Trajes nuevos al servicio del emperador capitalista

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De creer el bombardeo mediático que llevan machacándonos en los últimos meses estaríamos en puertas de un terremoto que transformaría de arriba abajo el escenario tradicional de los últimos 30 años en que PP y PSOE se turnaban plácidamente al frente del gobierno sin que nadie les hiciera sombra. Ese tablero político se vería ahora perturbado por la irrupción de las “fuerzas emergentes”, y en especial la más novedosa de ellas: Podemos. Pero Podemos no representa ninguna novedad. 

Su programa político y su ideología son los clásicos de los regímenes stalinistas[1], defendidos por los P”C” (en realidad furiosamente anticomunistas) y sus acólitos izquierdistas de todo pelaje (trotskistas, sindicalistas de base, movimientos antiglobalización…)[2] que sostienen esta pantomima de la “nueva política”. Lo específico de Podemos, lo que justifica el apoyo que le ha prestado el capitalismo español, es que las huestes de Iglesias tienen una misión especial, muy importante para la burguesía española y también mundial: borrar las huellas del movimiento 15 M que sacudió las calles hace ahora 4 años y medio.

El “orgullo de España” de Iglesias contra el internacionalismo del 15M

Hace 4 años, grandes multitudes ocuparon calles y plazas no solamente en España sino igualmente en Grecia, Estados Unidos, Israel etc., «El movimiento de indignación se ha extendido internacionalmente. Ha surgido en España donde el gobierno socialista adoptó uno de los primeros y más draconianos planes de austeridad; en Grecia, símbolo de la crisis de la deuda soberana; en Estados Unidos, templo del capitalismo mundial; en Egipto e Israel situados en cada uno de los frentes del peor y más enquistado conflicto imperialista, el de Oriente Medio»[3] Hubo intentos, aún muy tímidos y embrionarios, de solidaridad internacional, «En España la solidaridad con los trabajadores en Grecia se expresó gritando “Atenas aguanta, Madrid se levanta”. Los huelguistas de Oakland (USA, noviembre 2011) decían “Solidaridad con el movimiento de ocupaciones a nivel mundial”. En Egipto se acordó la Declaración de El Cairo en apoyo al movimiento en Estados Unidos. En Israel se gritaba “Netanyahu, Mubarak, El Assad, son lo mismo” y se tomaba contacto con trabajadores palestinos» (ídem).

El internacionalismo que se vio latir, aún de forma embrionaria, en los momentos más álgidos del movimiento de los Indignados es algo peligrosísimo para la burguesía, pues esta justifica su dominación sobre el proletariado en la existencia de una supuesta comunidad de intereses entre los explotadores y los explotados de cada país. Así, desde sus orígenes, Podemos se ha caracterizado por lo que ellos llaman un discurso “transversal”, es decir dirigido tanto a los “desfavorecidos” como a los empresarios a los que, desde luego, no ha dejado de lanzar mensajes tranquilizadores. Pero esa supuesta comunidad es la que invocó el partido hermano de Podemos, el Syriza griego, para justificar su acatamiento a las exigencias de la Comunidad Europea que supusieron un redobla miento a los ataques a las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores griegos. En vez de solidarizarse con las víctimas, los Iglesias, Errejón, etc.se solidarizaron con el verdugo Tsipras.

En esa escalada patriotera, los “podemitas” llegan incluso a distanciarse de las propuestas de enviar tropas a las zonas ocupadas por el ISIS en Siria e Irak invocando que “podrían morir- hemos visto que frente al llamamiento del primero de enviar tropas a los lugares ocupados por ISIS (Siria e Irak) el segundo ha respondido que “pueden morir soldados españoles”. El “argumento” del señor de la coleta es muy incisivo, muy eficaz para inyectarnos en vena el nacionalismo, invitando a encerrarnos en el estrecho y endogámico mundillo de “la nación española”. ¿Qué mueren obreros y campesinos sirios e iraquíes? ¿Qué la población de Rakka –capital del califato ISIS- es sometida al triple terror de sus “gobernantes islámicos”, los bombardeos de Rusia, USA y Francia y los de las milicias de El Assad? ¿Qué en estos territorios se están convirtiendo en un agujero negro donde es imposible simplemente vivir? ¡Nada de eso debe importarnos según la filosofía nacional del señor Iglesias! ¡Lo único que debe importarnos es si algún compatriota muera allá! Será por eso que los “podemitas” se han adherido como “observadores” (¿?) al pacto antiyihadista suscrito por los invasores de Irak (PP), los invasores de Afganistán (PSOE) y los aspirantes de invadir cualquier cosa con tal de que se haga con la rojigualda por delante (Ciudadanos). Será por eso que Podemos ha garantizado a Rajoy todo el respaldo que necesite para hacer frente a los ataques terroristas como el sufrido recientemente por la de Kabul.

Si meten nuestros sueños en sus urnas, … será una pesadilla

Una de las consignas más reproducidas durante el 15-M fue el “Nuestros sueños no caben en vuestras urnas”. En efecto el movimiento de los Indignados surgió con un fuerte componente de contestación a la política burguesa, a las elecciones[4], etc. En los movimientos de 2011 empezó a darse con grandes debilidades y vacilaciones un hecho que hoy, cuatro años después, nos parece insólito: “los trabajadores, los explotados, a los que se pinta como unos fracasados indolentes incapaces de tener iniciativas ni de hacer nada en común, han podido unirse, compartir iniciativas y romper la pasividad agobiante a la que nos condena la normalidad cotidiana de este sistema. Se ha dado los primeros pasos para que aparezca una verdadera política de la mayoría, alejada del mundo de intrigas, mentiras y turbias maniobras que caracteriza la política dominante. Una política que aborda todos los sujetos que nos afectan, no solo la economía o la política, sino igualmente la destrucción del medio ambiente, la ética, la cultura, la educación o la sanidad” (ídem).

La política burguesa preconiza por el contrario que cada uno de nosotros se encierre en sí mismo, que se vea –absurdamente– “soberano” frente a unos problemas que tienen causas y carácter social y que delegue la solución de ellos en el acto individual del voto a unos políticos profesionales, lo que a la larga se traduce en una mayor atomización y resignación. La trayectoria de Podemos es muy significativa. En sus inicios y para reforzar su visualización la “continuación” del 15-M, plagiaron como simple atrezzo las asambleas y los debates públicos para comprender las causas de nuestros sufrimientos, las posibles alternativas, etc. Hoy las “asambleas” de Podemos se han convertido en un “navajeo” indisimulado entre las distintas obediencias en concurrencia por los puestos en las listas electorales[5]. Otro tanto ha sucedido con los debates, reducidos hoy a la aprobación de la lista de recetas propugnada como programa electoral, y que serán moduladas a discreción en función de las necesidades electorales de Iglesias y su gang.

¿Y para qué sirve Podemos pues?

La organización “interna” de Podemos no es contradictoria con su función como quieren hacernos creer los representantes del ala crítica de dicha formación. Es, en realidad, plenamente congruente con la misión encargada por la burguesía a dicho partido: convencer a los trabajadores que todo movimiento de protesta, que todo cuestionamiento de los cauces establecidos por el Estado democrático para expresar – en su forma domada, o sea el pataleo - la indignación ante el futuro que nos depara el capitalismo, está destinada a morir en esos mismos cauces. Que es inútil pensar en luchar contra el sistema, porque el sistema capitalista acaba recuperándolo todo en una versión aún más grotesca que la original.

El movimiento de los Indignados en España, como el que meses después surgió en EEUU o en Israel, como otras expresiones de hartazgo de este sistema capitalista que convierte a los seres humanos en meras mercancías no consiguieron superar todo el entrampado que les tendió el Estado burgués, y especialmente sus organizaciones más dedicadas al sabotaje de todo movimiento de cuestionamiento del capitalismo. Lo cual no quiere decir que la posibilidad de una reflexión, de una búsqueda de las lecciones del porqué del agotamiento de esos movimientos no figure –aún en forma latente– como un proceso potencial de la actual situación. Los estímulos para dicha reflexión no van a faltar. El capitalismo se adentra cada vez más en el abismo de la miseria creciente de enormes masas de población, de multiplicación de focos de guerra y terror, de esparcimiento de los escenarios de la catástrofe ecológica. La clase explotadora necesitará siempre, y estará dispuesta a remunerar generosamente, a quién vaya proclamando por las calles que el rey no está desnudo, que sólo necesita nuevos ropajes, como los que ellos mismos, como Podemos, como la nueva izquierda en Gran Bretaña, está dispuestos a fabricarle.

Paolo, 13 de diciembre 2015


[1] Tal y como denunciamos en nuestro anterior número de Acción Proletaria. Ver /cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista

[2] De hecho gran parte de la mano de obra de la formación “podemita” está constituida por militantes de la llamada Izquierda Anticapitalista forjada con los detritus de las organizaciones izquierdistas de los años 80, y la enésima escisión “por la izquierda” del P”C”E.

[3] De nuestra hoja internacional de balance de los movimientos de 2011 De la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3349

[4] No en vano las asambleas en las plazas desafiaron descaradamente la orden de disolverse en la “jornada de reflexión” del 21 de Mayo.

[5] De los 380 mil simpatizantes de Podemos sólo el 15% tomo parte en las elecciones primarias y apenas el 4% se implicó en la adopción del programa electoral.

 

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