de vista de clase, debe sacar otras conclusiones muy diferentes. Más de 60 000 obreros de Daimler-Chrysler han participado en las últimas semanas en huelgas y actos de protesta. En las manifestaciones de Sindelfingen han participado obreros de Siemens, Porsche, Bosch y Alcatel. Esos hechos muestran que los obreros han empezado a reemprender el camino de la lucha. Ante la perspectiva de agravación de los sufrimientos y de la miseria para la clase obrera del mundo entero en los años venideros, lo más importante no ha sido que, una vez más, los capitalistas se hayan organizado para imponer su voluntad. Lo que esta vez importa es que los ataques no han sido aceptados sumisa y pasivamente.
Daimler-Chrysler ha jugado conscientemente la baza de la división entre los obreros de las diferentes fábricas, amenazando con suprimir empleos en las factorías de Sidelfingen, Untertürkheim y Mannheim en provecho de la de Bremen mediante el traslado a ésta, a partir de 2007, de la producción de los nuevos modelos de clase-S. El que los asalariados de Bremen hayan participado en las manifestaciones de protesta contra las reducciones de salario, contra el aumento de la jornada laboral y la eliminación de factorías en Baden-Würtemberg ha sido, sin duda alguna, el elemento clave de las luchas. Al hacer fracasar en parte la estrategia de la patronal, los obreros, con su acción, pusieron en evidencia que la única respuesta obrera a la crisis del capitalismo empieza con la solidaridad obrera. Es esta solidaridad la que hace posible la lucha, la que le da su pleno significado.
La clase dominante quiere hacernos creer que la lucha en Mercedes no la ha impresionado ni mucho menos. Pero cuando se examinan atentamente los acontecimientos de los últimos días, se observa que la clase dominante ha estado, en realidad, muy pendiente de la expresión de resistencia de la clase obrera. Lo que más teme, en efecto, es que los explotados tomen conciencia de que la solidaridad no solo es el arma más eficaz para sus propios intereses, sino que además lleva en sí el principio de base de un orden social antagónico a la sociedad actual.
Una «acción concertada» de la clase capitalista
No fue casualidad que justo después de la vuelta a las 40 horas semanales en Siemens (región del Ruhr), se lanzase otro reto enorme y público a los trabajadores de Daimler-Chrysler. Siemens sirvió de advertencia a los obreros: en cualquier sitio donde se les amenace de cierre de fábricas, tendrán que aceptar la agravación de las condiciones de trabajo y de salario y el incremento del horario laboral. En la Mercedes de Stuttgart, no se trataba -por ahora- de cerrar la fábrica, al seguir siendo considerada eficaz y rentable. Se escogió a Daimler-Chrysler para lanzar un segundo mensaje: la agravación sin límites de la explotación se aplicará no sólo allí donde la empresa o la factoría están contra las cuerdas. Todas las empresas están concernidas. Daimler-Chrysler es precisamente el escaparate de la industria alemana: la mayor concentración de la clase obrera en Alemania, en el corazón de la región Baden-Würtemberg con sus cientos de miles de obreros industriales. El mensaje fuerte y claro de los capitalistas significa claramente lo siguiente: si la fracción más fuerte de la clase obrera, conocida por su experiencia de lucha y su combatividad, es incapaz de oponerse a semejantes medidas, tampoco lo podrá entonces ninguna otra parte de la clase obrera en Alemania.
No es una casualidad si la patronal ha unido sus fuerzas en lo que han llamado sindicatos de empleadores. Estos le permiten coordinar sus esfuerzos contra la clase obrera. Esos organismos están además integrados en el aparato de Estado. O sea, que la estrategia patronal está ligada a una estrategia global dirigida por el gobierno a escala nacional y regional, o sea, por la socialdemocracia en el poder. En esta estrategia hay una especie de división del trabajo entre el gobierno y las empresas. La mayoría de las reformas decididas por el gobierno federal y aplicadas directamente por el Estado se programaron durante la primera mitad del mandato, de modo que ha sido en estos dos últimos años cuando se han ido haciendo realidad unos ataques descomunales contra el nivel de vida de los obreros: la «reforma de la salud», la legislación «Hartz» contra el desempleo, «la modulación» de las leyes sobre la protección de los desempleados, etc. Ahora, en el período que lleva a las próximas elecciones generales, al SPD no le desagrada dejar a los patronos la iniciativa de los ataques, con la esperanza de que la población se siga identificando con el Estado, vaya a votar y no pierda totalmente confianza en la socialdemocracia.
No hay pues que dejarse entrampar en las declaraciones del SPD sobre sus simpatías con los obreros de Daimler-Chrysler. En realidad los ataques actuales proceden directamente de las “reformas” del gobierno federal. No fue una coincidencia si el envío, muy mediatizado, de un nuevo cuestionario a los desempleados (destinado a identificar y utilizar los recursos financieros propios de los parados y los de sus familias para así disminuir los subsidios) salió a la luz justo cuando se empezaban a desplegar los ataques en Daimler. La fusión de los subsidios de desempleo de larga duración con la Ayuda social mínima, así como también la mayor vigilancia y control de los desempleados, sirven apara “aliviar” el presupuesto del Estado de la carga de los más pobres entre los pobres. Pero también sirve para hacer más eficaces todos los medios posibles de chantaje contra quienes todavía tienen un empleo. Para éstos debe quedar claro que si levantan la voz, si no aceptan lo que se les exige, entonces acabarán ellos también precipitándose en la miseria.
El nerviosismo de la clase dominante ante la solidaridad obrera
Los ataques del capital no se han aceptado sin lucha. Esto quedó patente no sólo en las movilizaciones en Daimler, sino también por la manera misma con la que reaccionó la burguesía. Para los políticos, los sindicatos, el consejo sindical de fábrica, para la patronal también, se hizo pronto evidente que el conflicto en Daimler tenía que resolverse lo más rápidamente posible. La estrategia capitalista consistió, al principio, en enfrentar a los obreros de Sttutgart con los de Bremen. Se preveía una resistencia de los obreros del Sureste de Alemania, inmediatamente atacados, pero más seguros de sí. Lo que, en cambio, sorprendió fue el entusiasmo con el que participaban en el movimiento los obreros de Bremen. El espectro de la solidaridad obrera, dada por muerta y enterrada durante largo tiempo, amenazaba con volver. Frente a esto, los representantes del capitalismo empezaron a ponerse nerviosos.
Así, los portavoces de los partidos políticos representados en el parlamento -incluidos los liberales del FDP, que se considera a sí mismo como partido de los ricos- empezaron a instar a la dirección de Daimler-Chrysler a que aceptara una disminución de sus nóminas. Semejante medida, claro está, no era más que una cortina de humo. La dirección decide sobre sus salarios, ya encontraría medios para compensar esas “disminuciones”. Además, no es eso lo que va a ayudar a los obreros a pagar la educación de sus hijos o el alquiler de su casa.
¿Por qué instaron los dirigentes políticos a la dirección patronal a que hiciera esos “gestos”? Con ello tratan de propagar la ideología de la colaboración social, que podría salir malparada por un conflicto social.
Por eso mismo los políticos arreciaron con sus críticas contra la arrogancia de los patronos. El problema de la situación actual, con una patronal que asume sola los ataques mientras el Estado se disfraza de “neutral”, intentando quedar en la sombra, es cuando ese tinglado acaba siendo visible. Patronos como Schremp o Hubbert no poseen la sutileza de la socialdemocracia cuando se trata de infligir una derrota ejemplar a la clase obrera, evitando provocarla demasiado. Lo que más teme la clase dominante es que los obreros empiecen a pensar demasiado en su propia lucha y en las perspectivas de sus vidas en el capitalismo. En ese contexto, las críticas hechas por el canciller Schröder son significativas: «Mi opinión es que hay que dejar esos problemas en el seno de las empresas y hablar de ellos lo menos posible» (subrayado nuestro)
Desde que se desmoronó el estalinismo -forma de capitalismo de Estado particularmente ineficaz, rígida y ultra reglamentista- se ha repetido hasta las náuseas que para el socialismo ya no hay la menor perspectiva, que la lucha de clases y la propia clase obrera ya no existen. Pero ninguna prueba mejor que las grandes luchas de la clase obrera para demostrar al mundo que ni la clase obrera, ni la lucha de clases son trastos del pasado.
La política de división de los sindicatos y de los medios de comunicación
No queremos sobrevalorar las luchas en Daimler. No han sido suficientes para impedir que el capitalismo haya abierto una nueva “brecha” en las condiciones de vida de los obreros. Primero porque el conflicto se limitó a los obreros de Daimler. La historia demuestra que únicamente la extensión a otras fracciones de la clase obrera podrá, aunque sea temporalmente, hacer retroceder a la burguesía. Además, esta lucha no logró, en ningún momento, poner en entredicho el control sindical. IG Metall y el consejo local de fábrica se mostraron, una vez más, expertos en el arte de centrar el problema en lo que “distingue” la situación de los obreros de Mercedes de la de los demás: la rentabilidad de unos vista como su “propio” problema, las reservas en los libros de pedidos como un asunto de cada fábrica, o la mayor eficacia de los obreros de Baden-Würtemberg. Todo eso permitió atajar una solidaridad más activa, más fuerte. Los medios de “comunicación”, por su parte, echaron mano del mismo tema, insistiendo en la envidia que se les tendría a los obreros de Daimler, presentados como especialmente privilegiados. Llamaba la atención, por ejemplo, que los medios dieran cuenta, a diario, de la situación en Sindelfingen (en donde no se olvidaban de mencionar los pasos de peatones de mármol), mientras que la situación en Bremen (en donde las expresiones de solidaridad eran explícitas) se mantenía en riguroso silencio.
Mucho antes de que se hicieran públicas las exigencias de la dirección de ahorrar 500 millones € por año, el consejo de fábrica ya había propuesto una austeridad de unos 180 millones anuales. Y en cuanto la dirección aceptó la puesta en escena de la “participación en los sacrificios”, IG Metall y el consejo de fábrica dieron su “acuerdo global” a un plan que satisfacía plenamente las exigencias de la dirección, y que presentaron como una victoria para los obreros, ya que supuestamente permitía una “garantía de empleo” para todos.
Los sindicatos dividen a los obreros y defienden los intereses de las empresas en perjuicio de los explotados, pero no porque serían la encarnación de no se sabe qué espíritu maligno, sino porque forman parte del capitalismo desde hace ya muchos años y participan plenamente de la lógica de éste. Esto implica que sólo los propios obreros pueden realizar la solidaridad obrera, la extensión de las luchas. Y esto exige asambleas soberanas de masas, un modo de lucha que se abra a la participación directa de los diferentes sectores de obreros activos y de los desempleados. Y todo eso no podrá llevarse a cabo sino es fuera y en contra de los sindicatos.
Un combate que debe plantear interrogantes a la clase obrera
Estamos lejos todavía de la práctica de una lucha autónoma basada en la solidaridad activa. Sin embargo ya hoy se perciben los gérmenes de esos combates futuros. Los obreros de Daimler ya han sido plenamente conscientes de que no peleaban por sí mismos sino por los intereses de todos los obreros. También ha sido indiscutible que su lucha -a pesar de las odiosas campañas sobre los privilegios acordados en Sindelfingen- ha recibido la simpatía de la clase obrera en su conjunto, algo que no se había visto desde la huelga en Krupp Rheinhausen de 1987.
En aquel entonces, los obreros de Krupp empezaron a plantearse la cuestión de la extensión activa de la lucha hacia otros sectores y a cuestionar el control sindical. El que hoy no se hayan planteado realmente esas cuestiones deja patente el terreno que la clase obrera ha perdido en los últimos quince años, tanto en Alemania como en el mundo entero. Sin embargo, los combates de Krupp, o los de los mineros británicos, fueron la señal del fin de una etapa de huelgas obreras que se extendieron entre 1968 y 1989, a la que siguió un largo período de reflujo Las luchas actuales, al contrario, ya sean las del sector público en Francia y Austria del año pasado o ahora las de Daimler, son el principio de una nueva serie de luchas sociales importantes. Se desarrollarán éstas de una manera más difícil y lenta que en el pasado. Hoy la crisis del capitalismo es mucho más profunda, la barbarie general del sistema mucho más visible, la calamidad amenazante del desempleo mucho más omnipresente.
Hoy, mucho más que cuando la huelga de Krupp-Rheinhausen, la gran oleada de simpatía hacia los obreros en lucha que surgió en la población se debe, sobre todo, a la comprensión, que se profundiza cada día, de la gravedad de la situación. La clase dominante y sus sindicatos lo hacen todo por presentar la imposición de aumento de la jornada laboral como algo temporal para conservar empleos hasta que “vuelva la competitividad”. Pero los obreros empiezan a comprender que lo que está pasando es mucho más fundamental que todo eso, pues de lo que se trata es de que desaparezca todo lo adquirido no solo en las últimas décadas, sino en los dos siglos de luchas obreras. Lo que está ocurriendo es que la jornada laboral, como al principio del capitalismo, aumenta cada día más y eso en las condiciones de trabajo del capitalismo moderno y sus cadencias infernales. Lo que está ocurriendo, cada día más, es que la fuerza de trabajo humana, como fuente de riquezas de la sociedad que es, se está desvalorizando y acabará, a largo plazo, por no valer casi nada. Todo eso no es signo del nacimiento doloroso de un nuevo sistema, sino que es, al contrario, la expresión de un capitalismo moribundo que se ha convertido en obstáculo para el progreso de la humanidad. A largo plazo, los esfuerzos inseguros de hoy por afirmar una resistencia obrera, para que la solidaridad vuelva a ser realidad, vienen acompañados de una reflexión profunda sobre la situación. Todo esto podrá y deberá desembocar en la puesta en entredicho de este sistema bestial, con la perspectiva de un sistema superior, socialista.
Welt Revolution (sección de la CCI en Alemania) (22 julio)
Los análisis que deben realizarse y debatirse sobre la lucha de clases que eventualmente pudo haber existido en un momento determinado y que el proletariado desarrolló, deben efectuarse basados pura y exclusivamente en los hechos concretos, a los efectos de que la clase obrera mundial pueda extraer de los mismos las lecciones y las enseñanzas para los futuros combates. La posición contraria, las inexactitudes, las medias verdades y las mistificaciones no ayudan al proletariado mundial, todo lo contrario, profundizan más los errores y las limitaciones de las nuevas luchas por venir.
La actitud mencionada en el párrafo precedente es la observada en el GCI, y en los artículos que escribieron en su revista -Comunismo- nº 49,50 y 51, ya que comienzan a explayarse diciendo que: «es la primera vez en la historia de Argentina en que la violencia revolucionaria del proletariado logra derribar el gobierno..»1, y continúa relatando: «reparto de mercancías expropiadas entre los proletarios y comidas ‘populares’ surtidas con el producto de las recuperaciones (...) Enfrentamientos con la policía y con otros cuerpos de choque del estado, como las patotas mercenarias peronistas, especialmente el día de la asunción de la presidencia del gobierno de Duhalde».2 El comienzo del artículo de Comunismo es incorrecto confundiendo a la clase obrera mundial e impidiéndole extraer las necesarias lecciones de los sucesos en Argentina del año 2001. En primer lugar no fue una “violencia revolucionaria” lo que derribó al gobierno de De La Rúa, todo lo contrario, este gobierno burgués cayó como producto de los conflictos y de las luchas interburguesas. Asimismo tampoco se trató de una violencia revolucionaria, ni hubo reparto de las “mercaderías expropiadas”, ya que durante el saqueo, cada una de las personas que iban a saquear los supermercados tenía la actitud de “cada uno para sí”, y por ende no hubo reparto.
Los saqueos no fueron tal como pretende el GCI “un ataque generalizado de la propiedad privada y el estado”, más bien se trató de personas desesperadas, hambrientas, y jamás se pusieron a pensar ni tan siquiera tangencialmente en atacar a la propiedad privada, sino calmar el hambre por un par de días. Asimismo las falsificaciones de los hechos continúan cuando comentan los acontecimientos que sucedieron el día de la proclamación de Duhalde, como una lucha entre el “movimiento” del proletariado contra las patotas peronistas. Es mentira, los enfrentamientos que tuvieron lugar ese día opusieron a aparatos del estado burgués: por un lado el peronismo, y por el otro el izquierdismo del MST, PCA, y otros grupos menores trotskistas y guevaristas, pero la clase obrera estuvo ausente ese día.
Pero por un momento se puede pensar en que tal vez dichos errores se deban a un exceso de entusiasmo revolucionario, a la buena fe, pero al continuar con la lectura de dicha revista, se ve que se miente a la clase obrera mundial, alimentando la mistificación piquetera cuando se dice que: «La afirmación proletaria en Argentina no hubiese sido posible sin el desarrollo del movimiento piquetero, puntal del asociacionismo proletario durante el último lustro»3, y que «En Argentina, el desarrollo de esta fuerza de clase se muestra, en unos meses, tan potente que los proletarios que todavía tienen un trabajo se asocian a la misma (...) Durante los últimos años toda gran lucha se coordina y articula en torno a los piquetes, a las asambleas y estructuras de coordinación de los piqueteros»4 Estas afirmaciones son de nuevo una enorme mentira.
El movimiento piquetero, ya se dijo más arriba5, con las excepciones de la Patagonia y del norte de Salta, en la provincia de Buenos Aires, sigue el esquema y es el heredero de las famosas manzaneras de Chiche Duhalde. El supuesto asociacionismo que generarían los piquetes, no es más que la obligación que posee cada uno de los beneficiarios del “plan trabajar”, o de cualquiera de los subsidios para no perder dichas migajas que el estado burgués le otorga. No existe solidaridad entre sí; sino el todos contra todos: buscar y obtener un beneficio en perjuicio y a costa del hambre del otro, sin mencionar que cada uno de los participantes del piquete en el barrio debe aceptar la posición oficial del grupo, sea apéndice de un partido, “autónomo” o “independiente”.
Es por ello, que no puede livianamente calificarse como el hecho más significativo de la clase obrera al piquete, ni mucho menos, no se puede mentir descaradamente acerca de la “coordinación” de los obreros ocupados con los piquetes.
Pero el GCI considera falsamente que «el asociacionismo generalizado del proletariado en Argentina es sin dudas una afirmación incipiente de esa autonomización del proletariado.(...) La acción directa, la organización en fuerza contra la legalidad burguesa, la acción sin mediaciones e intermediarios (...)el ataque a la propiedad privada (...) son extraordinarias afirmaciones de esa tendencia del proletariado a constituirse en fuerza destructora de todo el orden establecido»6
Estas afirmaciones son sin lugar a dudas un intento abierto de estafa a la clase obrera mundial. Es en definitiva un gran servicio que el GCI presta a la burguesía. No puede estafarse a la clase obrera intentado dibujar y cambiar el sentido de los hechos, de las acciones y de las consignas. El “que se vayan todos…” no es una afirmación revolucionaria, sino más bien, es la búsqueda de un “gobierno burgués honesto”.
Cabe preguntarse a que se refiere el GCI con proletario. La respuesta a este interrogante viene dada porque para este grupo los proletarios no se definen según el papel que juegan en la producción capitalista, es decir si son los dueños de los medios de producción o si venden su fuerza de trabajo. No, para el GCI, proletario es una categoría que alcanza a los desocupados -son parte de la clase obrera en realidad-, los lúmpenes, y demás capas o estratos sociales no explotadores. Ello se puede encontrar en su publicación Comunismo nº 50.
Antes de desarrollar su posicionamiento, el GCI realiza un artero ataque a la CCI, con relación a la posición que le cupo a dicha corriente comunista con relación a los acontecimientos del 2001, acusándola de «una clara manipulación ideológica burguesa»7 . Consideramos firmemente que la posición que adoptó la CCI en los sucesos de Argentina fue la única que extrajo correctamente las enseñanzas y las lecciones de dicha revuelta popular, mientras que la GCI, adoptó una posición de carácter pequeño burguesa, no proletaria y de neto tinte anarquista.
Ello así, ya que el GCI para fundar su posición sobre las dos clases antagónicas, rechaza en primer lugar el rol que juega cada uno en la producción,... más bien acepta que toda revolución tiene ideologías burguesas, y por último crítica la supuesta idealización de la clase obrera que realiza la CCI, sin lúmpenes, sin obreros de países periféricos, sin saqueadores8.
La posición del GCI considerando al lumpen dentro de la categoría proletario, no es ni más ni menos que un intento de plantear en forma encubierta que se ha constituido un nuevo sujeto social revolucionario, ello es así ya que en todo el artículo de Comunismo nº 50 se plantean las críticas a la clase obrera ocupada, como asimismo los intentos de separar a los desocupados de su pertenencia a la clase obrera.
Es así que por más que lo nieguen o renieguen el GCI tiene en muchos aspectos posiciones similares a las adoptadas por el izquierdismo argentino, como es el caso del Partido Obrero, cuando crea por el “accionar iluminado” de su líder máximo, una sub- categoría, de obreros, los “obreros piqueteros”, análogamente el GCI, aunque utilizando un lenguaje lleno de términos revolucionarios habla de un sujeto proletario, que en sí mismo abarcaría no sólo a capas sociales no explotadoras, sino también a pequeños burgueses y burgueses arruinados.
Asimismo, y como prueba de su posicionamiento semi- anarquista y pro guerrillerista, comienza a andar una senda en la que intenta explicar en cierta medida su visión sobre ese sujeto proletario particular de la GCI, que nada tiene que ver con el Marxismo. Y, en tal sentido comienza a justificar sus posiciones con relaciones a los lúmpenes, y dice que acerca de ellos que son «los elementos más decididos a contraponerse a la propiedad privada»9, y ello así por ser los elementos más desesperados, según lo expresa la misma nota.
Que despropósito es asimilar a la rebelión interclasista argentina y las capas que intervinieron en ella con la revolución rusa de 1917, ¿qué tiene de común denominador las expresiones de Kerensky con los análisis acerca del levantamiento del 2001?. La respuesta es NADA.
Pero ello, no se debe a errores o análisis apresurados o a visiones idealistas, todo lo contrario, ello es producto pura y simplemente de su opción ideológica que se aleja de la dialéctica materialista y del materialismo histórico, y abrazan posiciones anarquistas, en una mezcla difícil de digerir, o sea utilizando términos llanos adoptan la ideología pequeña burguesa de las capas medias desesperadas y sin futuro.
Pero la pregunta a formularse es la siguiente ¿el lumpen proletariado es una capa social distinta al proletariado? Para el GCI no lo es, más bien es el sector más golpeado del proletariado. Aquí evidentemente el GCI asimila desocupados con lúmpenes, y ello no es así, y como se verá en el siguiente punto los desocupados forman parte de la clase obrera, y ello fue expresamente manifestado en la Revista Internacional Nº 14 por la CCI, la cual adoptamos tal postura y la abrazamos como propia.
Ello no implica en lo absoluto que la burguesía con la desocupación procura que dichos destacamentos obreros sin trabajo se desmoralicen producto de su aislamiento y que procuren asimismo lumpenizarlos, para que pierdan su conciencia de clase. Pero de ello a la posición sustentada por el GCI hay una gran diferencia, ya que pensar tan siquiera tangencialmente que el lumpen es el sector más desesperado del proletariado, y que dicha desesperación conlleva a “no respetar la propiedad privada”, es falso. Los lumpenes son alguien plenamente integrado a la actual sociedad capitalista, del sálvese quien pueda, cada uno por sí mismo, y de la no unidad de la clase obrera, y también su “no respeto a la propiedad privada” es la desesperación de esta capa social por no hallarse plenamente integrados a la sociedad burguesa y de no poder extraer plusvalía al proletariado.
Más arriba se hablo de la visión proguerillerista o terrorista de este grupo, y ello se da de la mano con su defensa de la pequeña burguesía, tan querido por los anarquistas que niegan la sociedad dividida en clases antagónicas, es así que dicen: «se le atribuyó a los movimientos guerrilleros el ser un producto de la pequeña burguesía, cuando en muchas ocasiones fueron intentos proletarios de lucha....Más todavía , la mayoría de los partidos “comunistas”...teorizaron que .. el terrorismo contra los propietarios privados es un producto de la impaciencia de la pequeña burguesía»10
La posición favorable de la guerrilla o del terrorismo, no es una afirmación revolucionaria como mal pretende el GCI, sino más bien una deformación de la lucha de clases. Quede claro que no rechazamos la violencia terrorista por cuestiones morales. El planteo a favor del terrorismo que efectúa la GCI es un absurdo, ya que proviene de la capas pequeñas burguesas radicalizadas que pretenden sacar del adormecimiento a la clase obrera a través del terror. La clase obrera debe rechazar el terrorismo, ya que éste está en el campo de la burguesía11.
Cabe destacar que no somos pacifistas, lucha de clases significa violencia, pero ésta y la necesidad de la violencia el proletariado las saca de sus propias experiencias , de sus luchas , de sus enfrentamientos con la clase dominante. Esta es la violencia de la clase, que por contenido, naturaleza y forma se distingue del terrorismo pequeño burgués que propugna el GCI.
Cabe afirmar que es el propio GCI que proclama en forma solapada el fin del proletariado haciéndose eco de las ideologías y teorías propagandizadas por la burguesía en la década del 90, al proclamar que dichas capas sociales sin futuro son parte del proletariado, y al negar a la clase obrera su carácter de la única clase social revolucionaria en nuestra época y la única clase que tiene una perspectiva comunista y de destrucción del sistema de explotación que impone el capitalismo.
Por ello consideramos falso y absurdo el carácter proletario y revolucionario de la revuelta del 2001, consideramos falso que el proletariado haya desafiado a la propiedad privada, consideramos falso las estructuras asociativas de la clase asumiendo problemas generales, los que conciernen a toda la comunidad, al decir del GCI, ya que ello no sucedió, estas estructuras son parte integrantes del aparato estatal, para dividir , y desunir a la clase obrera, ya que los grupos piqueteros cualquiera que fuera su estructura jamás pensó ni se planteó en destruir la propiedad privada ni propuso una perspectiva comunista.
Las posiciones de la FICCI
Capitulo aparte merece debatir las posiciones de la FICCI, este grupo a pesar de sus expresiones de ser la “ verdadera CCI”, de ser la “única continuadora del programa revolucionaria de la CCI”, demuestra cabalmente su carácter de seguidista al BIPR, y sus análisis equivocados con respecto a la Argentina, lamentablemente no poseemos en español las posiciones de la FICCI con respecto de la Argentina, pero es indudable que de la lectura de la respuesta que dicho grupo realizó a un nota efectuada en Revolución Comunista, respecto de Bolivia, da una cabal idea de las posiciones de dicha grupo..
«Plantemos la cuestión, porque es con este “análisis” que la CCI actual, contrariamente al resto de todas las fuerzas comunistas, ha rechazado la realidad de las luchas obreras en Argentina. Precisemos enseguida: no se trata para nosotros de hacer una “polémica de detalles” con la nueva CCI, sino de plantear los puntos de desacuerdo políticos lo más claramente posible para superarlos. Según el análisis que se haga sobre la “naturaleza” de clase de estos movimientos, la intervención de los revolucionarios difiere. A este nivel y con la poca información de que disponemos, no pensamos que las dos situaciones presentaran la misma dinámica ni las mismas potencialidades, desde el punto de vista de la clase obrera. Pensamos que los movimientos en Argentina fueron un movimiento de lucha obrera…»
«Limitando esta carta a la situación del proletariado, una visión esquemática puede comprender que el proletariado de los países de la periferia no tengan otra cosa que hacer más que esperar a que el proletariado de los países centrales abra la perspectiva de la revolución. Evidentemente, tal visión tiene implicaciones, consecuencias, en las orientaciones e incluso en la actitud militante hacia las lucha Ya en los años 70 en la CCI, esta incomprensión incorrecta y vulgar, mecánica, había tendido a expresarse incluso en la prensa. Hoy, pensamos que esta visión vuelve con fuerza en las posiciones de la CCI actual bajo una visión absoluta, y por tanto idealista, de la descomposición, lo que ha conducido a que “nuestra” organización adoptara una posición indiferentista, derrotista, e incluso de denuncia, de las luchas obreras argentinas (ver su prensa de ese tiempo) en 2001-2002»12.
Estas dos largas citas de la publicación de la FICCI, demuestra cabalmente los mismos errores cometidos por el BIPR, al cual aquella le hace seguidismo en forma no principista, y del GCI, los puntos de contacto es en considerar en forma absurda que la revuelta popular en la Argentina se trató de una lucha obrera, nada más falso.
Es cierto que la posición de la CCI , y de este pequeño grupo difieren con relación a l resto de las corriente comunistas, especialmente el BIPR, y la misma no se refiere como mal pretenden la FICCI de una posición derrotista, todo lo contrario, no nos cansamos en reiterar hasta el hartazgo que es necesario extraer de las luchas todas las lecciones y experiencias a fin de cometer errores o caer en impresionismo, como parece que estas fuerzas han sufrido con la experiencia piquetero. No implica decir que en Argentina 2001, 19 de diciembre no hubo lucha obrera ,ser un desertor de la lucha de clases como expresa la FICCI, esta posición es típica de pequeños burgueses desesperados en busca de ver luchas obreras cuando en realidad no las hay.
Las naciones más industrializadas se hallan en condiciones más favorables para las luchas obreras revolucionarias, ya sea por su número, concentración en comparación con las naciones periféricas. Pero las condiciones para una revolución proletaria , entendida como una ruptura con la clase dominante, serán más favorables en aquellos países donde la burguesía es más fuerte y las fuerzas productivas han alcanzado un alto grado de desarrollo, por ende la clase obrera en dichos países se halla en condiciones inmejorables para llevar a cabo la revolución proletaria.
La FICCI, solamente ha llevado a cabo un política de calumnias e injurias contra la CCI, al igual que el GCI, y dicho accionar los ha llevado a negar lo innegable a aceptar lo inaceptable, en primer lugar que la lucha en Argentina en el 2001 fue obrera, y a mistificar como órganos de la clase a los movimientos de desocupados, piquetes etc., cuando la practica concreta de la lucha de clases ha demostrado lo contrario.
Por una perspectiva revolucionaria
Previo a todo, y tal como lo expresa la CCI: «la situación de desempleo es un aspecto necesario de la condición de la clase trabajadora. Esta es una clase de trabajadores “libres” , libres de toda atadura a los medios de producción , de los cuales están separados y con los cuales, en tanto que capital los trabajadores se enfrentan»13 Continúa manifestando la nota en cuestión que el desempleo es un aspecto de la condición de la clase obrera, LOS DESOCUPADOS FORMAN PARTE DE LA CLASE OBRERA.
Así también, la clase obrera forma un todo, no hay distinciones entre los trabajadores de diferentes naciones ni entre proletarios de países avanzados o periféricos, todos ellos constituyen una sola clase, con los mismos intereses, y con los mismos enemigos: la burguesía. Es así que es deplorable las posiciones , sean de camaradas del medio político proletario como el BIPR, que establecen distinciones artificiales entre los trabajadores, otorgándole “mayor capacidad revolucionaria” a los trabajadores de la naciones subdesarrolladas, o como el Partido Obrero, y el conjunto de las fuerzas izquierdistas , sea que conformen o no el Bloque piquetero, que otorgan o conceden un rol de vanguardia a los desocupados en detrimento de los ocupados, o que crean divisiones tales como “obreros piqueteros”, “Desocupados piqueteros”, etc., frente al conjunto de la clase obrera.
El desocupado no es un sector social de la clase obrera, ya que la distinción , la única que existe, es la división de clases, conforme el rol que ocupa cada clase social en la producción.
La desocupación, juega un papel fundamental de desmoralización, de pérdida de conciencia de clase debido al aislamiento que sufre el trabajador que ha perdido su empleo, y es por ello que la burguesía utiliza dicha factor para obtener objetivos contrarrevolucionarios, y ello lo puede realizar por múltiples medios, uno de ellos es utilizar el sistema paternalista y clientelista de las diversas organizaciones piqueteras, por más que ellas utilicen un lenguaje “revolucionario”, su objetivo al igual que le objetivo de la burguesía, es dividir, dispersar la unidad de la clase obrera, creando divisiones artificiales, fomentando la lumpenización, etc..
Pero si bien es imprescindible la incorporación de los desocupados en la lucha de clases, es importante evitar fenómenos de división que pudieran existir entre los trabajadores, ,sean que estén dentro o fuera de la producción. Es así, que como lo expresa la nota antes citada que: «el capital ,con todos sus partidos y órganos sindicales, hábilmente asistidos por los izquierdistas , busca medios para encuadrarlos creando instituciones especiales que los encierren en una clase particular de desclasados». En Argentina la burguesía asistida por los partidos del capital, trotskistas, estalinistas, guevaristas, maoistas, etc., han creado aparatos en donde encuadrar a los trabajadores desocupados, mediante una disciplina militar, y extorsionados por $150 y 5kg de mercaderías, o pasar hambre y frío, es así, que la burguesía logra su objetivo de crear una casta de parias y evitar la necesaria unidad de la clase obrera.
Las corrientes piqueteras que en su conjunto manejan alrededor de 200.000 trabajadores desempleados, si bien no son sindicatos en el término exacto de la palabra, tiene aspectos de sindicatos -pago cuota, adhesión ciega a la corriente que gestionó el plan, o le hace entrega de la bolsa de mercaderías etc., y fundamentalmente su carácter permanente. No importa que sean manejados por partidos izquierdistas o por la CTA en el caso del FTV, es así que de las primitivas luchas de los desocupados allá por 1996 1997 en la Patagonia en donde los desocupados se organizaron a través de comités , asambleas, etc., los partidos izquierdistas han logrado infiltrarse, como órganos del capital y han esterilizado la lucha de los trabajadores ocupados y desocupados.
Pero algún censor puede decir: ¿ no pueden estas corrientes por acción de las bases regenerarse?,¿ deben los desocupados abandonar la lucha? La respuesta a estas preguntas es simplemente NO.
Las organizaciones piqueteras, sean apéndices de un partido de izquierda, “independientes” , o brazo de una central obrera, como es el caso de la CTA con el FTV que lidera el oficialista D´Elia, son irrecuperables, son aparatos de la burguesía, con el objetivo de dividir y dispersar las luchas, y esterilizarlas hasta transformar a los desocupados como parte integrante del paisaje urbano, sin perspectiva revolucionaria, y aislados de su clase.
Asimismo, no se plantea que los trabajadores desocupados deban abandonar la lucha, todo lo contrario deben redoblarla, pero es necesario dejar constancia que los trabajadores desempleados deben luchar codo a codo con los ocupados contra este sistema, pero para ello es necesario romper con el aislamiento, no solo con respecto a los ocupados sino entre los desocupados entre sí, que hábilmente la burguesía a través de los partidos izquierdistas y corrientes piqueteras han establecido entre las mismas agrupaciones o con agrupaciones distintas, ya que han introducido la división entre los desempleados generando el pensamiento que el vecino o el compañero de barrio desocupado es un potencial adversario y enemigo que puede quitarle el subsidio y los alimentos.
Es necesario que los desocupados rompan el aislamiento que el capital le ha impuesto, cohesionándose con el conjunto de la clase, la cual ellos son parte, pero es necesario producir una gran transformación en la manera de organizarse, no a través de órganos permanentes, sino siguiendo los ejemplos de los trabajadores de la Patagonia en 1997, o del norte de Salta, en donde se dio la unidad entre la clase y los organismos de lucha fueron los comités , las asambleas generales con mandato revocable, pero estas luchas lamentablemente se dio lo que se dijo más arriba, fueron encuadrados por los partidos izquierdistas.
Pero igualmente, estas experiencias de lucha son válidas, ya que el desocupado debe luchar contra los subsidios miserables que les dan, contra el aumento de la tarifas públicas ,etc., que es en cierta manera la misma lucha que lleva a cabo los ocupados por el salario, deben participar como apoyo en las luchas de clases y transformar su luchas como parte integrante de un lucha general contra el capital.
Si bien, la desocupación , les quita un arma que es la huelga, eso no implica que o pueda desarrollar otros medios de lucha, tal vez el censor nos plantee, si es cierto, pero esos medios de lucha, como ocupación de edificios públicos, marchas etc. se desarrollan y llevan a cabo a través de las organizaciones piqueteras. La respuesta es si eso ocurre, pero estas demostraciones, marchas tiene por objetivo agotar las energías de los trabajadores, con luchas de carácter testimonial para “sensibilizar” a la burguesía, o para ofrecerles mano de obra barata y casi esclava a los capitalistas.
Las luchas o planes de luchas que llevan a cabo las organizaciones piqueteras se limitan solamente a cronogramas preestablecidos decididos en las oficinas de las más diversas fracciones de la burguesía, y fuera del terreno propio de la clase obrera.
Los trabajadores para luchar se agrupan, los desocupados tienen un arma importante para ello, y es el tiempo, esta ventaja debe ser aprovechada al máximo, sea para politizarse, sea para discutir , debiendo constituir núcleos, comités o el nombre que se le otorgue que no tendrá carácter permanente como un sindicato, y su forma obedece a las asambleas generales de los trabajadores ocupados, pero evidentemente ello estará bajo la amenaza sindical o de los izquierdistas.
Es así que las corrientes piqueteras han creado el término piquetero para establecer no solo una diferenciación con los ocupados, sino también con los desocupados que no se hallan encuadrados en sus organizaciones. Las corrientes de desempleados a establecer categorías sociales o nuevos sujetos sociales como obrero piquetero desocupado piquetero, intenta dividir y excluir a millones de trabajadores ocupados y desocupados, siendo esta situación beneficiosa a la clase dominante.
El agrupamiento de los trabajadores desocupados en comités en sus barrios, zonas de vivienda, etc., utilizando la metodología de las asambleas generales de fabricas y las constitución de comités o consejos centralizados, no existen hoy. Pero ello no impide a los revolucionarios estar atentos a que cuando los mismos surjan se integren en la lucha de clases, rompiendo las trampas que a cada paso impone el capital.
Los piqueteros , al igual que en un momento dado los zapatistas fueron y son herramientas al servicio del capital, la “moda” de los pasamontañas, los neumáticos ardiendo en el medio de una autopista, es solamente un “marketing” del capitalismo, para decir a la clase en su conjunto dos cosas, que existe millones de desocupados prestos a ocupar por menores salarios el puesto de trabajo del obrero ocupado, y así paralizar el desarrollo de la lucha de clases.
Es así la necesidad de los trabajadores desocupados de romper la trampa de la burguesía, y ello se lograra rompiendo las organizaciones piqueteras abandonándolas, ya que estas al igual que los sindicatos y los partidos de izquierda son parte integrante del capital.
Los trabajadores ocupados y desocupados en su conjunto deben tender a la unida de la clase, ya que ambos sectores pertenecen a la misma clase social: OBRERA, y que ninguna solución provendrá en este sistema, ya que el mismo se halla en bancarrota, que solamente la revolución proletaria que destruya este sistema podrá acabar con la miseria, el hambre, la marginación. Esta es la tarea.
Buenos Aires junio 16 de 2004.-
1 Comunismo Nº 49, pág. 6
2 ídem anterior
3 Comunismo Nº 49 , pág12
4 ídem anterior
5 se refiere a la parte del trabajo que publicamos en nuestro número anterior de Acción Proletaria
6 Comunismo Nº 49, pág.18
7 Comunismo Nº 50, pag.2. La posición de la CCI sobre los acontecimientos de Argentina se puede ver en la Revista Internacional nº 109
8 Comunismo 50 , pag.3
9 Comunismo Nº 50, pág 9
10 Comunismo Nº 50, pág 12
11 [Nota de la CCI]: Aconsejamos la lectura de los artículos sobre el terror, el terrorismo y la violencia de clase de la REVISTA INTERNACIONAL 14 y 15 que muestran cómo el primero pertenece sin paliativos a la burguesía, el segundo es compartido por esta clase con la pequeña burguesía, mientras que la tercera se opone frontalmente tanto al terror como al terrorismo
12 Boletín Comunista Nº 22, FICCI
13 Revista Internacional Nº 14.Desempleo y Lucha de clases
Varios asistentes expresaron su agradable sorpresa por la discusión viva y animada, con participación activa de los presentes, que tuvo lugar. Lo veían en los antípodas de las reuniones de grupos de izquierda o extrema izquierda del capital, adonde un orador (o varios turnándose) sueltan discursos interminables que cansan a la gente que acaba yéndose a su casa desmoralizada. En contra de todo eso, se demostró palpablemente que la Reunión Pública de la CCI es un lugar donde se puede discutir, se pueden contraponer argumentos, todo ello en vistas a la clarificación, la claridad es un arma de la clase obrera, del fuego del debate nace la luz de la claridad.
La decadencia del capitalismo amenaza la supervivencia de la humanidad
La presentación planteó: ¿cómo explicar dos guerras mundiales, interminables guerras regionales y las guerras caóticas actuales acompañadas de un terrorismo ciego y bárbaro? ¿Cómo explicar la degradación imparable de las condiciones de vida de todos los trabajadores del mundo incluidos los “privilegiados” de Alemania, Francia, USA etc.? ¿Cómo explicar el hambre galopante en el mundo, las epidemias y las enfermedades más espantosas? ¿Cómo explicar la creciente dislocación de las relaciones sociales que lleva consigo la inseguridad, la degradación moral, las drogas, el irracionalismo, la más abyecta barbarie? ¿Cómo explicar la amenaza cada vez mayor de enormes catástrofes ecológicas?
La burguesía, en todas sus variantes nos ofrece toda clase de falsas explicaciones: habría una crisis de reestructuración del capitalismo, un capitalismo “reformado” con una intervención del Estado para corregir sus tendencias más negativas haría que otro mundo sería posible etc.
Frente a ello, la explicación de la CCI es que el capitalismo es un sistema social decadente que desde la primera guerra mundial se ha convertido en una traba para el desarrollo de la humanidad y que la continuación de su supervivencia conlleva la amenaza de destrucción del género humano. Como dijo la Internacional Comunista en su primer congreso (marzo1919): «el período actual es el de la descomposición y el hundimiento de todo el sistema capitalista mundial y será el del hundimiento de la civilización europea en general si no se destruye el capitalismo con sus contradicciones insolubles».1
La clase obrera es la única clase social que puede destruir el capitalismo
Esta presentación que se ciñó a 20 minutos para dar el mayor tiempo posible a la discusión no fue puesta en cuestión abiertamente por ninguno de los presentes. La discusión se centró en 2 cuestiones:
•¿Quién puede destruir el capitalismo?
•¿Qué son verdaderamente la revolución proletaria y el comunismo?
De forma general, los asistentes estaban de acuerdo en que el proletariado es la clase revolucionaria que tiene en sus manos la lucha por la destrucción del capitalismo. Sin embargo, se plantearon algunas dudas que la propia discusión clarificó:
•¿No sería el proletariado actual completamente diferente del proletariado de finales del siglo XIX y principios del XX y por tanto no tendría ni la posibilidad ni la necesidad -dado su supuesto mayor acomodamiento en la sociedad - de destruir el capitalismo?
•¿Al haberse cerrado tantas fábricas, al caer en el desempleo muchos obreros, no habría perdido el proletariado sus armas clásicas de lucha entre ellas la huelga?
Aunque no podemos extendernos demasiado en las respuestas que la propia reunión dio a estas cuestiones, quedó claro que el proletariado seguía siendo el productor colectivo de las principales riquezas de la sociedad capitalista, que esta no podía existir sin la explotación del proletariado, y que este tenía como principales armas su unidad, su conciencia y su capacidad para organizarse masivamente, al servicio de las cuales se supeditaba el arma de la huelga2.
El comunismo nada tiene que ver con el capitalismo de Estado de la antigua URSS, Cuba, China etc.
Dos asistentes defendieron como “análisis marxista” el supuesto carácter “socialista” o “como paso al socialismo” de regímenes como los de la antigua URSS, Corea del Norte, Cuba etc. Dijeron que allí había habido “revoluciones socialistas”. Otros asistentes les respondieron de forma contundente:
• El “socialismo en un solo país” es una traición al proletariado. Su revolución será mundial o no será. El comunismo solo podrá empezar a construirse a partir de la destrucción del capitalismo en todos los países.
• En Rusia, China, Cuba, Corea del Norte etc., lo que reina es una forma particular del capitalismo de Estado, tendencia general que domina todo el capitalismo mundial y que se impone bajo diversas formas en todos los países: en USA por ejemplo el capitalismo de Estado toma la forma “liberal” de una combinación entre la burguesía privada clásica y la intervención muy fuerte del Estado en todos los campos de vida económica, social, militar etc.
• La única revolución proletaria que ha existido en el siglo XX es la revolución rusa y la oleada revolucionaria que le siguió y que llegó hasta la Argentina (la Semana Trágica). Fue la derrota del proletariado en los demás países –principalmente en Alemania- lo que llevó al bastión proletario en Rusia a un trágico aislamiento y a una degeneración que desembocó en la contrarrevolución estalinista.
• Esta contrarrevolución se hizo en nombre del “comunismo”, de la “dictadura del proletariado” y del partido bolchevique que había estado en la vanguardia de la revolución. La mentira del “comunismo” en Rusia ha hecho mucho daño a las generaciones proletarias posteriores que han caído en una desconfianza en sus propias fuerzas y en una duda sobre su perspectiva comunista.
La reunión tuvo que acabar por limitaciones de tiempo y varios asistentes manifestaron la necesidad de proseguir el debate. En particular, uno de ellos propuso discutir qué es la dictadura del proletariado y cómo luchar hoy por ella. Se convino igualmente en que una síntesis de la reunión se publicaría en Internet para poder continuar la discusión por este medio.
Corriente Comunista Internacional
La situación en Irak constituye una especie de concentrado trágico de la profundización del caos, la barbarie y las matanzas que se extienden cada día más en la etapa actual de descomposición del capitalismo. Al terror y los bombardeos indiscriminados, las “razzias” y las torturas, obra de las tropas de una Coalición internacional que dice actuar en nombre de la “salvaguarda de la civilización y la democracia”, se suma la acción de un sinfín de bandas y facciones que con motivaciones no menos reaccionarias (el fanatismo religioso, el panarabismo y la xenofobia) o puramente gangsteriles (extorsiones, control del mercado negro,...), rivalizan en crueldad y sadismo con los invasores: los coches bomba criminalmente calculados para causar el mayor número de víctimas tratando así de intimidar a la población, la captura de rehenes y su decapitación “filmada” para ser difundida a través de Internet, las represalias contra trabajadores emigrantes (como hemos visto recientemente con camioneros turcos o empleados nepalíes) para presionar a las empresas que colaboran en la “ocupación” para que se marchen del país, etc. El fracaso de la intervención norteamericana en Irak ha dibujado un escenario verdaderamente infernal en el que las distintas hordas de la clase explotadora se pelean todas contra todas, sin que ninguna de ellas consiga imponerse, y condenando a la población a sobrevivir aterrorizados por una penuria creciente, por el temor a ser objetivo de un bombardeo o un coche-bomba, de que cualesquiera de las criminales fracciones en conflicto lancen una expedición de castigo, auténticos “progroms”, en el barrio donde vives porque consideren que tal zona es “leal” a cualquier otra fracción (lo que hemos visto hacer a los norteamericanos en Nayaf o Faluya, y es también la práctica habitual de los kurdos en Mosul, de los suníes contra peregrinaciones religiosas de los chiítas, etc),...
Lo que sucede en Irak no es un “accidente” de la historia, un “tropezón” en un mundo encaminado hacia la paz. Todo lo contrario. Como señalamos en el artículo “15 años después del hundimiento del bloque del Este: una era de guerra y caos” del anterior número de Acción Proletaria: “La dinámica de la guerra de Irak no es más que el ejemplo dramático y bárbaro de lo que espera a toda la humanidad, si la clase obrera deja al capitalismo realizar su única perspectiva”. Para los revolucionarios, para la clase obrera en su conjunto, es vital comprender esta cuestión: el futuro que puede depararnos la pervivencia del capitalismo es la proliferación de caos y matanzas, de un desgarramiento social en el que la población y los propios trabajadores se ven arrastrados en confrontaciones irracionales sin ninguna perspectiva más que la de ahondar aún más la miseria y el terror. Ese futuro empieza a ser ya hoy realidad en cada vez más zonas del planeta (Afganistán, Chechenia y otras exrepúblicas soviéticas, en una gran parte de Africa pero también -aunque en un grado aún menor- en zonas de los Balcanes y de América Latina,...) y corresponde a la agonía de un sistema social que morirá matando al género humano y al planeta entero, si la clase revolucionaria, el proletariado mundial, no es capaz de oponer a esta criminal perspectiva, su propia alternativa. Por ello supone una criminal mistificación identificar, como hace el grupo “Uníos Hermanos Proletarios”1 a través de su publicación “Arde”, el caos, el terror y la barbarie creciente que se vive en Irak con la lucha de clases del proletariado, llegando incluso, como veremos más adelante, a ponerlo como ejemplo que deberían seguir los aletargados trabajadores de las grandes concentraciones industriales. Con ello, quiéralo o no, está contribuyendo a propagar los efectos de la descomposición capitalista al corazón mismo de la clase llamada históricamente a acabar con ella.
De cómo el culto a la violencia lleva a ver todo lo violento como revolucionario
Dejemos de lado el peregrino método de análisis que lleva a estos señores a justificar la existencia de una hipotética lucha de clases en el proletariado irakí basándose en la cantidad de tropas militares desplegadas en la zona2. Dejemos también de lado el fantasioso escenario de «un Estado capitalista mundial (...) que prefiguran todas las fuerzas capitalistas en Irak» (“Arde” nº 6: “Sobre la lucha de clases en Irak”) para atacar al proletariado, como si la situación de Irak no fuera en realidad la expresión de una exacerbación de la indisciplina de cualquier ridícula fracción burguesa que ni siquiera puede aspirar a formar su propio Estado respecto a potencias burguesas más poderosas, de la multiplicación de conflictos en el seno mismo de los explotadores, en los que los trabajadores y la población representan simplemente la carne de cañon,... Dejemos todo eso para otra ocasión y centrémonos ahora en lo que consideramos más peligroso de la posición de UHP, a saber: ¿dónde ven ellos esa “supuesta” lucha del proletariado?. Las pruebas tangibles, de lo que estos señores presentan como lucha de clases son, sencillamente, aterradoras:
«Destrucción de símbolos, quema y saqueo de edificios públicos, de industrias, de bancos, asaltos a sedes del partido Baaz, linchamiento y ajusticiamiento de conocidos dirigentes del partido, asalto a mansiones burguesas,...la rabia del proletariado contenida a golpe de fusil bajo el régimen de Saddam salía a chorros por todo Irak... Luego llegaron los saqueos, desde las mer-cancías de primera necesidad a lujosas mercancías de los ministerios y patrimonios históricos. A pesar de los llamados de toda clase de dirigentes a la calma y a devolver las mercancías, la gran mayoría decidía continuar la fiesta. Tras una semana en las que la ruptura con las relaciones capitalistas por parte del proletariado era clara, la coalición decide que es momento de intervenir,... para reconstruir el Estado capitalista en Irak» (“Arde” nº 6: ídem).
El pillaje, la venganza (por supuesto justificada y jaleada desde los propios medios de comunicación de las potencias democráticas), la aniquilación de fuerzas productivas (desde edificios a oleoductos) resultado del trabajo de millones de trabajadores de generaciones pasadas y presentes, el expolio y la destrucción de patrimonios de la historia de la humanidad (imaginamos que se referirán por ejemplo al Museo con los tesoros babilónicos),... todo eso presentado como “fiesta” (¡que macabro!) como culmen del proyecto proletario, como “ruptura con las relaciones capitalistas”, “desaparición del Estado capitalista”...¡Indignante!
Nada, absolutamente nada, de eso tiene que ver con el proyecto revolucionario del proletariado. A lo que aspira el proletariado es a poner a disposición del conjunto de la sociedad los bienes resultado del trabajo humano. Y eso no tiene nada que ver con el pillaje: el robo no es una alternativa a la propiedad privada, sino un simple “cambio de manos” de dicha propiedad 3. El proyecto del proletariado no es arrasar las fuerzas productivas que hoy están aprisionadas por las leyes capitalistas, sino liberarlas de esas leyes para que el fruto, insistimos, del trabajo de generaciones pasadas y presentes de trabajadores pueda ser disfrutado por la humanidad liberada. El futuro comunista por el que históricamente lucha la clase obrera no significa en absoluto retrotraer a la humanidad en la historia, sino hacerla avanzar (de hecho pasar de la prehistoria a la verdadera historia del género humano liberado como decían Marx y Engels), por lo que tiene todo el interés en conservar precisamente los signos de esa evolución de la especie, etc, etc.
Lo que plantea en cambio el mencionado artículo de UHP como “expresiones de la lucha de clases”, es la propia lógica reaccionaria del terror estéril de la descomposición capitalista que lleva a la aniquilación del planeta y del género humano para preservar su sistema de explotación que hace un siglo que ha dejado de tener sentido para la humanidad. En el caso de UHP, como en el de tantos otros grupos que propugnan la violencia desesperada, el terror, la revuelta estéril como única alternativa al capitalismo, se ve el reflejo, invertido desde luego, pero al fin y al cabo simétrico, de ese mismo “razonamiento”: “antes de que lo aproveche el capitalismo lo quemamos nosotros”4:
«Los sabotajes e incendios contra oleoductos y pozos petrolíferos que se producen de forma alarmante por todos lados,(...) están echando al traste el negocio más importante de la burguesía en suelo iraquí (...) La generalización masiva de los sabotajes a los medios de producción, tal y como pasa en Irak ponen en peligro el funcionamiento del entramado de este sistema de mierda» (“Arde” nº6, ídem). ¡Otra indignante estupidez! Si UHP considera la destrucción de fuerzas productivas, (que mientras perviva el capitalismo serán siempre fuente de negocios para tal o cual capital y “entramados de este sistema de mierda”) atentados al orden capitalista, ¿qué piensan entonces de las destrucciones masivas ocasionadas por ejemplo por las guerras imperialistas mundiales? ¿se sienten acaso fascinados por los “números 1” en arrasamientos de fábricas, ciudades, edificios como Stalin, Hitler, Churchill, Roosvelt? ¿O es que les indigna es que no sea el proletariado y sí la clase explotadora quién ejecute los más brutales atentados contra los recursos materiales, humanos o históricos de la humanidad?
Ciegos de fascinación por el caos, el horror y la barbarie, los señores de UHP, que se llenan de boca de proclamas aparentemente “internacionalistas” en las que llaman a no tomar partido por ninguna de las fracciones burguesas, caen en la misma lógica inhumana de las pugnas entre explotadores: tomar a la población como rehén de las peleas entre diferentes gánsteres. Así por ejemplo cuando “enriquecen” el cuadro de expresiones de “lucha de clases” mencionan:
«El 26 de Junio de 2003 en Al-Amarah (...) se ajusticiaron unos cuantos policías y los soldados ingleses que no lograron escapar» (Arde, idem) ¿Tiene esto algo que ver con la lucha de clases internacionalista en, por ejemplo, la 1ª Guerra Mundial, cuando los revolucionarios llamaban a la fraternización de los obreros vestidos en uniforme y a dirigir sus fusiles contra los oficiales de uno y otro bando?
Otra más: «El 7 de Agosto, milicos estadounidenses disuelven un grupo de manifestantes que protestaban contra la embajada de Jordania en Irak. Horas después revienta una bomba contra dicha embajada (...) Lógicamente a la camarilla burguesa de Irak no le molestaba tanto como al proletariado, la labor de adiestramiento que tenía encomendada Jordania a numerosos cuerpos de represión precisamente para actuar en Irak». Y los trabajadores de dicha embajada ¿deben ser ajusticiados por complicidad con el papel imperialista de su país? ¿es también lucha de clases degollar trabajadores nepalíes que ven en los trabajos en Irak la única forma de escapar a la miseria? ¿Y qué decir de los trabajadores que reventaron el 19 de Agosto del 2004 en la explosión de un camión bomba en la sede de la ONU? A juicio de UHP que también reivindica tal atentado como expresión de la lucha de clases: «A pesar de todo el camuflaje pacifista y conciliador, la ONU es tomada claramente como objetivo».(“Arde” nº 6. Idem). El objetivo es la ONU, las víctimas los trabajadores. La misma lógica que la de cualquier matón capitalista.
La revolución proletaria sólo será posible si la clase obrera supera los efectos de la descomposición capitalista, no si se deja arrastrar por ellos
Pero UHP no se conforma con hacer pasar como expresiones de la lucha de clases, lo que son en realidad manifestaciones del pudrimiento de la sociedad capitalista. Es que además llega al extremo de presentarlos casi como el paradigma de la lucha proletaria, como el ejemplo a seguir por los proletarios de los países más avanzados. Su defensa de la “lucha de clases en Irak” le lleva precisamente a “culpabilizar” a los trabajadores de las principales metrópolis que con “su pasividad” han permitido la guerra, la presencia de las tropas de la coalición y las atrocidades que sufre la población en Irak. Por ello señala que la responsabilidad del proletariado de las principales concentraciones industriales es «luchar por la derrota de ‘nuestro’ campo imperialista, de ‘nuestro’ ejército, de ‘nuestro’ Estado, significa simple y llanamente traer la guerra a casa, la guerra de clases entre explotadores y explotados,...»
Otra vez aquí, con un envoltorio aparentemente muy radical e internacionalista, se nos cuela mercancía fraudulenta. Amén de fraseología rimbombante y confusa 5, y de auténticas perogrulladas (mientras el proletariado no lleve a cabo la destrucción del capitalismo se le podrá “culpabilizar” de todas las atrocidades causadas por este sistema), lo peligroso es precisamente el llamamiento a que el “proletariado de los países más importantes, traiga la guerra de clases a casa” Conociendo lo que entiende UHP por “guerra de clases”la clase obrera debe rechazar tajantemente ese llamamiento porque equivale precisamente a hacer suyos métodos de lucha y objetivos que le son radicalmente ajenos, que significan su disolución en una masa interclasista, que implica abandonar cualquier confianza en poder levantar una sociedad verdadera humana y dejarse arrastrar en cambio a la revuelta desesperada, la venganza contra otros sectores de trabajadores considerados los “chivos expiatorios” de todos los males que aquejan a la población. Si las principales concentraciones obreras se dejan arrastrar al terreno del pillaje, el “progrom”, el degollamiento de otros obreros de otras nacionalidades, si crecen en su seno las ideologías más irracionales, si sirve de carne de cañón en la pelea entre fracciones burguesas por ridículas que sean,... entonces el proyecto proletario, la esperanza de supervivencia del género humano, la posibilidad de liberar a la humanidad del futuro de terror y barbarie, se habrán disipado definitivamente. El capitalismo habrá ejecutado entonces, aunque ya no tenga mundo sobre el que reinar, su sentencia definitiva de muerte sobre la vida en el planeta.
Si denunciamos la identificación criminal que hace UHP del terror y la lucha de clases no es por ningun tipo de complejo pacifista o por una especie de pudor virginal ante la violencia. Los revolucionarios hemos defendido siempre la violencia de clase del proletariado como algo consustancial a la lucha de clases. Pero como hemos mostramos en el artículo del anterior número de AP (“Terror, terrorismo y violencia de clase”) inspirado en sendos artículos que con el mismo nombre publicamos en la Revista Internacional nº 14 y 15, la violencia de clase del proletariado es radicalmente diferente en medios, organización y fines al terror de la clase explotadora. Si el proletariado pierde el terreno de clase de su violencia y se deja arrastrar a los métodos característicos de otras clases sociales estará en camino también de perder la autonomía de clase de sus objetivos.
Acción Proletaria (12 de Septiembre).
1.- En Internet: «www.crimental.org [35]”
2.- «Tras la victoria militar de las tropas de EEUU e Inglaterra, sobre las tropas de Saddam, Irak se convirtió en un nido de milicos (sic) de España, Polonia, Ucrania, Rumania (...) Y sin olvidarnos de la enorme cantidad de mercenarios armados (...) Todos ellos se agrupaban bajo la bandera de EEUU, dejando en un segundo plano cualquier diferencia, para enfrentarse como un solo bloque, a... ¿a quién? ¿porqué tal monstruosidad de coalición de tropas cuando precisamente se ha acabado la guerra? Si el grueso del ejército iraquí ha caído ¿qué peligro amenaza? Las versiones burguesas son múltiples, unas han perdido fuerza, otras han conseguido imponerse ante la patética opinión pública; que si los residuos de Saddam, que si la famosa en increíble al-Queda, o en “Triángulo sunita”, que si los chiitas,... Todo para ocultar la realidad, para borrar la evidencia total que la guerra es contra el proletariado, contra sus intereses, su proyecto y su lucha» (“Arde” nº 6: “Sobre la lucha de clases en Irak”). Si el contingente militar desplegado fuese indicativo del nivel de la amenaza proletaria, el desembarco de Normandía en 1944, debió coincidir con una insurgencia generalizada del proletariado europeo. La historia muestra precisamente todo lo contrario: el desarrollo de la lucha de clases es el único freno a la pelea de fracciones burguesas. Lo que no sucede desde luego en Irak, excepto que se consideren únicamente fracciones burguesas a las tropas de la coalición y proletarias o semiproletarias a las milicias chiítas,sunitas, kurdas,...lo que se desdice en las propias páginas de esta publicación.
3.- Como tampoco el pillaje supone una alteración del mundo de la mercancía, cuando se sabe por ejemplo que gran parte de los bienes “expoliados” han sido vendidos a precio de mercado (negro) a la población. Ver a este respecto la denuncia que hacen los compañeros del NCI argentino en el artículo que publicamos en este mismo número de AP, sobre la interpretación fradulenta que hizo el GCI de la oleada de saqueos en Argentina.
4,.- Ese ha sido siempre el punto de partida de las revueltas de sectores sin ningún porvenir histórico en su resistencia al capitalismo; lo que desde luego no es el caso del proletariado. Ver en este sentido los artículos de las Revistas Internacionales nº 14 y 15 sobre “Terror, terrorismo y violencia de clase”.
5.- En su esperpéntico análisis, UHP “demuestra” la existencia de una lucha de clases en euqe “todas las fracciones burguesas se han visto atacadas”
2.- Como señalamos en el mencionado artículo sobre el significado histórico de los atentados del 11-M: «Hemos dicho que el atentado de Atocha, al igual que el ataque contra las Torres Gemelas, ha sido un acto de guerra. Pero ¿de qué guerra? En el primer período de la decadencia del capitalismo, las guerras imperialistas aparecían claramente: las grandes carnicerías imperialistas de 1914 y 1939 enfrentaron a Estados de grandes potencias, con todo su arsenal nacional, militar, diplomático, ideológico. En el período de los bloques imperialistas (1945-1989) los bloques rivales se enfrentaban por peones interpuestos, y ya era más difícil entonces identificar a los verdaderos comandatarios de unas guerras que a menudo se presentaban como ‘movimientos de liberación nacional’. Con la entrada del capitalismo en su fase de descomposición, hemos identificado varias tendencias que hoy aparecen enredadas en los atentados terroristas:
‘- el aumento del terrorismo, de las capturas de rehenes como medio de guerra entre Estados, en detrimento de las “leyes” que el capitalismo se había dado en el pasado para ‘reglamentar’ los conflictos entre las fracciones de la clase dirigente;
‘- el aumento del nihilismo, del suicidio de los jóvenes, de la desesperanza, (...), del odio y de la xenofobia (...);
‘- la profusión de sectas, el resurgir del espíritu religioso (...) el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente,...’
Estas tesis (se refiere al texto “La descomposición: fase última de la decadencia del capitalismo” que publi-camos en la Revista Internacional nº62) fueron publicadas en 1990 cuando la utilización de los atentados se debía sobre todo a países del tercer o cuarto orden: el terrorismo era, por decirlo así, “la bomba atómica de los pobres”. Casi 15 años más tarde, veíamos en el terrorismo llamado ‘islamista’ la aparición de un fenómeno nuevo: la disgregación de los propios Estados, la aparición de “señores de la guerra” que utilizaban a jóvenes kamikazes, cuya única perspectiva en la vida es la muerte».
La propaganda interesada de la clase explotadora pretende hacernos creer que esta proliferación del terror y de las matanzas es obra de unos actores “particulares” (los “fanáticos” religiosos, los “violentos”,...) que atentarían contra la paz mundial y contra la “civilización”,etc. La realidad es muy otra: es la propia “civilización” capitalista la que conduce al género humano a la destrucción y la barbarie. Los “terroristas” no hacen más que imitar los métodos de terror y destrucciones masivas que sus hermanos mayores, las grandes democracias del mundo, llevan décadas aplicando.
Por otro lado la profusión de todo tipo de grupúsculos cuyas acciones pueden condicionar incluso la política de poderosos Estados, expresa esa creciente tendencia a una disgregación general de la sociedad en bandas armadas, un fenómeno que se aprecia nítidamente en Afganistán o Irak, reflejando sin embargo en realidad lo que acontece a escala planetaria, donde asistimos también a una acentuación de la pelea de todos contra todos, en la que los Estados Unidos tratan de mantener su supremacía mundial y frenar cualquier posible avance de otras potencias que tratan de desafiarlo (Alemania, Francia,...) aunque sea multiplicando las guerras y los conflictos en todo el orbe. Por su parte, los “aspirantes” a desafiar tal hegemonía, tratan de sabotear en la medida de lo posible esa supremacía absoluta del antaño “aliado”.
3.- Por ello resulta aún más repugnante si cabe el cinismo de los líderes de las grandes democracias - con su “espanto” ante los atentados terroristas o su “solidaridad” con las víctimas -, cuando en realidad el sistema capitalista que ellos gobiernan es el responsable último de tales atrocidades, cuando ellos mismos no vacilan en emplear la guerra, el terror y la barbarie en defensa de sus intereses imperialistas. Esa criminal hipocresía de la clase dominante, representa además un peligrosísimo veneno contra la lucha y la conciencia del proletariado, la única clase capaz de derribar este orden de explotación y guerra, por cuanto impulsa a los trabajadores a defender precisamente el Estado capitalista, y a hacerles creer que tomando partido por una u otra banda de la clase dominante puede solucionarse la grave crisis terminal de este sistema. En el artículo citado de la Revista Internacional nº 117, ya denunciamos: «La burguesía española no ha sido directamente responsable de los atentados de Atocha. En cambio sí que se ha echado sobre los cadáveres de los proletarios cual banda de zopilotes. Incluso en la muerte, los obreros han servido a la clase dominante para alimentar su maquinaria de propaganda por la nación y la democracia. A los gritos de ‘España unida jamás será vencida’, toda la clase burguesa, derechas e izquierdas juntas, ha utilizado la emoción provocada por los atentados para llevar a los obreros a unas urnas que muchos de ellos habrían desdeñado en otras circunstancias. Independientemente de los resultados, la alta participación electoral ya es una victoria para la burguesía, pues significa que, al menos por ahora, una gran parte de los obreros españoles creen que hay que dejar al cuidado del Estado burgués su protección contra el terrorismo, y, para ello, tenían que defender la unión democrática de la nación española.
Más grave todavía, y más allá de la unidad nacional en torno a la defensa de la democracia, las diferentes fracciones de la burguesía española han querido usar los atentados para granjearse el apoyo de la población, y de la clase obrera, a sus opciones estratégicas e imperialistas. Al acusar, contra lo que pronto pareció inverosímil, al separatismo vasco de ser el responsable, el gobierno de Aznar intentaba asociar al proletariado al fortalecimiento policíaco del Estado español. Al denunciar la responsabilidad del alistamiento de Aznar junto a Bush, y la presencia de tropas españolas en Irak, los socialistas han querido imponer otra opción estratégica, la de la alianza con el dúo franco-alemán.»
Por mucho que la gran mayoría de los medios de propaganda de la burguesía nos presenten el ascenso del “socialista” Zapatero a la presidencia del gobierno (catapultado por un atentado en el que se ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad del capital español), como un alivio frente a las torpezas y la crispación del gobierno anterior, que “alejaría” la amenaza de atentados terroristas, que “atemperaría” las tensiones entre las diferentes fracciones de la burguesía española, que “atajaría” la degradación de las condiciones de vida de los trabajadores de este país,... lo cierto es que ZP es apenas un exiguo “paño caliente” ante las turbulencias que cada vez con mayor gravedad van a sacudir el mundo y con mayor fuerza aún a los capitalismos más débiles como es el caso de España.
4.- El debilitamiento de las posiciones imperialistas del capital español que ya se constató con el excesivo entreguismo al gendarme mundial USA durante los gobiernos de Aznar, se continúa manifestando hoy en el vasallaje al eje Berlín-Paris.
Bush aprovechó las ridículas ansias de “grandeza” de Aznar (completamente fuera de la realidad por cuanto el potencial del capital español tanto económico como militar y diplomático no pueden respaldar una política imperialista de alcance mundial), para, a cambio de un poco de adulación como “valiente líder mundial de la lucha antiterrorista”, encontrar una imagen de respaldo “internacional” a la invasión de Irak, y para introducir un verdadero “caballo de Troya” en la construcción europea, el terreno privilegiado de la acción de sus rivales alemanes y franceses.
Pero las intenciones de los “nuevos padrinos” no quedan muy lejos. También a cambio de otro poquito de “jabón” esta vez como “estandarte de la paz y el derecho internacional”, Schroeder y Chirac empujan a ZP para que juegue ese mismo papel de “tonto útil”, pero ahora desacreditando la “coalición internacional” en Irak, o enardeciéndole para que destaque en sus críticas y gestos de “desafío” a la política norteamericana, precisamente porque ni Alemania ni Francia, ni juntas ni por separado, son capaces de desafiar abiertamente a la superpotencia estadounidense.
Ese nuevo papel del capital español no frena en absoluto la guerra ya que como hemos denunciado, la retirada de las tropas españolas de Irak debía de entenderse dentro de este análisis de la pugna imperialista entre las grandes potencias y constituía por ello, a pesar de su apariencia “pacifista”, como una verdadera acción de guerra en un conflicto, que con presencia de tropas españolas o sin ellas, no ha dejado de agravarse. Ni tampoco pone a salvo al capital español de la amenaza de nuevos atentados terroristas, como ha podido verse recientemente con los planes para atentar contra la Audiencia Nacional. Y, sin embargo, coloca al capital español en el centro de las iras del peligroso gangster norteamericano, por lo que no han sido pocas las voces (entre otras la del propio Felipe González, anterior presidente de gobiernos “socialistas”) que han advertido a ZP de la necesidad de templar su contestación a USA, ya que los mecanismos de presión de estos son demasiado poderosos y demasiado “cercanos” a los intereses del capital español, por ejemplo en América latina, y sobre todo en el Magreb que ha representado históricamente un quebradero de cabeza para la burguesía española y donde hoy se juntan, por un lado el origen de una fuerte emigración donde se ocultan y reclutan mártires e “iluminados” para la “guerra santa”; pero también por otro lado las ambiciones imperialistas de países como Argelia y sobre todo Marruecos, a quién USA han nombrado “aliado privilegiado” en un claro signo de amenaza al capital español.
5.- Esa tendencia al cisma, al “cada uno a la suya”, que en la etapa de descomposición capitalista alcanza su punto culminante, afecta también a las relaciones entre las distintas fracciones del capital nacional. Que en los países más desarrollados esa tendencia no alcance el grado de cuasi guerra civil que vemos en Oriente Medio u otras zonas, no significa que sean inmunes a esa presión de la descomposición social que se manifiesta en la proliferación de tendencias centrífugas en cada capital nacional, en una creciente irresponsabilidad de sectores del aparato político de la burguesía, etc. Esta presión de la descomposición afecta más, como es lógico, a capitales nacionales como es el caso del capitalismo en España, donde ya históricamente ha habido problemas de mala soldadura nacional.
Frente a esas tendencias centrífugas el gobierno PSOE intenta trocar la estrategia del anterior gobierno consistente en acentuar las tensiones del “españolismo” contra el “separatismo”, y que en realidad alimentaba a éste, pero la realidad es que el famoso talante ZP no ha conseguido rebajar las pretensiones soberanistas del nacionalismo vasco, todo lo contrario, pues Ibarreche se ha ratificado en su órdago al gobierno español. Otro tanto cabe decir de la situación en Cataluña donde la tentativa de controlar a los sectores más radicales de ERC a través del gobierno tripartito encabezado por Maragall está desembocando en que Maragall aparezca (de grado o a la fuerza es difícil de saber) como un rehén del ultra nacionalista Carod Rovira.
Los problemas de cohesión del capital español tienden a agravarse, por cuanto la política de “gestos” de ZP sin contentar a nacionalistas vascos y catalanes (que califican su propuesta de reforma constitucional de estafa), está sirviendo más bien para estimular en otros nacionalismos periféricos ese mismo sentimiento de “irredentismo”, “de agravios comparativos”, etc., lo que a su vez lleva a destapar la caja de truenos del nacionalismo español que no se circunscribe únicamente al PP, sino que cuenta con ramas importantes dentro del propio PSOE (Bono, Ibarra, etc.). Los problemas históricos de mala soldadura del Estado nacional que no han podido ser solucionados a lo largo de la etapa de decadencia del capitalismo, tienden en la fase terminal de ésta - cuando se recargan más aún las tendencias al cada uno a la suya- no sólo a enquistarse sino a agravarse.
6.- Y otro tanto cabe decir del problema de la debilidad crónica de la derecha española. A lo largo de toda la historia del capitalismo en España, sus fracciones de derecha se han caracterizado por una fuerte tendencia al fraccionamiento en auténticos reinos de taifas (desde el caciquismo del siglo XIX, al estallido por ejemplo de la UCD a principios de la década de los años 80). Esta tendencia a la dispersión ha tratado de ser compensada por una tendencia, aparentemente contradictoria aunque en realidad complementaria, a una uniformidad más formal que real en un partido único monolítico galvanizado en torno a la defensa de la “unidad de la patria”, etc. El Partido Popular, que es fruto de un importante esfuerzo de todas las fracciones de la clase dominante en España desde la Transición, por dotarse de un partido de derechas con marchamo democrático para poder manejar la alternancia electoral y fortalecer la propia mistificación democrática, arrastra sin embargo esos vicios congénitos de la derecha de los países más atrasados, y esa debilidad crónica se agudiza aún más ante el empuje de la descomposición, de modo que tras la salida del gobierno asistimos a una multiplicación de las querellas internas dentro del PP que ponen de manifiesto que la “cohesión” que se había logrado obedecía sobre todo a las ubres del poder. Por otro lado las tentativas de Rajoy o de Gallardón por intentar desligar progresivamente al PP de las torpezas del gobierno Aznar (entre ellas las que le costaron la debacle electoral del 14-M) es sistemáticamente saboteada por la propia fracción Aznar, que ante el riesgo de una dislocación del partido reacciona con mayores dosis de monolitismo, con más nacionalismo español “ultramontano”, con más obcecación en los errores,... lo que abre la puerta bien a una cascada de escisiones (habida cuenta de la rigidez del “partido único” de la derecha española), o bien a una deslegitimación del PP como partido democrático capaz de gobernar con modales adaptados a la mistificación democrática. Esta hipótesis alarma al conjunto de la burguesía española, ya que obligaría a que en todo momento y condición fuera el partido “socialista” quien se viera obligado a ejecutar las necesidades del capital tanto en cuanto a la implicación en las guerras como consecuencia de la agravación del caos imperialista, como en el ataque a muerte a las condiciones de vida de los trabajadores como consecuencia de la imparable agravación de la crisis económica mundial.
7.- Y no es que la clase capitalista tenga motivos para dudar que al PSOE no le temblará la mano al enviar tropas a los conflictos (ya lo hizo en la primera guerra del Golfo en 1991, y posteriormente en los Balcanes), ni de promover auténticas oleadas de despidos (recordemos las reconversiones siderúrgica, naval,... de los años 80), de eventualidad (el Plan de Empleo Juvenil padre putativo de ese 33% de temporalidad que sufren hoy los trabajadores españoles), o de recortes de subsidio de desempleo (el decretazo de 1995) de prestaciones sanitarias (los primeros medicamentazos,...). Cuando nos dicen que la situación de hoy no puede compararse con la que heredó F. González en 1982, tienen toda la razón: la situación es peor, la crisis económica se ha prolongado veinte años más, y todas las artimañas con las que el capitalismo mundial ha tratado de ir capeando su crisis mortal, no han hecho sino agravar el problema, al mismo tiempo que recortaban aún más el margen de maniobra de los distintos capitales nacionales, y en mayor medida de los capitalismos más débiles como el español.
Pero en la carrera que se ha desatado entre los distintos capitales nacionales por ver quien ataca más fieramente a la clase obrera (véanse por ejemplo los recortes sociales en Alemania, Francia y Holanda; el chantaje de las deslocalizaciones para hacer que los obreros trabajen más horas por menos salarios), el capital español está acumulando ya bastante retraso. ¿Por qué? ¿Será por la supuesta posición “aventajada” de la economía española, con “tasas de crecimiento superiores” a las europeas? En absoluto. El retraso en la aplicación de las medidas necesarias para frenar la caída en picado de la competitividad de la economía española no es un signo de “fortaleza” de ésta, sino más bien de su debilidad.
En primer lugar, la pertenencia a la Unión Europea que ha representado desde luego una tabla de salvación para protegerse mejor de los efectos más brutales de la crisis, supone al mismo tiempo una camisa de fuerza que debilita aún más su margen de maniobra. Tomemos el ejemplo de los nutridos “fondos de cohesión europeos” que las administraciones españolas han venido recibiendo desde 1986, a cambio, eso sí, de abrir puertas y ventanas a los grandes competidores alemanes y franceses que han arrinconado a sus “colegas” españoles. Estos fondos han permitido al capital español disimular el deterioro de su tejido productivo, pero con la agudización de la crisis y la ampliación a 25 miembros de la UE, este “maná” va a ir desapareciendo.
En segundo lugar, la economía española se está colocando en cuanto a competitividad se refiere, en un “terreno de nadie”. En los años 80, precisamente a cambio de su inclusión en el “club europeo”, se desmanteló la industria básica donde el capital español tiene poco que vender. En cuanto a las industrias de bienes de consumo de tecnología media y baja, en la que la economía española se ha ido “especializando” desde mediados de los años 60 (mueble, textil, calzado,...) también se haya muy debilitado por la competencia de China, Corea, y otros países de bajos salarios.
En tercer lugar el peso de la eventualidad de la fuerza de trabajo es descomunal (más del 30% de los asalariados, y ese porcentaje es mayor aún en el sector público). A base de “contratos basura”, el capital español ha ido “engañando” la eclosión de un desempleo masivo, pero comprometiendo al mismo tiempo la productividad que no cesa de bajar año tras año.
En cuarto lugar la economía se ha mantenido en pie sobre todo mediante la droga de la especulación. Si en los 90 asistimos a la llamada “cultura del pelotazo”, desde hace unos años ha aparecido una desbocada “burbuja” inmobiliaria que ha puesto por las nubes el precio de la vivienda (desde 1997 ha crecido un 130%), haciendo imposible su adquisición para la mayoría de jóvenes trabajadores y provocando un endeudamiento fuera de control (en 1996 las familias españolas estaban empeñadas en 200 mil millones de euros; en 2003 la cifra alcanzó los 506 mil millones). Esta deuda y este “crecimiento” podrido y drogado se han convertido en una pesada carga de la cual no puede librarse el capital español pues, al mismo tiempo, es la única vía para mantener a flote su economía. Por eso las promesas del gobierno ZP de “resolver el problema de la vivienda” se han evaporado rápidamente, y la ministra del ramo se ha convertido en la “metepatas” de turno.
Todo esto configura un panorama muy complicado para el capital español que corre el riesgo de convertirse en “el enfermo de Europa”, y que además le obliga a lanzar ataques de gran envergadura contra el proletariado. Estos ataques pueden ser aún más bestiales y profundos que los que están empezando a sentirse en Austria, Holanda, Francia, Alemania, y pueden reducir las condiciones de vida de los trabajadores a niveles que se asemejarán a los que actualmente sufren sus hermanos del Tercer Mundo.
Por ello, ante un proletariado que no está derrotado y que no está por ello dispuesto a sacrificarse de forma extrema por “la salvación de la economía nacional”, el gobierno ZP trata de proceder con tiento, preparando políticamente el terreno para tratar de impedir que tales ataques susciten una respuesta masiva de los trabajadores. En los principales países capitalistas europeos, han sido los gobiernos de izquierda los que han llevado a cabo esa estratagema, justificando por ejemplo los recortes en pensiones en la necesidad de garantizar el futuro de estas, los hachazos a los subsidios de desempleo como medidas para estimularlo, o apareciendo “neutrales” en las propuestas que han hecho los empresarios de despidos, aumentos de las jornadas, bloqueos salariales,...
El “talante” ZP es sin duda una adaptación de la burguesía española a ese lenguaje que vemos en el resto de los gobiernos de “izquierda”. Por las propias condiciones en que el PSOE se ha visto aupado al poder como consecuencia del 11-M, el Gobierno no podía descargar en los primeros meses los ataques que le exige la gravedad de la situación de la economía española, y sí debía en cambio instaurar un clima de “anestesia” general, de ridícula esperanza en que ZP “no nos va a fallar”,...
Esa anestesia por potente que sea su efecto inmediato, que se apoya además en el shock que supusieron los atentados, y sus secuelas de miedo a luchar, y por el contrario a buscar refugio en ese Estado que ahora tiene más credibilidad con el talante “humano” y cordial del ZP que con la acritud de Aznar, esa anestesia decimos será de corta duración, y más pronto que tarde, el gobierno ZP mostrará como lo que es: digno servidor de los criminales intereses de la burguesía. Los trabajadores de Astilleros, a pesar del juego de “amagues” con el que el gobierno acompaña el plan de despidos, ya han empezado a ver las orejas del lobo tras la risa de cordero de Zapatero, la misma cínica sonrisa de González cuando prometió los 800 mil puestos de trabajo.
8.- La situación de la lucha de clases en España participa plenamente en el viraje internacional de la lucha de clases que hemos constatado (ver “Resolución sobre la lucha de clases” en Revista Internacional nº 114). Las diferentes luchas, desde Puertollano el año pasado a las luchas de los trabajadores de Astilleros, pasando por las movilizaciones contra los cierres de empresas en Cataluña a principios de 2.004, han mostrado un lento y difícil desarrollo de la combatividad y han visto nacer esfuerzos de toma de conciencia todavía muy tímidos y minoritarios. Hemos visto manifestaciones de solidaridad con los trabajadores, aunque todavía la izquierda y los sindicatos conducen ese sano sentimiento de solidaridad hacia el terreno engañoso y burgués de la defensa de la supervivencia de tal o cual localidad, del sector, la región, etc. Pero lentamente también en muchos elementos jóvenes se empieza a manifestar preocupación e interés por el significado de estas luchas. Basta recorrer los foros de Internet para ver como muchos de estos jóvenes, educados en la “propaganda” oficial de la desaparición de la lucha de clases, se preguntan como ayudar a las luchas obreras, cuales son sus enemigos,... Esta repercusión de las luchas que aunque aisladas y controladas por los sindicatos, encuentran eco en otros trabajadores y otros sectores sociales, es una expresión aún muy tímida y minoritaria de la tendencia a que la lucha de clases, la lucha de defensa de los intereses obreros contra los del capital vaya ganando cada vez mayor peso en la vida social, lo que sin duda redundará en una recuperación de la confianza de la clase obrera en sí misma, en una preparación, a través de ese esfuerzo, de los próximos combates.
Sin embargo sería erróneo esperar un desarrollo sin trabas de la combatividad y la conciencia en la clase obrera. Al contrario, la burguesía está preparada y ha desplegado un importante arsenal de armas de combate:
· Los sindicatos no pierden el control de la situación pese a que progresivamente se irán viendo cada vez más expuestos. Si en el 20-J de 2002 los sindicatos aparecían como los adalides de la “lucha obrera” contra los planes del Gobierno, en Puertollano o en Astilleros han empezado a emerger expresiones de denuncia de su compadreo con la degradación de las condiciones de vida, los despidos, etc.
· Para cubrirles el frente y frustrar las tentativas de los obreros más combativos, el sindicalismo de base está desplegando sus armas con fuerte intensidad, reproduciendo los mismos mensajes reaccionarios que sus cofrades “mayoritarios” (especialmente el encadenamiento de los trabajadores a la defensa de “su” empresa, sector o región), aunque con formas de “lucha” más radicales, que aparentemente, sólo aparentemente, les “diferencian” de los mangoneos de CCOO y UGT.
· Los movimientos anti-globalización y el anarquismo se movilizan también para sabotear los esfuerzos de toma de conciencia de los elementos más combativos de la clase, sobre todo de aquellos que se cuestionan abiertamente el orden capitalista y se empiezan siquiera a preguntar si hay una alternativa a este sistema de explotación, guerras y barbarie.
9.- Precisamente esa es la tarea central de los revolucionarios en la situación actual: contribuir a que los trabajadores comprendan la gravedad de la situación histórica actual, y la inmensa responsabilidad que incumbe a la clase obrera mundial portadora de la única alternativa al pudrimiento social que es el único futuro que puede deparar el capitalismo. Como señalamos en la parte final del artículo de la Revista Internacional que dedicamos a analizar los atentados del 11-M en Madrid: «Comprender la situación que genera la descomposición capitalista es pues algo de lo más necesario para el proletariado, si quiere volver a encontrar y defender su independencia de clase política frente a la propaganda burguesa que quiere transformar a los proletarios en simples ‘ciudadanos’ tributarios del Estado democrático (...) Frente a la barbarie de la guerra y la descomposición capitalista, la clase obrera mundial puede y debe ponerse a la altura de los peligros que la amenazan, no sólo en el plano de su resistencia inmediata a los ataques económicos, sino sobre todo en la comprensión general y política de la amenaza mortal que el capitalismo hace planear sobre toda la especie humana».
Acción Proletaria (01.11.2004).
En efecto, como ha revelado el Financial Times: “Es preferible confiar las operaciones militares a las fuerzas iraquíes a fin de minimizar las consecuencias políticas” y así se puso ya en práctica en la toma de Samarra (ciudad a 100 Km al norte de Bagdad). En esta operación tuvieron lugar encarnizados combates casa por casa y calle por calle, y en la que mujeres y niños perecieron asesinados aunque, sin estadística fiable alguna, no puede darse una apreciación exacta del calibre de la masacre. Pero Samarra no fue más que el aldabonazo de la ofensiva sobre Falluja. En esta ciudad más de diez días de bombardeos artilleros y aéreos, con los tanques disparando contra hospitales, arrasando barrios enteros,... se han producido, una vez más según estadísticas “oficiales”, más de 500 muertos y más de 200 mil “desplazados”, en lo que ha constituido la matanza más sangrienta desde que, en Mayo del pasado año, se diera por “concluida” la guerra de Irak. Desde entonces en este país dominado por la anarquía se han producido, como mínimo, 2300 ataques contra las fuerzas de la coalición, la policía iraquí y la población civil, en una vasta zona geográfica que va desde Mosul en el norte, pasando por el Kurdistán y el “triángulo sunnita” (Tikrit, Samarra, Bacuba, Ramadi, Falluja y Bagdad), hasta Basora al sur.
El lodazal iraquí es de tal magnitud que países que tienen allí tropas desplegadas se están planteando cada vez con menos tapujos el seguir manteniéndolas. Así el ministro polaco de defensa, Jerzy Somajdzinski, ha anunciado en una entrevista en Gazeta Wybotez, una posible retirada de las tropas a principios de 2.005. Por su parte el ministro italiano de defensa declaraba hace poco al diario La Stampa: “Una vuelta anticipada de nuestras tropas respondería a la demanda del primer ministro iraquí Allaui”(citado por Courrier International del 19 de octubre). Ni uno sólo de los estados imperialistas embarcados hoy en la guerra de Irak al lado de las fuerzas angloamericanas, esta a salvo del callejón sin salida en que se ha metido el imperialismo norteamericano.
Esta nueva ofensiva militar no va a frenar en absoluto la pérdida de control de la situación por parte de Estados Unidos. Es más: el estallido de la futura entidad iraquí aparece como una perspectiva cada vez más probable. De hecho, la ofensiva sobre Falluja ha supuesto el abandono del gobierno provisional por parte del partido sunnita, y la exacerbación de los llamamientos a la “guerra santa" por parte de clérigos de esa confesión. En Mosul, la situación también se deteriora muy rápidamente e insurgentes sunnitas se están dedicando a atacar sedes de partidos kurdos. Al norte de Irak, la ciudad de Kirkuk es actualmente reivindicada, de manera cada vez más agresiva y belicosa por árabes, kurdos y turcomanos. Pero lo que resulta aún más significativo es que tres provincias del Sur amenazan permanentemente con la secesión. “Los miembros del consejo municipal de Basora, segunda ciudad de Irak, de mayoría chiíta, habrían entablado negociaciones con sus homólogos de las ciudades vecinas, Maysan y Dhicuar, con el fin de considerar la creación de una región federal en el sur” (Courrier International del 9 de octubre). Aunque en Irak no se haya materializado aún ese estallido, lo bien cierto es que en todos aquellos sitios donde la guerra imperialista hace sus estragos, estamos asistiendo cada vez más a un desmantelamiento de las entidades nacionales burguesas. Si el control del petróleo, como arma estratégica y militar, es importante, hay que darse cuenta de lo que representan las veleidades “autonomistas” de estas regiones del sur donde se hayan precisamente el 80% de las reservas petroleras de Irak. Y en esta zona los chiítas están bajo la influencia de Irán. La evolución real del caos en esta región del mundo lleva a dudar de la capacidad del imperialismo americano de acabar controlando las zonas petrolíferas iraquíes.
Pero la actual ofensiva guerrera de Estados Unidos tiene un objetivo prioritario e inmediato. La burguesía americana tiene una débil esperanza de que las elecciones previstas para el 31 de enero próximo estabilicen momentáneamente la situación, y en ello empeña todos los medios a su alcance. Sin embargo incluso la celebración misma de esas elecciones se ve hoy comprometida. Las propias autoridades iraquíes y los representantes de Naciones Unidas, que se esfuerzan en organizarlas, creen que será muy difícil que puedan hacerse. Un miembro del comité organizador declaró recientemente: “Los Balcanes en comparación a esto parecen Noruega”. La Casa Blanca se conformaría incluso con que se celebraran tales elecciones sólo en las zonas seguras. Ante el desprestigio de los comicios, las autoridades iraquíes se han visto inmediatamente obligadas a reaccionar asegurando, como ha hecho el ministro iraquí Iyad Alaui, que no serán en ningún caso elecciones parciales. Pero este deseo tropieza con la realidad de una creciente pérdida de control de cada vez más zonas del país por parte de Estados Unidos. Para limitar los estragos, además de la ofensiva militar, Estados Unidos se ha visto obligado a inyectar discretamente 100 millones de dólares en “la educación de los electores” (Courrier International). Además, el Estado americano ha pedido más ayuda a Gran Bretaña: “Para ir en ayuda de los americanos las tropas británicas han sido desplazadas a una de las zonas más violentas de Irak... 650 soldados del batallón Black Watch han debido tomar posición en la ciudad de Iskandariya situada al sur de Bagdad, donde los extranjeros y las fuerzas oficiales iraquíes son regularmente el blanco de los rebeldes”. (The Independant).
Los sondeos muestran que solamente el 2% de los iraquíes consideran al ejército americano como los liberadores. Actualmente los chiítas están a la expectativa, puesto que al ser mayoritarios en Irak esperan aprovecharse de este proceso electoral. El odio que, en Irak y en el mundo árabe en general, existe contra Estados Unidos se debe a la política imperialista que éstos han desarrollado en esta parte del mundo. Hasta 1.967 y la Guerra de los Seis Días, era más el imperialismo francés el que concentraba las iras de la población habida cuenta de sus matanzas en Argelia, su participación en la agresión militar a Egipto, y al hecho de ser entonces el principal proveedor de armas del estado hebreo. Las alianzas imperialistas hoy han cambiado sin duda. El debilitamiento del liderazgo americano alcanza hoy tal punto que, sea cual sea el grado de control o de “credibilidad” de las elecciones de enero próximo en Irak, no es que no vaya a cambiar nada; es que todo irá a peor.
“Ningún gobierno iraquí podrá durar mucho tiempo después de la salida de las tropas americanas si antes no hadado pruebas de oponerse a la ocupación”. (John V.Whisbeck en el diario Asharq al-Awsat).
Los atentados terroristas que acaban de tener lugar en el Sinaí en Egipto marcan una agravación clara del caos en Oriente Medio. Esta región balnearia de Egipto se había convertido en el último lugar donde árabes y judíos podían convivir sin riesgos de violencia o atentados. Estos últimos atentados, cualesquiera quienes sean sus autores, manifiestan abiertamente que no hay ningún santuario protegido de la barbarie y del horror capitalista. Para los israelíes Egipto es un “aliado” cada vez menos fiable: aparecía como un aliado cada vez menos fiable:“No necesitábamos haber sufrido la grosería, la indolencia, la indiferencia rayana en hostilidad que han indignantemente han demostrado las autoridades egipcias la noche de los atentados, para darnos cuenta que la seguridad de Israel y de los israelíes no figura entre las prioridades de los egipcios”. (Martin Sherman en el Yediut Aharunut). Egipto que desde hace años aparecía como uno de los países más cercanos a las tesis norteamericanas, que ha sido también durante muchos años interlocutor privilegiado de Israel en el mundo árabe, y que sin embargo es el refugio de organizaciones terroristas como la Hamás palestina, vuelve a estar hoy en el centro de los enfrentamientos, haciendo de todo Oriente Próximo un hervidero de conflictos. La continuación de la ofensiva militar israelí en la banda de Gaza y en Cisjordania con su cortejo de masacres cotidianas, muestra igualmente la vorágine belicista en que se adentra, imparablemente, el capitalismo en plena quiebra, así como la total irracionalidad de este sistema nauseabundo.
La muerte de Arafat, un servidor incondicional de los intereses de la burguesía palestina, peón de todos los conflictos imperialistas de la zona desde los años 50, responsable directo del alistamiento de la población palestina como carne de canon en estas peleas de gángsteres imperialistas, va a suponer además un factor añadido de conflictos entre las diferentes fracciones palestinas lo que, sin duda, intentarán aprovechar por su parte otras burguesías de la zona y también las principales potencias imperialistas del mundo.
Para empeorar más si cabe la situación, el país que se ha convertido indiscutiblemente en la bestia negra de Tel Aviv, Irán, va a poder aprovecharse de las consecuencias de los enfrentamientos de mayor o menor calado que, desde hace diez años, sacuden esta región. La caída de los talibanes en Afganistán y el hundimiento del régimen de Saddam Hussein, le han despejado el camino de concurrentes religiosos y militares. En un momento de ascenso del caos y el “cada uno a la suya”, cuando ninguna potencia puede imponer su ley de forma duradera a otros Estados imperialistas, Irán esta buscando a cualquier precio hacerse con un arsenal nuclear, armamento del que ya disponen países vecinos y rivales como son Israel y Pakistán. “Los responsables de los servicios de seguridad israelíes se enfrentan pues a una situación paradójica: por un lado se sienten satisfechos de la desaparición de un enemigo jurado gracias a la invasión americana de Irak, pero se muestran cada vez más inquietos por las oportunidades que esto proporciona al otro enemigo. Están viendo bascular Oriente Medio de un estado de rivalidades convencionales a otro, infinitamente más peligroso, de rivalidades nucleares”. (Stevens Erlanger, The New York Times). Esto explica las declaraciones cada vez más beligerantes de altos funcionarios israelíes que no debemos tomar como unas declaraciones altisonantes más de políticos burgueses, sino como una amenaza más de barbarie y descomposición capitalista. Por su propia dinámica esta perspectiva es tan inevitable como la del riesgo de una guerra nuclear entre India y Pakistán.
El proletariado no puede “acostumbrarse” al horror y la barbarie capitalistas que una y otra vez aparecen en las pantallas de televisión del mundo. Es necesario que reaccione con indignación frente a esta oleada de masacres, atentados y otros enfrentamientos guerreros imperialistas. La aceleración del debilitamiento del liderazgo americano es un estímulo para que sus principales rivales pongan todos los medios de que dispongan al servicio de la defensa de sus propios intereses imperialistas. Esto aguijonea aún más a cada Estado, e incluso a cada señor de la guerra, hacia cada vez más violencia. La clase obrera, la única clase que puede unirse y organizarse a escala mundial, es la única fuerza que puede ofrecer otra perspectiva a la humanidad. Para ello debe tomar conciencia de la naturaleza capitalista de los enfrentamientos imperialistas en curso, en Irak y en todo Oriente Medio. El proletariado debe oponer la revolución comunista a la barbarie capitalista.
Adaptado de Révolution Internationale (órgano de la CCI en Francia). nº 351,
El fondo de los acontecimientos es una degradación continua y profunda de las condiciones laborales en el sector del calzado en toda esta región de Elche y Elda. Desde hace tiempo, el trabajo precario está ampliamente generalizado en la mayoría de las empresas, y muchos obreros trabajan clandestinamente, en pequeños talleres, o a domicilio, sin cotizar a la seguridad social, y sin ningún derecho a cobrar nada en caso de despido, ni a subsidio de desempleo. Según los datos oficiales, más del 60% del sector funciona así, y precisamente esta penuria de las condiciones de los trabajadores ha sido hasta ahora la clave de la competitividad de las empresas de la región.
Pero con la agudización de la crisis económica y por consiguiente de la lucha por el mercado, el desembarco de las empresas asiáticas ha puesto muy alto el listón. “Los chinos”, no solamente trabajan clandestinamente, sino que muchos son inmigrantes ilegales, y se ven obligados a trabajar jornadas de más de 12 horas cobrando salarios ridículos comparados con los de los obreros españoles; por no hablar del coste de los zapatos que se importan de China, y que se producen allí con precios de mano de obra mucho más bajos todavía.
Evidentemente las fábricas de calzado de Elche no pueden competir con los precios “chinos”, a menos que consigan imponer a sus trabajadores peores condiciones laborales aún, condiciones casi “tercermundistas”. Y no pueden hacer eso sin despidos masivos, cierres de talleres y ataques brutales a los salarios, es decir empeorando cualitativamente y significativamente las condiciones de vida obreras. Por eso las grandes empresas plantean la perspectiva de “deslocalizar”, y los pequeños talleres la de la quiebra y el cierre, y ambos chantajean con esto a sus trabajadores para que acepten reducciones de salario y más precariedad, para «salvar las empresas».
Toda esta situación genera una inquietud y un creciente descontento en los trabajadores, que ven perfilarse la perspectiva del desempleo, sin cobrar subsidio, sin jubilaciones, y con pocas perspectivas de encontrar otro trabajo. Pero ese malestar aún no ha generado una combatividad, una voluntad de luchar como clase, un sentimiento de que en esa lucha el enemigo es el propio patrón, y no la competencia de otros trabajadores. Este sector de la clase obrera, está muy marcado por la dispersión en pequeñas empresas de muy pocos trabajadores, a veces familiares, y una tremenda inseguridad de las condiciones laborales, y aún no ha encontrado la seguridad en sí mismo y la fuerza para lanzarse a un combate en el que se juega mucho.
No han sido los obreros, sino los pequeños empresarios desesperados e impotentes para defenderse de la competencia de “los chinos”, los que han desencadenado los disturbios el día 16 de septiembre. Las grandes empresas pueden cerrar y marcharse incluso a China; pero los pequeños empresarios no pueden hacer otra cosa que pedir al gobierno regional y central que les apoye, que «salve sus empresas», y desencadenar su rabia contra los almacenes chinos. Bien es cierto que la combinación de malestar, inquietud y falta de confianza en las propias fuerzas, ha permitido que los trabajadores se dejen arrastrar a este terreno, pero está claro que esta no es nuestra lucha, ni son nuestras reivindicaciones. «salvar el calzado de Elche», «salvar la región», o «salvar el tejido industrial de la Comunidad» sólo puede significar empeorar nuestras condiciones de vida, bajar los salarios y trabajar más horas y más precario.
Luego del día 16, se genera un movimiento ciudadano interclasista, manipulado por diferentes fuerzas políticas, que contribuyen notablemente a impulsarlo. No estamos en presencia de una lucha obrera, sino de una tensión social, a partir de la cual, se estructura ese «movimiento para salvar el tejido industrial de Elche», que se plantea directamente en el terreno de la burguesía, de la «defensa de la competencia de las empresas regionales y nacionales», de la «lucha contra la competencia desleal» y «contra la falta de protección del Estado a las empresas regionales», por mucho que algunos de sus organizadores quieran presentarlo como una lucha obrera autónoma.
En el momento en que los empresarios se retiran del primer plano, emitiendo un comunicado de condena de los sucesos del 16 y dejando a los obreros a su suerte, bajo las acusaciones de “racismo”, aparece el MUP, que reconduce el malestar de los trabajadores arrastrados fuera de su terreno de clase, desde la “xenofobia” directamente al asamblearismo radical y “autónomo”, pero guardándose bien de conservar las consignas de «defensa de la industria regional» y de la «competitividad».
«Y es que el pasado jueves 23 (de septiembre –NdR) los militantes y simpatizantes del MUP fueron los únicos, de entre la izquierda organizada, que acudieron a la protesta convocada, de manera informal y confusa, por desconocidos» (del periódico Revolución edición digital). Muy bien. ¿Y qué dice el MUP en su primera aparición en escena? Distribuye un comunicado en la misma manifestación, donde se puede leer: «Aunque sabemos que, en esta lucha, los trabajadores podemos coincidir con los pequeños empresarios en la defensa de la industria ilicitana, y de hecho llamamos a la movilización unitaria para defenderla, tenemos bien presente que los trabajadores tenemos unos intereses concretos y diferenciados por los que debemos luchar».
No podemos pasar por alto que, desde el mismo día 23, el MUP llama a una movilización interclasista, conjuntamente con los empresarios, eso sí, «los pequeños»; pero bueno, también dicen que los trabajadores tenemos unos intereses «concretos y diferenciados»; así que veamos cuales son. Tras la manifestación del 23, el MUP distribuye una convocatoria para una nueva manifestación el día 30, donde podemos informarnos de que «la manifestación del día 30 se convoca “en defensa del tejido industrial de Elche”»...¡Más de los mismo!
Fuera de su terreno de clase, los obreros son llevados de Herodes a Pilatos, del “asalto a los chinos” a las “protestas contra los sindicatos mayoritarios”, pero siempre sin salirse del guión de la «lucha contra la competencia desleal», y la «defensa de la economía nacional» (¡Vaya!, esto ya no son los pequeños empresarios). Y es que, francamente, las consignas del MUP, como por ej, la de «No a la constitución europea que condena nuestra independencia económica», no tienen mucho que envidiar al nacionalismo de la extrema derecha.
¿Qué lecciones tenemos que sacar de los acontecimientos de Elche?
Los sindicatos mayoritarios, que no tienen prácticamente representatividad en el sector de precarios, parados y jóvenes, han tratado con el desprecio más absoluto la gravedad de la situación vital que se plantea a los obreros del calzado en estas empresas, considerándolos como «insolidarios» y «egoístas», que nunca han acudido antes a las convocatorias en contra de la ilegalidad de las condiciones de trabajo en este sector (fundamentalmente para no poner en juego sus medios de vida), y que ahora pedirían su mediación sindical.
Con el mayor cinismo, CCOO y UGT, culpan a los obreros de sus penurias, despreciándolos, y por eso apoyan la versión de que esos «miserables» serían capaces de venderse por cualquier cosa, y de participar en actos xenófobos.
Desde el terreno sindical pues, hay un ataque a la unidad de la clase obrera, oponiendo a los fijos y los subempleados y desempleados; hay un ataque igualmente a la confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas, y a la identidad de la clase obrera. La participación de estos sindicatos en la convocatoria de las manifestaciones más numerosas no es para lavar su imagen, sino para amplificar esos ataques.
Ante esa actitud de los grandes sindicatos, y la pasividad del gobierno, las instituciones regionales y los partidos parlamentarios, el MUP propugna una lucha radical, que se aferra a las formas asamblearias, pero con un contenido interclasista, donde «los intereses de los trabajadores» sólo aparecen como un latiguillo en las proclamas, para tratar de dar un contenido “obrero” a la defensa de los intereses burgueses y la economía nacional. Esta vía, no sólo lleva a que se impongan la precariedad y la “tercermundialización” de las condiciones obreras que exige la defensa de la competencia; sino que es también un ataque a la confianza del proletariado en sus fuerzas, sembrando la desmoralización, puesto que se implica a los obreros en una lucha en contra de sus propios intereses; y más aún, un ataque a sus tradiciones de lucha, a las asambleas y los delegados, que son verdaderas armas de la lucha obrera.
Por eso, la respuesta obrera al terreno que plantea el MUP no puede ser una sobrepuja de radicalismo formal, reivindicando “más autonomía” o “más autoorganización”, sino la toma a cargo de la lucha por el proletariado, planteando sus verdaderas reivindicaciones y buscando la solidaridad con el conjunto de la clase obrera.
La aparente confrontación entre el MUP y los sindicatos y partidos mayoritarios, que finalmente se ha saldado con la unidad en las manifestaciones más masivas, podría dejar desprender que la lección de los acontecimientos de Elche es la necesidad de que los trabajadores elijamos entre “los cauces democráticos” o el “asamblearismo y la lucha autónoma” para «defender el tejido industrial de Elche»; pero la verdadera cuestión para la clase obrera no es esa, sino romper con el terreno de la «defensa de la competencia», de la «defensa de las necesidades de la economía», para plantear la defensa de nuestras necesidades, la defensa de la solidaridad.
Queda finalmente una cuestión por dilucidar. A diferencia del naval, donde las diferentes fuerzas políticas de la burguesía aplicaban una estrategia para hacer colar los despidos y el cierre de empresas frente a la resistencia obrera, en Elche no había, ni un ataque concreto que llevar a cabo (más bien un deterioro general), ni una resistencia obrera claramente planteada en un terreno de clase que hubiera que vencer. ¿Para qué hacer jugar pues toda esta estrategia política del MUP y los sindicatos y grupos políticos mayoritarios?
Como hemos demostrado, en ambos casos hay un ataque político a la clase obrera, utilizando un sector debilitado. Y tenemos que reflexionar más sobre el sentido de ese ataque.
La progresiva amplificación del movimiento, de manifestaciones de 500 personas, a más de 6000 (sin que sepamos aún de la asistencia a la macromanifestación prevista en Valencia), la cada vez mayor implicación de los sindicatos, partidos e instituciones burguesas, hasta el extremo de que la Generalitat misma respalde las convocatorias, es evidente que no expresa ninguna búsqueda de la solidaridad del movimiento obrero, ni tampoco la tentativa de apagar un incendio social. Si el MUP, y con su apoyo, CCOO, UGT, el Ayuntamiento de Elche, etc no hubiera tomado a cargo este episodio de tensión social, probablemente se habría agotado con el estallido mismo del día 16, como los petardos de las fiestas valencianas. ¿Qué interés puede tener la burguesía en organizar este movimiento y elevarlo a la primera plana de la actualidad?
Fundamentalmente plantear un “modelo” de respuesta social ante el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores y la población. Frente al ejemplo de lucha obrera (aún incipiente y con todas las dificultades) del naval, la burguesía opone «la movilización ciudadana» de Elche. En sí mismo esto ya es un ataque a la reflexión (a partir de la lucha de Izar), en muchos elementos de la clase, sobre los problemas que plantea desarrollar una lucha obrera, como hemos demostrado; pero sobre todo es una estrategia con vistas a la perspectiva de vacas flacas y degradación económica que barrunta la burguesía en España para la economía nacional.
Efectivamente, el problema que se ha planteado a los empresarios del calzado en Elche, es el mismo, a escala muy reducida, que se plantea al conjunto del capital nacional. Por mucho discurso europeista que nos vendan, debido a la agravación de la crisis y la desindustrialización, el capital español es incapaz de competir con las grandes potencias, y desde el otro lado, las mercancías de las economías del llamado “tercer mundo”, que han conseguido atraer capitales por los precios ridículos de la fuerza de trabajo y la sobreexplotación están ganándole terreno. La verdadera competencia para los productos españoles no viene de Francia, Alemania, o USA, sino de China, Corea, etc.
Y eso le plantea que, para sobrevivir en el mercado mundial, la economía nacional tiene que llevar a cabo ataques de envergadura a las condiciones de vida obrera, y de la población en general. Ataques que van a suponer una verdadera degradación de su situación. Salvando las distancias, porque la burguesía en España no puede plantearse instaurar de golpe condiciones similares a las de los países de la periferia del capitalismo, ya denunciamos como en Argentina 2001, o Bolivia, frente a ataques masivos y un deterioro evidente de las condiciones de vida del conjunto de la población, el proletariado no ha sido capaz de ponerse a la cabeza de un movimiento de luchas, y ha sido arrastrado a movilizaciones interclasistas, que a pesar de la radicalidad, no han planteado una alternativa de clase al gobierno de la burguesía. Frente a la necesidad de desencadenar ataques masivos del capital español, a la burguesía le interesa sobremanera fomentar ese falso terreno de respuesta y embaucar en él al proletariado.
En los años 80, la desindustrialización del naval, la siderurgia, y la minería, se hizo bajo la cobertura de la “modernización” del capital español, y las ilusiones democráticas en “el gobierno socialista”. Hoy en día no quedan ilusiones ni mejoras económicas que vender; la dura confrontación es inevitable; pero la burguesía intenta preparar un terreno ideológico entrampado, en el que la clase obrera se vea arrastrada al interclasismo del «movimiento ciudadano», como en Elche.
Hic Rhodas, 13.11.2004
1 “Moviment per l’Unitat del Poble”, escisión de Izquierda Unida sobre rencillas cortesanas de política municipal
Es precisamente esa singularidad lo que justifica que antes de dar cuenta del debate y de los argumentos intercambiados entre el BIPR[1] y la CCI sobre el análisis de la guerra en Irak, dediquemos la primera parte de este artículo a la cuestión del "trabajo común" entre el BIPR y la FICCI, anunciado en el Bulletin nº 27 de la FICCI (ver "Compte-rendu d'une discusión entre le BIPR et la fraction")
Esta cuestión nos parece tanto más importante de tratar que en el cartel anunciador, colgado en su sitio Internet, la FICCI presentaba así esta reunión pública:
"Desde el inicio de la crisis que actualmente soporta la CCI, que ha sido la causa de nuestra formación como "fracción interna" de esa organización, no hemos cesado de subrayar una penosa realidad –el grave debilitamiento de un polo político proletario importante, lo cual se ha plasmado, en particular en la región parisina, en que sus reuniones públicas pretendidamente "abiertas" al público están desiertas o prohibidas a algunos y, sobre todo, ya no son lugares para el debate y la confrontación entre puntos de vista en el seno de la clase.
También hemos subrayado que, ante los retos abiertos por la situación actual, el reforzamiento y agrupamiento necesarios de las fuerzas revolucionarias del campo proletario solo podían hacerse en torno al único polo serio existente, el BIPR (…)
Por sugerencia nuestra y con nuestro apoyo político y material, el BIPR va a organizar una Reunión Pública en París (RP que, esperemos, no será la última) a la que llamamos a todos nuestros lectores a participar" (subrayados nuestros)
Puede constatarse, en ese cartel publicitario, que a la FICCI no le pareció útil escribir ni una sola frase de análisis de denuncia de la guerra en Irak (contrariamente a la hoja publicada por el BIPR). En cambio, eso sí, ese llamamiento está exclusivamente dedicado a un tema: cómo reconstruir en la capital francesa un polo de agrupamiento de revolucionarios tras el hundimiento de la CCI, hundimiento comprobado (según la FECCI) en que nuestras reuniones públicas estarían "desiertas" y ya no serían un lugar de debate. Todo eso no son más que mentiras. Todos los simpatizantes de la CCI que acuden regularmente a nuestras reuniones públicas, y entre ellos la decena que acudió a la del BIPR, pueden confirmarlo.
En esta reunión pública estaban presentes, además de la delegación del BIPR y cuatro miembros de la FICCI (solo el individuo Jonás estaba ausente):
- dos seguidores de la FICCI (uno de ellos es antiguo miembro de ella)
- un viejo nómada del medio consejista antipartido, al que conocemos desde hace más de treinta años.
Otras tres personas se dieron un garbeo por allí, abandonando la sala sin participar en el debate.
Así, esta reunión pública, que debería ser la prueba, según la FICCI, de que el BIPR es hoy el "único polo serio" de discusiones y de referencia de la izquierda comunista habría sido un fiasco total si a ella no hubiera acudido la CCI y ésta no hubiera invitado a sus contactos a participar en ella. Estaban presentes, efectivamente, una importante delegación de militantes de la CCI y unos diez simpatizantes de nuestra organización.
O sea que, a pesar de la ruidosa publicidad que hizo de la reunión pública, lo que la FICCI logró demostrar es el vacío que ha hecho en torno suyo. La CCI y sus simpatizantes eran las dos terceras partes de los presentes, lo cual permitió que se llenara la sala. Esto era tan evidente que:
- antes de la exposición, un militante del BIPR se acercó a uno de nuestros camaradas para preguntarle: "¿Por qué habéis venido tantos?"[2]
- al final de la reunión, la presidencia se vio obligada a preguntar: "en fin de cuentas, ¿qué camaradas no son de la CCI?" Aparte de nuestros simpatizantes y los miembros de la FECCI… ¡sólo se alzaron tres manos!
La audiencia de esta reunión pública fue la prueba de que la FICCI (¿quizás también el BIPR?) se toma sus deseos por la realidad: la CCI no está ni muerta ni enterrada como "polo serio" del campo proletario. Y es precisamente porque sí que estarían desiertas por lo que la FECCI no organiza sus propias reuniones públicas y no le queda otra política que la de andar parasitando las de los grupos de la Izquierda Comunista.
Más importante todavía: ¿por qué, a pesar de la estridente publicidad hecha por la FICCI, esta reunión pública, anunciada como un scoop, fue boicoteada por los lectores del Boletín de la FECCI y por nuestros suscriptores?
Pues precisamente porque estos se enteraron de que tal reunión se había organizado tras la "sugestión" y con el "apoyo político y material" de un grupúsculo parásito cuya actividad principal consiste en volcar las peores calumnias sobre la CCI. Así, uno de nuestros contactos nos dijo que no asistiría a esa reunión pública con el argumento de que no quería "pisar la mierda".
Los únicos elementos que la FICCI podía atraer eran sus propios secuaces y la experiencia demostró que no eran muchos.
Si la FICCI no hubiera cacareado que el BIPR organizaba la reunión pública "con su apoyo político y material", puede que otros elementos en búsqueda (de entre los cuales bastantes no están de acuerdo con nuestras posiciones) habrían acudido a participar en el debate.
Una lección que el BIPR deberá sacar de esta grotesca experiencia: nunca está uno mejor servido que por sí mismo. Su alianza con la FICCI, que ha volcado toneladas de calumnias sobre la CCI, que se ha portado abiertamente como una banda de soplones, que le ha robado material y dinero a la CCI, todo eso ha provocado, sin lugar a dudas, una reacción de repulsa en los elementos cercanos a la Izquierda Comunista.
El exceso de celo por parte de la FICCI (y también la coba zalamera que le ha dado) no han servido más que para ridiculizar al BIPR.
Lo que la FICCI quería poner en evidencia en su cartel publicitario es que, sin ella, aquella organización de la Izquierda Comunista que existe a escala internacional y es conocida desde hace décadas, ¡habría sido incapaz de tomar la iniciativa y organizar la reunión pública!
Es lamentable que el BIPR no se diera cuenta de la burla que le hacía la FICCI en su Bulletin nº 27 donde esa pretendida "fracción" afirmaba que para la construcción del partido…"la fracción defiende posiciones más categóricas que el BIPR" ("Compte-rendu d'une discussion entre le BIPR et la fraction") Lo cual significa hablando claramente que la FICCI, con la pretensión de defender posiciones mucho más "radicales", se presenta a sí misma como grupo a la izquierda del BIPR.
En realidad, ese grupúsculo parásito ha utilizado al BIPR de testaferro para su propia publicidad (obteniendo así el certificado de "respetable"), a la vez que le hacía aparecer como el apéndice trasero de la FICCI. Si el BIPR hubiese tomado en serio a la CCI no habría necesitado esta experiencia para comprender que, como dice la fábula de La Fontaine, "todo adulador vive a expensas de quien le escucha".
Al dar su "apoyo político y material" al BIPR para organizar la reunión pública, la FICCI lo que buscaba claramente es que se la reconozca como grupo perteneciente al medio político proletario. Por desgracia, la consecuencia del casamiento entre la FICCI y el BIPR no solo la sido la de cubrir de ridículo al BIPR. También ha contribuido a desprestigiar a una organización de la Izquierda comunista que, hasta ahora, no había pisoteado nunca un principio elemental del movimiento obrero: el de rechazar todo tipo de comportamiento que incluya el robo de material de las demás organizaciones comunistas.
Así, durante la reunión pública, la CCI pidió la palabra para dar lectura a una carta que uno de nuestros suscriptores dirigió al BIPR y que nos pidió que hiciéramos pública. Este camarada, y no es el único, recibió a su nombre y señas personales la hoja del BIPR de llamamiento a la reunión pública. Nos comunicó su extrañeza (como la de otros contactos de la CCI que recibieron por correo ese documento del BIPR): ¿cómo se hizo el BIPR con su dirección si solo la había dado a la CCI? Antes esta pregunta hecha por varios suscriptores nuestros, la CCI decidió, en vísperas de la reunión pública del BIPR, dirigir una carta de protesta al BIPR a la que esperamos que esta vez nos dé una respuesta y no como ha ocurrido en otras ocasiones.
En cuanto abordamos la cuestión del robo de nuestro fichero de direcciones, la presidencia intentó en un primer momento cortarnos la palabra con el argumento de que el BIPR "no quería tomar partido" entre la CCI y la FICCI, pues se trataba de un asunto "interno" de la CCI. Luego, ante nuestras protestas, la presidencia nos aseveró que el BIPR no poseía el fichero de direcciones de los abonados de RI, añadiendo: "Si nos lo hubieran propuesto, lo habríamos rechazado". "¿Significa eso que condenáis el robo de ese fichero de direcciones?", les preguntamos entonces a los camaradas del BIPR A esta pregunta, la presidencia se negó a contestar a pesar de nuestra insistencia, declarando: "Esclareceremos este asunto nosotros con la FICCI después de la reunión pública"
Este incidente exige varias aclaraciones:
1. El BIPR nos toma por tontos cuando tiene la cara de afirmar que no quiere "tomar partido" en un asunto "interno" de la CCI. Cuando resulta que esta primera reunión pública del BIPR en París fue organizada con el "apoyo material y político" de la FICCI, cuando nos enteramos (por el Bulletin nº 27 de la FICCI) que el BIPR y la FICCI han empezado a "poner las bases para una labor en común", y mientras que el BIPR se ha negado desde hace siete años a cualquier trabajo en común con la CCI (con el pretexto falaz de que nuestras divergencias serían demasiado importantes), habría que ser sordo y ciego para no darse cuenta de que el BIPR se ha puesto del lado de la FICCI.
2. En cuanto al robo del fichero de direcciones perteneciente a la CCI, el BIPR sabe perfectamente que eso no es algo "interno" de nuestra organización: ¡hace ya más de dos años que lo denunciamos en nuestra prensa y que hicimos público el asunto!
3. Cuando el BIPR afirma que incluso si la FICCI le hubiera propuesto nuestro fichero de direcciones, "lo habría rechazado de todas maneras", eso significa sencillamente que reconoce y condena ese robo de material perteneciente a la CCI. Así que si el BIPR quiere ser coherente, debe sacar las conclusiones que se imponen: ha puesto las bases de un trabajo común con unos hampones.
4. El BIPR declaró que iba a "esclarecer" este asunto con la FICCI después de la reunión. A nosotros nos parece que ese esclarecimiento no debe quedar como "un asunto interno" del BIPR, sino que debe hacerse público, pues:
- Se ha visto involucrado en el robo de un material que pertenece a la CCI, pues ese material ha sido utilizado para el envío de la hoja del BIPR de llamamiento a su reunión pública;
- Debe rendir cuentas a nuestros suscriptores que le hicieron la pregunta: ¿cómo llegó la hoja del BIPR a sus buzones?
Por parte nuestra, tomamos nota de la declaración según la cual el BIPR no habría aceptado nunca que la FICCI pusiera en la lista de regalos de su boda el "tesoro de guerra" robado a la CCI.
Parece claro (y creemos la palabra de los camaradas del BIPR cuando nos aseguran que no poseen nuestro fichero de direcciones), que los miembros de la FICCI le han asestado una puñalada trapera al BIPR, del mismo modo que nunca cesaron de hacerlo cuando eran todavía miembros de nuestra organización y hacían reuniones secretas para intentar "desestabilizarnos".[3]
Esperemos que el BIPR sea capaz de sacar las lecciones de esta lamentable experiencia que nosotros habíamos intentado evitarle con múltiples avisos. Cuando alguien se acuesta con prostitutas[4] no debe extrañarse si agarra una blenorragia.
El comercio entre el BIPR y la FICCI es, de manera patente, una estafa. Al haber aceptado los servicios de esa pretendida "fracción", al haber cedido a sus halagos, por haber tomado por verdades sus burdas mentiras, el BIPR se expuso no solo a perder su credibilidad sino su honor de grupo de la Izquierda comunista.
Invitamos al BIPR a tomar posición sobre nuestras "Tesis sobre el parasitismo" (publicadas en nuestra Revista Internacional nº 94) en las que poníamos de relieve que la principal actividad de los grupos parásitos es desprestigiar a las organizaciones comunistas. Usando unas veces la calumnia, otras el halago, esas ladillas solo pueden vivir a expensas y chupando la sangre de los grupos del campo proletario. Parece evidente que la función de parásito de la FICCI va más allá de la CCI. Utilizando al BIPR de testaferro (como lo hizo con Le Prolétaire en 2002)[5], desprestigiando hoy al BIPR, esa pretendida "fracción" no solo es un parásito de la CCI, sino de toda la Izquierda Comunista.
El BIPR podrá seguir su trabajo común con la FICCI si quiere seguir siendo el tonto de la feria, no vamos a poder impedírselo naturalmente. Lo que en cambio la CCI no puede tolerar es que utilice (aunque sea de manera indirecta, gracias a sus trapicheos con la FICCI) el robo y la calumnia contra nuestra organización y nuestros militantes para hacer su política de agrupamiento.
La CCI siempre ha criticado el oportunismo del BIPR, un oportunismo que le ha llevado desde su fundación a llevar a cabo una política de agrupamiento sin principios. En varias ocasiones le prevenimos contra el peligro de enredarse con elementos y grupos de la extrema izquierda del capital (como el SUCM iraní) o que habían realizado una ruptura incompleta con el izquierdismo (como el grupo Los Angeles Workers' Voice) La actual colaboración oportunista del BIPR con la FICCI revela el peligro que amenaza a aquella organización de la Izquierda comunista. Cuando, por oportunismo, se acaban utilizando los métodos de reclutamiento de los grupos izquierdistas (que se basan no en la clarificación abierta y leal de las divergencias políticas, sino en la pesca con anzuelo), el BIPR podrá acabar alejándose por completo de los métodos y la tradición de la Izquierda Comunista para acabar acercándose a los del trotskismo[6]. El BIPR creía que iba a servirse de la FICCI para atrapar en sus redes una buena pesca en la reunión pública. Y no solo volvió de vacío de una pesca que creía que iba a ser milagrosa, sino que además se le rompieron en ella muchas redes.
Y más grave todavía es que la deriva oportunista del BIPR lo ha llevado hoy a avalar una práctica, totalmente ajena al proletariado, basada en el robo y la calumnia. Esos métodos son corrientes en los grupos burgueses, pero siempre fueron rechazados y condenados por las organizaciones del campo proletario.
El oportunismo es "la ausencia de todo principio" (Rosa Luxemburgo, Reforma o revolución). Por haberse aliado con individuos que usan métodos de la burguesía (robo de material perteneciente a la CCI), el BIPR ha perdido totalmente de vista un principio que fue todavía capaz de defender cuando, tras la estafa de la que fue víctima por parte de un grupo ficticio de Ucrania (cuyo objetivo era la extorsión de fondos), escribía: "Cuando están separados los medios y los fines (…) la vía de la contrarrevolución queda abierta" (Declaración del BIPR sobre los "Comunistas radicales de Ucrania", 9 de septiembre de 2003)
En efecto, en su combate por el derrocamiento del capitalismo, los revolucionarios siempre han rechazado la moral burguesa jesuítica según la cual "el fin justifica los medios", oponiéndole una ética proletaria conforme a la esencia de la clase portadora del comunismo, como Trotski, entre otros, lo puso de relieve en su libro Su moral y la nuestra. Por eso las organizaciones revolucionarias deben rechazar firmemente toda política de agrupamiento que utilice el robo de material perteneciente a las demás organizaciones comunistas.
Este lamentable lance ha demostrado que el BIPR ha sido rehén de una banda de hampones, y puede uno preguntarse cómo va a poder librarse el BIPR de las mallas de la FICCI. Esperemos que acabe al menos obligándola a quitarse los lentes oscuros para enterarse al fin de lo que es esa pretendida "fracción"[7].
Lo que determina el carácter proletario de un grupo político no es solo el programa que defiende o que pretende defender. Es también su comportamiento político, o sea, su práctica basada en principios. Esta visión nuestra no tiene nada que ver con la "psicología" (como pretende la FICCI). Y eso, porque, como decía Marx en sus Tesis sobre Feuerbach, "es en la práctica donde debe probar el hombre la verdad, o sea la realidad y la potencia de su pensamiento".
Ante la deriva peligrosa del BIPR, es deber de los militantes comunistas llamar a los camaradas de esa organización a sus responsabilidades. Deben tomar la medida de lo que implica, para el porvenir de las organizaciones revolucionarias, cualquier colaboración oportunista con grupos parásitos, con aventureros, hampones, y hasta grupos fantasma que solo existen en un sitio de Internet.
Aunque la CCI, en defensa de sus principios, seguirá prohibiendo la entrada a sus reuniones públicas a unos parásitos desaforados que se han portado como soplones, no cree, en cambio, que sea el único polo de referencia de la Izquierda Comunista. Por eso nuestras reuniones públicas siguen abiertas al BIPR y lo invitamos calurosamente a participar en ellas.
NOTAS:
[1] Es el Buró Internacional para el Partido revolucionario, que agrupa a dos organizaciones de la Izquierda Comunista, Battaglia Comunista (BC) de Italia y la Communist Workers' Organisation de Gran Bretaña.
[2] Además, como veremos en la segunda parte de este artículo, no sería en torno a los análisis del BIPR, sino los de la CCI que sirvieron de base al debate sobre la cuestión de la guerra.
[3] Palabras textuales de un miembro de la FICCI, Olivier, en una de esas reuniones secretas (cuyas notas descubrimos por casualidad)
[4] En realidad comparar a las prostitutas con la FICCI es una ofensa para aquéllas.
[5] Ver nuestro artículo "A propósito de un artículo publicado en Le Prolétaire nº 463, el Partido Comunista Internacional a remolque de la "fracción" interna de la CCI", en Révolution Internationale nº 328.
[6] Como ya lo dijimos hace cuatro años en nuestro artículo "La visión marxista y la visión oportunista en la construcción del partido", publicado en nuestra rRevista Internacional nº 103.
[7] Los métodos de la FICCI, típicos del hampa, aparecen todavía más claramente en el vocabulario que ahora está tomando del lumpen (ver el artículo publicado en su sitio Internet "L'ignomignie n'a pas de limite !"y que es un verdadera llamada al pogromo contra nuestras pretendidas "cabronadas" y contra nuestros militantes calificados hoy de…"cabrones"). Se le han caído las caretas y la pretendida "fracción" muestra su verdadero rostro.
Siempre hemos defendido la absoluta necesidad de desarrollar un debate público (en especial en la prensa) por parte de las organizaciones que se reclaman de la Izquierda Comunista. Del mismo modo, siempre hemos apoyado la necesidad de confrontar posiciones con objeto de que los elementos en búsqueda de nuestra clase puedan hacerse una idea clara y precisa de las diferentes posiciones que existen en el seno del Medio Político Proletario.
Si bien es cierto que el BIPR (así como las organizaciones que lo han constituido, el Pcint y la CWO) siempre han defendido el internacionalismo proletario ante los peores horrores nacionalistas desencadenados por la burguesía, su análisis de las causas de los diferentes conflictos guerreros a lo largo de los últimos veinte años, ha pasado muy lejos de lo esencial.
Así respecto de la actual guerra en Irak el BIPR, en su introducción de la presentación de la reunión pública, reiteró su análisis indicando que esta nueva guerra tendría una racionalidad económica (la renta petrolera y la voluntad de los Estados Unidos por controlar las fuentes del “oro negro”).
Este mismo análisis fue defendido en el pasado por el BIPR, en particular a propósito de la guerra de Afganistán en 2002: «… Estados Unidos tiene la necesidad de que el dólar siga siendo la moneda de referencia en el comercio mundial si quieren seguir manteniendo su posición de superpotencia mundial. Así, por encima de todo, los Estados Unidos buscan desesperadamente asegurarse de que la continuidad del negocio mundial del petróleo se haga en su moneda. Esto quiere decir que luchan por tener una influencia determinante en el itinerario de los convoyes de petróleo y gas antes incluso que la implicación comercial americana en la extracción de sus fuentes. Esto es así porque incluso las decisiones comerciales más insignificantes están siendo determinadas por el interés dominante del capitalismo americano en su conjunto y, como se puede observar, el Estado americano se impone política y militarmente en el interés de objetivos más vastos, objetivos que muy a menudo se oponen a los intereses de otros Estados y, en especial de los de sus aliados europeos. Con otras palabras, este es el centro de la concurrencia capitalista en el siglo XXI…»(Revista Internacional nº 108, 1er Trimestre de 2002, en una polémica con el BIPR a propósito de las guerras).
Un análisis similar fue el que defendió el BIPR durante la primera guerra del Golfo en 1.991: «… la crisis del Golfo se ha producido verdaderamente por el petróleo y por la lucha entre los que lo quieren controlar. Sin petróleo a buen precio los beneficios caerían. Los beneficios del capitalismo occidental están siendo amenazados y por esa razón, y por ninguna otra, por lo que los Estados Unidos preparan un baño de sangre en Oriente Medio… ) (Ver Revista Internacional nº 64).
Ante la terca evolución de la realidad, el BIPR se ha visto obligado a evolucionar un poco en su análisis. Así, en la presentación de su reunión pública el BIPR planteó tres razones esenciales que permitirían explicar el desencadenamiento de esta nueva guerra en Irak:
1) Razones geoestrategicas.
2) La defensa del dólar como moneda dominante para la renta petrolera.
3) El control de zonas de producción petrolera para dentro de veinte años.
Tras la presentación, la CCI intervino para poner en evidencia que, esencialmente, la ofensiva americana en Irak ha sido motivada por razones estratégicas. Si la cuestión del petróleo juega un papel importante no es por razones económicas, sino fundamentalmente por razones estratégicas y militares. En este sentido, recordamos que la importancia estratégica del petróleo no data de hoy en día, ni tampoco de los años 60, sino que viene de antes de la Primera Guerra Mundial, justo tras la mecanización de las armas de guerra.
En nuestras intervenciones, destacamos que la presentación del BIPR representaba un pequeño avance ya que reconocían explícitamente como primera causa de la ofensiva americana en Irak la existencia de razones “geoestrategicas”. A pesar de su visión mecanicísta y reduccionista de la relación entre la crisis económica y la guerra (que revela el peso del materialismo vulgar), el BIPR no puede volver la cara ante la evidencia de los hechos: tras diez años de guerra las zonas de influencia petrolífera no han sido aseguradas con la guerra, sino todo lo contrario, han sido en gran parte destruidas.
Desgraciadamente, hemos subestimado un tanto optimistas al afirmar que el BIPR había realizado un pequeño avance en sus análisis. El camarada del BIPR que hizo la presentación “corrigió” nuestra intervención afirmando que habíamos mal comprendido (o mal interpretado) el contenido de su presentación puesto que… las “causas estratégicas” de la ofensiva americana en Irak son, para el BIPR, totalmente “secundarias” y esto sería así porque tales motivos fueron situados (en la presentación) en ¡tercer lugar!. Es más, el camarada insistió en que deberían habernos entregado su presentación por escrito para evitar cualquier tipo de “malentendido” por nuestra parte. Días después el BIPR publicó sobre su página Internet en francés esta exposición por escrito. Cualquier lector que quiera consultar la citada página podrá observar que el primer factor puesto de relieve en la presentación fue precisamente el que nosotros habíamos entendido y destacado: «….Si bien es cierto que el oro negro figura en los cálculos iraquíes de Washington, es más como recurso estratégico que económico. Con esta guerra, se trata ante todo de perpetuar la hegemonía americana – y esto en el sentido de conseguir posiciones de garantía para el futuro – y no tanto de hinchar de golpe los beneficios de la Exxon…». No se puede ser más claro en el análisis (y nosotros estamos totalmente de acuerdo con este análisis).
Podrá verse que esta pequeña contorsión consistente en afirmar que la CCI habría “comprendido mal”, o “malentendido”, ha permitido al BIPR, a lo largo de la discusión en la reunión pública, silenciar totalmente una posible discusión sobre las “causas estratégicas” de la guerra en Irak. No encontramos más que dos razones para tal actitud: o bien los análisis del BIPR son de naturaleza variable, o bien, que algunos de los camaradas del BIPR no están totalmente de acuerdo con los análisis “oficiales” de su propia organización.
En nuestras intervenciones insistimos sobre el hecho de que, con la entrada del capitalismo en su período de decadencia a principios del siglo XX, la guerra ha perdido toda racionalidad económica para el capital considerado como un todo, e incluso, para cada capital nacional en sí mismo. Recordamos que el concepto de decadencia del capitalismo no es una invención de la CCI, puesto que fue la Internacional Comunista, la que en 1.919, adoptó este análisis. En el mismo sentido, el análisis de la irracionalidad de la guerra en este período de decadencia, tampoco es una idea fantasiosa nacida de la cabeza calenturienta de los “idealistas” de la CCI. Fue la Izquierda Comunista de Francia (GCF) de la que la CCI siempre se ha considerado heredera la que desarrollo este análisis afirmando que «….la producción está centrada esencialmente sobre la producción de medios de destrucción, es decir, en vista de la guerra. La decadencia de la sociedad capitalista encuentra su expresión más evidente en el hecho de que las guerras en vistas del desarrollo económico (periodo ascendente) se hayan limitado esencialmente, en el periodo actual, a actividades en vistas de la guerra (periodo decadente)…» ( Informe a la Conferencia de Julio de 1.945, de la Izquierda Comunista de Francia, citado en nuestra REVISTA INTERNACIONAL nº 18, artículo sobre “El Curso Histórico”) (2).
Con la misma preocupación pusimos en evidencia que el rechazo del carácter irracional de la guerra, en el plano económico, de las guerras en el periodo de decadencia (y en particular en el de la descomposición del capitalismo) lleva al BIPR a no hacer ninguna distinción entre la función de las guerras coloniales y de construcción de Estados nacionales a lo largo del siglo XIX y las guerras que se desencadenan después de 1.914. Por ello, recordamos nuestro análisis sobre la “rentabilidad” de las guerras en el siglo XIX. Tenían una racionalidad económica (puesto que entre otros factores permitieron la expansión del capitalismo a escala planetaria), mientras que en el siglo XX estas guerras han tomado un carácter cada vez más irracional. Y este hecho, es más evidente hoy en día: con la entrada del capitalismo en su período de descomposición (abierto tras la dislocación de los bloques imperialistas surgidos tras la Segunda Guerra Mundial), esta irracionalidad en el plano económico alcanza un nivel superior, como hemos podido observar, por ejemplo, en las guerras en los Balcanes o en Chechenia.
Así, el orden mundial instituido por la Conferencia de Yalta en 1.945 ha cedido la plaza hoy día a una era de desorden mundial marcado por el desencadenamiento del “cada uno para sí” sobre la escena imperialista mundial.
La miopía del BIPR le lleva a no percibir que la lógica imperialista del capitalismo en el periodo de decadencia tiende cada vez más a obedecer a una única lógica: la de la huida hacia delante, sin limites y desenfrenada, en la guerra y la barbarie creciente.
En la discusión nuestra Corriente intento poner en evidencia las implicaciones del análisis del BIPR, según el cual, la guerra de los Estados Unidos contra Irak tendría aún alguna racionalidad económica (en particular el famoso argumento de la “renta petrolera”). Esta visión conduce al BIPR, en realidad, a subestimar la extrema gravedad de la situación histórica actual (marcada por el desarrollo de un caos sangrante) y, por tanto, a subestimar la gravedad de las disyuntivas que se plantean a la clase obrera y al porvenir de la humanidad. Por ello, en la reunión pública del BIPR recordamos el cuadro de análisis en el que situábamos las causas de la guerra en Irak: «….en el contexto de la crisis histórica del capitalismo y en la fase de la descomposición de la sociedad burguesa, la realidad nos muestra que la única política posible para cada gran potencia es la de intentar colocar a los rivales en dificultades para intentar imponerse ella misma. Es la ley del capitalismo. Así, esta inestabilidad, esta anarquía creciente y este caos que se extiende no son la especificidad de tal o cual zona exótica y atrasada, sino el producto del capitalismo en su fase actual e irreversible de descomposición. Y como el capitalismo domina el planeta, es el planeta entero, el que cada vez más se sume en el caos…» (Ver Revista Internacional n º 118).
El BIPR no fue capaz de rebatir nuestros argumentos con un mínimo de rigor y seriedad. Así, respecto a nuestro análisis sobre la descomposición del capitalismo el único “argumento político” que escuchamos fue, una vez más, el estigmatizar, con sarcasmo innecesario, el supuesto “idealismo” de la CCI: «...con vuestro análisis de la descomposición, todo esta relacionado con todo, el caos, Dios, los ángeles,... (sic) ¡!!!!!...».
Pero no acaba aquí el esperpento. Al escuchar otros “argumentos” nos quedamos asombrados con “argumentos” que harían revolverse a Marx y Engels en sus tumbas:
1) Cuándo planteamos la cuestión “ .... ¿ el BIPR defiende aún el análisis según él cual si la tercera guerra mundial no ha estallado con el hundimiento del bloque del Este es a causa de la existencia de la bomba atómica y del ´equilibrio del terror`?.....”, ningún militante del BIPR ha querido, en un primer momento, responder a esta concreta pregunta. Sólo cuando lo hemos planteado por tercera vez, uno de ellos se decidió a responder de forma sucinta (y sin ninguna argumentación) lo siguiente: el equilibrio del terror es “UNO de los factores” que explica que la burguesía no haya podido desencadenar una tercera guerra mundial. En suma, el análisis clásico de sectores de la burguesía dominantes que, durante decenios, han vendido a los proletarios la necesidad de una brutal carrera de armamentos en nombre de la “preservación de la paz”, ....! Sin comentarios ¡. El hecho de que el BIPR se dedique, a su manera, a retomar y repetir argumentos falaces que utiliza la burguesía, ha hecho que todos los elementos en búsqueda presentes en esta reunión pública se quedaran “hambrientos” puesto que, salieron de la reunión sin conocer cuales eran los “otros factores” (y sobre todo cual sería el factor determinante) que, según, el BIPR constituiría un obstáculo central al desarrollo de la tercera guerra mundial. Muy al contrario, estos mismos elementos, pudieron escuchar claramente que para la CCI el factor esencial reside en el hecho de que, tras el fin de los años 1.960, se abrió un nuevo Curso Histórico (hacia los enfrentamientos de clase decisivos), hecho que marcó el fin del largo período de contrarrevolución que sufrió el proletariado mundial tras la derrota de la oleada revolucionaria de 1.917-23. Si no ha estallado una tercera guerra mundial no ha sido a causa de la existencia del arma atómica y del “equilibrio del terror”, sino porque la clase obrera mundial no está dispuesta a verter su sangre tras las banderas nacionales.
2) Sobre el análisis marxista de la decadencia del capitalismo, hemos escuchado a un portavoz del BIPR respondernos en los siguientes términos: «....estoy cansado de discutir con la CCI desde hace 25 años....». Parece ser que la CCI es tan “corta” en su comprensión del ABC del marxismo, ya que este nos enseña (en palabras del portavoz del BIPR) que «.... En el capitalismo hay que distinguir dos cosas: la formación social y el modo de producción. Podemos considerar que hay una decadencia de la formación social (aceptando entre comillas el término decadencia que no me gusta), pero el modo de producción no es por ello decadente. Si no interviene una revolución social, tendremos los dos fenómenos, y la realidad del hundimiento de la sociedad en la barbarie....». Tomando todas las precauciones oportunas en la interpretación de tales palabras (y estando de acuerdo conque si no interviene una revolución, la perspectiva es un hundimiento en la barbarie), el BIPR afirma tranquilamente que el capitalismo puede entrar en decadencia en tanto que “sistema social” a nivel de su superestructura (ideologías dominantes, cultura, valores morales,...) pero no necesariamente como “sistema económico”, es decir, en el plano de sus infraestructuras (a nivel de su modo de producción y de la manera en la que los hombres se organizan para producir los medios de su existencia). Y, como no podía ser de otro modo, esta parrafada de “dialéctica” se nos presenta por parte del BIPR como una verdadera lección de “marxismo y materialismo” opuesto cien por cien a la visión “idealista” de la CCI. Por nuestra parte, preferimos que sea el propio Marx quien se ocupe de rebatir una ineptitud tan escandalosa: «....Resulta que un modo de producción o un estadio industrial determinado esta siempre ligado a un modo determinado de cooperación ó a un estadio social bien definido y este modo de cooperación es, en sí mismo, una fuerza productiva...», «...la producción de sus ideas, de las representaciones, de la conciencia está ante todo directamente ligado a la actividad y al comercio material entre los hombres, y este es el lenguaje de la vida real....» (la Ideología Alemana, Marx y Engels). Es evidente que, “el lenguaje de la vida real” es ignorado por el BIPR. Pero, como decía Spinoza ¡ “ la ignorancia no es un argumento “ ¡. Para el marxismo la decadencia, tanto como la ascendencia, de un modo de producción afecta a todos los aspectos de la sociedad, ya que la infraestructura (la economía) es la que determina las superestructuras (la vida social) incluso si la evolución o la involución de una civilización no se desarrolla de manera homogénea en todos sus aspectos. Afirmar lo contrario, como hace el BIPR, no es ni materialista, ni marxista. Es caer de bruces en el idealismo más estúpido.
3) A lo largo de la discusión, uno de nuestros simpatizantes planteó lo siguiente al BIPR «....si seguimos vuestro análisis del ciclo ´ crisis /expansión/nueva crisis/, etc... ¿cual es vuestra posición sobre las luchas de liberación nacional?. ¿están aún a la orden del día?, ¿significa también que los sindicatos aún tienen una naturaleza obrera?...». Ante esta pregunta, el BIPR no ha aportado ninguna respuesta precisa a la cuestión de las luchas de liberación nacional. Sobre la cuestión del trabajo en los sindicatos, un camarada de la presidencia de la mesa en nombre del BIPR ha afirmado que esta organización no esta por el trabajo en los sindicatos porque «... la experiencia ha demostrado que no hay nada que hacer y la razón no es porque el capitalismo está en decadencia....». En ese momento, nuestra Corriente ha intervenido para pedir al BIPR si rechazaban explícitamente la posición defendida por el PCInt en 1.947, recogido y citada claramente en sus «Tesis sobre los sindicatos de hoy día y la acción comunista» (adoptadas en el IV º Congreso del PCint) que señalan: «....En la actual fase de decadencia de la sociedad capitalista, el sindicato está llamado a ser un instrumento esencial de la política conservadora y en consecuencia a asumir una función precisa de organismo del Estado...» (el subrayado es nuestro). El compañero de la presidencia, que había respondido a la cuestión sindical, se quedo muy sorprendido al conocer que el BIPR o el PCInt defendiera teóricamente tal análisis. Evidentemente parecía haber descubierto, en ese momento, una posición programatica de su propia organización ( ¡qué puede, incluso, encontrarse en la página WEB del BIPR¡).
Evidentemente, la puesta en cuestión del análisis de la decadencia del capitalismo elaborada por la Internacional Comunista, conduce al BIPR a “revisar” ciertas posiciones de su propia Plataforma Política.
A parte de nuestras contribuciones al debate y, también de las cuestiones planteadas por nuestros simpatizantes (a los que el BIPR o bien no ha respondido o, si lo ha hecho, ha sido de forma confusa), queremos señalar la intervención de un elemento del medio consejista (que conocemos desde hace tiempo) que intentó criticar nuestro análisis de la decadencia del capitalismo (basado en la teoría de la saturación de los mercados desarrollada por Rosa Luxemburgo en La Acumulación del Capital). De nuevo tuvimos que soportar una “lección de marxismo” cuando este interviniente defendió la idea de que el capitalismo global está todavía hoy día en plena fase de acumulación ampliada como lo testimoniaría ¡ el formidable desarrollo económico de China!.
Este análisis (hoy día muy extendido entre los “expertos” de la clase dominante) no ha dado lugar a la menor crítica por parte del BIPR en su reunión pública. Visto lo visto, la CCI ha intervenido para demostrar que la pretendida ”expansión económica” de China es un castillo de naipes (ver en nuestra WEB en francés un artículo sobre el particular en Revolutión Internationale n º 350).
Otra de las intervenciones que se hubieron de soportar fue una larga, incomprensible e incoherente perorata de uno de los seguidores de la FICCI, intentando “demostrar” que el análisis de la CCI (y por extensión el de la Internacional Comunista) sobre la decadencia del capitalismo es una absurdidad y que se sitúa fuera del marxismo. Igualmente, fue muy significativa la rapidez con la que dos “jefecillos” de la FICCI se lanzaron al debate, no para tomar posición sobre el análisis del BIPR expresado por la presidencia, sino para intentar “demoler” los análisis de la CCI (3).
La ausencia completa de seriedad de la FICCI quedó más claramente de relieve por el comportamiento adoptado por dos de sus miembros (e igualmente la de sus seguidores) que, en lugar de tomar la palabra para desarrollar una argumentación política, se limitaron a adoptar una actitud irreverente, llena de sarcasmo (hasta el punto de dedicarse a aplaudir las críticas a los análisis de la CCI, como sí de un partido de fútbol se tratase). Esta falta de seriedad chocó profundamente a los elementos en búsqueda de una clarificación política que estaban presentes. Uno de ellos tomo la palabra para señalar explícitamente que actitudes de ese tipo “...no le animaban a participar en la discusión..”.
Es evidente que si la CCI no hubiera participado en la discusión y no hubiera aportado los elementos que planteó al debate, hubiéramos asistido a un “debate” contradictorio y carente de confrontación entre diferentes posiciones. La FICCI (que se presenta como la “verdadera defensora de la Plataforma de la CCI”) se guardo muy mucho de presentar la más mínima divergencia o crítica a los análisis del BIPR.
Sobre el concepto de decadencia del capitalismo (que el BIPR pretende “redefinír”, y de hecho lo que hace es rechazar) los miembros de la FICCI no dijeron ni palabra. Del mismo modo de evitaron cualquier confrontación con el BIPR sobre la cuestión ¿por qué la burguesía no ha estado en condiciones de desencadenar una tercera guerra mundial antes del hundimiento del bloque del Este?.
Así, la pretendida apertura a un debate público, por la “clarificación” y la “confrontación” de los diferentes puntos de vista existentes en el seno del medio proletario, algo de lo que tanto se reivindica la FICCI no es más que un montaje vacío condimentado con altas dosis de hipocresía. En realidad, con tal de construir a cualquier precio un “frente único anti-CCI” el BIPR y la FICCI prefieren ocultar sus desacuerdos y discutirlos en ¡ sus reuniones “privadas”!.
Por nuestra parte, si coherentemente con nuestras posiciones hemos rechazado mantener el más mínimo “debate” con los elementos de la FICCI (y ello a pesar de sus intervenciones provocadoras), es porque la CCI ha ido a una reunión pública del BIPR y no estaba dispuesta a consentir a estos individuos sabotear el debate. En ese sentido hemos intervenido en todo momento para rebatir los argumentos del BIPR y no los de esta supuesta “fracción” que en realidad es una banda de bribones.
Precisamente porque no tenemos ningún temor a la confrontación pública de nuestras divergencias con el BIPR, hemos participado en su reunión. En ese sentido, una vez más, no compartimos la posición del BIPR (repetida al final de esta reunión pública) que dice que el debate entre la CCI y el BIPR “...no sirve para nada...”. Nuestra posición sobre el debate público entre organizaciones de la Izquierda Comunista no tiene nada que ver con la visión de un “choque” entre grupos para saber quien es él “más fuerte” o quien va a “conseguir conquistar a más elementos”. Estamos interesados en la discusión pública de las divergencias, porque entendemos que es vital para que los elementos en búsqueda de una clarificación política puedan conocer las posiciones de la CCI y la del resto de grupos del medio proletario. Sólo con esta actitud podremos conseguir una clarificación de estos elementos y evitaremos que se equivoquen de puerta si quieren convertirse en militantes comunistas.
Ante los elementos en búsqueda de una perspectiva de clase, incumbe a las organizaciones revolucionarias aportar una respuesta a todas las cuestiones que planteen, convencerlos con el máximo de claridad, de rigor y de seriedad en la argumentación. Del mismo modo que les incumbe defender, en las reuniones públicas, la seriedad del debate político rechazando enérgicamente cualquier tipo de actitud parásita que pretenda contaminar el debate con sarcasmos, risotadas o algarabías.
CCI (18/ Octubre / 2004)
(1) Por razones de espacio y de equilibrio en nuestra publicación, no publicamos en este número de Ación Proletaria la primera parte de este artículo titulada “El BIPR rehén de unos bandidos” (artículo que se puede localizar en nuestra pagina en Internet). En caso de que alguno de nuestros lectores no pueda consultar este medio, nos lo puede solicitar para enviárselo en texto escrito. Nos ocuparemos de enviar una copia gratuitamente de tal documento. Aprovechamos para invitar a nuestros lectores a leer la respuesta del BIPR a nuestro documento (que igualmente se puede localizar en su pagina en Internet) titulado “Respuesta a una organización en vía de desintegración”.
(2) Un miembro de la FICCI realizó una intervención que tenía por objeto “ridiculizar” nuestra visión sobre la irracionalidad de la guerra acusándonos de “revisionistas” y llegando a afirmar que éramos unos “Kautsky” cualquiera. En realidad son los tenores de esta pretendida “fracción” los verdaderos “revisionistas” ya que han abandonado completamente el análisis desarrollado por la Izquierda Comunista de Francia (GCF) y que la CCI jamás ha dejado de reivindicar. Estos renegados que pretenden ser los “ verdaderos defensores de las posiciones programaticas de la CCI” rechazan hoy día (con el objeto de acariciar al BIPR en el sentido del pelo) esta posición elemental de nuestra Plataforma sobre la cual esta fundado nuestro cuadro de análisis sobre la decadencia del capitalismo.
(3) Y para combatir los análisis “kautskistas” y “revisionistas” de la CCI hemos podido oír de la boca de los que el BIPR define como los “antiguos dirigentes de la vieja guardia de la CCI” (¡sic¡) algunos “argumentos” que rozan el cretinismo. Hemos podido escuchar (entre otras “joyas” de la CCI) que:
· «...La guerra en Irak representa una ganancia económica enormemente importante para los Estados Unidos...»
· En el lodazal iraquí «....el Ejército americano se refuerza...».
· «...Antes que comprender la cuestión de la guerra, el proletariado debe sufrirla en sus propias carnes...». SIN COMENTARIOS.
Esta campaña está orquestada a escala internacional no solo por un grupo parásito (la FICCI), sino también por el BIPR y por un grupo argentino que se dice llamar “Circulo de Comunistas Internacionalistas” y que se pretende sucesor del Núcleo de Comunistas Internacionalistas de Argentina (grupo del que hemos publicado en nuestra prensa diversas contribuciones). De hecho, los camaradas pueden ver:
- en la web de la FICCI, dos declaraciones de ese “Circulo” que son una sarta de mentiras y calumnias contra la CCI.
- En la web del “Circulo” (http:/1www.geocities.com; [39]’ cci_1917.) tres textos de denuncia de la CCI en los que se retoma los temas clásicos de la FICCI: denunciar a la CCI como una organización estalinistas.
- En la web del BIPR (http:’iwww.ibrp.org [20]) la declaración del 12 de Octubre de ese “Circulo” en la que se denuncia el “mauseabundo método de la CI”.
Además el BIPR acaba de publicar, en su web, una respuesta a nuestro artículo, “El BIPR rehén de unos hampones”, titulada “Las estúpidas acusaciones de una organización en vía de desintegración” que (al igual que el textos calumnioso del “Circulo”) constituye una auténtica declaración de guerra de guerra contra la CCI. En esa respuesta a la CCI, el BIPR afirma que sus relaciones con la FICCI “existen y resisten”. Este texto no solo toma partido por la FICCI sino que, además, cauciona el robo del fichero de direcciones de nuestros abonados que perpetró esa supuesta “fracción” justificándolo. El BIPR afirma claramente que no tiene que dar cuenta de sus acciones ni a la CCI ni a nadie. De hecho rechaza responder a lo que le habíamos planteado en nuestra carta (carta que difundimos en su RP del2 de Octubre y que hemos publicado en nuestra web): “¿Cómo ha llegado la hoja de convocatoria de esa RP a la dirección de algunos de nuestros contactos cuando éstos sólo habían confiado su dirección a la CCI?”.
Nuestros antiguos abonados han recibido en sus buzones esos textos nauseabundos del supuesto “Circulo” enviados por la FICCI aprovechando, para su campaña de calumnias, el fichero de direcciones que nos robaron. Hoy esa campaña de calumnias contra la CCI, en la que sedan la mano el BIPR, la FICCI y ese “Circulo”, nos fuerza a emprender un nuevo combate contra prácticas ajenas al proletariado como el robo, la delación y la calumnia.
Por ello queremos afirmas aquí, como hemos hecho en nuestra web que:
1.- Las tres declaraciones del “Circulo” de Argentina son una sarta de mentiras vergonzosas.
2.- Ese “Circulo” no es el sucesor del NCI. Ese “Circulo” ha salido de la nada y en ningún momento ha dado el más mínimo argumento para explicar porqué el NCI habría cambiado de nombre y de posiciones. Tampoco ha hado ningún argumento para explicar su “giro de 180º” sobre la Toma de posición del NCI en la que denunciaba el comportamiento destructivo de la FICCI (toma de posición que hemos publicado en nuestra prensa). A día de hoy no podemos dar más información sobre este “Circulo”, tomaremos posición públicamente cuando hayamos esclarecido totalmente ese misterioso “grupo”. Lo que si podemos decir ya es que ese “Circulo”, que se solidariza con la FICCI y el BIPR, tiene relaciones establecidas en su web con todo tipo de grupos estalinistas e izquierdistas. Invitamos a los camaradas a que visiten su web donde podrán comprobar, por si mismos, lo que decimos. Este “Circulo” estaría en continuidad con “autores maristas” que van de Marx a ... Stalin, pasando por Mao o el Che Guevara. La CCI reafirma que jamás ha tenido relación con ese “Circulo”, al contrario lo hemos denunciado desde su aparición.
3.- El oportunismo del BIPR (que es una organización de la Izquierda Comunista) es lo que hace que hoy se alíe a las campañas que la FICCI viene lanzando desde hace más de dos años contra la CCI. El oportunismo del BIPR es lo que le lleva hoy a forjar una alianza con los grupos parásitos (como la FICCI).
En ese sentido debemos hacer una distinción entre la naturaleza oportunista del BIPR de un lado y la naturaleza parásita de la FICCI de otro.
La CCI, pese a las calumnias que se lanza a su alrededor, no se deja intimidar por toda ese jaleo internacional. No es un fenómeno nuevo. De echo la historia del movimiento obrero está plagada de episodios en que militantes (como Marx, Lenin, Trotsky) y organizaciones revolucionarias han sido víctimas de calumnias. Eso forma parte del combate no solo contra el capitalismo sino contra la infiltración de métodos burgueses dentro de organizaciones del campo proletario (como hoy es el caso del BIPR). La CCI librará sin concesiones, con paciencia y tenacidad, el combate por la defensa de las principios proletarios. Nuestra responsabilidad es llevar ese combate , no solo para defendernos de ese tipo de ataques sino también para tratar de salvar al BIPR (aunque sin hacernos muchas ilusiones ya que no podemos obligar al BIPR a tomar otro camino) a través de la crítica y el método marxista.
A los camaradas que están, hace tiempo, a nuestro lado los animamos a seguir teniendo confianza en la CCI y a que nos apoyen en este combate como siempre han hecho.
También invitamos a los nuevos lectores a que escriban expresando sus dudas o sus desacuerdos. Le responderemos y podrán comprobar que la CCI no es una organización “estalinista” y que, por el contrario, se puede discutir con nosotros.
CCI (21 de Octubre 2004)
El NCI desmiente rotundamente las declaraciones que la ficci ha publicado el 2 de octubre del 2004 y otras en fechas posteriores en relacion al NCI, que son venenosas y peligrosas para nuestra clase el proletariado mundial.
1.-NCI no ha roto con la CCI en ningun punto de vista y sigue a paso firme y confortablemente.
2.-El NCI politicamente no ha roto con la CCI al contrario sigue manteniendo sus relaciones mas firme en la discusion con la CCI.
3.- En el mes de agosto el NCI no presento desacuerdo con la CCI sino todo lo contrario. Esta en acercamiento muy importante discutiendo con la CCI.
4.-El NCI desmiente que la CCI empujara al NCI a una integracion precipitada. Era el individuo B. el que queria ya una integracion y los otros camaradas del NCI pensaban que habia que ir a paso mas lento pero firme, idea en la cual la CCI estubo de acuerdo.
5.-El NCI sigue existiendo y lejos de desaparecer sigue comprometido en la discusion con la CCI y reprueba los comportamientos indignos de B y "su circulo" que los miembros del NCI no conocen.
NCI 7-11-04
En nuestro artículo titulado “Circulo de comunistas internacionalistas: una extraña aparición” (1) publicado en nuestra página Web el sábado 16 de Octubre llamábamos la atención de nuestros lectores sobre que:
- ese “Circulo”, que se presenta públicamente como “sucesor” del NCI de Argentina, ha aparecido súbitamente, de la nada, con una curiosa “Declaración” de apoyo a los elementos de la llamada “Fracción interna de la CCI” (Declaración fechada el 2 de Octubre que la FICCI difundió, en forma de hoja, ese mismo día durante la Reunión Pública del BIPR en París);
- ese “Declaración” solo ha aparecido, hasta el presente, en la Web de la FICCI. Si dimos la Web de ese “Círculo” argentino (http/www.geocities.com/cci_1917/ [40]), es precisamente para que nuestros lectores puedan constatar, por ellos mismos, que dos semanas después de que la FICCI pusiera en circulación esa “Declaración” no aparecía en la Web del “Círculo”. Por eso es completamente legítimo, por nuestra parte, preguntar “¿A quién quiere ocultar ese violento ataque contra la CCI el autor de esos escritos más recientes? ¿Debemos pensar que quiere ocultarlo a aquellos de los que dice ser portavoz?”.
El lunes 18 de Octubre dos días después de la publicación de nuestro artículo, el autor de ese “Declaración” se decide finalmente a publicarla en la Web del “Círculo” (colgada hacia las 18 horas GTM), es decir, dos semanas después de que la FICCI la hiciera pública. Podemos deducir fácilmente que ese misterioso Web master (que se proclama “Círculo de comunistas internacionalistas”) al verse puesto en evidencia se apresura a colgar esa “Declaración” del 2 de Octubre en su Web.
Al mismo tiempo que el “Circulo” publica la declaración del 2 de Octubre publica otra “Declaración”, del 12 de Octubre (que llevaba ya algunos días colgada en la Web de la FICCI y también del BIPR). Por nuestra parte, afirmamos que esta segunda “Declaración” es una sarta de mentiras y calumnias, de la misma caradura que la repugnante prosa de la FICCI.
Aquí nos vamos a limitar a señalar solo algunas pequeñas cosas sobre ella:
1).- Esta nueva “Declaración” que denuncia el método “nauseabundo” de la CCI emplea los mismos calificativos que el texto publicado por la FICCI en su Web (“La ignominia no tiene límites”) donde se dice “Eso da nauseas”. Las analogías entre los dos textos podemos verlas, entre otros ejemplos, en:
- “voluntad de destrucción de los que se le oponen, hacer una política de tierra quemada a su alrededor” (“FICCI”); “Todo aquel que no está de acuerdo conmigo debe ser destruido. Esa es la sentencia pronunciada por la actual CCI contra todos aquellos que no están de acuerdo con sus orientaciones políticas fundamentales (...) [la CCI emplea] la táctica estalinista de `tierra quemada” (“Círculo”);
- “ante todo se trata de desacreditar, romper, destruir, cualquier dinámica de discusión y de reagrupamiento” (“FICCI”); “la CCI trata de sabotear cualquier tentativa de reagrupamiento revolucionario” (“Círculo”).
2).- Esta “Declaración” se apoya en los hechos siguientes: varios militantes de ese “Circulo” habían “recibido llamadas telefónicas por parte de la CCI. Sin embrago, esas llamadas no se han hecho con una intención inocente, sino con la intención de destruir ese pequeño núcleo”.
Cualquier lector puede darse cuenta (¡a menos que esté “convencido” de antemano de la “culpabilidad” de la CCI!) de que la burda trama que cuenta ese “pequeño núcleo” no es más que una historia que se cae por su propio peso. Si esos militantes, que han recibido nuestras llamadas telefónicas, hubieran roto con la CCI (como afirma, entre otros, la FICCI en el texto antes mencionado) ¿porqué no, simple y sencillamente,... no nos han colgado el teléfono?
Además, lo más “extraño” de esa nueva “Declaración” es que para demostrar el carácter “nauseabundo” del método de la CCI no dicen ni una sola palabra sobre el contenido de esas llamadas telefónicas.
¿Cabe pensar que esos “nauseabundos” hechos solo existen en la mente de su redactor? Si no es así ¿por qué oculta el contenido de esas llamadas? ¿Quizá porque ese “pequeño núcleo” va a sacar ahora una... tercera “Declaración” en la que, finalmente, nos desvele la verdad (2)?
Lo que se dice en esa “Declaración” es tan absurdo que quien se lo trague no es que tenga el cerebro del tamaño de “una pequeña nuez” sino de una gran caja de serrín.
Más adelante volveremos sobre esa “nauseabunda declaración”, así como sobre el (ridículo!) escándalo “internacional” que quiere provocar.
CCI (19/10/2004).
(1) El mismo día en nuestra Web en castellano “A propósito de la FICCI: El Núcleo Comunista Internacional condena la llamada FICCI”.
(2) O que dará lugar, como es la práctica habitual de la FICCI, a toneladas de jabón hacia el BIPR que ha publicado su llamamiento.
Cuando aparece un nuevo grupo (o cuando realiza un cambio importante de posiciones) es necesario analizar de donde viene, con qué ha roto y hacia donde se propone ir. Es una mínima cuestión de responsabilidad pues no podemos dar cancha a cualquier recién llegado. Este rigor es aún más imprescindible ante un grupo cuyos primeros pasos consisten en atacar brutalmente a la CCI a través de 2 declaraciones[1]: una repartida por la FICCI el 2 de octubre en la Reunión Pública del BIPR en París y otra, cuya fecha es el 12-10-04, que ha sido publicitada en las Web de la FICCI y del BIPR[2].
Conforme a un viejo principio del marxismo –enunciado ya en La Ideología Alemana- no vamos a partir de lo que este Círculo dice ser sino de lo que es realmente, conforme a sus posiciones y, sobre todo, a sus actos.
Hacia fines de septiembre, el Círculo apareció como de la nada lanzando una nueva publicación –REVOLUCION COMUNISTA nº 1 (Segunda Época) y un documento de “Perspectivas del proletariado en Argentina y en las naciones periféricas para el presente periodo” -. Esta actitud choca frontalmente con lo que ha sido siempre la tradición del movimiento obrero, lo que pusimos de relieve en el primero de los documentos antes citados: « Hoy un grupo, aparentemente nacido de la nada, que no explica en ningún momento su relación con el NCI, se proclama como el “NCI segunda época” rechazando las posiciones del NCI que a continuación publicamos. Tal fenómeno consideremos que requiere cuanto menos una profunda explicación política por parte de ese nuevo “Circulo” (se presenta en Internet como “Circulo de comunistas internacionalista”) cosa que hasta el presente no ha hecho».
¡Sorprendentemente un día después de hacer esta denuncia, en la Web del “Círculo” aparecía una breve declaración titulada «¿Quiénes somos?», llena de errores gramaticales y redaccionales que denotan su realización apresurada, donde se afirma: « El Círculo de Comunistas Internacionalistas es un grupo de militantes revolucionarios provenientes de Argentina, que se constituye luego de un largo proceso de debate y de decantación primeramente como Núcleo Comunista Internacional, y luego en Círculo de Comunistas internacionalistas, este cambio de nombre se debió porque comenzó en el interior de este grupo una nueva fase de su desarrollo que estaba basada en la perspectiva de la construcción a través del reagrupamiento revolucionario del PARTIDO COMUNISTA MUNDIAL, y de reapropiación absoluta del programa comunista »[3].
Estas frases tan ampulosas como evasivas siguen sin aclarar nada sobre los orígenes del Círculo, aunque parecen indicar que procedería del Núcleo Comunista Internacional. Se impone pues ver si entre uno y otro hay algún vínculo de continuidad. Dicho de otra forma: ¿el nuevo “Círculo” supone realmente una “nueva fase de desarrollo” del NCI o, por el contrario, supone una ruptura con este grupo y un ataque a todo lo que ha aportado?
El programa de las organizaciones comunistas no se limita a un conjunto de posiciones políticas sobre la guerra, los sindicatos, la crisis etc. Incluye también y de forma preponderante, una conducta basada en los principios de la moral proletaria[4] y un funcionamiento acorde con los principios de unidad, solidaridad y confianza que no solo permiten la actividad organizada de los militantes comunistas sino que constituyen las bases de la futura sociedad.
Un examen de algunos de los actos iniciales del “Círculo” pone en evidencia una conducta que fácilmente se puede encuadrar en las “metodologías nauseabundas” que dicho “Círculo” quiere atribuir a la CCI.
El “Círculo” ha surgido en el escenario internacional de la Izquierda Comunista bajo el manto protector de la FICCI que lo introdujo en sociedad repartiendo la ya mencionada declaración del 2 de octubre donde aquel se retracta de la condena que el NCI había hecho de la FICCI y se dedica a llenar de calumnias a la CCI.
Este bautismo constituye un testimonio elocuente de la catadura moral del recién nacido que da sus primeros pasos de la mano de un grupúsculo cuya base de fundación es la delación, el robo y la calumnia[5].
Esta catadura podemos comprobarla en la “metodología” con la que dicho “pequeño grupo” –por emplear una de sus frases preferidas - justifica un cambio tan grave como es el de blanquear la conducta de un grupo al que unos meses antes, con “conocimiento a través de la lectura de las publicaciones, tanto de la CCI, como de la Fracción Interna de la CCI” , consideraba con una conducta “extraña a la clase obrera y a la Izquierda Comunista”, para tratarlo ahora de “camaradas” y lanzarse a una colaboración entusiasta con él[6]. Esta actitud revela una desenvoltura que nada bueno puede augurar a los militantes proletarios que saben pertinentemente que sólo puede construirse algo positivo desde la lealtad, la sinceridad y la transparencia más plenas.
Las propias relaciones del “Círculo” con la FICCI plantean dudas inquietantes. Obra en nuestras manos un mail procedente del Círculo en el cual se dirige a la FICCI afirmando lo siguiente: « ESTIMADOS CDAS: Ante la información que dimos cuenta a uds en un mail anterior, y consultados los camaradas se decidió y se consignó que uno de ellos redactara un repudio no solo a la declaración de mayo de 2004 del NCI, sino también que se procediera hacer una DECLARACION solidarizándonos con la FICCI, tiene fecha del 2-10-04, porque supuestamente será ubicada en el sitio web de la CCi en estos días, no sabemos la razón porque nos informaron esto aun. ASIMISMO AUTORIZAMOS SU DIFUSION SI LO CONSDIERAN CONVENIENTE O UTIL A TODO EL MPP Y MILITANTES COMUNISTAS ».
De este mail se deduce la existencia de contactos precedentes entre el “Círculo” y la FICCI antes del 2 de octubre, fecha de esa declaración de “repudio”. Esto pone de relieve el dudoso comportamiento de alguien que había participado en la condena a la FICCI como grupo “ajeno al proletariado y la Izquierda Comunista” y, sin embargo, colabora con ella como si tal cosa.
El autor de las declaraciones tiene un olfato de geometría variable. Cree percibir “metodologías nauseabundas” en la CCI y sin embargo no huele nada en las mentiras nauseabundas de la presentación que hace la FICCI de su Declaración del 2-10-04:
1º: «La más reciente (a finales de septiembre) de sus extravagancias [se refiere a la CCI] es la publicación, en su prensa y su sitio Web, de una toma de posición donde se nos denuncia, fechada 22 de mayo pasado, que manifiestamente le han sonsacado, mediante la artimaña y el chantaje, a los militantes del NCI de Argentina»
Salvo que sufra una amnesia selectiva, el impulsor del “Círculo” sabrá muy bien que no hubo ninguna artimaña o chantaje por nuestra parte.
2º: «es conveniente subrayar que fue verdaderamente "en la precipitación" -según los propios términos de los camaradas del Círculo- que el NCI adoptó aquél texto. Es decir, bajo la presión e incluso el dictado -como lo prueba la redacción- de la delegación de la "CCI" enviada ante los camaradas argentinos».
En este pasaje hay casi tantas mentiras como palabras. ¿Precipitación? El NCI conocía a la FICCI desde finales de 2003 y para informarse sobre sus “argumentos” contra la CCI le bastaba con pedirle sus boletines (la FICCI los envía por todas partes, incluido a aquellos que no quieren recibirlos). Por otro lado, el 22 de mayo no había ninguna delegación de la CCI en Argentina. Finalmente, nadie dictó nada a los miembros del NCI. Esta mentira encierra además una ofensa a la capacidad e independencia de criterio de estos compañeros.
3º: « En fin, la voluntad de indecente manipulación y de chantaje hacia los camaradas argentinos se muestra claramente en el último punto del texto, el punto 14, que se les ha hecho votar: "Autorizar a la CCI, si lo estima conveniente, la publicación del presente texto, con el fin que considere pertinente" ¿No es esto un cheque en blanco, un vale pagadero a futuro, con miras a arrinconar a los camaradas para siempre?»
Ese punto 14 fue introducido voluntariamente por el NCI sin que mediara ninguna petición ni explícita ni implícita por nuestra parte.
Esta colección de mentiras muestra al NCI como grupo poco responsable que se deja influir y engañar fácilmente. Sí fuera cierta la pretensión del “Círculo” de constituir un “nuevo desarrollo” del NCI denunciaría con indignación estos embustes. Mucho nos tememos que su respuesta será un embarazoso silencio o quizá una nueva de lluvia de ataques contra la CCI, dotados de “toda una policromía de adjetivos calificativos” (por emplear una de sus plásticas expresiones).
En nuestro documento Círculo de Comunistas Internacionalista, de nuevo otra extraña aparición preguntábamos: « ¿Quizá porque ese “pequeño núcleo” va a sacar ahora una... tercera “Declaración” en la que, finalmente, nos desvele la verdad? O –añadíamos en una nota- dará lugar, como es la práctica habitual de la FICCI, a toneladas de jabón hacia el BIPR que ha publicado su llamamiento»
Las dos previsiones que aquí apuntamos se están cumpliendo. Veremos después como el “Círculo” rivaliza con la FICCI en los esfuerzos por darle jabón al BIPR. Sin embargo, una pequeña parte de la verdad sobre el “Círculo” empieza a revelarse. Desde luego no toda pues en nuestro documento la verdad que esperábamos era que nos explicara el contenido “delictivo” de las llamadas telefónicas que hicimos a miembros del NCI («Además, lo más ‘extraño’ de esa nueva “Declaración” es que para demostrar el carácter “nauseabundo” del método de la CCI no dicen ni una sola palabra sobre el contenido de esas llamadas telefónicas.»). Sobre esto el autor de la Declaración del 21-10-04 continua guardando silencio pese a que ello hubiera sido el único medio de probar el carácter “nauseabundo” de los métodos de la CCI. Este silencio puede deberse a que si nuestro Webmaster hubiera revelado su contenido no habría podido pretender con un mínimo de credibilidad que “dichos telefonemas no tenían ninguna intención inocente, sino la artera intencionalidad de destruir a este pequeño núcleo, o caso contrario a sus militantes en forma individual , generando desconfianzas mutuas o sembrando las semillas de la división entre las filas de este pequeño grupo”. Cabe sin embargo otra hipótesis, nuestro indignado Webmaster no conoce el contenido de dichas llamadas telefónicas. No obstante, para su imaginación enferma estas llamadas no pueden tener otro sentido que destruir “el pequeño grupo basado en Argentina”. Sí es así, estaríamos ante un caso de paranoia.
La parte de la verdad que aparece es sobre qué es realmente el “Círculo”. Cuando se sigue la Web del “Círculo” se observa un activismo desenfrenado. Un tráfico de textos y declaraciones que aparecen y desaparecen nos muestran una notable agitación. Esta impresión es plásticamente reforzada por una proliferación de hoces y martillos centelleantes que recuerdan las luces de los árboles de Navidad[7]. Una “Biblioteca de Autores Comunistas” con 4 o 5 textos colgados se presenta como un atractivo seductor. Sin embargo, junto al enlace de la Biblioteca aparece la “sorpresa”: otro enlace, disimulado en una etiqueta “New” que lleva como tal varios días[8] nos conduce a una página llamada “Argentina Roja” donde aparece la “Escuela Nacional de Cuadros del Partido Comunista de Argentina”, fotos del Ché Guevara y podemos encontrar textos de Mao, Stalin etc. y, en medio de estas edificantes compañías, se encuentra el “Círculo” que se ha hecho un hueco en ese medio estalinista con el pretexto de ser una «Pagina la cual contiene un Archivo de Autores Comunistas» (sic)[9].
¿Con qué objetivo se ha realizado este comadreo diplomático con el estalinismo, uno de los más feroces enemigos del proletariado[10]? Es difícil saberlo, quizá en una de sus prolíficas declaraciones, el Webmaster del “círculo” aporte una explicación. Sin embargo, podemos apuntar una: se quiere aparentar una vida inexistente.
En el mismo sentido, las diferentes declaraciones pretenden dar a entender que los compañeros del antiguo NCI apoyarían sin reservas los nuevos aires del “pequeño círculo”. Se insiste hasta la nausea en que todas las decisiones se toman “colectivamente”. Esta obsesión enfermiza por demostrar el carácter “colectivo” del “Círculo” lleva a su autor a cómicas redundancias. Veamos algunas perlas.
«Es así, que estando alertados de dicha metodología nauseabunda por parte de la actual dirección de la CCI, los militantes del Círculo de Comunistas Internacionalistas denunciamos a la CCI por decisión unánime de cada uno de los militantes que integran este pequeño núcleo»
¡Los militantes denuncian a la CCI por decisión unánime de los militantes! Es evidente que cada militante es unánime consigo mismo y cada militante decide por decisión unánime de cada militante. ¿No será que tal proliferación de “militantes unánimes” solo existe en la “unánime” imaginación del autor?
Unos párrafos más adelante nos enteramos que « Es por ello que unánimente (sic) a instancias de los camaradas que fueron llamados telefónicamente por la CCI para que fueran el germen de la desconfianza y la destrucción de este pequeño grupo proponen al conjunto de los miembros del CIRCULO DE COMUNISTAS INTERNACIONALISTAS el total rechazo a la metodología política de la CCI».
¿Cómo es que ahora “unánimemente”, o sea, el conjunto de camaradas, propone al conjunto de camaradas el rechazo de la metodología de la CCI? ¿No se había decidido unánimemente por unánime decisión de los unánimes militantes denunciar “la metodología nauseabunda” de la CCI? De dos cosas una: o en el “Círculo” existe un barullo de decisiones unánimes de considerables proporciones o el calenturiento autor se ha embarullado en su imaginación.
Dicha imaginación es bastante fértil pues resulta que el “Círculo” además de militantes “unánimes” cuenta con “estrechos contactos”: «Por mal que le pese a la CCI, las declaraciones del 2/10/04, y del 12/04/04 no fueron un producto individual, sino colectivo, incluso más luego de la primera declaración consultada la misma con nuestros más estrechos contactos, podemos decir que los mismos manifestaron un repudio a la actitud y accionar de la CCI en la Reunión Pública de París»
La avaricia rompe el saco. En su afán de “demostrar” lo “colectivo” que es el “Círculo” nuestro autor se ha puesto sencillamente en ridículo: además de tener “militantes unánimes”, el “Círculo” contaría con “estrechos contactos” a los que la “consulta” de una Declaración cuyo contenido es repudiar la condena del NCI a la FICCI, llevaría a “repudiar la actitud y el accionar de la CCI” ¡en la Reunión Pública de París sobre la que no se habla para nada en la declaración entre otras cosas por que se escribió antes de dicha reunión!
El refrán dice «Dime de qué presumes y te diré de qué careces». Tanto empeño en mostrar el carácter “colectivo” y “unánime” del “círculo” esconde con toda probabilidad la cruda realidad de que el “Círculo” es un bluff, detrás de él no hay nada más que la imaginación desbocada y el desbocado activismo del autor y Webmaster[11].
Que este individuo se obstine en engañar al mundo –e incluso en engañarse a sí mismo- sobre la “unánime colectividad” del “círculo”, no nos haría perder el tiempo pues hay muchos locos que se creen Napoleón y no vamos a convencerlos de su error. Ahora bien, el problema está en que sus febriles agitaciones tienen como objetivo llenarnos de calumnias y, por otra parte, se basan en una impostura: arrogarse la “continuidad” del NCI cuya aportación al proletariado argentino e internacional no puede perderse.
En una reciente carta al NCI hacíamos balance de su contribución subrayando como aportes: «- rechazar, junto con la CCI, la peligrosa mistificación de las revueltas interclasistas defendiendo la lucha genuina del proletariado, poniendo en evidencia la inconsistencia y el peligro de los análisis del BIPR sobre dicha cuestión;
- defender el papel decisivo del proletariado de los países centrales del capitalismo contra las mistificaciones anti-“eurocentristas” del GCI;
- poner al desnudo la mistificación del “movimiento piquetero”;
- condenar con energía el sucio trabajo de la pretendida FICCI que existe únicamente para desacreditar a la organización más coherente de la Izquierda Comunista, en beneficio de la clase dominante».
Junto a esas aportaciones debemos destacar la defensa de análisis como la decadencia y la descomposición del capitalismo, la irracionalidad de la guerra imperialista etc.
Analizando el barullo de textos aparecidos en la Web se pueden percibir dos líneas contradictorias que coexisten tranquilamente.
Por un lado, posiblemente como guiño a los nuevos aliados de la Web estalinista “Argentina Roja”, en la declaración ¿Quiénes somos? encontramos posiciones de una peligrosa ambigüedad política: nos habla de “capitalismo monopolista” una fase ya muy remota del capitalismo que constituye el análisis preferido de los autores estalinistas. Propone la vaguedad de « la socialización de la industria, los servicios y la planificación de base de la producción y de la riqueza colectiva», frase deliberadamente ambigua que puede abrir la puerta a cualquier política o programa de capitalismo de Estado (el cual es ignorado como cuestión central al igual que la denuncia de los regímenes estalinistas). Los partidos estalinistas, trotskistas «no son más que órganos de dominación que intenta mantener la lucha de clases dentro de los ámbitos institucionales». El término “ámbitos institucionales” es lo suficientemente elástico para indicar cualquier cosa pero lo significativo es lo que oculta semejante análisis: donde esos organismos son más eficaces es precisamente en plantear objetivos capitalistas mediante luchas y movimientos “radicales fuera de los ámbitos institucionales”.
Junto a esta línea de flirteo con el estalinismo, se abre la puerta a posiciones que caben dentro del campo político proletario pero que constituyen una regresión respecto a las posiciones defendidas por el NCI.
Ni en REVOLUCION COMUNISTA 1 (Segunda Época) ni en un documento titulado «Perspectivas para el proletariado en Argentina y en las naciones periféricas para el presente periodo» se citan dos análisis capitales que habían sido el punto fuerte del NCI: la denuncia de las revueltas de diciembre 2001 y del movimiento piquetero. ¿Qué “perspectivas” se pueden ofrecer al proletariado argentino ocultando estos dos análisis?
Del mismo modo, se echa un tupido velo sobre dos posiciones plenamente coherentes con el marxismo y que el NCI había defendido con convicción, particularmente en polémicas con otros grupos del medio revolucionario: la decadencia y la descomposición del capitalismo. Este marco de análisis es reemplazado por otro muy peligroso que es el de ¡la globalización del capitalismo!, un análisis muy de moda en los medios burgueses tanto en los oficiales como en los “radicales” de la altermundialización[12].
Todos estos cambios de posición han aparecido de repente sin ningún debate ni desacuerdo político expresado previamente. Por eso no deja de extrañarnos que el “pequeño grupo radicado en Argentina” nos acuse en su segunda Declaración que «todo aquel que no acuerde en sus líneas políticas fundamentales, o que resuelva romper con dicho grupo por desacuerdos políticos, o no se avienen a aceptar las calificaciones absurdas contra otros grupos y/o camaradas de la izquierda comunista, merece ser destruido y no existir jamás»
No vamos a gastar teclado para rebatir esa calumnia. Los que conocen nuestra actitud y nuestra trayectoria pueden desmentirla fácilmente. Pero en el caso del “Círculo” hay algo que falla: para que este nuevo David enfrentado al Goliat CCI, tuviera el honor de ser perseguido «por una Corriente reconocida internacionalmente que ataca a un pequeño grupo», ¡debería comenzar por plantearle de forma clara y valiente sus desacuerdos! Sin embargo, la realidad es que:
· El NCI enviaba regularmente artículos a nuestra prensa que publicábamos con gran alegría apreciando la validez de sus contribuciones, mientras que el “nuevo” REVOLUCION COMUNISTA Segunda Época nos ha sido cuidadosamente ocultado de tal forma que nos hemos enterado de su existencia al descubrir en los enlaces del BIPR un “Colectivo Comunista Internacionalista” que ha resultado ser el famoso y “pequeño” círculo.
· Del mismo modo, la Declaración del 2 de octubre se ha autorizado «SU DIFUSION SI LO CONSDIERAN CONVENIENTE O UTIL A TODO EL MPP Y MILITANTES COMUNISTAS»,… ¡excepto la CCI a la que jamás se ha enviado!
· Lo mismo cabe decir de la Declaración fechada el 12-10
El “pequeño círculo” pone la venda antes de la herida. Primero nos acusa de “perseguir a aquellos que se atreven a expresarnos desacuerdos políticos”… pero se le olvida tener el “atrevimiento” de expresarnos claramente sus desacuerdos políticos.
En su tercera declaración, el “Círculo” desarrolla una acusación complementaria: otro de nuestros terroríficos pecados sería el de intentar destruir el reagrupamiento internacional de los revolucionarios y particularmente los esfuerzos del BIPR: «los recientes ataques llevados a cabo por parte de la CCI contra el Buró Internacional por un Partido Revolucionario, motivada por la Reunión Pública que desarrollo en París el 2 de octubre de 2004, y en el cual tomó activa participación, en dicha reunión, la Fracción Interna de la CCI». Acusa a la CCI de utilizar “toda clase de ardides” contra la Reunión Pública en París del BIPR.
Hemos consultado la Web del BIPR para encontrar información sobre esos repudiables ardides y lo que dice una breve reseña publicada en italiano es que hubo una presencia masiva de militantes y simpatizantes de la CCI que protagonizaron “numerosas intervenciones”[13].
¿Acudir ampliamente a una Reunión Pública de un grupo proletario es un “ardid”? ¿Realizar numerosas intervenciones constituye un “ataque”? ¿Animar a nuestros simpatizantes a que acudan sería una “maniobra”? Es posible que para el calenturiento autor de las Declaraciones, tratar de aportar claridad sea una “agresión” y una “maniobra”. Lo decimos por la llamativa reacción que ha tenido ante la publicación de artículos del NCI en nuestra prensa: «La CCI ha realizado una sistemática campaña contra este pequeño grupo, sea comenzando a editar viejos artículos en su prensas territoriales, como el caso de World Revolution de G.B sobre las luchas de los hospitales municipales, o por parte de Acción Proletaria, y Revolución Internacional de Francia, con los recientes suplementos editados, y que se hallan en su sitio Web».
¡De modo que dar a conocer al proletariado internacional contribuciones producidas dentro de su fracción en Argentina (denuncia del movimiento piquetero, huelga de hospitales de Buenos Aires, denuncia de la FICCI, denuncia del engaño de la seguridad ciudadana etc.) formarían parte de una “sistemática campaña”!
En la Web del antiguo NCI ha habido toda una serie de extrañas desapariciones. ¡Dos enlaces, uno sobre la decadencia y otro mostrando el carácter interclasista de las revueltas de diciembre 2001, han sido borrados y no conducen a ninguna parte! Los enlaces vacíos en Internet recuerdan los huecos de las fotos correspondientes a los viejos bolcheviques eliminados por Stalin.
Esta nueva maniobra nos permite entender mejor el enfado por la publicación de artículos del NCI. Nuestro Webmaster debe considerar el NCI como su “propiedad privada” lo que le otorgaría bula para quitar todo lo que le venga en gana y le llevaría a protestar por que otros publiquen sin su copyright.
Existe un motivo suplementario para las iras de nuestro autor. Los textos del NCI contradicen radicalmente las nuevas posiciones que ahora defiende el “Círculo” que se pretende “desarrollo superior” del NCI. Resulta muy embarazoso para nuestro Webmaster que le recuerden lo que defendía hace unos pocos meses.
Las actitudes de este individuo denotan un universo mental podrido y ajeno al proletariado: las posiciones y análisis políticos no las ve como una expresión del proletariado sino como su propiedad privada; los cambios de posición no los adopta en función de una convicción sino según un cálculo de conveniencias.
Ya hemos visto antes que el cambio de posiciones políticas tiene dos direcciones incoherentes entre si: uno de seducción hacia el estalinismo, otro de seducción hacia el BIPR. ¡Ya se aclarará el Webmaster con qué carta se queda o si prefiere “unánimemente” mantener las dos!
En lo que se refiere a la aproximación hacia el BIPR, esta imita servilmente la “metodología” de la FICCI de echar toneladas de vaselina sobre la piel del BIPR. El Webmaster extiende una pomada balsámica sobre las heridas causadas por los espantosos ardides de la CCI en el cuerpo del BIPR perpetrados en la Reunión Pública de París, unas heridas que, como hemos visto antes, el propio BIPR desconoce…
Debemos precisar que, en contra de la falsa acusación del Webmaster, para nosotros “no merece ser destruido” el compañero o grupo de compañeros que, por convicción y sobre la base de una argumentación más o menos desarrollada, se acerca a las posiciones del BIPR. Sí esta evolución se produce con ese método nos parece que se puede desarrollar un debate que lleve a la clarificación.
Totalmente diferente es un cambio de posición arbitrario ajeno totalmente a la convicción que se acompaña con maniobras de aproximación a los estalinistas, la alianza con la FICCI, una rociada de insultos a la CCI y la pretensión de destruir la contribución del NCI. Esa “metodología” es ajena y antagónica al método proletario.
Nuestro autor y Webmaster proclama en su tercera declaración que «la esencia del NCI permanece inalterable». Vamos a dejarle el frasco de las esencias “inalterables” y “unánimes”, lo va necesitar para paliar un poco el olor fétido que despiden sus “metodologías”. Nosotros nos dedicamos a defender las adquisiciones positivas del NCI y a discutir con todos los compañeros interesados en avanzar hacia la clarificación.
Corriente Comunista Internacional 27-10-04
[1] Hay una tercera declaración a la que haremos referencia en este documento titulada Respuesta al Suplemento Revolución Internacional de Francia fechado el 21-10-04.
[2] En sendos documentos que aparecen en nuestra Web (tanto en francés como en español) hemos desenmascarado las calumnias y falsedades de ambas declaraciones. Ver Círculo de Comunistas Internacionalistas: una extraña aparición (en español dentro de la Toma de Posición de militantes de Argentina contra la FICCI) y Círculo de Comunistas Internacionalista, de nuevo otra extraña aparición
[3] El autor del tercer documento del “Círculo” pretende “demostrar” que este no surge de la nada pues el documento ¿Quiénes somos? lo “probaría”. Este individuo quiere reírse del mundo: el texto ¿Quiénes somos? se colgó en la Web al día siguiente de nuestra denuncia. El mismo procedimiento de “apariciones milagrosas” cual nueva Virgen de Fátima se repite frente a otra denuncia nuestra: a fecha 16-10-04 las 2 declaraciones del “Círculo” ¡no aparecían en su propia Web! Dos días después fueron apresuradamente colgadas. En su tercera declaración, el “Círculo” aduce que la CCI: «Asimismo intenta falsamente endilgar o sembrar dudas que se busca “ocultar” las declaraciones de repudio. Pues bien la respuesta esta a las claras, esta incluidas en el sitio web del Círculo en la sección declaraciones». ¡Lo que se ve “a las claras” es la desfachatez del autor que pretende que algo colgado dos días después de nuestra denuncia estaba allí desde el principio de los siglos!
[4] La importancia que el movimiento obrero ha acordado siempre a las cuestiones morales la podemos ver por ejemplo en el combativo libro de Trotski Su moral y la nuestra.
[5] En su tercera declaración, el “Círculo” pretende que la FECCI, el GCI y la FICCI «poseen el común denominador de mantener diferencias políticas con la CCI». Responderemos con lo que decía el NCI hace 4 meses sobre las pretendidas “diferencias políticas” de la FICCI: ««la fracción interna a pesar de sus malabarismos de “crear” diferencias con la CCI, es solamente un conjunto de personas agrupadas con un solo objetivo fundamental, destruir a dicha organización con una serie de argumentaciones que no ha podido ni comprobar, ni demostrar en modo alguno».
[6] Remitimos al lector al análisis que hacemos de dichas justificaciones en “Círculo Comunista Internacionalista: una extraña aparición” en francés y en español.
[7] Es posible que estos “efectos especiales” impresionen a aquellos que creen en Papá Noel o en los Reyes Magos. Los militantes de la CCI ha tiempo que dejamos de creer en estos mitos.
[8] Es revelador del carácter retorcido y manipulador de nuestro Webmaster la forma en que ha establecido el enlace con Argentina Roja: no ha puesto claramente y sin tapujos el enlace a esta Web estalinista sino que la ha disimulado detrás de una anodina etiqueta”New”. Esto nos recuerda los palacios de los nobles donde el acceso a las mazmorras estaba disimulado tras un cuadro o la estantería de una biblioteca. ¡En este extraño “Círculo” todo resulta tenebroso!
[9] El enlace en la Web del “Círculo” apuntando a “Argentina Roja” y el enlace en esta Web apuntando al “Círculo” estaban presentes a fecha 27-10-04. Por si el astuto Webmaster del “Círculo” se le ocurre borrar esos enlaces hemos hecho copias fidedignas para recordárselo.
[10] El autor de las Declaraciones nos obsequia con numerosos calificativos de “estalinistas”, “émulos de Stalin” etc., sin embargo, con tal de dar la apariencia de un círculo hiperactivo no duda en mantener oscuros tratos con estalinistas de verdad.
[11] La voluntad de mostrar que el nuevo grupo que habría sucedido al NCI no está compuesto de un solo miembro sino que reagruparía al conjunto de miembros del NCI aparece en el mismo nombre que se ha dado, puesto que éste sugiere (contrariamente al término “Núcleo” que puede designar una sola persona) que está compuesto de VARIOS “comunistas internacionalistas”. Sin embargo, dado que el autor de las declaraciones se ha destacado por su duplicidad (pretendía estar de acuerdo con la CCI al mismo tiempo que había establecido un contacto amistoso con la FICCI) podríamos suponer que está afectado por un desdoblamiento de personalidad: Webmaster nº 1 y Webmaster nº 2. Cuando el primero decide redactar y publicar una declaración la somete al segundo y la discute con él y de forma “unánime” W1 y W2 adoptan el documento.
[12] ¡En su entusiasmo de converso el Círculo llega hasta mostrar a Lenin como un pionero del análisis de la globalización!
[13] En su primera Declaración (2-10-04), el Webmaster, para explicar por qué se realizó la declaración de repudio a la FICCI nos dice que el NCI «ha actuado con una gran dosis de impresionismo” debido a que “este pequeño núcleo [está] situado en un lugar muy aislado, y sin información de ninguna características sobre las vicisitudes por la que atravesaba el MPP». Hoy vemos que el “pequeño núcleo” ha mejorado notablemente sus fuentes de información hasta el extremo de conocer mejor que el propio BIPR lo que ha pasado… ¡en una reunión del BIPR! Por otra parte, cabe destacar que una semana después de la aparición de la tercera declaración del “Círculo” (realizada el 21-10-04) esta no aparece ni en la Web del BIPR ni en la de la FICCI (esta última suele darse mucha prisa en reproducir y traducir textos que atacan a la CCI). ¿Cuál es la razón de esta tardanza? ¿Habría que creer que el exceso de celo del Webmaster agitado (para darle jabón a la FICCI y al BIPR y en enlaces con los estalinistas) comienza a inquietar a sus amigos europeos que prefieren guardar silencio ante sus últimas hazañas?
Esta toma de posición se refiere a las acciones de la autodenominada “Fracción interna de la CCI”, un grupúsculo parásito compuesto por antiguos miembros de la CCI excluidos de nuestra organización por sus comportamientos de soplones (y no por desacuerdos políticos que habríamos querido acallar, como ellos pretenden). Los últimos episodios de la ofensiva de la FICCI dirigidos no solo contra nuestra organización sino que comprometen al conjunto de la Izquierda Comunista nos mueven hoy a publicar esa toma de posición del NCI. La FICCI en el número 27 de su publicación en Internet (por demás enviado a las direcciones de abonados de RI cuyo fichero robó un miembro de esa pretendida “fracción”) publica un documento titulado “Información de una reunión entre el BIPR y la fracción” donde puede leerse, entre otras cosas, que “Esta reunión es una concretización suplementaria y significativa de los lazos que nuestra fracción trata de establecer con el BIPR, y más ampliamente con las organizaciones y elementos del campo proletario” (...) “Esta reunión ha permitido, en su parte final, poner las bases para un trabajo común en el que el debate debe ocupar un lugar destacado”.
En realidad lo que menos le preocupa a la FICCI es el desarrollo del medio proletario y de los debates en su seno. Lo que mueve a este grupúsculo (como puede constatarse mes tras mes en su publicación) es dañar lo más posible a la CCI (ya que no pudieron destruirla tal y como intentaron sus miembros cuando aún estaban dentro de nuestras filas). Para ello sus miembros precisan procurarse de otros grupos de la Izquierda Comunista un certificado de respetabilidad para blanquear su comportamiento de golfos y soplones. A tal efecto la FICCI no duda en emplear cualquier medio para granjearse las simpatías de esos grupos, especialmente del BIPR: “Se impone una constatación política para nuestra fracción: solo hay hoy un polo de reagrupamiento entre los grupos que se reivindican de la izquierda (...) La única organización que tiene capacidad de jugar ese papel de polo de referencia y reagrupamiento, armada de una experiencia en la que apoyarse, es el BIPR (...) Aún contando con fuerzas poco numerosas, el BIPR es la única organización capaz de defender en la clase, de forma práctica a través de la intervención en las luchas, las posiciones comunistas, internacionalistas contra la propaganda burguesa y que, al mismo tiempo, es capaz de ser un polo de reagrupamiento (...) Esta organización es activa tanto en el plano de su capacidad para impulsar el debate y empujar hacia una autentica clarificación política en el seno de lo que llamamos campo proletario, el medio internacionalista, como respecto a lo que tienen una voluntad de inscribirse en la dinámica de construcción del partido”.
Para no cansar al lector, solo reproducimos una mínima parte de las toneladas de vaselina que la FICCI extiende sobre la piel del BIPR. Perece que el BIPR no conoce la famosa fábula de La Fontaine en la que el lobo adula al cuervo para arrebatarle su queso. Por eso el BIPR cede a la FICCI su...queso, el certificado de buena conducta que tanto anhela, sin ser capaz de comprender el autentico juego de ese grupúsculo.
Esa es justamente la trampa en la que no han caído los compañeros del NCI. Tal y como afirman, expresan las opiniones que a continuación reproducimos tras haber examinado atentamente los documentos publicados tanto por la FICCI como por la CCI (y no por haber creído a ciegas en nuestra palabra).
Hoy un grupo, aparentemente nacido de la nada, que no explica en ningún momento su relación con el NCI, se proclama como el “NCI segunda época” rechazando las posiciones del NCI que a continuación publicamos. Tal fenómeno consideremos que requiere cuanto menos una profunda explicación política por parte de ese nuevo “Circulo” (se presenta en Internet como “Circulo de comunistas internacionalista”) cosa que hasta el presente no ha hecho.
Publicamos la Resolución adoptada por el Nucleo Comunista Internacional el 22-5-04 y a continuación el texto de reflexión en la que se basa dicha Resolución
En virtud de lo señalado precedentemente, el grupo con asiento en Argentina Revolución Mundial ha decidido y en forma unánime ha resuelto lo siguiente:
1) Rechazar las acusaciones lanzadas por la Fracción Interna de la CCI contra la Corriente Comunista Internacional.
2) Rechazar enfáticamente las sombras y sospechas que maliciosamente la FICCI ha sembrado contra una serie de camaradas de la CCI, solidarizándonos con éstos plenamente.
3) Considerar métodos dignos del estalinismo las acusaciones sin fundamentos realizadas por la CCI.
4) Considerar que dichas acusaciones estuvieron motivadas por un espíritu de secta o de clan por parte de la fracción producto de lealtades personales, y no programáticas.
5) Repudiar el robo de dinero, y materiales de la organización por parte de la FICCI.
6) Considerar a la FICCI una organización fuera de la clase obrera, la cual propugnamos por su exclusión y expulsión del proletariado, por conductas de carácter burgués.
7) Consideramos a la FICCI una organización influida cien por ciento por la ideología burguesa.
8) Rechazar los métodos utilizados por la FICCI para evitar el debate político en el XV Congreso de la CCI, repudiando la actitud liquidadora y destructiva de aquella.
9) Considerar a la conducta asumida por la FICCI como extraña a la clase obrera, y a la izquierda comunista, siendo cercana a la mostrada por Stalin en sus campañas difamatorias contra militantes bolcheviques.
10) Considerar por unanimidad que la FICCI es una organización provocadora al servicio del estado burgués
11) Considerar que la FICCI no es heredera de los principios programáticos fundacionales de la CCI, al contrario es su antagónico.
12) Considerar a la CCI como una organización que a pesar de las dificultades , que no oculta, lleva a cabo los principios fundamentales del programa y del manifiesto de la CCI como asimismo de las otras adquisiciones teóricas que surgieron a la luz de la lucha de clases.
13) Rechazar la falsa acusación formulada por la FICCI de que la CCI ha abandonado la lucha de clases y haya perdido confianza en la revolución comunista.
14) Autorizar a la CCI si estima correspondiente la publicación de la presente, a los efectos que considere pertinente.-
Buenos Aires mayo 22 de 2004.-
Desde la conformación de este pequeño núcleo con base en la Argentina – Núcleo Comunista Internacional, hoy Revolución Mundial- hemos tomado conocimiento a través de la lectura de las publicaciones, tanto de la Corriente Comunista Internacional , como de la Fracción Interna de la CCI, de un conflicto el cual, conforme lo expone la fracción podemos resumirlo esquemáticamente en los siguientes puntos:
a) abandono por parte de la CCI de las concepciones fundamentales previstas en sus pautas programáticas y en el manifiesto fundacional.
b) un degeneramiento de carácter estalinista, lo cual impide a sus militantes, de la fracción, expresar libremente sus discrepancias y discutir libremente sus diferencias.
c) En los últimos ejemplares de Boletín Comunista es dable a observar también una crítica cerrada a las tesis sobre la descomposición del capitalismo publicada en la Revista Internacional Nº 107.
Pero la realidad ha demostrado una situación totalmente diferente, a lo que se pretende mostrar, por parte de la FICCI. Ello así, ya que lo podemos denominar la prehistoria de la fracción interna comienza con la renuncia de un miembro destacado de la organización – CCI- hasta ese momento, por razones de salud, según sus manifestaciones. Pero asimismo éste realizó – y realiza- una serie de ataques de una extrema dureza y gravedad sobre otros miembros de la organización, lo cual implicaba necesariamente una investigación y lógicamente el derecho de defensa de parte del acusado o los acusados.
La acusación realizada es a nuestro entender una simple pantalla para realizar una tarea de ruptura y de destrucción de la organización, ¿cómo? Fácilmente creando la desconfianza entre los distintos camaradas entre sí, o sea quebrantando uno de los pilares básicos de toda organización revolucionaria.
La actitud adoptada por dicho miembro, y los futuros miembros de la llamada fracción interna de la CCI fue adquiriendo a lo largo del tiempo características cada vez más peligrosas, es así, que pasó de la denuncia sin fundamento alguno contra camaradas, por el simple hecho de no acordar con estos, a quebrantar la disciplina revolucionaria que debe tener toda organización centralizada, pasando a negarse a debatir abiertamente las diferencias con la CCI , o defender sus posturas de cara al conjunto de la organización, concluyendo, a denunciar o publicitar nombres de miembros de la CCI para que pudieran ser identificados más fácilmente por las fuerzas represivas.
Pero resulta indispensable aquí proceder a analizar alguno conceptos que no es invento de la CCI, sino que nos es legado por la experiencia histórica de las organizaciones y militantes que nos han precedidos, y es el estatuto.
Consideramos al estatuto de una organización revolucionaria, no como un cuerpo o un conjunto de cláusulas formales, o un plexo normativo muerto, todo lo contrario un estatuto es un cuerpo vivo, que junto a las pautas programáticas conforman un todo único, que es fruto de la experiencia histórica de la clase obrera.
Uno de los grandes aportes de Lenin a las organizaciones revolucionarias, fue la dura lucha que sostuvo contra la fracción menchevique con relación al partido, cuando en su obra Un paso adelanta dos pasos atrás, realiza no solamente críticas a sus oponentes por su conducta de círculo, o de amiguismo, sino también, que deja sentado las bases sobre las cuales deben asentarse toda organización revolucionaria: centralización, organización y disciplina. Pero esta disciplina no es algo ciego o inconsciente, todo lo contrario la disciplina de toda organización revolucionaria debe ser consciente, por ser proletaria, cuyo objetivo final es el comunismo, a diferencia de la disciplina burguesa que es ciega, oprobiosa y basada fundamentalmente a través de la coerción física y/o moral que le da sustento a la misma. A la disciplina inconsciente de la burguesía el proletariado le opone la disciplina consciente y voluntaria, único método de unidad y de organización.
La organización revolucionaria se halla en lucha constante contra el enemigo de clase, o sea el capitalismo, y es por ello que la lucha política que se libra, hace indispensable la existencia de reglas claras – el estatuto- , éste no es un cuerpo de normas destinadas a defender o mantener el privilegio de tal o cual individuo, todo lo contrario, el estatuto es el arma defensiva que posee las organizaciones revolucionarias, contra el oportunismo en materia organizativa, y asimismo, es el medio adecuado que regirá la vida militante, y que significará también que esta no este en contradicción con su vida personal. Pero también significa fundamentalmente los derechos y deberes que poseen cada uno de los integrantes de una organización revolucionaria.
La fracción interna no constituye una fracción, en el sentido estricto del término y tal como nos ha sido legado por la experiencia de Bilan, ello así, ya que la misma, a pesar de intentar incorporar en un plexo único una serie de diferencias o de discrepancias de índole político, no es más que un círculo, o una camarilla de personas que han “perdido” sus “posiciones”, lo que implica asimismo una adaptación a la ideología burguesa.
Ello así, ya que si bien las divergencias en el seno de toda organización revolucionaria es síntoma de salud, o sea que posee vitalidad, estas divergencias nunca podrán ser resueltas vía sanciones disciplinarias, o exclusiones de sus miembros, pero ello no implica en absoluto el abandono de la disciplina y el no respeto de las reglas establecidas por el estatuto de la organización.
Incumplimiento de los estatutos y no aportes económicos son puntales de la destrucción de una organización política, si la FICCI no lo cree así, que manifieste que es entonces dicha actitud.
Los estatutos de la CCI plantean claramente la cuestión de las fracciones, las divergencias que puedan surgir en el seno de una organización política es síntoma de salud política, pero ello implica necesariamente un debate franco abierto de las divergencias que existan entre diversas posiciones. Pero la FICCI no lo vio así, ya que abandono y se rehusó defender sus posiciones en la instancia superior de toda organización: el Congreso, y la actitud de la CCI fue la correcta siguiendo el ejemplo de Bilan con relación a la organización que se desprendió de ella en 1936 con relación a la guerra civil española.
Las divergencias que eventualmente puedan existir en el interior de una organización , no implica calumniar a militantes, tal cual la FICCI lo ha realizado, y que no fue objeto de rectificación, esta actitud tendiente a minar la confianza y a sembrar la sospecha, debe traducirse simplemente como una actitud útil para el estado burgués, lo que implica el carácter contrarrevolucionario de la FICCI.
Falsa son las manifestaciones de la FICCI, que expresan “defender los principios de la CCI”, cuando ellos mismos violentan las reglas establecidas en el estatuto.
Falsa son los dichos de la FICCI, que dicen que la CCI esta degenerada por una tendencia estalinista, cuando son ello mismos, que utilizan dichos métodos, como la delación, y las sospechas infundadas.
Falsa resulta su dichos reintentar “recuperar a la CCI”,cuando no se apersonan al Congreso a defender sus posiciones, e intentar “convencer” o “rescatar” a la organización que esta presa de una secta estalinista y liquidadora.
Ello lleva concluir que la fracción interna a pesar de sus malabarismos de “crear” diferencias con la CCI, es solamente un conjunto de personas agrupadas con un solo objetivo fundamental, destruir a dicha organización con una serie de argumentaciones que no ha podido ni comprobar, ni demostrar en modo alguno desviación de la CCI de sus principios consagrados en la plataforma programática ni en el manifiesto fundacional de dicha organización.
La política de demolición que llevo a cabo la llamada FICCI, es similar en cierta manera la que Bakunim llevó a cabo en la AIT, con calumnias , sospechas, mentiras, etc., lo que provocó a que Engels planteara acabar con toda dicha situación excluyendo a Bakunin.
Las calumnias y los ataques a la CCI, destinados a la destrucción de la organización, es típica de la propaganda de la burguesía, la cual manifiesta que ninguna organización obrera puede pervivir, ya que los principios comunistas, de solidaridad, confianza mutua entran en conflicto con la “naturaleza humana “ de egoísmo, desconfianza, etc.
Las organizaciones revolucionarias, son débiles es cierto, y muchas veces sufren la influencia directa de la sociedad burguesa dominante, es por ello que toda organización en su construcción y defensa es una tarea constante y de combate permanente contra las influencias del sistema dominante que intenta corromper a las organizaciones obreras.
Y, ello es lo que se extrae de la conducta de la FICCI, excluidos del SI, se sintieron que “perdieron prestigios”, “poder”, “influencia”, por ende si la organización le quitaba dichos “fueros”, su “orgullo herido” decía que debían destruir a la organización.
Sus pretendidos reclamos de “libertad de critica”, de no “cumplir con sus obligaciones de militantes” es algo que ya Lenin, lo refutó con su obra “Un paso adelante dos atrás”, en su voraz y didáctica critica que realizó a las pretensiones mencheviques en contra del partido centralizado , disciplinado y de combate.
Para la fracción centralización y disciplina se contraponen con la posibilidad de debatir las divergencias. Es evidente que se hallan plenamente influenciados por la ideología burguesa, han abandona del campo proletario.
Como sus posiciones no han logrado convencer al conjunto de la necesidad de derrocar a los “liquidacionistas” y como son miopes para ver las bondades de la FICCI, entonces merecen ser destruidos.
Esta fracción ha demostrado con su accionar concreto que se hallan objetivamente al servicio del estado burgués, jugando el rol de provocador con todo lo que este termino significa.
Falso nos resulta a este pequeño núcleo las divergencias que se planteaban con relación a la descomposición del capitalismo ( tesis que RM-A- aprueba), ya que los miembros de la FICCI cuando se comenzó a debatir este tema mostraron su aprobación, y nunca jamás plantearon disconformidad alguna. Pero consideramos que la fracción como un conjunto de individuos unidos bajo ningún principio, sino solamente por la ambición personal, y con el deseo de destruir a la CCI han utilizado dicha bandera para poder engañar a las futuras camadas de militantes revolucionarias que vayan asomando.
Volviendo a las experiencias históricas, debemos mencionar que las fracciones que existieron , ya sea en el seno de la Tercera Internacional Comunista, o frente a la degeneración de la misma, tarea que tomó en su manos, entre otros, la Fracción Comunista italiana, la fracción jugaba en ambos caso y se conformaba ante situaciones de extrema gravedad o de suma importancia para la clase obrera.
La fracción es un término que es utilizado para definir o caracterizar como bien lo podemos observar en Bilan cuando establece que cuando una organización revolucionaria se halla en un proceso de degeneración, es indispensable sacar las lecciones y las enseñanzas de dicho proceso, es decir, a los efectos de un esclarecimiento político. Es decir que a diferencia del revolucionario ruso León Trotsky que planteaba la fracción interna como paso previo a la conformación de un nuevo partido, la experiencia de Bilan, y de la izquierda comunista italiana, era que la fracción tenía una naturaleza de reflexión , esclarecimiento político y profundización. Es por ello, que la actividad que lleve a cabo la fracción debe estar íntimamente ligada a la relación de fuerzas, y a la lucha de clases, ya que el proceso degenerativo de un partido demuestra la debilidad de la clase.
Es útil consignar aquí la propuesta de Jacobs, y que fue publicada en Bilan Nº 17, que dice: “ Es evidente que la necesidad de la fracción es también la expresión de la debilidad de un proletariado que ha sido desarticulado, o gangrenado por el oportunismo, mientras que , por el contrario, la creación del partido es la plasmación de un curso con etapas ascendentes, en las que el proletariado, una y otra vez , se vuelve a encontrar a sí mismo, se va concentrando. Y mediante las luchas parciales y globales va abriendo brechas para acabar derribando la estructura del capitalismo…”
Frente a las acusaciones que consideramos falsas por parte de la FICCI, que la CCI impidió el debate en ciernes, cabe manifestar que si dicho debate no se dio en toda la extensión que desearía la fracción se debió pura y exclusivamente por su responsabilidad (FICCI). Ello así, ya que no tenían la menor intención de debatir con el colectivo dichas diferencias, sino todo lo contrario el objetivo central era la destrucción de la CCI, o sea si los “preclaros” no son comprendidos o aceptadas sus posiciones, la CCI merece morir.
Es así, que realizaron toda clase de tropelías, que en definitiva están todas y cada una de ellas, incluidas en un libro escrito hace 80 años de Victor Serge acerca de la represión, delaciones, crear confusión, desconfianza, etc., pero si bien no actúan a nombre de un servicio del estado burgués, su conducta es objetivamente provocadora, y al servicio de la burguesía.
La FICCI, en su accionar liquidador y destructor, es, salvando las distancias y las diferencias, una actitud similar a lo sucedido en las experiencias históricas, tanto de la AIT- Alianza, como la escisión en 1903 del POSDR, además de utilizar metodologías típicamente estalinistas como sembrar dudas, sospechas sobre militantes de una organización, de igual manera cuando Stalin acusó a León Trotsky de agente imperialista cuando este último era oposición a la degeneración estalinista y al socialismo en un solo país propugnado por el primero.
El espíritu de secta, basados en el amiguismo, las conformaciones de tendencias o fracciones de carácter secreto, el quebrantamiento de la disciplina revolucionaria que toda organización centralizada y única posee, es producto de la influencia de ideologías extrañas a la clase obrera, es decir ideas pequeñas burguesas y burguesas.
Es así, que las acusaciones , falsas por cierto, lanzadas por miembros de la FICCI, hacia camaradas de la CCI, su rechazo a debatir las diferencias políticas que pueden poseer, hacen recordar a la actitud asumida por Mencheviques y Martov en el congreso del POSDR ruso, el cual Lenin lo acusó de llevar a cabo una política liquidadora de la organización revolucionaria.
Es así que cuando en dicho congreso se resolvió modificar el cuerpo editorial de Iksra, Martov, fiel al espíritu de secta o de circulo, rechazó el mismo planteando la posición antimarxista de que harían tales miembros desalojados de la editorial en el partido. Conducta similar adopta la FICCI, ya que fuera de los órganos de centrales de la CCI, por parte de miembros de la FICCI, la pregunta es ¿qué deben hacer esto? La respuesta la hallaron fácilmente, destruir la CCI, igual que los mencheviques en 1904.-
Los miembros de la FICCI plenamente influidos por parte de la ideología ajena de la clase obrera, al ser removidos de los órganos centrales de la CCI, actuaron de la misma manera, casi una copia exacta como lo describe Lenin en un paso adelante dos pasos atrás acerca de la crisis del POSDR, ya que los integrantes “removidos” plantearon que si son sacados de los órganos centrales, la CCI debe ser destruida, ello así, ya que entienden la llegada a un órgano central, como haber alcanzado el máximo escalón de poder y de prestigio, conducta típicamente de la pequeña burguesía, y para lograr ello, y mantenerse en la “cima” no escatiman de medio alguno, injuriar camaradas, visualizados como “enemigos”, denunciar camaradas a la burguesía, sea publicitando sus verdaderos nombres, denunciar la realización de reuniones, etc.
Es por todas las circunstancias señaladas que provocan que este pequeño núcleo basado en la argentina repudie la política de la FICCI, considerándola contraria a la disciplina revolucionaria y al servicio del estado burgués.
Ello se debe fundamentalmente a lo siguiente, cuando éste pequeño núcleo se pregunto:
Consideramos que es imprescindible, para comprender mejor la situación suscitada entre la CCI y la FICCI, evaluar no sólo lo que es el estatuto, sino también, conocer que plantea el estatuto de la CCI, sea cuando hay diferencias políticas, saber si es permitido la formación de fracciones o no sea cuando conductas de carácter que atente no contra la incolumidad de la organización, sino en sus cimientos básicos, entendido esto como seguridad, etc.
En primer lugar, consideramos al estatuto de una organización revolucionaria, no como un cuerpo o un con junto de cláusulas formales, o un plexo normativo muerto, todo lo contrario un estatuto es un cuerpo vivo, que junto a las pautas programáticas conforman un todo único, que es fruto de la experiencia histórica de la clase obrera.
Uno de los grandes aportes de Lenin a las organizaciones revolucionarias, fue su dura lucha que sostuvo contra la fracción menchevique con relación al partido, cuando en su obra Un paso adelanta dos pasos atrás, realiza no solamente críticas a sus oponentes por su conducta de círculo, o de amiguismo, sino también, que deja sentado las bases sobre las cuales deben asentarse toda organización revolucionaria: centralización, organización y disciplina. Pero esta disciplina no es algo ciego o inconsciente, todo lo contrario la disciplina de toda organización revolucionaria debe ser consciente, por ser proletaria, cuyo objetivo final es el comunismo, a diferencia de la disciplina burguesa que es ciega, oprobiosa y basada fundamentalmente a través de la coerción física y/o moral que le da sustento a la misma. A la disciplina inconsciente de la burguesía el proletariado le opone la disciplina consciente y voluntaria, único modo método de unidad y de organización.
La organización revolucionaria se halla en lucha constante contra el enemigo de clase, o sea el capitalismo, y es por ello que la lucha política que se libra, hace indispensable la existencia de reglas claras – el estatuto- , éste no es un cuerpo de normas destinadas a defender o mantener el privilegio de tal o cual individuo, todo lo contrario, el estatuto es el arma defensiva que posee las organizaciones revolucionarias, contra el oportunismo en materia organizativa, y asimismo, es el medio adecuado que regirá la vida militante, y que significará también que esta no este en contradicción con su vida personal. Pero también significa fundamentalmente los derechos y deberes que poseen cada uno de los integrantes de una organización revolucionaria.
De la lectura y estudio de los estatutos de la CCI, podemos manifestar sin hesitación alguna, que los mismos es una clara traducción metodológica del programa de la CCI, es decir, existe un paralelo entre estatuto y programa, y que en el mismo existen capítulos enteros destinados a que los camaradas que poseen disconformidad con tal o cual punto o consideración programática tenga todas las garantías para debatirlas y hacerlas conocer al conjunto de la organización. La FICCI no utilizó dichos derechos, solamente se limitan a expresar su disconformidad y lanzar epítetos y calumnias del “estalinismo” de la CCI, pero la pregunta que nos manifestamos a continuación es la fracción quebrantó los estatutos de la CCI
De la lectura de los antecedentes que este núcleo posee, hemos podido observar y constatar en los mismos, que ha existido una acusación de carácter muy grave contra integrantes de la CCI, puede suceder que frente a los embates del estado burgués, y de sus aparatos coactivos exista entre los integrantes de una fuerza de sospechas que uno de ellos pueda tener sobre otro, pero es imprescindible actuar debidamente ante los órganos correspondientes, como le compete a toda organización revolucionaria, a los meros efectos, no solo de no calumniar al militante sospechado, sino también evitar transformar dicha situación en un “circo” a pedir de boca de la burguesía.
La historia ha enseñado y no has dado muchas lecciones de la manera en como actúa el estado burgués sembrando la desconfianza, minando la solidaridad, la confianza mutua que debe existir en una organización, e incluso empujando a que readopten postura democratistas típicas de la burguesía.
Lenin decía que:”…los conceptos de democracia en general y dictadura en general , sin plantear la cuestión de qué clase… es una mofa…. Porque en ningún país capitalista civilizado existe la democracia en general, porque lo que existe en ellos es únicamente la democracia burguesa.”
En los párrafos precedentes hemos dado cuenta, de las diversas actitudes que han adoptado los miembros de la CCI, desde la separación de un miembro de la misma que tendía no precisamente a plantear diferencias, a enriquecer el debate, todo lo contrario, la misma estaba destinada a destruir a la organización, ya sea creando dudas, desconfianzas, etc., a través de métodos dignos del capitalismo, como la calumnia la injuria, etc.
Ello se debe a que la ideología del enemigo de clase ha inficcionado profundamente en los ex militantes de la CCI, llamados ahora FICCI, ya que incurrieron en conductas típicamente estalinistas, como la calumnia, en espíritu de clan, o de circulo de amigo, y vizualizaron a una organización revolucionaria como medio de ascenso, de poder , etc. Dificultades estas que la CCI había observado y había alertado al respecto desde mucho tiempo atrás, tal como dan cuenta los documentos y artículos de los diversos medios de propaganda de la CCI.
Toda organización revolucionaria debe basarse en estas tres piedras angulares para su propia subsistencia. Un grupo, corriente, y/u organización revolucionaria, se halla bajo el fuego cruzado de la influencia de la ideología burguesa, que intenta a cada paso destruir ello.
Es así, que las usinas propagandísticas de la burguesía, enemigo de clase del proletariado, intenta a cada paso propagandizar que el “fracaso” de las organizaciones comunistas se deben que no atienden a la “naturaleza humana”, es decir, egoísmo, individualismo, etc. Todas estas lacras que le son propias al capitalismo, la burguesía intenta generalizarlas.
La clase obrera, es la única clase que posee una visión histórica consciente, lo mismo que la revolución proletaria se diferencia de las otras producidas en el pasado por ser plenamente consciente. La clase obrera es el sujeto de la revolución, y la diferencia de los otros sujetos del pasado, es que aquella no es explotadora y esta interesada en acabar la explotación del hombre por el hombre.
Pero el sujeto revolucionaria, entendido como clase revolucionaria debe basar su fuerza en la confianza no solo de sus experiencias actuales, sino también de las experiencias del pasado, de las lecciones dadas por la lucha de clases, y es a través de la misma que el proletariado, como sujeto revolucionario, que podrá aprender de experiencias para así lograr la destrucción de la sociedad capitalista.
La clase obrera por ser clase explotada debe desarrollar y tomar conciencias de la necesidad de la lucha colectiva contra este sistema y para tales efectos es indispensable que posea confianza en si misma y en la tarea histórica que le ha sido encomendada, dicha confianza es sobre el conjunto de la clase sobre la totalidad de la misma y no sobre un parte integrante de la misma, tal como sucedió con la burguesía y otras clases explotadoras cuando en un pasado fueron clases revolucionarias.
Pero la confianza de la clase no es algo estable , tiene altibajos y fluctuaciones, lo mismo sucede con las organizaciones revolucionarias que en épocas de derrotas solo conservan la confianza en la clase pequeñas minorías.
El pasado, las experiencias históricas dan un gran contribución a la confianza, porque ella enseña a las nuevas generaciones obreras de las luchas del pasado y de los logros de la clase obrera, es así que la burguesía ataca los hitos fundamentales de la clase como la revolución rusa, con el objetivo claro de hacer perder al proletariado confianza en sí mismos. La clase obrera puede lograr la victoria definitiva luego de una serie de derrotas, las cuales extraídas las enseñanzas correspondientes de los errores pasados antes de la victoria final.
Pero junto a la lucha de clases la teoría juega un rol de vital importancia en la confianza del proletariado, ya que la revolución es un acto consciente, y la victoria de la revolución proletaria solo será posible en cuanto sea conquistada la mayoría de la clase obrera.
Es así, que lucha practica y teoría revolucionaria son factores fundamentales para la confianza del proletariado, o sea no hay practica revolucionaria sin teoría revolucionaria, y no hay teoría revolucionaria sin practica.
Las piedras basamentales en la construcción de una organización revolucionaria, son la claridad programática, que constituye la personificación de la confianza de las tareas históricas que le compete a la clase obrera mundial.
Ninguna organización revolucionaria puede jamás construirse sin confianza, o sea, confianza en el programa que defiende, confianza en la misión histórica de la clase obrera, en el método científico del marxismo, en el funcionamiento de los militantes, confianza en las distintas partes de la organización, pero asimismo, es necesario que la confianza en dichas partes , se traduzca también en confianza en la unidad de los objetivos a lograr y los medios para alcanzarlos.
La confianza , la solidaridad, constituye una unidad dialéctica, el quebrantamiento de uno de ellos ira en desmedro de la unidad de la organización revolucionaria en contra del espíritu del partido, lo que implica poner entredicho la existencia misma de la organización.
Pero este espíritu del partido no es una adquisición permanente, debe ser recreado constantemente en forma permanente , hay ejemplos históricos, el partido bolchevique, la izquierda italiana que en un momento encarnaron las mejores tradiciones revolucionarias desde el punto de vista programático degeneraron.
Es por ello, que para conservar este espíritu de partido es necesario no solo una estrecha vigilancia de carácter revolucionario del colectivo, sino también es fundamental la responsabilidad que le compete a cada un de los militantes individualmente, caso contrario una organización revolucionaria puede traicionar programaticamente e incluso desaparecer.
Los acontecimientos del XIV Congreso, entre la fracción y la CCI, demuestra claramente además de lo expresado en los párrafos y acápites precedentes, un espíritu de clan, o de secta por parte de un grupo - la fracción- que de hecho habían perdido la confianza y la solidaridad con la organización, y sus actitudes pequeña burguesas, al negarse a debatir claramente sus diferencias, lo llevo a degenerar rápidamente hasta llegar a transformarse en un apéndice del estado burgués, al denunciar nombres en la prensa, originado la inseguridad de los camaradas mencionados, a calumniar gratuitamente a camaradas, algo típico de Stalin, en su lucha contra Trotsky, e incluso a agruparse sin principios alguno, con el objetivo central de destruir a la CCI, ejemplo de ello es observado en su boletín, donde se destila mentiras e injurias, siendo totalmente falso sus manifestaciones de “salvar” a la CCI de la “degeneración”, ya que nadie puede creer ello cuando fueron ellos mismo quienes por voluntad propia abandonaron el congreso.
No deseamos reiterar conceptos expresados en párrafos precedentes, pero de la lectura atenta de los materiales que poseemos podemos manifestar sin hesitación alguna, que la FICCI a pesar de gozar de todas las garantías estatutarias, han decidido por voluntad propia abandonar el debate y pasarse con armas y bagajes al campo del enemigo.
Prueba de ello esta determinada por sus conductas antes y durante el congreso, como asimismo actualmente. La actitud asumida por la FICCI es análoga a la postura que adoptó la fracción menchevique durante el congreso del POSDR y que Lenin maravillosamente la retrató en “un paso adelante dos pasos atrás”.
Es así , que la actitud de este pequeño núcleo es de solidaridad política con la CCI, de confianza programática con la CCI, y de rechazo y repudio con relación a la FICCI.
NCI.
Las posiciones defendidas por el NCI en los textos que el lector acaba de leer, así como sus argumentos, no dejan ninguna duda en cuanto a la condena de los comportamientos ajenos al proletariado y la denuncia de quienes los practican: Como dicen los compañeros del NCI después de haber tomado “conocimiento a través de la lectura de las publicaciones, tanto de la CCI, como de la Fracción Interna de la CCI” decide “repudiar el robo de dinero, y materiales de la organización por parte de la FICCI (...), considerar la conducta asumida por la FICCI como extraña a la clase obrera y a la Izquierda Comunista (...), considerar a la FICCI como una organización fuera de la clase obrera”. Esta apreciación del NCI que data de Mayo 2004, se refrenda en Junio 2004, en su contribución sobre el movimiento piquetero (publicada en Acción proletaria nº 177 y 178) cuando afirma que: “La FICCI, solamente ha llevado a cabo un política de calumnias e injurias contra la CCI”.
Hoy ha hecho su acto de presencia, en la Reunión Publica del BIPR del 2 de Octubre un “Circulo de Comunistas Internacionalistas” que, sin aclarar su relación con el NCI, manifiesta mediante una declaración distribuida como panfleto por la FICCI que “los integrantes de este pequeño núcleo no coincidimos con las mismas” y decide “rechaza el tenor del documento [del NCI] de mayo del 2004 publicado por la CCI”. Declaración que, solo tras la RP del BIPR, aparece publicada ¡exclusivamente en la pagina Web de la FICCI! Declaración en la que se dice que va a ser enviada a los grupos del medio político (entre los cuales la propia Declaración incluye a la CCI) pero que nunca hemos recibido, ni antes ni después de su distribución por parte de la FICCI.
Un giro de tal amplitud, de 180 grados, y tan súbito, ante cuestiones de una importancia tan vital para el movimiento obrero como es la condena de comportamientos de chivato y ladrón, no merece para “este pequeño núcleo” la más mínima explicación política, solo en guisa de “justificación”, en contradicción abierta con la posición que había defendido el NCI, desliza la idea de que el NCI la habría adoptado “sin información de ninguna característica sobre las vicisitudes que atravesaba el MPP y más específicamente la CCI a partir de la expulsión de miembros fundadores de aquella corriente, y que hoy conforman la FICCI”, insinuando que la CCI le habría dado una información interesada y unilateral. [1]¡El que no se contenta es porque no quiere!, dice el refrán. Cualquier lector puede comprobar fácilmente que en Mayo del 2004 la FICCI había publicado profusamente en Internet la mayoría de sus boletines. Y nos consta que la FICCI no duda en enviárselos a todo aquel que se lo solicita (es más sigue mandándolos a quienes les han dicho reiteradamente que no desean recibirlos). Frente a tamaña tergiversación nos limitaremos a recordar lo que afirmaba el NCI respecto a sobre qué bases había tomado posición: “a través de la lectura de las publicaciones, tanto de la CCI, como de la Fracción Interna de la CCI”.
Es más a tenor de lo que se dice en esa “nueva Declaración” es su autor quien está realmente mal informado ya que, como pueden comprobar nuestros lectores a través de nuestra prensa territorial, Revista Internacional y nuestra página Web, la CCI jamás ha afirmado que los miembros de la FICCI son “policías” ni “agentes del Estado burgués” a diferencia de lo que afirma ese “Círculo”. Llamamos a todo lector interesado a comprobar tal extremo tanto en la Advertencia publicada sobre la exclusión del elemento llamado “Jonás” como en los artículos posteriores sobre la FICCI. Este nuevo “Círculo” esquiva interesadamente pronunciarse sobre lo que si se pronunció el NCI, es decir, que el comportamiento de delación y robo son ajenos e incompatibles con el proletariado y su Medio Político. De hecho, observamos que hasta la fecha (15 de octubre), 2 semanas después de la puesta en circulación por parte de la FICCI de la declaración del « Círculo », esta declaración sigue sin aparecer en la Web de este último. ¿Qué podemos pensar de semejante « discreción »? ¿Quizá que el redactor de este violento ataque a la CCI quiere esconder sus escritos más recientes? ¿Quizá que quiere esconderlo a los ojos de los que se presenta como su portavoz?
Por último no deja de ser “curioso” que el motivo de esa “Declaración” sea “la publicación en la prensa territorial de la Corriente Comunista Internacional, y en su sitio Web de una declaración efectuada por el entonces NCI en el mes de Mayo del 2004”, cuando el NCI había manifestado expresamente “Autorizar a la CCI si estima correspondiente la publicación de la presente, a los efectos que considere pertinente” y en ningún momento había manifestado ningún cambio de posición o reserva a ese respecto.
CCI.
[1] Hay que hacer notar que la FICCI, en sus comentarios acompañando la publicación de la « Declaración » del « Círculo » afirma que la toma de posición de mayo 2004 condenando la FICCI, fue «sonsacada mediante la artimaña y el chantaje a los militantes de NCI» que habría adoptado este texto « bajo la presión e incluso el dictado de la delegación de la CCI enviada ante los camaradas argentinos » . Parece claro que la FICCI aporta algo de su propia cosecha, demostrando con ello el profundo desprecio que tiene hacia los miembros de la FICCI que, según ella, no serían más que marionetas « escribiendo bajo los dictados de la CCI ». Además, el 22 de mayo de 2004, no había ninguna delegación de la CCI en Argentina. ¡Otra invención de la FICCI!. Por otra parte, podemos observar otra mentira flagrante de la FICCI que acusa a la CCI en los términos siguientes: "la CCI publica ese texto [la toma de posicion del mayo 2004] sin mencionar que el exNCI lo rechaza, rechazo del que sin embargo tiene conocimiento. Otra marrullería y 'omisión' que equivale a una mentira deshonesta.". Los datos hablan por si mismos: la Toma de Posición del NCI de mayo 2004 fue publicada por Revolución Internacional en el Sitio Web en francés de la CCI el 27 de septiembre, cuando el texto del „Círculo“ rechazando esta toma de posición data del 2 de octubr. Por otra parte, la CCI jamás ha tenido conocimiento de un rechazo de la Toma de Posición del 22 de mayo por parte de alguien del NCI. Las mentiras desvergonzadas son la gran especialidad de la FICCI que tiene mucha tendencia a atribuir a los demás sus propias canalladas.
La CCI al BIPR
París, 30 octubre 2004
Camaradas,
El 22 y 26 Octubre, enviamos a la dirección mail de todas vuestra secciones dos correos pidiendo que publicarais en vuestra web la posición de la CCI sobre la « Declaración del Circulo de Comunistas Internacionalistas (Argentina) contra el método nauseabundo de la Corriente Comunista Internacional » fechada el 12 Octubre que vosotros publicasteis en vuestra web. Hasta este momento no habéis hecho caso a nuestra solicitud, ni siquiera os habéis dignado responder a nuestros correos. Al contrario, mientras que hasta ahora esa mentirosa declaración solo aparecía en inglés y francés en vuestra web, tras nuestro primer correo aparece también en castellano.
Ante vuestro silencio y ante vuestra actitud que parece indicar una negativa a publicar en vuestra web nuestra toma de posición; no tenemos más remedio que publicar, en nuestra web, el correo que os enviamos con anterioridad.
Compañeros, una vez más queremos llamar vuestra atención sobre que vuestro silencio solo puede interpretarse como apoyo a las infames calumnias que lanza contra nuestra organización el llamado «circulo ».
Saludos comunistas,
La CCI
La CCI al BIPR
París, 26 octubre 2004
Camaradas,
Hace ya 4 días que os mandamos una carta, el 22 de Octubre, cuya parte principal reproducimos a continuación:
Desde hace más de una semana aparece publicada en la web, en francés e inglés, del BIPR una « Declaración del Círculo de Comunistas Internacionalistas (Argentina)" fechada el 12 octubre con el título de "Contra el método nauseabundo de la Corriente comunista internacional". Tal título resume en sí mismo la cantidad de calumnias que ese « Circulo » lanza contra nuestra organización, sobre las que no vamos a volver aquí. Como hemos dicho en nuestra toma de posición titulada "El Círculo de Comunistas Internacionalistas' (Argentina) Una nueva y... extraña aparición: "Respecto a esta última declaración (del 12 de Octubre, la CCI afirma que es una sarta de mentiras y embustes". Hasta ahora este tipo de calumnias y ataques, como los que nos lanza el « Circulo », eran obra de la « FICCI » (o esta se hacía eco en su página web), es decir por un grupo cuya única razón de existir es desacreditar a la CCI, lo que evidentemente no atenúa el alcance de sus ataques. Que hoy en día ese tipo de ataques provenga del BIPR (además de la FICCI) y sin estar acompañados por el menor comentario que exprese al menos un distanciamiento de lo que ahí se dice (lo que solo puede interpretarse como que el BIPR lo avala) es, evidentemente, mucho más grave. Sois libres de tomar como moneda corriente, sin verificarlas, las calumnias vertidas por el « Circulo ». Por nuestra parte y a titulo de « derecho de réplica » queremos que se publique en vuestra página web, tras la declaración de « Circulo » y en su lengua correspondiente, la siguiente toma de posición:
«La CCI declara que las acusaciones contenidas en la declaración del « Circulo de Comunistas Internacionalistas » del 12 de Octubre, en las que se atribuye a la CCI « el empleo de prácticas que no corresponden a la herencia legada por la Izquierda Comunista, sino más bien propias a los métodos de la izquierda de la burguesía y al estalinismo », para « destruir a nuestro pequeño núcleo [salido del NCI], o a sus militantes individualmente » son una completa mentira. La CCI recomienda a los lectores que consulten la página web (https://world.internationalism.org [41]) para obtener más información al respecto. La CCI llama a una encuesta independiente a realizar por una comisión formada por elementos pertenecientes a las organizaciones de la Izquierda Comunista, o próximos a ella, para que se puedan esclarecer totalmente las acusaciones que pesan sobre nosotros. A tal fin, la CCI ha empezado a tomar contacto con personas y organizaciones que serían susceptibles de participar en esa encuesta ».
Pedimos que esta toma de posición se publique lo antes posible.
A fecha de hoy no hemos visto publicada esta toma de posición en ninguna de las páginas del BIPR ¿es por problemas técnicos o porque rechazáis publicar nuestro corto texto?
Si obedece a un retraso técnico os instamos a solucionarlo para que nuestra toma de posición aparezca lo antes posible: cada día que pasa nuevas personas que visitan vuestra web se topan con esa declaración plagada de mentiras del « Circulo » sin ni siquiera poder saber que la CCI rechaza las acusaciones que contiene.
Si el motivo es que rechazáis publicarla, se trata de algo mucho más grave y os invitamos a que penséis sobre lo que tal actitud significa: no solo participáis en la difusión de infames calumnias contra una organización del campo proletario, además la hacéis con plena conciencia.
En todo caso, sea cual sea la razón por la que no habéis publicado nuestra toma de posición, esperamos que nos la comuniquéis rápidamente.
Respecto a las demás cuestiones planteadas en nuestra carta del 22 de Octubre igualmente esperamos una respuesta aunque comprendemos que necesitéis un tiempo para pensarla.
Saludos comunistas,
La CCI
La Conferencia Territorial de Acción Proletaria, sección en España de la Corriente Comunista Internacional, ha tomado conocimiento de la campaña de calumnias abominables contra la nuestra organización perpetrada por el llamado “Círculo de Comunistas Internacionalistas”.
Tras una discusión a fondo, la Conferencia considera que:
1.- Dichas declaraciones son “un tejido de mentiras y calumnias” como dice la respuesta de nuestra organización
2.- Apoya sin reservas las respuestas adoptadas por ella
3.- Condena los procedimientos del llamado “Círculo” por ser ajenos y antagónicos a la actividad y las relaciones entre grupos proletarios
4.- Denuncia la activa participación en estos manejos de la banda de hampones llamada FICCI
5.- Protesta de forma indignada ante el hecho de que un grupo proletario como el BIPR haya dado cobijo a todos estos ataques que independientemente de a quién vayan dirigidos son incompatibles con el medio de la Izquierda Comunista
6.- Llama a los contactos y simpatizantes de nuestra organización a discutir estos documentos y a adoptar de forma consciente tomas de posición ante ellos
7.- El medio de la Izquierda Comunista necesita unas relaciones sanas y leales donde las calumnias, las mentiras y otros procedimientos incompatibles con el proletariado, sean claramente condenados y proscritos.
Acción Proletaria 31-10-04
En resumidas cuentas: estamos antes los “usos” habituales entre los gángsteres, los Estados burgueses, los partidos de la burguesía… Es decir, prácticas absolutamente ajenas y antagónicas a las que deben reinar en el proletariado y entre revolucionarios.
Eso es precisamente contra lo que lucha la CCI, y eso nos vale, lógicamente, el ataque de los que basan su existencia en la maniobra y la patraña (este es el caso del mencionado “círculo”), los que han sido expulsados de nuestra organización por su comportamiento de ladrones y soplones (por mucho que ellos quieran aparecer como una “escisión”, como es el caso de la denominada FICCI). A este ataque frontal y descarado, se une por lo visto el ataque sórdido, desde las alcantarillas de la cobardía, de los ataques “anónimos” y “secretos”. El remitente del este correo sabrá qué o a quién trata de encubrir. Nosotros lo que tenemos que decir lo podemos decir bien alto y a la cara.
Somos conscientes que la defensa de los principios proletarios que han de regir la vida de las organizaciones revolucionarias no resultan fáciles de comprender, precisamente porque la ideología dominante, en este terreno de los principios de funcionamiento de las organizaciones revolucionarias, es también la ideología de la clase dominante, y nuestro deber es justamente el de luchar contra la influencia de esta ideología extraña a la clase obrera. Por ello, si existen dudas o críticas sobre el comportamiento seguido por nuestra organización, estamos no sólo dispuestos sino muy interesados en discutirlo de manera franca y abierta, como siempre han hecho los revolucionarios. Eso es lo que la CCI ha planteado una u otra vez en sus publicaciones. Lo “otro”, el anónimo, el chantaje, el insulto, la amenaza, etc., son precisamente reflejos del mundo que el proletariado pretende abolir.
Corriente Comunista Internacional
Los trabajadores tenemos que discutir la situación y el futuro de nuestra lucha
Se trataba de responder a las siguientes preguntas ¿Dónde estamos en el desarrollo de la lucha de clases? ¿Hacia donde evoluciona la relación de fuerzas entre las clases a escala mundial? En la presentación insistimos en algunas características del actual momento histórico: aceleración de los ataques a las condiciones de vida de la clase obrera en todos los países del mundo incluidos los más desarrollados y, al mismo tiempo, acentuación de la barbarie guerrera. Estos dos hechos son expresión de la decadencia capitalista y de la descomposición de este sistema que vivimos hoy. Frente a ellos el proletariado retoma el camino de la lucha, un camino plagado desde luego de dificultades.
¿Cuales son las potencialidades de esta reanudación de la combatividad obrera? Es muy importante tener una perspectiva histórica para poder comprender lo que está sucediendo actualmente, pero también para preparar, a través de las luchas actuales, la única solución histórica que puede acabar con la barbarie capitalista: su destrucción mediante la revolución proletaria mundial. Acordémonos que la clase obrera ha manifestado abiertamente todas sus potencialidades sólo en momentos muy precisos: las revoluciones de 1848 en Europa, la Comuna de París en 1871, la Huelga de Masas en Rusia en 1905, la Revolución Rusa de 1917 a la que sucedió la terrible contrarrevolución estalinista, las luchas de 1968-69 que pusieron de manifiesto la finalización de este período de contrarrevolución y la irrupción de nuevo de la lucha de clases. Para comprender la importancia de lo que hoy se está poniendo nuevamente en marcha debemos recordar igualmente que la dinámica que se abrió en 1968 sufrió posteriormente un parón y un retroceso en la conciencia en la clase obrera como consecuencia del hundimiento del bloque del Este. La burguesía utilizó el hundimiento del estalinismo para intensificar sus campañas ideológicas que, fraudulentamente, identificaban estalinismo con marxismo y comunismo. La reanudación actual de la lucha de clases significa precisamente que los efectos de estas campañas se van difuminando. Esta reemergencia de la lucha de clases se ve concretamente a través de las movilizaciones en Francia y Austria contra la “reforma” de las pensiones, jubilaciones, en las movilizaciones de los conductores de tranvías en Italia, de los trabajadores de Correos y los bomberos en Inglaterra durante el invierno pasado, y después en las luchas de los obreros de la Fiat en Melfi (sur de Italia); en los combates de los proletarios alemanes de la Siemens, Porsche, Bosch, Alcatel y también en mercedes-daimler-chrysler; se ve igualmente en las luchas de los trabajadores de los astilleros españoles en Ferrol (Galicia), en la bahía de Cádiz, en Sestao (cerca de Bilbao), pero también en las manifestaciones del 2 de Octubre en Berlín (45 mil personas) y de ese mismo día en Amsterdam, donde una gigantesca manifestación con 200 mil participantes se opuso a los proyectos gubernamentales. Después, el 14 de Octubre, ha estallado la huelga de los 9400 trabajadores de la factoría Opel en Bochum (Alemania) contra los planes de despidos.
Una de las características más importantes de estos movimientos, como se ha visto sobre todo en el de Daimler-Benz, es el surgimiento de una solidaridad obrera entre trabajadores de empresas o de regiones que la Patronal intentaba enfrentar unos con otros. Al calor de ese esfuerzo aparece también una reflexión política en profundidad originada sobre todo por una creciente pérdida de ilusiones en lo que el capitalismo puede ofrecer como perspectiva a los trabajadores. En estos movimientos se va tomando poco a poco conciencia de que todos los sectores obreros, en todos los países, se están viendo atacados, y empieza a balbucear una búsqueda, aún muy confusa desde luego, de otra sociedad diferente a la basada en la explotación capitalista. Lo que empieza a desarrollarse de nuevo es pues la conciencia de pertenecer a una misma clase que está siendo atacada, y por tanto el sentimiento de la necesidad de una solidaridad que es indispensable para el avance de la lucha de clases.
La burguesía responde, desde luego, mediante los sindicatos que intentan precisamente dividir e impedir, precisamente, el desarrollo de esa solidaridad. Y al mismo tiempo, frente a la reflexión sobre el futuro, desarrolla el cortafuegos del «altermundialismo» que se ajusta a ese papel de ofrecer falsas respuestas al incipiente cuestionamiento del capitalismo. Las organizaciones revolucionarias, así como trabajadores más conscientes tienen pues la importante responsabilidad de intervenir en este movimiento y hacerlo madurar. Para ello, las minorías más avanzadas del proletariado deben encontrarse, reunirse, para debatir, discutir y avanzar en la comprensión de lo que está en juego, para poder así intervenir ante el conjunto de la clase y acelerar la necesaria toma de conciencia y la no menos imprescindible unidad de los trabajadores. Las potencialidades de lo que está madurando en el seno de la clase obrera son muy importantes.
Los participantes en esta Reunión Pública – los miembros del Núcleo Comunista Internacional (NCI), así como otros elementos – agradecieron la información que se les daba sobre las luchas obreras en Europa, puesto que eso les permitía comprender que las luchas que se están dando también en Argentina – se mencionó la de una cooperativa de la industria cárnica, pero hay más – toman todo su significado al inscribirlas dentro de esta dinámica internacional. Ellos mismos señalaron que hay muchas luchas sobre las que los medios de “comunicación” no informan absolutamente nada. Uno de los asistentes sostuvo que desde mediados de los años 90 se habían desarrollando en Argentina, frente a ataques muy duros a las condiciones de vida, multitud de luchas “populares” que habrían llegado incluso a poner en cuestión el propio Estado. Los compañeros del NCI no comparten este punto de vista. La CCI, por su parte, intervino para destacar que sólo la clase obrera puede poner en cuestión verdaderamente el Estado capitalista mediante una lucha masiva, unida y consciente de lo que se está jugando, e insistió en los peligros de las luchas interclasistas en las que el proletariado se encuentra difuminado entre el resto de capas de la población y donde, por tanto, pierde su fuerza de clase. La única vía para que la clase obrera pueda desarrollar una relación de fuerzas que le favorezca frente a la burguesía y su Estado, es a través del desarrollo de su autonomía y su unidad de clase. En el año 2001 asistimos efectivamente a una multiplicación de revueltas interclasistas en las que los trabajadores se diluyeron entre otros sectores sociales, y por ello en esas revueltas no se quebrantó en manera alguna el Estado burgués. Debemos decir que el asistente que había planteado esta visión siguió atentamente nuestra argumentación puesto que le animaba una sincera preocupación por desarrollar la fuerza del proletariado.
La otra cuestión que también ocupó una parte importante de la discusión fue: ¿Cómo luchar contra la dispersión de las luchas obreras y desarrollar la unidad en el proletariado? Sobre este sujeto, todos los asistentes a la Reunión Pública estuvimos de acuerdo en que los enemigos de esa unidad son los sindicatos. La CCI puso el ejemplo de las luchas en Polonia en 1980 para mostrar que si esta lucha pudo desarrollarse hasta alcanzar todo el país, fue precisamente porque los trabajadores percibían a los sindicatos (entonces los sindicatos del régimen estalinista) como representantes descarados del Estado. Fue entonces necesario que los sindicatos de los países occidentales, más arteros en disimular esta identidad, acudieran en auxilio del Estado polaco y pusieran en práctica todas sus “habilidades”, para conseguir confundir a los trabajadores y hacerles parar el combate haciéndoles creer que la solución era precisamente la construcción de nuevos sindicatos democráticos. Walesa resultó el héroe de esta maniobra y la burguesía le está desde luego muy reconocida. Se expuso también que la perspectiva debe ser el desarrollo de la solidaridad de clase a escala internacional ya que el capitalismo debe ser destruido a escala mundial y porque la base misma de la lucha de clases es el internacionalismo.
Uno de los asistentes pidió a la CCI que explicáramos como creíamos que debían organizarse las luchas. Nosotros recordamos el debate que tuvo lugar en el movimiento obrero de comienzos del siglo XXº, tras la Huelga de Masas en Rusia en 1905, y las lecciones que de esta experiencia se sacaron. Una lección central de estos movimientos del período en el que el capitalismo entraba en su fase de decadencia es que las luchas ya no podían quedar circunscritas a la empresa sino que debían extenderse, y que la propia lucha hacía surgir la organización que necesitaba: las Asambleas generales que elegían comités revocables. Los sindicatos de la época que ya se opusieron enérgicamente incluso al debate mismo, rechazaron desde luego esta lección y acabaron traicionando al proletariado y absorbidos por el Estado. Desde entonces son los propios sindicatos quienes luchan contra esta organización autónoma de la clase que desaparece con la lucha cuando ésta cesa. Es esta organización la que permite a la clase obrera controlar verdaderamente su lucha y la que hace posible su auténtica extensión a otros trabajadores.
Al final del debate se suscitó también, igualmente por parte del asistente que había planteado lo anterior, la cuestión del carácter de clase del movimiento de los “piqueteros”. Este asistente pensaba que se trataba de una lucha auténtica de los desempleados, y por tanto de una verdadera lucha obrera, puesto que los parados forman parte de la clase obrera. La CCI, así como los compañeros del NCI, respondieron que si bien es cierto que los desempleados forman parte de la clase trabajadora, y si desde luego hay muchos parados encuadrados en el movimiento “piquetero”, eso no basta para atribuir a este movimiento un carácter proletario. También hay muchos trabajadores afiliados en los sindicatos y sin embargo estos no son una organización de la clase obrera. El movimiento de los “piqueteros” divide al proletariado entre activos y parados, y a los propios parados puesto que no hay una sino varias organizaciones de “piqueteros”. Por otra parte, los trabajadores atrapados en estos movimientos carecen de autonomía y no deciden absolutamente nada, puesto que son una simple masa de maniobra totalmente manipulada. Por todo ello, los 150 pesos que reciben mensualmente del Estado no son el resultado, en contra de lo que pensaba este compañero, de una relación de fuerzas que se le ha impuesto al Estado, sino el precio de unos servicios prestados, aunque los propios trabajadores no sean conscientes de ello. Este movimiento es una forma sindical de “lucha”, que en vez de desarrollar la unidad de la clase y su toma de conciencia, fomenta en realidad su división y ofrece una falsa imagen de lo que es de verdad la radicalidad de la lucha obrera (su enfrentamiento a las necesidades de la economía nacional) confundiéndola con operaciones espectaculares como acciones de comando, cortes de carreteras, etc. Este compañero disintió de lo que señalamos aunque añadió que seguiría reflexionando y que está dispuesto a seguir discutiendo sobre esta cuestión. La CCI quiso saludar expresamente esta actitud del compañero.
Las conclusiones presentadas por la CCI sobre el curso del debate señalaron los puntos de acuerdo sobre el aspecto internacional de la lucha de clases, sobre la necesidad de desarrollar las luchas, el rechazo de los sindicatos, la necesidad de un combate para desarrollar la unidad de la clase obrera y su toma de conciencia de lo que históricamente se juega el proletariado. Pero también mencionamos el desacuerdo de uno de los asistentes en la discusión sobre el movimiento “piquetero”, así como su voluntad de continuar discutiendo sobre este sujeto. Este compañero agradeció que las conclusiones mencionaran explícitamente los puntos de acuerdo y de desacuerdo e igualmente solicitó a la CCI si podía conseguirle los libros de Rosa Luxemburgo: “Introducción a la economía política” y “La acumulación del capital”. La CCI va a intentar responder a esta petición.
Durante todas las discusiones los compañeros del NCI intervinieron mucho más que en la anterior Reunión Pública. Sus intervenciones por ejemplo en la discusión sobre el tema de los “piqueteros” se situaban en plena continuidad con sus precedentes tomas de posición (ver AP nº 177 y 178) Señalaron igualmente su reconocimiento a la CCI por las clarificaciones históricas que aporta.
Es igualmente reseñable que los asistentes contribuyeron económicamente al pago del alquiler de la sala de reunión.
Esta reunión ha significado un verdadero debate en el seno de la clase obrera, un debate sumamente útil puesto que la confrontación de posiciones se desarrolla con objeto de una clarificación política que es necesaria para luchar.
CCI. 11 de Noviembre de 2004.
Un participante en el Foro atribuye la responsabilidad de la actual crisis a « ese tipo siniestro, prototipo de numerario del Opus Dei, que cuando era presidente del gobierno, llamaba a las familias a tener más hijos: Aznar».
Aznar y sus ministros eran servidores del Capital y como tales atacaban a muerte a los trabajadores pues el Capital no tiene otra política posible. Zapatero está haciendo lo mismo. Pero ¡no olvidemos! ¿Quién inició la política de reconversiones y despidos en el sector naval y en otros muchos sectores? Pues el Gobierno de Felipe González ilustre predecesor de ZP. Las reconversiones y otras “políticas industriales” del gobierno “socialista” entre 1982 y 1996 SUPUSIERON LA PERDIDA DE UN MILLON DE PUESTOS DE TRABAJO.
El siniestro señor del bigote no hizo otra cosa que continuar la senda del dicharachero González pero el angelical Zapatero está demostrando que va a dejar corto a sus dos predecesores.
El Gobierno es el seguro servidor del Capital. Su política no es producto de una ideología sino de las necesidades del capital. Es el capital quien “orientando” el voto de los “ciudadanos” elige el gobierno más apropiado para sus necesidades en cada fase de la evolución de su crisis histórica.
Esto es lo que plantea un participante en el Foro: « las empresas, como todo, nacen, crecen, y mueren. La defensa a ultranza del puesto de trabajo va en contra de esa ley de vida y no creo que siempre esté relacionado con las contradicciones del sistema capitalista».
Como le responde otro compañero eso no es “ley de vida” sino la ley de la jungla del capitalismo. El ser humano no es competitivo y depredador por naturaleza. Durante la época más larga de la historia de la humanidad esta vivió en lo que se llamó el comunismo primitivo: pequeñas tribus donde los individuos cooperaban solidariamente entre ellos para su reproducción. Se calcula que este régimen social sobrevivió más de 50.000 años. Es evidente que se disolvió y que ello era inevitable dando lugar a las sociedades de clase: esclavismo, feudalismo y capitalismo, aproximadamente unos 8.000 años en la historia de la humanidad. Sin embargo, con el capitalismo la humanidad ha llegado a una contradicción que solo puede ser resuelta con la instauración de la COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL, el auténtico comunismo. Con el capitalismo se está produciendo algo que en épocas anteriores de la historia de la humanidad habría parecido absurdo: la gente muere de hambre, se va al paro, padece miseria etc., no por SUBPRODUCCION, es decir, por penuria de medios de vida y producción, sino A CAUSA DE LA SOBREPRODUCCION, es decir, por exceso de medios de vida y producción. La lucha del proletariado, aboliendo la competencia en su seno y desarrollando la solidaridad y la unidad, es la que permitirá llegar a esa nueva sociedad.
La respuesta es negativa. Los obreros de astilleros se defienden contra el despido y el ataque a sus condiciones de vida. Por tanto, están defendiendo los intereses de toda la clase obrera. Si les echan a la calle o si les bajan los salarios (o las dos cosas a la vez) el resultado se hará sentir sobre todos los trabajadores de forma directa o indirecta, más pronto o más tarde. Cuando en un sector obrero se imponen los despidos, las bajas de salarios o los aumento de horario o ritmos, eso tiene una repercusión general en toda la economía bajo la forma de más precariedad, peores salarios, más despidos…, es decir, el empeoramiento general de las condiciones de vida de toda la clase obrera.
Cada obrero no elige la empresa que le va a explotar sino que son las leyes ciegas que mueven el capitalismo las que hacen que tal obrero sea de astilleros y otro repartidor de pizzas precario, parado etc. Los obreros son explotados por el capitalismo en su conjunto. Ser funcionario o ser empleado público no es un privilegio sino una forma determinada de explotación.
¿De donde ha nacido la precariedad? ¿De la mala voluntad de los obreros del sector público? ¡En absoluto! Ha nacido de las leyes y necesidades del Capital. Está de moda la ideología según la cual los obreros precarios o los de pequeñas empresas culpan de sus males a sus compañeros “privilegiados” de empresas públicas, funcionarios etc. La raíz del mal está en la crisis del capitalismo y en la política correspondiente que realizan su Estado. Hemos de dirigir nuestra indignación contra esa clase social y no contra los que son nuestros hermanos con los que debemos construir nuestra UNIDAD DE CLASE para que todos tengamos fuerza.
La crisis ha ido agravándose durante los últimos 30 años. En los años 80 ello obligó al capital y su estado a cerrar numerosas empresas. Ante las luchas obreras, el Estado, con la complicidad clara de los sindicatos, desarrolló una “medida social y no traumática”: prejubilar o jubilar a los obreros mayores de 50 años e incluso menos. La realidad ha demostrado que eso no era tan privilegiado como lo pintan: en la práctica los “privilegiados” que tienen esa situación apenas tienen unos 600 € mensuales y la pensión puede ser incluso peor.
Pero el problema es más grave y profundo: como consecuencia de los despidos que enmascaraban esas jubilaciones o prejubilaciones no traumáticas (¿) el resultado es que globalmente el empleo ha disminuido o bien se ha precarizado. Por tanto, para la clase obrera en su conjunto eso ha significado un deterioro de sus condiciones de vida. Por ejemplo, los hijos de esos jubilados o prejubilados “de lujo” tienen que vivir en casa de sus padres pues la vivienda es inaccesible y si tienen trabajo es precario.
Las jubilaciones y la prejubilaciones son una medida cínica de Estado y Sindicatos para imponer el hundimiento en la crisis del capital a los trabajadores. Como dice muy bien un compañero en el Foro: «no me parece que las prejubilaciones sean precisamente una defensa del puesto de trabajo, sino una compra de la paz social como bien has dicho, que significan pan para hoy y hambre para mañana, porque se asegura el futuro del trabajador que accede a ellas pero significa dejar en un hilo el futuro de l@s hij@s (condenad@s a un trabajo de mierda) y un retroceso para el movimiento obrero (…)La filosofía de "el/la que venga atrás, que arree". Si permitimos cosas como esa, adiós definitivamente al movimiento obrero».
Ahora esa supuesta bicoca ya no la ofrecen o la ofrecen en condiciones mucho peores que antes. ¡No caigamos en esas trampas!
Como decía un compañero en el Foro: «Los trabajadores lo que quieren no es ser prejubilados, sino mantener sus empleos. Las prejubilaciones son estrategias de los sindicatos oficiales y del Estado para llegar a la consecución de sus fines: cerrar determinado tipo de empresas, privatizar otras».
Jubilados, prejubilados, activos fijos, activos precarios, desempleados, emigrantes: TODOS SOMOS CLASE OBRERA. No nos veamos unos a otros como “privilegiados”. ¡Rompamos con las divisiones que no nacen de nuestro ser de clase sino de las maniobras de división del Capital, el Estado y los Sindicatos!
Es un factor a tener en cuenta. En el capitalismo hay una concurrencia feroz entre capitales nacionales y entre los diferentes capitalistas individuales.
Ahora bien, la solución no es que los obreros nos sometamos a las leyes de la competencia capitalista sino que luchemos contra ellas. El primer paso es abolir la competencia en nuestras propias filas. Hemos de construir nuestra unidad y solidaridad rompiendo las barreras de la empresa, la región, la nacionalidad (catalana, vasca etc.) y la nación (española, coreana, USA).
Sí planteamos las cosas en términos de salvar la empresa, salvar el sector, salvar la región, salvar la nación, entonces nos sometemos a los intereses de los capitalistas y somos esclavos de ellos y, en consecuencia, somos juguetes de la competencia feroz que libran entre ellos.
¿Cómo se puede hacer viable la empresa, el sector, la región o la nación? Pues solo existe un medio bajo el capitalismo: MEDIANTE EL SACRIFICIO DE LOS TRABAJADORES. Bajarse el salario para hacer más competitiva la empresa, admitir despidos para hacer más competitiva la empresa, trabajar más horas para hacer más competitiva la empresa.
Como muy bien dice un compañero en el Foro: «¿defender la "viabilidad de la empresa", su "competitividad", su "buena gestión", protestar por la "competencia desleal" forma parte de las reivindicaciones obreras o de las patronales????».
Debemos rechazar este planteamiento que nos hace solidarios con los que nos explotan e insolidarios con los demás trabajadores. Nuestra lucha debe ser por defender nuestros intereses de clase: nuestras condiciones de vida, ningún despido, ninguna rebaja de salarios, ningún aumento de ritmos…
La competencia, esa ley de la selva del capitalismo, está hundiendo a la humanidad en guerras, crisis, despidos, desempleo, precariedad. Pero la competencia no resuelve nada sino que agrava la crisis del capitalismo y, por tanto, agrava los sufrimientos, la miseria y la sobreexplotación.
Como dice otro compañero: « La crisis de los Astilleros españoles es un producto necesario del sistema capitalista. Cuando se produce una crisis, los capitalistas siempre intentan que los que paguen los platos rotos, sufran la reconversión y soporten el peso de esa crisis seamos los trabajadores, ya sea en nuestra faceta de consumidores o de productores (precios y salarios). Y nos piden "moderación" y llaman a sus "brazos largos", sindicalistas profesionales y políticos, a que capeen el temporal y les hagan el trabajo sucio. En último extremo, mano dura, y si tiene que morir algún currito o quedarse sin un ojo, que sea por bien del país».
La solución para el proletariado y la humanidad es abolir el capitalismo y por tanto abolir sus abortos siniestros: la competencia y la guerra. En su lugar establecer la COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL de los hombres libres e iguales que trabajan de manera consciente y colectiva para si mismos y para el progreso de la humanidad.
Esto es lo que plantea un compañero en el Foro con muy buena voluntad: « ¿Que el sector naval español no es productivo? ¿Que el Estado sufre mucho para amortiguar sus pérdidas? ¿Que hay que hacer muchos ajustes para que sea competitivo? ¡De acuerdo! Pero que a los trabajadores no nos hagan pagar el pato. Es su problema ¡que lo solucionen ellos y que sean ellos los que se aprieten el cinturón! De los "intereses comunes" entre capitalistas y currelas solo se acuerdan este hatajo de criminales cuando de socializar pérdidas se trata, nunca cuando llega el reparto de beneficios»
El problema es que ESO NO ES POSIBLE. ES UNA UTOPIA. El capitalismo está hecho para el beneficio de los capitalistas individual o colectivamente. En el capitalismo jamás será posible un reparto justo de las cargas de la crisis. En épocas de vacas gordas el capitalismo suelta algunas migajas a los obreros y en muchas ocasiones no las suelta voluntariamente sino como resultado de fuertes luchas. Cuando el capital entra en la crisis, como la época actual que dura más de 30 años, entonces sólo tiene una solución posible: atacar a muerte las condiciones de vida de los obreros y de toda la población laboriosa. NO HAY OTRA SOLUCION BAJO EL CAPITALISMO. Lo contrario sería pedirle que dejara de ser capitalismo y fuera otra cosa.
Hay que orientar las luchas obreras en la defensa intransigente de sus intereses de clase y aprender de sus derrotas y fallos para orientarse hacia la UNICA SOLUCION POSIBLE que es DESTRUIR EL CAPITALISMO Y LEVANTAR DE FORMA UNIDA Y SOLIDARIA LA COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL, EL COMUNISMO.
Tal es la cuestión que plantea un compañero cuando dice: « El Capital ha proclamado su autonomía sobre el Estado-Nación, y sus decisiones sobre la oferta y la demanda, mano de obra barata etc etc escapan sobre los gobiernos y su soberanía: no tienen competencia para favorecer a la competitividad de las empresas, para su promoción. De esta manera si en Corea del Sur se fabrican barcos más baratos, las cargas de trabajo se harán allí y no en Sestao o en Puerto Real».
La máxima unidad a la que puede llegar el capital es la NACION. La nación es la finca privada del conjunto de los capitalistas. El Estado nacional gestiona los intereses del capital en su conjunto.
Todo eso que hablan de multinacionales, trasnacionales, especuladores internacionales etc., es un cuento. Las grandes empresas dependen de su Estado nacional que es quien les asegura a menudo hasta el 50% de sus ventas y quien a través de gestiones diplomáticas etc., les aseguran sus intereses en el extranjero. El capitalismo en el siglo XX ha tendido al capitalismo de Estado que puede tener dos formas: capitalismo fuertemente estatizado (los regímenes mal llamados “comunistas” o “socialistas”) o combinación entre la burguesía privada clásica y la burocracia estatal que es lo que predomina en los llamados países “democráticos” o “neoliberales”.
El capital deslocaliza ciertas partes de sus procesos de producción buscando la reducción de costes apretado por el peso de la crisis. La deslocalización no es el producto de un capital “apátrida” que se opondría al Estado nación sino una política consciente del capital nacional y de su Estado para aligerar costes.
Los obreros y la población laboriosa no podemos caer en la trampa de elegir entre el Estado Nación y el capital “apátrida” pues entonces caeremos en manos del Capital a través del supuesto manto protector del Estado nacional democrático. La nación y el estado como emanaciones que son del capitalismo son nuestros peores enemigos.
Un compañero del Foro pone en duda la eficacia de tales métodos de lucha: «Que no por mucho fuego y espectáculo la lucha es más radical. Sin principios, y dejándose manejar por los traidores de siempre, el fuego vale para calentarle los pies al capital y que pase mejor el invierno».
Pensamos que tiene toda la razón y un debate debe ser abierto sobre la validez de tales métodos de lucha.
Radical quiere decir ir a las raíces no organizar un ruido o un escándalo muy grande. Los obreros debemos buscar en la lucha la forma de establecer una relación de fuerzas que nos sea favorable contra el capital.
La fuerza de los obreros es forjar su unidad de clase. Extender la lucha, hacer que otros sectores obreros se incorporen a la lucha. En astilleros hay que ganar a los compañeros de subcontratas, los precarios, los de las empresas auxiliares y a todos los trabajadores sin distinción de sector, de raza, de origen, de ciudad, de región…. Si afirmamos la unidad y la solidaridad de clase entonces el capital tiembla pues ve como los hombres y mujeres que hacen funcionar la máquina de su explotación se rebelan, se unen, piensan, se organizan, son solidarios… En esas condiciones su dominación empieza a estar amenazada.
Pero que se quemen cuatro neumáticos en una autopista o se levanten cuatro traviesas en una vía de tren no hace ningún daño al capital. Los obreros están aislados, son cercados por la policía, están lejos totalmente del resto de la clase. No se afirma la solidaridad y la unidad sino un enfrentamiento desesperado y condenado a la derrota.
Cada uno en su casa y el Capital en la de todos (a través del Estado y sus omnipresentes medios de ¿comunicación?, sus sindicatos etc.). Eso es lo que hay que romper buscando y logrando la UNIDAD Y LA SOLIDARIDAD OBRERAS.
Un compañero pide como arma de lucha algo muy importante: LA SOLIDARIDAD OBRERA.
Pero ¿cómo deforman y desvirtúan los Sindicatos la búsqueda de la solidaridad? Ellos proponen la Solidaridad Ciudadana. Eso es una estafa pues consiste en pedir apoyo a alcaldes, autoridades, empresarios, Gremios de comerciantes etc. Es decir, pedir ayuda a los que viven y medran a costa de nuestros sufrimientos, de nuestra explotación… HACER QUE LA VICTIMA PIDA AYUDA AL VERDUGO. (O, al menos, a los cómplices de los verdugos).
Con la historia de la “solidaridad ciudadana” los obreros son disueltos en una masa interclasista, dejan de ser obreros para convertirse en “ciudadanos”… ¡futuros parados!
Solidaridad obrera quiere decir otra cosa: es buscar el apoyo de los desempleados, de los obreros de otros centros de trabajo, de la población trabajadora. Es ir en delegaciones o en manifestaciones a recorrer polígonos industriales, barriadas obreras, centros de trabajo, institutos de enseñanza etc., gritando como se decía en las grandes huelgas de 1976: SOMOS OBREROS ¡UNETE!
Solidaridad obrera es hacer valer nuestra fuerza de clase unida, colectiva, productora asociada de la mayoría de las riquezas sociales. Pero solidaridad obrera es igualmente afirmar un principio de solidaridad humana y social, base de una futura sociedad frente a esta sociedad basada en la competencia, él todos contra todos y la insolidaridad más brutal (escondida con las hipocresías de la “solidaridad ciudadana” o la “solidaridad humanitaria”).
Como decía un compañero en un Foro «Con los obreros de Astilleros ¡Solidaridad de clase! ¿Que es eso de "solidaridad ciudadana"? Manifestarse con los politicastros, los obispos,... como en Ferrol?».
Corriente Comunista Internacional. 12-10-04
La indeterminación de los sondeos y las alertas ante “posibles irregularidades” permiten mantener el “suspense”, como la incertidumbre que rodeo las anteriores elecciones entre Bush y Gore cuando aún tres semanas después de las votaciones no se sabía quien iba a gobernar, teniéndose incluso que recontar uno a uno los votos en algunos estados. Rara vez se había visto un duelo electoral en los Estados Unidos tan áspero. Da la impresión que el elector pudiese, de verdad, elegir entre un “candidato de derechas” y un “candidato de izquierdas”. Sin embargo, las diferencias entre Bush y Kerry son mínimas y residen sobre todo en el “estilo”. Los desacuerdos más significativos se refieren a temas como el aborto, la homosexualidad, el medio ambiente o la bioética, es decir cuestiones a las que se les puede poner sin mayor problema la etiqueta “conservador” o el logotipo “progresista” sin mayor problema. En lo esencial, sin embargo, comparten los mismos objetivos y anuncian que proseguirán con la misma política belicista con el objetivo de defender, cueste lo que cueste, la nación americana. Es más, encontramos en Kerry los mismos tonos histéricos ultra patriotas que en su competidor Bush: “La bandera americana –dice-es para nosotros el símbolo que mejor representa lo que somos, aquello en lo que nosotros creemos. Representa nuestra fuerza, nuestra diversidad, nuestro amor al país. Todo lo que América hace es grande y bueno. Esta bandera no pertenece a un presidente, a una ideología, a un partido. Pertenece al pueblo americano.” (Discurso de Kerry citado en Internationalism nº 131, set-oct 2004).
Uno y otro intentan mantener con la misma determinación e idéntica obstinación la amenazada hegemonía del imperialismo americano sobre el mundo, frente a las grandes potencias rivales. La crítica de Kerry a la intervención guerrera de Bush en Irak se refiere únicamente a tres puntos: En primer lugar le recrimina el haber recurrido a una propaganda falsaria (la“fórmula de choque” del candidato demócrata era acusar a Bush de “una campaña de trapacerías masivas”) sobre la presencia de armas de destrucción masiva en Irak. En segundo lugar le censura haber intervenido en la guerra de Irak sin implicar previamente a todas las potencias europeas (hay que señalar que esta crítica no es exclusiva del “campo de los demócratas” sino que salió hace meses de una parte de mismísimo “clan republicano”). Reprocha, por último, a Bush que careciera de un plan sólido para lograr el control y la ocupación efectiva de Irak. En resumen, lo que distingue a Kerry de Bush es el “cómo” realizar la guerra y no el fondo de la cuestión. Conviene recordar que Kerry, como senador, no solamente votó sin reserva alguna los créditos de guerra y apoyó totalmente la invasión de Irak, sino que no tiene otra política que proponer que la de continuar e intensificar el esfuerzo de guerra en Irak; o sea que no sólo defiende los mismos objetivos que Bush sino que no le queda otra elección que la de proseguir la estrategia de ocupación en Irak e intensificar la huida adelante de los Estados Unidos en sus aventuras guerreras para defender los intereses imperialistas de la burguesía norteamericana. Ya en el propio discurso de investidura en la Convención Demócrata, el candidato Kerry lanzaba a otros Estados y a la ONU un desafío calcado al de Bush: “No dudaré en emplear la fuerza si es necesario. Frente a todo ataque el nivel de respuesta será el más adecuado. No concederé jamás a ninguna nación u organismo internacional derecho de veto sobre cuestiones que afectan a nuestra seguridad nacional”. En relación con la matraca y la cruzada antiterrorista de Bush no duda en superarla en demagogia añadiendo de su cosecha que está decidido a “acabar hasta con el último de los terroristas”. Si ambos hacen las mismas declaraciones es porque están metidos en el mismo barco, en la misma política belicista. Hasta tal punto es así que es Kerry quien declara querer construir y formar un ejército americano más fuerte y quien preconiza aumentar sus efectivos en 40.000 hombres, doblando la cifra de fuerzas especiales, para conducir las operaciones antiterroristas; dotar al país de nuevas armas y favorecer el desarrollo de la más moderna tecnología militar. ¡No está mal para un candidato apoyado por los movimientos “antibelicistas”! En lo referente a intensificar la militarización de la sociedad estadounidense ambos defienden proyectos encaminados a reforzar el arsenal represivo: Bush mediante la Patriot Act; Kerry mediante su proyectada aplicación inmediata de las recomendaciones de la “Comisión del 11 de Setiembre” que propugnan mejorar los servicios de información y, con objeto de “reforzar la seguridad de las fronteras” dar prioridad a los medios dedicados al espionaje y a la vigilancia de las personas, en nombre de la defensa de la seguridad de los ciudadanos.
Dos candidatos pero un mismo programa anti-obrero
En cuanto a “lo social”, aunque a Kerry le gusta remarcar que Bush es el primer presidente en setenta y dos años que carga en su mandato con la pérdida de 1,6 millones de empleos, y que en un segundo mandato de su rival las pensiones podrían verse recortadas en un 45%; lo bien cierto es que no tiene ninguna perspectiva de mejora que proponer. Cuando declara que Bush es el presidente responsable de los déficits económicos más voluminosos de la historia americana, y que él, en cambio, se propone reducir inmediatamente el tremebundo endeudamiento del país, lo que intenta es enmascarar que eso sólo puede hacerse recortando, más aún, los presupuestos sociales, tal y como hacen todos gobiernos del planeta. Kerry ataca la política fiscal de Bush, porque “favorece a los más ricos”, pero las modificaciones fiscales que él preconiza ni redundarán jamás en beneficio de los más pobres ni mejorarán en absoluto la suerte de la clase obrera. Es verdad que se ha producido un brutal hundimiento en la miseria de cada vez mayor número de norteamericanos: sólo en 2003 cerca 1’5 millones de americanos han caído por debajo del umbral de la pobreza, lo que eleva el número total de pobres “oficiales” a 36,3 millones de personas viviendo (el 12 % de la población), entre ellos 12,9 millones de niños o adolescentes menores de 18 años (un 18% de la población infantil); y hay 45 millones de personas que carecen de cualquier clase de cobertura social. Hay algo que Kerry oculta celosamente, y es que estas cifras no han dejado de aumentar desde los tiempos de Reagan, tanto con predidentes “republicanos” como con “demócratas”, y que fue el demócrata Clinton quien redujo salvajemente la cobertura social de los programas “Medicare” y “Medicaid” (para los ancianos, y para los pobres respectivamente).
La fiereza de esta campaña electoral sirve para enmascarar que ningún candidato puede ofrecer a la población algo positivo para el porvenir. No hay ninguna mejora posible de la situación ni en lo que se refiere a la crisis económica ni en lo que concierne al campo de los conflictos imperialistas. Ninguno de los dos contendientes tiene otro “recurso” que inspirar en los potenciales electores el temor a que el otro candidato sea el elegido.
Poco importa quien venza en las elecciones. Los obreros no tienen absolutamente nada que ganar dejándose atrapar en el voto; puesto que, sea quien sea el elegido, éste no renunciará nunca a empujar a los hijos de los proletarios a dejarse agujerear la piel en los campos de batalla repartidos por todo el mundo, para defender la política imperialista de la burguesía nacional. Ni uno ni otro pueden sino agravar y hacer más feroces las condiciones de explotación, ellos no pueden más que hacer pagar a la clase obrera la agravación de la crisis económica mundial. Y esos ataques seguirán socavando el nivel de vida y hundiendo en la miseria a una parte creciente de la clase obrera americana.
Wim 20/10/2004
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