Los obreros de Delphi llevan desde Enero movilizados contra el cierre de la factoría de Puerto Real (Cádiz), que supone dejar en la calle a más de 4000 trabajadores entre plantilla y empresas auxiliares. Desde el momento mismo en que la empresa lo anunció, los trabajadores de Delphi han recibido la solidaridad cercana y fraternal, no sólo de las familias de los obreros directamente afectados por el cierre de esta empresa, sino de prácticamente todos los trabajadores, de todos los sectores y de todos los pueblos de la Bahía de Cádiz. Así, por ejemplo, el 1 de Marzo, la solidaridad con los trabajadores de Delphi congregó en Cádiz cerca de 40 mil personas[1], y el 18 de Abril toda la comarca se unió a una huelga general en apoyo de sus compañeros. Más recientemente, en las procesiones del 1º de Mayo, trabajadores no sólo de la comarca o de la provincia de Cádiz, sino de otras provincias andaluzas, se han desplazado para marchar junto a los obreros de Delphi.
Toda esta solidaridad cosechada lo ha sido en realidad como resultado de la búsqueda activa de ese apoyo que han protagonizado los trabajadores de Delphi y sobre todo por parte de sus familias y especialmente del colectivo de las mujeres de los trabajadores que han asumido gran parte de las iniciativas destinadas a ganar la solidaridad, desde concentrarse en todas las poblaciones hasta interpelar al presidente autonómico en gira “pre- electoral” por la zona; desde ir a colegios e institutos a responsabilizar a los jóvenes estudiantes para que se unieran a la lucha por su propio futuro hasta explicar qué significa el cierre de Delphi y el sentido de la lucha a los turistas que visitaban la zona con ocasión de los afamados Carnavales.
¿Qué hay detrás de esa búsqueda y esa formidable cosecha de solidaridad? Hay, desde luego, un sentimiento de hermanamiento, de calor humano, que ya es por sí solo sumamente gratificante frente a la atomización imperante en la sociedad actual. Aquí no se trata de dar unas monedas a una “telemaratón”. Aquí se ha visto por ejemplo a trabajadores con contratos precarios de los hipermercados de la zona, jugarse el “empleo”, y perder el equivalente a dos días de salario por secundar, por ejemplo, la movilización del 18 de Abril. Pero además del desarrollo de ese formidable sentimiento fraternal hay también una cierta toma de conciencia. En primer lugar de la identidad de intereses de todos los que compartimos la condición de explotados. Nadie, ni los parados ni los jóvenes con contratos precarios, ni los temporeros del campo, han visto a los trabajadores de Delphi como “egoístas” que defienden el “privilegio” de un puesto de trabajo fijo, sino que han sentido como suya la reivindicación esencial contra los despidos de Delphi: ¡basta ya de que las condiciones de existencia de los trabajadores dependan de los avatares de los negocios capitalistas!. En segundo lugar, los propios sociólogos y analistas de los medios de comunicación, destacan que si la comarca de la bahía de Cádiz se ha puesto en pie, no es tanto porque los trabajadores de Delphi caigan más simpáticos que los de otros sectores, sino porque los trabajadores de diferentes empresas y sectores de esa zona han soportado durante los últimos treinta años sucesivos planes de despidos que han dejado la zona hecha un auténtico solar desindustrializado a la cabeza del ranking del desempleo español. La rabia por los miles de engaños y promesas incumplidas por los políticos de turno se suma a la inquietud por la desaparición de la «la última esperanza que queda para seguir aquí», como declaraba una compañera y madre de trabajadores de Delphi en la TV. Así pues el coraje y la determinación que han demostrado los trabajadores al solidarizarse con los compañeros de Delphi, indica también, como decíamos, una cierta toma de conciencia de que este sistema de no tiene ninguna "solución" que ofrecer a los trabajadores.
Por ello, las autoridades y las instituciones del Estado capitalista han hecho del sabotaje de la solidaridad de los trabajadores su consigna fundamental, y en cambio han sembrado el terreno con todo tipo de trampas, han tratado de presentar como “amigos de los trabajadores” a quien en realidad ha sido y es el verdugo ejecutor de las dictados de la explotación. Así, por ejemplo, cuando la multinacional dio a conocer el plan de cierre, la Junta de Andalucía y el Gobierno español trataron de apaciguar los ánimos señalando la “ilegalidad” de esta decisión que por tanto podría ser revertida por los tribunales. Tal patraña ha podido mantenerse apenas un par de meses, hasta que los jueces han dicho (¡vaya novedad!) que las leyes del Estado capitalista protegen a los empresarios cuando cierran las empresas que no les son rentables. Se necesitaba pues cambiar de engaño y surgió entonces la búsqueda de un “mirlo blanco” que estuviese dispuesto a hacerse cargo de la factoría, pero este señuelo ha resultado igualmente fallido pues estamos asistiendo precisamente a una oleada de cierres de fábricas y despidos en las empresas del automóvil de los países avanzados (como se ha visto en la Volkswagen en Bélgica, o de nuevo la SEAT de Barcelona). Ahora nos vienen con el cuento de que quizás la Junta de Andalucía, o la Diputación de Cádiz pudieran hacerse cargo de Delphi, aunque ya el propio presidente de la Junta de Andalucía, el Sr. Chaves, ha declarado que «no hay soluciones globales para los 4000 trabajadores»,… O sea que no sólo han estado “mareando la perdiz”, como se dice vulgarmente, cansando a los trabajadores, tratando de debilitar su resistencia y su combatividad durante más de dos meses, sino que ahora plantean una “solución”, consistente en enfrentar a unos trabajadores con otros, quebrando precisamente la solidaridad obrera.
Los obreros de Delphi están siendo sometidos a una cruel tortura. Por un lado la propia multinacional colabora en la estratagema aplazando la fecha de cierre definitivo de la factoría, aunque ya no quedan prácticamente trabajos que hacer, lo que acrecienta el nerviosismo y la angustia de los trabajadores. Mientras tanto las autoridades, el comité de empresa, los jefes sindicales se reúnen una y otra vez para analizar “soluciones” que se desvanecen con la misma premura con que se anuncian. Tras dos meses de movilización, y sin que el futuro se aclare, empiezan a aparecer momentos de desánimo que afectan a algunos compañeros. Y de nuevo aparece la solidaridad obrera como si fuera una inyección reanimadora.
Así sucedió el pasado 8 de Mayo, cuando espontáneamente un grupo de menos de 100 trabajadores tomó la decisión, en contra de las directrices del comité de empresa, de cortar una de las carreteras que comunican la factoría. Sin embargo, el número de trabajadores implicados era significativamente menor que en las semanas anteriores. Esto hizo que los trabajadores de las contratas que desarrollan su actividad en la propia factoría, se movilizaran también espontáneamente y reclamaran una mayor implicación de sus compañeros al grito de «¿Dónde están los fijos? ¿Escondidos?», a lo que los compañeros respondieron sumándose masivamente a la manifestación que se prolongó hasta la tarde. Inmediatamente las autoridades convocaron una reunión en Sevilla para el próximo viernes con objeto, como reconocieron abiertamente, de “aliviar” la tensión.
La lucha de los trabajadores de Delphi entra en una fase decisiva de su evolución. A los explotadores no les quedan muchas más patrañas que ofrecer, y aunque la proximidad de las elecciones del 27-M pueda hacer que aplacen unas semanas las decisiones más “impopulares”, se van a ver obligadas, mas temprano que tarde, a desvelar que la amistad de Zapatero y la Junta de Andalucía con los obreros de Delphi, o las rimbombantes declaraciones del Parlamento español en “defensa de los puestos de trabajo de la bahía de Cádiz”, conducen poco más o menos al mismo puerto al que llevó el «yo no os dejaré solos» que les dijo ZP a los del naval.
Los trabajadores deben mantenerse pues en alerta y no consentir caer en las trampas con que intentan dividirnos. Es, por ejemplo, muy peligroso que traten de enfrentar a los obreros fijos y a los de contratas, y ya están intentando hacerlo convocando por ejemplo el mismo viernes a los representantes de los trabajadores de Delphi en Sevilla, y a los de las industrias auxiliares en Cádiz. Solo permaneciendo unidos, sumando nuevos efectivos (por ejemplo en la manifestación inicialmente prevista para la siguiente semana en Sevilla) podemos obtener la fuerza necesaria para resistir los ataques de los capitalistas.
¡Ahora, más que nunca, hemos de estar con los compañeros de Delphi y no dejarlos solos!
¡Luchar con ellos es luchar por nosotros mismos!
¡Frente a la sucesión de planes de despidos y de ataques a nuestras condiciones de vida y trabajo desarrollemos el arma de solidaridad obrera como medio para oponernos con la fuerza necesaria a los planes de los explotadores!
¡Para salvaguardar la unidad de la lucha, esta debe ser organizada por los trabajadores mismos!
¡No dejemos que los tejemanejes sindicales acaben dividiéndonos y enfrentándonos unos a otros!
¡Desarrollemos la organización de la lucha mediante asambleas en las que juntos, “fijos” y trabajadores de contratas, empleados de Delphi y familiares o compañeros de otras empresas o sectores podamos unirnos para sentir verdaderamente la fuerza de la solidaridad!
¡Participemos activamente en las reuniones en las que se decidan las acciones y las movilizaciones contra los despidos!
Acción Proletaria
Corriente Comunista Internacional 10/5/2006
[1] Ver Acción Proletaria nº 194 la hoja que difundimos en Cádiz y en el resto de España sobre la lucha
A principios de año se ha desencadenado en Egipto una oleada de huelgas, con más de 35000 trabajadores implicados, en diferentes sectores (muchos de ellos estatales): cementero, minero, ferroviario, autobuses, granjas avícolas, sanidad y sobre todo la industria textil[1]. Los trabajadores han llevado a cabo una serie de huelgas ilegales en contra de la pérdida de capacidad adquisitiva de sus salarios, que se deteriora rápidamente, y contra los recortes en las prestaciones sociales. El carácter combativo y espontáneo de estas luchas puede vislumbrarse en esta descripción de cómo estalló la lucha en Diciembre del año pasado en el gran complejo textil de hilatura Misr de Mahalla al-Kubra’s, al norte de El Cairo, que fue el epicentro del movimiento. Publicamos una traducción de un extracto del artículo «Egyptian textil workers confront the new economic order»[2] (Joel Beinin y Osma el-Hamalawy), publicado en Middle East Report Online y libcom.org, y basado en entrevistas a dos trabajadores de la fábrica, Muhammed Attar y Sayyid Habib.
«Los 24000 trabajadores del complejo textil de hilatura de Mahalla al-Kubra’s Misr estuvieron encantados de recibir noticias el 3 de Marzo de 2006, de que el Primer ministro Ahmad Nazif había decretado un aumento de la paga extra anual concedida a todos los trabajadores manufactureros del sector público, de 100 libras egipcias (17$) fijas a un plus salarial equivalente a la paga de dos meses. La última vez que aumentaron las pagas fue en 1984, de 75 a 100 libras.
“Leímos el decreto, y empezamos a darlo a conocer en la fábrica”, dijo Attar. “Irónicamente, incluso los dirigentes del sindicato progubernamental daban publicidad a la noticia como uno de sus logros”. Y continuó diciendo: “Diciembre (cuando se recibe la paga extra) llegó y todos estábamos ansiosos. Entonces descubrimos que nos habían timado. Sólo nos pagaron las mismas 100 libras de antes; realmente 89 para ser más precisos, puesto que hay deducciones (por impuestos)”
En el ambiente había espíritu de lucha. Los dos días siguientes, grupos de obreros se negaron a aceptar sus salarios en señal de protesta. Luego el 7 de Diciembre, miles de obreros del turno de la mañana comenzaron a
reunirse en Mahalla’s Tal’at Harb Square, delante de la entrada a la fábrica. El ritmo de trabajo del complejo ya se había hecho más lento, pero la producción llegó a pararse cuando 3000 mujeres, trabajadoras de la sección de ropa, abandonaron sus puestos y fueron en manifestación a las secciones de hilatura, donde sus compañeros aún no habían parado máquinas. Las trabajadoras entraron furiosas gritando: “¿Dónde están los hombres? ¡Aquí estamos las mujeres!”. Avergonzados, los hombres se sumaron a la huelga.
Alrededor de 10000 obreros se juntaron en la plaza gritando: “¡Dos meses! ¡Dos meses!”, reivindicando los pluses que les habían prometido. Cuerpos especiales de la policía antidisturbios se desplegaron rápidamente alrededor de la fábrica y a través de la ciudad, aunque no actuaron para sofocar las protestas. “Estaban impresionados de ver cuántos éramos”, dijo Attard. “Esperaban que nos esfumásemos por la noche o la mañana siguiente”. Con el apoyo de la seguridad del Estado, la patronal ofreció una paga de 21 días. Pero como recordaba Attar sonriendo, “las mujeres (trabajadoras) casi destrozan a los representantes de la patronal que vinieron a negociar”
Cuando cayó la noche, dijo Sayyid Habib, para los hombres fue “muy difícil convencer a las mujeres de que fueran a casa. Querían quedarse a dormir. Nos llevó horas convencerlas de que fueran a casa con sus familias y volvieran el día siguiente”. Riéndose, Attard añadió, “Las mujeres fueron más combativas que los hombres. Las fuerzas de seguridad las amenazaron y trataron de intimidarlas, pero ellas aguantaron”.
Antes de los rezos del amanecer, la policía antidisturbios se precipitó contra las puertas del recinto fabril. Setenta obreros, incluyendo a Habib y Attar, estaban durmiendo dentro de la fábrica, donde se habían encerrado. “Los miembros de las fuerzas de seguridad nos dijeron que éramos pocos y haríamos mejor saliendo”, dijo Attar. “Pero no sabían cuántos estábamos dentro. Mentimos y les dijimos que éramos miles”. Attard y Habib despertaron deprisa a sus camaradas, y juntos, los obreros empezaron a golpear con fuerza los barriles de hierro haciendo ruido. “Despertamos a todo el mundo en el complejo y en la ciudad. Nos quedamos sin saldo en los móviles llamando a las familias y los amigos para pedirles que abrieran las ventanas e hicieran ver a las fuerza de seguridad que estaban observando. Llamamos a todos los obreros que conocíamos para pedirles que acudieran deprisa a la fábrica”
A esas alturas, la policía había cortado el agua y la electricidad de la fábrica. Agentes estatales corrieron a toda prisa a las estaciones de tren para decir a los obreros que venían de fuera de la ciudad que la fábrica se había cerrado debido a una avería eléctrica. La mentira no coló.
“Aparecieron más de 20000 trabajadores”, dijo Attard, “Hicimos una manifestación masiva y escenificamos un simulacro de funerales por nuestros patronos. Las mujeres nos trajeron comida y cigarrillos y se unieron a la marcha. Las fuerzas de seguridad no se atrevieron a intervenir. Los alumnos de los colegios y los estudiantes de los institutos y Facultades tomaron la calle en apoyo a los huelguistas”. Al cuarto día de ocupación de la fábrica, funcionarios del gobierno embargados por el pánico hicieron una oferta de paga de 45 días y dieron todo tipo de garantías de que la empresa no sería privatizada. La huelga se suspendió; la federación sindical controlada por el gobierno quedó humillada por el éxito de la huelga salvaje de los obreros de la hilatura Misr».
La victoria en Mahalla fue una inspiración que hizo entrar en lucha muchos otros sectores, y el movimiento está lejos de haberse agotado. En Abril, el conflicto entre los obreros de Mahalla y el Estado salió de nuevo a la palestra. Los obreros decidieron enviar una amplia delegación a El Cairo a negociar (¡!) con la dirección de la Federación General de los sindicatos sobre las reivindicaciones salariales y a proceder a la destitución del comité sindical de la fábrica de Mahalla por haber apoyado a los patronos en la huelga de Diciembre. La respuesta de las fuerzas de Seguridad del Estado fue poner la fábrica en estado de sitio. Ante eso, los trabajadores fueron a la huelga y otras dos grandes empresas textiles declararon su solidaridad con Mahalla: Ghazl Ahebeen y Kafr el-Dawwar. La declaración de esta última fue particularmente lúcida.
«Nosotros, obreros del textil de Kafr el-Dawwar, declaramos nuestra plena solidaridad con ustedes, para conseguir sus justas reivindicaciones, que son las mismas que las nuestras. Denunciamos rotundamente las medidas extraordinarias de seguridad que impidieron viajar a El Cairo a la delegación de obreros de Mahalla, para manifestarse pacíficamente en el cuartel general de la Federación General de los sindicatos. También condenamos la declaración de Said el-Gohary a Al-Masry Al-Youm el domingo pasado, en la que describió su movilización como un “sinsentido”. Seguimos con atención lo que les está sucediendo y declaramos nuestra solidaridad con la huelga de anteayer de los trabajadores de tejidos, y con la huelga parcial de los obreros de la seda.
Queremos que sepan que nosotros, obreros de Kafr el-Dawwar y ustedes, obreros de Mahalla, vamos por el mismo camino, y tenemos un solo enemigo. Apoyamos su movimiento, porque tenemos las mismas reivindicaciones. Desde el fin de nuestra huelga, la primera semana de febrero, nuestro comité sindical de empresa no se ha movido para conseguir las reivindicaciones que instigaron nuestra huelga. El comité sindical de empresa ha perjudicado nuestros intereses…. Expresamos nuestro apoyo a vuestras reivindicaciones para reformar los salarios. Como ustedes, esperamos el fin de abril para ver si la Ministra de trabajo dará satisfacción a nuestras reivindicaciones al respecto o no. No ponemos demasiadas esperanzas en la Ministra, puesto que no hemos visto ningún movimiento de su parte, o del comité sindical de empresa. Aún dependemos de nosotros mismos para conseguir nuestras reivindicaciones.
Así destacamos que:
1. Navegamos con ustedes en el mismo barco y embarcaremos juntos en el mismo viaje
2. Declaramos nuestra plena solidaridad con sus reivindicaciones y les aseguramos
que estamos dispuestos a
llevar a cabo acciones de soli-daridad si ustedes deciden organizar movilizaciones.
3. Nos desplazaremos para informar a los trabajadores de la seda artificial de El-Beida Dyes y a los de la Química Misr de su lucha y para crear puentes que expandan el frente de la solidaridad. Todos los obreros somos hermanos en tiempos de lucha.
4. Tenemos que crear un amplio frente para consolidar nuestra batalla con los sindicatos gubernamentales. Tenemos que echar esos sindicatos ahora,
no mañana».
(Traducción de Arabawy website y publicado en inglés en primicia en libcom.org; traducido del inglés por nosotros)
Esta es una declaración ejemplar, porque muestra las bases fundamentales de la solidaridad de clase genuina por encima de las divisiones de sector y empresa, la conciencia de pertenecer a una misma clase y de luchar contra el mismo enemigo. También es rotundamente clara sobre la necesidad de luchar contra los sindicatos estatales.
Durante este periodo también estallaron otras luchas en diferentes lugares: los basureros de Giza irrumpieron en las oficinas de la empresa en protesta por el impago de sus salarios; 2700 obreros del textil en Monofiya ocuparon una fábrica textil; 4000 trabajadores textiles fueron a la huelga por segunda vez en Alejandría, cuando los empresarios intentaron deducirles el sueldo por la primera huelga. También ha habido huelgas ilegales, salvajes.
En el curso de este movimiento se han producido otros intentos de aplastar las luchas por la fuerza. Las fuerzas de seguridad clausuraron, o amenazaron con hacerlo, los “Centros sindicales y de servicios obreros” en Nagas, Hammadi, Helwan y Mahalla, a los
que acusaron de fomentar “una
cultura huelguística”.
La existencia de estos centros indica que hay claramente esfuerzos en dirección a la formación de nuevos sindicatos. Inevitablemente en un país como Egipto, donde los trabajadores sólo han sufrido la experiencia de sindicatos que actúan abiertamente como policías a pie de fábrica, los obreros más combativos son susceptibles de convencerse de la idea de que la respuesta a sus problemas está en la creación de verdaderos sindicatos “independientes”, igual que les pasó a los obreros polacos en 1980-81. Pero lo que destaca muy claramente de la forma en que se llevó a cabo la huelga en Mahalla (manifestaciones espontáneas, delegaciones masivas y asambleas a las puertas de la fábrica) es que los obreros son más fuertes cuando toman directamente su lucha a cargo, sin entregar su fuerza a nuevos aparatos sindicales.
En Egipto se pueden detectar los gérmenes de la huelga de masas, no sólo en la capacidad de los obreros para llevar a cabo acciones espontáneas masivas, sino también en el alto nivel de conciencia de clase que expresa la declaración
de Kafr el-Dawwar.
Todavía no hay una conexión consciente entre estos acontecimientos y otras luchas que se desarrollan en diferentes partes de la división imperialista en Oriente Medio: en Israel, los portuarios, los empleados públicos y más recientemente los maestros, que reivindicaban aumentos salariales, y los estudiantes, que se enfrentaron a la policía en manifestaciones contra la subida de las tasas universitarias; en Irán, donde el 1º de Mayo miles de obreros rompieron la disciplina de las manifestaciones gubernamentales coreando consignas contra el gobierno, o participaron en manifestaciones ilegales que se enfrentaron a una severa represión policial. Pero la simultaneidad de todos esos movimientos surge de un mismo origen: las tentativas del capital de reducir las condiciones de vida de la clase obrera a la pobreza en todo el mundo. En ese sentido, estas luchas contienen los gérmenes de la futura unidad internacionalista de la clase obrera por encima de los muros del nacionalismo, la religión y la guerra imperialista.
Amos, 01.05.2007
World Revolution nº 303, publicación de la CCI en Gran Bretaña
[1] Hemos informado de estas luchas en nuestra publicación en Gran Bretaña, World Revolution nº 302:«Middle East, despite war, class struggle continues».
[2] «Los obreros egipcios del textil confrontan el nuevo orden económico» https://libcom.org/article/egyptian-textile-workers-confront-new-economic-order [5]
A los pocos días de que se celebrara la primera vuelta de las elecciones presidenciales, estallaba la noticia de una nueva respuesta de los obreros de Airbus contra los ataques de la empresa. Efectivamente el miércoles 25 de Abril, la Dirección comunicó que el importe de las primas para el año 2007 era de tan solo 2’88 euros[1], cuando el año pasado alcanzó los 4500 euros. La perdida de salario que esto supone es bestial y significa un hachazo en toda regla al presupuesto de las familias obreras.
Los trabajadores de Airbus han reaccionado inmediatamente contra esas migajas que, como si fueran perros, les “ofrece” la patronal. En la factoría de Toulouse, la indignación se transformó en lucha, y una de las cadenas paró espontáneamente y sin preaviso. Además los obreros de ese taller pidieron a los de otros que les acompañasen a las oficinas de la Dirección. El coraje y la voluntad de no dejarse amilanar crece cada vez más. Uno de los obreros ha contado esta experiencia: «Ayer, sobre las 16 h. hemos sabido que la prima era de 2’88 euros. Los compañeros se han negado a seguir trabajando y así ha empezado una huelga espontánea. Todo el FAL [el taller de montaje] se ha sumado».
Este compañero insiste en que lo que se ha vivido es una auténtica reacción espontánea de los trabajadores que ha contrariado los planes de los sindicatos: «Uno de los responsables sindicales nos ha dicho que teníamos que volver al trabajo, que nuestro gesto había causado efecto, y que lo mejor es que volviéramos tranquilamente al curro».
Este testimonio permite ver claramente cómo los sindicatos se dedican a sabotear la combatividad obrera y que los obreros no podemos confiar en ellos para llevar nuestras luchas adelante. ¡Todo lo contrario! Para impulsar la lucha sólo contamos con nuestras propias fuerzas. Por eso no es de extrañar la preocupación de los jerifaltes sindicales, y que pidieran a sus afiliados que les tengan informados y que traten de calmar los ánimos: «Lo que ha pasado no ha sido a iniciativa de ningún sindicato, hay que tener cuidado con lo que se hace [¡sic¡] Debéis ponernos al corriente cuando pasan cosas como las de esta mañana».
Y lo mismo que sucedió en Toulouse, paso en Saint-Nazaire y en Nantes. La indignación corrió como un reguero de pólvora: los obreros siguen la estela de sus compañeros de Toulouse y, a su vez, hacen paros “salvajes”. Salen masivamente a la puerta de la fábrica para bloquear la entrada. Todo eso lo hacen sin esperar las convocatorias sindicales, sino más bien en contra de sus recomendaciones. Así un trabajador declara a la prensa: «Esto no ha salido de ningún sindicato. Ha salido del hartazgo de los
propios trabajadores».
También en Saint-Nazaire y en Nantes, los trabajadores ven la “prima” como un autentico insulto que sumar a las provocaciones y presiones cotidianas: «Nos piden que hagamos horas extras los sábados pero no contratan a nadie y no les renuevan los contratos a los eventuales», testimonia encolerizado otro trabajador. Los 2’88 euros se convierten durante varias horas en el símbolo que concentra toda la inhumanidad que sufre la clase obrera.
Tanto en Toulouse como en Saint-Nazaire, los sindicatos, aunque no lograran evitar el estallido de cólera obrera, lograron finalmente hacerse con el control de la situación, “sumándose” a la lucha. Como contaba un trabajador de Airbus en Toulouse: «unas cuantas horas después, antes de la comida, los de FO [el sindicato “Fuerza Obrera”] han organizado un simulacro de movilización pero evitando invitar a todos los trabajadores».
Al enfrentarse colectivamente a sus explotadores, al negarse a ser tratados como ganado, los trabajadores de Airbus han mostrado lo que es la dignidad de la clase obrera. Nos han recordado que frente a los ataques continuos que sufrimos en todas las empresas, en todos los sectores tanto públicos como privados, sólo tenemos una salida: luchar todos juntos, unidos. Pese a todas las maniobras de la burguesía para enfrentarnos unos obreros contra otros, para exacerbar la competencia entre nosotros, lo que marca, cada vez con más fuerza, la situación social es la creciente tendencia a la solidaridad activa entre los proletarios. Como muy bien dice un obrero de Saint-Nazaire: «! Queríamos también solidarizarnos con el movimiento en Toulouse¡ »
Esta reacción de los trabajadores de Airbus propagada de tajo a tajo, de taller en taller,… muestra el camino que tiene que tomar la clase obrera para hacer frente tanto a los ataques como a las provocaciones de la burguesía. También ha puesto de manifiesto el papel de los sindicatos como fuerzas de encuadramiento al servicio del orden capitalista. En los próximos meses y años los trabajadores nos veremos obligados a enfrentarnos cada vez con más fuerza a ese sabotaje sindical, para poder desarrollar verdaderamente la solidaridad y la unidad de las luchas.
Señalemos por último que explosiones de indignación obrera como las de Airbus, así como la sucesión de conflictos quizá pequeños pero numerosos (en el sector del automóvil, los correos, la enseñanza, etc.), nos recuerdan que, pese a la matraca electoral y el “triunfo de la democracia”, ¡no hay tregua en la lucha de clases!.
Béatrice (28 abril)
[1] Este anuncio, especialmente escandaloso, bien pudo constituir una provocación para echar humo sobre el anuncio realizado el 27 de Abril de la supresión de puestos de trabajo en los distintos centros de trabajo y la lista de los “agraciados” por los despidos. Esto no desmerece en absoluto que la reacción espontánea de los trabajadores sea verdaderamente ejemplar.
«Llegamos al límite de la condición humana, no estamos en condiciones de continuar prestando este servicio, que es de gran importancia para el país, de la forma como estamos siendo dirigidos y como somos tratados. NO CONFIAMOS EN NUESTRO EQUIPAMIENTO Y TAMPOCO EN QUIENES NOS COMANDAN! Estamos trabajando con los fusiles apuntando contra nosotros...». De esta manera dramática los controladores aéreos[1]de Brasilia, Curitiba, Manaos y Salvador, se expresaban a través de un manifiesto[2], antes de paralizar el servicio al medio día del viernes 30 de marzo, declarándose en huelga de hambre y auto-acuartelamiento, como medidas de presión contra las autoridades del Comando de la Aeronáutica, órgano militar responsable del control del tráfico aéreo en Brasil, adscrito a la Fuerza Aérea Brasileña. A las 14 horas, al finalizar su trabajo los controladores del turno de la mañana del CINDACTA-1 (Centro Integrado de Defensa Aérea y Control de Tráfico Aéreo) en Brasilia, que controla el 80% del tráfico aéreo del país y concentra a 120 controladores, decidieron permanecer en las instalaciones para continuar el movimiento. Ante las medidas represivas de la comandancia de la Aeronáutica, quien ordenó el arresto de 16 controladores y amenazó con “usar el reglamento” que penaliza con cárcel a los amotinados, los controladores decidieron ampliar el movimiento a otros centros de control a las 18:50 horas del viernes, lo que ocasionó la paralización de 49 de los 67 aeropuertos del país. La acción de los controladores rompió con la desinformación sobre la huelga, que tanto el gobierno como los sindicatos y asociaciones del sector pretendían realizar.
A las 0:30 del sábado 31 la huelga es suspendida, después que el gobierno revocó las órdenes de encarcelamiento contra los huelguistas y se comprometió a cumplir las reivindicaciones exigidas por éstos; principalmente la desmilitarización del servicio de control aéreo.
Este triunfo de los controladores aéreos, es un triunfo del proletariado, que nos deja una serie de enseñanzas para las luchas de mayor envergadura que se anuncian en
el horizonte.
La solidaridad a la base
del conflicto
Desde la colisión del Boeing de la aerolínea Gol y un avión Legacy en Mato Grosso al centro oeste de Brasil, el 29 de septiembre, que dejó un saldo de 154 muertos, los controladores realizaron varias acciones de “brazos caídos”, ya que ellos habían sido el blanco de las acusaciones del gobierno y de las autoridades militares y civiles, no sólo de este accidente, sino del caos reinante en el servicio aéreo del país.
En su manifiesto, los trabajadores se defienden de estas calumnias y enumeran las fallas en el sistema de tráfico aéreo, denunciadas y registradas por ellos en los libros operacionales: desde la caída en los sistemas de Curitiba, Brasilia y Congonhas (Sao Paulo), hasta la falta de aeronaves y sobreventa de boletos (overbooking) por parte de las líneas aéreas, pasando
por la insuficiencia de controladores aéreos que no pueden con todo.
Con todos los argumentos a su favor, los trabajadores denuncian: «Pasados seis meses de la crisis (se refieren a la colisión del 29 de septiembre), no hay ninguna señal positiva para las dificultades enfrentadas por los Controladores de Tráfico Aéreo. Al contrario, las mismas se agravaron.
Como si no bastasen las dificultades de orden técnico-laboral, somos también acusados de saboteadores, en un intento de encubrir las fallas de gestión del sistema... NUNCA hubo acto de sabotaje de parte de ese profesional que trabaja para proveer seguridad y no actos
de terrorismo»
La huelga expresa la indignación de los controladores aéreos ante la respuesta del gobierno y alto mando militar: «La represalia del alto mando militar contra los sargentos controladores ha generado tal insatisfacción que no soportaremos callados en medio de tanta injusticia e impunidad a los verdaderos responsables del caos».
Pero también esta huelga deja al desnudo toda la hipocresía del conjunto de la burguesía brasileña y su complicidad en la crisis del transporte aéreo, tanto la de izquierda ahora en el gobierno como la de derecha.
Ésta última, que se aprovecha de la situación para denunciar la incapacidad del gobierno Lula, intenta ocultar que el deterioro del sistema de control aéreo es de vieja data, mucho antes de venir Lula al poder; y que el aumento desenfrenado de la competencia entre las líneas aéreas, la política de disminución de gastos, la sobreventa de boletos y el incremento de vuelos, lleva al sistema de control aéreo a operar en condiciones extremas.
Por su parte, el gobierno Lula tiene una alta cuota de responsabilidad, ya que es harto conocido que éste en vez de atender las necesidades operacionales que benefician al conjunto del sistema (y la población), le ha dado prioridad a las inversiones del Grupo de Transportes Especiales (GTE), que atiende al Airbus presidencial y los vuelos de los altos jerarcas del gobierno, civiles y militares.
La acción de los trabajadores ha puesto el dedo en la llaga. Ha hecho pública una situación que permanecía oculta o era tergiversada para el conjunto de los trabajadores del sector aéreo, los pasajeros y la población en general. En este sentido, esta huelga, corta, pero de amplio impacto, es una manifestación de solidaridad de los controladores aéreos, con los otros trabajadores del sector y con la población que puede llegar a ser afectada por los accidentes aéreos. Es una expresión, de que el proletariado, con su lucha conciente, politizada y organizada, tiene la capacidad de realizar acciones efectivas contra el capital a favor del trabajo y el conjunto de la sociedad; que él tiene medios para superar la impotencia y frustración a que nos somete la burguesía, debido a su incapacidad expresada en el abandono de los servicios públicos y de cualquier otro tipo.
Gobierno y sindicatos fueron sorprendidos por esta acción de los trabajadores
Tanto el gobierno como los sindicatos fueron sorprendidos y desbordados por los acontecimientos. Las autoridades de la Aeronáutica pensaron que los controladores retrocederían ante las amenazas de encarcelamiento y de aplicación de la disciplina militar. Tales medidas sólo hicieron radicalizar el movimiento: los controladores toman la decisión de paralizar la casi totalidad del servicio a las 18:50 del viernes 30, presionando al gobierno a la negociación. Ante la radicalización de un movimiento que podía traer consecuencias impredecibles, tuvo que intervenir el propio Lula (quien se encontraba volando en su confortable Airbus, rumbo a verse con su colega Bush), haciendo uso de su vieja experiencia de “apaga fuegos” de las luchas obreras, aprendida cuando emergía como líder sindical en el ABC de Sao Paulo. No fue por “democratismo”, ni por ser un “presidente obrero” como Lula forzó a las altas cúpulas de la Fuerza Aérea Brasileña a negociar con los huelguistas junto con representantes del ejecutivo, sino gracias a su pasado de sindicalista, agente del estado capitalista en el medio obrero. Comprendió que los trabajadores estaban decididos a llevar el conflicto hasta sus últimas consecuencias; bien sabe que cuando se manifiesta la cólera de
los trabajadores, ésta puede expandirse como la pólvora. La intervención del ejecutivo se debió fundamentalmente a la presión de los propios trabajadores.
Por otra parte, tanto Lula como la alta cúpula militar, son conscientes del malestar reinante en la propias Fuerzas Armadas, donde tanto oficiales como sargentos perciben salarios de hambre. Los controladores aéreos, que tienen una alta cualificación técnica, y salarios importantes en otras partes del mundo, apenas llegan a percibir unos 1400 Reales (alrededor de $700 americanos), equivalente a 4 salarios mínimos oficiales. Así mismo, éstos altos jerarcas del estado burgués, eran concientes de que la Fuerza Aérea no tiene la capacidad inmediata de sustituir a los controladores aéreos.
En las declaraciones de los sindicatos se puede percibir claramente su fuerte intención de condenar el movimiento. Si no lo hicieron abiertamente, fue sólo para no desacreditarse ante la clase obrera que apoyaba totalmente a los controladores. El “Sindicato Nacional dos Trabalhadores de Proteção ao Vôo” (SNTPV) que agrupa a los controladores civiles, se vio forzado a publicar el manifiesto en su web en Internet, sin brindar apoyo al movimiento. Su presidente Jorge Botelho, para intentar dividir a los controladores, declaraba que «el manifiesto había sido firmado sólo por los controladores militares», cuando los controladores civiles también se habían sumado a la huelga, a pesar de la oposición del sindicato. Por su parte, la “Associação Brasileira dos Controladores de Tráfego Aéreo” (Abcta), tuvo el descaro de publicar una nota donde declaraba que debido a la falta de atención del gobierno, ya no iba a «actuar para reprimir cualquier movilización del sector». Por su parte, los sindicatos de otros sectores del servicio aéreo, controlados por el PT, se cuidaron de no pronunciarse para no molestar a su jefe mayor, de viaje a Washington. Sabemos que en el fondo, los otros trabajadores del sector están con los controladores, a pesar de la sobrecarga de trabajo que les causó la huelga.
¿Cuáles son las enseñanzas
de estas luchas?
El explosivo movimiento de los controladores nos muestra que ni las bayonetas ni los sindicatos, estén controlados por partidos y gobiernos de derecha o de izquierda, van a aplacar la lucha del proletariado. Esta lucha muestra que la izquierda del capital, comandada por Lula, ha logrado posponer las luchas obreras, pero éstas no han desaparecido. A pesar de la acción antiobrera del PT y la CUT, el proletariado brasileño sigue vivo.
En este sentido, las reformas
laborales promovidas por el gobierno Lula, es posible que causen algunas reacciones en el proletariado brasileño[3] .
Una gran enseñanza que deja esta lucha es que a nivel de los trabajadores, no existen sectores privilegiados o “aristócratas” que puedan escapar a los efectos de la crisis capitalista; la clase obrera en su conjunto se ve sometida a los embates de la crisis. Los controladores aéreos, a pesar de ser un sector altamente cualificado y de ser no militarizado, están sujetos a condiciones de trabajo extremas y de riesgo, como lo están muchos obreros y técnicos cualificados en otras áreas de la producción y los servicios. Otra enseñanza de esta lucha, es que sectores claves del proletariado son conscientes de que tienen los medios para hacer frente a la represión del estado, tanto militar como sindical.
Sin embargo, hay muchas ilusiones y trampas alrededor de este movimiento:
-Por una parte, puede sembrarse la ilusión que la situación de los controladores aéreos de Brasil va a cambiar por el hecho de no estar militarizados. La burguesía es conciente de lo estratégico de este servicio. Por ello, aunque no esté militarizado en la mayoría de los países, está sujeto a un régimen casi militarizado y a fuertes medidas de control por parte del estado.
-el manifiesto expresa ciertas ilusiones de los trabajadores en la “apertura democrática” del gobierno y de su “transparencia”: «Brasil vive momentos inéditos de democracia y transparencia con el rescate de los valores de la ética, del respeto, con los asuntos públicos». Los trabajadores no deben dejarse deslumbrar por las palabras bonitas de la izquierda. Ésta es la izquierda del capital, y como tal hace uso de la hipocresía de la clase burguesa. Tanto unos como otros sustentan la democracia burguesa, mecanismo político-ideológico mediante el cual la burguesía mantiene la dictadura del capital contra el trabajo.
-la no militarización del sector abre las puertas a la sindicalización. La huelga de los controladores plantea de la manera mas clara la necesidad de los sindicatos para la burguesía, como órganos de control contra los conflictos de los trabajadores. Debido a estar bajo disciplina militar, los controladores no han tenido otro camino que oponerse de manera directa y abierta al estado. La burguesía necesita de los sindicatos para enfrentar a los trabajadores, ya que son las fuerzas que por más de un siglo han servido para amortiguar, desviar y enfrentar las luchas. En este sentido, ante el desprestigio de la CUT, vendrán a jugar su papel de “bomberos” de las luchas obreras los “nuevos” sindicatos controlados por las fuerzas “anti-Lula” más a la izquierda.
Perspectivas
Las lecciones de este movimiento se ubican en una perspectiva mas amplia que no sólo abarca a los controladores aéreos, sino que incumbe al proletariado en su conjunto.
En primer lugar, la lucha de los controladores expresa el descontento reinante en el seno del proletariado brasileño ante los embates de la crisis descargada sobre sus espaldas, antes por los gobiernos de derecha, ahora por el de izquierda de Lula. En este sentido, no hay diferencia desde el punto de vista de los intereses del proletariado, entre tener un gobierno de izquierda (así se sea de corte radical como el trotskismo) y el de derecha. Pero lo más significativo de esta lucha es la capacidad de respuesta del proletariado ante los embates del capital. Los controladores han mostrado que sí hay salida.
También la lucha de los controladores ha mostrado que la fuerza del proletariado no es sólo cuantitativa, sino también cualitativa. Los controladores, a pesar de no pasar de 3 mil, debido a su alto nivel de solidaridad, a su organización y politización, y por que tenían el apoyo implícito de sectores importantes de la clase obrera, lograron enfrentar al mayor estado de América del Sur.
CCI
04-04-07
[1] Los controladores aéreos en Brasil, en su gran mayoría son funcionarios militares con el rango de sargento. De un total de 2.289 controladores, sólo 154 son civiles.
[2] El texto completo del manifiesto de los controladores se puede leer en el site del “Sindicato Nacional dos Trabalhadores de Proteção ao Vôo” (SNTPV), www.sntpv.com.br/principal.php [8], que agrupa sólo a los controladores aéreos civiles. El sindicato, pese a no brindar apoyo a la huelga, se vio forzado a publicar el manifiesto debido a la contundencia del movimiento.
[3] El gobierno promueve una reforma legislativa en materia sindical y laboral, supuestamente como una forma de “generar empleos”. En realidad las reformas, que “flexibilizan” la relación laboral, acentuarán la precarización del proletariado brasileño, a favor del capital nacional.
¡Plomo, metralla, cárcel!: Esa es la respuesta del Frente Popular a los obreros de Barcelona
que han osado resistir el ataque capitalista.
El 19 de Julio los proletarios de Barcelona, con sólo sus puños desnudos, aplastaron el ataque de los batallones de Franco, armados hasta los dientes. Ahora, en las jornadas de Mayo de 1937, cuando sobre los adoquines han caído muchas más víctimas que cuando en Julio rechazaron a Franco, ha sido el gobierno antifascista -incluyendo hasta los anarquistas y del que el POUM es indirectamente solidario- quien ha desencadenado la chusma de las fuerzas represivas contra
los trabajadores.
El 19 de Julio, los proletarios de Barcelona son una fuerza invencible. Su lucha de clase, liberada de las ataduras del Estado burgués, encuentra eco en los regimientos de Franco, los desagrega y despierta el instinto de clase de los soldados: es la huelga la que encasquilla los fusiles y cañones de Franco y rompe su ofensiva.
La historia sólo registra intervalos fugaces durante los cuales el proletariado puede adquirir su total autonomía respecto al Estado capitalista. Pocos días después del 19 de Julio, el proletariado catalán llega a la encrucijada: o se decide por entrar en la fase superior de su lucha con la finalidad de destruir el Estado burgués, o permite que el capitalismo reconstituya las mallas de su aparato de dominación. En ese preciso momento de la lucha, cuando el instinto de clase ya no es suficiente y en el que la conciencia se transforma en factor decisivo, el proletariado no puede vencer sino a condición de disponer del capital teórico, paciente y encarnizadamente acumulado por sus fracciones de izquierda, transformadas en partidos por la fuerza de los acontecimientos. Si hoy en día, el proletariado español vive sumergido en tal tragedia, la causa es su falta de madurez para forjar su partido de clase: el único cerebro que le puede dar la fuerza de vivir.
En Cataluña, desde el 19 de Julio, los obreros crean de modo espontáneo, en su propio terreno de clase, los órganos autónomos de su lucha, pero, inmediatamente, surge el angustioso dilema: comprometerse a fondo en la batalla política para la destrucción del Estado capitalista y completar de ese modo los éxitos económicos y militares, o dejar en pie la máquina opresora del enemigo y permitirle, entonces, desnaturalizar y liquidar las conquistas obreras.
Las clases luchan con los medios que les vienen impuestos por las situaciones y el grado de tensión social. Ante un incendio de clase, el capitalismo no puede ni siquiera pensar en recurrir a los métodos clásicos de la legalidad. Lo que lo amenaza es la independencia de la lucha proletaria que condiciona la otra etapa revolucionaria hacia la abolición de la dominación burguesa. Por consiguiente, el capitalismo debe rehacer la malla de su control sobre los explotados. Los hilos de esa malla que antes eran la magistratura, la policía, las prisiones, se transforman, en la situación extrema de Barcelona, en los Comités de Milicias, las industrias socializadas, los sindicatos obreros gerentes de los sectores esenciales de la
economía, etc.
Así, en España, la Historia plantea nuevamente el problema que, en Italia y en Alemania, había sido resuelto mediante el aplastamiento del proletariado: los obreros conservan para su clase los instrumentos que se han creado en el ardor de la lucha, a condición que los orienten contra el Estado burgués. Los obreros están armando a sus futuros verdugos si, faltándoles la fuerza para destruir al enemigo, se dejan entrampar nuevamente en la red de su dominación.
La milicia obrera del 19 de Julio es un organismo proletario. La «milicia proletaria» de la semana siguiente es un organismo capitalista adaptado a la situación del momento. Y para realizar su plan contrarrevolucionario, la burguesía puede contar con los Centristas, los Socialistas, la CNT, la FAI, el POUM, ya que todos hacen creer a los obreros que el Estado cambia de naturaleza cuando el personal que lo dirige cambia de color. Disimulado en los pliegues de la bandera roja, el capitalismo afila pacientemente la espada de la represión que, el 4 de Mayo, está ya preparada por todas las fuerzas que, el 19 de Julio, habían roto el espinazo de clase del proletariado español.
El hijo de Noske y de la Constitución de Weimar es Hitler; Mussolini es el hijo de Giolitti y del «control de la producción»; el hijo del frente antifascista español, de las «socializaciones», de las «milicias proletarias», es la matanza de Barcelona del 4 de Mayo de 1937.
Y, solo, el proletariado ruso replicó a la caída del zarismo con el Octubre de 1917, porque solo, logró construir su partido de clase a través del trabajo de las fracciones de izquierda.
Fue a la sombra de un gobierno del Frente Popular como Franco pudo preparar su ataque. Fue a través del camino de la conciliación como Barrios intentó formar, el 19 de Julio, un ministerio que pudiera realizar el programa conjunto del capitalismo español, bajo la dirección de Franco o bajo la dirección mixta de la derecha y la izquierda fraternalmente unidas. Pero la revuelta obrera de Barcelona, de Madrid, de Asturias, obligó al capitalismo a desdoblar su Ministerio, a distinguir claramente las funciones unidas por la indisoluble solidaridad de clase, entre el agente republicano y el agente militar.
Allí donde Franco no logró imponer su victoria inmediata, el capitalismo llama a los obreros para que le sigan en «la lucha contra el fascismo». Sangrienta emboscada que los obreros han pagado con millares de cadáveres al creer que, bajo la dirección del gobierno republicano, podrían aplastar al hijo legítimo del capitalismo: el fascismo. Partieron hacia los collados de Aragón, las montañas del Guadarrama y de Asturias, para luchar en favor de la victoria de la guerra antifascista.
Todavía una vez más, como en 1914, la hecatombe del proletariado es el camino por el que la Historia subraya en caracteres sangrientos la oposición irreductible entre Burguesía y Proletariado.
¿Fueron los frentes militares una necesidad impuesta por la situación? ¡No! ¡Fueron una necesidad para el capitalismo con la finalidad de sitiar y destruir a los obreros! El 4 de Mayo de 1937 es la prueba evidente de que, después del 19 de Julio, el proletariado tenía que combatir contra Companys y Giral, al igual que contra Franco. Los frentes militares no podían sino cavar la tumba de los trabajadores porque representan los frentes de la guerra del capitalismo contra el proletariado. Contra esa guerra, los proletarios españoles, al igual que sus hermanos rusos que les dieron el ejemplo de 1917, sólo podían replicar desarrollando el derrotismo revolucionario en los dos campos de la burguesía; el republicano y el «fascista». Transformando la guerra imperialista en guerra civil con la finalidad de lograr la destrucción total del Estado burgués.
La fracción italiana de izquierda ha estado apoyada únicamente, en su trágico aislamiento, por la corriente solidaria de la Liga de los Comunistas Internacionalistas de Bélgica, que acaba de fundar la fracción belga de la izquierda comunista internacional. Sólo esas dos corrientes han dado la alarma mientras que se proclamaba, por todas partes, la necesidad de salvaguardar las conquistas de la Revolución, de vencer a Franco para mejor derrotar a Largo Caballero en una segunda etapa.
Los últimos sucesos de Barcelona confirman trágicamente nuestra tesis inicial y demuestran la crueldad, sólo igual a la de Franco, con la que el Frente Popular, flanqueado por los anarquistas y el POUM, se ha abatido sobre los obreros insurrectos del 4 de Mayo.
Las vicisitudes de las batallas militares han sido otras tantas ocasiones por parte del Gobierno republicano para reforzar su dominio sobre la clase oprimida. No habiendo una política proletaria de derrotismo revolucionario, tanto los éxitos como las derrotas militares del ejército republicano, han sido únicamente las etapas de la sangrienta derrota de clase de los obreros. En Badajoz, en Irún, en San Sebastián,... la República del Frente Popular aporta su contribución a la matanza concertada del proletariado, al mismo tiempo que aprieta las filas de la Unión Sagrada, ya que es necesario un ejército disciplinado y centralizado para ganar la guerra antifascista. La resistencia de Madrid facilita, por el contrario, la ofensiva del Frente Popular capaz ahora de deshacerse de su criado del día anterior, el POUM, para mejor preparar el ataque del 4 de Mayo.
De manera paralela, en todos los países, la guerra de exterminio llevada a cabo por el capitalismo español, alimenta la represión burguesa internacional, y los asesinatos fascistas y «antifascistas» de España acompañan a los asesinatos de Moscú y de Clichy. También los traidores reúnen a los obreros de Bruselas alrededor del capitalismo democrático, sobre el ara sangrienta del antifascismo, en el momento de las elecciones del 11 de Abril de 1937.
«Armas para España»: ese ha sido el principal eslogan que ha resonado en los oídos de los proletarios. Armas que han disparado contra sus hermanos de Barcelona. La Rusia Soviética, al colaborar en el aprovisionamiento de armas para la guerra antifascista, también ha servido al entramado capitalista para la reciente carnicería. A las órdenes de Stalin, el cual despliega su rabia anticomunista el
3 de Marzo, el PSUC de Cataluña toma la iniciativa de la matanza.
Otra vez, como en 1914, los obreros se sirven de las armas para matarse los unos a los otros, en vez de utilizarlas para la destrucción del régimen de opresión capitalista.
Los obreros de Barcelona han tomado nuevamente, el 4 de Mayo de 1937, el camino que iniciaron el 19 de Julio, y del que el capitalismo los había podido separar apoyándose en las múltiples fuerzas del Frente Popular. Provocando la huelga por todos lados, incluso en los sectores presentados como «conquistas de la revolución», se han enfrentado contra el bloque republicano-fascista del capitalismo. Y el gobierno republicano ha respondido con el mismo salvajismo con el que actuó Franco en Badajoz e Irún. Si el Gobierno de Salamanca no ha explotado esta conmoción del frente de Aragón para impulsar un ataque es porque ha intuido que su cómplice de izquierda ejecutaba admirablemente su papel de verdugo del proletariado.
Agotado por diez meses de guerra, de colaboración de clase, de la CNT, de la FAI, del POUM, el proletariado catalán acaba de sufrir una terrible derrota. Pero esa derrota también es una etapa con vistas a la victoria de mañana, un momento de su emancipación, porque significa el acta de defunción de todas las ideologías que habían permitido al capitalismo la preservación de su dominio, a pesar del sobresalto enorme del 19 de Julio.
¡No! Los proletarios caídos el 4 de Mayo no pueden ser reivindicados por ninguna de las corrientes que, el 19 de Julio, los impulsaron fuera de su terreno de clase para precipitarlos en el abismo del antifascismo.
Los proletarios caídos pertenecen al Proletariado y sólo al Proletariado. Representan las membranas
del cerebro de la clase obrera mundial, del partido de clase de la revolución comunista.
Los obreros del mundo entero se inclinan ante todos los muertos y reivindican sus cadáveres contra todos los traidores, tanto los de ayer como los de hoy. El proletariado del mundo entero saluda a Berneri como uno de los suyos y su inmolación en aras del ideal anarquista es asimismo una protesta contra una escuela política que se ha derrumbado durante los acontecimientos de España: porque la policía ha repetido en el cuerpo de Berneri, la hazaña que Mussolini logró en el cuerpo de Matteotti
¡Bajo la dirección de un gobierno con participación anarquista!
La carnicería de Barcelona es el signo precursor de represiones todavía más sanguinarias contra los obreros de España y del mundo entero. Pero también es el signo precursor de las tempestades sociales que, mañana, se desatarán contra el mundo capitalista.
El capitalismo, en sólo diez meses, ha tenido que agotar los recursos políticos con los que contaba para dedicarse a demoler al proletariado, poniendo obstáculos al trabajo que éste cumplía para fundar su partido de clase, arma para su propia emancipación y para la construcción de la sociedad comunista. Centrismo[1]y Anarquismo, uniéndose a la Socialdemocracia, han alcanzado el término de su evolución en España, del mismo modo en que la guerra redujo al estado de cadáver a la Segunda Internacional, después de 1914.
En España, el capitalismo ha provocado una guerra de dimensiones internacionales: la guerra entre fascismo y antisfascismo que, a través de la forma extrema de la lucha armada, anuncia una tensión aguda de las relaciones de clases en la arena internacional.
Los muertos de Barcelona desbrozan el terreno para la construcción del partido de la clase obrera. Todas las fuerzas políticas que han llamado a los obreros a la lucha en favor de la revolución comprometiéndolos en una guerra capitalista, todas sin excepción han cambiado de trinchera y, ante de los obreros del mundo entero se abre el horizonte luminoso en el que los obreros de Barcelona han escrito, con su propia sangre, la lección de clase ya trazada por la sangre de los muertos de 1914-1918: La lucha de los obreros es proletaria sólo a condición de dirigirse contra el capitalismo y su Estado; sirve los intereses del enemigo si no se dirige contra éste a cada momento, en todos los campos, en todos los organismos proletarios que las situaciones hacen nacer.
El proletariado mundial luchará contra el capitalismo incluso cuando éste pase a la etapa de represión de sus criados de ayer. Porque es la clase obrera, y jamás su enemigo de clase, quien tiene la responsabilidad de ajustar cuentas a los que han expresado un momento de su lucha para la emancipación de la esclavitud capitalista.
La batalla infernal que el capitalismo español ha iniciado contra el proletariado abre un nuevo capítulo internacional de la vida de las fracciones de todos los países. El proletariado mundial, que debe continuar su lucha contra los «constructores» de Internacionales artificiales, sabe que sólo puede fundar la Internacional proletaria a través de la conmoción mundial de la relación de clases que abra el camino de la Revolución comunista, y únicamente de esta manera. Ante el frente de la guerra de España, que anuncia la aparición de tormentas revolucionarias en otros países, el proletariado mundial siente
que ha llegado el momento de
anudar los primeros lazos internacionales de las fracciones de la izquierda comunista.
¡Proletarios de todos
los países!
¡Vuestra clase es invencible; significa el motor de la evolución histórica: la prueba la constituyen los acontecimientos de España, ya que es vuestra clase, únicamente, la que representa el centro neurálgico de una lucha que convulsiona el mundo entero!
¡No debe ser la derrota la que os descorazone: de esa derrota sacareis las enseñanzas para vuestra victoria de mañana!
¡Apoyaos en vuestras bases de clase, reconstruid vuestra unidad de clase más allá de las fronteras, contra todas las mistificaciones del enemigo capitalista!
¡En pie para la lucha revolucionaria en todos los países!
¡Vivan los proletarios de Barcelona que han girado una nueva página sangrienta en el libro de la Revolución Mundial!
¡Adelante, para la construcción del Buró Internacional de las fracciones para la promoción de la formación de fracciones de izquierda en todos los países!
¡Levantemos el estandarte de la Revolución Comunista, que los verdugos fascistas y antifascistas no puedan impedir a los proletarios vencidos que los transmitan a sus herederos de clase!
¡Seamos dignos de nuestros compañeros caídos!
¡Viva la Revolución Comunista en el mundo entero!
La Fracción Belga e Italiana de la Izquierda Comunista Internacional. Mayo 1937
1. BILAN llamaba “centristas” a los partidos comunistas ya degenerados y pasados al campo del capital.
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/tag/geografia/francia
[2] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/espana
[3] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/lucha-de-clases-0
[4] https://es.internationalism.org/tag/geografia/africa
[5] https://libcom.org/article/egyptian-textile-workers-confront-new-economic-order
[6] https://es.internationalism.org/tag/geografia/oriente-medio
[7] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/lucha-de-clases
[8] http://www.sntpv.com.br/principal.php
[9] https://es.internationalism.org/tag/geografia/america-central-y-sudamerica
[10] https://es.internationalism.org/tag/acontecimientos-historicos/espana-1936